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De otra pasta

La princesa Ana, la favorita de Isabel II y los brit�nicos portadora del palo de oro de Carlos III

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Encabezar� la procesi�n de la carroza de los nuevos monarcas. Nunca ha generado tanto inter�s medi�tico como sus hermanos, pero los esc�ndalos en su primer matrimonio hicieron correr r�os de tinta.

La princesa Ana en Escocia el pasado septiembre, tras la muerte de su madre
La princesa Ana en Escocia el pasado septiembre, tras la muerte de su madreGTRES

"Si algo no se tira pedos o come heno, a Ana no le interesa". Es lo que habr�a dicho en cierta ocasi�n de su hija Felipe de Edimburgo, el sarc�stico marido de la reina Isabel II. Lo recogi� hace muchos a�os el peri�dico The Independent y parece encajar como un guante en la �nica hermana del rey Carlos III, protagonista este s�bado de la primera coronaci�n de un monarca brit�nico en siete d�cadas. Porque la mayor pasi�n, casi enfermiza, de la princesa Ana (72 a�os) son los caballos. Una afici�n que compart�a con su madre y que tambi�n le un�a al duque de Edimburgo.

Ella fue siempre el ojito derecho del consorte de la reina. Coincid�an en el sentido del humor, en la id�ntica forma de entender la lealtad inquebrantable hacia la Corona y en la capacidad para asumir el viejo lema de los Windsor -Nunca expliques, nunca te quejes- que tantos otros integrantes de la dinast�a han sido incapaces de seguir, tan quejicas muchos de ellos, -Harry y Meghan se llevan la palma-. La periodista Penny Junor escribi� en uno de sus muchos libros sobre la Monarqu�a brit�nica que la princesa Ana fue el primog�nito que Felipe de Edimburgo hubiera querido tener, es decir, su ideal heredero al trono, en contraste con el rechazo que durante mucho tiempo le caus� que su hijo mayor, Carlos, fuera tan sensible, apocado y falto del aplomo que ella s� derrocha.

La princesa Ana junto a Isabel IIen las c�lebres carreras de caballos de Ascot, su gran afici�n
La princesa Ana junto a Isabel IIen las c�lebres carreras de caballos de Ascot, su gran afici�nGTRES

PRINCESA REAL

Ana es princesa real del Reino Unido de la Gran Breta�a e Irlanda del Norte. El ap�ndice real a la dignidad de princesa -�sta por nacimiento- no lo obtendr�a hasta junio de 1987, cuando ya contaba con 36 a�os, que es cuando decidi� otorg�rselo su madre, la reina. Como princesa real mantiene un rango diferencial respecto a las dem�s princesas de la Casa Windsor. Es cierto que se trata del tratamiento que hist�ricamente han recibido las hijas mayores del rey de turno desde el siglo XVII. Pero Isabel II quiso que la concesi�n sirviera para subrayar el trabajo incansable de Ana. La reina sab�a que all� donde necesitara enviar a alguno de sus familiares, siempre pod�a contar con ella.

Le pasa lo mismo hoy a Carlos III. Su hermana se ha convertido en uno de sus mayores apoyos para encarar este nuevo reinado no exento de turbulencias. Y, como expresi�n de reconocimiento, el monarca ha querido que ella ejerza durante la procesi�n de la coronaci�n como Gold-Stick-in-Waiting (se podr�a traducir como Palo de Oro). Ser� la primera mujer en la historia que encabezar� a caballo la gran procesi�n detr�s de la carroza de los monarcas, con una funci�n que desde tiempos de los Tudor consiste en salvaguardar la seguridad del soberano, hoy algo l�gicamente honor�fico.

Carlos III desfilando junto a su hermana, la princesa Ana
Carlos III desfilando junto a su hermana, la princesa AnaGTRES

Del humor c�ustico y de la flema de la princesa Ana da muestras el hecho de que en una reciente entrevista a la televisi�n p�blica canadiense se pronunciara as� a prop�sito de ejercer como Palo de Oro: "Me lo ofrecieron y dije que s�, de ese modo tengo resuelto el problema de c�mo vestir ese d�a".

Genio y figura, en la misma entrevista se permiti� dar una colleja p�blica a su hermano, diciendo que "adelgazar la Monarqu�a no es una buena idea", tal como planea Carlos III, porque hoy que no se puede contar ni con el pr�ncipe Andr�s -defenestrado por su turbio esc�ndalo de abuso sexual- ni con los d�scolos Harry y Meghan, no sobran precisamente pies y manos para representar a la Corona. Y no es balad� que lo haya dicho el miembro de la Monarqu�a m�s trabajador, que en 2022 atendi� 214 actos oficiales.

Aunque nuestra protagonista no ha tenido nunca tanto eco medi�tico como el resto de su familia -en parte por no ser una fashion victim ni haberse dejado arrastrar por las servidumbres del populismo que se impuso en la Corte de San Jaime con la llegada de Diana de Gales-, tambi�n ha protagonizado sonoros esc�ndalos en el terreno sentimental.

La princesa se cas� el 14 de noviembre de 1973 en la Abad�a de Westminster con el capit�n Mark Philips, con quien compart�a la afici�n por la h�pica -�l logro un oro en los Juegos Ol�mpicos de M�nich de 1972-. La hija de la reina y el militar, que lleg� a ejercer como ayudante de campo personal de Isabel II, se hab�an conocido varios a�os antes. Y lo que cuentan las biograf�as no autorizadas de Su Alteza Real es que ella acab� en sus brazos por despecho al no poder seguir la relaci�n con el que hab�a sido su primer amor, un amor juvenil pero parece que muy apasionado, Andrew Parker Bowles, por entonces compa�ero del equipo de polo del pr�ncipe Carlos.

