Cuando se habla de la fotografía de guerra, viene rápidamente un binomio insustituible. La Historia de este tipo de instantáneas no sería la misma de no ser por Gerda Taro y André Friedmann. En este artículo os descubriremos la importancia que tuvieron ambos personajes a la hora de fotografiar los eventos más relevantes del siglo XX. Además, es importante ver que Gerda Taro también fue Robert Capa, ya que como se verá más adelante, fue un pseudónimo creado tanto por ella como por André Friedmann para protegerse a sí mismos. No obstante, a la muerte de Taro, André continuará con su pseudónimo en solitario.

La fotografía de guerra y sus orígenes

Aunque los anales de la fotografía se remontan al siglo XIX y al famoso Deguerrotipo, las cámaras fotográficas entendidas como un producto de mercado, dirigido a un público genérico, surgen a principios del siglo XX.

Es entonces, en los albores del siglo que nos precede, cuando la Eastman Kodak Company comienza la venta masiva de cámaras fotográficas lo bastante simples y baratas como para hacerlas accesibles a todo tipo de público. Como explica el historiador Philipp Blom (2010: 459), esta oleada de cámaras sencillas y portátiles, cambiaron las reglas del juego. 

La democratización de la fotografía supuso que cualquier persona pudiera ser fotógrafo, sin necesidad de un estudio fotográfico o de preparación previa. Blom transmite vívidamente la sensación que produjo semejante revolución mediática: 

“… las fotografías de prensa daban inmediatez  a una realidad tan remota, que podrían haber sido también cuentos de hadas. Las fotos hicieron del mundo un lugar más pequeño y más rápido a la vez que preservaron el encanto de la época como momentos en suspenso y a plena luz”.

En este artículo no vamos a tratar a todas aquellas personas anónimas que fotografiaron de manera casi privada acontecimientos clave de su vida, sino que dirigiremos el objetivo de este artículo a arrojar luz, como si de un flash se tratara, sobre la llamada Fotografía de guerra. Pero ¿qué es la fotografía de guerra? 

La fotografía de guerra

Cuando se habla de fotografía de guerra, a lo que se hace referencia es a la representación de situaciones bélicas y de cómo afecta esto a la población y al territorio. Las ruinas después de un bombardeo, retratos de la población o capturas en pleno combate son una muestra de lo que supone la fotografía de guerra. El surgimiento de este estilo es tan temprano como el de la propia fotografía. En consecuencia, los primeros compases del mismo los encontramos en guerras del siglo XIX como la Segunda Guerra Anglo-Sikh (1848-1849) o la Guerra de Crimea (1853-1856). También va a ser muy importante la fotografía de guerra durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865) 

Como es obvio, la fotografía de guerra tiene una relación intrínseca con el fotógrafo que la toma. Así, los nombres propios son inevitables a lo largo y ancho de este estilo fotográfico. Muchos autores se han ganado por derecho propio un hueco en el imaginario colectivo gracias al retrato de imágenes icónicas que han conformado la memoria y los lugares de memoria de las distintas naciones. Algunos forjaron auténticas leyendas alrededor de su figura e irremediablemente murieron en el campo de batalla portando cómo único arma una cámara fotográfica.

Ahora bien, cuando se habla de la fotografía de guerra, lo primero que viene a la mente son conflictos propios del siglo XX. Es cierto que es en ese siglo cuando se empieza a hacer la fotografía de guerra tal y como se conoce hoy en día. Sin embargo, cómo se ha explicado anteriormente, no es una novedad de esa centuria, sino que su origen es decimonónico.

En este sentido, ya comienzan a aparecer los primeros nombres propios. Quizás su origen esté en John MacCosh (Hodgson, 1974), un cirujano británico durante la anteriormente mencionada Segunda Guerra Anglo-Sikh. El autor no era fotógrafo, como prácticamente ninguna de las figuras del siglo XIX que se dedicaron a retratar los campos de batalla. Aun así, sus retratos durante este periodo suponen un pistoletazo de salida obvio hacia lo que estaba por llegar en las décadas posteriores.

