Francisco A.
González Redondo
CIENCIA Y TÉCNICA ENTRE
LA PAZ Y LA GUERRA 1714 1814 1914
Coordinador
www.sehcyt.es
Vol. 2
CIENCIA Y TÉCNICA
ENTRE LA PAZ Y LA GUERRA
1714
1814
1914
Volumen 2
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA
DE LAS CIENCIAS Y DE LAS TÉCNICAS
Francisco A. González Redondo
Coordinador
Volumen 2
González Redondo, Francisco A. (coord.)
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914 / Francisco A.
González Redondo (coord.). Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de
las Técnicas, 2015.
2 v. (732, 594 p.), il., 21 cm x 29,7 cm
ISBN 978-84-608-3010-8 (Soporte electrónico, O.C.)
ISBN 978-84-608-3147-1 (Soporte electrónico, Vol. 1)
ISBN 978-84-608-3148-8 (Soporte electrónico, Vol. 2)
1. Historia de la Ciencia. 2. Historia de la Ingeniería y de la Tecnología. I. Título
001(091), 62(091)
Edita: Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas (SEHCYT)
ISBN: 978-84-608-3010-8 Soporte electrónico (pdf, Obra completa)
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los derechos reservados. Ninguna parte de esta edición puede ser reproducida, almacenada o
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SEHCYT, salvo en el caso de citas y referencias (haciendo constar la procedencia).
ÍNDICE
VOLUMEN 2
9. NUEVOS HORIZONTES MATEMÁTICOS EMERGENTES EN PERÍODOS
DE CRISIS MUNDIALES
“La necesidad de decidir en periodos de crisis: la Matemática una herramienta aliada”.
Gabriela M. Fernández Barberis y Mª Carmen Escribano Ródenas
751
"Formalización de la Teoría de Juegos en el tiempo de entreguerras".
Angel F.Tenorio y Ana M. Martín Caraballo
757
“Desarrollo de la Bioestadística en tiempos de crisis”.
José Almenara Barrios
765
“Anales de Ingeniería en Colombia a finales del siglo XIX: 1887-1899”.
Asdrúbal Moreno Mosquera y Yolima Álvarez Polo
771
"El Cálculo de Probabilidades en España con anterioridad a la Primera Guerra Mundial".
Gabriel Ruiz-Garzón y Luz-María Zapatero Magdaleno
777
"Los Grundzüge der Mengenlehre de Hausdorff".
Juan Tarrés Freixenet
785
"Doscientos años con la curvatura media".
José Rojo Montijano, Mª Carmen Escribano Ródenas y Juan Tarrés Freixenet
793
"¿Qué ha sido de la armonía de las esferas a partir del siglo XVIII?".
Vicente Liern Carrión
799
10. QUÍMICA Y TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTOS: ENTRE LA PAZ
Y LA GUERRA
“Estudio experimental al estudio de procedimientos utilizados en la Europa Moderna
para la preparación del remedio farmacéutico denominado oro potable”.
Joaquín Pérez Pariente, Javier Agúndez e Ignacio Miguel Pascual Valderrama
809
“La Chymie Experiméntale (1773) de Antoine Baumé (1728-1804), traducida en 1783
por M. J. Suárez Núñez (1733-1791)”.
Juan Riera Palmero y Cristina Riera Climent
817
“Bernardo María de la Calzada y la traducción de la Lógica de Condillac en España”.
José Miguel Cobos Bueno y José Ramón Vallejo Villalobos
825
737
“Marie Anne Paulze y la Didáctica de la Química”.
Manuel R. Bermejo, Ana María González Noya y Xoana Pintos Barral
833
“Evolución de la tabla periódica desde Mendeléiev hasta Moseley (1869-1914)”.
Pacual Román Polo y Eduardo Fernández Garbayo
841
“Investigación básica y desarrollo tecnológico. La respuesta de la Ciencia Química
en períodos de conflictos bélicos”.
Luis Ángel García Castresana y José Mª Castresana Pelayo
849
“La Química en la 'Escuela de Minas' de Bilbao, primera parte (1914-1937)”.
Inés Pellón González y Ana De-Luis Álvarez
857
“La Química en la 'Escuela de Minas' de Bilbao, segunda parte (1937-2014)”.
Ana De-Luis Álvarez, Ana e Inés Pellón González
865
11. UN RECORRIDO HISTÓRICO EN TORNO A LAS TECNOLOGÍAS
EDUCATIVAS
“La incorporación de las figuras en los libros de texto de Geometría”.
Fernando Vea Muniesa y Javier Esteban Escaño
875
“Del método de pizarras del siglo XIX a las actuales pizarras digitales”.
Mª Ángeles Velamazán Gimeno, Ana Esteban Sánchez y Antonio Bono Nuez
883
“Del método de exhaución a los manipuladores algebraicos en el cálculo de áreas
planas”.
Fernando Vea Muniesa y Víctor Arenzana Hernández
891
“La influencia de los ordenadores en el desarrollo de los métodos iterativos”.
Víctor Arenzana Hernández
899
“Del arte de computar a la computadora y su introducción en la enseñanza”.
Ana García Azcárate y Ángel Requena Fraile
907
12. EPISODIOS SINGULARES EN LA HISTORIA DE LA GEOLOGÍA
“Observaciones geológicas en el Compendio y Descripción de las Indias Occidentales
(c.1626) de Antonio Vázquez de Espinosa”.
Carlos Villaseca González
917
“El Cuerpo de Ingenieros Militares en las Tablas de Daimiel. Consecuencias de un
proyecto ilustrado”.
Alberto Celis Pozuelo, Juan I. Santisteban Navarro y Rosa Mediavilla López
925
“El origen de los terremotos en la Ilustración española”.
Agustín Udías Vallina
933
“La Teoría de la Tierra de James Hutton: el nacimiento de una tradición de investigación”.
José Alsina Calves
941
738
“La Kurze Klassifikation de Abraham G. Werner. Una traducción inédita”.
Enrique Silván Pobes y Juan Gabriel Morcillo Ortega
949
“Lucas Fernández Navarro. El iniciador de la vulcanología en España”.
José Luis Barrera Morate
955
“El impacto científico del Seminario de P. Fallot (1889-1960), sobre “Les Cordillères
Bétiques”, en el Instituto Lucas Mallada (CSIC-Barcelona, 1945)”.
Salvador Ordóñez Delgado y Mª Ángeles García del Cura
963
“¿Quiénes fueron los promotores de la Compañía Española de las Minas del Rif?”.
José Antonio Sainz Varela y José Luis Barrera Morate
971
“La histórica relación entre geología y medicina”.
Belén Soutullo García y María Victoria López-Acevedo Cornejo
979
“Del cristal al átomo: un siglo de difracción de rayos X”.
Josefina Perles Hernáez
987
“El geólogo Telesforo Bravo y el descubrimiento de los mega-deslizamientos
gravitacionales en Tenerife”.
Juan Jesús Coello Bravo y Jaime Coello Bravo
993
“Un mapa geológico inédito de la sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago
Rodríguez (1824-1876)”.
Ester Boixereu Vila, Octavio Puche Riart y Fabián López Olmedo
1001
“El contenido geológico en revistas científicas mexicanas del siglo XX: una revisión
temática”.
Óscar H. Jiménez Salas
1009
13. CIENCIA Y CREENCIA EN LA GRAN GUERRA: ESTÁNDARES Y
PROPAGANDA
“Las enfermeras también posan: representaciones de los cuidados en la Gran Guerra”.
Dolores Martín Moruno
1019
“De la SPA a los fotógrafos amateur: la cámara como instrumento de apropiación de
la guerra”.
Beeatriz Pichel Pérez
1027
“La Gran Guerra y la intervención humanitaria: un estudio iconográfico de la tarjeta
postal”.
Mª Teresa Miralles Sangro, Juana María Hernández Conesa y Enrique Maldonado Suárez
1035
“La intervención humanitaria durante la Gran Guerra y su simbolismo en el cine
bélico norteamericano”.
Juana María Hernández Conesa, Mª Teresa Miralles Sangro y Enrique Maldonado Suárez
1043
739
“Guerra y degeneración. Los eugenistas italianos y la Primera Guerra Mundial”.
Giovanni Cerro
1051
“Paz por el bien de la raza”.
Antonello La Vergata
1059
“Carteles en la comunicación visual para la educación sanitaria en el período de
entreguerras”.
Beatriz de las Heras Herrero y Jorge Fernandes Alves
1067
14. CIENCIA, GÉNERO Y EDUCACIÓN EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA.
EN EL 50 ANIVERSARIO DE ELISA SORIANO FISCHER
"Género, Ciencia y conservadurismo: un contexto convulso".
Mª José Tacoronte Domínguez
1077
“La Doctora Elisa Soriano Fischer y sus coetáneas”.
Cristina Escrivá Moscardó
1083
“Elisa Soriano Fischer en la publicación España Médica”.
Júlia Jordá Gisbert y Gabriel Benavides Escrivá
1091
“Haciendo camino al andar: mujeres de la Sección de Ciencias del Instituto-Escuela”.
María Poveda Sanz
1099
“Episodios de Género en la Física y la Química españolas de la primera mitad del
siglo XX”.
Rosario E. Fernández Terán y Mª Dolores Redondo Alvarado
1107
“La evolución de los indicadores de ciencia y género en España”.
Obdulia M. Torres González
1115
15. ANTES Y DESPUÉS DE 1714: DE LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA A LA
ILUSTRACIÓN
“Los números irracionales en la Teoría musical. Diferencias entre la Antigüedad y el
Renacimiento”.
Alfonso Hernando González
1125
“Los móviles perpetuos en el manuscrito de Francisco Lobato (siglo XVI)”.
Carlos Jiménez Muñoz, Andrés Martínez de Azagra Paredes y Nicolás García Tapia
1133
“Manuscrito con obras atribuidas a Diego Pérez de Mesa en la Biblioteca Histórica
de la Universidad Complutense”.
José María Ortiz de Zárate Leira
1141
“La ampliación metodológica de Sebastián Izquierdo, 10 años después de la
Paz de Westfalia (1648)”.
Carlos Ortiz de Landázuri
1149
740
16. EN TORNO A 1814: CIENCIA Y TÉCNICA HACIA LA EDAD
CONTEMPORÁNEA. LAS CIENCIAS FÍSICAS
“Noticia de unos manuscritos inéditos de Juan Mieg (1780-1859), Director del Real
Gabinete de Física de S. M.”.
José Llombart Palet y María Cinta Caballer Vives
1159
“La clasificación de Ampère”.
Manuel Fernández-Cañadas Fernández
1167
“Archibald Smith, matemático precursor de los coeficientes determinantes en los
desvíos de la aguja náutica”.
Aitor T. Martínez-Lozares, Josú Arribalzaga Aurre y María Menéndez-Sánchez
1175
“El éter en la Física del siglo XIX: estado de la cuestión”.
Francisco Sotres Díaz
1183
“La década prodigiosa del Electromagnetismo que cambió el mundo”.
Mª Paloma Varela Nieto y Mª Carmen Pérez-Landazábal Expósito
1191
“Un paseo en Copenhague. Bohr y Heisenberg en la obra de teatro de Micheal Frayn”.
Karim Gherab Martín
1199
“La Ciencia en versión original: el Archivo del físico teórico Ramón Ortiz Fornaguera
(1916-1974)”.
Gonzalo Gimeno Valentín-Gamazo, Pablo Soler Ferrán y Mercedes Xipell Gómez del Moral
1207
17. EN EL CENTENARIO DEL COMIENZO DE LA I GUERRA MUNDIAL,
1914-1918. TEMAS LIBRES
“Juan Gil Collado (1901-1986), la dignidad de un entomólogo en dos tiempos”.
Alberto Gomis Blanco y Víctor García Gil
1217
“Evolución histórica de la colecta de anfibios ibéricos: causas, consecuencias y
recomendaciones de futuro”.
José Enrique González Fernández
1225
“Frederick Stark Pearson, creador del primer monopolio hidroeléctrico en México,
muerte y Primera Guerra Mundial”.
María de la Paz Ramos Lara y Elio Agustín Martínez Miranda
1233
“Leonardo Torres Quevedo en el contexto científico de la España de la generación
del 14”.
Manuel Romana García, Antonio López Vega y María Socorro Pascual Nicolás
1239
741
18. EL PATRIMONIO CIENTÍFICO, TECNOLÓGICO, INDUSTRIAL Y
EDUCATIVO ENTRE LA PAZ Y LA GUERRA
“Manufactura e industria del vidrio entre la paz y la guerra”.
Josu Aramberri Miranda
1249
“Métodos de extracción y lavado, y medios de transporte en las minas de Udías
(Cantabria)”.
Gerardo J. Cueto Alonso
1257
“Patentes fotográficas en el s. XIX: instrumento del conocimiento técnico para la
Historia de la fotografía”.
Helena Pérez Gallardo
1265
“El proyecto del transbordador entre el Monte Pilatus y el Klimsenhorn (Lucerna,
Suiza). Una primera aproximación”.
Daniel González Fernández y Mª Dolores Redondo Alvarado
1273
“Torres Quevedo: su imagen en la España actual”.
Manuel Romana García, Consuelo Durán Cermeño y María Socorro Pascual Nicolás
1281
“Ingenio y Técnica en la Región de Murcia, 1878-1966. Proyecto de divulgación del
patrimonio tecnológico”.
Pascual Santos López y Manuela Caballero González
1289
“Daños en la educación científico-técnica mexicana debidos a la Guerra de la
Independencia (1810-1821)”.
María de la Paz Ramos Lara
1297
“Recolocando, recolocando: transfiriendo la colección del Airship Heritage Trust
al Fleet Air Museum”.
Peter Davison
1303
“Las patentes: grandes repertorios de información práctica”.
Giles Camplin, Christine Camplin y Edwin Mowforth
1311
“Vanguardias figurativas y Arquitectura industrial en el período de entreguerras
(1918-1939)”.
Javier Molina Sánchez
1319
742
CONTENTS
VOLUME 2
9. NEW MATHEMATICAL HORIZONS EMERGING IN TIMES OF
GLOBAL CRISIS
“The need to decide in periods of crisis: mathematics an allied tool”.
Gabriela M. Fernández Barberis and Mª Carmen Escribano Ródenas
751
"Game theory: theoretical foundations during interwar period".
Angel F. Tenorio Villalón and Ana M. Martín Caraballo
757
“Development of biostatistics in times of crisis”.
José Almenara Barrios
765
“Anales de ingeniería in Colombia at the end of the 19th Century: 1887-1899”.
Asdrúbal Moreno Mosquera and Yolima Álvarez Polo
771
"The calculus of probability in Spain prior to the First World War".
Gabriel Ruiz-Garzón and Luz-María Zapatero Magdaleno
777
"The Hausdorff’s Grundzüge der Mengenlehre".
Juan Tarrés Freixenet
785
"Two centuries with mean curvature".
José Rojo Montijano, Mª Carmen Escribano Ródenas and Juan Tarrés Freixenet
793
"What has happened to the harmony of spheres since the Eighteenth Century?".
Vicente Liern Carrión
799
10. CHEMISTRY AND THE TRANSFER OF KNOWLEDGE: BETWEEN
PEACE AND WAR
“An experimental study of some procedures used in Modern Europe to prepare
potable gold”.
Joaquín Pérez Pariente, Javier Agúndez and Ignacio Miguel Pascual Valderrama
809
“The Chymie Experiméntale (1773) by Antoine Baumé (1728-1804) translated in 1783
by M. J. Suárez Núñez (1733-1791)”.
Juan Riera Palmero and Cristina Riera Climent
817
“Bernardo María de la Calzada and the translation of Condillac’s logic in Spain”.
José Miguel Cobos Bueno and José Ramón Vallejo Villalobos
825
743
“Marie Anne Paulze and the teaching of Chemistry”.
Manuel R. Bermejo, Ana María González Noya and Xoana Pintos Barral
833
“Evolution of the periodic table since Mendeleev to Moseley (1869-1914)”.
Pascual Román Polo and Eduardo Fernández Garbayo
841
“Basic research and technology development. Response of scientific chemistry in
periods of conflicts”
Luis Ángel García Castresana and Jose Mª Castresana Pelayo
849
“Chemistry in the School of Mines in Bilbao, part one (1914-1937)”.
Inés Pellón González and Ana De-Luis Álvarez
857
“Chemistry in the School of Mines in Bilbao, part two (1937-2014)”.
Ana De-Luis Álvarez, Ana and Inés Pellón González
865
11. HISTORICAL REVIEW OF EDUCATIONAL TECHNOLOGY
“The introduction of drawings in Geometry textbooks”
Fernando Vea Muniesa and Javier Esteban Escaño
875
“From blackboards method in 19th Century to current interactive whiteboards”
Mª Ángeles Velamazán Gimeno, Ana Esteban Sánchez and Antonio Bono Nuez
883
“From the exhaution method to algebraic manipulators calculating the area of
flat surfaces”.
Fernando Vea Muniesa and Víctor Arenzana Hernández
891
“The influence of the computers in the development of iterative methods”.
Víctor Arenzana Hernández
899
“From the art of computing to the computer and its introduction in teaching practice”.
Ana García Azcárate and Ángel Requena Fraile
907
12. REMARKABLE EPISODES IN THE HISTORY OF GEOLOGY
“Geological observations in the Compendio y descripción de las Indias Occidentales
(ca. 1630) of Antonio Vázquez de Espinosa”.
Carlos Villaseca González
917
“The board of army engineers at the Tablas de Daimiel. The consequences of a project
of the Enlightenment”.
Alberto Celis Pozuelo, Juan I. Santisteban Navarro and Rosa Mediavilla López
925
“The origin of earthquakes in the Spanish Enlightenment”.
Agustín Udías Vallina
933
“James Hutton’s Theory of the earth. The birth of a research tradition”.
José Alsina Calvés
941
744
“Abraham G. Werner’s Kurze klassifikation. Analysis of an unpublished translation”.
Enrique Silván Pobes and Juan Gabriel Morcillo Ortega
949
“Lucas Fernández Navarro. The beginner of vulcanology in Spain”.
José Luis Barrera Morate
955
“The scientific impact of P. Fallot’s (1889-1960) seminar on “Les Cordillères Bètiques”
at the Instituto Lucas Mallada (CSIC-Barcelona, 1945)”.
Salvador Ordóñez Delgado and Mª Ángeles García del Cura
963
“Who were the promoters of The Compañía Española de Minas del Rif?”.
José Antonio Sainz Varela and José Luis Barrera Morate
971
“The historical relationship between Geology and Medicine”.
Belén Soutullo García and María Victoria López-Acevedo
979
“From crystals to atoms: a century of X-ray diffraction”.
Josefina Perles Hernáez
987
“Geologist Telesforo Bravo and the discovery of the mega-landslides in Tenerife,
Canary Islands”.
Juan Jesús Coello Bravo and Jaime Coello Bravo
993
“An unreleased geological map of Sierra de Albarracín (c. Ibérica) by Santiago
Rodriguez (1824-1876)”.
Ester Boixereu Vila, Octavio Puche Riart and Fabián López Olmedo
1001
“The geological content in Mexican scientific journals from the twentieth century: a
thematic review”.
Oscar H. Jiménez Salas
1009
13. SCIENCE AND BELIEF IN THE GREAT WAR: STANDARDS
AND PROPAGANDA
“Nurses also pose: representations of care during the great war”.
Dolores Martín Moruno
1019
“From the SPA to the amateur photographers: the camera as a technology
of war’s appropriation”.
Beatriz Pichel Pérez
1027
“The great war and humanitarian intervention: an iconographic study of the postcard”.
Mª Teresa Miralles Sangro, Juana María Hernández Conesa and Enrique Maldonado Suárez
1035
“Humanitarian intervention during the great war and its symbolism in the U.S. war films”.
Juana María Hernández Conesa, Mª Teresa Miralles Sangro and Enrique Maldonado Suárez
1043
“War and degeneration. The Italian eugenicists and the First World War”.
Giovanni Cerro
745
1051
“Peace for the good of the race”.
Antonello La Vergata
1059
“The art of posters in the visual communication for the health education during the
interwar period”.
Beatriz De las Heras Herrero and Jorge Fernandes Alves
1067
14. SCIENCE, GENDER AND EDUCATION IN CONTEMPORARY SPAIN.
ON THE 50TH ANNIVERSARY OF ELISA SORIANO FISCHER
"Gender, science and conservativism: a turbulent context".
María José Tacoronte Domínguez
1077
“Doctor Elisa Soriano Fisher and her coetaneous”.
Cristina Escrivá Moscardó
1083
“Elisa Soriano Fischer en la publicación España Médica”.
Julia Jordá Gisbert and Gabriel Benavides Escrivá
1091
“Making the way by walking: women of Instituto-escuela´s science section”.
María Poveda Sanz
1099
th
“Gender in Spanish Physics and Chemistry during the first half of the 20 century:
remarkable episodes”.
Rosario E. Fernández Terán and Mª Dolores Redondo Alvarado
1107
“Evolution of science and gender indicators in Spain”.
Obdulia M. Torres González
1115
15. BEFORE AND AFTER 1714: FROM SCIENTIFIC REVOLUTION
TO ENLIGHTENMENT
“Irrational numbers in musical theory. Differences between Antiquity and
Renaissance”.
Alfonso Hernando González
1125
“Perpetual motion machines in the manuscript of Francisco Lobato (16th century)”
Carlos Jiménez Muñoz, Andrés Martínez de Azagra Paredes and Nicolás García Tapia
1133
“A manuscript with works attributed to Diego Pérez de Mesa at the Historic Library
of the Complutense University (Madrid)”
José María Ortiz de Zárate Leira
1141
“Sebastián Izquierdo’s methodological extension, ten years after the ‘Peace of
Westphalia’ (1648)”.
Carlos Ortiz de Landázuri
1149
746
16. AROUND 1814: SCIENCE AND TECHNOLOGY TOWARDS MODERN
AGE. PHYSICAL SCIENCES
“On some of the unpublished manuscripts by Juan Mieg (1780-1859), director of
H.M.’s Royal Cabinet of Physics”.
José Llombart Palet and María Cinta Caballer Vives
1159
“The classification of Ampère”.
Manuel Fernández-Cañadas Fernández
1167
“Archibald Smith, mathematician precursor of factors in determining the deviation
of a nautical needle”.
Aitor T. Martínez-Lozares, Josu Arribalzaga Aurre and María Menéndez-Sánchez
1175
th
“Aether in 19 Century Physics: the state of the question”.
Francisco Sotres Díaz
1183
“A prodigious decade in electromagnetism that changed the world”.
Mª Paloma Varela Nieto and Mª Carmen Pérez-Landazábal Expósito
1191
“A walk in Copenhagen. Bohr and Heisenberg in the play of Micheal Frayn”.
Karim Gherab Martín
1199
“Science in original version: the archive of the theoretical physicist Ramón Ortiz
Fornaguera (1916-1974)”.
Gonzalo Gimeno Valentín-Gamazo, Pablo Soler Ferrán and Mercedes Xipell Gómez del Moral
1207
17. CENTENARY OF THE BEGINNING OF THE FIRST WORLD WAR,
1914-1918. FREE THEMES
“Juan Gil Collado (1901-1986), the dignity of an entomologist in two periods”.
Alberto Gomis Blanco and Víctor García Gil
1217
“Historical analysis of the collect of Iberian amphibians: causes, consequences
and recommendations for the future”.
José Enrique González Fernández
1225
“Frederick Stark Pearson, founder of the first hydroelectric monopoly in Mexico,
death and World War I”.
María de la Paz Ramos Lara and Elio Agustín Martínez Miranda
1233
“Leonardo Torres Quevedo in the scientific context of the generation of ’14 Spain”.
Manuel Romana García, Antonio López Vega and María Socorro Pascual Nicolás
1239
747
18. SCIENTIFIC, TECHNOLOGICAL, INDUSTRIAL AND
EDUCATIONAL HERITAGE BETWEEN PEACE AND WAR
“Glass manufacturing and industry between peace and war”.
Josu Aramberri Miranda
1249
“Extraction, washing and transportation in the mines of Udías (Cantabria)”.
Gerardo J. Cueto Alonso
1257
th
“Photographic patents in the 19 century: an instrument of technological knowledge
for the history of photography”.
Helena Pérez Gallardo
1265
“On the project of the aero car from Mont Pilatus to the Klimsenhorn (Lucerne,
Switzerland). A first approach”.
Daniel González Fernández and Mª Dolores Redondo Alvarado
1273
“Measurement of the relevance of Torres Quevedo in today’s Spanish society”.
Manuel Romana García, Consuelo Durán Cermeño and María Socorro Pascual Nicolás
1281
“Wit and technology in the region of Murcia 1878-1966. Disclosure project of
technological heritage”.
Pascual Santos López and Manuela Caballero González
1289
“Damage to scientific and technical education in Mexico due to the War of
Independence (1810-1821)”.
María de la Paz Ramos Lara
1297
“The Airship Heritage Trust: its history and collections”.
Peter Davison
1303
“Patents: a huge store of useful information”.
Giles Camplin, Edwin Mowforth and Christine Camplin
1311
“Figurative Avant-garde and industrial architecture between World War I and
World War II (1918-1939)”.
Javier Molina Sánchez
1319
748
CAPÍTULO 9
NUEVOS HORIZONTES MATEMÁTICOS
EMERGENTES EN PERÍODOS DE
CRISIS MUNDIALES
NEW MATHEMATICAL HORIZONS
EMERGING IN TIMES OF GLOBAL
CRISIS
749
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 751-756.
___________________________________________________________________________
LA NECESIDAD DE DECIDIR EN PERÍODOS DE CRISIS: LA MATEMÁTICA UNA
HERRAMIENTA ALIADA
(1)
Gabriela M. Fernández Barberis , Mª Carmen Escribano Ródenas
(2)
(1) Universidad CEU San Pablo, Madrid, España, ferbar@ceu.es
(2) Universidad CEU San Pablo, Madrid, España, escrod@ceu.es
Resumen
Las decisiones se toman y se llevan tomando desde el origen del hombre, y además con
diversidad de criterios enfrentados. Desde un milenio antes de Cristo, aproximadamente, se tienen
fuentes escritas, como la Biblia, con lo que hoy llamamos problemas de Toma de Decisiones
Multicriterio (MCDM). La Teoría de la Decisión ha ido avanzando hasta consolidarse como disciplina
científica con sus herramientas matemáticas que le dan rigor y hacen que se hayan podido desarrollar
diferentes metodologías y software específicos.
En el presente trabajo se presentan las aportaciones más importantes a esta Teoría y su
andadura a través de los diferentes períodos de conflicto, con especial mención a los científicos más
relevantes de cada momento y de cada metodología.
Palabras Clave: Teoría de la Decisión; Matemáticas; Decisión Multicriterio; Historia.
THE NEED TO DECIDE IN PERIODS OF CRISIS: MATHEMATICS AN ALLIED
TOOL
Abstract
From the origin of man, decisions have to be taken and also with a variety of conflicting criteria.
Since a Millennium before Christ, approximately, written sources, such as the Bible, have situations
that, at present, we call problems of Multicriteria Decision Making (MCDM). The Theory of Decision
has been improved to consolidate itself as a scientific discipline with its own mathematical tools that
give severity to it and make possible to develop specific methodologies and software.
In this work, the most important contributions to this Theory are presented. Moreover, the path
of this discipline through different periods of conflict is studied with special mention to the most
relevant scientists of every moment and each methodology.
Keywords: Theory Decision; Mathematics; Multicriteria Decision; History.
1. LOS PRIMEROS PASOS
Los primeros científicos que se cuestionaron sobre la capacidad del hombre para tomar
decisiones fueron Aristóteles, Platón y Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, tanto San Ignacio de
751
752
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
1
2
Loyola (1491-1556) como Benjamín Franklin (1706-1790) son los primeros que intentan establecer
la relación entre la toma de decisiones y la comparación entre distintas posiciones, algunas a favor de
la decisión y otras en contra. B. Franklin utilizaba una hoja de papel donde iba colocando en un lado
los argumentos a favor de tomar la decisión, y en otro lado los que estaban en contra. A continuación
iba tachando un argumento a favor y otro en contra de la misma importancia. Así, al finalizar este
proceso en una de las partes, quedaban los argumentos no tachados que indicaban lo que se debía
decidir. Este método lo utilizaba tanto en su vida profesional en la política como en su vida privada.
3
Este método fue denominado “álgebra moral o prudencial” .
También en este siglo XVIII, algunos científicos como Daniel Bernoulli (1700-1782) discutían la
4
paradoja del “individuo prudente” (1738) . La resolución de esta paradoja puede considerarse como
una versión primitiva de la teoría de la utilidad según la cual la utilidad del dinero se incrementa a una
tasa decreciente. Su legado es indudable en las teorías de la utilidad esperada aparecidas
posteriormente, y también en el principio de utilidad marginal decreciente del bienestar, muy popular
5
en la economía del siglo XIX . El trabajo de Stigler (1950) es esencial para vislumbrar el
6
planteamiento de los problemas actuales de Decisión Multicriterio .
7
La siguiente paradoja en resolverse fue la del voto . Ya el español Ramón Llull (1232-1316)
había comparado dos a dos las alternativas, y Nicolaus Cusanus (1401-1464) había establecido el
método de puntuaciones (scoring method). Sin embargo, es el Marqués de Condorcet (1743-1794) el
que la resuelve en 1785 mediante un razonamiento probabilístico, intentando detectar al candidato
más deseable o con más méritos en las elecciones que carecen de un candidato mayoritario.
Respecto a la votación orientada a la elección social, si tenemos en cuenta la “agregación de las
preferencias individuales”, se puede decir que a raíz de ella han surgido numerosas metodologías
que se aproximan cada vez más a su posible resolución, aunque hoy en día aún suscita
investigaciones. Ramón Llull (1232-1316) y Nicolaus Cusanus (1401-1464) también se preocuparon
8
por este asunto, aunque los primeros resultados los encuentran el Caballero Jean-Charles de Borda
9
10
(1733-1799) y Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat , el Marqués de Condorcet , ambos
matemáticos y politólogos, aunque discrepan en sus argumentos, el primero utilizó ordenamientos
sumados (lo que hoy es semejante a las teorías del valor y de la utilidad), mientras que Condorcet
aboga por preferencias de la mayoría intransitivas, a pesar de ser transitivas las preferencias
individuales. Esto se conoce hoy en día como ciclo de las preferencias, y tiene que ver con los
actuales métodos de relaciones de superación del análisis de decisión multicriterio.
