Las memorias de Harry: ¿Hasta qué punto amenazan a la monarquía?
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Reino Unido

El escándalo de las memorias de Harry: ¿Hasta qué punto amenazan sus declaraciones a la monarquía británica?

  • 'En la sombra' desvela detalles de la vida privada del príncipe que salpican a la Casa Real
  • La Corona, como de costumbre, no se ha pronunciado al respecto

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Una pareja se hace un 'selfie' en un escaparate repleto de ejemplares de 'Spare', en Londres
Una pareja se hace un 'selfie' en un escaparate repleto de ejemplares de 'Spare', en Londres

El 2023 ha comenzado en Reino Unido con un nuevo escándalo que salpica, una vez más, a una de las monarquías más antiguas y estables de Occidente. Apenas cuatro meses después de la muerte de Isabel II, la publicación de las memorias del príncipe Harryy sus explosivas acusaciones contra miembros de su familia y la propia “institución” amenazan con eclipsar una ceremonia de coronación histórica en la que el rey Carlos tendrá que definir su propio estilo de reinado a la estela de su madre, una de las soberanas más queridas dentro y fuera del país. Las declaraciones de Harry llevan semanas copando titulares pero, ¿hasta qué punto perjudican a la corona británica?

“No es lo ideal para ninguna familia que lo que ocurre a puerta cerrada esté a disposición del público para que hagan observaciones y comentarios. Es desafortunado, pero no creo que vaya a tener ningún impacto duradero ni amenace a la estabilidad del reinado”, defiende a RTVE.es la profesora de historia en la Universidad de St Andrews y comentarista real, Chandrika Kaul, que cree que todo seguirá como hasta ahora en lo que respecta a la familia real.

En Spare, que podría traducirse como “el repuesto”, aunque el libro se haya publicado en España con el título En la sombra, Harry, dice, trata de contar “su verdad”. Para ello, ahonda en distintos episodios de su vida, que pasan por la traumática muerte de su madre, su estancia en Afganistán, sus coqueteos con las drogas, su relación con su esposa, Meghan Markle y, lo más sonado, revelaciones sobre su familia, que incluyen una acalorada conversación con el príncipe Guillermo por la que este le habría llegado a agredir físicamente.

Además, como ha hecho en las distintas entrevistas promocionales, el hermano del heredero al trono, que confiesa sentirse incomprendido, ha criticado la relación de la Casa Real con la prensa y ha insistido en afirmar que miembros de la familia, como Guillermo o la reina consorte Camila, se habían encargado de filtrar historias que le perjudicaban a él o a Meghan a los medios de comunicación, a los que también ha atacado sin reparos en sus múltiples declaraciones públicas.

Una coronación histórica a la vista

El príncipe Harry no ha querido comprometerse a asistir a la ceremonia de coronación de su padre, prevista para el próximo 6 de mayo. Ha defendido, sin embargo, que “pueden pasar muchas cosas hasta entonces” y ha dejado caer que “el balón está ahora en su terreno”. Dejaba así abierta la puerta a una posible reconciliación que parece difícil después de las duras críticas vertidas.

Entre ellas, cruza la línea roja impuesta por Carlos III, y critica a la esposa del actual monarca, la reina consorte, Camila, reconocida de manera oficial como tal por Isabel II antes de su muerte. Harry ha contado que él y su hermano rogaron a su padre que no se casara con ella, y en sus recientes declaraciones el hijo pequeño de Lady Di ha llegado a describir a su madrastra como una “villana”.

“No se puede culpar a los niños por detestar a la amante de su padre”, argumenta la profesora de historia de la Universidad de Stony Brook, Kathlen Wilson. “Pero desde que se casaron, y desde que la reina Isabel pidió que Camilla fuera reconocida como reina consorte, la mayoría del público interesado se ha reconciliado con ella. Harry tendrá que hacer lo mismo, y una vez que lo haga, será perdonado”.

“Harry ha afirmado que quiere que esto sea una manera de iniciar una conversación y creo que la mayoría de la gente estará de acuerdo conmigo en que esta es realmente la peor manera de hacerlo”, afirma Kaul, que no tiene esperanza en que una reconciliación temprana se produzca.