Mul Raj de Diwan. Fotografía de guerra
Mul Raj de Diwan por David MacCosh

El primer fotógrafo de profesión va a ser Robert Fenton, el cual llevaba una auténtica caravana fotográfica tirada por caballos. Así, portaba durante su viaje a Crimea, una cámara de fotografía de un tamaño ciclópeo que sirvió para retratar el puerto de Balaclava o el temible Valle de la Muerte. Durante este tiempo debido a las limitaciones técnicas de la propia fotografía las imágenes solían ser profundamente estáticas. Primando los retratos, las escenas de los campos de batalla y los paisajes (Hodgson, 1974).

Ya existían fotografías explícitas de cadáveres, algo que se acrecentará en las Guerras del Opio. Allí, se reflejarán fotografías de campos de batalla anegados por cadáveres de ambos bandos.

Guerra del Opio, 1856-1860. Felice Beato.
Guerra del Opio, 1856-1860. Felice Beato.

En la Guerra Civil de los Estados Unidos encontraremos un nivel más de violencia explícita. Centenares de muertos, asesinatos y ejecuciones sumarias van a ser mostradas por las arcaicas lentes fotográficas de la época. Esto incluye a los conspiradores que acabaron con la vida del presidente del ejército unionista: Abraham Lincoln.

Ejecución de los conspiradores que asesinaron a Lincoln. Anónimo
Ejecución de los conspiradores que asesinaron a Lincoln. Anónimo
Cadáveres en los campos de Antietam. 1862. Alexander Gardner
Cadáveres en los campos de Antietam. 1862. Alexander Gardner

A partir de este momento, la fotografía se va a convertir en algo ineludible del proceso histórico que supone el conflicto bélico. Batallas cruciales de la Historia política van a ser retratadas constantemente, incluyendo algunas como la Batalla de Sedán o la Comuna de París. También la Guerra de Cuba fue retratada, siendo una de las primeras en las que se hace un uso propagandístico del horror de la guerra para reflejar la crueldad del enemigo.

Esto es profundamente interesante porque según madura el estilo fotográfico, se va avanzando en la intencionalidad. En un principio, también vinculado a la propia técnica fotográfica, las imágenes trataban simplemente de reflejar lo que se veía. Sin embargo, a partir de este momento la situación va cambiando lentamente hacia una intencionalidad más clara. Según la fotografía gana importancia, lo político también entra en la fotografía con mayor relevancia.

En este sentido, se entra en el siglo XX con un triunfo arrollador de la fotografía de guerra. Las imágenes de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) son una prueba arrolladora de esto. Como se ha explicado, a lo largo de esta centuria que nos precede, el progreso técnico de las cámaras permite que la situación se haga más propicia a tomar imágenes proclives a la inmediatez. Por este motivo, la fotografía de guerra evoluciona dando lugar a piezas que no solo sirven como una fuente histórica ineludible, sino también como algo artístico que refleja algo más allá de la propia fotografía.

En esto, hubo dos figuras que actuaron como prácticamente una sola y que tuvieron una importancia fundamental en el periodo de Entreguerras, la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial e incluso la Guerra de Indochina. Así, hoy los protagonistas de este artículo son Gerda Taro y Robert Capa, dos figuras fundamentales para entender el mundo de mediados del siglo XX y dos auténticas leyendas de la fotografía de guerra.

Gerda Taro

Gerda Taro no era la acompañante de Robert Capa. Era la mitad de Robert Capa. Taro ha visto su fama eclipsada por el pseudónimo que creó junto con su novio, Endre Frieddman.

Fotografía Gerda Taro
Gerda Taro

Dicho nombre, creado para proteger la identidad de ambos, tiende a otorgarle fama únicamente a él, ya sea por el largo recorrido de él, como por la prematura  y trágica muerte de ella. Escondida y a menudo olvidada bajo el pseudónimo que creó junto con Endre, ni siquiera su familia pudo reivindicar su papel como fotógrafa, pues corrieron la peor de las suertes al ser encontrados por el nazismo en Serbia (Campelo, Tenoira, M. 2013: 40)

Antes de entrar en el estudio de su figura y de su biografía, cabe destacar, y si se me permite, subrayar, el hecho de que Gerda Taro es considerada la primera mujer fotoperiodista en cubrir un frente de guerra, y morir en él. 

