Erupción del Vesubio

Abrasados al instante, así murieron los habitantes de Pompeya

Molde de una figura humana en el Macellum, o mercado de comida, de Pompeya

Molde de una figura humana en el Macellum, o mercado de comida, de Pompeya

Molde de una figura humana en el Macellum, o mercado de comida, de Pompeya. Ya en el transcurso de las primeras excavaciones de Pompeya, los arqueólogos hallaron huecos en la ceniza solidificada que habían contenido restos humanos. Uno de estos arqueólogos, Giuseppe Fiorelli, obtuvo en 1860 los moldes de esos huecos rellenándolos con yeso. Las figuras resultantes mostraban con precisión los últimos momentos de la vida de los pompeyanos muertos a causa de la erupción del Vesubio.

Foto: Stefano Torrione/Gtres

Quien visita Pompeya no puede evitar la conmoción: los moldes de las víctimas de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. son la expresión más humana de aquella antigua tragedia, y su prueba tangible. Esos moldes comenzaron a realizarse a mediados del sigo XIX gracias a la técnica de Giuseppe Fiorelli y captan la agonía de las personas y animales en el instante mismo de su muerte.

Artículo recomendado

Morisot berthe photo

Berthe Morisot, la gran maestra del impresionismo

Leer artículo

Las posturas de muchas de ellas hicieron pensar a los estudiosos durante más de un siglo que gran parte de los habitantes de Pompeya murieron por asfixia, tras una agonía intentando escapar de la erupción del Vesubio. Ahora sabemos que su muerte fue totalmente distinta: murieron abrasados al instante.

El cambio radical en la visión de los últimos minutos de los pompeyanos no llegó hasta bien entrado en siglo XXI, cuando un estudio multidisciplinar de un grupo de investigadores italianos dirigido por Giuseppe Mastrolorenzo y Lucia Pappalardo, del Observatorio Vesubiano, y los biólogos Pierpaolo Petrone y Fabio Guarino, de la Universidad Federico II de Nápoles rectificó la tesis tradicional, vigente durante más de un siglo.

Publicado en junio de 2010, el estudio multidisciplinar, basado en los análisis de los depósitos volcánicos, la estructura de las cenizas y el ADN de las víctimas, así como en simulaciones digitales de la erupción, revelaba por primera vez los efectos de la nube volcánica de la erupción del año 79 d.C. en los habitantes de Pompeya y de otros lugares del área vesubiana.

Un minuto fatídico

"Las víctimas no sufrieron una larga agonía por asfixia, sino que perdieron la vida al instante por exposición a altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C", según Mastrolorenzo.

El responsable del revolucionario estudio explicaba que "hemos estudiado los niveles de cenizas en diversos lugares del área vesubiana. De los perfiles trazados, hemos deducido algunos parámetros: la altura y la velocidad de la nube provocada por el derrumbe de la columna piroclástica, que en aquella erupción alcanzó, como ya sabíamos, los 30 kilómetros de altura. A partir de la velocidad y de la altura hemos podido determinar la densidad de la nube, muy baja, y el tiempo transcurrido mientras pasó sobre Pompeya, poco más de un minuto.

"Los moldes de los cuerpos presentan lo que se conoce como cadaveric spasm, una postura adoptada únicamente cuando la muerte es instantánea. Después hemos analizado los restos óseos y, gracias a los análisis de ADN, hemos detectado cambios causados por las elevadas temperaturas –añade el investigador–. En el laboratorio, hemos sometido fragmentos óseos a niveles cada vez más elevados de temperatura y hemos observado las modificaciones que se producían.

Esclavo hasta el final

Esclavo hasta el final

Como demuestran las cadenas de sus tobillos este molde recuperado de las ruinas de Pompeya corresponde a un esclavo que falleció durante la erupción.

Foto: Ken Thomas

Estos fragmentos se han comparado posteriormente con los restos de las víctimas de Pompeya, y hemos concluido que en aquella ciudad los cuerpos fueron expuestos a una temperatura cercana a los 300 ºC. En Herculano se alcanzaron los 600 ºC".

Artículo recomendado

calco familia

Calco, la agonía de las víctimas de Pompeya

Leer artículo

"Por otra parte – exposnía Mastrolorenzo–, ni siquiera el tiempo de paso de la nube, entre uno y dos minutos, puede asociarse a una muerte por asfixia, que requiere un tiempo más largo. Por tanto, aquellas posturas de los cuerpos de las víctimas que durante muchos años se consideraron la expresión de una larga agonía, son en realidad la prueba de una muerte instantánea: la elevadísima temperatura».

El autor del estudio señalaba la importancia de su hallazgo más allá de la historia: "Los resultados sobre los efectos térmicos y mecánicos de aquella catástrofe sugieren que el riesgo asociado a una hipotética erupción futura del Vesubio podría ser de dimensiones mucho mayores a las previstas hasta ahora por los especialistas y por Protección Civil",tal y como ocurrió hace casi 2.000 años.