11
Jeremy Bentham (1748-1832) también estudió la agregación de las preferencias individuales,
planteando el cálculo utilitario para obtener la función de utilidad total para la sociedad a partir de la
agregación de los intereses personales de los individuos de una comunidad.
En la actualidad para resolver un problema de elección colectiva se utiliza inicialmente el
Método de Borda-Kendall para la agregación de las preferencias individuales. En 1781 Borda fue
1
Véase FORTEMPS Y SLOWINSKI [2002, vol. 1, pp. 93-11].
Véase MAC CRIMMON [1973, pp. 18-43].
3
Véase MATEOS-APARICIO [2004, vol. II, pp. 139-155].
4
El porqué algunos individuos no tenían en cuenta el principio de maximización de la rentabilidad esperada (Véase FISHBURN
[1991, vol.. 103, pp. 27-32]), cuando jugaban a un juego de azar de expectativa infinita, en el que pagando como mucho unas
pocas libras para participar, podía devolver 2n chelines si las primeras “caras” en una sucesión de lanzamientos de moneda
se producen en el lanzamiento n-ésimo.
5
Véase STIGLER [1950, vol. 58, Nº 4, pp. 307-327].
6 El origen de esta Decisión Multicriterio puede establecerse en la Economía del Bienestar y en la Teoría de la Utilidad.
7
Mayorías cíclicas en las elecciones colectivas en las que no había ningún candidato mayoritario que pudiera derrotar o
empatar a los demás candidatos bajo comparaciones de mayoría simple fundamentadas en el ranking de preferencia
electoral.
8
En 1781 publicó su Memoria sobre las elecciones en escrutinio.
9
En 1785 publicó su famoso “Essai sur l’Application de l’Analyse à la Probabilité des Décisions Rendus à la Pluralité de voix”
10
Véase FIGUEIRA et al. [2005, pp. xxiii-xxiv].
11
Véase BENTHAM [1988].
2
La necesidad de decidir en períodos de crisis: La Matemática una herramienta aliada
753
__________________________________________________________________________________________
quien abordó y dio solución a este problema, analizando los sistemas de elección por votación. El
interés práctico se ve reforzado por la fundamentación teórica propuesta por Kendall, casi dos siglos
después del primer trabajo de Borda. Asimismo, resulta muy lógico pasar posteriormente a la
desagregación de dichas preferencias y analizar la existencia o no del Efecto Condorcet; nombre con
el que se conoce al fenómeno con el que se llega a un resultado incoherente que refleja una profunda
división en la población de votantes.
2. EL SIGLO XIX
El Marqués de Laplace (1749-1827) establece los actuales elementos de un problema de
12
decisión, en su famoso libro Ensayo filosófico sobre probabilidad de 1812, con la metodología
13
bayesiana . En la actualidad las decisiones son las estimaciones, los estados de la naturaleza son
un subconjunto de números reales, la función de resultado es el valor que se asigna a las diferentes
opciones y las observaciones son la muestra estadística de Laplace.
Hacia 1812, Laplace plantea algunas cuestiones en las que se vislumbran los elementos
básicos de un problema de decisión: las decisiones, los estados de la naturaleza, la función de
resultados y las observaciones. De esta forma, puede considerarse que Laplace sentó las bases de la
filosofía de lo que hoy conocemos como análisis de decisiones, tal como puede comprobarse al leer
su famoso ensayo publicado un siglo después.
En 1821, Gauss avanza en sus estudios llegando a demostrar que la media de una distribución
hace mínimo el error cuadrático esperado. En consonancia con los resultados obtenidos por Laplace,
considera que ambos son casos particulares de una función de pérdida más general. Esas
fundamentaciones le permiten demostrar el conocido teorema de Gauss-MArkov.
14
Georg Cantor (1845-1918) y Francis Ysidro Edgeworth (1845-1926) desarrollan y aplican los
fundamentos matemáticos a la teoría de la decisión. Y la definición de optimalidad creada por Vilfredo
Federico Dámaso Pareto (1848-1923) dio un impulso fundamental a la teoría de la decisión, dando
15
lugar a los nuevos conceptos de dominancia y eficiencia . Pareto fue muy crítico con las políticas
económicas del gobierno italiano, a pesar de que no estudió seriamente Economía has los cuarenta
años de edad. En 1893 sucedió a León Walras como Profesor de Economía de la Universidad de
Lausanne. Sus publicaciones más relevantes fueron Cours d’économie politique (1896-1897) y
Manual of Political Economy (1906). En 1923, fue nombrado para forma parte del gobierno de
Mussolini aunque, posteriormente, no aceptó su ratificación como miembro.
En 1844 Jules Dupuit (1804-1866), establece por primera vez los nuevos conceptos sobre la
16
Teoría de la Utilidad Marginal , al intentar construir una teoría de precios que maximice la utilidad.
Introduce los conceptos de utilidad marginal y utilidad total y define el concepto de “exceso del
consumidor” como la diferencia entre ambas utilidades, la total y la marginal. Esta teoría tiene
grandes investigadores dentro del campo económico como Carl Menger (1840-1921), León Walras
(1834-1910), William Stanley Jevons (1835-1882) y Alfred Marshall (1842-1924). Sin embargo, los
axiomas de probabilidad subjetiva y de utilidad de Leonard Savage (1917-1971) proceden de las
17
ideas de Frank Plumpton Ramsey (1903-1930) y Bruno De Finetti (1906-1985). Además, éste último
12 Thomas Bayes (1702-1761) estudia la teoría de la probabilidad e inferencia inductiva que facilita la corrección de las
probabilidades subjetivas.
13
MATEOS-APARICIO [2002, vol. I, pp. 1-18]
14
La caja de Edwgeworth es una forma muy original de representar distintas distribuciones de recursos. Edgedworth describe
la caja en su famoso libro: Mathematical Psychics: An Essay on the Application of Mathematics to the Moral Sciences (1881).
15
También llamada optimalidad Paretiana. Una asignación de recurso es Pareto-óptima si no es posible que ningún individuo
mejore su situación si no empeora, al menos, la de otro individuo.
16
Utilidad marginal, utilidad total y “exceso del consumidor” (diferencia entre ambas utilidades).
17
De Finetti considerando las ideas de Pareto de optimalidad y equidad imaginó un nuevo sistema económico.
754
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
desarrolló la inferencia bayesiana, la Teoría de la Probabilidad, Pedagogía, Justicia Social y
Economía.
3. EL SIGLO XX
Los grandes conflictos bélicos de la primera mitad de este siglo hacen avanzar los problemas
prácticos y se desarrolla el control de calidad, los juegos de estrategia, la inspección por muestreo, la
codificación de señales, y además los avances tecnológicos dan la posibilidad de crear softwares
18
específicos y nacen la programación por objetivos y por metas . John von Neumann (1903-1957)
19
Oskar Morgenster (1902-1977), Kenneth Arrow (1921- ) y Leonard J. Savage (1917-1971) son los
investigadores que trabajan la teoría de juegos, la axiomatización de la utilidad esperada subjetiva
20
con comparaciones entre expectativas de riesgo , y las probabilidades subjetivas o personales para
eventos inciertos que fueron obtenidas a partir de preferencias entre posibilidades. También John
21
Nash (1928- ) favoreció la Teoría de Juegos, al igual que Paul Samuelson (1915-2009) concibió el
nuevo concepto de preferencia revelada.
22
Herbert Simon (1916-2001) aportó la teoría del comportamiento sobre racionalidad limitada ,
cambiando la noción de eficiente por la de satisfaciente. Su planteamiento era totalmente contrario al
pensamiento económico prevaleciente.
23
Otros nombres importantes son: Amartya Sen (1933- ) llevó a cabo la generalización de la
24
Teoría de la Elección Social que ha producido un gran impacto en la MCDM . Gerard Debreu (19212004) contribuyó con sus métodos topológicos en la Teoría de la Utilidad cardinal. R. Duncan Luce
(1925- ) y Howard Raiffa (1924- ) considerados como predecesores de la decisión moderna por sus
aportaciones en el área de la Teoría de Juegos y la Decisión. Ronald A. Howard, George. E. Kimball y
James E. Matheson fueron pioneros en denominar a este nuevo campo científico como Decision
Analysis. Ward Edwards (1927-2005) es considerado entre los investigadores como el padre de la
decisión conductual. Peter Fishbur (1936- ) aportó numerosos trabajos en el área de las teorías de la
elección social y de la utilidad. Bernard Roy (1934- ) y su equipo introdujeron los métodos ELECTRE,
una nueva familia de métodos de decisión multicriterio, con sus software en diferentes versiones y
reconocidos como métodos de relaciones de superación.
La programación matemática multiobjetivo es consecuencia de las investigaciones de George
25
26
Dantzig (1914-2005), Leonid Kantorovich (1912-1986) , y de Tjalling C. Koopmans (1910-1985) .
Continuaron su desarrollo Arthur M. Geoffrion (1937- ), Abraham Charnes (1917-1992), William
Cooper (1914-2012) y R. O. Ferguson.
Thomas Saaty (1926- ) y de Saul Gass (1926- ) son los que inician la Programación
Paramétrica. El algoritmo que diseñaron podría utilizarse para la generación de soluciones eficientes
18
Véase FERNÁNDEZ Y ESCRIBANO [2012, vol. 29(1), pp. 55-77].
El Teorema de Imposibilidad o Paradoja de Arrow demuestra que ningún sistema de votación puede convertir las
preferencias individuales en preferencias comunes (ordenamiento colectivo), mientras haya ciertos criterios (de dominio
irrestricto, no-dictadura, eficiencia de Pareto e independencia de alternativas irrelevantes) razonables con tres o más
opciones discretas entre las que elegir.
20
Véase FISHBURN [1991, vol.. 103, pp. 27-32].
21
Obtuvo el Premio Nobel de economía en 1994.
22
Véase KÖRSALAN, WALLENIUS Y ZIONTS [2013, Nº20, 87-94].
23
La obra más reconocida de Amartya Sen es su ensayo Pobreza y hambruna: Un ensayo sobre el derecho y la privación
(Poverty and Famines: An Essay on Entitlements and Deprivation) de 1981.
24
Véase ARROW Y RAUNAUD [1986].
25
Kantorovich fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1975.El desarrollo del computador digital casi al mismo
tiempo que las contribuciones de Dantzig y Kantorovich fue realmente muy importante, pues permitió que el algoritmo del
Simplex pudiera utilizarse para resolver casos reales. La programación lineal adquirió, rápidamente, gran importancia en el
sector industrial.
26
Koopmans fue premiado en el año 1975 con el Nobel de Economía.
19
La necesidad de decidir en períodos de crisis: La Matemática una herramienta aliada
755
__________________________________________________________________________________________
a partir de la variación de los pesos de una función de valor agregada. Los autores utilizaron de forma
usual una función de valor lineal aditiva, pero rápidamente se dieron cuenta que la técnica no podría
utilizarse para generar soluciones eficientes no confirmadas o aceptadas. Luego de medio siglo de
debates, Andrzej Wierzbicki presenta su función de logro que terminaría de configurar el proceso
analítico jerárquico.
Lotfi Zadeh (1921- ) comenzó el desarrollo de Técnicas Difusas para la Toma de Decisiones.
El último tercio del siglo XX ha dado lugar a un crecimiento exponencial de las nuevas
27
aplicaciones y desarrollos . Ahora los investigadores se multiplican: Ralph Keeney y Howard Raiffa,
estudian la utilidad Multiatributo, Jared Cohon la programación y planificación multiobjetivo, Milan
Zeleny la Decisión Multicriterio, Craig Kirkwood y Rakesh Sarin analizan la posibilidad de conseguir
ordenamientos de alternativas con información parcial o en presencia de riesgo, y Zimmermann
consigue una formulación de programación lineal combinando objetivos múltiples con operadores
difusos, Brans, Mareschal y Vincke crean los métodos PROMETHEE, Bana e Costa desarrolla el
método MACBETH con evaluaciones cualitativas, Carlos Romero, James Ignizio, Sang y Moon Lee
amplían la programación por metas, y Schaffer explica el primer algoritmo genético multiobjetivo.
En los últimos años, desde el desarrollo tecnológico de los ordenadores personales y la
creación de algoritmos y herramientas informáticas, el avance ha sido mucho más importante y se
volvió a trabajar en equipos multidisciplinares de investigadores de diferentes ámbitos de la ciencia
que ha expandido de forma exponencial los avances de la Teoría de la Decisión. Ahora es casi
imposible hacer una relación de personas implicadas, pero sí es posible una relación de sucesos que
han hecho avanzar la Teoría de la Decisión. Para comenzar hay que mencionar la creación de la Red
Informática Mundial (Word Wide Web), que ha cambiado el horizonte universal en todos los ámbitos,
como también en el campo que nos ocupa. Por ejemplo, es importante señalar que el primer soporte
de decisiones multicriterio en la web se crea a mitad de la década de los 90. También por esta época
se empieza a desarrollar la optimización evolucionaria multiobjetivo. Otro hecho fundamental fue la
utilización de interfaces sofisticadas y amistosas que disponen de gráficos interactivos. En este
contexto las aplicaciones prácticas de la teoría de la decisión se realizan en la actualidad en todos los
28
campos del saber .
En los inicios del siglo XXI no se puede dudar ya de la importancia de la Toma de Decisiones
en general y de la Decisión Multicriterio en particular. Con más fuerza cada vez el Análisis Envolvente
de Datos (DEA) sigue consiguiendo importancia y merece destacarse su relación con la programación
lineal multiobjetivo (MOLP). También es de resaltar que la optimización multiobjetivo combinatoria ha
comenzado como una nueva rama de investigación con gran acogida por parte de los jóvenes
investigadores.
4. CONCLUSIONES
Las decisiones se toman todos los días y en todo momento, ahora y desde el origen de la
humanidad. Además, la literatura recoge este tema de toma de decisiones, incluso desde mil años
antes de Cristo, como muestra la Biblia y la decisión del Rey Salomón.
Los primeros argumentos formales los dan los filósofos y científicos tales como Aristóteles,
Platón, Ramón LLull, Nicolás Cusanus, Santo Tomás de Aquino, San Ignacio de Loyola, Benjamín
Franklin, J. Priestley, Bernouilli, condorcet y el Caballero de Borda. Así se llega hasta el siglo XIX
27
28
Véase FERNÁNDEZ Y ESCRIBANO [2012, vol. VI; pp. 243-260],
Análisis envolvente de datos (DEA), ciencia de la negociación, comercio electrónico, finanzas, ingeniería, medicina, políticas
medioambientales, problemas de localización, tratamiento de desperdicios nucleares, reparto de la riqueza, etc.
756
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
donde el crecimiento de esta nueva ciencia pasa a ser exponencial, con investigadores de la talla de
Laplace, Gauss, Cantor, Pareto, Walras, Edgedworth, Dupuy, Ramsey, De Finetti, y Savage.
A partir del siglo XX se produce un crecimiento exponencial de ideas y conceptos novedosos
en la Teoría de la Decisión que dan lugar a trabajos y resultados en todos los campos del
conocimiento. Estas manifestaciones junto con el desarrollo tecnológico hacen posible que se
desarrollen software específicos para ayuda a la decisión. La nómina de científicos ahora es mucho
más larga, prácticamente interminable, pero pueden citarse algunos como: Von Neumann,
Morgenstern, Arrow, Savage, Sen. Luce, Raiffa, Edwards, Fishburn, Roy, Dantzig, Kantorovich,
Koopmans, Geoffrion, Charnes, Cooper, Ferguson, saaty, Gass, Wierzbicki, Zadeh, Dyer, Feinberg,
Zionts, Wallenius, Zeleny, Steuer, Merkhofer, Keeny, Kirkwood, Sarin, Zimmermann, Brans,
Mareschal, Vincke, Jacquet-Lagrèze, Siskos, Bana e Costa, Romero, Ignizio, Moon Lee, Schaffer, …
Por último debe resaltarse la implicación de algunos investigadores españoles como Ramón
Llull, Carlos Romero y otros mucho más modernos y jóvenes que están siguiendo sus huellas ya en
pleno siglo XXI.
5. BIBLIOGRAFÍA
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___________________________________________________________________________
FORMALIZACIÓN DE LA TEORÍA DE JUEGOS EN EL TIEMPO DE
ENTREGUERRAS
(1)
Ángel F. Tenorio , Ana M. Martín Caraballo
(2)
(1) Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España, aftenorio@upo.es
(2) Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España, ammarcar@upo.es
Resumen
Expondremos los orígenes de la fundamentación teórica de la Teoría de Juegos desde el
primer trabajo sobre esta problemática (debido al matemático alemán Ernst Zermelo) en 1913, hasta
el florecimiento de dicha teoría con la finalización de la II Guerra Mundial y la publicación de la obra
de von Neumann y Morgenstern. Nos centraremos en el desarrollo de la Teoría de Juegos en el
tiempo entreguerras. Describiremos la formalización de esta teoría en el contexto de la crisis de
fundamentos en matemáticas y la Gran Depresión en el mundo económico.
Palabras Clave: Teoría de Juegos, Tiempo de entreguerras, Fundamentos teóricos.
GAME THEORY: THEORETICAL FOUNDATIONS DURING INTERWAR PERIOD
Abstract
We discuss on the theoretical foundations of Game Theory. We start with the first work on this
field (by Ernst Zermelo) in 1913, until the growth of this theory at the end of World War II and the
publication of von Neumann and Morgenstern’s masterwork. We describe the formalization in the
context of a crisis of foundations in mathematics and the Great Depression in the economic world.
Keywords: Game Theory, Interwar period, Theoretical foundations.
1. INTRODUCCIÓN
Es usual que situaciones del mundo real se modelen mediante objetos matemáticos cuyo
estudio teórico posibilite (y facilite) la resolución de cierto problema general y de cualquier otro con un
mínimo de analogía tanto en datos como en hipótesis de trabajo. En concreto, para tomar decisiones
conviene saber las posibles estrategias a seguir y contextualizarlas según las estrategias que pueden
tener los contrincantes. Analizar las estrategias ante una situación dada (tanto de colaboración como
de conflicto) es el objetivo de la Teoría de Juegos. La búsqueda de estrategias está condicionada, a
veces, por el contexto histórico que se vive. El origen práctico de muchos de los procedimientos y
conceptos usados hoy día en Matemáticas ha sido algo habitual en la historia de la humanidad (Kline,
1992), siendo de gran importancia las cuestiones económicas y sociales.
Desde sus orígenes, la Teoría de Juegos ha modelizado y analizado situaciones de conflicto y
cooperación entre decisores racionales e inteligentes [MYERSON, 1991]; reduciendo la toma de
decisiones entre agentes (i.e. jugadores) a un comportamiento puramente racional basado en las
757
758
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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estrategias más beneficiosas o menos perjudiciales para afrontar la interacción (i.e. el juego). Para
tomar decisiones, deben tenerse en cuenta tanto las nuestras como las que puedan tomar el resto de
jugadores. Es evidente la importancia y desarrollo de ésta en un tiempo de entreguerras y conflictos.
La Teoría de Juegos permite modelizar muchas interacciones entre agentes que, a priori, no
parecen estar relacionadas y que se resolverían con soluciones ad hoc. Al modelizar tal interacción
como un juego, aparecen similitudes y analogías con otros problemas que tienen la misma estructura
y requieren del mismo análisis. Como las interacciones modelizadas pueden permitir la cooperación o
no entre jugadores, los juegos se dividen entre los que son y los que no son cooperativos. Los
primeros permiten alcanzar acuerdos vinculantes entre jugadores mediante mecanismos
preestablecidos, pues hay jugadores con los mismos objetivos y ganan o pierden conjuntamente
[HARSANYI Y SELTEN, 1988]. En los juegos no cooperativos, cada jugador sólo busca su beneficio
personal, admitiendo explícitamente todas las posibles cooperaciones [VAN DAMME Y FURTH, 2002].
En este trabajo, se pone de manifiesto el contexto histórico en el que la Teoría de Juegos
surgió y se formalizó. Seguidamente se indicarán algunos de los precursores que darían lugar a la
posterior formalización de la Teoría de Juegos. Estos precedentes surgen en épocas de profundos
cambios sociales, políticos y económicos. Posteriormente, se describe la formalización de resultados
en el contexto de la llamada “Crisis de Fundamentos de las Matemáticas” y la que se lleva a cabo en
las postrimerías de la II Guerra Mundial, buscado tratar los problemas de manera formal y axiomática.
2. ALGUNOS PRECEDENTES HISTÓRICOS
La Teoría de Juegos se desarrolla por el simple hecho de que un individuo se relacione con
otro u otros. Por tanto, es importante para el hombre porque analiza qué ocurre cuando los individuos
se relacionan de forma racional. Esta sección busca esbozar la “prehistoria” de la Teoría de Juegos,
exponiendo los principales trabajos que, sin existir todavía ésta, son precursores de la misma puesto
que posteriormente dieron lugar a su estudio matemático formal y axiomático que culminaría con el
trabajo de von Neumann y Morgenstern que describiremos posteriormente.
La primera referencia a los juegos y la lógica data de 1765 en los Nouveaux Essais sur
l'entendement humain del matemático y filósofo Leibniz (obra que fue escrita en 1704). En ella
constataba la aparición de “una nueva clase de lógica, concerniente a los grados de probabilidad […]
para perseguir la investigación de los juegos de azar”. Para Leibniz, la mente humana “se despliega
más minuciosamente en los juegos que en actividades más serias”. Por tanto, el precedente más
antiguo de la Teoría de Juegos se sitúa en el s. XVIII, el “Siglo de las Luces” en el que surge el
movimiento intelectual conocido como “Ilustración”. Este siglo es fundamental para entender el mundo
moderno, pues muchos de sus eventos políticos, sociales, económicos, culturales e intelectuales han
extendido su influencia hasta la actualidad. Para Occidente, es el último siglo de la Edad Moderna y el
primero de la Edad Contemporánea, marcada por la aparición de L'Encyclopédie (1751), la
Independencia de Estados Unidos (1776) o la Revolución Francesa (1789).
Tras el caos político y militar del s. XVII, el s. XVIII presencia un notable desarrollo en las artes
y ciencias europeas gracias a la Ilustración, caracterizada por reafirmar el poder de la razón humana
frente al de la fe. Las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasallaje, son
cuestionadas y acaban desapareciendo, a la vez que se inicia la Revolución Industrial y tiene lugar un
despegue económico de Europa. Este periodo de revoluciones y cambios políticos y sociales trae
aportaciones relevantes para la Teoría de Juegos. En 1713 aparece el concepto de estrategia mixta y
la regla minimax (que minimiza la posible pérdida en el peor escenario y que coincide con el concepto
de equilibrio de Nash) en la segunda edición del Essay d'analyse sur les jeux de hazard de Pierre de
Montmort, incluyendo su correspondencia con Nicolas I Bernoulli entre 1710 y 1713, en la que
Formalización de la teoría de juegos en el tiempo de entreguerras
759
__________________________________________________________________________________________
planteaba el problema de hallar una solución de equilibrio basado en la regla minimax de estrategia
mixta para una versión con dos jugadores de un juego de carta clásico denominado “Le Her” y que
“Monsieur de Waldegrave” le planteó por carta, incluyendo una resolución usando la regla minimax.
Con el final del s. XVIII surgen las primeras declaraciones de derechos (Declaración de
Independencia de los Estados Unidos en 1776 y Declaración de los derechos del hombre en 1789) y
los primeros movimientos feministas. En este tiempo de movimientos sociales, se hallan precedentes
de la Teoría de Juegos en las Ciencias Sociales con el análisis del sistema electoral en la Francia
previa a la Revolución Francesa. Es entonces cuando el Marqués de Condorcet publicó su Essai sur
l’application de l’analyse à la probabilité des décisions rendues à la pluralité des voix (1785) con la
primera aparición del Teorema del jurado y de la Paradoja de Condorcet. Dicho teorema determina la
probabilidad relativa de un grupo de individuos alcanzando la decisión correcta y cómo, dependiendo
de esa probabilidad, debe aumentar o disminuir el número de individuos para alcanzar dicha decisión.
Por otro lado, la Paradoja de Condorcet plantea la posibilidad de que las preferencias colectivas sean
cíclicas, aunque no lo sean las individuales; por tanto, el criterio de lo que prefiere la mayoría no da
un vencedor claro. También introduce el método de Condorcet para elegir el candidato que ganaría
por mayoría en cualquier emparejamiento contra otro candidato (suponiendo que éste exista). En
1770 (pero publicada en 1784), de Borda presentó en la Académie Royale des Sciences un método
de elección (denominado Recuento Borda) con un único ganador mediante la ordenación hecha por
cada votante según sus preferencias por los candidatos.
Hay que avanzar al s. XIX (de marcado carácter económico y liberal) para el siguiente
precedente en Teoría de Juegos. Surgen las democracias censitarias y desaparecen las monarquías
absolutas. La Revolución Francesa y la posterior era napoleónica ayudan a expandir las ideas
republicanas y liberales, surgiendo la idea de izquierda y derecha en política. Se inician también las
ideologías sociales y el movimiento obrero. A mediados del s. XIX, durante la segunda fase de la
Revolución Industrial, el mercado mundial se integró como nunca antes lo había hecho, gracias al
notable desarrollo de los medios de transporte y de comunicación. En este proceso la libre circulación
de mercaderías entre los países o su facilitación (eliminando o disminuyendo aranceles aduaneros)
abarató los precios y favoreció los negocios. A finales de este siglo surgen las grandes empresas y
los grandes holdings, además de tener lugar el final del liberalismo económico y comenzar las
políticas proteccionistas. Es un siglo de cambios económicos muy marcados, lo que conlleva la
aparición de trabajos sobre economía relacionados con la Teoría de Juegos. El matemático francés
Cournot (1838) inicia el estudio de modelos de competencia entre organizaciones con su modelo de
competición imperfecta (denominado duopolio de Cournot) entre dos empresas con la misma función
de coste y productos homogéneos en un escenario estático. Con este trabajo, además de comenzar
el análisis de oligopolios (como término intermedio entre la competencia perfecta y los monopolios),
se analiza teóricamente el comportamiento de los empresarios en un duopolio en base a la toma
simultánea de decisiones por ambos para obtener un equilibrio que optimice el precio de su producto
según las cantidades producidas (i.e. un equilibrio de Nash en Teoría de Juegos).
Cournot recibió respuesta del matemático francés Bertrand (1883) al que le parecía más lógico
que las empresas en un duopolio se enfrentasen en términos de cambios en el precio en lugar de en
las cantidades que se vendían. El equilibrio (también de Nash) se alcanzaría cuando el precio
coincidiese con el coste marginal. Sin embargo, el modelo de Bertrand planteaba la paradoja que
lleva su nombre, por la que el duopolio terminaba en monopolio tanto si las empresas decidían aliarse
como si decidían enfrentarse (la de menor coste marginal se haría con todo el mercado). Esta
paradoja hizo que el economista irlandés Edgeworth (1897) modificara el modelo de Bertrand y creara
el modelo de Bertrand-Edgeworth incluyendo restricciones en la capacidad de producción de las
empresas para que ambas tuviesen la opción potencial tanto de aliarse como de no hacerlo. El propio
Edgeworth (1881) publicaría el tratado más relevante en relación con la Teoría de Juegos en el s.
760
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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XIX, versando sobre econometría y la aplicación de las matemáticas al análisis de los fenómenos
psicológicos y mostrando el análisis de equilibrios en fenómenos sociales y en el movimiento
utilitarista neo-clásico. La obra introduce muchos aspectos de la Teoría de Juegos ya que modelizó la
economía política y las elecciones sociales en base a un principio de incertidumbre. Esta obra
demostró que una economía de trueque presenta muchas soluciones para lograr un equilibrio
competitivo, por lo que existía una indeterminación del contrato; sin embargo, cuando el número de
actores en la economía aumenta, el nivel de indeterminación se reduce y si hay un número infinito de
actores (la competición perfecta), el problema está completamente determinado por una única
solución. Esta conjetura (apellidada de Edgeworth) puede enunciarse usando el concepto de núcleo
(“core”) de un juego, siendo su primera aparición en la literatura, pero como curva de contrato.
3. LA CRISIS DE FUNDAMENTOS Y LA GRAN DEPRESIÓN
Hemos expuesto algunos precedentes de la Teoría de Juegos en su contexto histórico, pero
más cómo búsqueda de soluciones ad hoc para estos problemas que como teoría matemática con un
cuerpo formal en el que apoyarse y a partir del cual obtener nuevos resultados. Para esto habrá que
esperar a finales del s. XIX y principios del s. XX con la denominada “Crisis de Fundamentos de las
Matemáticas”, principalmente promovidas por matemáticos de la talla de Hilbert y Brouwer. Esta crisis
histórica para las Matemáticas tiene su punto culmen en el II y III Congreso Internacional de
Matemáticas en 1900 y 1904, con el establecimiento de las escuelas de pensamiento formalista,
logicista e intunicionista [KLINE, 1972], que buscaban solventar las dificultades filosóficas y técnicas
en la formalización de los principios básicos sobre los que montar las teorías matemáticas para que
dichas formulaciones fuesen consistentes y no llevasen a la aparición de paradojas como la indicada
por Russell (referente de la escuela logicista) en 1901 [RUSSELL, 1902].
