Sacro Imperio Romano Germánico

Resumen del Sacro Imperio Romano Germánico

  • Fecha: 9621806.
  • Época histórica: Edad Media, Edad Moderna, Edad Contemporánea.
  • Lugar: Europa Occidental y Centroeuropa.
  • Capitales: Ratisbona, Viena, Wetzlar.
  • Superficie: de 470.000 a 540.000 km².
  • Gobierno: monarquía.
  • Religión: catolicismo, luteranismo, calvinismo.
  • Idiomas principales: latín, lenguas germánicas occidentales.
  • Población: de 2.345.000 (año 800) a 26.265.000 habitantes (año 1806).
  • Moneda: pfennig.
  • Hechos importantes: coronación de Carlomagno (800) / Coronación de Otón I y creación del Sacro Imperio Romano Germánico (962) / Inicio de la dinastía salia con el reinado de Conrado II (1024) / Inicio de la querella de las investiduras (1075) / Bula de Oro (1356) / Reforma imperial (1495) / Paz de Augsburgo (1555) / Paz de Westfalia (1648) / Abdicación de Francisco II y supresión del Sacro Imperio Romano Germánico (1806).

El Sacro Imperio Romano Germánico, también llamado Primer Reich o Imperio antiguo, es el nombre con el que se conoce a la agrupación política que se extendió por gran parte de Europa Occidental y Europa Orientalincluyendo, incluso, al Reino de Castilla y Aragón y sus colonias americanas durante 38 años desde el 2 de febrero de 962 hasta el 6 de agosto de 1806.

Su historia es una de las más complejas de la Era común, pues se relaciona y participa de casi todos los acontecimientos históricos europeos relevantes de la Edad Media, la Edad Moderna e inicios de la Edad Contemporánea.

Así pues, es la intención de este artículo exponer la historia del Sacro Imperio Romano Germánico, haciendo un repaso histórico de cada una de sus etapas, desde el nacimiento del imperio con la coronación de Otón I el Grande hasta la disolución del mismo por decreto de su último emperador, Francisco II.

¿Cuándo comenzó el Sacro Imperio Romano Germánico?

La historia del Sacro Imperio Romano Germánico inicia con el nombramiento de Otón el Grande como Emperador de los Romanos por decreto del papa Juan XII el 2 de febrero del año 962.

No obstante, algunos historiadores consideran que la coronación de Carlomagno como Emperador de los Romanos en la Navidad del año 800, en Roma, fue en realidad el verdadero nacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico.

¿Cuándo terminó el Sacro Imperio Romano Germánico?

El Sacro Imperio Romano Germánico llegó a su fin el 6 de agosto de 1806 en el marco de las guerras napoleónicas.

Su último emperador, Francisco II, decretaría la suspensión del imperio con la finalidad de impedir que Napoleón Bonaparte se apoderase del título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y la legitimidad histórica del mismo.

Ubicación geográfica del Sacro Imperio Romano Germánico

El Sacro Imperio Romano Germánico ocupó los territorios actuales de Alemania, Bélgica, Países Bajos, Suiza, el norte de Italia, Eslovenia, partes de Polonia, República Checa, Austria y las provincias francesas de Alsacia y Lorena.

Mapa del Sacro Imperio Romano Germánico en su máxima extensión a mediados del siglo XIII. Imagen de Wikipedia.

No obstante, durante sus 844 años de existencia, la extensión territorial del mismo cambiaría constantemente.

Causas y origen del Sacro Imperio Romano Germánico

Carlomagno y el Imperio carolingio (9 de octubre del 768 – 28 de enero del 814)

Carlomagno, quien fuese rey de los francos y de los lombardos, y, además, Emperador de los Romanos por decreto del papa León III, fue el responsable de dar vida a uno de los imperios más poderosos de la Edad Media, el Imperio carolingio.

Dicho imperio se extendió por gran parte de Europa Occidental y Europa Central, teniendo durante su apogeo una extensión territorial de 1.112.000 km².

El tamaño del Imperio carolingio era tal que Carlomagno se vería forzado a dividirlo en distritos administrativos o ducados (ducati). Cada ducado poseía su propio gobernador, el duque, cuya función era administrar las tierras del emperador en su nombre (de esta manera, nacería el feudalismo en Europa).

Ludovico Pío, el sucesor de Carlomagno (28 de enero de 814 – 23 de junio de 840)

El 28 de enero del 814, Carlomagno fallecería, quedando su hijo, Ludovico Pío, al mando del Imperio carolingio.

Durante su mandato, Ludovico mantendría intactos casi todos los territorios del imperio que habían sido conquistados por su padre.

Sin embargo, tras su muerte, el 23 de junio del 840, la organización política y territorial del Imperio carolingio cambiaría drásticamente.

El Tratado de Verdún y la división del Imperio carolingio (10 de agosto de 843)

Lotario I, Luis el Germánico y Carlos el Calvo, todos hijos de Ludovico Pío y, por tanto, nietos de Carlomagno; pactarían la división y posterior repartición del Imperio carolingio el 10 de agosto de 843.