La princesa Ana junto a sus hermanos Carlos, Andr�s y Eduardo, en el funeral de la reina
La princesa Ana junto a sus hermanos Carlos, Andr�s y Eduardo, en el funeral de la reinaGTRES

S�, nos suenan bien los apellidos, desde luego. Porque Parker Bowles, as� de endog�micas eran entonces -quiz� tambi�n ahora- las relaciones de la alta aristocracia brit�nica, ser�a el hombre con quien se casar�aCamilla Shand, la mujer por la que hab�a perdido todos los sentidos el pr�ncipe de Gales. La historia es bien sabida. Ana no pudo ir m�s all� en su romance con Parker Bowles por muchas razones, entre ellas el hecho de que �l fuera cat�lico -faltaban d�cadas para que los miembros de la familia real pudieran casarse con herejes sin perder sus derechos sucesorios-. Carlos, por su parte, se vio obligado a renunciar a Camilla, que ni era virgen ni parec�a la indicada para convertirse en la futura reina. Y, despu�s de tres matrimonios cruzados infelices, de la desgraciada muerte de Diana, de divorcios escandalosos y sucesivos annus horribilis para la Corona, en 2023 Carlos III y Camila son reyes y la princesa Ana mantiene una bonita amistad con Andrew Parker Bowles, el ex de la reina, uno de los 2.200 invitados a la coronaci�n en Westminster. Todo as� de moderno.

La princesa Ana y Mark Philips tuvieron dos hijos: Peter (1977) y Zara (1981). Pero si lo de Carlos y Camila fue "un matrimonio de tres", en lo de Ana y Mark hab�a m�s gente que en el famoso camarote de los Hermanos Marx. No tardar�an en estallar los esc�ndalos y en airearse en la prensa las infidelidades mutuas.

A la princesa se le adjudicaron romances con el escolta personal Peter Cross o el actor de Retorno a Brideshead, Anthony Andrews. La relaci�n de la pareja lleg� a ser tan fr�a y tirante que, tras el nacimiento de Zara, Buckingham se las ve�a y deseaba para tapar la farsa porque Ana y Mark se negaban hasta a alojarse en el mismo hotel cuando realizaban viajes oficiales.

En 1989 se produjo un terremoto en la familia real que anticip� todos los que ir�an llegando despu�s. El peri�dico The Sun public� cuatro cartas que hab�an sido robadas del despacho de la princesa. El remitente era Timothy Laurence, capit�n de fragata de 34 a�os que por entonces ejerc�a como caballerizo de la reina. Las misivas dejaban a las claras que Ana y �l manten�an un romance. Corrieron r�os de tinta y, abierta la veda, los tabloides se metieron de lleno en el picadillo, publicando que la hija de la reina y su marido s�lo se hab�an visto 40 d�as en el �ltimo a�o, siempre por razones protocolarias.

La princesa Ana junto a Camila Parker Bowles
La princesa Ana junto a Camila Parker BowlesGTRES

Y en esas sali� a la palestra Heather Tonkin, una profesora de arte de Nueva Zelanda que cont� con pelos y se�ales la aventura que hab�a mantenido con Mark Philips. La importancia de la historia resid�a en que, fruto de la misma, en 1985 naci� una ni�a. Aunque �l se neg� a reconocerla, unas pruebas de paternidad en 1991 dictaminaron que efectivamente era su hija.

As� las cosas, en abril de 1992 el Palacio de Buckingham anunci� que la princesa Ana, entonces de 41 a�os, hab�a iniciado los tr�mites de divorcio del capit�n Mark Phillips, de 43.

Una vez superados los esc�ndalos, y con la atenci�n medi�tica centrada en otros Windsor m�s pol�micos, la hija de la reina pudo casarse en segundas nupcias, en diciembre de 1992, con el comandante Timothy Laurence. Lo hicieron en la iglesia parroquial Crathie Kirk de Crathie, cerca del Castillo de Balmoral, puesto que la Iglesia de Escocia permit�a el matrimonio de personas divorciadas. Y lo cierto es que desde entonces la princesa y �l forman una pareja que ha hecho de la discreci�n m�s absoluta su bandera.

Uno de los episodios m�s angustiosos en la biograf�a de Ana de Inglaterra, que da buena cuenta de su car�cter, tuvo lugar en los a�os 70, cuando ella contaba con 23 a�os. Un hombre enfermo de esquizofrenia, que hab�a trazado un plan para secuestrarla, logr� parar el veh�culo en el que viajaba la princesa y abri� fuego contra su ch�fer y un guardaespaldas, adem�s de contra dos viandantes. El asaltante lleg� a enca�onar a la propia hija de Isabel II para lograr que saliera del coche, a lo que ella, con una frialdad y tranquilidad asombrosas, se neg�, lo que frustr� el secuestro, ya que finalmente un ex boxeador que paseaba cerca del lugar de los hechos pudo neutralizar al pistolero a base de pu�etazos. "Estuve cerca de perder los nervios pero sab�a que si lo hac�a, le pegar�a y entonces �l me disparar�a", confes� la princesa en The Telegraph.

Tampoco ha tenido nunca pelos en la lengua para hacer declaraciones tan contundentes como cuando en 2020 se despach� a gusto en Vanity Fair Inglaterra con los miembros m�s j�venes de su familia: "Cuando se trata de sus deberes reales, quieren reinventar la rueda". Todo el mundo interpret� que el dardo iba dirigido hacia Harry y Meghan, convertidos ya entonces en una patata caliente para la Monarqu�a.

As� es la princesa Ana, "valiente, pragm�tica, brillante e independiente", seg�n la defini� su padre, quien si hubiera podido asistir este s�bado a la coronaci�n de su primog�nito quiz� siguiera pensando que ella es el rey que se ha perdido la naci�n.

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