En esta búsqueda de formalismo y cuerpo lógico para las nociones y pruebas de los resultados
que se conocían y se descubrían (evitando situaciones paradójicas en las teorías), triunfaron los
formalistas (encabezados por Hilbert) y los logicistas frente a los intuicionistas de Brouwer,
sentándose las bases de unas matemáticas basadas en un sistema lógico fundamentado
metamatemáticamente frente a la percepción intuicionista de que sólo existe lo que puede probarse
con la construcción mental humana. A finales de la década de 1920 se impuso el formalismo frente al
intuicionismo con la expulsión de Brouwer del consejo editorial de la principal revista matemática de la
época: Mathematische Annalen a causa de su controversia con Hilbert [EWALD, 1996].
Ernst Zermelo, como defensor de la axiomática y la fundamentación teórica, es uno de los
matemáticos y lógicos que más aportaron en la formalización matemática; aunque sin encuadrarse en
las tesis logicistas [GRAY, 2008]. Zermelo (1913) trata la Teoría de Juegos como un problema lógico
formal en el ámbito de la Teoría de Conjuntos y es el primer matemático en plantear el estudio de los
juegos de manera formal y axiomática, formulando y demostrando dos teoremas sobre la victoria de
un jugador en el ajedrez. Aunque su artículo hace referencia al ajedrez, el uso de éste es anecdótico
y se usa como ejemplo para dar mayor claridad expositiva. De hecho, el planteamiento, los resultados
y los razonamientos lógicos empleados permiten analizar cualquier juego con dos jugadores sin
movimientos de oportunidad y con intereses completamente enfrentados; los denominados juegos no
cooperativo de suma cero (del que el ajedrez es un ejemplo clásico). Dentro de este tipo de juegos, el
ajedrez ejemplifica aquellos que permiten realizar infinitos movimientos, pero en una cantidad finita de
posiciones. Zermelo quería, por un lado, caracterizar formalmente cuándo un jugador está en posición
ganadora (y así poder definir esta noción sin ambigüedad) y, por el otro, determinar (si era posible) el
número de movimientos necesarios para forzar la victoria a partir de una posición ganadora.
Responde ambas dudas con sendos teoremas: El primero establecía una condición necesaria y
Formalización de la teoría de juegos en el tiempo de entreguerras
761
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suficiente para decidir cuándo es ganadora una posición, demostrando que no se garantizar la victoria
del jugador. Su segundo teorema consistía en demostrar, por reducción al absurdo, que el número de
movimientos para forzar una victoria nunca supera al número de posiciones posibles en el juego.
El trabajo de Zermelo sería completado una década más tarde por dos matemáticos húngaros.
A finales de la década de 1920 (en pleno período de entreguerras), Hungría vivía cierta recuperación
económica por su declaración de independencia del Imperio Austro-Húngaro y Alemania estaba
saliendo de la crisis hiperinflacionista acaecida entre 1920 y 1921 a consecuencia de los Tratados de
Versalles que finalizaron la I Guerra Mundial. Concretamente Dénes König (1927) aplicaría la teoría
de conjuntos para demostrar una conjetura propuesta por John von Neumann: si q es una posición
ganadora, entonces existe un número N dependiente de q tal que las blancas pueden forzar la victoria
en menos de N movimientos partiendo de la posición q. Para la prueba, no necesitó la finitud del
número de posiciones, obteniendo una generalización del segundo teorema de Zermelo para juegos
con infinitas posiciones pero solo pudiendo alcanzar una cantidad finita de posiciones desde cada
posición. En 1928, László Kalmár generalizaría el trabajo de König permitiendo que no solo fuesen
infinitas las posiciones posibles en el juego, sino que también pudieran ser infinitas las posiciones
alcanzables desde cualquier posición dada.
Las Matemáticas europeas hasta el s. XX habían sido lideradas principalmente por los
matemáticos alemanes, franceses e ingleses. Pero, tras la I Guerra Mundial, el Imperio Alemán había
quedado muy debilitado económicamente y se fragmentó en distintos estados independientes
(proceso que finalizaría hacia 1925 con la estabilización de fronteras en Europa). Esa inestabilidad
económica y geopolítica, hizo que el desarrollo de la Teoría de Juegos a comienzos de la década de
1920 se focalizase en Francia, en la persona de Émile Borel. Este autor, en cinco artículos entre 1921
y 1927, establecería los fundamentos teóricos de la teoría de juegos psicológicos [FRÉCHET, 1953].
Concretamente, estudió los juegos de estrategia, dando la primera formulación matemática de
estrategia mixta e introduciendo la idea de estrategia pura (que denominó método de juego). Además,
analizó la búsqueda de la solución minimax para juegos simétricos de dos jugadores con intereses
completamente opuestos, demostrando su existencia para jugadores con 3 y con 5 estrategias y
mostrándose contrario a la existencia de soluciones minimax para juegos con más de 5 estrategias
posibles. Posteriormente, cambió de opinión, planteando dicha existencia como conjetura y
proponiéndola como problema abierto [BOREL, 1927]. Como indica Fréchet (1953), Borel especuló
sobre la aplicación de la Teoría de Juegos a situaciones militares y económicas. A finales de esta
década se observa una recuperación de la economía alemana por el flujo de capital extranjero y el
aumento del volumen exterior e industrialización del país. J. von Neumann (1928) estudia los juegos
dando la demostración del teorema minimax para los juegos estudiados por Borel sin depender del
número (finito) de estrategias que tiene cada jugador y asumiendo intereses completamente opuestos
en los jugadores. Introduce la actual definición formal de estrategia y la expresión de los juegos como
arboles lógicos enraizados mediante la forma extensiva (permitiendo el tratamiento de juegos
mediante matrices de pesos). Menos conocido es el trabajo de Steinhaus (1925) que dio la primera
definición formal de estrategia y realizó un estudio completo y exhaustivo del concepto.
En 1929 tiene lugar la Gran Depresión, una crisis económica originada en Estados Unidos que
afectó seriamente a Alemania por su dependencia de los flujos de capital extranjero y que vio reducir
su comercio exterior con un incremento destacable del desempleo. Esto permitió que el Partido Nazi
escalara en política entre 1931 y 1933, llegando al poder en 1934. Con la instauración del Tercer
Reich, las matemáticas alemanas entran en un período oscuro con sus principales referentes
perseguidos o teniendo que exiliarse en el extranjero (sobre todo en Estados Unidos como ocurre con
von Neumann) y que puede consultarse con más detalle en Sánchez-Muñoz (2012).
El caso francés es distinto por su poca industrialización y la diversificación del sector agrícola,
lo que suavizó las consecuencias de la Gran Depresión. En Francia donde aparecen los siguientes
762
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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aportes a la Teoría de Juegos de la mano de Borel (1938) con sus Applications des jeux de hasard,
segunda parte del cuarto volumen de su Traité du calcul des probabilités et de ses applications. Esta
obra colaborativa recopilaría varios trabajos de teoría de juegos, destacando el capítulo 4 (Jeux où le
psychologie joue un rôle fondamental) y una nota por Jean Ville demostrando el teorema minimax
usando convexidad y teoría de desigualdades. Esta prueba sería posteriormete revisada y
simplificada por von Neumann y Morgenstern (1944). Con este trabajo finaliza la investigación sobre
Teoría de Juegos previa a la II Guerra Mundial, la cual será esencial para el resurgimiento posterior
de la Teoría de Juegos en las décadas de 1950 y 1960 debido a la necesidad de planteamientos
estratégicos frente a los cambios geopolíticos de los que hablaremos a continuación.
4. AUGE DE LA TEORÍA DE JUEGOS TRAS LA II GUERRA MUNDIAL: SU USO EN EL NUEVO
CONTEXTO GEOPOLÍTICO
Durante la II Guerra Mundial, las Matemáticas europeas quedan muy debilitadas: Por un lado,
el Tercer Reich había perseguido y llevado al exilio a muchísimos matemáticos alemanes relevantes;
por otro lado, los matemáticos franceses también tuvieron serias dificultades durante la ocupación de
su territorio por las tropas alemanas, traducido también en fuerte migración de matemáticos de primer
nivel a zonas libres de conflicto [BERS, 1988].
Con la invasión de Polonia por Alemania en 1939, Francia y Gran Bretaña entraron en la
Guerra y buena parte de los matemáticos de estas naciones fueron alistados o realizaban tareas para
el ejército. Remitimos a Ballard (1948) y sus recuerdos de las vicisitudes al elaborar Les Grands
Courants de la pensée mathématique [LE LIONNAIS, 1948] debido a que el intercambio intelectual
entre matemáticos era considerado como intercambio de información esencial por los alemanes. Las
Matemáticas durante la Guerra no eran tales para muchos matemáticos de la época; sino el deber y
obligación de formular correctamente problemas y dar respuestas rápidas para ganar la Guerra; salvo
en criptoanálisis, cuyos avances se consideraban de suficiente relevancia [BARKLEY ROSSER, 1982].
Aunque el auge y desarrollo de la Teoría de Juegos será en las matemáticas americanas de la
posguerra, debemos hablar de la II Guerra Mundial pues el escenario europeo y la migración de
cabezas pensantes a Estados Unidos será el caldo de cultivo que favorecerá esta explosión a finales
de la década de 1940 y en la década de 1950. Hasta ese momento, las matemáticas americanas no
eran potentes y la importancia internacional se fue alcanzando a medida que Estados Unidos entraba
en la Guerra y acogía más matemáticos refugiándose de los nazi [REES, 1980].
Tanto la Armada como el Ejército estadounidense entendieron esencial el desarrollo de la
investigación matemática, financiándola. Un buen número de matemáticos pertenecían a la Oficina de
Investigación Científica y Desarrollo (OICD), dependiente de la Presidencia, que construía y
desarrollaba nuevos sistemas defensivos y armamentísticos mediante la cooperación entre ejército,
industria y universidad con investigadores civiles. En 1942, se crearía el Panel de Matemática
Aplicada (PMA) dentro de la OICD [KJELDSEN, 2003].
La relevancia en el PMA de von Neumann será de clave para el desarrollo de la Teoría de
Juegos. Éste había comenzado a colaborar con Oskar Morgenstern en Princeton, preparando el
trabajo considerado como origen formal de esta teoría: Theory of Games and Economic Behavior
(1944). Se considera el primer tratamiento riguroso y exhaustivo del concepto de juego, estrategia y
resolución del mismo, siendo también el primero de estas características sobre representación de las
preferencias de los jugadores. Los autores estudiaron tanto los juegos con jugadores con intereses
completamente contrapuestos (juegos no cooperativos de suma cero), como aquellos en los que la
ganancia de un jugador no implica pérdidas para otro (juegos cooperativos de suma nula con
Formalización de la teoría de juegos en el tiempo de entreguerras
763
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recompensa transferible). Con un enfoque eminentemente económico, los autores querían modelizar
el comportamiento económico, desarrollando incluso una teoría axiomática de la utilidad.
Ésta es la única obra sobre Teoría de Juegos durante la Guerra, publicándose cuando los
países estaban redefiniendo sus políticas exteriores y económicas para la posguerra. Según Leonard
(1992), la obra surge sin una audiencia “natural” pese a enfocarse para hacerla atractivo a los
economistas (y facilitar su uso), ya que las técnicas y metodologías eran también novedosas y
rompedoras matemáticamente. La relevancia de la obra y la aparición de especialistas en este campo
se debió al papel del teorema minimax en la Guerra para la Oficina de Investigación Naval (OIN) con
sus primeras aplicaciones militares [LEONARD, 1992] en la guerra antisubmarinos: la patrulla barrera
con una vía marítima estrecha patrullada regularmente por aeronaves para impedir el paso de
submarinos; y la asignación de fuerzas en componentes estratégicas y tácticas por dos ejércitos
enemigos. Este segundo problema ya lo comentó Borel (1938), aunque sin analizar su resolución.
En la posguerra, la relación entre ejército, industria y universidad realizada por el OICD no se
quiso suprimir por su productividad para la investigación y desarrollo. Estados Unidos pensaba que su
potencia militar debía sustentarse en una potencia científica e investigadora [REES, 1977]. Así, el
Ejército y la Armada financiaron la investigación científica (incluida la matemática). La investigación
de las técnicas y metodologías matemáticas fueron objeto de dos organizaciones con financiación
militar: el Proyecto RAND y la OIN [KJELDSEN, 2003]. La Teoría de Juegos se hizo un hueco en la
investigación realizada por ambos organismos, siendo una de las grandes beneficiadas. Debida a la
recepción negativa de los economistas de la obra de von Neumann y Morgenstern (1944), Mirowski
(1991) indica que von Neumann redirigió la Teoría de Juegos hacia una audiencia militar (en la que él
había sido asesor en el PMA) más receptiva pasando al contexto bélico la consecución de estrategias
óptimas para ganar un juego. Así, von Neumann conseguiría que RAND se convirtiera en hogar de la
Teoría de Juegos, siendo allí donde florecería la investigación durante la década de 1950, lo que
supondría su estabilización como rama de las Matemáticas [LEONARD, 1992].
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DESARROLLO DE LA BIOESTADÍSTICA EN TIEMPOS DE CRISIS
José Almenara Barrios
(1)
(1) Área de Medicina Preventiva y Salud Pública (Bioestadística), Universidad de Cádiz, jose.almenara@uca.es
Resumen
Parte del desarrollo de la Estadística en general y, de la Bioestadística en particular, ha tenido
lugar en escenarios de crisis; guerras o epidemias. El objetivo de esta comunicación es señalar esta
realidad presentando algunos de los hitos que así lo atestiguan. Es conocido que desde mediados del
siglo XVII algunos de los investigadores que se interesaron por evaluar las causas de las
enfermedades, en especial la génesis de las epidemias, manejaron una aritmética o estadística
primitiva.
El propio trabajo seminal de Graunt (1620-1674), sus famosas Observaciones publicado en
1662, es en gran medida una nueva concepción cuantitativa en los métodos de investigación de la
mortalidad epidémica. Esta forma de encarar los problemas epidémicos o sanitarios tiene su máximo
apogeo en el siglo XIX. Así, un pionero de la nueva epidemiología, hondamente asentada en el
pensamiento estadístico, fue John Snow (1813-1858), sus estudios sobre el cólera son clásicos.
En el seno de una guerra, la de Crimea (1854), tiene lugar la tarea de la enfermera y
estadística británica Florence Nightingale (1822-1911), ella conseguirá las reformas sanitarias
pretendidas mediante sus gráficos estadísticos. Tampoco podemos olvidar que en gran medida el
desarrollo de la Escuela Biométrica inglesa, con Francis Galton (1822-1911) y Karl Pearson (18751936) a la cabeza, tiene como motor el ideal eugenésico motivado, entre otras causas, por las
perennes guerras de Gran Bretaña a lo largo de la época victoriana (1837-1901).
Es en 1920 cuando la Conferencia Sanitaria Internacional de Londres estableció las bases para
la creación de una Organización Sanitaria Internacional que a la postre daría lugar al Servicio de
Informes Epidemiológicos y Estadísticas de Sanidad Pública. Por último, señalar que el Teorema de
Bayes permitió descifrar el código Enigma posibilitando la victoria aliada en la segunda guerra
mundial, lo que determinaría la moderna reactivación de la estadística bayesiana.
Palabras clave: Bioestadística, Evolución histórica, Crisis.
DEVELOPMENT OF BIOSTATISTICS IN TIMES OF CRISIS
Abstract
Part of the development of statistics in general, and Biostatistics in particular, has taken place in
crisis settings; wars or epidemics. The aim of this paper is to point out this reality by presenting some
of the landmarks that testify to this. It is known that since the mid-seventeenth century, some of the
researchers who were interested in assessing the causes of diseases, especially the genesis of
epidemics drove primitive arithmetic or statistics.
The seminal work itself Graunt (1620-1674), his famous remarks published in 1662, is very
much a new concept in quantitative research methods of epidemic mortality. This way of approaching
epidemic or health problems has its peak in the nineteenth century. Thus, a pioneer of the new
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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epidemiology, deeply grounded in statistical thinking was John Snow (1813-1858), his studies on
cholera are considered classics.
In the midst of a war, the Crimean (1854), takes place the task of statistical British nurse
Florence Nightingale (1822-1911), she will get health reforms intended by their statistical graphics.
Nor can we forget that by far the development of the English Biometric School with Francis Galton
(1822-1911) and Karl Pearson (1875-1936) at the head, is the reasoned engine eugenic ideal, among
other causes, perennials war Britain throughout the Victorian era (1837-1901).
It is in 1920 when the International Health Conference in London established the basis for the
creation of an International Health Organization which ultimately would result in the Service Reports
and Epidemiologic Statistics for Public Health. Finally, note that the Bayes theorem allowed
deciphering the Enigma code enabling the Allied victory in World War II, which determine the modern
revival of Bayesian statistics.
Keywords: Biostatistics, Historical Evolution, Crisis.
1. LA MEDICIÓN DE LA MORTALIDAD Y EL NACIMIENTO DE LA BIOESTADÍSTICA
Los escenarios de crisis han servido como impulso para el desarrollo de la Bioestadística y de
la Estadística en general. El objetivo de esta comunicación es señalar la presentación de algunos
hitos que así lo atestiguan.
De hecho no nos podemos abstraer de la evidencia que desde mediados del siglo XVII todo
aquel que se interesó por los orígenes de las enfermedades, en especial las epidemias, utilizó el
número como herramienta para dilucidar las causas de las mismas. Como lo utilizaron aquellos que
se dedicaron a indagar la desigualdad social frente a la muerte y la enfermedad [ALMENARA, 2012, I, p.
156].
El propio trabajo seminal de John Graunt (1620-1674), considerado el padre de la Estadística,
sus famosas Observaciones publicado en 1662, es en gran medida una nueva concepción
cuantitativa en los métodos de investigación de la mortalidad epidémica.
El trabajo de Graunt se centra en el estudio de los boletines de mortalidad de la ciudad de
Londres. Graunt llega, tras el estudio de los mismos, a conclusiones, por ejemplo, que de cada 100
personas 36 mueren antes de los 6 años, o que sólo sobrevive el 1% a los 76 años. Es en esos
momentos donde se está produciendo la génesis de la bioestadística y sus ulteriores aplicaciones en
medicina [ALMENARA et al., 2003, p. 41].
Para aclarar esta idea veamos el siguiente comentario de Graunt que aporta Hacking
[HACKING,1995, p.134]:
Considerando que muchas personas viven con gran temor y aprehensión de algunas de
las más formidables y notorias enfermedades que siguen yo sólo registraré cuántos murieron
por cada una de ellas: los números respectivos, comparados con el total de 229250 (la
mortalidad durante veinte años), les permitirán tener una mejor comprensión del riesgo en el
cual se encuentran.
Graunt no usa la palabra probabilidad, sino el término riesgo. Nos preguntamos si lo hace
deliberadamente o no. Hacking apunta que la palabra riesgo procedía de los juegos de azar, y que en
el año de publicación del trabajo de Graunt había empezado a significar peligro. Nosotros queremos ir
un poco más lejos, y nos preguntamos si ya Graunt utiliza el término como lo usamos hoy en la
moderna epidemiología [ALMENARA et al., 2003, p.42].
Desarrollo de la Bioestadística en tiempos de crisis
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¿Qué nació con Graunt? Dependiendo de quién responda, se nos diría: la Estadística, la
Demografía, la Epidemiología, la Economía, etc. Verosímilmente, en gran medida, todas esas
disciplinas son herederas en su nacimiento de la propuesta metodológica de Graunt, ya que en
realidad ninguna de estas disciplinas existía en la época de Graunt [ALMENARA et al., 2003, p. 37].
La labor desarrollada por Graunt y otros pioneros de la Royal Society ejerció su influencia en
los higienistas franceses de la revolución. Así, el método numérico para resolver crisis de mortalidad
fue usado entre otros por; Philippe Pinel (1745-1820) que usando tablas estadísticas sobre mortalidad
hospitalaria consiguió su gran reforma psiquiátrica; Louis René Villermé (1782-1863) que con su
quehacer estadístico alcanzó importantes avances en Salud Pública, Epidemiología o Sociología; o
los pioneros ensayos clínicos de Pierre Charles Alexandre Louis (1787-1872).
En gran medida, los escenarios de gran mortalidad provocaron el nacimiento de lo que hoy
conocemos como disciplina bioestadística.
2. EPIDEMIAS, GUERRAS Y BIOESTADÍSTICA
Johnson [2008, p. 9-10] nos dice:
Toda descripción del Londres de aquel entonces [victoriano] hace mención del hedor de
la ciudad (…). Aquellas bolsas letales de metano presentes en las cloacas eran producto de los
millones de microorganismos que reciclaban afanosamente los excrementos humanos para
transformarlos en biomasa microbiana, liberando en el proceso gases residuales.
(…) Pero a finales de aquel veranos de 1854, (…) Londres estaba a punto de asistir a
una batalla, más aterradora si cabe, entre humanos y microbios. Su impacto se convirtió en el
más mortífero sufrido en la historia de la ciudad.
Johnson se refiere a la gran epidemia de cólera que asoló la ciudad. En ese Londres llevará a
cabo su proeza intelectual John Snow (1813-1858) al investigar estadística y cartográficamente las
causas de la mortífera enfermedad.
En Almenara et al. [2003, p.64] se puede leer:
En esencia, Snow investigó la distribución del cólera en Londres entre 1845 y 1854. En
1849 se percató de que el cólera presentaba una mayor incidencia en las zonas de la ciudad
abastecidas de agua por la Compañía Lambeth y por la Southwark y Vauxhall. Ambas
empresas obtenían este líquido del Támesis de una zona muy contaminada. La primera de
las compañías suministradoras cambió su sitio de abastecimiento y en 1854 la empezó a tomar
de otro punto. Por otro lado, la disposición de la red de tuberías permitía que en una misma
calle hubiera casas que recibían el agua tanto de una compañía como de la otra. Durante la
epidemia de 1854, Snow identificó el número de casas que estaban abastecidas por la una y la
otra, y calculó la mortalidad por cólera por cada 10000 casas.
Con estos datos, Snow llegó a la conclusión de la existencia de un “veneno colérico”
transmitido por el agua contaminada, casi 30 años antes que Robert Koch identificará el vibrio
del cólera (1883). La trascendencia del trabajo de Snow desde el punto de vista médico, fue en
su momento notable, ya que terminó por provocar que las compañías abastecedoras de
Londres filtraran el agua. Pero al mismo tiempo tuvo un efecto de otro orden: cambió muchas
de las ideas imperantes sobre la higiene pública.
Snow pudo configurar su hipótesis de manera definitiva gracias a su forma innovadora
de presentar los datos en mapas.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
___________________________________________________________________________
Señala Johnson [2008, p. 9-10] que: “la innovación del mapa de Snow residía en que
relacionaba la vanguardia del diseño de la información con una teoría de transmisión del cólera válida
en términos científicos”. Paralelamente influida por la obra de Adolphe Quetelet (1796-1874) y de
William Farr (1807-1883), surge en el panorama de la bioestadística la enfermera y estadística
inglesa Florence Nightingale (1822-1911).
En Almenara et al. [2003, p.66-68] se recoge:
Para entender la obra estadística de Nightingale se impone repasar algunos puntos de
su biografía. En septiembre de 1854, tropas francesas y británicas invaden Crimea para ayudar
a Turquía a hacer frente a los afanes expansionistas de Rusia. La asistencia sanitaria de las
tropas británicas era deficiente en todos los terrenos y tras recibir el apoyo oficial del Gobierno
Británico y con dinero recogido de una suscripción por el periódico The Times, zarpa
Nightingale hacia Turquía acompañada de otras 38 enfermeras.
Las condiciones que encuentra Nightingale en Escutari son desastrosas. El cólera y el
tifus eran habituales y la tasa de mortalidad era escalofriante: 42,7% de los casos tratados.
Esto la llevó a realizar una serie de reformas sanitarias. La herramienta que utilizó para llevar a
cabo su tarea y convencer a las autoridades de su necesidad fue la estadística. De tal forma
sistematizó la recogida de datos en Escutari, que no fue hasta entonces cuando se supo el
número exacto de muertes. Medio año después de su llegada a Escutari, la mortalidad había
descendido al 2,2%. Tan notable fue su obra que en 1858 ingresa como Fellow de la Royal
Statistical Society, puesto que hasta entonces ninguna mujer había alcanzado. Nightingale fue
además una innovadora de las representaciones gráficas de datos estadísticos. Inventó los
gráficos polares, que ella llamó “coxcombs” (peinetas), con los cuales impresionó al Parlamento,
Gobierno y Ejército británicos, instituciones que, a partir de este momento empezaron a tomar
en consideración sus reformas. Se considera a Nightingale como la creadora de los indicadores
de salud modernos.
3. EUGENESIA Y DESARROLLO DE LA BIOESTADÍSTICA
A lo largo de toda la Época Victoriana (1837-1901), Gran Bretaña se mantuvo en una u otra
guerra. Una de ellas, la Guerra de Crimea hizo muy evidente, para algunos, el declive de Gran
Bretaña. Ejerció tal repercusión en la sociedad británica de la época, que para Francis Galton (18221911), la raza inglesa estaba en decadencia [ÁLVAREZ, 1985, p. 15]. Lo que determinará que su ideal
eugenésico fuera el determinante de su labor estadística.
Tras la publicación en 1859 del Origen de las especies por su primo Darwin, Galton es
atrapado, fascinado por las ideas de selección y adaptación. Rápidamente quiere trasladar esa teoría
a la especie humana, con la intención de su progreso biológico. Fue la necesidad de conocer los
mecanismos de la herencia, lo que determinó a la postre la labor estadística de Galton. Influido por la
teoría de la pangénesis de su primo Darwin, donde se exponía que la herencia puede ser explicada
en términos de combinaciones de un número finito de partículas hereditarias; consecuentemente,
comprendió que la estadística sería fundamental para poder describir la variación biológica.
En 1889 da a imprenta su Natural Inheritance, obra de indudable madurez estadística. Autores
como Hald [1998, p. 608-610] exaltan el grado en que Galton enriqueció el vocabulario estadístico
con esta obra. En efecto, allí aparecen términos como error para denotar la variación biológica,
desviación, normalidad, ley del error, curva normal de distribución o el de regresión al que
originalmente llamó reversión.
Desarrollo de la Bioestadística en tiempos de crisis
769
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La obra de Galton da comienzo a la llamada Escuela de Biometría inglesa con Karl Pearson
(1875-1936) a la cabeza. La estrecha colaboración de estos dos autores, junto con Walter F. R.
Weldon (1860-1906), se consolida con la edición de la primera revista dedicada a la Biometría,
Biometrika (A journal for the statistical study of biological problems), editada por ellos y Davenport. El
primer número aparece en octubre de 1901 y continúa publicándose de manera ininterrumpida hasta
la actualidad [“Figura 1”].
Figura 1. Portada del número 1 de la Revista Biometrika.
El magisterio de Karl Pearson será indudable en autores adscritos a la señalada Escuela
Biométrica y, en otros agregados a la Escuela de Estadística Médica. Entre los primeros cabe
destacar a: William S. Gosset (1876-1937) más conocido con el seudónimo de Student, Ronald A.
Fisher (1890-1962), el propio hijo de Karl Egon S. Pearson (1895-1980), Jerzy Neyman (1894-1981) o
Abraham Wald (1902-1950). En el grupo de los segundos mencionamos a: Major Greenwood (18801949), Raymond Pearl (1879-1940) o Austin Bradford Hill (1897-1991) [ALMENARA et al., 2003, p. 100].
Por otro lado señalar que el laboratorio de Pearson se dedicará durante la primera guerra
mundial, voluntariamente, a las siguientes labores: Teoría y cálculos referentes a tensiones de torsión
de paletas de las hélices de los aeroplanos, determinación de constantes eléctricas de la madera
para el departamento aéreo del Almirantazgo, cálculo de trayectorias en balística, trayectorias
combinadas de bombas en aire y agua y cálculos de artillería para armas anti-aéreas y cálculos de
cartas y tablas balísticas para la Comisión de Artillería [PEARSON, 1948, p. 246-251].
Durante la segunda guerra mundial la Estadística jugo un papel destacado. Mencionamos aquí
solamente cómo el Teorema de Bayes, que era prácticamente un tema tabú para la ciencia de la
época, permitió descifrar el código Enigma de comunicación de los nazis. Posibilitando en gran
medida la victoria de los aliados. Entre el grupo de hombres que trabajaron en este tema destacó
sobremanera Alan Mathison Turing (1912-1954) [MCGRAYNE, 2012, p. 117-123].
Fue Jerome Cornfield (1897-1977) quien arribó la regla de Bayes a la investigación médica.
Tras la segunda guerra mundial la incidencia del cáncer de pulmón comenzaría a provocar estragos.
Se desconocía la causa del problema. Finalmente, fueron los trabajos de Braford Hill y Richard Doll
770
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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(1912-2005), los primeros estudios de casos y controles dedicados a una enfermedad no infecciosa,
los que señalaron que la causa era el hábito de fumar. Pero sería Cornfield, mediante el Teorema de
Bayes, quien determinó que el riesgo de contraer la enfermedad era mayor entre los fumadores
[MCGRAYNE, 2012, p. 203-208].
El impulso definitivo a la Estadística Médica en este periodo se lo debemos a Braford Hill, no
sólo por lo señalado en el párrafo precedente, también por el desarrollo del primer ensayo clínico
aleatorizado en humanos para probar el efecto de la estreptomicina en el tratamiento de la
tuberculosis publicado en 1948 y, por la publicación de su famoso libro The Principles of Medical
Statistics en 1937 [MAGNELLO, 2002, p. 115].
Paralelamente, a lo largo del periodo de entreguerras y después de la segunda guerra mundial,
se fue desarrollando lo que sería la Clasificación Internacional de Causas de Muerte. La primera
Clasificación de Causas de Defunción se la debemos a Jacques Bertillón (1851-1922) que fue
finalmente adoptada por el Instituto Internacional de Estadística en su reunión de Chicago de 1893.
Es en 1920 cuando la Conferencia Sanitaria Internacional de Londres estableció las bases para
la creación de una Organización Sanitaria Internacional que a la postre daría lugar al Servicio de
Informes Epidemiológicos y Estadísticas de Sanidad Pública [BARONA Y BERNABEU-MESTRE, 2008, p.
36-36].
