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Ricardo III de Inglaterra

Ricardo-III

Ricardo III de Inglaterra pasó a la historia por ser el último monarca de la Casa de York, el rey cuya muerte anunciaría la llegada de la casa de los Tudor. Siendo el octavo de los hijos de Ricardo, tercer duque de York, su nombre ha estado vinculado con infinidad de leyendas. Historias que hablaban de un Ricardo III deforme, jorobado, cojo y realmente cruel. Capaz de matar a la descendencia de su propio hermano con el único fin de llegar hasta el trono. Lo cierto es que Ricardo prestó a los servicios a su hermano Eduardo IV, el rey legítimo de Inglaterra. Y gracias a su ayuda, conseguirían sofocar varias revueltas en Escocia.

Finalmente, en 1470, su hermano sería destronado por una revuelta nobiliaria, llegando a reinar por un tiempo Enrique VI. No obstante, justo un año después, los hermanos regresaron al reino con el único fin de derrocar al falso rey y devolverlo a manos de Eduardo VI. Así fue, Ricardo ayudó mucho en esta contienda, siendo su participación bastante importante en determinados momentos como las batallas de Barnet y Tewkesbury. Gracias a su valor y arrojo el trono volvería a la Casa de York.

Tras la muerte de su hermano, Ricardo sería nombrado como tutor legal de su sobrino, el jovencísimo Eduardo V. Es justamente en este momento en el que las crónicas comienzan a dar una visión un tanto mala del posterior rey de Inglaterra. Cabe destacar que la mayoría de las opiniones negativas sobre él, saldrían directamente de la obra de Tomás Moro, obra que posteriormente influiría mucho en Shakespeare, el cual crearía su célebre obra The Life and Death of King Richard III. Se habla de un Ricardo III manipulador, que conseguiría, entre otras cosas, enviar a la Torre de Londres a su sobrino de 12 años, Eduardo V, junto a su tío.

Conseguió que el matrimonio de su hermano se declarara nulo, por tanto, su descendencia quedaba completamente fuera de la línea sucesoria. Dicen que no contento con esto acabaría con la vida, tanto de su sobrino como de su tío. Pero evidentemente esto es algo que no se puede demostrar. Lo cierto es que jamás se les volvió a ver.

Ricardo III, una vez en el trono, tan sólo reinaría durante dos años (1483-1485). Dura época llena de enfrentamientos, como la Guerra de las Dos Rosas, en la que pelearon directamente las familias Plantagenet y Lancaster. Finalmente, Ricardo III cayó derrotado por el ejército de los Tudor en 1485, siendo así Enrique Tudor coronado posteriormente como Enrique VII.

Recientemente se han encontrado los restos de este monarca bajo el aparcamiento del Ayuntamiento de la localidad inglesa de Leicester, mostrando que físicamente las descripciones eran bastante exactas; pues Ricardo III padecería una fortísima escoliosis, algo que le obligaría a andar completamente encorvado.

– Lee sobre este hallazgo en: «El entierro de Ricardo III«

 

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