Como bien apunta la profesora de historia de la Universidad de Cambridge, Shruti Kapila, sus críticas no han sido solo sobre la reina consorte, sino sobre toda la “institución”, palabra que él mismo ha empleado para referirse a la Corona en sus últimas apariciones. “No le veo regresando y tampoco veo qué reacción podría dar Camila. ¿Qué tipo de respuesta puede dar a esto?”, plantea.

La Casa Real, como viene siendo habitual, siguiendo su tradicional máxima 'never complain, never explain', no ha querido pronunciarse y ha continuado con su agenda proyectando una imagen de aparente normalidad a la espera de que el interés despertado simplemente desaparezca. El jueves, tras la tormenta mediática generada por la publicación del libro, el rey Carlos visitó sonriente un taller en un pueblo de Escocia, y William y Kate también lucieron sus sonrisas en su visita a un hospital del norte de Inglaterra.

“Harry les está culpando de cosas realmente graves, pero la estrategia de la Casa Real es no hacer declaraciones y dejar que poco a poco se vaya diluyendo”, argumenta a RTVE.es la directora del Grado en Comunicación corporativa, protocolo y organización de eventos en la Universidad Nebrija, Elena Borau. La profesora cree que la no retroalimentación va a conseguir que el asunto deje de generar tanta expectación, aunque todo dependerá de lo que siga haciendo Harry a partir de ahora.

En mayo, la ceremonia marcará el inicio del reinado de su padre en la emblemática Abadía de Westminster, que también fue testigo, hace 70 años, de la coronación de su abuela, la reina Isabel II. El nuevo monarca, cuyo índice de popularidad está muy por debajo del de su madre, parte con el difícil reto de mantener la estabilidad de la corona en un país que durante siete décadas se ha sentido unido por la figura de su predecesora.

Harry, el príncipe convertido en 'celebrity'

Si bien el libro se ha convertido en todo un fenómeno de ventas, acercándose al millón y medio de ejemplares vendidos en su primer día de publicación, la acogida de su contenido quizás no haya sido la esperada por la pareja. Y es que, el índice de popularidad que más ha descendido tras la cascada de declaraciones de Harry, es el suyo y el de su mujer Meghan.

Como apunta Kaul, cada vez surgen más críticas a su posición. “Muchas de las críticas plantean, ¿qué pasa con el otro lado de la historia? No puede ser que él sea el santo y los demás los pecadores”. La experta defiende, además, que, con base en su reacción en las distintas entrevistas concedidas, Harry no se muestra cómodo al ser cuestionado y, de alguna manera, no está permitiendo que haya otra verdad que no sea la que él mismo defiende.

Por un lado, está rechazando el sueldo de la corona, pero por otro lado se enriquece gracias a ella

"Por un lado, está rechazando el sueldo de la corona, pero por otro lado se enriquece gracias a ella. Creo que está jugando a un juego peligroso en el que él mismo pone en duda su credibilidad", apunta Borau.

Según una encuesta publicada por YouGov, la popularidad del príncipe Harry ha caído a un mínimo histórico en mitad del controvertido lanzamiento de sus memorias. Un 41% de los consultados considera que su principal motivación para publicar el libro no ha sido contar “su verdad”, sino ganar dinero. A medida que Spare sigue acaparando los titulares, este estudio arroja que solo el 24% de los británicos tiene una opinión positiva de su autor.

Quizás, plantea Kaul, las cosas no han salido tal y como la pareja había planteado. "Cuando escribes un libro como este, siempre hay consecuencias que son involuntarias y las consecuencias de las acciones de Harry podrían ser más perjudiciales de lo que tal vez ambos habían imaginado", dice.

Las memorias de Harry: ¿otro capítulo en la guerra con su familia o una crisis mayor?

Sin embargo, como apunta la profesora de la Universidad de Cambridge, aquí es donde entra en juego el factor generacional. “Se podría decir que Harry y Meghan no son tan populares como podrían ser, pero al mismo tiempo, si eres bastante joven, pensarás que toda esta gente (la Casa Real) parece pasada de moda, incapaz de mantenerse al día”, expone Kapila.

La encuesta mencionada más arriba arroja que, para los mayores de 65 años, en la actualidad, Harry y Meghan son incluso menos queridos que el príncipe Andrew, apartado de la institución al verse salpicado por denuncias por abusos sexuales. Por otro lado, según datos de la misma fuente, mientras que solo el 41% de los jóvenes de entre 18 y 24 años tiene una opinión favorable del nuevo rey, la cifra aumenta hasta el 87% de aceptación cuando se trata de los mayores de 65.

