Este artículo reunirá las obras más emblemáticas, o que mejor representan, a todos y cada uno de los presidentes de los Estados Unidos de América. Por preferencia, se ponen primero autobiografías escritas por el propio sujeto, en caso de no existir, van después las biografías de historiadores hechas a partir de artefactos originales —como notas, diarios y cartas—, en caso de ninguna de tales cosas existir tampoco, biografías hechas por familiares, y después y solo después, las hechas por historiadores, siempre que hayan sido especialmente reconocidas por su veracidad, a falta de algo mejor.

Antes de cada libro se adjunta una pequeña descripción del presidente y lo más importante que hizo o las cosas por las que más fácilmente se le recuerda en el imaginario colectivo. Esta descripción no puede ni debe tratar de servir para comprender al completo la historia americana, tal cosa no me es posible. Se adjunta a modo de orientación para saber si el presidente en general te interesa, y consiguientemente te interesaría leer su biografía.

Por último, evidentemente, el artículo es largo y también hay unos presidentes más largos que otros porque hicieron más cosas. Te invito a saltar a aquellos que más te interesen. Los libros están enlazados, mayoritariamente a Amazon, en la medida que se han encontrado versiones digitales a la venta y al Proyecto Gutenberg, en la medida que en que exista documentación gratuita disponible. Que lo disfrutes.

  • George Washington. Principalmente conocido por ser Comandante en Jefe del Ejército Continental revolucionario en la Guerra de la Independencia. Se le considera el Padre de la Patria y uno de los Padres Fundadores. Su mandato se caracterizó por mantener la paz con otros países, pagar la deuda nacional y crear un eficiente sistema fiscal. Murió de neumonía en Virginia. La obra más la más extensa y con autoridad que haya sido publicada es, probablemente, Writings”, de The library of America. La obra abarca básicamente las transcripciones de cinco décadas de la vida de Washington, reuniendo cartas, órdenes, direcciones, páginas de su diario y otros escritos que redactó a puño y letra durante su vida.

  • John Adams. Segundo presidente. También considerado como uno de los Padres Fundadores del país. Este llegó al cargo en las primeras etapas de la Revolución Americana. Su legado más grande fue desempeñar un papel importante en persuadir al Congreso para declarar la independencia, ayudar a Thomas Jefferson en la redacción de la Declaración de Independencia y la solución pacífica de la Cuasi-Guerra frente a la oposición belicista de Hamilton. Las dos obras más importantes disponibles son “Revolutionary Writings”, una recopilación de sus escritos esenciales así como extensos extractos de su diario y cartas formales, y “My Dearest Friend: Letters of Abigail and John Adams”, que como se supondrá son las cartas personales no incluidas en el anterior, que enviaba a su esposa.

  • Thomas Jefferson. El principal autor de la Declaración de Independencia de de 1776 y uno de los Padres Fundadores más influyentes. Principalmente es conocido por su promoción de los ideales del republicanismo, la Compra de la Luisiana (1803) y la Expedición de Lewis y Clark, así como la escalada de tensiones con Gran Bretaña y Francia, que condujeron a la guerra con Gran Bretaña en 1812. Las dos obras más representativas son “Thomas Jefferson : Writings : Autobiography, Notes on the State of Virginia, Public and Private Papers, Addresses & Letters”, de nuevo una autobiográfica transcripción de escritos personales, cartas, diarios y documentos; incluidos los borradores ,originales y revisados, de la Declaración de la Independencia. Y, “American Sphinx: The Character of Thomas Jefferson”, un análisis del carácter del personaje realizado por el historiador Joseph J. Ellis. Este último trata de sacar un cuadro general de un hombre que se movió bastante entre la difamación y el culto. Jefferson pronunció sólo dos discursos públicos en ocho años como presidente, pasaba 10 horas al día trabajando y tenía poca vida social. Esto hizo que acumulara muchas leyendas al rededor de su persona, y esta última obra está nacionalmente entre las más vendidas del país por lograr eficazmente sacar a la luz el hombre tras el presidente.

  • James Madison. Sobre todo se le recuerda por su contribución a la redacción de la Constitución y a la Carta de Derechos, a tal punto que es apodado "El Padre de la Constitución". La recopilación de notas en un solo volumen fue realizada por el ganador del premio Pulitzer en historia, Jack N. Rakove, y se titula “James Madison: Writings”. Contiene cerca de 200 documentos escritos entre 1772, el año después de la graduación de Madison de Princeton, y su muerte en 1836. Por razones obvias también le representa “The Constitution of the United States with the Declaration of Independence and the Articles of Confederation”: los textos completos de la Constitución de los Estados Unidos de América y sus modificaciones, la Declaración de la Independencia y los Artículos de la Confederación y “The Federalists Papers” —gratis en el Proyecto Gutenberg— una colección de 85 artículos que promueven la ratificación de la Constitución de Estados Unidos.

  • James Monroe. El quinto presidente y un ejemplo del concepto “escalar progresivamente”. Fue soldado, abogado, delegado continental del congreso, senador, gobernador, secretario de Estado y secretario de defensa, todo ello, antes de ser presidente. Su etapa se ha llegado a llamar “la era de los buenos sentimientos”, porque todo el mundo estaba en paz y los esfuerzos se centraban en el progreso económico. Los principales problemas a los que se enfrentó fueron los esclavistas y abolicionistas. También la Revolución Industrial y sus nuevas tensiones sociales. De todas formas, en toda su etapa, Monroe se mantuvo lo menos intervencionista posible. En cuanto a las obras, quizás la más completa seaThe Last Founding Father: James Monroe and a Nation's Call to Greatness”, como mínimo una biografía convincente. Si queremos algo escrito directamente por él, tendremos que conformarnos con sus “State of the Union address”, es decir, sus discursos del Estado de la Unión. Que están disponibles en el Proyecto Gutenberg.