En conclusión, amenazas como las epidemias y las guerras, que han provocado y provocan
una gran mortalidad, han motivado una solución estadística para la resolución de esos desafíos, que
de alguna manera han estimulado el desarrollo de la Bioestadística en particular y, de la Estadística
en general.
4. BIBLIOGRAFÍA
ALMENARA, J. SILVA, L.C. BENAVIDES. A. GARCÍA, C. GONZÁLEZ, J.L. (2003) Historia de la Bioestadística:
la génesis, la normalidad y la crisis. Cádiz, Quórum Editores.
ALMENARA, J. (2012) “Approach to the history of medical statistics in Spain”. Boletín de Estadística e
Investigación Operativa (BEIO), 28(2), 153-175.
ÁLVAREZ, R. (1985) Sir Francis Galton, padre de la eugenesia. Cuadernos Galileo de Historia de la
Ciencia, 4, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Centro de Estudios
Históricos.
BARONA, J.L. BERNABEU-MESTRE, J. (2008) La salud y el Estado. El movimiento sanitario internacional
y la administración española (1851-1945). Valencia, Universitat de València.
HACKING, I. (1995) El surgimiento de la probabilidad. Un estudio filosófico de las ideas tempranas
acerca de la probabilidad, la inducción y la inferencia estadística. Barcelona, Editorial Gedisa.
HALD, A. (1998) A history of mathematical statistics. From 1750 to 1930. Wiley Series in Probability
and Statistics. New York, John Wiley & Sons, Inc.
JOHNSON, S. (2008) El mapa fantasma. La historia real de la epidemia más terrorífica vivida en
Londres. Madrid, Ediciones Kantolla.
MAGNELLO, E. (2002) “The introduction of Mathematical Statistics into Medical Research: The roles of
Karl Pearson, Major Greenwood and Austin Braford Hill”. En: E. Magnello and A. Hardy (eds.)
The Road to Medical Statistics. “Clio Medica”, 67. The Wellcome Series in the History of Medicine.
New York, Rodopi, 95-123.
MCGRAYNE, S.B. (2012) La teoría que nunca murió. Barcelona, Editorial Crítica.
PEARSON, E.S. (1948) Pearson, creador de la estadística aplicada. Buenos Aires, Espasa-Calpe
Argentina. Traducción de la edición inglesa, Karl Pearson, An Appreciation of Some Aspects of
his Life and Work.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 771-775.
___________________________________________________________________________
ANALES DE INGENIERÍA EN COLOMBIA A FINALES DEL SIGLO XIX: 1887-1899
(1)
(2)
Asdrúbal Moreno Mosquera , Yolima Álvarez Polo
(1) Universidad Distrital, Bogotá, Colombia, asmorenomosquera@gmail.com
(2) Universidad Distrital, Bogotá, Colombia, yalvarezp@udistrital.edu.co
Resumen
En 1887, fue creada la Sociedad Colombia de Ingeniería y el mismo año inició la publicación de
su periódico, denominado Anales de Ingeniería. Un estudio sistemático de los Anales pone de
manifiesto la orientación de los Anales hacia las ciencias puras y aplicadas. Se pretende en este
trabajo describir, analizar y comentar los artículos allí publicados que dan cuenta del estado de la
Ciencia y la Técnica en Colombia en aquella época. Con esta finalidad se estudia el contenido de los
primeros once volúmenes de dicho periódico. El periodo seleccionado corresponde al intervalo
comprendido entre el inicio de la publicación -1887- y su interrupción en 1899 debido a la Guerra de
los Mil Días.
Palabras Clave: Guerra de los Mil Días, Anales de Ingeniería, Colombia.
ANALES DE INGENIERÍA IN COLOMBIA AT THE END OF THE 19TH CENTURY:
1887-1899
Abstract
In 1887, was created the Sociedad Colombiana de Ingeniería and the same year was published
the first issue of its journal called Anales de Ingeniería (Annals of Engineering).
A systematic study of the Anales reveals the focusing of this journal towards both pure and
applied sciences. We intend in this paper, to describe, analyze and comment on published articles that
explain the state of Science and Technology at that time in Colombia. For this purpose we will study
the contents of the first eleven volumes of this journal. This period is connected to the interval between
the beginning of the journal in 1887 and its interruption in 1899 due to the Thousand Days’ War.
Keywords: Thousand Days` War, Annals of Engineering, Colombia.
1. INTRODUCCIÓN: LA CREACIÓN DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIEROS Y SU
REVISTA
La idea de agremiar a los ingenieros propuesta en 1873 por los ingenieros Manuel H. Peña,
Manuel Ponce de León, Abelardo Ramos y Ruperto Ferreira se consolidó con la creación en 1887 de
la Sociedad Colombiana de Ingenieros bajo la dirección de Manuel Ponce de León, Indalecio Liévano
como vicepresidente y Ruperto Ferreira como Secretario. Se dio por instalada la sociedad en una
reunión citada para tratar temas de ingeniería y allí fue elegida la junta directiva, se redactaron los
estatutos y empezó a funcionar. Gracias a su labor ganó reconocimiento ante el Gobierno Nacional y
771
772
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
se convirtió en una institución de obligada consulta en temas de Ingeniería. El mismo año, se
establecen los Anales de Ingeniería, como el órgano de difusión de la Sociedad y rápidamente se
constituyen en el periódico científico e Industrial en el que se divulgan conocimientos relativos a la
ciencia del Ingeniero. Los lineamientos básicos de los Anales se establecen claramente mediante los
artículos 59 y 60 de los estatutos de la Sociedad:
Art. 59. Los Anales de Ingeniería serán de carácter serio, comedido e imparcial para
corresponder a los elevados fines de la Institución; y se ocuparan preferentemente en los
siguientes negociados: 1. Estimular a la juventud al estudio de la Ingeniería, y de sus varias
aplicaciones a la Industria. 2. Estudiar las cuestiones científicas que agiten los Ingenieros
nacionales ó extranjeros. 3. Recomendar el uso y los conocimientos de libros, aparatos,
máquinas, instrumentos y sistemas modernos. 4. Hacer conocer en el extranjero las riquezas
naturales de Colombia. 5. Estudiar las mejoras materiales convenientes al progreso del país.
Art. 60. Es prohibido, en absoluto, a los Anales de Ingeniería, tratar sobre cuestiones de
política, moral y religión. [“Sección Editorial”, Anales 1, (1) p. 5].
Es bien sabido que para este periodo decimonónico, Colombia ha sufrido grandes cambios a
nivel político, social, que obligan a la Sociedad a erigirse en medio de esta problemática. Por tanto, es
perfectamente entendible estas aclaraciones en este último artículo.
2. ESTRUCTURA DE LOS ANALES
Los Anales de Ingeniería en el periodo comprendido entre 1887 y 1899 experimentaron gran
acogida entre la naciente “comunidad cientifica” del pais, la cual se conformaba en su mayoria por
Ingenieros formados en Instituciones nacionales y extranjeras. Es apenas natural que los Anales
siguiera unas pautas similares de organización a los periódicos de circulación en otros países salvo
ciertas adaptaciones a la situacion de nuestro pais en la epoca. Asi pues la revista se publicaba
mensualmente y contaba con las siguientes secciones:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Sección Editorial
Actos de la Sociedad
Colaboraciones
Inserciones
Variedades
Trabajos de los socios
Aunque se puede afirmar sin lugar a dudas que el periódico dio mucha importancia a temas de
ingeniería tales como el diseño y contrucción de líneas de ferrocarril, puentes y viaductos, obras
civiles como la construcción de caminos y temas relacionados con la tecnología eléctrica de la época,
entre otras, no hay claridad en cuanto a los criterios que se seguían para incluir los trabajos en una u
otra sección, especificamente en colaboraciones e inserciones. Por otra parte, a pesar del eminente
enfoque práctico de la revista hay que anotar que un gran porcentaje de los artículos publicados
tienen una tendencia hacia las ciencias matemáticas.
Esta estructura daba cabida a un gran abanico de temas relacionados a saber: decretos
oficiales, efemérides, notas necrológicas, recensiones de libros, traducciones, planes de estudio de
formación de Ingenieros, tablas varias, patentes de inventos, homenajes y publicidad en general. En
algunos números aparece un apartado denominado miscelánea en el que figuran comunicaciones
Anales de Ingeniería en Colombia a finales del siglo XIX: 1887-1899
773
__________________________________________________________________________________________
tales como: Conservatorio de Artes y Oficios de París, el sueldo de los Ingenieros en la India,
principales descubrimientos e innovaciones en el presente siglo (Siglo XIX), la exposición de Chicago,
enseñanzas de la Facultad de Matemáticas del Uruguay, entre otros.
3. DISTRIBUCIÓN TEMÁTICA DE LOS ARTÍCULOS
Los contenidos temáticos tratados en los primeros once tomos de los Anales son los
siguientes: Agricultura y Agronomía, Agrimensura, Astronomía y Geodesia, Altimetría, Caminos,
Canales, Climatología, Electricidad, Ferrocarriles, Física, Geografía, Geología, Hidraúlica, Ingeniería
de Minas, Ingeniería Municipal, Ingeniería Nacional, Ingeniería Legal, Maderas Nacionales,
Matemáticas, Puentes y Viaductos, Mecánica y Química.
Comparativamente hablando los ejes temáticos en los que se concentra la mayor cantidad de
trabajos corresponden a: Trazado y construcción de vías férreas, Matemáticas, Electricidad,
Astronomía y Geodesia e Ingeniería de Minas. Podemos identificar gran cantidad de trabajos
relacionados con los temas de actualidad en las obras civiles llevadas a cabo en los municipios
colombianos (Acueductos, Diques, Caminos, Carreteras, Pavimentos, Adoquinados, Tranvías, etc),
límites con países fronterizos, observaciones meteorológicas en Bogotá, temas recogidos en los
demás ejes temáticos de la revista. En menor proporción podemos encontrar artículos sobre
mecánica de fluidos, reseñas sobre inventos y descubrimientos de vanguardia en física. Para dar
algunos ejemplos podemos citar la reseña del Kinestocopio de Edison, la telegrafía sin hilos, el
descubrimiento de los rayos X por el Doctor Roenteng, el descubrimiento de la radioactividad por el
Doctor Becquerel, entre otros. Esto muestra que si bien los ingenieros colombianos de la época no
estaban a la vanguardia de la Ingeniería, si mantenían un nivel de actualización bastante importante,
dada la preocupación por temas de interés científico y tecnológico.
Un tema que reviste particular importancia para los Ingenieros Colombianos de la época
consiste en la discusión del Plan de Estudios para la Escuela de Ingeniería. En este sentido los
Anales de Ingeniería recogen las principales ideas de la Comunidad de Ingenieros Colombianos
quienes proponen constituir una Escuela de Ingeniería que satisfaga plenamente las exigencias del
país: “Profesores ilustrados e Ingenieros hábiles”. Así, en los Anales se evidencia como gradualmente
se llega al convencimiento de que las enseñanzas de la Escuela de Ingeniería deben comprender dos
etapas: Una primera de estudios en la que se forme el profesor de Matemáticas y una segunda en la
que se forme el Ingeniero especialista en un saber práctico específico. El espíritu de estas reflexiones
se plasma en las siguientes líneas:
De esta suerte queda formado un árbol cuyo tronco es el estudio de las Matemáticas, y
cuyas ramas son las derivaciones prácticas de estas Ciencias. Quien se conforme con abarcar
el tronco, será Profesor; si el Profesor quiere ser Ingeniero especialista en un orden cualquiera
recorrerá la rama respectiva, y si quiere ser Ingeniero Civil completo, las recorrerá
sucesivamente todas. [Sección Editorial, Anales 1, (4) p. 7].
No es de extrañar pues que las Matemáticas recibieran una especial atención en las páginas
de los Anales. Vale la pena destacar algunos trabajos académicos publicados en varias entregas,
tales como la Teoría Matemática de la Elasticidad, de Francisco J. Casas, presentado como tesis
para optar al grado de profesor en Ciencias Matemáticas, y el curso Introducción Elemental al Cálculo
de los Cuaternios de Pedro J. Sosa. Estos trabajos se caracterizan no solo por su alto rigor
matemático si no por la insistencia de los autores en resaltar las numerosas aplicaciones a la física y
la mecánica. En el caso de Sosa es notable la preocupación por el simbolismo empleado para
774
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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expresar las verdades matemáticas y naturales al punto de proporcionar a los editores de los Anales
los tipos necesarios para la edición de su artículo. Por otra parte, introdujo novedades en el
vocabulario técnico de la época, como la traducción al español del término inglés quaternion como
cuaternio.
Se incluía además un apartado de Bibliografía, en el que se daba noticia de las nuevas obras
didácticas que se publicaban indicando la temática tratada y la trayectoria de los autores. También se
daba a conocer a la comunidad las publicaciones recibidas por la Sociedad, y se extractaban
fragmentos de artículos de interés de otros periódicos tales como: The Engineering News, Scientific
American, Revista Consular de Manchester y otras revistas científicas de orden internacional.
4. LOS AUTORES
A lo largo del periodo que consideramos son aproximadamente 80 los autores que publican
trabajos de diversa índole en los Anales de Ingeniería. No tenemos registro de cuantos autores son
nacionales o extranjeros. Merecen especial mención aquellos autores que por el volumen o
importancia de sus trabajos en el ámbito local destacan entre los demás autores de los Anales. Nos
1
referimos a los siguientes casos :
1. Francisco J. Casas quien remite a los Anales su tesis para optar al grado de profesor en Ciencias
Matemáticas titulada “Teoría Matemática de la Elasticidad” cuyo rigor y consistencia matemática
merecen ser destacados.
2. Julio Garavito desde su temprana época de estudiante en la Escuela de Ingeniería contribuyó con
diversas publicaciones en los Anales. Destacan por su excepcional dominio de los métodos del
cálculo infinitesimal, su tesis para optar al grado de Profesor de Matemáticas en la Universidad
Nacional y su tesis en su opción al grado de Ingeniero civil.
3. Ramón Guerra contribuye principalmente con trabajos acerca de construcción de ferrocarriles y
otras obras civiles en el territorio nacional.
4. Enrique Morales se dedica principalmente al estudio de problemas elementales de geometría y
ferrocarriles colombianos.
5. Rafael Nieto aunque no presenta una abundante producción de trabajos en los Anales, sobresale
por su interés en las aplicaciones de la Matemática a la Física y a la Ingeniería.
6. Fortunato Pereira se inclina principalmente por trabajos relacionados con la Ingeniería de Minas y
construcción de vías férreas.
7. Abelardo Ramos además de ser uno de los fundadores de la Sociedad es el más prolífico autor
de los Anales. Entre su extensa producción podemos mencionar sus trabajos sobre el trazado y
construcción de ferrocarriles en el pais, además de la traducción de importantes escritos
científicos de la época.
8. Diódoro Sanchez fundador de la Sociedad, también presenta una considerable producción de
trabajos en los Anales. Sus contribuciones versan principalmente sobre tecnología eléctrica
(teléfonos, telégrafos, luz eléctrica, entre otros) y reseñas de inventos.
9. Pedro J. Sosa destaca por su notable trabajo acerca de los cuaternios publicado como un curso
2
introductorio en nueve entregas .
1
2
El orden de aparición en la lista es el alfabético.
Véase ALBIS Y CAMARGO [2005, Vol. 29, pp. 525-534]
Anales de Ingeniería en Colombia a finales del siglo XIX: 1887-1899
775
__________________________________________________________________________________________
Es importante recalcar el hecho que los trabajos publicados en este primer periodo de los
Anales no se pueden clasificar como trabajos de investigación original, sino que corresponden a
recensiones de temas científicos y técnicos de interés general de los autores. No obstante reflejan la
preocupación de la Comunidad de Ingenieros Colombianos por impulsar el avance de la Ciencia y la
Técnica en nuestro pais.
5. CONCLUSIONES
Resumiendo, en los once volúmenes de los Anales de Ingeniería publicados entre 1887 y 1899
se evidencia en Colombia un creciente interés por alcanzar estándares internacionales, haciendo las
adaptaciones a la realidad del país. Considerando que a partir de 1819, cuando se logra la
independencia definitiva de España, se habían iniciado proyectos de reestructuración en todos los
niveles. En particular, a mediados del siglo XIX se daba un gran paso con la creación del Colejio
Militar, institución de formación de ingenieros civiles y militares que más trade se convertiría en la
Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional. Y en el último cuarto del siglo se agremiaban los
ingenieros en la Sociedad Colombiana de Ingenieros y se daba inicio a la publicación del periodico.
Sin embargo, un esfuerzo de tal magnitud se ve truncado por la Guerra de los Mil Días que envolvió
nuestro país. Hacia 1905 se retoma la publicación y sigue cumpliendo su misión hasta la aparición en
1936 de la Revista de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y a la mitad del siglo XX
surgen las carreras de matemáticas y física que más adelante proponen sus revistas en su
especialidad.
6. BIBLIOGRAFÍA
ALBIS, V. Y CAMARGO, D. (2005) “Pedro José Sosa: un gran ingeniero matemático”. Revista de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 29(113), 525-534.
SÁNCHEZ, C.H. (1993) “Las matemáticas en los Anales de Ingeniería”. Mathesis 9, 105-124.
SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIERÍA. Anales de Ingeniería. Volúmenes I-XI (1887-1899). Disponibles
en la Hemeroteca Nacional Universitaria y en la biblioteca de la Sociedad Colombiana de
Ingeniería.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 777-784.
___________________________________________________________________________
EL CÁLCULO DE PROBABILIDADES EN ESPAÑA CON ANTERIORIDAD A LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL
(1)
Gabriel Ruiz-Garzón
y Luz-María Zapatero Magdaleno
(2)
(1) Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, Universidad de Cádiz, Jerez de la Frontera, España,
gabriel.ruiz@uca.es
(2) Jerez de la Frontera, España, luzama3@hotmail.com
Resumen
El objetivo que persigue el presente trabajo es mostrar las nociones de Cálculo de
Probabilidades que todo oficial, que se formaba en las instituciones militares españolas, antes de la
Primera Guerra Mundial, contienda que este año cumple su primer siglo de historia, debía conocer y
dominar. Nos centraremos en la obra Cálculo de Probabilidades, de Nicomedes Alcayde y Carvajal,
publicada en 1908, que constituía el texto oficial de las Academias de Artillería e Ingenieros del
Ejército y en la de Ingenieros y Maquinistas de la de la Armada. En dicho libro se muestran distintos
casos de aplicación de la distribución normal a la balística, topografía o geodesia, además de un
nomograma que permite la resolución gráfica de los problemas probabilísticos sin necesidad de hacer
cálculos numéricos.
Palabras Clave: Cálculo de Probabilidades, Artillería, Primera Guerra Mundial
THE CALCULUS OF PROBABILITY IN SPAIN PRIOR TO THE FIRST WORLD
WAR
Abstract
The aim of this work is to show the notions of Calculus of Probability which all officers that were
in the Spanish military institutions before the First World War had to know and dominate. We will focus
on the book of Nicomedes Alcayde and Carvajal Calculus of Probability, published in 1908, that would
be the official text of the artillery and engineers of the Army and Navy academies. In this book there
are different cases of application of the normal distribution to ballistics, topography or geodesy, as well
as a nomogram that allows the graphic resolution of probabilistic problems without numerical
calculations.
Keywords: Calculus of Probability, Artillery, First World War.
1. EL CÁLCULO DE PROBABILIDADES FUERA DE ESPAÑA ANTES DE LA PRIMERA GUERRA
MUNDIAL
Los primeros años del siglo XX fueron años de constante innovación y creación, permitiendo
una mayor calidad de vida a un mayor, aunque todavía limitado, número de personas. En ellos vieron
la luz los primeros coches Mercedes y los Ford T se democratizan, al alcanzar un precio más
777
778
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
accesible en el mercado, gracias a la introducción, en su producción, de la cadena de montaje.
Aparece la radio de Marconi. Edison crea una nueva batería eléctrica, de menor peso y mayor
duración. Se instala en Londres la primera cabina telefónica. Einstein presenta la teoría de la
relatividad y la teoría cuántica de la luz. Marie Curie se convierte en la primera mujer que recibe el
premio Nobel, por el descubrimiento del radio. En Europa las sufragistas consiguen el voto femenino,
siendo las finlandesas las primeras europeas en obtener el derecho a voto en 1906, las
neozelandesas ya lo habían conseguido en el pasado siglo XIX (1893) y las estadounidenses no lo
alcanzarán hasta bien pasada la Primera Guerra Mundial (1920). ¿Pero cuál era la situación del
Cálculo de Probabilidades?
A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el Cálculo de Probabilidades llegó a ser un
arte en poder de los militares.
Francia, había tenido dos grandes Escuelas de Artillería. La Escuela de Artillería Naval situada
en Lorient y la Escuela de Artillería de Tierra situada primero en Metz y después en Fontainebleau.
En ellas, prácticamente la totalidad de los alumnos, estudiaban un curso de “Probabilidad de tiro”. La
“grandeza francesa” se había basado en ingenieros y oficiales militares capaces de construir barcos,
fortificaciones, puentes para salvar ríos o capaces de situar baterías de artillería con las que destruir
las defensas del enemigo. Gran parte de los triunfos napoleónicos se habían logrado gracias a lo que
el militar corso llamaba “la Gran Batería”. Napoleón, una de las figuras más grandes de la Historia
Militar, conseguía su superioridad en el campo de batalla cuando la guerra se desarrollaba en campo
abierto, gracias entre otras cosas, a la utilización, con gran profusión, de la artillería.
Los españoles tuvimos que echar mano de la guerra de guerrillas y de las emboscadas, en la
Guerra de la Independencia de España (1808-1814), para evitar la superioridad francesa en campo
abierto. Y el ingenio español se impuso a las tácticas militares, tal y como lo demuestra la derrota
francesa en Bailén (Jaén, 1808).
Remontándonos a 1829, en Francia se propuso un concurso con objeto de resolver el
problema de la eficacia del tiro: ¿Cuál es la probabilidad de que un proyectil dé en el blanco? El
capitán de artillería de Metz, Prosper Coste, ganó el concurso y llegó a conclusiones empíricas
simples, como que las desviaciones de los proyectiles están relacionadas inversamente con el
diámetro de los mismos.
Ante la falta de sustento matemático de estas conclusiones, Poisson, examinador de artillería,
propuso instruir a los oficiales artilleros en la teoría laplaciana de las medias. El objetivo era formar
soldados que no sólo supieran cumplir órdenes sino que supieran también razonar y tomar iniciativas,
que fueran auténticos estrategas. Poisson publicó en la revista Mémorial de l’artillerie, un artículo
titulado Formules de probabilité relatives au résultat moyen des observations, donde propone la “ley
de los errores” (ley normal) de Laplace, como la adecuada para modelizar la media de un gran
número de resultados de experimentos, como pueden ser las desviaciones medias al centro de una
diana. Luego, la precisión de un arma es juzgada de una manera teórica de acuerdo a la ley normal.
En 1846, I. Didion, profesor en la escuela de Metz, realizó un tratado de balística [DIDION,
1858], y llegó a la conclusión de que no sólo las medias de los impactos se distribuían según la ley de
los errores, sino que los propios impactos también lo hacen. Demuestra esta propiedad comparando
los resultados empíricos con los dados por la tabla de una distribución normal. Un impacto de un
disparo viene representado por un par de números, unas coordenadas, que nos dan su posición
respecto de un centro de coordenadas. Bajo la hipótesis de que las desviaciones horizontales y
verticales son independientes, llega a la conclusión de que la distribución de la pareja es la
distribución bidimensional de los errores predicha por Laplace.
Didion dedujo diversas ecuaciones de trayectorias de proyectiles a través de la realización de
numerosos disparos. M. Hélie, profesor en la Escuela de artilleros de la Marina en Lorient, propuso
El Cálculo de Probabilidades en España con anterioridad a la Primera Guerra Mundial
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reemplazar las fórmulas teóricas por otras fórmulas empíricas más sencillas de utilizar, sustituyendo
la curva de probabilidad por una línea recta [HÉLIE, 1884].
Otro profesor de la Escuela de Artillería de Metz, E. Jouffret, publicó un manual sobre
probabilidad del tiro [JOUFFRET, 1875]. Afirmó que los proyectiles que caen en un punto dibujan una
curva en forma de campana, consagrando una vez más la distribución normal.
Luego, si primero fueron los astrónomos los que echaron mano de la distribución normal para
modelizar los errores de sus observaciones, luego serán los militares artilleros los que se servirán
también de ella, para modelizar esas desviaciones en los tiros que se producen al disparar sobre un
blanco.
2. LA SITUACIÓN DEL CÁLCULO DE PROBABILIDADES EN ESPAÑA ANTES DE 1914
Presentemos previamente cuál era la situación de España en vísperas de la Primera Guerra
Mundial. Económicamente hablando, España seguía siendo un país básicamente agrícola, con un
escaso desarrollo industrial, muy focalizado y localizado en torno al País Vasco, Cataluña, Asturias y
Madrid. El Desastre del 98 y el posterior tratado con Alemania de 1899, nos había dejado sin
colonias, fuera de juego en el panorama internacional, destrozados moralmente y con un fuerte
sentimiento de pesimismo y frustración, con un ejército anticuado y carente de armada naval, al ser
hundida en Cuba, inmersos en una crisis política debido a la pervivencia del sistema caciquil y
“turnista” de la Restauración (periodo del reinado de la dinastía Borbón comprendido entre las dos
repúblicas (I República 1873-74/II República 1931-36). Sistema heredado del siglo XIX y basado en la
alternancia bipartidista en el gobierno, pero ahora, los viejos grandes líderes de los partidos
dinásticos, conservador Cánovas y Sagasta liberal, han desaparecido de la escena política y su
reemplazo no resulta fácil. En España Alfonso XIII, con tan solo 16 años, alcanza su mayoría de edad
y jura la Constitución, su reinando (1902-1923) pone fin a la Regencia de su madre, Mª Cristina de
Habsburgo. Los gobiernos apenas si duran más que meses, generándose una gran inestabilidad
política y social. Ante esta situación y en relación con nuestra posición ante la Primera Guerra
Mundial, el 7 de agosto de 1914, La Gaceta publicaba un real decreto por el que el gobierno de
Alfonso XIII se ve con el “deber de ordenar la más estricta neutralidad a los súbditos españoles con
arreglo a las leyes vigentes y a los principios del Derecho Internacional”.
El objetivo de España en 1914 era Marruecos. Tras la pérdida de las colonias en 1898, la
actuación exterior de España se orientó hacia África, donde poseía, desde la fiebre imperialista y el
“Reparto de África” del XIX (Conferencia de Berlín 1885), algunos enclaves territoriales, Sáhara
español, Guinea española y tras la Conferencia de Algeciras (1906) Francia cedió a España, a modo
de compensación por la pérdida de las colonias, el norte del actual Marruecos, territorio de unos
20.000 Km cuadrados que en 1912 se convirtió en el Protectorado español de Marruecos. Estaba
formado por la zona norte conocida como el Rif y la zona sur, Cabo Juby, que tenía frontera con el
Sáhara español. En el centro del Protectorado francés de Marruecos se le asignó también a España
la pequeña colonia de Ifni, emplazada alrededor de la ciudad de Santa Cruz de la Mar Pequeña (Sidi
Ifni), aunque este territorio no sería ocupado hasta 1934.
La no participación en la contienda mundial no supuso problema para las potencias implicadas,
estas no ejercieron presión política alguna para forzar nuestra entrada. El mayor problema fue el
hundimiento de mercantes españoles por parte de submarinos alemanes, tanto es así que al finalizar
la contienda, la República alemana de Weimar entregó a España, en compensación por los buques
hundidos, una serie de mercantes, entre ellos el futuro Dédalo, primer portaaeronaves de la Armada
Española, que intervendría en el desembarco de Alhucemas de 1925, poniendo fin a la Guerra de
Marruecos.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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La Primera Guerra Mundial tuvo para España un impacto inicial más bien positivo al producir un
despegue económico del sector textil, la minería del carbón, la siderurgia, la agricultura, la industria
química, la construcción naval y la industria de armamento ligero. Los países beligerantes
necesitaban alimentos, armas, uniformes... y España se los proporcionaba.
Sin embargo, a partir de 1917 España entrará en una etapa de crisis motivada, en parte, por la
coyuntura de la Primera Guerra Mundial. Las exportaciones generaron escasez en el interior del país,
los precios se dispararon situándose muy por encima de los salarios.
En la España del momento, al igual que en las grandes potencias europeas, inmersas en una
carrera militarista y armamentística, existía una preocupación por la formación de los oficiales del
ejército e igualmente se hicieron esfuerzos por dotar de sólidos conocimientos a nuestros artilleros.
La apuesta que hicieron los Borbones en España por la creación de Academias Militares y
Observatorios Astronómicos, como el de S. Fernando (Cádiz), a finales del siglo XVIII, y por el
impulso de las matemáticas que se impartían, hizo inevitable la confección de manuales para la
formación de los oficiales. Los dos más prestigiosos corrieron a cargo de dos militares, el comandante
jiennense de artillería Diego de Ollero y el comandante onubense de ingenieros Nicomedes Alcayde y
Carvajal.
Así, Diego de Ollero publica en 1879 su obra Tratado de Cálculo de Probabilidades [OLLERO,
1913] que servirá de manual para la formación de militares en la Academia de Artillería de Segovia y
que es considerado por muchos como el primer tratado moderno de Cálculo de Probabilidades que se
escribe en España (ver [MARTÍN-PLIEGO Y SANTOS DEL CERRO, 2011]). El capítulo I de este manual está
dedicado a repasar las principales fórmulas que sirven de base al Cálculo de Probabilidades, como el
valor de una serie de integrales
∫
xm
1− x
2
dx ,
∫
∞
0
e − x dx y
2
∫
∞
0
sen x
dx
x
En el capítulo 2, Ollero da el concepto laplaciano de probabilidad y el Teorema de Bayes. En el
capítulo 3 obtiene la distribución normal a partir de la binomial. En el capítulo 4 aplica el Cálculo de
Probabilidades a las ciencias de la observación, concretamente calculando una serie de expresiones
de fórmulas de los errores medio, probable, máximo, etc. que más tarde veremos también en el
manual de Alcayde. Ollero dedicó el último capítulo a la exposición del método de mínimos
cuadrados. También es reseñable el que adjunte una tabla normal elaborada en el siglo XIX por el
astrónomo Kramp y utilizada por el matemático Cournot.