De todo ello se dejó constancia en un documento debidamente rubricado por las partes involucradas, el cual sería conocido como el Tratado de Verdún.

Así pues, tras el Tratado de Verdún el Imperio carolingio quedaría divido en tres partes:

  • Frankia Occidental: actual Francia, quedaría bajo el mando de Carlos el Calvo.
  • Lotaringia: se extendía desde los Países Bajos hasta el norte de Italia, incluyendo las regiones de Alsacia, Lorena, Suiza y Borgoña. Sería el reino de Lotario I.
  • Frankia Oriental: la cual, tiempo después, sería llamada Germania, quedaría bajo el mandato de Luis el Germánico.

De Frankia Oriental al nacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico (10 de agosto de 843 – 2 de febrero de 962)

La rama carolingia de Frankia Oriental, que había comenzado con el reinado de Luis el Germánico, se extinguiría con la muerte de Luis IV el Niño en septiembre de 911, manteniéndose vigente por tan solo 68 años.

Tras la muerte de Luis IV el Niño, el duque de Franconia, Conrado I, sería elegido como el máximo soberano de Frankia Oriental, siendo su principal responsabilidad proteger a los germanos ante el inminente ataque de tribus bárbaras.

Ilustración de Conrado I
Ilustración de Conrado I en el Codex Eberhardi (siglo X).

Para ello, Conrado I crearía una Confederación de Ducados (de facto), una especie de territorios libres cohesionados por la figura del rey, es decir, él mismo.

El reinado de Conrado I duraría poco, pues su deseo de querer imponer una autoridad absoluta en Germania le llevaría a luchar contra los ducados de Baviera, Lorena, Sajonia y Suabia, muriendo el 23 de diciembre de 918.

Los nobles germanos se reunirían, una vez más, para designar a un nuevo rey. Enrique I el Pajarero, duque de Sajonia, sería electo como nuevo rey de Germania. De esta manera, nacería la dinastía sajona u otoniana.

Finalmente, el 2 de febrero del año 962, Otón el Grande, hijo de Enrique I el Pajarero, sería proclamado emperador en Roma, de la misma manera que Carlomagno, y con ello se convertiría en el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Etapas del Sacro Imperio Romano Germánico

Dinastía sajona

Otón el Grande, Rex Francorum e Imperator augustus (936973)

Otón, Rex et sacerdos, rey de Frankia oriental

Otón I sería el encargado de dar origen al Sacro Imperio Romano Germánico el 2 de febrero del año 962.

Sin embargo, su historia como rey comenzaría años atrás; específicamente el 2 de julio de 936, fecha en la que se convertiría en el rey de Francia oriental, es decir, Germania, tras la muerte de su padre Enrique el Pajarero, quien había dado inicio a la dinastía otoniana.

El reinado de Otón I era apoyado por gran parte de los duques de Germania, siendo Arnulfo I de Baviera, Hernán I de Suabia, Everardo de Franconia y Gilberto de Lorena, junto a gran parte de la casta eclesiástica germana, los responsables de la coronación de Otón I en Aquisgrán.

A pesar de ello, Otón I afrontaría multiples rebeliones de la nobleza, dentro de las que destaca la rebelión comandada por su propio hermano, Enrique de Baviera.

Años más tarde, Otón I se enfrentaría a su propio hijo, Liudolfo, quien se había enojado con Otón luego de que este tuviese un hijo, Otón II, con Adelaida, la hija del rey burgundio Rodolfo II.

Otón I ganaría la guerra contra su hijo y le perdonaría la vida, no sin antes descartarlo como heredero al trono.

El conflicto con su hijo no acabaría tan pronto, pues este en realidad estaba siendo apoyado por los húngaros, quienes, tras la derrota de Liudolfo, contraatacarían con una invasión.

Sin embargo, ello no sería suficiente para derrotar a Otón I, quien terminaría venciendo a los húngaros en la batalla de Lechfeld en el año 955. Fue precisamente esta última victoria la que le haría merecedor del nombre de Otón el Grande.

Otón el Grande y el papa Juan XII

A inicios del año 961, Otón el Grande emprendería una campaña italiana, respondiendo al llamado del papa Juan XII, quien le había prometido coronarle como Emperador de los Romanos si defendía a Roma del ataque de Berengario II, quien en aquel entonces se encontraba librando una campaña militar en el ducado de Spoleto.

Otón el Grande no solo vencería a Berengario I, sino que, además, anexionaría Italia a Germania, su reino.

Por su parte, el papa Juan XII cumpliría su promesa, coronando a Otón el Grande como Emperador de los Romanos el 2 de febrero del año 962; así nació el Sacro Imperio Romano Germánico.

Otón el Grande, Imperator Augustus Romanorum del Sacro Imperio

El reinado de Otón como Emperador de los Romanos se caracterizó por el uso de obispos, abades y arzobispos como gobernadores de su imperio. Para ello, les dotaría de poder político y el control de muchas de las tierras del Sacro Imperio.

La efectividad de las estrategias políticas de Otón el Grande y el uso de obispos, abades y arzobispos con fines políticos no fueron bien vistas por el papa Juan XII, quien había sido el responsable de coronarle como Emperador de los Romanos años atrás.