  • John Quincy Adams. Fue hijo del segundo presidente de EE. UU., John Adams y de su esposa Abigail Adams, este es el primer hecho por el que se le recuerda. Su tiempo fue diplomático y estuvo implicado en numerosas negociaciones, así que se le documenta relativamente aperturista, aunque feroz nacionalista. También está que fue elegido para la Cámara de Representantes por Massachusetts y ha sido el único presidente en hacerlo, siendo miembro de la Cámara los últimos 17 años de su vida. Su gran fracaso fue un prometido programa de modernización y desarrollo de la educación que al final nunca vio la luz por culpa del Congreso. También se reconocen históricamente sus esfuerzos por abolir la esclavitud, aunque no lo lograse, y por su muerte: murió en el cargo, literalmente se desplomó en la Cámara de Representantes en medio de un debate político. Probablemente la obra más representativa sea “John Quincy Adams: Militant Spirit”, por basarse en su diario, cartas y escritos. También está “John Quincy Adams: A Public Life, A Private Life”, que se centra más en la personalidad, la psique y comportamiento, a menudo frío, irritable, misántropo, erudita y de trabajador obsesivo que siempre se le asoció.

  • Andrew Jackson. Hijo de inmigrantes irlandeses, fue capturado por los ingleses y torturado por estos, a los solo 13 años de edad. Posteriormente combatió en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, en la que perdió a toda su familia. Como general de milicias, se distinguió en la lucha contra los indios. Personalmente, por matar “por honor” y por poseer cientos de esclavos. Como presidente trató de actuar como el representante directo del hombre común de su época y quizás su máxima participación haya sido el mero hecho de llegar a la presidencia desde la nada. De todas formas, en su legado político, predomina la idea de un presidente fuerte, que dejó en claro que él era el gobernante absoluto de la política de su administración, y no cedió nunca ante el Congreso. Probablemente la obra más reconocida de él seaAMERICAN LION: Andrew Jackson in the White House” y a puño y letra, los State of the Union Addresses.

  • Martin Van Buren. En primera instancia se le recuerda por ser el primer presidente de origen no británico del país y el único que no tuvo el inglés como su lengua materna. Su administración estuvo mediatizada por dos hechos: su oposición a la esclavitud y una profunda crisis económica heredada de la presidencia de Andrew Jackson. No logró abolir la primera de todas formas, pues, aunque nunca ocultó su profundo sentimiento antiesclavista, no tuvo más remedio que condescender y lo único que pudo hacer fue retrasar la entrada en la Unión de la esclavista República de Texas. Y en cuanto a la segunda, la arrastró todo su mandato. En cuanto a su política exterior, los cuatro años fueron problemáticos. La guerra cruel e innecesaria que sostuvo contra la tribu india de los seminolas de La Florida y su poco tacto a la hora de resolver fricciones territoriales con Gran Bretaña solo lograron costar dinero que no tenían. En cuanto a obras, este presidente sí escribió una autobiografía en forma, en la década de 1850, mientras vivía en Inglaterra. Hay que recordar, no obstante, que una autobiografía se transcribe textualmente, y como hemos visto, el inglés no era su lengua materna y en realidad nunca lo dominó del todo. Por lo cual, el trabajo siempre ha recibido duras críticas en cuanto a cómo está escrito.

  • William H. Harrison. El 9.º presidente tiene la distinción del mandato presidencial más corto en la historia de los Estados Unidos. Asumió la presidencia a la edad de 68 años, lo que quiere decir que fue el más viejo, al menos hasta la llegada de Reagan. Al morir treinta y dos días después de haber asumido el poder, no hay mucho que decir. Como se convirtió en casi una curiosidad nacional, hay libros, aunque obviamente hablan no sobre su mandato, sino sobre su vida anterior.

  • John Tyler. Tomó el cargo de presidente tras la repentina muerte de Harrison. La medida política interna más significativa realizada por Tyler fue la Preemption Act o Ley de Preferencia, de 1841. Con esta medida les fue otorgado el derecho de comprar 65 hectáreas al precio mínimo de subasta a los colonos que habitaban en tierras propiedad del Gobierno. Y lo último que realizó fue la firma de ley por la que Texas fue anexionada. Sin embargo, no se le considera un éxito pues, no supo ser coherente con los ideales de su partido y no promovió ninguna de las reformas de su campaña. Además contribuyó más que obstaculizó el sentimiento regionalista y secesionista de los estados esclavistas. En cuanto a obras, escribió una autobiografía que se ha respetado en su artefacto original y es de dominio público en los Estados Unidos.

  • James Knox Polk. Undécimo presidente. Su rasgo característico fue servir como el decimotercer presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, es el único presidente que ha servido en esta función, y ser gobernador del estado de Tennessee, también es el único que lo ha sido. Se le recuerda como el último presidente fuerte antes de la Guerra Civil, influyente y exitoso en lo que respecta a su programa. Pudo acometer todos los objetivos nacionales e internacionales que se había propuesto durante su mandato. Entre ellos, una guerra contra de México en la que pudo tomar lo que ahora se conoce como el Suroeste de Estados Unidos. Cumplió su palabra de ser presidente por solo un mandato y se retiró a su casa en Tennessee en marzo de 1849. Tres meses después murió de cólera. En obras, autobiografía no tiene, pero se han escrito ríos de tinta de biografías hechas por historiadores. Mayoritariamente exaltan su éxito político subestimado. Puedo recomendarPolk: The Man Who Transformed the Presidency and America”, entre los más vendidos de Amazon. También, dado el éxito, sus “State of the Union Addresses”, son especialmente extensos.

