Pocas veces el príncipe habla de su mujer y, menos aún de su salud. En esta ocasión ha revelado que, pese a todos estos meses de descanso y terapias para tratar su fatiga crónica, Charlene todavía está sumergida en ese proceso. "En algunos momentos está cansada (...) Hay que darle tiempo para que se mejore y para que pueda asumir otros compromisos". Son palabras que Alberto pronunció en la tradicional entrevista que concede todos los años con motivo del Día Nacional del Principado para Monaco Matin, de Nice Matin, diario francés regional que cubre la Provenza, Alpes y Costa Azul.

A lo largo de la conversación, el príncipe ha reconocido que tanto él como su mujer están muy involucrados en la educación y en la formación de sus hijos, Jacques y Gabriella, que el 10 de diciembre cumplirán 8 años. Los mellizos "están muy unidos" y "son muy cómplices", apuntó su padre. Pese a que Jacques es el heredero del Principado, ni él ni si mujer hacen distinciones y destaca que también la pequeña Gabriella tendrá "un papel destacado", por eso dede estar "preparada", para "poder ayudar a su hermano". 

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El pasado 19 de noviembre el jefe de la Casa Grimaldi y su familia presidieron el Día Nacional de Mónaco. Una fiesta a la que asistió Charlene y a la que pudimos ver bajando las escaleras de la Catedral de Mónaco tras la misa de Acción de Gracias. La ex nadadora descendía despacio agarrada del brazo de su marido. Una gran pamela negra de ala ancha cubría su sonrisa tibia. Para la princesa era un momento muy esperado, ya que supone su regreso a una de las citas más señaladas de la agenda monegasca. El año pasado se ausentó al acto por su ingreso en una exclusiva clínica suiza, donde permaneció seis meses para reponerse de su fatiga crónica. Un proceso que ella misma calificó como "un camino largo, difícil y doloroso". 

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