3. LA APORTACIÓN DE NICOMEDES ALCAYDE Y CARVAJAL
Otro protagonista de la enseñanza del Cálculo de Probabilidades antes de la Gran Guerra es
Nicomedes Alcayde y Carvajal. Coronel de ingenieros y profesor de la Academia de Artillería, nace en
Galaroza (Huelva) el 9 de mayo de 1871, falleciendo en la ciudad de Sevilla el 13 de abril de 1930.
Según consta en su expediente, no era un hombre de gran talla física, medía 1.66 cm. de altura, pero
sí poseía una gran talla intelectual, tal y como queda acreditado al ser el número uno en todos los
cursos de la carrera, traducir la lengua de Napoleón y distinguirse tanto en la profesión militar como
en la de profesor y así mismo en la de constructor. Participó en el establecimiento del ya mencionado
Protectorado español en Marruecos entre 1913-1916, teniendo como destino Larache.
Por su intervención le será concedida, en 1914, la Cruz de 2ª clase de María Cristina, por los
hechos de armas, operaciones efectuadas y servicios prestados. Posteriormente, en 1929, será
condecorado con la medalla de La Paz de Marruecos.
El Cálculo de Probabilidades en España con anterioridad a la Primera Guerra Mundial
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Otros destinos fueron la compañía de ingenieros de Melilla, Ceuta, Badajoz, Sevilla, Málaga,
Lérida, Menorca y Canarias, entre otras plazas. Entra de profesor en la Academia de Ingenieros en
1906, con el nada desdeñable sueldo de 600 pesetas anuales, ejerciendo dicha actividad hasta 1913.
El 23 de Octubre de 1907 se establece como texto provisional para la Academia de Ingenieros su
obra Resumen de las lecciones de Cálculo de Probabilidades. En 1908 se le concede la Cruz de 1ª
clase del Mérito Militar con distintivo blanco, en recompensa por otra obra Cálculo de Probabilidades,
[ALCAYDE, 1942] que será declarada texto definitivo para la Academia de Artillería.
En 1912 inventó una regla llamada “Regla de Alcayde” o de las “Academias Militares”, que en
1915 patentó y que fue fabricada por Nestler, un constructor alemán. Se trata de una regla donde
figuran los valores de senα cos α , cos 2 α y escalas de números (logaritmos de distancias), de gran
utilidad para los topógrafos en la nivelación de terrenos y el levantamiento de planos.
En 1914 su obra Mecánica General fue declarada también manual de texto en las Academias
de Ingenieros e igual ocurrirá en 1915 con su obra Elementos de Nomografía. La Nomografía es el
cálculo de valores de funciones mediante el empleo de tablas gráficas (nomogramas).
En 1915 funda en su pueblo natal, Galaroza, una especie de Seguridad Social, la llamada
Sociedad de Socorros Mutuos La Alcancía, con la finalidad de fomentar la ayuda mutua entre los
trabajadores que cayeran enfermos o sufrieran accidentes.
Uno de sus últimos honores sería recibir, en 1928, la medalla de la Legión de Honor de la
República francesa por la puesta en servicio del túnel de Somport.
El túnel de Somport, obra de ingeniería excepcional para la época en que se construyó, se
inició en 1908, para terminarse siete años después. Por fin, el 18-VII-1928 se inauguraría la línea, y al
año siguiente comenzaría su explotación y utilización conjunta hispano-francesa. Alcayde formó parte
de la Delegación española, encabezada por el monarca Alfonso XIII, que junto con el Presidente de la
Tercera República Francesa, Raymond Poincaré presidieron el acto.
En 1929 participó en la construcción del Pabellón Militar de la Exposición Iberoamericana de
1929 de Sevilla. Esta, es tan solo una breve reseña biográfica. Pasemos ahora a ver algo de su
contribución científica.
Alcayde publica su Cálculo de Probabilidades en 1908. Obra que fue declarada libro de texto
en las Academias de Artillería e Ingenieros del Ejército, al igual que en la de Ingenieros y Maquinistas
de la Armada. Se publica, como el propio autor indica en el prólogo, con el ánimo de ayudar a los
alumnos que deben tomar apuntes ante la falta libros de texto adecuados y “al pasar dichos apuntes
de unas a otras manos se producen tantos disparates de copia, que llegan a constituir un
inconveniente”. La intención es que sea un manual conciso, consta de 135 páginas, remitiendo al
lector al tratado de Diego de Ollero, cuando necesite ampliar algunos de los resultados presentados.
La obra de Alcayde consta de cuatro capítulos, un apéndice y unas tablas de la distribución
normal.
En el Capítulo 1: Propiedades y principios generales, define la probabilidad [ALCAYDE, 1942, p.
14], como:
Una relación, explícita o implícita, entre el número de circunstancias favorables y
contrarias que intervienen en la realización de un suceso de azar.
Esta forma de definir la probabilidad es propia del mundo anglosajón, en el ámbito de las
apuestas de caballos, se habla de expresiones del tipo “6 a 3 en contra”, quiere decir que 3 de cada 9
apostantes lo hacen por dicho caballo como vencedor, es decir, la probabilidad de que dicho caballo
gane es p(G)=3/9. Si decimos '”7 a 3 a favor” significa que 7 de cada 10 apostantes lo consideran
ganador, luego, la probabilidad de que dicho caballo gane es 7/10. Si denotamos por O (del inglés
“odds”) las apuestas a favor expresadas en forma de fracción, podemos escribir:
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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p (G )
p (G )
que es el cociente entre la probabilidad de ganar y de no hacerlo. Si O(G ) > 1 entonces el suceso G
O(G ) =
es más probable que G , si O(G ) < 1 entonces G es menos probable que G .
En su manual, Alcayde pasa, con posterioridad, a definir la probabilidad como el cociente de
casos favorables entre casos posibles. Lo que le lleva a definir un suceso como cierto, probable,
dudoso, improbable o imposible, según la medida de su incertidumbre.
Formula el Teorema del Producto, el Teorema de la Probabilidad Total y el Teorema de Bayes,
[ALCAYDE, 1942, p. 39]:
Cuando un suceso realizado puede ser debido a varias causas que se excluyen
mutuamente, se obtiene la probabilidad de acción de cada causa, dividiendo la parcial del
suceso, por dicha causa, por la total del mismo debida a todas las causas.
En la sección V de este primer capítulo, Alcayde formula la función masa de probabilidad de la
Binomial, nos adiestra en la utilización de la fórmula mal llamada de Stirling para el cálculo de
probabilidades y construye la representación gráfica de la ley de las probabilidades en la repetición de
sucesos (ley normal). El manual incluye varias tablas sacadas de Liagre [1879] que nos dan, por
ejemplo, el valor de integral
2
θ (t ) =
∫
π
t
0
e −t dt
2
para diversos valores de
k
t=
2 pqs
También en el manual, se refleja el Teorema de Bernoulli [ALCAYDE, 1942, p. 53]. Como
corolario de este teorema, Alcayde propone el límite de la frecuencia relativa de aparición del suceso,
como probabilidad de este suceso.
El Capítulo 2: Teoría matemática de los errores en las observaciones experimentales. Alcayde
comienza clasificando los errores en constantes, los que tienen siempre el mismo valor y sentido y
accidentales, los producidos por causas variables y en distinto sentido. La Probabilidad se ocupa de
estos errores accidentales, encontrando que siguen la misma ley que la de la repetición de sucesos,
es decir, la ley normal.
Obtiene diversas fórmulas para diferentes tipos de errores, como:
• El error medio
µ = E( X ) =
1
π ∫
h
∞
e− h
2 2
x
−∞
xdx =
1
h π
• También obtiene la fórmula del error probable. Recibe ese nombre el número r tal que
θ (hr ) =
2
π
∫
t = hr
0
e −t dt =
2
1
2
• Obtiene también la fórmula del error máximo. Recibe ese nombre el número
θ ( hδ m ) =
2
π
∫
t = hδ m
0
e −t dt = 0,99
2
δm
tal que
El Cálculo de Probabilidades en España con anterioridad a la Primera Guerra Mundial
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En el Capítulo 3: Teoría de los mínimos cuadrados, Alcayde justifica el nombre del método
debido a que cuando tenemos n valores aproximados de una cantidad ω , tomaremos para ω el
valor que haga máximo el valor de la probabilidad del concurso de los errores cometidos en las n
medidas efectuadas, lo que se llama el valor más probable. El valor que así se obtiene es el que hace
mínimas, expresiones de la forma
h 2 x 2 que entran a formar parte como exponente en las fórmulas
∑
de las probabilidades y de ahí el nombre de mínimos cuadrados.
También deduce, citando a Gauss o a Poincaré que la expresión obtenida de ω es un valor
medio entre los n aproximados. Propone que [ALCAYDE, 1942, p. 89]: “cuando se noten anomalías
extrañas en algunos datos” (outliers), desechar la observación y repetirla cuando sea posible y si las
cantidades se encuentren ligadas por ecuaciones conocidas de otras cantidades, plantea un sistema
de ecuaciones normales.
Así como los tres primeros capítulos de la obra de Nicomedes Alcayde siguen la estela del
manual de Diego de Ollero, es el último capítulo el que confiere a la obra de Alcayde el toque de
originalidad. En el Capítulo 4: Aplicaciones prácticas del Cálculo de Probabilidades, Alcayde resuelve
una serie de problemas que podrían presentarse a un Artillero o Ingeniero Militar en el ejercicio de su
profesión, como pueden ser, entre otros, de:
• Topografía y Geodesia. Dada una medida de un ángulo del que se han hecho 6 observaciones, se
calculan los distintos tipos de errores medios, probable, máximo y efectuar las correcciones para
encontrar los valores más aceptables de dichos ángulos.
• Aplicaciones en Balística y Fortificación. Si tomamos como origen de coordenadas el centro de
impactos, podemos señalar dos paralelas a ambos ejes donde se concentren el 50% de impactos
de una manera longitudinal y transversal. En las tablas de tiro de cada arma figura el error máximo
que se corresponde con la anchura de las zonas que comprenden todos los disparos a una
distancia determinada del blanco y el error probable de ésos n disparos que se corresponde con la
mitad de la anchura de esas zonas. Conocidas esas anchuras del 50% de los impactos a una
distancia determinada del blanco, se puede calcular el tanto por ciento de impactos que se
correspondan a la zona, centrada con la anterior, que tenga una anchura diferente y viceversa. De
esta manera se puede calcular la probabilidad de que un blanco sea alcanzado.
• Otras aplicaciones. Donde Alcayde obtiene una función lineal por el método de mínimos
cuadrados.
El Apéndice ofrece un nomograma que permite la resolución gráfica de problemas, sin hacer
cálculos numéricos. Así, en la escala señalada con la letra A están contenidos en la graduación
izquierda los valores, en tanto por ciento, de la función
θ (t ) =
2
π
∫
t
0
e −t dt
2
y en la graduación derecha los de la variable f (factor de probabilidad), sustituyendo esta escala, por
tanto, a la tabla III del citado manual.
La escala nombrada con la letra B es una escala logarítmica que contiene los números entre 1
y 10000 y representa las anchuras, en metros, de las zonas del 50% de los impactos,
correspondientes a un arma a una distancia determinada.
La escala C es otra escala logarítmica de módulo, doble que la anterior y su graduación
expresará, en metros, las anchuras z’ de zonas batidas en tantos por ciento de impactos
determinados. La escala D contiene los valores de la probabilidad simple.
Así por ejemplo, Nicomedes Alcayde propone que si se quiere determinar el tanto por ciento de
impactos que corresponden a una zona centrada de anchura z’=16 m., siendo z=80 m. la zona del
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50% que a la distancia supuesta corresponde el arma empleada, se coloca una regla sobre las
divisiones z’=16 y z=80 de C y B y el trazo en θ (t ) de A nos da la solución de p=11%. Y al revés,
podemos calcular z’ en función de z y θ (t ) .
Incluso con el nomograma es posible calcular el margen de error o error de muestreo de un
intervalo de confianza para la proporción de una población binomial conocida una estimación de dicha
proporción, el tamaño de muestra y el nivel de confianza.
4. CONCLUSIONES
Fueron ingenieros y militares los que llevaron, en estos primeros años de siglo XX, la llama de
la Matemáticas, herencia de los astrónomos. La misma distribución normal que había servido a los
astrónomos para modelizar los errores de sus observaciones, aparece cuando los oficiales de
artillería modelizan sus disparos sobre los objetivos terrestres. La obra de Nicomedes Alcayde y
Carvajal, Cálculo de Probabilidades, presenta los contenidos estadísticos que se impartían en las
Academias Militares con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, basando su singularidad en las
aplicaciones prácticas que en dicha obra se exponen y en la utilización de un nomograma para el
cálculo de probabilidades.
5. BIBLIOGRAFÍA
ALCAYDE, N. (1942) Cálculo de probabilidades. Madrid, Dossat.
DIDION, I. (1858) Calcul des probabilités appliqué au tir des projectiles. Paris, Mallet-Bachelier.
HÉLIE, M. (1884) Traité de balistique expérimentale. Paris, Gauthier Villars.
JOUFFRET, E. (1875) Sur la probabilité du tir des bouches a feu et la méthode des moindres carrés.
París, Ch. Tanera.
MARTÍN-PLIEGO, F.J. Y SANTOS DEL CERRO, J. (2011) “La génesis del primer tratado moderno sobre
probabilidad en España”. En: J.M. Riobóo Almazor e I. Riobóo Lestón (eds.) Historia de la
Probabilidad y la Estadística [V] por A.H.E.P.E. Santiago de Compostela, 279-288.
LIAGRE, J.B.J. (1879) Calcul des probabilités et théorie des erreurs avec des applications aux sciences
d’observation en général et a la Géodésie en particulier. París, Gauthier-Villars.
OLLERO, D. (1913) Tratado de Cálculo de Probabilidades. 4ª edición. Madrid, Imprenta Eduardo Arias.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 785-791.
___________________________________________________________________________
LOS “GRUNDZÜGE DER MENGENLEHRE” DE HAUSDORFF
Juan Tarrés Freixenet
(1)
(1) Facultad de Matemáticas, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España, jtarres@ucm.es
Resumen
Damos una breve biografía de Félix Hausdorff y comentamos su obra principal, Grundzüge der
Mengenlehre (Fundamentos de la Teoría de Conjuntos), publicada en abril de 1914.
Palabras Clave: Hausdorff, teoría de conjuntos, topología general, entornos.
THE HAUSDORFF’S “GRUNDZÜGE DER MENGENLEHRE”
Abstract
We give a brief biography of Felix Hausdorff and we comment his main work Grundzüge der
Mengenlehre (Foundations of Set Theory) published in april 1914.
Keywords: Hausdorff, set theory, general topology, neighborhoods.
1. INTRODUCCIÓN
En abril de 1914 aparece uno de los libros emblemáticos de ls Matemáticas del siglo XX: los
Grundzüge der Mengenlehre (Fundamentos de la Teoría de Conjuntos), del matemático alemán Félix
Hausdorff, a la sazón, profesor de la Universidad de Greisfwald, una pequeña ciudad situada en el
nordeste de Alemania. El libro se publica justo cuando en Europa se estaba gestando la Primera Gran
Guerra, que comenzó los primeros días de agosto de ese mismo año.
Los Grundzüge es la obra maestra de Hausdorff y lo convirtieron en uno de las matemáticos
más famosos de su tiempo. La obra está escrita en forma de libro de texto destinado a estudiantes
avanzados de matemáticas.
Es la contribución más importante a la teoría de conjuntos desde los trabajos de Georg Cantor.
En él se define por primera vez la noción de espacio topológico desde un punto de vista axiomático,
en términos de entornos. Se puede decir, sin entrar en exageraciones, que la Topología de Conjuntos
nace con esta obra.
En Blumberg [1921, p. 116] podemos leer: “Es difícil citar una obra en cualquier campo de las
Matemáticas, incluido el dominio no cerrado de la teoría de números, que supere a los ‘Grunzügue’
en claridad y precisión”.
Esto nos puede dar una idea del estilo de Hausdorff y de la intención que tenía de dedicarlo a
futuros matemáticos.
785
786
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__________________________________________________________________________________________
2. BIOGRAFIA DE HAUSDORFF HASTA COMIENZOS DEL SIGLO XX
Félix Hausdorff nació el 8 de noviembre de 1868 en la ciudad alemana de Breslau (actualmente
Wroclaw, en Polonia) en el seno de una familia judía acomodada (su padre era comerciante de telas).
En otoño de 1870, la familia se traslada a Leipzig y es en esta ciudad donde el pequeño Félix va a
pasar su infancia y su juventud.
En 1887 ingresa en la Universidad de Leipzig en la que estudia Matemáticas y Astronomía. Sus
estudios en la Universidad se prolongaron hasta 1891. Permaneció en ella todo el tiempo con la
excepción de una estancia en la Universidad de Friburgo durante el semestre de verano de 1888
seguida de otra en la de Berlín el semestre de invierno de 1888-89. Fue un estudiante brillante con
una gran amplitud de intereses.
En el último semestre de sus estudios Hausdorff trabajó estrechamente con Heinrich Burns
(1848-1919) que era profesor de Astronomía y director del observatorio de la Universidad de Leipzig.
Hausdorff se doctoró con él con una tesis sobre la refracción de la luz en la atmósfera. Redactó dos
trabajos más sobre este tema, lo que le condujo a la Habilitation, para la cual presentó un trabajo
sobre la extinción de la luz en la atmósfera con un contenido matemático muy cuidado..
Una vez obtenida la Habilitation, Hausdorff comienza la carrera como Privatdozent en Leipzig
en cuya universidad dicta un amplio espectro de cursos en diversas áreas de las matemáticas al
tiempo que forma parte de un importante círculo de destacados escritores, artistas y editores.
En diciembre de 1901 fue nombrado profesor asociado no numerario (ausserplanmässiger
Extraordinarius) también en la Universidad de Leipzig. Al presentar la propuesta de nombramiento,
que iba acompañada de un informe muy favorable de sus colegas, redactado por Heinrich Burns, el
Decano adjuntó la siguiente nota:
La Facultad considera, sin embargo, que tiene la obligación de informar al Ministro Real
que la presente propuesta no ha sido aprobada por todos los asistentes a la reunión del 2 de
noviembre del prsente año, sino por una votación de 22 a 7. La minoría que votó contra el Dr.
Hausdorff lo hizo a causa de que profesa la fe judía.
Sin comentarios. Era el comienzo de una larga historia.
3. PRIMEROS TRABAJOS MATEMÁTICOS
Tras obtener su Habilitation, Hausdorff escribió varios artículos sobre óptica (1896),
matemáticas actuariales (1897), geometría no euclídea (1899), sistemas de números hipercomplejos
(1900) y teoría de la probabilidad (1901) con resultados notables. Sin embargo, los intereses
matemáticos de Hausdorff derivaron pronto a la Teoría de Conjuntos, en especial, la teoría de
conjuntos ordenados, siguiendo las ideas de Cantor. En 1908, Arthur Schoenflies señala, en la
segunda parte de su informe sobre la teoría más reciente de conjuntos ordenados, que las
extensiones de esta teoría después de los trabajos de Cantor eran obra casi exclusiva de Hausdorff.
El problema del espacio y el tiempo es otro de los intereses de Hausdorff en esos años. El año
1898 vio la luz el estudio epistemológico crítico “Das Chaos in kosmischer Auslesse” (El caos en la
selección cósmica) que Hausdorff publicó bajo el seudónimo de Paul Mongré. Se trata de una obra
que pretende poner de acuerdo la idea de Nietzsche del eterno retorno con las reflexiones de Kant
que admiten la posibilidad de la existencia de mundos distintos a nuestro propio cosmos.
Hausdorff trabajó intensamente en el problema del espacio durante varios años; en el semestre
de invierno de 1903-1904 dictó un curso en Leipzig titulado “Zeit und Raum” (Tiempo y espacio) en el
Los “Grundzüge der Mengenlehre” de Hausdorff
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que abundaba en estas ideas a la vez que expresaba su obsesión por esta cuestión. El concepto
fundamental de espacio topológico, que creará más tarde, fue concebido para adaptar de forma
práctica cualquier situación en la que la idea de espacio, visto desde la perspectiva local de los
entornos de un punto, juegue un papel importante. Con toda probabilidad, la influencia de las
reflexiones filosóficas de Hausdorff sobre el espacio fueron decisivas para el establecimiento de esta
noción.
4. LOS “GRUNDZÜGE DER MENGENLEHERE”
En el verano de 1910 Hausdorff fue nombrado profesor asociado numerario (planmassingen
extraordinarius) de la Universidad de Bonn. Fue durante ese verano cuando comenzó a trabajar en su
obra principal, “Grundzüge der Mengenlehre”. El libro lo completó en Greifswald, a cuya universidad
acudió Hausdorff en el semestre de verano de 1913 por haber sido nombrado profesor “Ordinarius”
de la misma. Como ya hemos dicho, el libro fue publicado en abril de 1914.
Este libro fue el primer texto que trató todos los aspectos de la teoría de conjuntos de su época
de una manera sistemática aportando definiciones originales, resultados novedosos y demostraciones
completas de sus proposiciones y teoremas. Está organizado en diez capítulos. Los seis primeros se
ocupan de la teoría de conjuntos propiamente dicha; los capítulos VII al IX, los más interesantes
desde un punto de vista actual y los que más repercusión han tenido en el desarrollo de las
matemáticas del siglo XX, se refieren a los conjuntos de puntos, teoría que a partir de entonces toma
el nombre de Teoría de los Espacios Toplógicos, o Topología General; finalmente, el último capítulo,
el X, trata cuestiones de teoría de la medida e integración.
Los capítulos en los que se definen los Espacios Topológicos son de gran interés al poner de
manifiesto las aplicaciones de la teoría abstracta de conjuntos al estudio de las relaciones espaciales.
Es en estos capítulos donde Hausdorff deja más impresionado al lector con sus exposiciones
magistrales. La teoría de los conjuntos de puntos queda así encajada en un molde y el tratamiento
que recibe está caracterizado por su originalidad, naturalidad y belleza.
El capítulo VII comienza con el siguiente párrafo:
La teoría de conjuntos alcanza su cénit en su aplicación a los conjuntos de puntos y en la
clarificación y elevada precisión en las definiciones de los conceptos fundamentales de la
geometría; esto lo admiten hasta los que siguen permaneciendo escépticos respecto de esta
teoría.
El tema principal del capítulo hace referencia a los conjuntos de puntos en espacios generales.
Hausdorff justifica esta tratamiento abstracto con estas palabras:
Ahora, una teoría espacial de los conjuntos de puntos tendría de manera natural, en
virtud de las numerosas propiedades que la acompañan, un carácter muy especial y si
pretendemos reducir nuestro ámbito de estudio a un caso concreto nos veríamos obligados a
desarrollar una teoría para los conjuntos lineales de puntos, otra para los conjuntos planos, una
nueva para los esféricos, y así sucesivamente. La experiencia ha demostrado que se puede
pasar por alto este pleonasmo y diseñar una teoría más general que abarque no solo los casos
que acabamos de mencionar sino también otros conjuntos (en particular, las superficies de
Riemann, espacios de una cantidad finita o infinita de dimensiones, conjuntos de curvas y
conjuntos de funciones).
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Para seguir diciendo:
Y, por supuesto, el beneficio en lo que respecta a la generalidad de los resultados no
conlleva un incremento de complejidad sino que, por el contrario, conduce a una simplificación
considerable al utilizar -al menos en las cuestiones más importantes- solamente unas pocas
hipótesis muy sencillas (axiomas). Finalmente, con este camino lógico-deductivo evitamos los
errores a los que nos puede llevar la intuición.
El desarrollo de este capítulo séptimo está basado exclusivamente en los siguientes postulados
sobre entornos (“Umgebungsaxiome”):
Un entorno es un conjunto de puntos.
El conjunto abstracto o espacio E en cuestión no tiene restricciones, salvo las marcadas por los
postulados siguientes:
(A) A todo punto x de E le corresponde al menos un entorno Ux; todo entorno Ux contiene el
punto x.
(B) Si Ux y Vx son entornos de x existe un entorno Wx del mismo contenido en ambos.
(C) Si el punto y pertenece a Ux; existe un entorno Uy contenido en Ux.
(D) Para x e y distintos existen entornos Ux; Uy; sin elementos comunes.
Un espacio que verifique estos cuatro postulados recibe el nombre de Espacio Topológico.
Se dan a continuación varias definiciones básicas que permiten clasificar puntos y conjuntos de
un espacio topológico de acuerdo con su relación con los entornos que se acaban de definir:
Un punto interior de un conjunto A -incluido en el espacio total o ‘universo’ E- es un punto que
posee un entorno totalmente contenido en A.
Un punto de A que no es interior al mismo recibe el nombre de punto borde (Randpunkt) de A,
para distinguirlo de un punto frontera (Grenzpunkt), que no necesita pertenecer al conjunto
dado.
Una región (Gebiet) es un conjunto cuyos puntos son todos interiores al mismo.
Este último concepto, evidentemente, coincide con lo que en la actualidad se denomina un
conjunto abierto. En la topología de Hausdorff estos conjuntos no juegan el papel preponderante que
tienen en la actualidad. Habrá que esperar bastantes años hasta tener una caracterización de los
espacios topológicos en función de estos conjuntos abiertos (o regiones). Los conjuntos cerrados ya
habían sido definidos por Cantor con anterioridad.
Los puntos interiores del conjunto complementario B de A (A+B=E) son los puntos exteriores
de A. Los puntos frontera de A son los puntos borde de A más los de su complementario B.
Establece también estas proposiciones elementales
El universo E y cualquier entorno son regiones.
Los puntos interiores de un conjunto cualquiera forman una región.
La suma de cualquier número de regiones es una región. La sección de una cantidad finita de
regiones es una región.
Los “Grundzüge der Mengenlehre” de Hausdorff
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Como puede verse, Hausdorff da las proposiciones características de la estructura topológica
por abiertos, aunque no los utilice en este sentido. Se puede observar que considera solamente
entornos abiertos y, por otra parte, no menciona en ningún momento el carácter de región que se
debe asignar al conjunto vacío.
En éste y los tres capítulos siguientes se establecen las propiedades básicas de los espacios
topológicos como los subespacios topológicos, la continuidad y la compacidad. Destaca la nueva
definición de conexión, distinta de la dada hasta entonces; es la que ha permanecido hasta la
actualidad:
Se dice que un conjunto no vacío M es conexo si no puede expresarse como la suma de dos
conjuntos no vacíos relativamente cerrados en M y sin puntos comunes.
Una componente de un conjunto no vacío es uno de sus conjuntos conexos maximales, es
decir, un conjunto conexo que no está contenido en ningún otro conjuntos conexo.
Otra cuestión que se trata en estos capítulos es el estudio de los espacios métricos. En
realidad, estos espacios los definió Fréchet en 1906 y los espacios topológicos que define Hausdorff
son una generalización de los espacios métricos, en los que las bolas abiertas juegan el papel de los
entornos. Hausdorff, igual que Fréchet, define los espacios métricos mediante tres axiomas, los dos
primeros son iguales en ambos casos; el tercero, en el caso de nuestro autor, es lo que llamamos el
postulado (o desigualdad) triangular tal como la conocemos hoy en día mientras que en el caso de
Fréchet, la formulación es diferente [véase Tarrés,1994, p. 207]. Esta es la definición de Hausdorff:
Un espacio métrico verifica los postulados siguientes, en los que d(x,y) indica la distancia de x
a y:
( α ) (Postulado de simetría) d(y,x) = d(x,y)
( β ) (Postulado de coincidencia) d(x,y) = 0 si y sólo si x = y.
( γ ) (Postulado triangular) d(x,y) + d(y,z)
d(x,z).
Se estudian las distancias entre conjuntos, las propiedades de conexión de los espacios
métricos, propiedades de convergencia, condiciones de compacidad y espacios completos.
5. LA RECEPCIÓN DE LOS “GRUNDZÜGE”
Como ya hemos dicho, el libro de Hausdorff apareció en abril de 1914, justo cuando ya se
presentía la Primera Guerra Mundial, iniciada en agosto de ese mismo año tras el asesinato del
archiduque Franz Ferdinand de Austria a finales del mes de junio. La guerra trajo consigo que la vida
científica en Europa se viera gravemente afectada y Hausdorff tuvo que hacer un gran esfuerzo para
dar a conocer su libro a lo que quedaba de la comunidad matemática del momento.
Al fin de la guerra surgió una nueva generación de investigadores, muchos de los cuales se
hicieron eco de las nuevas ideas que sugerían los “Grundzüge”. La aparición de las teorías de
Hausdorff se vio impulsada por la aparición Polonia de una nueva revista, los “Fundamenta
Mathematicae”, cuyo primer número vio la luz en 1920. Era la primera revista matemática
especializada en los campos de la teoría de conjuntos, la topología, la teoría de funciones reales, la
teoría de la medida e integración, el análisis funcional, la lógica y los fundamentos de las
matemáticas. Entre todo este amplio espectro de intereses la topología general ocupó un lugar
preponderante y en este ámbito, el libro y los demás trabajos de Hausdorff al respecto fueron de una
importancia capital. De los 558 artículos que aparecieron en los 20 primeros volúmenes de la revista,
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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entre 1920 y 1933, no menos de 88 citarn los “Grundzüge” como obra de referencia. Asimismo, los
conceptos introducidos por Hausdorff se convirtieron en materia habitual y se pueden ver incluidos en
muchos trabajos en los que no se cita su obra de una manera explícita.