  • Zachary Taylor. El duodécimo presidente, conocido como Old, Rough and Ready, (Viejo, rudo y listo). Destacó por su gran trayectoria militar y por ser el primero que llegaba al cargo sin haber sido elegido previamente para ningún otro. Además, fue el segundo que murió durante el mandato: de cólera. Sus éxitos en diversas campañas contra los indios y en la guerra contra México, fueron las que allanaron su camino hacia la Casa Blanca. Durante la Guerra de Intervención Norteamericana, Taylor fue el más destacado general estadounidense y, a su fin, regresó convertido en héroe nacional. No obstante, ya en el cargo, su inexperiencia política agravó el conflicto entre esclavistas y abolicionistas y, de todas maneras, no tuvo tiempo de hacer mucho. Su fallecimiento se sucedió dieciséis meses después, por lo cual apenas pudo actuar. En obras que le representan, existe una rareza:The Life and Public Service of General Zachary Taylor: An Address”. Este libro, escrito por Lincoln, es un discurso que representa un elogio público a un presidente por un presidente futuro. Principalmente y por razones obvias, elogia su carrera militar. Un poco más completa, también existe una obra en “La serie de presidentes de los Estados Unidos” que es, para mi, razonablemente buena.

  • Millard Fillmore. Terminó el Mandato de su predecesor, debido a la mencionada muerte prematura. Una característica notoria es haber sido el último presidente que no estaba afiliado a cualquiera de las facciones ideológicas, demócrata o republicana; y uno de sus mayores logros, forzar la apertura de Japón al comercio con el Tratado de Kanagawa. De todas formas, románticamente es asociado al “sueño americano” porque nació en la pobreza extrema, para educarse robo los libros, se casó con la profesora de su academia y fue un hombre “mayormente aburrido”, pero aún así llegó a presidente. También se le recordará porque trabajó para mantener a las islas de Hawai lejos de las manos europeas y se negó a respaldar una invasión a Cuba para ampliar la esclavitud en el Caribe. Negativamente, resultó poco lógico que apoyara la Ley de Esclavos Fugitivos —que declaraba que todos los esclavos fugitivos debían ser devueltos a sus amos—. La Sociedad Histórica de Buffalo publicó uno de los primeros libros sobre élMillard Fillmore: Biography of a President”, para mi gusto, claramente sesgada —Millard fue el primer presidente de esa sociedad—, pero también existen otras, como su participación en La serie de presidentes de Estados Unidos.

  • Franldin Pieree. El 14º presidente. Se le recuerda porque fue el único presidente de la historia del país que prometió el cargo en lugar de jurarlo. Se negó a utilizar Biblia o jurar sobre ella, porque la muerte de su hijo dos meses antes le había hecho cuestionarse la religión. Su presidencia, en general, fue desafortunada. Su política interior proesclavista agravó seriamente las relaciones Norte-Sur y provocó una guerra civil en los territorios de Kansas, que sentó las bases para la posterior Guerra de Secesión. Fue mal al extremo que su partido le negó la nominación para un segundo mandato (siendo este el único caso en la historia de su país). Después, se fue a Europa y se dedicó a escribir columnas críticas para con los siguientes gobernantes. Las obras sobre su persona, no tienen mucho positivo que decir. No obstante, existe una notoria por haber sido escrita por Nathaniel Hawthorne, uno de los escritores americanos más famosos, titulada “The Life of Franklin Pierce”.

  • James Buchanan. Décimo quinto presidente, el único que nunca se casó y el único ciudadano de Pensilvania elegido. Su mandato es criticado por su inacción frente a la división del país, que provocaría el estallido de la Guerra Civil, frente a la que sirvió inmediatamente antes. La mayoría de los historiadores a consideran su presidencia un fracaso y muestra de ello son las obras que se han publicado, por ejemplo, “The Worst President - The Story of James Buchanan”. En 1866 publicó una memoria propia, en la que básicamente hecha la culpa de la guerra contra los abolicionistas y republicanos, llamada “Mr. Buchanan's Administration on the Eve of the Rebellion”.

  • Abraham Lincoln. Decimosexto presidente y quizás uno de los más famosos. Entre los puntos que se recuerdan fácil de él está su asesinato, por John Wilkes Booth, en abril de 1865. Lideró EEUU durante la Guerra de Secesión, el conflicto más sangriento y quizás también la mayor crisis moral, constitucional y política que ha sufrido la nación norteamericana. Al mismo tiempo, preservó la Unión, abolió la esclavitud, fortaleció el Gobierno federal y modernizó la economía. Ha sido considerado por historiadores y por la opinión pública como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos, así que hay obras para dar y regalar sobre su persona. Por nombrar una, “Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln” ha sido alabada por Barack Obama, quien se declara admirador de Lincoln.

  • Andrew Johnson. Había sido el vicepresidente de Lincoln y tomó el cargo dado el asesinato. Se le recuerda porque se opuso a la secesión de Tennessee de la Unión, siendo el único senador sureño que permaneció fiel. Tras su negativa a dimitir como tal, se convirtió en símbolo del ‘unionismo’. Durante su mandato se preocupó por comenzar con la reconstrucción de los estados que se habían separado, pero encontró la oposición de la mayoría republicana en el Congreso y fue sometido a un juicio político. En cuanto a lo negativo, apoyaba la esclavitud: permitió que los estados excluyeran a los negros del derecho a voto y ordenó que las tierras que se habían dado a los antiguos esclavos fueran devueltas a sus antiguos propietarios. En general, su Gobierno no se consideró un progreso sino más bien un atraso, pero los historiadores suelen estar de acuerdo en que no hubo malicia, sino incapacidad para adaptarse a la nueva política que se requería. En este sentido, la biografía que le hizo Hans L. Trefousse, “Andrew Johnson: A Biography”, logra la difícil empresa de expresar historia de vida de Johnson desde la propia perspectiva de Johnson.

