Maud de Noruega, la reina de la finísima cintura obsesionada con su ropa

Se cumplen 150 años del nacimiento de la princesa británica que se casó con su primo y llegó inesperadamente a reina consorte.

Maud de Noruega.

Dominio Público

Al realizar una búsqueda en Internet sobre la reina Maud de Noruega, la primera palabra que Google sugiere es "cintura". Y es que la curvilínea figura victoriana de la princesa nacida en 1869 fue la gran seña de identidad que la acompañó durante gran parte de su historia, un periplo entre países y algún amor frustrado.

Nacida el 26 de noviembre de 1869, Maud de Noruega, hija del rey Eduardo VII de Inglaterra y la reina Alejandra, estaba destinada a llevar una vida discreta. Pero las cosas cambiarían. Pasó una infancia feliz como la favorita de su padre. Apasionada de la hípica y el esquí, su familia, que la veía poco femenina, solía llamarla 'Harry'.

Maud de Gales (centro) con sus dos hermanas.

© D.R.

Se enamoró del príncipe Francisco de Teck, que no estaba interesada en ella, y finalmente se casó con su primo carnal, Carl de Dinamarca, a quien solía visitar durante las vacaciones (la madre de Maud era una princesa danesa). La boda se celebró en la capilla privada del palacio de Buckingham en 1896 y la novia llevó un vestido regalado por la reina Victoria. Tenía 27 años, una edad tardía para contrar nupcias en ese momento.

Cuadro de Laurits Tuxen, © D.R.

El plan era vivir tranquilamente en Copenhague, pero con la disolución de la unión entre Noruega y Dinamarca en 1905 los noruegos optaron por la monarquía en lugar de la república y el parlamento escogió a Carl como rey bajo el nombre de Haakon II. Para entonces, el interés de Maud por la moda ya había alcanzado su punto álgido y dicen que su única preocupación durante los meses siguientes fue preparar su atuendo para la coronación en la catedral de Nidaros, en Trondhjem.

La reina Maud el día de su coronación.

© D.R.

El vestido de la ceremonia se expuso en el museo Victoria & Albert de Londres en 2005 en una muestra dedicada a su persona con ocasión del centenario de la independencia del país. Mostraron 52 piezas, que eligieron entre las más de 264 custodiados en el Palacio Real de Oslo. Según explicaba The Guardian, el traje de la coronación era "una obra maestra de costura y política –una complicada colaboración entre una casa de moda noruega y un sastre de la corte londinense". Las dos firmas que colaboraron en la creación de la prenda, una cascada de flores y lazos, perlas artificiales y lentejuelas sobre dorado, fueron la británica Vernon y la casa Silkehuset de Christiania, y también se dice que intervino Charles Frederick Worth en los bordados.

Entre las joyas, destacaba la impresionante estrella de la Orden de la India que diseñó el príncipe Alberto (gran apasionado de las alhajas) para la reina Victoria, además de varios broches de diamantes y perlas. Aunque el protagonismo se lo llevó la espectacular gargantilla de diamantes dispuestos en forma de red.

La reina Maud llegaría a formarse un armario con las creaciones de los modistos europeos más relevantes de la época. Además de la casa de Worth, también trabajó con Blancquaert, de Londres, sobre todo en los años treinta, o Morin-Blossier, el dúo creativo formado por Victoire Morin y Marie Blossier, originalmente en Viena y más tarde establecidas en París. "El atractivo del guardarropa de la reina Maud es inmediato: además de su cualidad intrínseca, documenta una era extraordinaria en la historia de la moda, desde los decorativos pero elaborados vestidos de la era victoriana hasta el chic de líneas rectas de los años treinta: ropa para la monarca moderna trabajadora", explican Susan North y Jenny Tiramani en el libro Style and Splendour: The Wardrobe of Queen Maud of Norway 1896-1938. "Engloba lo público y lo privado como ninguna otra colección, desde los suntuosos vestidos de gala para las ocasiones oficiales hasta sus conjuntos para montar a caballo, el sportswear de invierno, y los trajes simples para las tardes en el jardín con sus nietos".

El rey Haakon II con su esposa Maud y su hijo Olaf.

© George Grantham Bain Collection

Su armario sirve además como testimonio de la evolución de los roles de la mujer en el cambio de siglo. "Los vestidos más tempranos de finales de 1890 –sobrecargados, sobreadornados, sobrefemeninos e incómodos de llevar– contrastan duramente con los livianos trajes de seda de los años 30, que sugerían libertad y movimiento".

Aunque su debilidad por la moda ocupa una gran parte de la biografía de la reina, lo cierto es que Maud desarrolló un talento como fotógrafa nada desdeñable. A lo largo de su vida llenó más de 44 fotos de imágenes con retratos de ella misma y sus conocidos. La primera Instagrammer.

Artículo publicado originalmente en noviembre de 2018 y actualizado.

Retrato de la reina Maud de Noruega.

© D.R.