La gente o lo ama, o lo odia

"La gente o lo ama, o lo odia", defiende Kapila. "Harry ha surgido como una voz polarizante, y no significa que sea algo negativo, pero ha comenzado a ocupar la misma posición que su madre solía, en la que eres crítico con los medios de comunicación, pero te conviertes en una celebridad".

Meghan y la "oportunidad perdida"

“Todo el sistema, mi familia, el personal, el personal de comunicación [...] perdió una enorme oportunidad con mi esposa". Son palabras del príncipe Harry en referencia a una labor que, según él, podría haberse extendido y beneficiado a escala internacional, en una clara referencia a los países de la Commonwealth.

En sus múltiples declaraciones, Harry ha establecido en la cuestión racial la diferencia entre su esposa, de madre negra y padre blanco, y el resto de mujeres que sufrieron el acoso mediático de la prensa británica. En la miniserie documental de la que ambos son protagonistas se critica a la Familia Real por no haber defendido a Meghan ante las fervientes críticas a la que se retrata como una mujer mestiza que podría haber propiciado un cambio positivo a través del feminismo y el antirracismo.

Para Kapila, el momento actual presenta un reto para la monarquía británica "por muchas razones, no sólo porque la era de la reina se ha acabado, sino que también supone un punto de inflexión en los debates mundiales sobre la identidad, la raza y similares y en torno al imperio".

Recordemos que, al igual que Isabel II, el nuevo monarca está al frente de la Commonwealth, una organización compuesta de 56 países de los cuales 15 comparten jefe de Estado con Reino Unido. Algunos de ellos, ya han manifestado a través de su gobernantes su deseo de cambiar de régimen político a una república y durante su gira por el Caribe, los príncipes William y Kate sufrieron de primera mano el rechazo de parte de la población en países como Belice.

"Creo que es un punto de inflexión y no sé se sabe cómo van a salir de ello", añade Kapila. La reina proporcionó estabilidad a pesar de un montón de cambios, pero "ahora es diferente porque Carlos comienza su reinado tras más de cuatro décadas en el que ha sido blanco de opiniones y emociones divididas".

Una familia acostumbrada al escándalo

Si en algo coinciden las analistas consultadas es en afirmar que este no es el primer gran escándalo al que se enfrenta la Casa Real británica, que ya ha sobrevivido a crisis peores. Por eso, Borau, cree que, tratándose de una de las monarquías “más importantes, longevas y estrictas del mundo, siempre hay vuelta atrás” para mejorar la relación.

Wilson, por su parte, defiende que la monarquía británica se ha caracterizado durante siglos “por su mala conducta, escándalos y desavenencias”. Retrocede, por ejemplo, hasta 1820, cuando el rey Jorge IV intentó divorciarse de su esposa Carolina de Brunswick, de la que ya estaba separado, causando movilizaciones entre distintos sectores de la población. Entonces, se impidió que el monarca pudiera divorciarse, pero ella nunca fue restituida como reina y se le negó la entrada a la coronación en la Abadía de Westminster.

“El escándalo mantiene a la familia real visible y pública; no amenaza a la institución, sino que la fortalece. La crueldad es la clave, proporcionando un espectáculo que mantiene a la gente cautivada, a pesar de sus protestas sobre su irrelevancia”, defiende Wilson.

Por su parte, Kaul recuerda un suceso más reciente en la historia que recuerda, de nuevo, que, si Harry finalmente no asiste a la coronación de Carlos, no se tratará de algo inédito. En 1937, el rey Eduardo VIII, que abdicó tras haberse negado a seguir las recomendaciones de palacio y seguir adelante con el matrimonio con una mujer americana divorciada dos veces, no asistió a la coronación de su hermano, Jorge VI. El escándalo le persiguió hasta 16 años más tarde, cuando tampoco estuvo presente en la coronación de Isabel II.

"Espero que Harry sucumba a los protocolos y acuda a la coronación, a la que seguramente será invitado. Todo lo demás forma parte del hipnotizante velo de especulación que mantiene a la realeza a la vista del público", concluye Wilson.