  • Ulysses S. Grant. Ante todo, un militar. Le pasó algo parecido a lo de Andrew Jackson —véase arriba—, sus logros militares, como la campaña de Vicksburg o la batalla de Chattanooga, le valieron el mando de todas las fuerzas de la Unión y ascendió a celebridad, lo que aplanó camino a la Casa Blanca. Su presidencia se identificó por tres cosas: la época de la reconstrucción nacional, Gilded Age ('Edad Dorada'), enfocada fundamentalmente hacia el fomento industrial; la terrible inflación del 73, y la corrupción. En realidad, Grant no era adecuado para el cargo: nunca se había interesado por la política y apenas conocía los problemas de la nación. Su ingenuidad y mal cálculo en este aspecto fue evidente a la hora de escoger a sus consejeros, la mayoría políticos de segunda y arribistas, que elevaron el grado de la corrupción de la Casa Blanca hasta límites insospechados. Su obra, primera y última a puño y letra, fue escrita para mantener a su familia, mientras luchaba contra el cáncer de laringe que lo mató: “Personal memories - 1885”.

  • Rutherford B. Hayes. Como presidente, se le recuerda porque supervisó la era de la Reconstrucción de los Estados Unidos y restauró la confianza en el Gobierno, tocada tras el mandatario anterior. Su administración fue tranquila, por eso no hay tanto que decir, lo cual es lógico tras los tiempos anteriores. Dentro de la Casa Blanca, una característica distintiva vino de la primera dama, Lucy Hayes, que quería una casa libre de alcohol y prohibió el consumo dentro de esta. Su política mostró una actitud conservadora, pero puso mucho esfuerzo en las leyes de derechos civiles destinadas a proteger a los estadounidenses negros. Sirvió durante un solo período presidencial, y posteriormente dedicó su vida a la promoción de causas como la alfabetización de los niños y la reducción de la brecha entre los estadounidenses ricos y pobres. Hay biografías publicadas, por supuesto, pero ninguna que le represente más que las demás.

  • James A. Garfield. Vigésimo presidente y el segundo asesinado. Su presidencia es la segunda más corta por esta razón, duró seis meses y quince días en el cargo. También llama la atención que ganó con la diferencia de voto popular más pequeño. En la medida que le dio tiempo, atacó la corrupción política. Pero casi todo lo que sirvió en vida en el cargo, se le fue en tratar de solucionar las fricciones entre las facciones enfrentadas. Uno de los libros más completos que se pueden leer sobre su vida es “DARK HORSE: The Surprise Election and Political Murder of President James A. Garfield”.

  • Chester A. Arthur. Vigésimo primer presidente. Con anterioridad, vigésimo vicepresidente. Cuando Garfield murió, este ocupó el cargo, hasta el 4 de marzo de 1885. Una de las cosas por las que se le recuerda es porque sufragó la renovación de la Casa Blanca con su considerable fortuna personal y porque permaneció bastante tiempo de luto, pues su esposa había muerto antes de que él ascendiera al cargo. También porque por su iniciativa, la Conferencia Internacional de los Meridianos estableció el Meridiano de Greenwich como meridiano de origen y por lo tanto la hora mundial estandarizada, ambas en uso hoy en día. La administración Arthur también promulgó la primera Ley Federal general sobre inmigración, que excluía a los pobres, criminales y enfermos mentales, y más tarde también negaba el derecho a inmigrar de los chinos. También es, de momento, el último presidente en haber solicitado su renominación y no haberla obtenido. Las obras, no son escasas, mas sí poco concretas. Se dice que muchos de sus papeles privados fueron destruidos poco antes de morir, así que la mayoría de biografías tienen lagunas. Sin embargo, tal vez de las más completas seaThe Gentleman Boss” de Thomas Reeves.

  • Grover Cleveland. Vigésimo segundo y vigésimo cuarto presidente, el primer y único que ocupó dos veces el cargo sin ser reelegido. Sus dos administraciones destacaron por la lucha contra la inflación, el intento de no subordinarse a los intereses de su partido y el reforzamiento de las atribuciones presidenciales en detrimento del Congreso. En general, al ser de estrictas convicciones liberales, Cleveland se abstuvo de interferir en la vida económica, favoreciendo a la gran industria. Sin embargo, se le critica su segundo mandato, agobiado por una grave crisis económica y la pérdida del control del partido demócrata frente a las ramas agrarias del mismo. En cuestiones internacionales, fue un fiel exponente de la Doctrina Monroe —cualquier intervención de los Estados europeos en América sería vista como un acto de agresión—. No hay una biografía que le represente del todo, en mi opinión, pero me decanto por recomendar la de Ken Burns, Best Seller del New York Times, por amena y razonablemente verídica, “Grover Cleveland, Again!”.

  • Benjamin Harrison. Nieto del noveno presidente, William Henry Harrison, defendió una política fiscal excesivamente proteccionista. Llevó a cabo una serie de programas de fomento de la industria, aprobó el Proyecto de Ley sobre las pensiones de los veteranos de guerra, reorganizó las Fuerzas Armadas y la administración, y consiguió que se celebrara en Washington la primera Conferencia Panamericana. Negativamente se recuerda la ley arancelaria McKinley Act, que elevó los derechos aduaneros a unos niveles prohibitivos en muchos casos, y por alcanzar un presupuesto federal de gastos de mil millones de dólares, este último principal causa de que fuera derrotado por los demócratas en 1892. Antes de morir en Indianápolis, en marzo del año 1901, Harrison escribió dos libros sobre sus experiencias políticas: “This Country Ours 1987” y “Views of an Ex-president”, publicado a título póstumo, en 1901.