El libro tuvo igualmente un fuerte impacto en la nueva escuela topológica rusa, fundada por
Paul Alexandroff y Paul Urysohn, como queda puesto de manifiesto en la correspondencia entra
ambos y Hausdorff, primero, y entre éste y Alexandroff tras el prematuro y dramático fallecimiento de
Urysohn en 1924. En los artículos póstumos de este último “Mémoire sur les multiplicités
cantoriennes” [URYSOHN, 1925 y 1926] los “Grundzüge* se citan más de 60 veces.
En 1927 se publicó una segunda edición de la obra, muy reformada, con el título de
“Mengenlehre”. En Gehman [1927] se hace una recensión de la misma. Comienza con estas
palabras:
Hay segundas ediciones y segundas ediciones. Algunas se limitan a una segunda
impresión en la que se han corregido los errores y se han añadido algunas páginas para
mejorar los contenidos; otras son revisiones a fondo del primer original. La segunda edición del
libro de Hausdorff es un ejemplo extremo del segundo tipo; en él incluso de ha revisado el título
de la edición de 1914.
Esta segunda versión es más reducida que la primera: 285 páginas frente a las 473 de la
primera y nueve capítulos por los 10 de la edición original. Esto es debido principalmente a la
diferencia de estilo, mucho más conciso en la última y a que se ha suprimió el capítulo X de la
primera edición. Hubo todavía una tercera edición en 1935 que en realidad, esta sí, es una reedición
actualizada de la segunda.
6. LA VIDA SIGUE…Y TERMINA
La Universidad de Geifswald era una pequeña universidad cuya importancia era limitada al
ámbito local. Su Instituto de Matemáticas era pequeño hasta el punto de que en el semestre de
verano de 1916, en plena guerra, y el siguiente de 1916-17 Hausdorff era el único profesor del
mismo.
La situación mejoró para él de una manera notable cuando accedió a la Universidad de Bonn
en 1921 como profesor a tiempo completo. Allí tuvo la oportunidad de ampliar su actividad docente a
un gran número de temas y dirigir seminarios sobre sus investigaciones más recientes.
Pero todo cambió a partir de 1933 con el ascenso al poder del Partido Nacional Socialista. A
partir de ese momento, el antisemitismo se convirtió en una doctrina de estado en Alemania y
Hausdorff, como miembro de la comunidad judía sufrió las consecuencias de la nueva situación. El 7
de abril de ese año el gobierno de Hitler aprobó la llamada Ley de la restauración del servicio civil por
la que solo las personas de raza aria podían ocupar puestos públicos. Afortunadamente, la
Universidad de Bonn intercedió a favor de Hausdorff y le permitieron seguir trabajando. Sin embargo,
ya nada volvería a ser igual y tras muchas visicitudes, el 31 de marzo de 1935, cuando contaba 66
años, se vio obligado a jubilarse y abandonar la Universidad, cansado de un ambiente que se había
hecho ya insoportable.
Los derechos y propiedades de los judíos iban siendo cada vez más limitados. Los Hausdorff
vieron como su casa era ocupada progresivamente por familias de raza aria quedando su espacio
vital reducido a una pequeña estancia en la planta baja más el sótano. Algunos amigos de la familia
les recomendaron que, al ser Hausdorff un matemático de reconocido prestigio internacional,
emigrasen a otro país en el que se pudieran sentir seguros. En un principio rechazaron tal posibilidad;
Los “Grundzüge der Mengenlehre” de Hausdorff
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no obstante, en noviembre de 1938, tras la famosa Noche de los Cristales Rotos
(“Reichskristallnacht”), la familia Hausdorff decidió hacer un intento de emigrar, a la vista de la
brutalidad de los acontecimientos. Pero todo resultó inútil.
A mediados de 1941, en gobierno nazi comenzó a deportar los judíos de Bonn al monasterio
Zur ewingen Anbentung, del que habían sido expulsados los monjes, situado en la ciudad cercana de
Endenich, como lugar de paso para un posterior traslado a los campos de exterminio del este. El 20
de enero de 1942 el alto mando alemán decide lo que se conoce como “la solución final del problema
judío”; el día anterior había llegado al domicilio de los Hausdorff una carta en la que se les
comunicaba la orden de ser deportados a Endenich. El 25 de enero, Félix escribe una carta a su
amigo y abogado Hans Wollstein [LOZANO-ROBLEDO, 2007, p. 376-377]:
Estimado amigo Wollstein:
Cuando reciba estas líneas los tres habremos resuelto el problema de otra manera – la
manera de la que nos ha intentado disuadir continuamente […] Lo que se ha hecho en contra
los judíos en los últimos meses despierta la ansiedad, con fundamento, de que no nos van a
dejar seguir viviendo en una situación soportable.
[…]
Perdónenos si le causamos problemas más allá de la muerte; estoy convencido de que
usted hará lo que pueda (y que quizá no sea mucho) ¡Perdónenos también nuestra deserción!
Le deseamos a usted y a todos nuestros amigos mejores tiempos.
Sinceramente, Félix Hausdorff.
El 26 de enero, Hausdorff, su esposa Charlotte y la hermana de ésta Edith ingirieron una dosis
letal de barbitúricos que les produjo la muerte. Su amigo Wollstein fue asesinado en Auschwitz meses
más tarde.
7. BIBLIOGRAFIA
BLUMBERG, H. (1921) “Hausdorff’s Grundzüge der Mengenlehre”. Bull. AMS, 27, 116-119
BOYER, C.B. (1986) Historia de la Matemática. Alianza Universidad Textos, nº 94. Madrid.
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HAUSDORFF, F. (1949) Grundzüge der Mengenlehre. Chelsea Publ Co. New York.
HAUSDORFF, F. (1962) Set Theory. Chelsea Publ. Co. New York.
LOZANO-ROBLEDO, A. (2007) “La última hora de Félix Hausdorff”. Gaceta de la RSME, 10(2), 375-385.
MOORE, G.H. (2008). “The emergency of open sets, closed sets and limit points in analysis and
topology”. Historia Mathematica 35, 220-241.
PIER, J.-P. (ed.) (1994). Development of Mathematics 1900-1950. Birkhäuser-Verlag. Basel- BostonBerlin
PURKET, W. (2008). “The double life of Felix Hausdorff / Paul Mongré”. The Mathematical Intelligencer
30(4), 36-50.
SCHOLZ, E. (2005). Felix Hausdorff and the Hausdorff edition. Princeton.
URYSOHN, P. (1925) “Mémoire sur les multiplicités cantoriennes I” Fund. Math. (7), 30-137.
URYSOHN, P. (1925) “Mémoire sur les multiplicités cantoriennes II” Fund. Math. (8), 225-351.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 793-798.
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DOSCIENTOS AÑOS CON LA CURVATURA MEDIA
(1)
a
(2)
José Rojo Montijano , M Carmen Escribano Ródenas , Juan Tarrés Freixenet
(3)
(1) Universidad Ceu San Pablo, Madrid, España, jrojo.eps@ceu.es
(2) Universidad Ceu San Pablo, Madrid, España, escrod@ceu.es
(3) Universidad Complutense, Madrid, España, jtarres@ucm.es
Resumen
En esta comunicación aludimos al estudio de singularidades formadas cuando una superficie
del espacio se mueve tomando como velocidad su propio vector de curvatura media y comparamos
los resultados con las singularidades (big-bang, agujeros negros, ...) que emergen en la descripción
de la evolución del universo en Cosmología relativista. Pretendemos, además, señalar alguno de los
problemas que siguen hoy abiertos en este contexto.
La presentación de estas ideas es una ocasión para evocar el desarrollo histórico de la noción
de curvatura media, generada hace unos doscientos años en diversos trabajos de Sophie Germain, y
su carácter transdisciplinar, patente en sus conexiones con problemas en geometría, sistemas
dinámicos, ciencia de los materiales, mecánica, ..., y relatividad general.
Un punto de inflexión en este desarrollo, sobre el que vamos a centrar nuestra exposición, fue
la aparición en plena Guerra Mundial del 14 de la primera solución no trivial de las ecuaciones de
Einstein, encontrada poco antes de morir en el frente por Karl Schwarzschild. Este “agujero negro
matemático” es el primero de sucesivos espaciotiempos con singularidades, cuya geometría y
dinámica constituyen un reto para entender mejor la inter-relación entre las leyes más básicas de
nuestro universo.
Palabras Clave: Curvatura media, Relatividad general, Flujos geométricos, Agujeros negros, Karl
Schwarzschild.
TWO CENTURIES WITH MEAN CURVATURE
Abstract
In this communication we study the singularities formed when a surface in space moves taking
its own mean curvature vector as its velocity, and we compare the results with the singularities (big
bang, black holes, …) that emerge in the description of the evolution of the Universe in relativistic
Cosmology. In addition, we aim to point out some of the problems in this context that are open up until
today.
The presentation of these ideas is an occasion to review the historical development of the
notion of mean curvature, generated about two hundred years ago in several works by Sophie
Germain, and to highlight their interdisciplinary character showing some of its connections with
geometry problems, dynamic systems, material science, mechanics, …, and General Relativity.
A turning point in this development was the emergence, during the World War of the year 14, of
the first non-trivial solution to these equations by Einstein, found by Karl Schwarzschild soon before
dying in the war frontline. This “mathematical black hole” is the first of many space-times with
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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singularities, which’s geometry and dynamics constitute a challenge to better understand the
interrelation among the most basic laws of our Universe.
Keywords: Mean curvature, General Relativity, Geometric flows, Black holes, Karl Schwarzschild.
1. KARL SCHWARZSCHILD (1873-1916): BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA.
El 16 de mayo de 1916, tras una dolorosa enfermedad (una infección de pénfigo) contraída en
el frente ruso, fallecía con 43 años el astrofísico alemán Karl Schwarzschild. Al comenzar la Gran
Guerra en 1914, el entonces director del observatorio astronómico de Potsdam y Profesor Honorario
de la Universidad de Berlín se había alistado en el ejército alemán. “Aunque por su edad y posición
pudo evitarlo”, explicaría años mas tarde su mujer, Else Rosenbach, “Karl se sintió obligado a dar
este paso precisamente a causa de su procedencia judía”. Lamentablemente, años más tarde,
durante la Segunda Guerra Mundial su hijo Alfred moriría asesinado en el Holocausto.
El carácter vivo, cordial y atractivo de Karl, junto con su apertura de mente para tratar con
colegas y colaboradores, le había proporcionado numerosas amistades en el ámbito académico; de
hecho, algunos de sus compañeros siguieron en contacto con él, visitándole hasta sus últimos días.
“The ardant wish for scientific occupation did not leave him until the last. It seemed incredible to the
visitor at his sick bed that he was a man so near death. At such an occasion, one feels the mastery of
a strong spirit over earthly misery”, escribiría su íntimo amigo, el hoy célebre astrofísico E.
Hertzprung.
Figura 1. Fotografía de Karl Schwarzschild (Science Photo Library).
En 1914 Karl fue destinado inicialmente a la Estación Meteorológica del ejército alemán en
Namur (Bélgica), aunque enseguida fue asignado al personal de artillería, primero en Francia y
después, finalmente, en el frente ruso, donde enfermó gravemente.
Doscientos años con la curvatura media
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La prodigiosa actividad científica de Karl, que ya a sus 16 años había publicado un par de
artículos sobre mecánica celeste y dinámica de órbitas (mejorando el método de Bruns para
determinar la trayectoria de un planeta a partir de tres de sus posiciones), que le llevó a publicar 120
trabajos a lo largo de su carrera, no se detuvo en el curso de la guerra.
Al comienzo de 1915 envió a la academia de Berlín “The effect of wind and air density on the
path of a projectile” y, ¡sólo un mes después de la publicación en noviembre de las ecuaciones de la
relatividad general! escribió dos artículos en los que aparece la primera solución exacta de estas
ecuaciones, ante la enorme sorpresa del propio Albert Einstein.
Una semana antes de morir escribió su artículo póstumo, “Zur Quantenhypothese,” aplicando
la teoría cuántica a problemas de series espectrales.
2. EL AGUJERO NEGRO DE SCHWARZSCHILD
Esta solución de las ecuaciones de Einstein mostraba el espaciotiempo alrededor de un cuerpo
aislado (como una estrella con simetría esférica) y exhibía el hoy célebre “radio de Scharzschild” que
caracteriza a los agujeros negros (lo que no ha sido bien entendido hasta mediados de los años 50).
Sin embargo, sí llamó inmediatamente la atención del propio Einstein que los resultados de
Schwarzschild le permitían calcular la precesión del perihelio de órbitas planetarias elípticas, como la
de Mercurio, consiguiendo un perfecto acuerdo con los datos ya observados en la época, mejor que
el que consigue el modelo gravitatorio newtoniano.
Figura 2. Esquema de la formación de un agujero negro.
(Elaboración de Carlota Sáenz de Tejada basada en [BAUMGARTE, 2006]).
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Analizada desde hoy, la solución de Schwarzschild ha jugado un papel clave en el
entendimiento de la noción de agujero negro, en la determinación del citado “radio de Schwarzschild”
y en el estudio de la formación de singularidades en relatividad general.
La solución obtenida,
ds2 = r 2 (dθ 2 + sen 2θdϕ 2 ) +
dr 2
− (1 − 2m /r)dt 2
1 − 2m /r
inició la discusión sobre la superficie r=2m. (“el horizonte”), una “esfera” en la que las componentes
de la métrica se desvanecen, parecen “singulares”, “se hacen infinitas”, lo que resultaba
desconcertante desde la experiencia newtoniana. A las secciones temporales (t = constante) de la
región en la que r >= 2m las denominaremos en adelante “espacios de Schwarzschild”, cuya métrica
les distingue de los espacios euclídeos.
En la solución de Schwarzschild se forma una singularidad “de verdad” cuando r = 0, donde la
descripción física pierde sentido ante la aparición de curvaturas y energías infinitas “inevitables”. Este
problema no fue tomado inicialmente en serio: se prefirió pensar que la existencia de tal singularidad
podría ser consecuencia del alto grado de simetría impuesto en las condiciones de partida por
Schwarzschild al deducir su solución. Además, cuando se entendió que la “singularidad” en la
superficie r = 2m era sólo inherente a las coordenadas usadas, que se evitaba ante una adecuada
transformación de coordenadas, se reforzó el “olvido” de la “verdadera” singularidad, oculta en la
región r < 2m, donde r = 0. Hubo de hecho que esperar prácticamente a los trabajos en los sesenta
de Hawking, Penrose y Geroch para comprender que en r = 0 se da una singularidad genuina, que no
cabe evitar mediante cambios de coordenadas, y que tales singularidades son un fenómeno habitual
de la Relatividad General, no exclusivamente ligadas a la condición de simetría de Schwarzschild.
3. KARL SCHWARZSCHILD Y LA CURVATURA
Epstein, matemático y buen amigo de su padre, familiarizó a Karl Schwarzschild con la
Astronomía desde su adolescencia, abriéndole las puertas de su observatorio doméstico en Frankfurt.
Allí creció la pasión de Karl por tender puentes entre las matemáticas y la astrofísica. A lo largo de su
carrera se mezclan con sus aportaciones a la astrofísica trabajos aplicados que mejoran instrumentos
ópticos, aportaciones a la física matemática (su tesis, por ejemplo, publicada en Munich en 1886,
versó sobre “The Poincaré theory on the equilibrium of a homegeneus, rotating, fluid body”), e,
incluso, indagaciones de geometría pura.
En 1901 envió una comunicación al Congreso “Astronomiche Gesellschaft”, en Heidelberg, con
el título “On the permissible scale of curvature of space”, en el que discutió la posibilidad de describir
el universo con una geometría no euclídea.
De hecho, entre 1901 y 1909 ocupó el prestigioso puesto de director del Observatorio de
Göttingen (como Gauss un siglo antes) a la vez que daba clases en esta universidad; allí se casó, y
tuvo la ocasión de organizar un seminario conjunto con Klein, Hilbert y Minkowski que, sin duda, le
ayudó a consolidar esa mentalidad transdisciplinar tan característica de su investigación.
Los espacios de Schwarzschild son espacios no euclídeos, cuya geometría incluye numerosos
problemas abiertos, como por ejemplo, la determinación de sus superficies de curvatura media
constante. La noción de curvatura media de una superficie en el espacio euclídeo tridimensional,
heredera de los trabajos (entre otros) de Euler y Lagrange, aparece hace hoy unos doscientos años,
entre las aportaciones de Sophie Germain, y ofrece desde entonces un enorme atractivo tanto para
geómetras como para físicos teóricos y aplicados. Las superficies minimales, cuyo estudio nació
Doscientos años con la curvatura media
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asociado al trabajo con pompas de jabón de Plateau, son superficies de curvatura media
constantemente nula (como la catenoide), mientras que los cilindros y las esferas tienen la curvatura
media no nula, pero constante.
4. LA CURVATURA MEDIA EN EL ESPACIO EUCLÍDEO Y LA CURVATURA MEDIA EN EL
ESPACIO DE SCHWARZSCHILD
Tres décadas después de la muerte de Schwarzschild, en 1956, Alexandroff probó un célebre
teorema: “las únicas superficies de curvatura media constante, no nula, compactas y embebidas en el
espacio euclídeo son las esferas”. En particular, es de resaltar que en el espacio euclídeo no hay
superficies compactas minimales. La demostración de Alexandroff, que usa reflexiones especulares,
es un modelo de elegancia.
Este resultado sugiere cuestionarse cómo son las superficies compactas de curvatura media
constante embebidas en espacios no euclídeos.
Figura 3. Diagrama de la evolución de una curva siguiendo su vector de curvatura
(Elaboración de Carlota Sáenz de Tejada).
Las reflexiones especulares de Alexandroff carecen de sentido en los espacios de
Schwarzschild. Sin embargo, con técnicas de dinámica geométrica (evolución de curvas, superficies e
hipersuperficies) se ha demostrado recientemente que las esferas r = cte son las superficies de
curvatura media constante en los espacios de Schwarzschild; se cumple, además, que el horizonte de
su agujero negro es minimal.
En la última década ha surgido un gran interés en el estudio de agujeros negros en
dimensiones extra (en dimensión n>4), en las que se pueden encontrar generalizaciones naturales de
los de Schwarzschild y Kerr (los “únicos” que aparecen en la teoría de la Relatividad General clásica,
tetradimensional), y nuevos tipos, como los “anillos negros”. ¿Cabe generalizar los resultados
comentados más arriba a (algunos de) estos otros agujeros negros? Es esta una de esas cuestiones
geométricas fáciles de enunciar y que en la actualidad son objeto de intenso estudio entre geómetras,
astrofísicos y cosmólogos.
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5. BIBLIOGRAFÍA
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Madrid, SEHCYT, pp. 799-806.
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¿QUÉ HA SIDO DE LA ARMONÍA DE LAS ESFERAS A PARTIR DEL SIGLO
XVIII?
Vicente Liern Carrión
(1)
(1) Facultad de Economía, Universitat de València, Valencia, España, vicente.liern@uv.es
Resumen
A partir de los pitagóricos, los intervalos musicales se asocian con las proporciones numéricas
armoniosas y el movimiento de los cuerpos celestes. Desde entonces, aparecen numerosos modelos
cosmológicos descritos a través de órbitas esféricas que producen sonidos consonantes.
Visto desde una perspectiva actual, la aportación científica más importante al tema se debe a J.
Kepler (1571-1630) cuyos cálculos de las velocidades angulares en órbitas elípticas le llevaron a
enunciar sus tres famosas leyes. Siglo y medio después de la muerte de Kepler se descubre Urano, y
a mediados del siglo XIX aparece en escena Neptuno. Teniendo en cuenta esto, ¿tiene sentido seguir
hablando de la música de las esferas desde un punto de vista matemático-musical?
A partir del siglo XVIII, Bach (1685-1750) con El clave bien temperado y L. Euler (1707-1783)
con su método para calcular la consonancia entre sonidos (gradus suavitatis) dan un giro que parecía
romper con la idea de armonía de las esferas. Sin embargo, a mediados del siglo XX, Rudolf Haase,
amplia el estudio de Kepler al resto de planetas y comprueba que los intervalos de la Justa
Entonación siguen siendo válidos.
Hace unos diez años surgió la noticia de que el satélite Transition Region and Coronal
Explorer, enviado al espacio por la NASA, había encontrado las primeras evidencias de música
originada en un cuerpo celeste. Aunque lo cierto es que las ondas tenían frecuencias muy alejadas
del espectro audible y que, además, eran difícilmente detectables, está claro que hay una resistencia
a abandonar la idea de Universo como un gran instrumento musical.
En este trabajo nos centraremos en el significado histórico y las transformaciones hechas en
los conceptos matemáticos que se han manejado para justificar la música de las esferas y cómo
éstos son los responsables de la música de nuestros días.
Palabras Clave: Matemáticas; Historia; Astronomía; Consonancias; Sistemas de afinación.
WHAT HAS HAPPENED TO THE HARMONY OF SPHERES SINCE THE
EIGHTEENTH CENTURY?
Abstract
From the Pythagoreans, the musical intervals are associated with harmonious numerical ratios
and with the motion of celestial bodies. Since then, numerous cosmological models appeared
described by spherical orbits producing consonant sounds.
Seen from today's perspective, the most important scientific contribution to this issue was due to
J. Kepler (1571-1630) whose calculations of the angular velocities in elliptical orbits led him to
enunciate his famous three laws. A century and a half after the death of Kepler Uranus is discovered
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and in the mid-nineteenth century Neptune appears on the scene. Given this, does it make sense to
keep talking about the music of the spheres from a mathematical-musical point of view?
From the eighteenth century, Bach (1685-1750) with his Das wohltemperierte Klavier and L.
Euler (1707-1783) with his method for calculating the consonance between sounds (gradus suavitatis)
gave a twist that seemed finished with the idea of harmony of the spheres. However, in the midtwentieth century, Rudolf Haase extends Kepler’s study including the rest of planets and he proves
that that the intervals of the Just Intonation remain valid.
About ten years ago we knew that the satellite Transition Region and Coronal Explorer sent into
space by NASA, had found the first evidence of music originated on a celestial body. But although the
waves had frequencies far away from the audible spectrum and, moreover, they were hardly
detectable, there is a clear reluctance to abandon the idea of the universe as a musical instrument.
In this paper we focus on the historical significance and the changes made in the mathematical
concepts that have been proposed to justify the music of the spheres and how these are responsible
for the actual music.
Keywords: Mathematics; History; Astronomy; Consonances; Tuning systems.
1. INTRODUCCIÓN
Que los astros producen, en su movimiento ordenado, un sonido armonioso, es una vieja idea
que se encuentra entre las más extendidas de nuestra cultura occidental. Para los padres de la
astronomía, el Creador era, además de arquitecto, sobre todo, un músico. Por eso, describir la
estructura del cosmos era identificar la armonía musical que se encarnaba en las relaciones
existentes entre las traslaciones de los distintos astros [GODWIN, 2009, p.16].
Un avance importante de la astronomía griega respecto a la babilónica fue la concepción de un
universo esférico, hecho que llevó a la representación semiesférica habitual de la bóveda celeste. Así,
en el siglo VI a. C., Anaximandro describe la Tierra como una gran columna cilíndrica, baja y ancha,
suspendida en el aire en el centro del Universo. Al encontrarse exactamente en el centro, no tendría
motivo para elegir una dirección u otra, y esto es lo que no le permitía caer. Alrededor de la Tierra
giraban esferas inmensas de fuego, forradas de aire comprimido, en cuyo borde interno había unos
agujeros (mejor dicho, unos conductos parecidos a las flautas) a través de los que se podía entrever
el resplandor de la envoltura incandescente que estaba más allá del aire comprimido. Con esto, los
astros ya no eran cuerpos de fuego, sino el fruto de la visión a través de los orificios de las ruedas
que dejaban pasar la luz y producían sonidos [LIERN, 2014, p.14].
Surge así la idea de esferas celestes que producen música que ha llegado hasta nuestros días
con periodos de mayor o menor influencia. Pero, para hablar de una auténtica armonía del cosmos
hay que esperar a la escuela pitagórica [GOLDÁRAZ-GAÍNZA, 1992, p.11]. A ella se debe la idea de un
universo gobernado por proporciones numéricas armoniosas y que el movimiento de los cuerpos
celestes se corresponda con los intervalos musicales. Que el centro del universo lo ocupase la Tierra
o un fuego central, en el modelo astronómico de Filolao, no obstaculizó la relación directa entre
proporciones astronómicas y musicales. Y como veremos, ni siquiera cuando la Tierra es relegada a
una situación mucho más discreta del Universo, o incluso cuando las órbitas dejan de ser circulares,
se abandona la idea de armonía del universo [LIERN, 2011, p.109]
El tema ha preocupado a tantos poetas, filósofos, músicos y científicos de todas las épocas,
que resultaría ridículo intentar establecer aquí una enumeración exhaustiva de autores que han
aportado ideas. A modo de ejemplo, si nos centramos sólo en pensadores españoles anteriores al
siglo XVII, encontramos musicólogos y compositores, como Isaac ben Abraham ibn Latif (aprox. 1220
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-1290), Isaac ben Haim (1467-1518?), Bartolomé Ramos de Pareja (1440-1491?) [GODWIN, 2009, pp.
169, 205, 225] o Francisco de Salinas (1513-1590), cuyas contribuciones han pasado a la historia
[GOLDÁRAZ-GAÍNZA, 2004, p.38].
Visto desde una perspectiva actual, parece incuestionable que, la aportación científica más
importante al tema se debe a J. Kepler (1571-1630) con los cálculos que le sirvieron para reafirmarse
en sus profundas creencias religiosas, pero no olvidemos que estaban hechos sobre seis planetas.
Siglo y medio después de la muerte de Kepler se descubre Urano, y a mediados del siglo XIX se
descubre Neptuno [CASPAR, 2003, p. 352]. Teniendo en cuenta esto, ¿tiene sentido seguir hablando
de la música de las esferas desde un punto de vista matemático-musical?
Como veremos más adelante, Rudolf Haase a mediados del siglo XX, amplia el estudio de
Kepler al resto de planetas (esta vez incorporando incluso Plutón) y comprueba que los intervalos de
la Justa Entonación siguen siendo válidos. Y que todas las proporciones que aparecen al relacionar
las velocidades angulares de los planetas se correspondan de forma muy aproximada con intervalos
musicales que aparecen en la Justa Entonación, parece algo más que una pura casualidad [GODWIN,
2009, p. 513].
Como no podría ser de otra manera, lo que nos preocupa aquí es el significado o las
herramientas matemáticas que se han manejado para justificar la música de las esferas. Por
supuesto, esto no significa que el mito se haya transformado en ciencia, pero de los argumentos que
se usaron allí dependen en gran medida las reglas de la música que seguimos manejando en
nuestros días; y de una forma muy directa son los responsables de cuáles son las notas consideradas
agradables y cuáles no.
2. ESCUELA PITAGÓRICA: EL PRINCIPIO DE LA ARMONÍA UNIVERSAL
Desde el primer milenio antes de Cristo, los caldeos relacionaron muy estrechamente la música
con los astros y las matemáticas. Así, quienes estudiaban las estrellas, explicaban el destino de los
hombres y la armonía del Universo entrelazando la especulación matemática con los simbolismos.
Esto dio lugar a que numerosos fenómenos cósmicos fuesen representados por la comparación entre
las longitudes de cuerdas tirantes.
Ante esta perspectiva, el estudio de las propiedades de los números resultó una tarea
fundamental que abría las puertas a la predicción de sucesos. En esta labor, como sostienen
Robertson y Stevens [1989, p. 19] destacaron mucho los números cuatro y siete, siendo esta última,
probablemente, la cantidad de notas con las que contaba la antigua escala caldea.
Es muy posible que Pitágoras de Samos (aprox. 570-495 a. de C.), llevase las teorías de la
música mesopotámica y los principios de la afinación a Grecia. Pero en su afán por atribuir a la
música, como al resto de las cosas, un carácter numérico, no se conformó con una mera transmisión,
sino que la reformuló en términos cuantitativos hasta convertirla en un compendio de métodos
matemáticos.
La primera gran aportación pitagórica a la música es la deducción, de forma empírica, de que
un sonido musical producido por una cuerda vibrante varía en razón inversa a su longitud, esto es:
cuanto más corta sea la cuerda, más aguda será la nota producida. Este hecho les llevó a proponer el
monocordio como instrumento para desarrollar sus teorías, para sustentar las hipótesis y como
material de laboratorio.
Los pitagóricos, herederos de la tradición caldea, sostenían que las notas emitidas por los
cuerpos celestes dependían de las proporciones aritméticas de las esferas en las que se movían. Los
sonidos que producía cada órbita se combinaban con los sonidos de las restantes, produciendo una
sincronía sonora conocida como la música de las esferas [LIERN, 2011, p.108]. Se trataba de un
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cosmos en el que se integraban las siete notas musicales con los siete cuerpos celestes conocidos
en la época: el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno).
Como en la música mesopotámica, para los pitagóricos sólo existían cuatro intervalos
consonantes, asociados con las cuatro estaciones del año y con las distancias entre los astros que
ellos representaban comparando las longitudes de cuerdas tirantes: 1/1 = unísono 1/2 = octava 2/3 =
quinta 3/4 = cuarta [ROBERTSON Y STEVENS, 1989, p. 19].
Para producir todas las notas musicales sólo se dispone de estos cuatro intervalos y sus
combinaciones. Es decir, si hacemos sonar una cuerda tensa de longitud L, junto con otra que mide
1/2×L, 2/3×L ó 3/4×2/3×L, por ejemplo, la sensación sería agradable: el intervalo sería consonante. A
partir de las cuatro posibilidades descritas, se pueden definir otros intervalos que han resultado
fundamentales para la evolución de la música de nuestros días. Por ejemplo el tono, que es el
intervalo que separa una cuarta de una quinta, se calcula como (3/4)/(2/3)=8/9 [LIERN, 2008, p. 138].