Encuentro entre Otón I y Juan XII
Encuentro entre Otón I y Juan XII (ilustración basada en un dibujo de 1450).

Las tensiones entre el papado y Otón el Grande los llevarían a enfrentarse durante varios años mediante el nombramiento de papas y antipapas, respectivamente.

Sin embargo, en el año 966, Otón emprendería una tercera y última campaña en Italia para nombrar a su propio papa y hacer cumplir su voluntad.

Otón el Grande lograría tal proeza, estableciendo el papado de Juan XIII. Sin embargo, tan solo un año después, fallecería en Memleben.

Los últimos otónidas (9731024)

Otón II

En el año 961, Otón II, quien fuese hijo de Otón el Grande, sería nombrado corregente de Francia oriental con sólo seis años de edad.

Curiosamente, seis años después se convertiría en coemperador del Sacro Imperio Romano Germánico. De esta manera, el 7 de mayo de 973, cuando Otón el Grande falleció, Otón II asumiría el título de Emperador de los Romanos sin requerir de elección o coronación.

Otón II continuó con las políticas imperiales y expansionistas de su padre y, si bien lograría liberar a Lorena de la invasión del rey de Francia, Lotario, y, además, someter al ducado de Bohemia y parte de Polonia, moriría, con tan solo 28 años de edad, el 7 de diciembre del 983, al contraer malaria durante una campaña militar que tenía como finalidad conquistar el sur de Italia.

Otón III

La temprana muerte de Otón II traería como consecuencia que su hijo, Otón III, fuese coronado Rex Francorum en Aquisgrán con tan solo tres años de edad; aunque tendría que esperar a cumplir la mayoría de edad (15 años) para poder ejercer su mandato.

El 3 de mayo de 996, Bruno de Carintia, primo de Otón II, sería elegido papa, convirtiéndose así en el primer papa de origen germano de la historia. Ese mismo año, Gregorio V coronaría a Otón II, su primo, como Emperador de los Romanos en Roma.

Otón III fue fuertemente repudiado en Roma, pues los romanos no le querían como emperador e, incluso, lograrían expulsarlo de la ciudad en febrero del 1001.

Aquel acto provocaría la ira de Otón III, quien prometería volver con su ejército y conquistar Roma. No obstante, caería enfermo y moriría el 23 de enero de 1002 sin descendencia alguna.

Enrique II el Santo

Enrique II el Santo, hijo del duque de Baviera Enrique el Pendenciero, se convirtió en el próximo Rex Francorum tras la muerte de su tío, Otón III.

Este emperador, el último de la dinastía otoniana, dedicaría su reinado, principalmente, a llevar el Evangelio a los confines de su reino, combatiendo en el proceso prácticas como la venta de cargos eclesiásticos y el concubinato de clérigos.

En el año 1014, Enrique II el Santo sería coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Roma y, ese mismo año, le pediría al papa Benedicto VIII que el Credo se recitase incluyendo el término Filioque, es decir, que se hiciese énfasis en que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo.

Coronación de Enrique II
Coronación de Enrique II, obra anónima de entre los años 1400 y 1410.

El dogma cristiano de la procedencia dual (Padre-Hijo) del Espíritu Santo era aceptado entre francos y germanos. Sin embargo, ello no era el caso de los cristianos de las Iglesias orientales, quienes afirmaban que el Espíritu Santo solo procedía del Padre.

Esta disputa entre dogmas alcanzaría su punto máximo con la separación de la Iglesia occidental y oriental tras el Gran Cisma ocurrido en 1054.

La dinastía salia y la querella de las investiduras

Conrado II (10241039)

Tras la muerte de Enrique II el Santo, los duques y arzobispos del Sacro Imperio elegirían a Conrado II, bisnieto del duque de Lotaringia Conrado el Rojo, como Rex Francorum en el año 1024; con su llegada al poder, nació la dinastía salia.

En el año 1027, Conrado II viajaría junto a su esposa, Gisela de Suabia, a Roma, ciudad en la que sería coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa Juan XIX.

Por otro lado, mientras Conrado II se encontraba en Roma, se desatarían multiples rebeliones en Germania, todas apoyadas por el autoproclamado rey de Polonia, Boleslao I.

Conrado II se aliaría con el rey de Dinamarca e Inglaterra, Canuto el Grande, contra los insurgentes (Ernesto II de Suabia, el duque Federico II de Alta Lorena y el duque Adalberto de Carintia), a cambio cederle al rey vikingo la marca de Schleswig.

De esta manera, Conrado II lograría restaurar la paz y el orden en Germania.

El reinado de Conrado II se caracterizó por ser particularmente polémico, pues sus decisiones políticas llevarían a un punto crítico las tensiones entre los duques del Sacro Imperio y él mismo como emperador.

Pese a ello, Conrado II continuaría tomando decisiones políticas aún más polémicas, como, por ejemplo, la apropiación del Sacro Imperio del Reino de Arlés, mejor conocido como Borgoña.