  • William McKinley. Vigésimo quinto presidente y el último veterano de la Guerra Civil que alcanzó ese cargo. El apoyo del millonario Mark Hanna le facilitó la elección presidencial, y lo usó para, entre otras cosas, reforzar el proteccionismo aduanero como respuesta a la crisis económica. Pero por lo que más se le recuerda es por llevar a la nación a la victoria en la Guerra Española-Americana. Falleció tiroteado por el anarquista Leon Czolgosz y se convirtió en el tercer presidente asesinado en el cargo. Una obra razonablemente buena que se puede leer sobre su vida es “President McKinley” y también, quizás, “The President and the Assassin: McKinley, Terror, and Empire at the Dawn of the American Century” que documenta mejor el crecimiento del movimiento anarquista en los EE.UU. que llevó a la muerte al presidente. Ambas recomendadas.

  • Theodore Roosevelt. 26.º presidente y caracterizado por ser también el más joven en la historia del país. Es recordado por su personalidad exuberante (era aficionado a las aventuras como la que le llevó a explorar en 1914 un río del Brasil, llamado desde entonces Río Teodoro), sus logros varios (como naturalista, explorador, cazador, escritor y soldado) y su liderazgo del Movimiento Progresista. Su política interior estuvo marcada por su campaña contra los monopolios y el capitalismo, pero su presidencia es recordada sobre todo por una política exterior expansiva, basada en la doctrina del big stick, que señala el inicio del imperialismo de Estados Unidos y de su actuación como potencia mundial. Como se menciona fue escritor, y escribió realmente mucho. Se cita aquí su autobiografía, pero se calcula, según la web del personaje, que escribió 35 libros y otras muchas cartas y notas.

  • William H. Taft. El vigésimo séptimo presidente y, a su vez, presidente del Tribunal Supremo (1921-1930). Es la única persona en haber desempeñado ambos cargos. Ganó con un amplio margen de votos, apoyado casi exclusivamente en su reputación intachable. Su presidencia estuvo marcada por una tendencia a suprimir las iniciativas progresistas de su predecesor, especialmente en la cuestión de los aranceles. Durante su mandato el Congreso aprobó dos importantes enmiendas: la decimosexta, por la que se podía recaudar impuestos deduciéndolos directamente de la renta, y la decimoséptima, por la que se podía elegir directamente a los senadores. En general, se le recuerda como el que se dedicó a “deshacer lo hecho”, y no se ha escrito mucho acerca de su presidencia, especialmente si se busca algo que trate de expresar su punto de vista. Sin embargo, “The William Howard Taft Presidency”, que forma parte de la serie "The American Presidency", hace un buen trabajo.

  • Thomas Woodrow Wilson. Vigésimo octavo, asumiendo el cargo desde 1913 a 1921. Llevó a cabo una política exterior intervencionista en Iberoamérica y neutral en la Gran Guerra, al menos hasta 1917. Se le recuerda porque al final entró cuasi obligado a la guerra, ante los ataques submarinos alemanes a la navegación en el Atlántico y el temor a una alianza de México con Alemania, empresa que terminó inclinando la victoria hacia su bando. Literalmente, empezó con ello la construcción de un nuevo orden mundial. En enero de 1918 expuso sus famosos catorce puntos para asegurar la paz en Europa y el mundo. Participó en la Conferencia de París y fue premio Nobel de la Paz por ser impulsor de la Sociedad de Naciones. Su biografía más conocida es “Woodrow Wilson: A Biography”, escrita por John Milton Cooper, finalista al premio Pulitzer.

  • Warren G. Harding. Vigésimo noveno. El sexto que murió durante su mandato, en este caso, debido a un ataque cerebrovascular. Su presidencia fue una representación de su personalidad: conservadurismo, política aislacionista del exterior pero interiormente de trato afable, en vistas a una estrategia electoral de "no hacer enemigos”. Llevó a cabo una reducción de los impuestos y del déficit público y su administración presidencial se caracterizó por dar mayor libertad al capital privado, lo que no impidió que, debido a su falta de carácter, favoreciera la corrupción y el cohecho perpetrados a sus espaldas. Otro aspecto de su tiempo fue la restrictiva política anti-inmigración, que en 1921 estableció todo tipo de trabas para orientales y europeos del sur. A parte de eso, en su vida privada, se recuerdan muchos escándalos de infidelidad, sazonados con los problemas de corrupción, ya citados, en su gabinete, lo cual fue en general desastroso para su reputación. A pesar de todo, Harding abrazó la tecnología, era sensible respecto a las necesidades de las minorías y las mujeres, y dentro de lo que cabe, en su mandato hubo recuperación económica. En obras destacadas que puedes leer, está la biografía de John Dean, que ha logrado la considerable hazaña de rescatar la reputación de un hombre que generalmente se considera uno de los peores presidentes. Sacando a colación la citada recuparación económica, rápida y significativa, un acuerdo de reducción de armas internacional importante y una reducción en la división del país.