3. AMPLIANDO LAS CONSONANCIAS: LA JUSTA ENTONACIÓN
Arquitas de Tarento (430-360 a. C), un pitagórico contemporáneo de Platón, advirtió que los
intervalos pitagóricos 2/1, 3/2, 4/3, son de la forma (n+1)/n. Teniendo en cuenta esto, propuso una
subdivisión de los intervalos consonantes en intervalos que tuviesen la misma estructura. Con esto
aparece otra relación importante, 5/4, que representa la tercera. La incorporación de este nuevo
intervalo da lugar a una nueva forma de elegir las notas, que se conoce como Justa Entonación. En
ella, las consonancias pitagóricas, que se reducían a las razones entre los cuatro primeros números,
son ampliadas hasta el senario, es decir los seis primeros números.
A pesar de que las primeras versiones de la Justa Entonación se deben a Aristóxeno de
Tarento (360-300 a.C.), un discípulo de Aristóteles que sostiene que basta con el oído para conseguir
la afinación, debemos a Gioseffo Zarlino (1517-1590) su formulación rigurosa y su popularización.
Zarlino, un neopitagórico convencido, justificó los acordes con razones matemáticas que resultaron
totalmente premonitorias de los armónicos. Estableció que los sonidos cuyas frecuencias son
proporcionales a 1, 2, 3, 4, 5 y 6 son consonantes, y comprobó que éstos eran emitidos por cuerdas
de longitudes [GOLDÁRAZ-GAÍNZA, 2004, p. 61].
En realidad, la nueva forma de afinar, tardó mucho en llevarse a la práctica, porque a todos los
inconvenientes de la afinación pitagórica añadía los que surgían al incorporar un nuevo intervalo. Sin
embargo, lo cierto es que la “nueva tercera” sonaba más agradable al oído que la pitagórica. Hubo
que esperar hasta el siglo XIX para que J. B. Fourier (1768 – 1830) diese una explicación
matemática a esta sensación a través de los armónicos.
La incorporación del número 5 no podía dejar inmutable la armonía de las esferas de los
pitagóricos. En su obra Harmonices Mundi (1619), Kepler estableció que cada planeta debería emitir
un sonido cuya altura dependía de la velocidad, sería más agudo cuando su movimiento fuese más
rápido, y variaría dentro de un intervalo musical bien definido y propio de cada planeta.
Firme partidario del modelo copernicano, Kepler consideró que el movimiento de los planetas
debía cumplir las leyes pitagóricas de la armonía, e intentó demostrar que las distancias de los
planetas al Sol venían dadas por esferas en el interior de poliedros perfectos, anidadas
sucesivamente unas en el interior de otras. El orden, desde la mayor hasta la menor, sería el
siguiente: Saturno – Cubo – Júpiter – Tetraedro – Marte – Dodecaedro – Tierra – Icosaedro – Venus
– Octaedro – Mercurio.
Para Kepler, un modelo cosmológico tan perfecto era una prueba más de la existencia,
sabiduría y elegancia de Dios. Pero no tardó en darse cuenta de que este arquetipo de poliedros
perfectos no explicaba bien el movimiento de los planetas. Esta falta de simplicidad en el Universo,
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que Kepler vivió como un fracaso, fue compensada de nuevo por la perfección de la Armonía
Universal. Aseguró, por primera vez, que las órbitas de los planetas describen una elipse alrededor
del Sol y que éste se encuentra en uno de los focos de la elipse. Consideró que la velocidad angular
de un planeta representaba el número de vibraciones de un cierto tono y, como la velocidad cambia a
lo largo de la revolución, este sonido recorrería un intervalo musical entre el punto de mayor velocidad
(el perihelio, punto más cercano al Sol) y el de menor velocidad (el afelio o punto más alejado del
Sol).
Una vez convertidas las órbitas en el elipses y adaptadas las ideas pitagóricas a esta
circunstancia, fueron muchos los que se encargaron de mostrar diferentes aspectos de la
remodelación de la armonía universal. Sin embargo, a pesar de los nuevos descubrimientos
astronómicos y que el tema fue tratado por pensadores de primera línea como Robert Flud (15741637), Andreas Werckmeister (1645-1706), Isaac Newton (1642-1727) o Jean-Philippe Rameau
(1683-1764), lo cierto es que, matemáticamente hablando, no aportaron prácticamente nada a los
cálculos keplerianos. Hubo que esperar hasta mediados del siglo XX para que se diese un paso más
en los cálculos de la música de las esferas.
4. MÁS DE DOS SIGLOS DE CONTROVERSIAS
Hasta bien entrado el siglo XVIII, las afinaciones que se usaban normalmente en los estudios
teóricos eran la pitagórica y la Justa Entonación. En ambas, la cantidad de notas por octava no está
determinada a priori, pero normalmente este número se suele fijar en 12 notas. Como hemos visto, en
estos sistemas de afinación las notas se generan con potencias y cocientes de los números 2 y 3
(pitagórico) o de los números 2, 3 y 5 (Justa Entonación). Por ejemplo, si fijamos el do de frecuencia f
= 264 Hz, el resto de notas se obtienen multiplicando las fracciones de la Tabla 1.
Do
Afinación
Pitagórica
1
Justa
Entonación
1
#
Do
Re
b
Mi
Mi
Fa
#
Fa
Sol
Sol
#
La
b
Si
Si
Tabla 1. Fracciones para calcular doce notas de la afinación pitagórica y justa entonación.
(Elaboración propia).
No resulta fácil establecer una definición unánime de sonidos consonantes, de hecho debemos
contentarnos con admitir que dos o más sonidos son consonantes si resultan agradables al oído.
Evidentemente, este concepto, que depende mucho de las diferentes culturas, ha evolucionado con el
tiempo. Ante esta perspectiva, resulta complicado establecer una idea operativa de consonancia.
Entre todos los teóricos que han estudiado el tema, nos quedaremos con la versión del físico John
Tyndall (1820-1893), que grosso modo podría enunciarse como: Cuanto más simple es la relación de
las frecuencias de dos sonidos, más consonante será el intervalo que forman.
Según este criterio, las consonancias pueden ordenarse de la forma siguiente: 1/1 Unísono >
2/1 Octava > 3/2 Quinta > 4/3 Cuarta > 5/4 Tercera mayor > 5/3 Sexta mayor > 6/5 Tercera menor >
8/5 Sexta menor > ...
A pesar de su aparente sencillez, con esta ordenación surgen problemas con los que han
tenido que pelear muchos musicólogos y matemáticos posteriores al siglo XVI. Desde un punto de
vista matemático, la cuestión que se plantea es fácil de enunciar: ¿la ordenación de las consonancias
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es válida para cualquier cociente entre números naturales o sólo cuando los números son productos
de potencias de 2, 3 y 5? ¿Qué ocurriría con las consonancias si añadimos las potencias de 7?
Intentar responder a esa pregunta ha dado pie a varios siglos de discusiones. De hecho,
nuestro objetivo no es hacer un análisis exhaustivo del uso del número siete en la música, sino
ofrecer una visión global a través de algunos trabajos. Y para esto resultan esenciales las
aportaciones de G. Zarlino (1517-1590), J. Kepler (1571-1630), G. W. Leibniz (1646-1716), J. S. Bach
(1685-1750) y L. Euler (1707-1783), quienes contribuyeron de forma decisiva a reavivar la
controversia que el siete ha suscitado en la música.
Figura 1. Cronología de cinco pensadores fundamentales en el campo de la Música y las Matemáticas.
(Elaboración propia).
Por un lado, a partir del siglo XVI, algunos compositores y músicos empiezan a hacer uso de
intervalos que habían estado prohibidos, valga como ejemplo la polémica entre C. Monteverdi (15671643), representante de la nueva música, y G. M. Artusi (1540-1613), partidario de la música
tradicional (LIERN, 2014, p. 37).
Por otro lado, con la ordenación de las consonancias que establecíamos anteriormente, no
resulta sencillo justificar por qué es más consonante 8/5 que 7/5, ya que tanto el numerador como el
denominador son más grandes (o iguales) y 8/5 se aleja más del unísono. Como veremos a
continuación, de nuevo el número siete está en la esencia de estas cuestiones.
Muy influido por el neoplatonismo florentino, G. Zarlino veía la esencia numérica en todas las
cosas. En el capítulo catorce de las Institutioni hace una defensa del senario como límite para las
consonancias, pero esto le plantea un problema la sexta menor, 8/5, se considera una consonancia, y
sin embargo tiene en sus términos el ocho que no pertenece al senario. ¿Por qué no proponer el
ottonario como recinto de las consonancias? Evidentemente, aceptar el ocho significaría dar cabida al
número siete y los intervalos formados con este número, 7/6 y 8/7, a los que se considera
disonancias sin paliativos [GOLDÁRAZ-GAÍNZA, 2004, p. 62].
Zarlino, consciente de que el problema tenía difícil solución, recurre a argumentos filosóficonuméricos para resolverlo. Para él, las fracciones 8/5 y 7/6 contienen números de naturaleza muy
3
diferente, porque 8 es 2 , lo cual significa que incluir 8/5 no supone incorporar números primos que no
estén contenidos en el senario, mientras que aceptar el 7 escapa de los seis primeros números. Para
él, 8/5 se encuentra en el senario en potencia, pero no en acto. Como era de esperar, los
razonamientos de Zarlino no fueron capaces de convencer a muchos musicólogos de la época, ni a
científicos posteriores. Lo cierto es que pensadores de la talla de Leibniz, en una carta a C. Goldbach
(1690-1764) fechada el 17 de abril de 1712, no concede al número siete la posibilidad de generar
sonidos agradables sin hacer más justificaciones [LIERN, 2014, p.41].
Pero el ingenio de Euler no podía permanecer ajeno a que los compositores de su época
utilizasen la séptima. El clave bien temperado (1722, 1740) de J. S. Bach (en el que, por supuesto
aparecen séptimas y otros intervalos considerados disonantes), había supuesto una revolución a la
que otros científicos se estaban negando. Pero Euler [1766a, p. 165], en su “Conjecture sur la raison
¿Qué ha sido de la armonía de las esferas a partir del siglo XVIIII?
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de quelques dissonances généralement reçues dans la musique” propone el número 7 como uno de
los artífices de la música, sino que aprovecha la ocasión para rectificar a Leibniz.
Posteriormente, Euler [1766a, p. 174] cuando aborda el carácter de la Música Moderna (EULER,
1766b) presenta un sistema de afinación en el que aparece el número siete, aunque a los tonos en
los que aparecen potencias de 7 les denomina “extraños”, frente a los tonos “principales” en los que
sólo aparecen potencias de los números 2, 3 y 5. Pero esto no le parece suficiente, por eso propone
un método para medir la consonancia entre sonidos basado en la descomposición en factores primos
y el mínimo común múltiplo [LIERN, 2012, p. 96].
5. LA ARMONÍA DE LAS ESFERAS EN EL SIGLO XX
Cuando el profesor Rudolf Haase, nacido en 1920, descubrió la obra de Hans Kayser (18911964) sobre armonía, emprendió su labor investigadora teniendo como objetivo la armonía de las
esferas. Desde la Escuela Superior de Música y Artes Visuales de Viena y el Instituto Hans Kayser
para la Investigación de los Principios Armónicos, Haase se ha convertido en el principal promotor de
la armonía como tema multidisciplinar, especialmente con las matemáticas o la astronomía, y la ha
relacionado muy estrechamente con el fenómeno de la serie armónica [GODWIN, 2009, p. 514].
Desde el punto de vista matemático, lo que hace Haase es extender los principios de Kepler a
los planetas descubiertos tras la muerte del astrónomo y contrastar sus propuestas con las de otros
científicos, entre los que destacan el matemático y cabalista Francis Warrain (1867-1940) y los
astrónomos J. D. Titius (1729-1796) y J. E. Bode (1747-1826). Además de obtener los intervalos
keplerianos, Haase ha calculado otros muchos comparando velocidades en los afelios y los perihelios
de dos planetas, que no tenían por qué ser consecutivos [GODWIN, 2009, p. 514]. Los resultados
obtenidos, sirvieron para corroborar que los intervalos siguen siendo, de manera muy aproximada, los
que aparecen en la Justa Entonación.
No me gustaría dejar la falsa impresión de que con esto el tema de la armonía de las esferas
estaba resuelto. Sabemos que los astros dejaron la perfección de las órbitas circulares para
achatarse y dar paso a elipses y esto tuvo sus repercusiones en la percepción de la armonía
universal. Sin embargo, éstos no iban a ser los únicos cambios. Hace unos veinticinco años, las
esferas que describían lo más íntimo de la materia, las partículas elementales, dejaron de ser
precisas para convertirse en esferas borrosas [MADORE, 1992, p. 69]. Ante esta perspectiva,
¿podemos seguir obstinados en buscar unas consonancias exactas dentro de una armonía perfecta?
Está claro que, una cuestión es explorar el territorio común entre las Matemáticas y la Música y
otra bien distinta es cómo transitan por él los intérpretes. Como ocurre en otros campos en los que se
aplican las Matemáticas, los modelos y las soluciones que proporcionan éstos, muchas veces se
utilizan como una aproximación a la realidad, y para tratar esto de forma adecuada son necesarias
herramientas matemáticas que incorporen la aproximación y los predicados imprecisos.
5. REFLEXIONES FINALES
En ocasiones, para entender la escultura o la arquitectura es necesario analizar los cuerpos
geométricos que se esconden en la obra. En música ocurre algo similar, para comprender una
composición es útil reconocer los patrones musicales que contiene. Sin embargo, no me gustaría
dejar la falsa impresión de que las Matemáticas pueden sustituir al artista, en este caso el músico.
Hay que pensar que, por fortuna, la interpretación humana está tan llena de matices y rasgos
expresivos, que para recogerlos sería necesario almacenar tal cantidad de información, y de forma
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tan dinámica, que excedería con mucho la memoria que podemos manejar. En este sentido, la
Ciencia debe verse como una aliada del Arte y viceversa y no como cosas contrapuestas.
Pensar en unas esferas universales que giran, producen sonidos armoniosos y que encima
somos capaces de interpretarlos, ha servido para motivar que la imaginación de grandísimos
pensadores hiciese avanzar tanto las Matemáticas como la Música. El propio Kepler ya sabía que
esto no podía ser así, que su Música de los Planetas no podía oírse, pero esto no hizo que
abandonaran la idea, porque simbolizaba a la perfección su búsqueda de la armonía, entendida no
sólo como música. Bach también era consciente de que su Clave Bien Temperado era “truco práctico”
para los intérpretes, pero esto no evitó que, a la vez, fuese una revolución que ya no tenía vuelta
atrás: la belleza de una aproximación formaba parte de la esencia de la obra.
Realmente, que haya cuestiones matemático-musicales que hayan permanecido sin resolver,
no ha supuesto ningún problema práctico, de hecho ha animado a varios compositores del siglo XX a
hacer intervenir los números y cuestiones numéricas en muchas de sus obras.
Uno de los actuales temas de investigación entre los estudiosos de la Música y la Computación
es encontrar patrones musicales para reconstruirlos, para poder establecer la relación con la
preferencia de un oyente dado o para diseñar relaciones entre diferentes estilos. Esto aumenta las
posibilidades creativas, pero tampoco hay que olvidar que, desde el punto de vista comercial, en la
venta de música por Internet, el envío de publicidad musical personalizada siguiendo los gustos
musicales del comprador, etc., poder determinar patrones de los gustos musicales es muy
interesante. Conjugar el uso de conceptos que surgieron hace varios siglos, junto con tecnologías que
cada día avanzan más rápido, hace que el músico, y por supuesto el matemático, deba dar respuesta
a inconvenientes que surgen de esta combinación.
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CAPÍTULO 10
QUÍMICA Y TRANSFERENCIA DE
CONOCIMIENTOS: ENTRE LA PAZ Y
LA GUERRA
CHEMISTRY AND THE TRANSFER OF
KNOWLEDGE: BETWEEN PEACE AND
WAR
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ESTUDIO EXPERIMENTAL DE PROCEDIMIENTOS UTILIZADOS EN LA EUROPA
MODERNA PARA LA PREPARACIÓN DEL REMEDIO FARMACÉUTICO
DENOMINADO ORO POTABLE
(1)
(2)
Joaquín Pérez Pariente ; Javier Agúndez Rodríguez ; Ignacio Miguel Pascual Valderrama
(3)
(1) Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC), Madrid, España, jperez@icp.csic.es
(2) Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC), Madrid, España, jagundez@icp.csic.es
(3) Investigador independiente, España, ignaciom.pascual@gmail.com
Resumen
Se conoce bajo la denominación de “oro potable” a los preparados farmacéuticos en forma líquida
confeccionados a partir de oro, que generalmente contienen este metal, presente en una disolución apta
para ser ingerida. El origen de este remedio que, según sus proponentes, tenía una gran capacidad
curativa, se remonta a finales de la Edad Media, alcanza su época de esplendor en el siglo XVII y,
aunque entra en franca y rápida decadencia a lo largo del siglo XVIII, aún es objeto de interés en los
medios académicos en la segunda mitad de ese siglo.
El editor de la edición de 1756 del Curso de Química de N. Lemery (1645-1715), Theodore Baron
d'Henouville, incluyó en la misma una receta para la preparación del denominado Oro Potable de
Mademoiselle Grimaldi, uno de cuyos ingredientes era el aceite esencial de romero. Una década más
tarde, el químico francés Pierre-Joseph Macquer argumentó que la disolución rojiza obtenida según el
procedimiento de Grimaldi, debía contener oro en un estado de extrema división. Tomando como base
esos antecedentes, se ha procedido a replicar en el laboratorio tanto el procedimiento de Grimaldi como
el descrito por el médico alemán Friedrich Hoffmann treinta años antes, relacionado con el anterior,
habiéndose detectado en ambos casos la presencia efectiva de nanopartículas de oro en las
correspondientes disoluciones de oro potable.
Estos estudios experimentales han servido para comprender mejor la naturaleza de las polémicas
que se suscitaron en la época respecto a esos remedios medicinales, cuyos métodos de preparación
parecen inspirarse en las teorías de origen alquímico sobre la constitución de la materia, y en particular
en los intentos de extraer el Azufre de los metales.
Palabras clave: Química, Farmacia, Alquimia, Siglos XVII-XVIII, Oro potable, Aceites esenciales.
AN EXPERIMENTAL STUDY OF SOME PROCEDURES USED IN MODERN EUROPE
TO PREPARE POTABLE GOLD
Abstract
The name potable gold corresponds to drinkable pharmaceutical remedies prepared from gold. The
origin of this drug, which supposedly had a high curative power, can be traced back to the late Middle
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Age. It reached its golden age in the seventeenth century, and it started to decline rapidly during the
eighteenth century, although it still received attention from the academia.
In the edition of the Lemery’s Cours de Chymie published in 1756, the editor, Theodore Baron
d'Henouville, included a recipe for the so-called potable gold of Mademoiselle Grimaldi, which was
prepared from rosemary essential oil, among other chemicals. This drug was highly appreciated and it
was sold in the pharmacies of Paris. Ten years later, the French chemist Pierre-Joseph Macquer argued
that the reddish solution obtained in the Grimadi’s recipe should contain gold in a finely divided state.
Based on his studies of other recipes to prepare potable gold, he concluded that the gold must be present
there in such a degree of comminution that it is not visible to the human eye.
Based on these grounds, we have replicated in our laboratory the Grimaldi’s recipe and the closely
related recipe described by the German physician Friedrich Hofmann thirty years earlier. In both cases
gold nanoparticles have been found in the corresponding solutions.
These experimental studies have been very useful to understand the nature of the controversies on
the value of these remedies raised at that time. Their preparation methodologies appears to be connected
to the alchemical theories of matter, and to the attempts to extract the Sulphur from metals.
th
Keywords: Chemistry, Pharmacy, Alchemy, 17 -18th Centuries, Potable gold, Essential oils.
1. INTRODUCCIÓN
A lo largo de los siglos, el oro ha sido considerado en muchas culturas como poseedor de una
capacidad especial para preservar la salud, debido a que permanece inalterable cuando se expone a
agentes químicos naturales e, incluso, cuando se somete a las condiciones que prevalecen en las
operaciones metalúrgicas tradicionales, en las que permanece inmutable como el sol y con su mismo
color [HIGBY, 1982]. Esta milenaria creencia se enmarcaba en un contexto mágico-religioso que sin
embargo seguía presente en la cultura europea de finales de la Edad Media, y recibe un impulso decisivo
con las nuevas tecnologías de origen alquímico, en particular la destilación y la sublimación, introducidas
en Europa a partir de la cultura islámica, y con las sustancias obtenidas a partir de ella. Así, el médico
Arnau de Vilanova (c.1240-1311) preconiza el empleo del oro como un remedio cordial (enfermedades
cardiacas), y describe que, al sumergir una lámina de oro caliente en vino, se obtiene un potente
fármaco. Aunque el vino resultante no contendría oro [MCVAUGH, 2005], este procedimiento revela la
intención de transferir las propiedades curativas del oro a un medio líquido susceptible de ser ingerido,
actuando así de manera mucho más intensa sobre el organismo humano. En una variante de ese
procedimiento, Juan de Rupescissa (fl. 1350) sustituye el vino por el alcohol, considerado como la
quintaesencia del vino, obtenido mediante destilación de éste [MULTHAUF, 1954].
La preparación de fármacos basados en oro experimentó un cambio trascendental con la aparición
en Europa en el siglo XIV de los primeros textos manuscritos latinos que describían de manera clara la
disolución del oro en una mezcla de ácido nítrico y cloruro amónico. La receta aparece por primera vez
en la obra alquímica Summa Perfectionnis Magisterii, cuyo autor es pseudoGeber. Sin embargo, ese
documento sitúa ese procedimiento en un contexto puramente alquímico y no médico, y el empleo de esa
nueva tecnología química para la preparación de fármacos basados en oro fue un proceso lento, que se
desarrolló esencialmente a lo largo del siglo XVI. El médico alemán Phillip Ulstadt describió en su Coelum
Philosophorum [ULSTADT, 1526] varias recetas para la preparación de oro potable, y al menos una de
ellas describe la disolución del oro en un “agua” que contiene una mezcla de ácidos nítrico y clorhídrico
Estudio experimental de procedimientos utilizados en la Europa moderna para la preparación de oro potable
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obtenida por destilación. Sin embargo, la obra Thesaurus Evonymi Philiatri de remediis secretti, del
médico suizo Conrad Gesner, publicada a mediados del siglo XVI, en su capítulo dedicado al oro potable
solo da cuenta con cierto detalle de los procedimientos basados en el contacto de láminas de oro caliente
en alcohol. Es interesante subrayar que Gesner conocía sin embargo los procedimientos para disolver el
oro, pero se refiere a ellos de esta manera: “Pero la solubilización del oro pertenece más a los químicos
que a los médicos” [GESNER, 1557, p. 378]. Ello induce a creer en la existencia de una corriente de
pensamiento médico, ciertamente inclinada a incorporar nuevos productos farmacológicos obtenidos
mediante la destilación de sustancias vegetales, en la línea de la tradición medieval de Vilanova y
Rupescissa, pero refractaria al empleo de fármacos para uso interno preparados por procedimientos
químicos.
La irrupción del médico suizo Phillippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim (14931541), más conocido como Paracelso, en el panorama médico europeo, cambió radicalmente el destino
de los medicamentos químicos y, con ellos, el del oro potable. Su sistema filosófico consideraba a la
química como la clave para comprender tanto la naturaleza como el funcionamiento del cuerpo humano,
y constituía por lo tanto la base para preparar fármacos eficaces [PAGEL, 1958].
Fueron numerosos los médicos paracelsistas que publicaron tratados sobre la preparación de oro
potable a lo largo del siglo XVII, que con frecuencia suscitaron críticas acerca del verdadero valor curativo
de esos remedios, en parte derivadas del hecho de que, en muchos casos, el oro estaba disuelto en una
mezcla de ácidos corrosivos que hacía inviable su consumo. Con el fin de evitar este problema, algunos
autores propugnaron el tratamiento del oro con reactivos diversos para hacerlo susceptible de ser
disuelto en diferentes disolventes, evitando el empleo de agua regia [DEBUS, 1975].
Los preparados de oro potable entran en franca decadencia a lo largo del siglo XVIII, al no quedar
claramente demostrada su utilidad terapéutica, aunque aún despiertan un cierto interés en la época,
siendo uno de los tratados más completos publicados en ese siglo el del médico alemán Hans Heinrich
Helcher [HAUSER, 1952].
En 1756 Theodore Baron d'Henouville (1715-1768) publicó una nueva edición comentada del
Cours de Chymie del francés Nicholas Lemery (1645-1715), en la que consideró necesario incluir la
receta del oro potable de Mademoiselle Grimaldi, “dada la gran reputación de que gozaba desde hacía
unos años” [LEMERY, 1756, p. 71]. El procedimiento, que se describirá con detalle más adelante, consistía
en disolver el oro en agua regia y añadir a la disolución resultante esencia de romero. La Enciclopedia
francesa abunda en la misma opinión favorable de Baron acerca de esa receta, afirmando que era el
único remedio de oro entonces en uso [VV. AA., 1778]. En efecto, una receta en todo análoga a la de
Mademoiselle Grimaldi pero que no menciona sin embargo su nombre, aparece en la Farmacopea de
Paris del año 1758, y también en la de 1732, siendo esta la referencia más antigua que hemos
15
encontrado hasta la fecha sobre esa receta de oro potable . En su edición del Cours de Chymie, Baron
1
Dada la inclusión de esa receta de oro potable en la farmacopea de 1732, la referencia de Baron a la larga reputación de ese
remedio es del todo justificada, opinión que se vería refrendada dos años después de su edición del Curso de Química de Lemery
cuando la nueva Farmacopea de 1758 siguió incluyéndola. Ello explica también la afirmación de la Enciclopedia acerca del uso
que entonces se hacía de la misma. Sin embargo, Baron tuvo acceso, al parecer, a algún documento que situaba el origen de la
receta en escritos de Mademoiselle Grimaldi. En cuanto a la identidad de la autora de la receta, probablemente se trate de MarieJoseph de Copponay, hija de Denis de Copponay de Grimaldi (1633?-1717), médico del Rey de Cerdeña y del duque de Saboya,
y fundador de una Academia Química en Chambery en 1683. Ver sobre Denis de Copponay de Grimaldi y sus descendientes:
Sevez, [1859]; Mugnier [1893]. Según los documentos analizados por Sevez en su artículo, Marie-Joseph aún estaría viva en
1736. Denis de Grimaldi también se ocupó de la preparación de oro potable, pero el procedimiento que se describe en sus obras
póstumas, editadas por E. Jordan de Pellerin [GRIMALDI, 1745], no es el de Mademoiselle de Grimaldi que publicó Baron. Existe
una edición española de esa obra, traducida y comentada por Luis Silva Mascuñana [2008], que cuenta con una amplia
introducción a la vida y obra de Denis de Copponay de Grimaldi.
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sugiere que en la preparación de Grimaldi el oro no estaba realmente disuelto, sino que se hallaba bajo la
forma de un estado de extrema división. Una década más tarde, el químico francés Pierre-Joseph
Macquer argumentó en su Dictionnaire de Chimie [MACQUER, 1766, vol. 2, p. 176] que en la disolución
rojiza obtenida según el procedimiento de Grimaldi, el oro se hallaba “extremadamente dividido y
suspendido en un licor aceitoso”. Un siglo antes, el químico y alquimista alemán Johann Kunckel (1638?1703) ya concluyó a partir del examen de diversas preparaciones de oro potable, que en ellas el oro
debía de estar presente en tal estado de trituración, que debía de ser invisible al ojo humano [HAUSER
[1952].
En su comentario a la receta de Mademosielle de Grimaldi, Baron hace alusión a otra receta de oro
potable del médico alemán Friedrich Hoffmann, que éste preparaba siguiendo un procedimiento
ligeramente distinto al de Grimaldi, utilizando aceite de canela en lugar de esencia de romero, reiterando
su convencimiento de que el oro también se encuentra presente en ella en un estado de extrema división.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, los objetivos del presente estudio han sido, en primer
lugar, replicar en el laboratorio las recetas de oro potable de Grimaldi y de Hoffmann, y examinar
mediante diversas técnicas fisicoquímicas, la naturaleza del oro presente en las mismas. En segundo
lugar, se ha procurado contrastar las observaciones experimentales realizadas en el transcurso de dichos
experimentos, con las informaciones que los documentos de la época proporcionan respecto a esos
procedimientos. El estudio finaliza con una investigación preliminar sobre el contexto químico en el que
ambos autores pudieron inspirarse para elaborar sus procedimientos de preparación del oro potable.
2. RÉPLICA DE LA RECETA DE ORO POTABLE DE MADEMOISELLE GRIMALDI
La receta del oro potable de Mademoiselle Grimaldi consta de varias etapas, la primera de las
cuales consiste en la disolución de oro en agua regia. Una vez disuelto, se añade esencia de romero, se
mezclan bien ambos y se deja reposar, tras lo cual se verá el aceite, teñido de un color amarillo,
sobrenadar el agua regia, que ha perdido todo su color. Se separan ambos líquidos, y el aceite de romero
se mezcla con alcohol. La mezcla se deja en digestión en un baño de arena durante un mes, al cabo del
cual habrá adquirido un color púrpura.
El procedimiento descrito pretende sortear la primera y más seria dificultad para obtener
disoluciones de oro en las que este metal esté disuelto y a la vez se puedan ingerir. En efecto, la manera
más eficiente y sencilla para disolver oro es tratarlo con agua regia, preparada mediante la disolución de
cloruro amónico en ácido nítrico, o mezclando éste con ácido clorhídrico, pero esa disolución es tan
corrosiva que no se puede beber. La adición del aceite romero permite que el oro sea extraído por éste
de la fase acuosa, la que contiene los ácidos corrosivos, con lo que la esencia de romero, cargada de oro
y diluida con alcohol, sería entonces susceptible de ser ingerida, en la dosis de tres a diez gotas diluidas
en vino que la receta recomienda.