Ninguna de las campañas militares emprendidas por Conrado II, ni ninguna conspiración de la nobleza en su contra le harían perder la vida. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la gota, un tipo de artritis que acabaría con la vida del emperador el 4 de junio de 1039.

Enrique III el Negro (10391056)

Tras la muerte de Conrado II, su hijo, Enrique III el Negro, se convertiría en el Rex Francorum y, siete años después, en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico tras ser coronado por el papa Clemente II.

En contraste con el reinado de su padre, el gobierno de Enrique III el Negro sería poco exitoso, al menos en cuanto a sus pretensiones expansionistas, pues los húngaros lograrían vencerle en varias oportunidades bajo el mando de Andrés I de Hungría.

Enrique IV (10561105)

Juventud de Enrique IV y regencia de Inés de Poitou

Cuando tenía tan solo seis años de edad, Enrique IV fue coronado rey de los romanos —título equivalente a Rex Francorum y Rex Teutonicorum utilizado a partir de 1040 para designar al rey de Germania—, pero, debido a que era un niño, su madre asumiría como regente hasta que este cumpliera la mayoría de edad.

Poco tiempo después de ser coronado, Enrique IV sería secuestrado por los obispos Anón de Colonia y Adalberto de Bremen con la excusa de resguardarlo de cualquier peligro y educarle, aunque estos simplemente querían adoctrinarle desde niño para que, cuando alcance la mayoría de edad, les diese aún más poder a los duques y estuviese al servicio de estos, al contrario de sus predecesores.

Reinado de Enrique IV previo a la querella de las investiduras

En el año 1065, con quince años, Enrique IV asumió el control absoluto del Reino de Germania. Era de esperar que, gracias al adoctrinamiento que recibiría por parte de los obispos Anón de Colonia y Adalberto de Bremen, su gobierno otorgara grandes beneficios a los duques y a la Iglesia.

Si bien sería así en un principio, pasado un tiempo, Enrique IV comenzaría a favorecer también a la baja nobleza y a la incipiente clase de la burguesía que recién comenzaba a surgir.

Enrique IV continuaría utilizando a los obispos como herramienta de control político, de la misma manera que lo hicieron sus antecesores.

Para ello, nombraría obispos a voluntad —práctica que recibe el nombre de investidura— y les otorgaría el control de pequeñas tierras dentro de los ducados de Germania. De esta manera, Enrique IV evitaba que los grandes duques acumulasen demasiado poder territorial.

Enrique IV y el inicio de la querella de las investiduras

El nombramiento indiscriminado de obispos con fines políticos e imperiales por parte de Enrique IV desataría la ira de la Iglesia en Roma.

En consecuencia, en el año 1075, el papa Gregorio VII promulgaría el Dictatus Papae, un documento en el cual se establecían las atribuciones del papa y su autoridad suprema en su cualidad de máximo representante de Dios en la tierra.

La promulgación del Dictatus Papae por parte del papa Gregorio VII provocaría el inicio de la querella de las investiduras, el mayor conflicto de la historia entre el Sacro Imperio Romano Germánico y la Iglesia católica.

El Dictatus Papae no agradó en absoluto a Enrique IV, quien respondería deponiendo al papa Gregorio VII durante el Sínodo de Worms del año 1076.

Por su parte, el papa Gregorio VII respondería excomulgando a Enrique IV, liberando así a los súbditos de este último de su juramento de fidelidad y dándoles a los grandes duques la excusa perfecta para deponer al rey de Germania.

Así pues, los grandes duques germanos acordarían, en la Dieta de Tribur, deponer a Enrique IV si el papa no le retiraba su excomunión en el plazo de un año.

Aquello obligaría a Enrique IV a humillarse ante el papa Gregorio VII en el Castillo de Canossa, situado en el norte de Italia.

Allí, en mitad de una gran nevada, Enrique IV permanecería tres días sin comer, descalzo y con ropas harapientas, todo ello con la intención de demostrar su arrepentimiento al papa Gregorio VII.

Humillación de Enrique IV
Humillación de Enrique IV para solicitar el perdón del papa, obra de Eduard Schwoiser (año 1862).

La penitencia y humillación de Enrique IV convencería al papa Gregorio VII, quien retiraría la excomunión al rey de Germania.

Sin embargo, los grandes duques y príncipes alemanes ya habían planificado una revuelta en contra de Enrique IV, pues le consideraban un rey irresponsable.

La gran revuelta sajona

Una vez recuperó el control del reino de Germania, Enrique IV tendría que enfrentarse a una guerra civil encabezada por un grupo de príncipes alemanes cuya finalidad era convertir al duque de Suabia, Rodolfo de Rheinfelden, en el nuevo rey de Germania.

Dicho conflicto bélico fue conocido como la gran revuelta sajona y se extendería desde el año 1077 hasta el año 1088.

La gran revuelta sajona concluiría con victoria para Enrique IV, quien, además, se había convertido en emperador oficial del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 1084.

Tras esto, la lucha entre el papado y el emperador continuaría vigente, así como también las rebeliones de la alta nobleza.