  • Calvin Coolidge. Número 30. Fue elegido vicepresidente bajo la presidencia de Harding y, al morir este, le sucedió. Fue reconocido como un conservador "de acción decisiva”, que apoyaba una mínima intervención gubernamental en la economía estadounidense. Ganó la reelección en el 24, por lo que se mantuvo en la presidencia hasta 1929. Su mandato se caracterizó por proteger a toda costa los intereses empresariales capitalistas: promovió la reducción de impuestos directos y el proteccionismo aduanero, eliminó ayudas sociales y apoyó la represión del movimiento sindical. Todo ello produjo un clima de crecimiento financiero, que estallaría en la crisis bursátil del 29. Precisamente por esta crisis, cuyas desastrosas consecuencias arrastraría la economía mundial en los diez años siguientes, no se le recuerda bien. En este caso, hay dos buenas obras que se pueden leer sobre él. Por un lado está la biografía best seller del New York Times que le hizo Amity Shlaes: “Coolidge”. Y por otro lado, también es bastante famoso “Why Coolidge Matters: Leadership Lessons from America’s Most Underrated President”, que analiza más bien su capacidad de liderazgo, la cual era innegable dadas las circunstancias y frentes de poder con los que tuvo que lidiar durante toda su presidencia.

  • Herbert C. Hoover. Ya vamos por el trigésimo primer presidente. Fue conocido como “el gran humanitario" que alimentó a una Europa desgarrada después de la Primera Guerra Mundial, y como un liberal convencido de las virtudes del capitalismo que manifestó su abierto apoyo a la Ley Seca —ilegalización de la producción, transporte, venta, importación y exportación de bebidas alcohólicas— . La verdad, no previó en absoluto la crisis bursátil de 1929. De hecho, incluso la agravó al intentar combatirla con medidas contraproducentes, como la reducción del gasto público. En general, esta marcó todo su mandato y a penas pudo cumplir lo que prometió en su campaña. Sin embargo, en libros sí lo hizo bien, escribió muchos artículos y libros. Uno de los más famosos es una traducción que hizo, junto con su esposa, de una obra clásica sobre minería, “De Re Metallica”, original de Georgius Agricola —que sigue siendo publicada y mantiene su vigencia—. Y, para el caso que nos ocupa, sus memorias: “The Memoirs of Herbert Hoover: The Great Depression 1929-1941”.

  • Franklin D. Roosevelt. Si el apellido te suena es porque era primo lejano del también presidente Theodore Roosevelt (véase arriba). Destacando en él, está que fue el único presidente norteamericano en gobernar durante cuatro mandatos seguidos, por tanto fue el que más tiempo ha permanecido en el cargo, si bien se murió sin completar el último. Le caracterizan también su política de lucha contra la pobreza, un afecto por el Ejército que le duraría toda la vida, su política del New Deal y, en general, acabar con la edad dorada del ultraliberalismo, abriendo paso al Estado de bienestar. Entre sus medidas están las relaciones laborales a favor de los trabajadores, la libertad sindical, crear las pensiones de paro, jubilación e invalidez, e instaurar la semana laboral de cuarenta horas y el salario mínimo. Aunque, por supuesto, no consiguió relanzar el crecimiento hasta que la Segunda Guerra Mundial. Sus ideales eran en sí pacíficos pero no pudo evitar que Stalin no quisiera colaborar. Murió de cáncer en plena negociación, sucediéndole su vicepresidente, Harry S. Truman. En obras, fue un presidente popular, reconozcámoslo. Por lo tanto hay muchas biografías suyas y, aunque no son autobiografías, dejó suficientes documentos como para que casi todas estén muy completas. Por citar una “Traitor to His Class: The Privileged Life and Radical Presidency of Franklin Delano Roosevelt”, está razonablemente bien.

  • Harry S. Truman. Esta frase, pronunciada por él mismo, define lo que más le caracterizó: “Sentí como la luna, las estrellas y todos los planetas cayeran sobre mí”, en referencia a cuando en plena Guerra Fría, le tocó asumir la presidencia. En general mantuvo la continuidad con la política de Roosevelt. No obstante, no pudo impedir que el clima internacional de la Guerra Fría se contagiara en la sociedad americana, produciendo la famosa sicosis anticomunista. Entonces, adoptó una postura firme para impedir el expansionismo soviético: “La doctrina Truman”, basada en contener a la URSS mediante ayudas económicas y militares a los Gobiernos amigos —los enemigos de mis enemigos son mis amigos—. Con diferencia la mejor obra que se puede leer sobre él, fue la biografía escrita por su hija, Margaret Truman.

  • Dwight D. Eisenhower. 34º presidente. De nuevo, ante todo, militar. General de cinco estrellas del ejército de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, comandante supremo de las fuerzas aliadas occidentales en Europa, responsable de la planificación y supervisión de la invasión del norte de África en la operación Torch, de la exitosa invasión de Francia y Alemania en el frente occidental y, en 1951, primer comandante supremo de la OTAN. Pero la principal acción militar de su carrera fue la organización y dirección del desembarco de Normandía, destinado a abrir definitivamente un frente occidental hacia el corazón de la Alemania nazi. En principio, el no quería ser político, pero sus convicciones conservadoras se impusieron y aceptó asumir la candidatura republicana para contribuir así a frenar la extensión del Estado de bienestar y combatir las tendencias aislacionistas en política exterior. Durante sus dos mandatos se mostró moderadamente conservador: detuvo el crecimiento del sector público y del Estado de bienestar, pero no desmontó las grandes reformas sociales, simplemente se esforzó por equilibrar el presupuesto con medidas de austeridad. En política internacional, decidió compensar la reducción del presupuesto militar con un sistema de defensa cada vez más nuclear; y trató de fortalecer sus posiciones aceptando como aliado a cualquiera dispuesto a luchar contra el comunismo (caso de la España de Francisco Franco). También destaca en su memoria, haber sobrevivido a siete ataques cardíacos en total, desde 1955 hasta su muerte. Una obra afamada que puedes leer sobre él es ”Eisenhower in War and Peace”.