¿Quién es Gerda Taro?

Gerda Pohorylle nació en la ciudad alemana de Stuttgart, Alemania, en 1910. Proveniente de una familia judía polaca, pronto empezó a mostrar simpatía por el socialismo y la lucha obrera. En 1929, sumando 19 años, se asentó en la ciudad de Liepzig debido a que su familia atravesaba ciertas dificultades económicas (Campelo, Tenoira. 2013: 42) .

Teniendo en cuenta su ideología y su procedencia, no es de extrañar que nuestra protagonista abandonase su país natal cuando Adolf Hitler ascendió al poder en 1933 (ICP. org). Ha trascendido que, en aquel mismo año sufrió un encontronazo con los nazis por el cual fue detenida. Este parece ser el detonante para su salida del país y de su posterior cambio de nombre a Gerda Taro().

El destino elegido por nuestra protagonista será Paris, en la capital francesa, Gerda conoce a grandes figuras de la política y de la farándula francesa, entre ellos al fotógrafo Fred Stein. Este famoso fotógrafo alemán alcanzó el reconocimiento por sus retratos de Albert Einstein o de Hannah Arendt . Es a partir del contacto con Stein cuando Taro comienza a descubrir los misterios del revelado, y cuando empieza a trabajar en la agencia Alliance Photo (Campelo, Tenoira, M. 2013: 44). Sin embargo, el inicio de su carrera como fotógrafa llegará un año más tarde, cuando nuestra protagonista conozca a André Ernö Friedmman, otro fotógrafo emergente en la escena parisina. Debido a su nueva condición de fotorreportera, Taro consigue la tarjeta de residencia francesa. 

Se dice que debido a la ambición de ambos y al amor que les unía, deciden crear el pseudónimo de Robert Capa, surgiendo éste como estrategia comercial para lograr entrar en el mercado estadounidense (Ruiz Franco: 2008: 289).

Gerda y Andre. Robert Capa. París. 1936
Robert Capa

Es precisamente esta ambición casi romántica la que lleva a la pareja a viajar a España al principio de la Guerra Civil (1936-1939), donde ambos intentaron inmortalizar la escena nacional.  

Una vez en Barcelona,  y bajo un contrato para la Vu Magazine (ICP.org) ambos empiezan a cubrir los enfrentamientos del lado del Ejército Popular, pues ambos se sentían muy comprometidos con la causa republicana. 

Robert Capa

La fama del pseudónimo  «Capa» llegó precisamente de esta incursión en la Guerra Civil española; pues a la altura de 1937 no sólo la marca Capa había adquirido cierto renombre, sino que la propia Taro había surgido como fotoperiodista reconocida (ICP.org).

En los primeros momentos de la guerra, Taro se dedica a fotografiar el ambiente revolucionario de la ciudad condal, se centra en mujeres milicianas. El interés que muestra Taro por retratar a mujeres en diferentes situaciones de la guerra refleja el interés que tenía la fotógrafa por exportar a la mujer como símbolo de la lucha armada, en este caso, contra el fascismo. 

Para una mujer tan comprometida ideológicamente como lo era Taro, la ideología era parte fundamental de su trabajo. Su vocación por la fotografía de guerra era compartida por otras mujeres que, atraídas por el conflicto, también llegaron a España para cubrir el avance de la guerra; sus nombres eran: Tina Madotti y Kati Horna (Ruíz Franco: 2008: 292-293)

El recorrido que describe la pareja por la geografía española comienza, como hemos mencionado, en Barcelona. Aunque pronto avanzó hasta Aragón y finalmente hasta Madrid. Una vez en Madrid, la pareja realiza diferentes escapadas que les llevan por diversos puntos de la geografía española; desde Murcia y Almería hasta Guadalajara o de nuevo, Barcelona. Este ir y venir respondía a la intencionalidad de captar los momentos clave de la guerra. En este sentido las imágenes rescatadas de Valencia expresan la dureza de la guerra (Culturaydeporte.gob.es, 2018)

Gerda Taro en el funeral de Luckacs
Gerda Taro en el funeral de Luckacs

Muerte y legado

Tras haber esquivado hasta entonces todas las amenazas que conllevaba la guerra, el destino fatal sorprende a Gerda en la Batalla de Brunete, en julio de 1937. La fotógrafa, agarrada al estribo de un general republicano, se cae y es arrollada por un tanque de manera accidental (BBC.com, 2019). 