Finalmente, tras ser traicionado por su hijo mayor, quien, además, se convertiría en su sucesor, y su segunda esposa, Eufrasia de Kiev, Enrique V sería obligado a abdicar en 1105 luego de que ello fuese decidido en la Dieta de Maguncia.

Enrique V (11051125)

Enrique V se convirtió en el último rey de Germania de la dinastía salia luego de que su padre, Enrique IV, fuese obligado a abdicar.

Pocas cosas se pueden destacar de su reinado, ya que este sería muy corto en comparación al de su padre, el cual había durado casi 50 años.

Durante sus primeros años, Enrique V intentaría someter al Reino de Hungría, aunque fracasaría de la misma manera que su abuelo, Enrique III.

La Iglesia tenía altas expectativas de Enrique V, pues creían que este podría poner fin al sistema cesaropapista, es decir, al nombramiento de obispos por parte de los emperadores del Sacro Imperio con fines políticos e imperiales.

Sin embargo, la historia de Enrique V no sería muy diferente a la de su padre, ya que forzaría al papa Pascual II a nombrarle rey de los romanos, obteniendo, en consecuencia, una excomunión del mismo modo que Enrique IV.

El fin de la querella de las investiduras

Finalmente, luego de casi 50 años de conflictos entre el papado y los emperadores del Sacro Imperio, el emperador Enrique V y el papa Calixto II acordarían una separación entre la potestad papal y la imperial en el Concordato de Worms, poniendo de esta manera fin al sistema cesaropapista practicado desde el reinado de Otón el Grande.

La casa Supplinburg

Lotario II (11251137)

Con la muerte de Enrique V el 23 de mayo de 1125, la dinastía salia llegaría a su fin. El duque de Sajonia, Lotario II, sería nombrado rey de Germanía, llevando a la casa Supplinburg al poder.

Sin embargo, la casa de los Hohenstaufen no aceptaría el nombramiento de Lotario II como rey de Germania. En consecuencia, el ducado de Suabia y muchos condados de la extinta Franconia irían a la guerra en contra de los ducados de Sajonia y Baviera.

Lotario II saldría victorioso de las revueltas desatadas por los Hohenstaufen, por lo que emprendería una nueva campaña militar respondiendo al llamado del papa Inocencio II. Esta vez, lucharía contra los normandos comandados por Roger II de Sicilia.

No obstante, el ejército germano se negaría a luchar en contra de los normandos por multiples razones. Así pues, Lotario II no tuvo más opción que regresar a Germania.

El 4 de diciembre de 1137, Lotario II moriría mientras cruzaba los Alpes suizos de regreso a Germania. Su muerte fue aprovechada por los Hohenstaufen, quienes, finalmente, podrían optar al trono del Sacro Imperio.

Federico Barbarroja y los Hohenstaufen

Conrado III (11381152)

En el año 1138, tras la muerte de su tío, Enrique V, Conrado III sería coronado como rey de los romanos, convirtiéndose de esta manera en el primer representante de la dinastía Hohenstaufen.

El reinado de Conrado III fue corto y pocas cosas se pueden destacar del mismo. Quizás, lo más relevante sería su enfrentamiento contra Enrique X el Orgulloso, miembro de la dinastía güelfa, a quien Conrado III le confiscaría los ducados de Sajonia y Baviera.

Ello sería el detonante principal entre la rivalidad de los güelfos y los gibelinos.

En el año 1147, Conrado III marcharía a Tierra Santa con la intención de participar en la segunda cruzada. Cinco años después, luego de haber participado en la cruzada y encontrándose en territorio germano, Conrado III moriría, sucediéndole en el trono su sobrino, Federico I Barbarroja.

Federico I Barbarroja (11551190)

El máximo representante de la dinastía de los Hohenstaufen es, por mucho, Federico I Barbarroja, quien fue coronado como rey de romanos en 1152 y nombrado emperador del Sacro Imperio en 1155 por el papa Adriano IV.

En 1158, Barbarroja entraría con sus tropas imperiales en Italia, siendo su objetivo principal reorganizar el norte de Italia y someter a la ciudad de Milán.

Sin embargo, ello no sería sencillo, pues tendría que enfrentarse a las tropas de la Liga Lombarda, la cual estaba integrada por soldados de 30 ciudades italianas, dentro de las que destacan Milán, Bolonia, Plasencia, Verona, Venecia, Parma, Pardua y Génova.

Barbarroja destruiría Milán en 1162 y conquistaría Roma en 1167, declarándose en la Dieta de Wurzburgo heredero de los césares romanos y carolingios, y estableciendo, además, el dominio del mundo bajo la cruz de Cristo como su objetivo principal.

Italia estuvo a punto de caer bajo el control absoluto de Barbarroja, pero una epidemia arrasaría con gran parte de sus tropas, obligándole a abandonar Italia.

En el año 1174, Barbarroja volvió a emprender una nueva campaña militar en contra de Italia. Sin embargo, sufriría una estrepitosa derrota en la batalla de Legnano de 1176 por parte de las tropas de las ciudades lombardas.

La derrota de Barbarroja haría que este se volviera contra su primo, Enrique el León, quien se había negado a enviar tropas de refuerzo al campo de batalla en Italia.