  • John F. Kennedy. Es uno de los políticos estadounidenses más recordados de la segunda mitad del siglo XX, y el presidente más joven de su país, después de Theodore Roosevelt. Una de sus primeras medidas tras tomar el cargo fue recomendar la puesta en libertad del líder negro Martin Luther King, que cumplía una condena a trabajos forzados en Georgia. Durante su Gobierno tuvo lugar la crisis de los misiles de Cuba, la construcción del Muro de Berlín, el inicio de la carrera espacial y la consolidación del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, así como las primeras acciones estadounidenses en la Guerra de Vietnam. Su programa, de corte liberal, se basó fundamentalmente en la recuperación económica, la mejora de la Administración, la diversificación de los medios de defensa y el establecimiento de una alianza para el desarrollo integral del continente. Sin embargo, no le dio tiempo a mucho, gobernó mil treinta y siete días, luego murió asesinado en Dallas, Texas. Escribió bastantes libros. Para el caso que nos ocupa, recomiendo “The Letters of John F. Kennedy”, pero no se puede dejar de nombrar el libro por el cual ganó el premio Pulitzer a la mejor biografía: “Profiles in Courage”.

  • Lyndon B. Johnson. "Una gran sociedad" para el pueblo estadounidense, y sus semejantes en otros lugares, fue la visión de Lyndon B. Johnson. Se le recuerda porque consiguió la aprobación de un recorte de impuestos que ayudaba a estimular la expansión económica, lanzó su famosa ‘Guerra a la pobreza’, aprobó la Ley de Derechos Civiles iniciada por Kennedy que atacaba la discriminación racial en los lugares e instituciones públicas y aprobó un segundo proyecto de ley que prohibía la discriminación en el voto permitiendo así a millones de negros del sur votar por primera vez. También hizo de la educación la máxima prioridad de la agenda social, con un énfasis en ayudar a los niños pobres. Una de las mejores biografías que se pueden recomendar sobre él, es “The Passage of Power: The Years of Lyndon Johnson” de Robert A. Caro.

  • Richard Nixon. El trigésimo séptimo presidente. Primero: el que se fue. Pero, en general, un “niño bueno”. En el sentido de que hizo las cosas “como deben de hacerse” para cumplir el sueño americano. Nació en una familia humilde, trabajó con su padre y también estudió, ganó una beca y se graduó con honores. En el ejército también destacó. Su carrera despegó del todo, cuando fue miembro del Comité de Actividades Antiamericanas y consiguió abrir una investigación para juzgar a un sospechoso de filtrar documentación clasificada. Durante sus dos mandatos consecutivos como vicepresidente, gozó de un papel inusualmente implicado debido a la crónica dolencia cardíaca que padecía el presidente. Al tomar el cargo, se dedicó de lleno a la política internacional, practicando la misma línea imperialista de las anteriores administraciones. Nacionalmente le quedó tiempo para adoptar el denominado New Federalism —un programa que asignaba dinero para necesidades de los estados y sus ciudades— y desmantelar, lenta pero gradualmente, las leyes fiscales anteriores, como el New Deal. Su principal problema en la presidencia fueron los escándalos sobre el destape de que Nixon había ordenado la instalación en la Casa Blanca de un sistema para grabar todas las conversaciones, lo cual deterioró seriamente su imagen. Fue acusado de obstrucción a la justicia, abuso del poder ejecutivo y quebrantamiento de las normas constitucionales. Ante la situación, decidió renunciar, hecho sin precedentes en la historia de los mandatos presidenciales norteamericanos. Su vicepresidente al tomar el cargo exoneró formalmente a Nixon y aquí no ha pasado nada. Si quieres leer algo sobre él, lo mejor es empezar por sus propias memorias: “The Memoirs of Richard Nixon”. También escribió “Real Peace”, que básicamente es una declaración de intenciones en cuanto a estrategia geopolítica.

  • Gerald Ford. El primer vicepresidente elegido bajo los términos de la Vigésima Quinta Enmienda, dado la renuncia del anterior. En realidad se enfrentó a tareas casi insuperables: lucha contra la inflación, continuidad en política exterior y vuelta a la normalidad nacional. Lo logró. Controló la inflación a costa de limitar el gasto de los programas sociales, pero fue bien. Su decisión más polémica fue la de indultar a Nixon de todos los delitos pero, con todo, según observadores políticos, Ford fue el hombre adecuado y su mandato una transición hacia la normalización. Reseñable está que firmó el Acuerdo de Helsinki, que ratificaba las fronteras europeas posteriores a la II Guerra Mundial y apoyaba la protección de los derechos humanos. El libro más famoso de Ford esA time to heal”. En esencia es autobiográfico aunque sólo sobre su etapa presidencial. También es una critica hacia sí mismo y los demás integrantes de la política americana. Ayuda a entender lo crudo de la situación cuando le tocó tomar la presidencia.

  • James Carter. Más conocido como Jimmy Carter, no usaba mucho su nombre completo. Ya vamos por el presidente número 39. Se le recuerda por ganar el Premio Nobel de la Paz en 2002 por su trabajo para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, avanzar en la democracia y los derechos humanos, y promover el desarrollo económico y social general. Jimmy apoyaba a los negros, las mueres, estaba contra de la guerra y retiró muchas tropas, firmó muchos tratados de paz y dialogó mucho. Aspiraba a un Gobierno "competente y compasivo", y la verdad sus logros fueron notables, pero su época se marcó por un aumento de los costos de la energía, la inflación creciente y continuas tensiones, así que era imposible que su administración satisficiera todo lo que prometió. Los dos grandes retos de su primer mandato fueron la inflación y la dependencia del petróleo extranjero, después se le montó, además, el desempleo. Carter ha sido un autor prolífico en su post-presidencia, escribió entre 21 y 23 libros que cubren una gran variedad de temas, incluyendo el trabajo humanitario, el envejecimiento, la religión, los derechos humanos y la poesía. Si hay que recomendar uno, por supuesto sería su mayor best seller, que además va ideal para el caso que nos ocupa: “A Full Life: Reflections at Ninety”. Es autobiográfico, por supuesto.

