Resumen de Ricardo II

William Shakespeare

Ricardo II

Este drama hist�rico en cinco actos en verso, cuyo t�tulo original es The Tragedy of King Richard II, fue acaso escrito hacia 1595-96, publicado en in-cuarto en 1597, 1598, 1608 y 1615 y en in-folio en 1623. Su fuente principal es la Cr�nica de Holinshed en su segunda edici�n (1587), porque la escena cuarta del acto segundo utiliza un pasaje que no figura en la edici�n de 1577. Otras fuentes son la Cr�nica de Hall, las Guerras civiles de S. Daniel y la traducci�n inglesa (de Bernera) de la Cr�nica de la traici�n y de la muerte de Ricardo II de Inglaterra, atribuida a Jean Le Beau.

Hasta hace alg�n tiempo, se cre�a ver en este drama el influjo de Christopher Marlowe (1564-1593), por la manera de utilizar las cr�nicas. La cr�tica m�s reciente cree, en cambio, que la segunda y la tercera partes del Enrique VI de Shakespeare preceden al Eduardo II (1592) de Marlowe; de modo que Shakespeare habr�a sido el primero en iniciar este tipo de drama, y Marlowe, aunque haya influido sobre �l, habr�a en este caso recibido su influjo, tomando de �l la idea de dramatizar las cr�nicas. Es sin embargo cierto que el car�cter de Ricardo II ofrece analog�as con el de Eduardo II.

El drama trata los principales episodios del gobierno de Ricardo II. El rey Ricardo destierra arbitrariamente a Henry, apodado Bolingbroke, hijo de Juan de Gante, y a Thomas Moebray, duque de Norfolk; si en este caso el d�bil rey se complace en sus actitudes y se embriaga en el ejercicio del poder, poco despu�s, a ruegos de Juan de Gante, mitiga la sentencia de Bolingbroke, queriendo alardear de soberano magn�nimo.

La noticia de la enfermedad de Juan de Gante revela otro aspecto del car�cter del rey: Ricardo se est� exprimiendo el cerebro para ver la manera de sacar m�s dinero de sus s�bditos, y la muerte de Juan le ofrecer�a una magn�fica ocasi�n para incoar un expediente de confiscaci�n y quedarse con los bienes del difunto.

Mientras el rey est� en Irlanda, Bolingbroke invade Inglaterra con las fuerzas rebeldes. El rey vuelve, se deshace en imprecaciones contra sus enemigos y traza un retrato ideal del car�cter augusto de un soberano, como ser superior a la inconstancia de las instituciones humanas, protegido del cielo que manda a sus �ngeles a combatir por �l; pero pasa de la exaltaci�n al envilecimiento, seg�n el tenor de las noticias que le llegan. Finalmente se retira al castillo de Flint, haci�ndose pasar como v�ctima de los traidores.

El conde de Northumberland, que viene a parlamentar, le asegura que Bolingbroke s�lo pide lo que le pertenece, y el rey concede una entrevista, de la que sale vencido y sometido. Bolingbroke entra triunfalmente en Londres, proclamado rey con el nombre de Enrique IV. En la famosa escena de la deposici�n (acto IV, escena l), Ricardo se compara con Jesucristo. Es verdad que, seg�n ha observado Walter Pater, esta escena tiene toda la solemnidad del ritual de la misa, y todo el drama est� sin duda investido de significado simb�lico: la agon�a y la muerte de Dios, sacrificado sobre el altar. Confinado en el castillo de Pomfret, Ricardo es asesinado.

El drama, adem�s de una viva rese�a de acontecimientos pol�ticos, es, m�s sutilmente que los dem�s dramas hist�ricos de Shakespeare, el estudio de un alma que parece anunciar ya la de Hamlet. Con el d�bil y fascinador soberano contrasta el h�bil y nada sentimental Bolingbroke, que, mientras finge querer s�lo tutelar los derechos de la herencia, se porta ya como un rey, mostrando las cualidades de sagacidad, moderaci�n y dureza que deb�an asegurarle el trono. Por este eficac�simo contraste, el drama ha tenido siempre mucho �xito, y es digno del creador de Hamlet y de El rey Lear.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].