En respuesta a su desobediencia, Barbarroja le confiscaría todos los feudos a Enrique el León, dividiendo algunos de ellos e integrando otros a ducados ya existentes.

La muerte inesperada de Federico I Barbarroja

El final de Barbarroja llegaría en 1190 durante la batalla de Iconium. Barbarroja, con casi 70 años edad, viajaría a Tierra Santa junto a Felipe Augusto de Francia y Ricardo Corazón de León de Inglaterra para luchar en la tercera cruzada.

Federico I Barbarroja
Federico I Barbarroja durante la tercera cruzada en una ilustración de Peter of Eboli (siglo XII).

Mientras se encontraba de camino a Tierra Santa, cerca de Anatolia, Barbarroja caería de su caballo y moriría ahogado en el fondo de un río debido al peso de su armadura.

Enrique VI y Otón IV (11911215)

Entre los años 1191 y 1215, Germania sería gobernada por estos dos reyes:

  • Entre 1191 y 1198, por Enrique VI, hijo de Federico I Barbarroja.
  • Entre 1209 y 1215, por Otón IV de Brunswick, hijo de Enrique el León.

Dicho periodo fue bastante anárquico, por lo que poco se puede destacar del mismo más allá de las intensas batallas que le caracterizaron.

Federico II (12201250)

Federico II, nieto de Barbarroja y Roger II de Sicilia, fue coronado rey de romanos en 1212 y, ocho años más tarde, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa Inocencio III.

Para ello, Federico II prometió a Inocencio III perdonarle la deuda pontificia, socorrer al Imperio bizantino y emprender una nueva cruzada.

Desde 1220 hasta 1228, Federico II dedicaría toda su atención a organizar y pacificar al Reino de Sicilia, lugar en el que se había criado. Allí fundaría la Universidad de Nápoles, actual Universidad de Federico II, y escribiría muchos libros, poemas y obras filosóficas.

A pesar de la presión ejercida por el papa, Federico II se negaba constantemente a participar en las cruzadas. En 1228, tras haber sido excomulgado, Federico II no tuvo más opción que participar de la sexta cruzada.

Su participación fue excepcional: tomó Chipre, después firmó una tregua con el sultán ayubí Al-Kamil, sobrino del mítico Saladino, y, finalmente, acabaría obteniendo los territorios de Jerusalén, Nazaret y Belén sin luchas, solo con diplomacia.

A pesar de sus grandes logros, Federico II obtendría dos nuevas excomuniones en 1228 y 1239, pues ni su lucha contra la Liga Lombarda, ni su irreverencia ante las órdenes del papa, eran bien vistas por este último.

Todo ello empeoraría con la llegada al trono papal de Inocencio IV, quien terminaría excomulgando a toda la familia Hohenstaufen. Aquello marcaría el inicio de la caída de la dinastía Hohenstaufen.

El fin de los Hohenstaufen (12501268)

Federico II sería sucedido por su hijo, Conrado IV, cuyo mandato duraría tan solo cuatro años.

Tras la muerte de Conrado IV, cuatro de los siete príncipes electores nombrarían a Ricardo de Cornualles, de la familia británica de los Plantagenet, rey de romanos, mientras que los gibelinos y sicilianos propondrían a Conradino de Hohenstaufen, duque de Suabia e hijo de Conrado IV.

Conradino no lograría acceder al trono germánico, pues terminaría apresado tras la batalla de Surcola de 1268.

Por órdenes de Carlos de Anjou, quien había recibido el Reino de Sicilia del papa Urbano IV, Conradino fue decapitado públicamente en Nápoles el 29 de octubre de 1268.

Aquel acto no solo marcaría el fin de la dinastía Hohenstaufen, sino también el inicio de la decadencia del Sacro Imperio Romano Germánico.

El Sacro Imperio tras los Hohenstaufen

El periodo de incertidumbre y luchas constantes por el trono del Sacro Imperio, iniciado tras la muerte de Federico II, llegaría a su fin con la coronación de Rodolfo I de Habsburgo como rey de romanos en el año 1273.

A partir del reinado de Rodolfo I, los futuros reyes del Sacro Imperio comenzarían a confiar progresivamente en sus territorios o estados patrimoniales como base principal de su poder. Fue así como, en 1282, Rodolfo I de Habsburgo pondría a disposición de sus hijos los territorios de Austria y Estiria.

En 1312, Enrique VII, de la casa de Luxemburgo, sería coronado emperador del Sacro Imperio (título que no había sido entregado a ningún rey de romanos posterior a Federico II y previo a Enrique VII).

Príncipes electores del Sacro Imperio Romano Germánico
Los siete príncipes electores eligen a Enrique VII como rey de romanos. Dibujo del año 1341.

Durante su mandato, Enrique VII mantendría la política de otorgar gracias a sus estados patrimoniales, práctica que, además, sería mantenida por el resto de reyes y emperadores del Sacro Imperio hasta su final.

Así pues, a partir de la Baja Edad Media, los territorios del Sacro Imperio empezarían a transformarse en los precedentes de los Estados modernos.