  • Ronald Reagan. Cuadragésimo presidente, el único que fue actor profesional y aquél que abrió la tumba a la URSS. En su mandato el déficit público creció enormemente, pero como la inflación y las tasas de interés descendieron y eso es los que la gente ve, fue reelegido en 1984 de forma arrolladora. Por supuesto, el déficit presupuestario no dejó de crecer y obligó a mantener tipos de interés altos y acabaron pesando. Durante su presidencia, en general, impulsó una política neoliberal a ultranza, acompañada de un rearme militar y una política exterior agresiva para relanzar la cruzada contra el comunismo en el mundo. Ordenó intervenciones militares e impulsó un salto en la carrera de armamentos orientada a desarrollar nuevas armas que garantizaran la superioridad tecnológica. Misma superioridad que obligó a la URSS a firmar acuerdos de desarme nuclear y a abandonar Afganistán. El gran lazo de su carrera. Su autobiografíaAn American Life” apareció publicada en 1990, cuatro años antes de que se hiciera público que padecía Alzheimer.

  • George H. Bush (padre). Es el 41.º presidente, no hay que confundirlo con el hijo, que irá más abajo y, seguro, pensando en evitar confusiones, se llamaba casi igual. Tras la retirada de Reagan, George Bush le sucedió como candidato republicano, ganó las elecciones de 1988 y se convirtió en presidente entre 1989 y 1993. Tuvo que afrontar fricciones internacionales debidas desaparición de la URSS y el fin de la Guerra Fría, la reunificación de Alemania y la desintegración de Yugoslavia. Su idea era crear una gran coalición de países occidentales y árabes moderados, aliados de su país, pues la ausencia del hasta entonces “enemigo de todo el mundo” amenazaba con la segregación. Bush ha sido considerado un presidente más moderado que Reagan o que su propio hijo. Tuvo periodos de gran popularidad durante la Guerra del Golfo, mientras colaboraba con las Naciones Unidas después de que Irak invadiese Kuwait. La mejor biografía que se puede leer la escribió su hijo41: A Portrait of My Father”.

  • Bill Clinton. El marido de la que no ganó estas elecciones, Hillary Clinton, y 42º presidente de los Estados Unidos. Básicamente dio un giro conservador, con medidas como recortes de las ayudas extranjeras y el endurecimiento del bloqueo a Cuba. Su presidencia estuvo bastante llena de acusaciones personales: desde haber consumido drogas, haber eludido el servicio militar o haber sido infiel a su esposa, pero la mayoría eran falsas. Su principal iniciativa política fue un programa a cinco años para aumentar los fondos destinados a la educación, la formación laboral y las obras públicas; proponía la reducción de gastos, especialmente de defensa, y un aumento de los ingresos a través de impuestos sobre el consumo de energía. La verdad es que dejó su mandato con un superávit de 559.000 millones y con una aprobación del 66%, la más alta para un presidente de Estados Unidos desde la II Guerra Mundial. Su autobiografíaMy life”, fue recibida con mucho interés. Sólo en el primer día fueron adquiridas 400.000 copias. Ha escrito otros muchos títulos desde entonces, por cierto.

  • George Bush (hijo). 43.º presidente y penúltimo al momento de escribir estas líneas. Tras el fracaso de su padre en las presidenciales del 92, tomó el relevo familiar en la política y se presentó para gobernador de Texas. Su gestión trascendió por culpa de la pena de muerte: durante su mandato se ejecutaron 120 reos. Desde sus primeras decisiones se notó una visión diferente, por no decir opuesta, a la de su predecesor. Destacó su recorte fiscal, la negativa a suscribir los acuerdos de Kioto, que se perdieron 3.3 millones de empleos, transformó el superávit fiscal heredado de la administración Clinton en el déficit fiscal más grande de la historia del país y su puesta en marcha de un programa de defensa antimisiles. Los atentados del 11S, atribuidos a la organización terrorista Al Qaeda, lo colocaron al frente de la primera gran crisis internacional del siglo. Optó por una política militarista cuyo primer objetivo fue Afganistán. Declaró la guerra contra el terror y designó como prioridades de su administración la victoria en la guerra contra el terrorismo. Como dije en Bush padre, Bush hijo es de escribir libros, y en realidad tiene bastantes. Para el caso que nos ocupa, probablemente el más respetable sea “Decision Points”, en el cual explica las razones de sus decisiones más polémicas, durante su presidencia y vida. También es interesante, para servidora, “Portraits of Courage: A Commander in Chief's Tribute to America's Warriors”. Este último es una, digamos, recopilación de relatos, del curso de la vida de los veteranos de guerra.

  • Barack Obama. El último, 44º presidente. Por razones obvias no vamos a hacer un resumen de su vida. Ya lo hicimos hace unos días. También por cuestiones evidentes no ha escrito una biografía que incluya su tiempo presidencial, todavía, aunque sí libros que hacen pensar que la hará. Personalmente la espero con ansias.

Para escribir este artículo se ha consultado, a parte de los libros que se citan, principalmente el archivo oficial de la Casa Blanca.

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