Rápidamente fue asistida por los médicos del ejército republicano y trasladada a El Escorial. Pese a todos los intentos de los médicos, la joven fotógrafa fallece a los 27 años de edad. Sin embargo, debido a la fama que estaba adquiriendo la joven fotógrafa, a su juventud, y también a su compromiso político con el bando republicano, la figura de Gerda Taro fue usada como mártir y como icono de la lucha revolucionaria (Campelo, Tenoira, M. 2013; 52).

Posteriormente, en 1938, tan solo un año después de la muerte de la fotógrafa, Andre Friedmann publica Death in the making como homenaje a su difunta compañera (Campelo, Tenoira, M. 2013: 40).

Si bien es cierto que la temprana muerte de Taro imposibilitó una carrera que a todas luces iba a ser estelar, su figura hoy es reconocida, aunque desde algunos medios sigue siendo “la mujer de Capa”, otros reivindican su figura como una de las más importantes de la fotografía de guerra moderna.

André Ernö Friedmann; una figura clave de la fotografía de guerra

La segunda parte del binomio Robert Capa corresponde a Andre Ernö Friedmann, nacido el 22 de octubre de 1913, procedía de una familia de clase media judía que se dedicaba a la moda. Friedmann era conocido por sus inclinaciones políticas izquierdistas. De hecho, a la temprana edad de diecisiete años fue detenido por primera vez por sus actividades subversivas contra el régimen del admirante Miklós Horthy, dictador de la recién nacida Hungría independiente. Fue salvado por su padre, el cual gracias a trabajar como modista tenía algunos contactos que le permitieron salir en libertad a cambio de que saliera del país tan pronto como saliera de la celda (Whelan en Capa, 1999: VII).

Así, empezó a estudiar periodismo en Berlín, donde pronto tuvo que abandonar porque sus padres no podían pagarle los estudios. No tuvo más remedio que empezar a trabajar pronto como chico de los recados para una empresa de fotografía. Después fue ascendido a asistente de cuarto oscuro y finalmente como fotógrafo aprendiz, dónde trabajó por primera vez fotografiando a León Trotsky en Copenhage (Whelan en Capa, 1999: VII).

Trotsky en Copenhage, 1932. Robert Capa
Trotsky en Copenhage, 1932. Robert Capa

Será dos años después cuando conozca a Gerda Pohorylle, de cuyo destino vital ya se ha hablado unas líneas más arriba. Juntos decidieron crear como pseudónimo a Robert Capa en honor posiblemente a Frank Capra, quien había ganado el Óscar a mejor película con «It Happened One Night» ese mismo año. Robert también proviene del mundo del cine ya que lo escogió por Robert Taylor. Por su parte, Gerda, escogió Taro como nuevo apellido en honor a la artista japonesa Taro Okamoto (Whelan en Capa, 1999: IX).

En cualquier caso, sus destinos pronto tomarían caminos distintos. En el año 1936 estalló la Guerra Civil Española. Ambos trabajaron independientemente esta contienda, Capa viajó por el frente retratando una fotografía que les hizo alcanzar la fama mundial: la muerte de un miliciano. Esta fotografía ha sido realmente controvertida a posteriori. Algunas fuentes apuntan que fue una falsificación, que el miliciano abatido realmente no está muriendo, sino que está posando para el fotógrafo. Según Kershaw, el miliciano pudo morir por culpa de Capa, que les hizo posar bajando una colina cuando pensaban que no había ningún tipo de peligro y uno de ellos fue alcanzado por las tropas rebeldes (Kershaw, 2010: 81).