La economía monetaria cada vez se haría más fuerte, el trueque comenzaría a quedar en el olvido, el concepto de propiedad empezaría a afianzarse y la clase burguesa se haría cada vez más numerosa.

El Reino de Aragón y Castilla se unen al Sacro Imperio

Maximiliano I (14831519)

Maximiliano I de la casa de los Habsburgo, quien fuese hijo de Federico III, el emperador que más años duró sentado en el trono del Sacro Imperio, fue coronado rey de romanos, en 1483, y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1508.

En 1777, Maximiliano I se casaría con María de Borgoña, quien se había convertido en la mujer más codiciada de la época, ya que, tras la muerte de su padre, Carlos el Temerario, esta había heredado los ducados de Borgoña, Luxemburgo, Brabante, Limburgo y Güeldres, así como también el condado de Borgoña, Flandes, Henao, Holanda, Zelanda, Frisia, Namur, Auxerre, Mâcon y Boulogne.

Fruto del matrimonio entre Maximiliano I y María de Borgoña nacería Felipe el Hermoso, quien, en un futuro, se casaría con Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos y madre de Carlos V, personaje de suma importancia para la historia del Sacro Imperio y Europa occidental a inicios de la Edad Moderna.

La reforma imperial y la Dieta de Worms de 1495

La reforma imperial llevada a cabo por el rey germano Maximiliano I en la Dieta de Worms de 1495 marcaría un antes y un después en la historia del Sacro Imperio, al dejar atrás la época feudal y sentar los precedentes de los actuales Estados modernos.

El objetivo principal de la reforma imperial era reorganizar los extensos territorios del Sacro Imperio en diez círculos imperiales:

  • Círculo de Franconia.
  • Círculo de Baviera.
  • Círculo de Suabia.
  • Círculo del Alto Rin.
  • Círculo del Bajo Rin-Westfalia.
  • Círculo de Baja Sajonia.
  • Círculo de Austria.
  • Círculo de Borgoña.
  • Círculo del Electorado del Rin.
  • Círculo de Alta Sajonia.

Cada uno de los círculos o circunscripciones imperiales tendría su propio ejército y fiscalidad común, así como también su propia asamblea, en la que podrían participar príncipes, caballeros y ciudades libres.

Además, crearía un impuesto imperial común al que quedarían sujetos todos los territorios del Sacro Imperio.

Bandera del Sacro Imperio Romano Germánico
Recreación de la bandera del Sacro Imperio Romano Germánico utilizada durante los años 1400 y 1806. Imagen de Wikipedia.

La reforma imperial también incluiría un sistema de pesos y contrapesos del poder político bastante similar al de los actuales Estados Unidos de América.

Este estaba conformado por los siguientes organismos:

  • Tribunal de la Cámara Imperial o Cámara de la Corte Imperial: representaba el Poder Judicial del Sacro Imperio.
  • Consejo Áulico: sus competencias eran la gestión territorial y política del Sacro Imperio.
  • Reichstag: asambleas conformadas por el rey, los príncipes, los electores, los prelados, los condes y los representantes de las ciudades imperiales.

Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico

Carlos V, hijo de Juana I de Castilla, nieto de los Reyes Católicos por vía materna y nieto de Maximiliano I del Sacro Imperio por vía paterna, se convertiría en el mandatario con más posesiones territoriales a su mando de inicios de la Edad Moderna.

Carlos V (o Carlos I de España) poseía la Corona de Castilla, Navarra, Aragón, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, así como también los territorios de América que aún estaban siendo conquistados.

Además, tras la muerte de su abuelo Maximiliano I en 1519, heredaría los territorios de Flandes, Austria, el Franco-Condado y Luxemburgo y, por si fuera poco, al año siguiente sería nombrado emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico.

En cuanto a sus herederos, Carlos V otorgaría Castilla, Aragón, Nápoles, Flandes y las colonias americanas a su hijo Felipe II, mientras que a su hermano, Fernando I de Habsburgo, le nombraría rey de romanos y archiduque de Austria, obteniendo así todas las posesiones del Sacro Imperio.

Desde la Reforma Protestante hasta la Paz de Westfalia

La Reforma Protestante, iniciada en 1517 por Martín Lutero y que en un principio tenía como finalidad principal reformar a la Iglesia católica, sería aprovechada por muchos duques y nobles poderosos del Sacro Imperio y gobernantes de Europa para levantarse en armas contra el inmenso poder que había acumulado Carlos V.

Las reformas de Lutero darían inicio a un gran número de guerras religiosas por toda Europa, en las que se enfrentarían los Estados representantes del catolicismo en contra de los reformadores o protestantes.

Entre 1517 y 1648, esto es, el inicio y el final de las guerras religiosas entre protestantes y católicos, se firmarían varios tratados de paz, como el de Passau, en 1552, y el de Augsburgo, en 1555.

Sin embargo, el final definitivo de los conflictos bélicos entre protestantes y católicos llegaría con la Paz de Westfalia el 24 de octubre de 1648.

