El rey Jorge III y la reina Carlota de Inglaterra: su turbulenta historia de amor

El agridulce matrimonio real vuelve a estar de actualidad gracias a ‘La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton’
India Amarteifio como la reina Carlota y Corey Mylchreest como el rey Jorge en ‘La reina Carlota Una historia de Los...
India Amarteifio como la reina Carlota y Corey Mylchreest como el rey Jorge en ‘La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton’.Liam Daniel / Netflix

En el libro La reina Carlota: Una historia de Bridgerton, de Shonda Rhimes, un romance real cobra protagonismo: el de la reina Carlota y el rey Jorge. En la serie, la pareja se casa a las pocas horas de conocerse y, al principio, su unión es una mezcla de amor y odio: Jorge no muestra interés alguno en pasar tiempo con su esposa, lo que hiere y enfurece a Carlota. Pero cuando se ven, su química es innegable.

Aunque La reina Carlota es una ficción televisiva, sus personajes principales están basados en dos monarcas históricos: el rey Jorge III, que gobernó el Reino Unido desde 1760 hasta 1820, y su esposa, la reina Carlota.

¿Cuál fue la verdadera historia de su romance?

Cuando el Rey Jorge III, soltero, subió al trono en 1760, a sus 22 años, su una prioridad inmediata fue encontrar una esposa y así asegurar el linaje de su familia. Pero del dicho al hecho hay un trecho. En primer lugar, su esposa debía ser aristócrata. Y protestante, ya que Jorge era líder de la Iglesia de Inglaterra. Por lo tanto, la nobleza francesa y española, ambas católicas, quedaban descartadas. Además, el enlace tenía que ser políticamente convincente: según A Royal Experiment: The Private Life of King George III, de Janice Hadlow, los consejeros no veían claro que Jorge se casara con una mujer de Holanda o Dinamarca, por ejemplo, ya que ya lo habían hecho sus hermanos. Por último, estaba su temperamento: el rey Jorge era un hombre intelectualmente curioso, pero reservado, y no quería una esposa exigente, ni con vida propia. "El rey tenía una idea muy clara del tipo de mujer que buscaba: una que compartiera su visión de una monarquía moralmente regenerada y que estuviera dispuesta a desempeñar el papel que le correspondía en su gran proyecto doméstico", escribe Hadlow.

Después de mucho buscar dio con la pareja perfecta: la princesa Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, de 17 años, procedente de una región rural de Alemania: "Joven, inexperta y poco instruida en los caminos de la corte o la política, su ingenuidad se convirtió en su cualidad más atractiva y poderosa, una tentadora página en blanco sobre la que un hombre podía escribir", recuerda Hadlow. Eso no quiere decir que Charlotte fuera una niña perdida en el bosque: era una adolescente culta, bibliófila y con curiosidad intelectual.

El 17 de agosto de 1761, Charlotte zarpó hacia Inglaterra. Llegó el 8 de septiembre y ambos se casaron seis horas más tarde.

La pareja encajó extraordinariamente. A ambos les apasionaba la música, para la que Carlota tenía un gusto notable: al principio de su reinado descubrió a un Mozart de ocho años y le invitó a actuar en Londres. Compartían también la afición por el campo: Jorge tenía un profundo interés en la agricultura, y Carlota, en la botánica. Ambos anhelaban una vida doméstica relativamente privada, y pasaban mucho tiempo en el palacio de Kew, a las afueras de Londres. Sus cartas revelan a una pareja afectuosa y satisfecha: "Me ha hecho muy feliz su cariñosa y amable carta, por la que no tengo palabras para expresar mi alegría, pero puedo decir con gran verdad que aunque mi pluma no pueda expresar mis sentimientos, mi corazón los siente profundamente", escribió Carlota en 1797, tres décadas después de casarse. Tuvieron quince hijos.

Sin embargo, hubo un triste problema en su unión: la locura del rey Jorge. "Locura" es un término arcaico para designar una enfermedad para la que, en el siglo XVIII, la comunidad médica no tenía otra palabra. Los historiadores de hoy creen que, seguramente, Jorge sufría un trastorno bipolar y manía crónica, con toda probabilidad agravados por el tratamiento con arsénico que le prescribió su médico. A lo largo de su reinado están documentados al menos cinco brotes.

Retrato de la reina Carlota con sus dos hijos mayores en la Royal Collection, Londres.Heritage Images / Getty Images

En un artículo de una revista médica, "The madness of King George III: a psychiatric re-assessment", publicado en History of Psychiatry, Timothy J Peters escribía que en 1765, a los 27 años, el Rey ya mostraba signos que apuntaban a una depresión leve. Tras una dura enfermedad física, con hemorragias y dolores de pecho, Jorge mostraba una persistente inestabilidad mental: "Fue una época difícil para el Rey, que declaró que durante este periodo apenas dormía dos horas por noche, y que tenía serias dificultades para tomar decisiones sobre los nombramientos de sus primeros ministros y gobiernos", relataba Peters.

En octubre de 1788 llegó una crisis maniaca aguda, desencadenada por un fuerte ataque de ictericia. Los relatos de la época destacan su incesante y obsesivo parloteo. Un mes más tarde, uno de sus médicos escribió sobre un incidente en el que el Rey entró desnudo en el dormitorio de la Reina. Para diciembre le ponían frecuentemente una camisa de fuerza. También jugueteaba neuróticamente con pañuelos. Según un relato de marzo de 1789, "su nerviosismo parecía obligarle a enrollarlos en cuanto se los daban: algunos días acumulaba cuarenta o cincuenta." Entre la población empezó a circular el rumor de que el Rey había muerto. Hadlow escribe que, durante este tiempo, Carlota estaba muy ansiosa y asustada, pero se las arregló para mantener la compostura. Jorge sufriría varios episodios debilitantes más en 1795, 1801 y 1805.

Hacia 1810, Jorge mostraba signos compatibles con la paranoia y, en los años siguientes, quizá demencia. En 1811 los médicos anunciaron que padecía una demencia irreversible. "Hemos visto frecuentemente a Su Majestad en un estado de delirio, presa de alucinaciones, con un grado de irritabilidad que solo podía satisfacer mediante la coerción, profiriendo gritos y ruidos sin sentido", escribió uno de ellos, Robert Willis, en septiembre de ese año).

Poco después, el Príncipe de Gales se convirtió oficialmente en Regente, y Carlota, en la tutora permanente de Jorge, a cuyo lado permaneció hasta que este murió, en 1818.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com. Traducción y adaptación: Carmen Cocina.

SUSCRÍBETE a nuestra newsletter para recibir todas las novedades en moda, belleza y estilo de vida.

lady di mallorca principe guillermo
Los mejores looks de Lady Di en España (que llevaríamos hoy)
Gallery10 Fotos
Ver fotos