Muerte de un Miliciano. Robert Capa
Muerte de un Miliciano. Robert Capa

La muerte de Gerda Taro y su vuelta a España

En el año 1937, él viajó a París en un viaje de negocios, y ella se quedó cubriendo las impactantes imágenes de la batalla de Brunete y de la Granja de Segovia. Como se ha explicado líneas más arriba, Taro moriría en un trágico accidente que segó su vida y su grandísimo talento. Para su novio, quien esperaba casarse con ella pronto, supuso un golpe del que no se recuperó jamás (Kershaw, 2010).

Batalla de Ciudad Universitaria. Robert Capa
Batalla de Ciudad Universitaria. Robert Capa

Negándose a regresar al país que había visto morir al amor de su vida, Capa viajó a China. Allí estuvo cubriendo la defensa China ante la invasión japonesa, retratando figuras de tantísima importancia como el generalísimo Chiang Kai-Shek.

Chiang Kai-shek, máximo general durante la guerra. 1938. Robert Capa
Chiang Kai-shek, máximo general durante la guerra. 1938. Robert Capa

Aunque, posteriormente tuvo que volver a España para cubrir la marcha de las Brigadas InternacionalesDurante este periodo hizo las fotografías por las que sus coetáneos le consideraron el mejor fotógrafo del mundo.

La despedida de las Brigadas Internacionales. 1938. Robert Capa
La despedida de las Brigadas Internacionales. 1938. Robert Capa

Capa continuó cubriendo la guerra hasta la rendición del ejército republicano, momento en el que volvió a París. Las últimas fotografías de la Guerra Civil Española del mítico fotógrafo tienen una gran importancia, ya que cubren el lapso de la retirada desorganizada y caótica que vivieron los civiles que huyeron del país tras el triunfo del bloque rebelde.

Finalmente tuvo que marcharse a Nueva York cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Las simpatías del fotógrafo hacia el comunismo le hicieron pensar que podría ser encarcelado por el gobierno derechista francés (Kershaw, 2010: 160).

La Segunda Guerra Mundial

Robert Capa fue un inmigrante ilegal en los Estados Unidos. Durante este periodo de su vida, en el que pasó bastantes penurias, se tuvo que casar con una mujer para que le extendieran el visado (Kershaw, 2010 170), ya que querían deportarle a Hungría. Siendo judío, la vida de Capa pendía de un hilo si finalmente era deportado.

Capa volvió a Europa, sí, pero como fotoperiodista de guerra. Primero cubriendo la campaña de los Estados Unidos en Sicilia. Allí reflejó el increíble choque entre las fuerzas de liberación, las de ocupacion, y unos civiles en un mundo rural que parecía congelado en el tiempo.

En el año 1944 fue el único fotógrafo en desembarcar con la primera oleada en Normandía. Esto es algo increíblemente relevante, ya que plasmó en sus once fotografías el terror y el caos de la playa Omaha. Se trata de una serie de once fotografías tomadas con gran celeridad mostrando una enorme cantidad de sensaciones: caos, miedo, violencia, fuerza, velocidad…

También inmortalizó el final de esta guerra con «El último hombre en morir», donde captó la muerte de Raymond J. Bowman el 18 de abril de 1945. Esta imagen tiene una increíble carga simbólica. En ella no solo se observa a un joven morir, sino que también refleja cómo se luchó hasta el último momento en la guerra más desoladora que ha vivido la humanidad.

Raymond J. Bowman antes y después de morir. 1945. Robert Capa.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Capa también demostró que podía llevar a cabo fotografías familiares con una gran carga sentimental. Así, fotografió a uno de los pintores más importantes de su época y de toda la Historia del Arte: Pablo Picasso. En este caso, Acompañó al pintor malagueño en sus vacaciones en la costa francesa y en sus estampas se puede observar al autor jugando con su hijo, el pequeño Claude.

El Ocaso de Robert Capa

Que Gerda Taro y Friedmann murieran desempeñando el trabajo de una vida atribulada por la guerra no es algo que debiera sorprendernos. No obstante, así fue cómo llegó la muerte a ambos integrantes del binomio Robert Capa.