El alcance político y cultural del protestantismo europeo durante el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII asestaría un duro golpe a la unidad religiosa del Sacro Imperio, hiriendo de muerte en el proceso al imperialismo religioso.

Finalmente, como resultado de las guerras entre protestantes y católicos, Alemania quedaría dividida en dos partes:

  • En la parte norte y este de Alemania predominaría el protestantismo, y se cultivaría más la lengua y la literatura, así como la música sacra.
  • Mientras, en la parte oeste y sur de Alemania, territorios que se encontraban fuertemente influenciados por Francia e Italia, predominaría el catolicismo, desarrollándose más las artes plásticas y representativas, es decir, la pintura y el teatro.

El declive del Sacro Imperio

La ruptura de la unicidad cultural del Sacro Imperio tras la aparición del protestantismo y todas las consecuencias derivadas del mismo, habían convertido al Sacro Imperio en una confederación de Estados cuya cohesión parecía sostenerse, simplemente, por el peso y la legitimidad histórica del imperio en sí.

Así pues, con el pasar de los años, las marcadas diferencias culturales y religiosas entre algunos de los Estados miembros del Sacro Imperio, inevitablemente, dieron inicio al nacimiento de movimientos separatistas y a la formación de nuevos reinos independientes.

A inicios de la Edad Contemporánea, la aparición de Napoleón Bonaparte en la escena política de Europa haría tambalear los cimientos de un debilitado Sacro Imperio.

Finalmente, el 6 de agosto de 1806, viéndose impotente ante el creciente poder del Imperio napoleónico y su imbatibilidad en combate, Francisco II, el último emperador, decretó la supresión oficial del Sacro Imperio.

Características del Sacro Imperio Romano Germánico

Organización social y política del Sacro Imperio Romano Germánico

Rey de romanos

Título que ostentaba el rey de Frankia Oriental o Germania. El rey, si bien era el máximo representante del reino, no poseía un poder político absoluto, ya que dicho poder se encontraba sujeto al apoyo de los grandes duques y príncipes electores.

Ilustración del libro Crónicas de Núremberg
Ilustración del libro Crónicas de Núremberg en el que se observa la estructura del Sacro Imperio Romano Germánico. Obra publicada en el año 1493.

A lo largo de la historia del Sacro Imperio, el título de rey de romanos recibiría distintos nombres, algunos de estos fueron: Rex Francorum y Rex Teutonicorum.

Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico

El título de Imperator Augustus Romanorum del Sacro Imperio no fue ostentado por todos los reyes de Germania, ya que solo podía ser otorgado por el papa.

Ello se debe a que quien recibía el título de Imperator Augustus Romanorum se convertía en heredero de la voluntad del extinto Imperio romano de Occidente y, por tanto, en protector de Italia y defensor de la Iglesia.

Nobleza

La nobleza era el estamento social encargado de velar por el correcto funcionamiento del sistema feudal del Sacro Imperio.

Este estamento estaba conformado por duques, príncipes, condes y marqueses, siendo cada uno de estos vasallos del rey de Germania y administradores de un territorio del Sacro Imperio.

Clero

Desde el año 962 hasta el año 1806, la historia de la Iglesia católica y la historia del Sacro Imperio se encuentran entrelazadas.

En este sentido, el clero de la Iglesia (el papa, los obispos, abades y sacerdotes) jugó un papel fundamental en la organización sociopolítica del Sacro Imperio; especialmente durante las dinastías sajona y salia, donde el cesaropapismo fue una práctica recurrente y fundamental para el crecimiento del Sacro Imperio.

Ciudades imperiales libres

Algunas de las ciudades que conformaban el territorio del Sacro Imperio se encontraban administradas por una burguesía local y no por un noble o representante del emperador, aunque ello no implicase que fuesen totalmente libres de la voluntad del emperador.

Un ejemplo de ciudad imperial libre sería la ciudad de Aquisgrán.

Ciudades libres no imperiales

Ciudades como Worms, Maguncia o Estrasburgo eran consideradas ciudades libres no imperiales, es decir, ciudades autónomas dentro del territorio del Sacro Imperio.

Religión del Sacro Imperio Romano Germánico

Desde la fundación del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 962, la única religión permitida y practicada por el imperio había sido el catolicismo.

Sin embargo, ello cambiaría tras la aparición del protestantismo en el siglo XVI, específicamente tras la Paz de Passau de 1552, cuando el emperador Carlos V garantizó la libertad de culto a los protestantes de Alemania.

Ahora bien, tomando en cuenta que tanto el catolicismo como el protestantismo forman parte de la misma religión, esto es, el cristianismo, se puede decir que, en términos generales, el cristianismo fue la religión principal del Sacro Imperio.

Características económicas del Sacro Imperio Romano Germánico

En un principio, la economía del Sacro Imperio sería de tipo feudal, bastante similar a la de los francos.

No obstante, con el pasar de los años, el sistema económico feudal del Sacro Imperio permitiría la existencia de la burguesía, la cual iría evolucionando hasta dar vida, en 1460, a la primera Bolsa Internacional del Comercio en Amberes, Flandes, ubicado en el actual norte de Bélgica.

Referencias:

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