El auge descolonizador causado por la Segunda Guerra Mundial hizo que muchas colonias llevaran a cabo la guerra contra sus antiguas metrópolis. Así fue el caso de la Indochina francesa, formada por Vietnam, Laos y Camboya. Este territorio llevó la guerra a Francia tan pronto como el invasor japonés se marchó de sus fronteras. Algo que las instituciones francesas no permitieron, desplazando casi 400.000 hombres. Tras la batalla de Dien Bien Phu, la Cuarta República no tuvo más remedio que permitir la independencia de las tres naciones después de una guerra de 8 años (1946-1954).

Soldados durante la Guerra de Indochina. 1954.
Soldados durante la Guerra de Indochina. 1954.

Robert Capa no vería el final de esta guerra. En consecuencia, pocos meses antes de terminar se encontraba acompañando a un contingente francés en una misión de reconocimiento. Se separó del grupo para hacer algunas fotografías y desafortunadamente pisó una mina que le arrancó la pierna. Aunque sobrevivió inicialmente, murió pocas horas después mientras era transportado en dirección a un hospital de campaña el 25 de mayo de 1954 a los 40 años de edad.

La última fotografía de Robert Capa. 1954.
La última fotografía de Robert Capa. 1954.

La fotografía de guerra de Gerda Taro y Robert Capa: conclusiones

Podría decirse que la fotografía de guerra lleva existiendo prácticamente desde los orígenes de la propia fotografía. A pesar de ello, es con la llegada del siglo XX con la que este estilo empieza a cobrar una verdadera importancia y a suponer un factor diferenciador claro.

La democratización de la fotografía permitió la exportación a todo el mundo, a través de los medios de comunicación, de los sucesos que acontecían en todo el mundo. En este sentido el binomio formado por Gerda y Andre supo entender y aprovechar el cambio social que supuso la prensa moderna.

La fotografía, lejos de ser inocente, dará luz a sucesos antes desconocidos o inaccesibles;  gracias a la sociedad moderna todo el mundo podrá observar los horrores de la guerra. Por ello, esta nueva pieza dentro del ajedrez que supone la sociedad de masas contemporánea, será usada constantemente como arma publicitaria.

Además, la fotografía de guerra no solo estará al servicio de los Estados a modo de propaganda como en el pasado. La internacionalización de los conflictos hizo que muchos fotógrafos independientes – como el tándem Gerda-André – mostraran sus propias visiones independientes de los conflictos. Esto generó que la opinión pública pudiera observar la realidad desde otros prismas lejanos a los cauces oficialistas. De esta manera, la fotografía de guerra se convierte también en una manera de plasmar la Historia de una forma visual, pero también poliédrica.

Referencias bibliográficas

  • Blom, P. (1900). Años de vértigo. Cultura y cambio en Occidente1914, 1900-1914.
  • Capa, R. (1999). Slightly out of focus (Whelan, R. y Capa, C. eds.). The Modern Library.
  • Campelo Tenoira, M.D.L.O (2013). Manuela Ballester y Gerda Taro: Mujeres, arte y política en la Guerra Civil española.
  • Hodgson, P. (1974). Early War Photographs. Osprey Publishing.
  • ICP.org. https://www.icp.org/browse/archive/constituents/gerda-taro?all/all/all/all/0. Consultado el 1 de mayo de 2021
  • Jiménez, L.A. y Fabregat, H. D. (2015). Gerda Taro y los orígenes del fotoperiodismo moderno en la Guerra Civil española. Fotocinema. revista científica de cine y fotografía. (10)
  • Kershaw, A. (2002). Sangre y champán. Debate.
  • Ruiz Franco, R. (2008). Miradas fotográficas de la guerra civil española: De Gerda Taro a Robert Capa. Universidad Carlos III.

Webgrafía

  • BBC News Mundo. (2019) https://www.bbc.com/mundo/noticias-47693745. Consultado el 2 de mayo de 2021
  • ICP.org. https://www.icp.org/browse/archive/constituents/gerda-taro?all/all/all/all/0. Consultado el 1 de mayo de 2021
  • Ministerio de cultura y deporte (2018). http://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/archivos/cdmh/destacados/2018/gerda-taro.html. Consultado el 3 de mayo de 2021

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