Para replicar la receta en el laboratorio, se ha utilizado primeramente agua regia preparada
mediante la disolución de cloruro amónico en ácido nítrico, aunque también se ha comprobado que se
puede sustituir por una mezcla de ácidos nítrico y clorhídrico con resultados similares. La receta de
Grimaldi no indica cómo se prepara el agua regia, aunque en el Cours de Chymie se explica con claridad
el primer procedimiento, el del cloruro amónico, mientras que el otro es mencionado muy someramente,
por lo que hemos utilizado preferentemente el primero. Los detalles experimentales y la metodología
utilizada para examinar las disoluciones de oro obtenidas se han reportado en Mayoral [2014].
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Se ha observado una diferencia significativa entre los resultados de laboratorio y la descripción de
la receta. Mientras que ésta afirma que la esencia de romero adquiere un color amarillo al mezclarla con
el agua regia, en la réplica experimental se observa que la esencia de romero adquiere un color marrón
muy oscuro, nunca se ha obtenido de color amarillo. Sin embargo, sí se ha observado que la disolución
de oro en agua regia, que al comienzo tiene un color amarillo dorado, va perdiendo color
progresivamente al cabo del tiempo, lo que es una indicación clara de que la concentración de oro en la
misma disminuye, indicando necesariamente que el oro pasa progresivamente de la fase acuosa ácida a
la esencia de romero. Esta observación está de acuerdo con lo que indica la receta acerca de la pérdida
de color de la disolución de oro.
Un día después de haber mezclado la disolución de oro con la esencia de romero, se observan
cristales de oro en la interfase entre las dos disoluciones, adheridos a las paredes del embudo de
2
decantación que las contiene, formando una banda de algunos milímetros de anchura . Este fenómeno
no es reportado en la receta, y volveremos más adelante sobre él. En todo caso, esto indica que al
menos una parte del oro que inicialmente había sido extraído por la esencia de romero, precipita sobre
las paredes del recipiente, por lo que es pertinente preguntarse si aún queda algo de oro en la esencia de
oro.
Cuando se deja reposar el sistema durante unos días, se observa que la esencia de romero va
cambiando de color progresivamente, adquiriendo un manifiesto color rojizo al cabo de una semana, que
se va haciendo más claro con el paso de los días. Una semana después de haber mezclado todos los
ingredientes, se toma una alícuota de la esencia de romero sobrenadante y se diluye con alcohol (etanol)
como indica la receta, obteniéndose así una disolución de color rojizo. El análisis químico de esa
disolución indica la presencia de oro en una concentración de 0,22 gramos por litro. Por lo tanto, y a
pesar de la precipitación de los cristales de oro a la que se hizo referencia anteriormente, sigue habiendo
oro tanto en la esencia de romero como en la disolución resultante de su dilución con alcohol.
Una vez determinada la presencia efectiva de oro en la disolución etanólica final, que
correspondería a la tintura de oro u oro potable de M. Grimaldi, se ha llevado a cabo su estudio mediante
microscopía electrónica de transmisión, con el fin de determinar la naturaleza del oro presente en ella.
Mediante esa técnica se ha demostrado que esa disolución contiene nanopartículas de oro
extremadamente pequeñas, cuyo tamaño está comprendido entre 2 y 8 nanómetros, es decir, la
millonésima parte de un milímetro. Este resultado confirma las hipótesis que tanto Baron como Macquer
realizaron sobre la existencia de oro “extremadamente dividido” en el oro potable de Grimaldi.
Aunque se ha señalado la dificultad de replicar de manera absoluta los experimentos e
instrumentos científicos históricos, y la dificultad de reconstruir el contexto histórico en el que se
desarrollaron, también se ha afirmado el valor que tienen esos estudios con el fin de comprender mejor
las prácticas experimentales del pasado y la cultura material de la ciencia [GRAPÍ, 2005; HOLMES Y
LEVERE, 2000; HOTTECKE, 2000; PRÍNCIPE, 2000 y 2013; USSELMAN, 2005].
Uno de los elementos más importantes para determinar si la replicación de experimentos históricos
es suficientemente convincente, consiste en comparar los resultados obtenidos en el laboratorio con
descripciones de otros autores de experimentos históricos similares que puedan aportar informaciones
complementarias. El químico británico William Lewis (1708-1781) se interesó por las propiedades y
aplicaciones del oro, e incluyó un extenso capítulo sobre este metal en su obra Commercium
Philosophico-Tecnicum [LEWIS, 1763]. En un trabajo anterior, Lewis comentó brevemente y de manera
negativa la preparación de oro potable de la Facultad de París, que ya hemos visto que es la misma que
2
Pueden verse imágenes del fenómeno en MAYORAL [2014, vol.47, p. 161].
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la receta de Grimaldi, con el argumento de que ese preparado no retiene nada del oro utilizado en su
confección [HUNT,1981]. En su edición de 1778 de The New Dispensatory [LEWIS, 1778, p. 489], Lewis
amplía su comentario, indicando que con el paso del tiempo el oro se separa de la disolución, por lo que
ese preparado de oro potable no podía tener ninguna eficacia medicinal o, al menos, si la tuviese, no
sería atribuible al oro. Sin embargo, Lewis añade un breve comentario acerca de la manera en la que el
oro precipita, afirmando que el metal es expulsado de la esencia de romero quedando adherido a las
paredes del recipiente que contiene la disolución de oro potable. Ese mismo fenómeno se ha observado
en el laboratorio al replicar el procedimiento de Grimaldi, como se ha indicado anteriormente. Por otra
parte, es interesante señalar que Lewis indica que la disolución final de la esencia en alcohol adquiere un
color púrpura, pero sin embargo no comenta nada acerca del color de la esencia de romero.
La Enciclopedia francesa, en su comentario acerca del procedimiento de Mademoiselle Grimaldi,
afirma que, además del aceite de romero, se pueden utilizar otros, como los de azafrán, clavo y canela.
Se ha replicado la receta de Grimaldi sustituyendo la esencia de romero por la de clavo [PÉREZ PARIENTE,
2013], y se ha observado que al añadirla sobre la disolución de oro en agua regia, se produce una
reacción muy exotérmica, con un desprendimiento de calor muy notable. Una observación similar es
reportada por Newton en el libro tercero de su Óptica [NEWTON, 1730, p. 353] indicando que, al mezclar
ácido nítrico con aceite de canela, ambas sustancias se calientan mucho.
3. RÉPLICA DE LA RECETA DE ORO POTABLE DE FRIEDRICH HOFFMANN
En su comentario a la receta de oro potable de Mademoiselle Grimaldi, Baron indica que el médico
alemán Friedrich Hoffmann (1660-1742) obtenía un resultado muy similar empleando esencia de canela,
que utilizaba para preparar lo que denomina “tinctura Solaris” [HOFFMANN, 1722, p. 375]. El procedimiento
consiste en la preparación de una disolución saturada de oro en agua regia; a continuación se prepara
una disolución de esencia de canela en alcohol, en la proporción de una parte de esencia por tres de
alcohol (etanol), y se añade esta disolución sobre la de oro, que se mantiene en un baño de arena
caliente. La diferencia esencial entre la receta de Grimaldi y la de Hoffman estriba en que en esta última
la esencia se mezcla con alcohol antes de añadirla sobre la disolución de oro en agua regia. Se trata sin
embargo de una diferencia importante porque, al hacerlo así, esa mezcla se disuelve en agua regia, y no
se forman dos fases líquidas como en el procedimiento de Grimaldi.
Siguiendo ese procedimiento, se obtiene “una masa de aspecto resinoso, de color negro como la pez,
que se disuelve con espíritu rectificadísimo, de donde surge una esencia, de color marrón oscuro y de
sabor agradable, aunque amargo y subastringente” [HOFFMANN, 1722, p. 375]. Esta descripción del
3
producto coincide con lo que se ha observado al replicar el procedimiento en el laboratorio . Se ha
examinado la disolución resultante mediante microscopía electrónica de transmisión habiéndose
observado la presencia en ella de nanopartículas de oro, de un tamaño de hasta 20 nm, aunque también
se observa la presencia de agregados formados por unos pocos átomos de oro.
Inmediatamente a continuación de la descripción de la receta, Hoffmann [1722, p. 375] indica que
el oro precipita de la disolución al cabo de un cierto tiempo, y encuentra en ello el argumento principal
para rechazar que la actividad farmacológica de ese remedio sea debida a ese metal. Al replicar la receta
de Hoffmann, hemos observado en la disolución resultante la formación de un depósito de aspecto
metálico y color dorado al cabo de unos días, que ha mostrado ser efectivamente oro, lo que está
3
La expresión “espíritu rectificadísimo” hace referencia al etanol.
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plenamente de acuerdo con el comentario del médico alemán. En sus notas sobre el oro potable de
Grimaldi, Baron se hace eco de esta observación de Hoffmann, e indica que es una prueba de que el oro
se encontraba presente en él bajo la forma de partículas muy pequeñas, que con el tiempo se agregan y
precipitan. Se ha observado que en la disolución final obtenida según el procedimiento de Grimaldi
también se deposita oro al cabo de un tiempo. A pesar de ello, este metal aún se encuentra presente en
4
esa disolución, aunque lógicamente en concentración inferior a la que tenía inicialmente .
4. EL ORIGEN DE LAS RECETAS
Aunque por las propiedades medicinales atribuidas a los productos obtenidos a partir de esas dos
recetas, éstas se vinculan con la tradición medieval del oro potable, la causa última de su supuesta
actividad farmacológica y su método de preparación las sitúan más próximas a la tradición alquímica. En
efecto, según la teoría alquímica de la constitución de los metales, cuyo origen hay que situarlo en los
trabajos del alquimista árabe Jabir ibn Hayyan (fl. s. IX) estos estarían formados por dos principios
básicos, el Azufre y el Mercurio, que no hay que confundir con las sustancias comunes del mismo
nombre. El Azufre de los metales sería una sustancia de aspecto graso y el responsable de su color.
Basándose en esa hipótesis, diversos alquimistas intentaron extraer el Azufre-principio de diversos
metales, entre ellos el oro, opinando que tendría virtudes terapéuticas, y que constituiría el verdadero oro
potable [PRÍNCIPE, 2013, p. 113].
El médico y químico alemán Johann Heinrich Pott (1692-1777) [POTT, 1759, t. 1, pp. 1-132], publicó
en 1716 una disertación sobre el Azufre de los Metales, en la que describe de manera extensa diversos
procedimientos para extraer ese principio de las sustancias metálicas, y entre ellos los que utilizan
disolventes aceitosos [POTT, 1759, t. 1, pp. 45-66]. Según Pott, ya que los aceites ordinarios actúan sobre
el azufre ordinario y sobre el de los minerales, también pueden hacerlo sobre el Azufre de los metales.
Entre esas sustancias aceitosas menciona el espíritu de trementina, los aceites de ginebra, canela y
oliva, y describe su aplicación en la preparación de diversas tinturas de oro. Teniendo en cuenta estos
antecedentes, parece que ambas recetas se habrían inspirado en la tradición alquímica para preparar
tinturas de oro susceptibles de ser ingeridas y que incorporen el Azufre de este metal como principio
farmacológicamente activo.
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4
Una prueba indirecta en favor de la presencia real de oro al menos en algunas disoluciones históricas de oro potable, aunque no
expresamente en las dos que son objeto de análisis en este estudio, la proporciona el análisis forense de los restos de la noble y
cortesana francesa Diana de Poitiers (1499-1566). Los autores del estudio encontraron concentraciones de oro en sus cabellos
500 veces superiores a los valores normales de referencia. Véase CHARLIER [2009].
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GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 817-824.
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LA CHYMIE EXPERIMÉNTALE (1773) DE ANTOINE BAUMÉ (1728-1804)
TRADUCIDA EN 1783 POR M. J. SUÁREZ NÚÑEZ (1733-1791)
(1)
Juan Riera Palmero , Cristina Riera Climent
(2)
(1) Real Academia de Medicina (Valladolid), juanriepal@telefonica.net
(2) IES Giner de los Rios (Segovia), crisrie@hotmail.fr
Resumen
Entre los grandes tratados traducidos por Suárez Núñez figura la obra del farmacéutico y
demostrador de Química en la Academia Real de Ciencia de París Antoine Baumé, cuya obra en tres
volúmenes Chymie experiméntale et raisonné (Paris, 1773) fue vertida por nuestro traductor antes
citado, a partir de 1780, es decir unos años después de la impresión francesa.
Palabras Clave: Química Experimental, Siglo XVIII, Traducciones científicas, Antoine Baumé, Miguel
Jerónimo Suárez Núñez.
THE CHYMIE EXPERIMÉNTALE (1773) BY ANTOINE BAUMÉ (1728-1804)
TRANSLATED IN 1783 BY M.J. SUÁREZ NÚÑEZ (1733-1791)
Abstract
Between the scientifics treatrises translated by Suárez Núñez include the work of the
pharmacist and demonstrator of chemistry at the Academia Real of science of Paris Antoine Baume,
whose work in three volumes Chymie experiméntale et Raisonné (Paris, 1773) was poured by our
aforementioned translator, from 1780, a few years after the French impression.
Keywords: Experimental Chemistry, 18th Century, Scientifics Translations, Antoine Baumé, Miguel
Jerónimo Suárez Núñez.
1. ANTOINE BAUMÉ: FARMACÉUTICO Y QUÍMICO
1
Antoine Baumé (1728-1804) nacido en Senlis, fue miembro de la Académie Royale de
Sciences y de la Royal Society, asimismo perteneció como miembro extranjero a la Real Academia
de Medicina de Madrid. En colaboración con Pierre Joseph Macquer, abrieron ambos conjuntamente
un Curso de Química en París en 1757 que se prolongó durante dieciséis años, realizando más de
dos mil experimentos químicos. En 1762 dio a las prensas sus Élements de Pharmacie, y al año
siguiente el Manuel de Chymie, cuya segunda edición se imprimió en 1766.
La obra se tradujo al castellano (1783), al alemán (1775) y al italiano (1773). En colaboración
con Macquer publicó un Dictionaire de Chymie (1776, en tres volúmenes). Nos interesa subrayar su
1
Véase DOREVEAU [1936], GAUDIN [1923], FLAHAUT [1979] y JULIEM Y WEITZ [1984].
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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obra, objeto del presente estudio, Chymie expérimentale et raisonné (1773), en tres volúmenes, a la
que debe sumarse otras menores como la memoria sobre los hornos y alambiques (Memoire, 1778),
la Memoire (1770) sobre las arcillas, y los Opuscules chimiques (1798).
Colaboró activamente en el Dictionnaire raisonné universal des Arts et Méties, con ciento veinte
y ocho voces. Su obra de enorme prestigio alcanzó notoriedad, a pesar de militar en la teoría del
flogisto enfrentado a Lavoisier, Priestly, Fourcroy, Guyton de Morveau y Bethollet entre otros. Es
Baumé el inventor del areómetro para determinar la densidad de los líquidos y la graduación
alcohólica.
2. EL TRADUCTOR: MIGUEL JERÓNIMO SUÁREZ NÚÑEZ
Una de las figuras más brillantes en el panorama de las traducciones de textos técnicos y
2
científicos extranjeros fue Miguel Jerónimo Suárez Núñez . Prolífico traductor, miembro de la RSBAP,
fue Archivero de la Real Junta de Comercio, Moneda y Minas, individuo de mérito de la Sociedad
Económica de Amigos del País de la Corte, de la Bellas Artes de Sevilla, y Latina matritense. Uno de
los traductores más activos en el último tercio del siglo XVIII español, sobre todo en el ramo del libro
técnico y de interés para la industria y el fomento. Desde la Junta General de Comercio, Moneda y
Minas recibió apoyo institucional. Este apoyo se materializó a través de encargos de llevar a cabo
versiones castellanas de un amplio número de memorias y disertaciones.
En un primer momento, a instancias de la Real Junta General de Comercio, Suárez Núñez
tradujo el Arte de hacer las indianas en Inglaterra; los colores firmes para ellas; las aguadas o colores
líquidos para la pintura sobre telas de seda; para la miñatura y los planos, y para teñir maderas,
plumas, paja, cerda, marfil y otras cosas (Madrid, Imprenta de la Gazeta, 1771), escrita en francés por
Mr. Delormois, dibujante y colorista del Rey de Francia, puesto en castellano por Miguel Jerónimo
Suárez Núñez.
La importancia de los tintes, y el interés económico de su aplicación en las manufacturas,
fueron determinantes en las traducciones de Suárez Núñez, como la versión realizada del Arte de la
tintura de sedas (Madrid, Blas Román, 1771), escrita en francés por P. F. Macquer. De enorme
interés profesional para la Agronomía deben juzgarse los numerosos textos que Miguel Jerónimo
Suárez Núñez tradujo del tratadista francés Duhamel du Monceau. Uno de los más apreciados era el
Arte del cerero (Madrid, Pedro Marín, 1777), destinado a este oficio, acorde con el ideario de fomento
de las artes manuales de la Ilustración. En este caso, Suárez Núñez completó el texto francés
aumentando su contenido, que debe juzgarse como un excelente tratado de casi medio millar de
páginas, ilustrado.
Sin disputa, entre los más apreciados y difundidos de los trabajos realizados por nuestro
traductor, figura en lugar destacado la versión del Arte de hacer el papel según se practica en Francia
y Holanda, en la China y en el Japón. Descripción de su origen: De las diferentes materias de qué
puede fabricarse: De los molinos holandeses, y de los Cylindros; y del Arte de hacer los cartones,
caxas y varioa dornos de pasta (Madrid, Imprenta de Pedro Marín, 1778), obra escrita en francés por
J.J.L. de Lalande (1732-1807), texto editado en el siglo XVIII y que ha merecido un estudio
pormenorizado recientemente de J.M. Roldán Gual 3. El Art de faire le papier de Lalande se imprimió
2
3
Es una figura de enorme importancia que reclama un estudio detenido. Sobre su múltiple actividad y formación
interdisciplinar, verdadero ilustrado para el cambio. Pueden verse CLAUSOLLES [xxxx] y GÓMEZ DE ENTERRÍA [1999]. Véase
asimismo los dos trabajos centrados en esta figura de AGUILAR PIÑAL [2006] y el volumen de RIERA Y RIERA [2003]. En sus
traducciones, Suárez Núñez nos confiesa sus preferencias por los diccionarios de Sobrino (1704) y el de Séjournant (1759),
este último muy empleado por nuestro traductor. Traducía sólo del francés y cotejaba en ocasiones las voces vulgares con
los diccionarios, como evidencia al traducir “luzerne” por “zulla”, tema debatido en el seno de la Real Sociedad Bascongada.
Sobre los diccionarios véase el trabajo de CAZORLA VIVAS [2014].
Véase ROLDÁN IGUAL [1999].
La Chymie Experiméntale (1873) de Antoine Baumé (1728-1804)
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en París en 1761, texto muy apreciado habida cuenta de la difusión de la imprenta e incremento de
las ediciones a lo largo del siglo XVIII, no sólo en Francia, sino en España. El Arte de hacer el papel,
a cuyo texto antecede una breve “Introducción”, consta de dos partes bien diferenciadas, con
portadilla distinta pero con paginación corrida. La primera parte responde a la traducción de la obra
francesa.
Uno de los aspectos a los cuales la Real Junta de Comercio prestó mayor atención por su
importancia agronómica y comercial fue la sedería, esta razón explica el encargo recibido por Miguel
Jerónimo Suárez Núñez que le llevó a traducir el Arte de cultivar las moreras, el de criar los gusanos
de seda y curar sus enfermedades y el de la hilanza de seda en organizín y preparación del hilado
(Madrid, Pedro Marín, 1776). A los tratados de manufactura textil y técnicas tintóreas contribuyó
asimismo Suárez Núñez con la valiosa tarea de traductor. Figuran en su haber obras tan importantes
como el Arte de teñir las lanas, sedas, hilo y algodón (Madrid, Pedro Marín, 1779), amplio y minucioso
tratado de unas cuatrocientas páginas. Asimismo la bibliografía inglesa contó con el interés de Suárez
Núñez, suya es la versión castellana de la obra del Doctor Home, profesor de Medicina en
Edimburgo, cuyo texto, previa versión francesa, fue puesto en castellano por M.J. Suárez Núñez con
el título Ensayo sobre el blanqueo de los lienzos, según se practica en Irlanda, Escocia y Olanda
(Madrid, Pedro Marín, 1779). En este mismo volumen se describe el método para conocer la dureza
de las aguas y el modo de hacerlas potables, incluyendo reflexiones sobre la forma de mejorar las
manufacturas de lienzo.
En el campo de la Metalurgia la labor de traductor, siempre por encargo de la Real Junta de
Comercio, destacan valiosas memorias, en primer lugar el Arte de convertir el cobre en latón (Madrid,
4
Pedro Marín, 1779) , cuyo subtítulo añade la conversión “por medio de la piedra calamita, de fundirle
y vaciarle, batirle en el martinete, tirar el alambre, hacer con él toda suerte de obras, y sacar las
composiciones del metal del Principe, del de Tumbaga”, obra escrita en francés por los autores
Gallou y Duhamel. En esta línea de innovación y difusión de la Metalurgia, Tecnología industrial y
Química, brilló Suárez Núñez dando a las prensas españolas textos extranjeros de innegable utilidad.
Entre éstos figura la Colección general de Máquinas, escogidas entre todas las que hasta hoy se han
5
dado luz en Inglaterra, Francia, Italia y otros Reynos (Madrid, Andrés Ramírez, 1773) , texto de más
de trescientas páginas, profusamente ilustrado, con más de medio centenar de láminas según las
había publicado la Real Academia de las Ciencias de París. La aceptación de la Colección fue
notoria, de la que se hizo una segunda edición, puesta al día y ampliada unos años más tarde en
Madrid, en 1783-1784, por el impresor Pedro Marín en dos volúmenes.
Carácter monográfico debe concederse al breve folleto titulado Nueva Máquina para elevar el
agua por medio de una soga vertical sin fin, a cuyos extremos están unidos (Madrid, Pedro Marín,
1783), texto traducido del francés, que había sido insertado en el Mercurio el mes de Julio de 1782.
Asimismo figuran dos extractos del “Diario” de París, que tratan de ella, y una “Disertación” sobre sus
efectos comparados con los de otras máquinas de esta clase. La nueva química tuvo cabida en la
labor de traducción y difusión de la ciencia y tecnología europea en España, a los anteriores textos
citados deben sumarse dos textos más. El primero corresponde a la versión del tratado Elementos de
Química Theórica (Madrid, Pedro Marín, 1784), escrito en francés por Macquer. Esta obra alcanzó
4
5
El Arte de Convertir el Cobre en Latón es un original de los señores Gallon y Duhamel de Monceau. Publicada en España por
orden de la Real Junta General de Comercio, Moneda y Minas, fue traducida por don Miguel Jerónimo Suárez, archivero de
la misma Junta, individuo de Mérito de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. La presentación del
citado tratado, editado en 1779, ahora es ofrecido en edición facsímil por el Instituto Geológico y Minero de España en 1981.
Esta extraordinaria colección con excelentes grabados contiene no sólo textos extranjeros traducidos con reproducción de los
diseños de las máquinas, sino aportaciones originales de Miguel Jerónimo Suárez Núñez, que como archivero de la Junta de
Comercio y Moneda, informa e interviene en el registro de numerosos proyectos. Es muy nutrida la documentación que
custodia la Real Sociedad Económica de Madrid así como la Junta de Comercio y Moneda, en curso de estudio por nosotros
en la actualidad. La colección de máquinas, más de un centenar, se acompaña de textos explicativos y anotaciones
puntuales razonadas del propio Suárez Núñez. Puede ser de interés consultar el trabajo de MORAL RONCAL [1996].
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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ostensible difusión ya que sirvió de guía y libro de texto en las Instituciones Superiores de la España
del siglo XVIII. La obra contiene entre otras materias, el análisis de las sustancias minerales, se
ocupa de las minas de oro, plata, cobre y asimismo de las de hierro, estaño, plomo, azogue y muchas
más. De marcado interés por sus aplicaciones inmediatas, y en la metalurgia corresponde a los
Elementos de Química docimática (Madrid, Antonio Fernández, 1791), dirigida para el uso de los
plateros, ensayadores, apartadores y afinadores, constituye como un subtítulo recoge una “Theórica
Química” para todas las operaciones que se practican en el Arte de la Platería, de “Ensayes” y
“Afinaciones” para verificar la Ley del Oro, y de la Plata. Reúne las operaciones prácticas para
purificar ambas sustancias metálicas.
3. LA QUÍMICA EXPERIMENTAL DE ANTOINE BAUMÉ
6
Entre los proyectos más ambiciosos de Miguel Jerónimo Suárez Núñez figura la edición de los
doce volúmenes que integran sus Memorias Instructivas, Útiles y Curiosas (1784-1791) sin duda por
su amplitud una de las aportaciones más importantes a la labor de difusión de la ciencia y
pensamiento europeo en la España de Carlos III y Carlos IV. Sumados los volúmenes, reúnen unas
seis mil páginas que nuestro traductor puso en castellano de numerosos autores y obras publicadas
por las Reales Academias y Sociedades de Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Prusia, y Suecia
entre otras. A lo largo de todo este proyecto enciclopédico late un mismo espíritu, animado su autor
por un enorme interés de divulgar los “avances del pensamiento y ciencia europea de su tiempo”. El
título que encabeza cada uno de los volúmenes confirma nuestro anterior aserto; en efecto, Suárez
Núñez las califica de “instructivas, útiles y curiosas”, términos que resumen el ideario de las Luces: la
instrucción en suma enseñanza del conocimiento, la utilidad en orden a la sociedad y el progreso, y la
curiosidad del espíritu humano. Sólo en parte conocemos sus herramientas utilizadas en las
versiones del francés al castellano, lo que es evidente es que no se atrevió a traducir del inglés,
alemán o sueco, y buscó los textos intermedios en francés, no es este el caso de la Chillé
Expérimentale de Baumé objeto de nuestra presente aportación. En las versiones francesas al
castellano Suárez Núñez se muestra seguro, aunque introduce y respeta algunos términos foráneos
cuya puesta en castellano queda en entredicho, no faltan tampoco las anotaciones a pie de página,
incluso los errores en la ordenación de los materiales, que en trabajos posteriores se apresura a dar
buena cuenta de ello. Nos ha dejado una referencia manuscrita de la polémica, suscitada en el seno
de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, de la que fue miembro Suárez Núñez, capítulo
7
que estamos estudiando . Nos confiesa con sinceridad Suárez Núñez:
(…) que entiendo muy poco de Agricultura, y que aún esso poco está puramente
contrahido en morera (…). El Diccionario de Séjournant impreso en París en 1759, traduce
mielga en la palabra luzerne y Sobrino expone que es un género de trébol. Séjournant vivió
entre nosotros más de 40 años y siempre con la idea de formar un Diccionario Francés Español
(…) Con este conocimiento consulto a su Diccionario más bien que a otro seguro (sin embargo
6
7
Aunque no se refiere a algunas fuentes, se ocupa de su contenido muy superficialmente el artículo de PINILLA MARTÍNEZ
[2011]. Las referencias de Juan Sempere y Guarinos pueden verse en su Ensayo de una biblioteca de los mejores escritores
del reynado de Carlos III. Tomo VI, 231, Madrid, 1789.
Archivo Territorio Histórico de Álava, Fondo de la RSBAP, Comisión Primera, Caja nº 12.3, en la que responde a las dudas
sobre la traducción de la voz francesa “Lucerne” (“Lucerne. Satisfacción al reparo sobre la traducción de esta voz a sus
equivalentes castellanos de Mielga o Zulla”), fechado en Barcelona el documento el 20 de enero de 1770, es el inicio de una
correspondencia, sólo en parte conservada con José María de Munive, Conde de Peñaflorida. Hemos preparado la
correspondencia entre M. J. Suárez Núñez que aunque incompleta por haberse extraviado algunas cartas es muy ilustrativa
del influjo de la Bascongada en la Sociedad matritense de Amigos del País. La actividad traductora de Suárez Núñez bien
pudo estar orientada por la labor iniciada en la Bascongada.
La Chymie Experiméntale (1873) de Antoine Baumé (1728-1804)
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de que no es tan precisamente completo como su Autor publica y en esta virtud traduje mielga.
Añadí después [el término] zulla porque en las Andalucías, en donde la mielga es lozaníssima,
y de un tamaño extraordinario, no se conoce por otro nombre comúnmente que el de zulla.
Es difícil precisar el género literario de las Memorias, desde un punto de vista histórico pueden
encuadrarse en el naciente periodismo del siglo XVIII, pero su atenta lectura y el análisis del
contenido sitúan acercando la obra en la línea del enciclopedismo del siglo XVIII. Suárez Núñez no
desvela sus intenciones ni el plan previo del proyecto, pero las materias que trata los títulos de los
temas reunidos permiten considerar las Memorias, sus doce volúmenes, con un conjunto de
materiales de ciencia, artes, oficios y teorías económicas y políticas, que careciendo de un orden
preconcebido arrojan traducciones de autores de primera importancia en la Ilustración europea.
La obra mereció este juicio puntual del erudito ilustrado Juan Sempere y Guarinos: Las
“Memorias” reúnen ciento dieciséis monografías sobre numerosos temas, que van desde la sanidad,
hasta la libertad de comercio y distribución de la riqueza, pasando por la química, agronomía, los
oficios, profesiones y técnicas, minería y geodesia, formación del Globo terráqueo, la electricidad y
los rayos, la minería, el carbón, los metales y la docimasia. En suma, Suárez Núñez reunía en su
proyecto y a su manera importantes capítulos tanto de las ciencias y técnicas como de la vida social y
comunitaria. Aunque las Memorias comprenden doce volúmenes, quizá estuvo su proyecto en un
plan de aportar nuevos volúmenes, dado que al final del último, el volumen doce, anticipa que la obra
traducida sólo es la primera parte a la que seguirá la segunda. Quizá su muerte en este año impidió
continuar con su proyecto.
La colección enciclopédica de las Memorias, al valorarla en su conjunto suma un cuerpo
doctrinal realmente ambicioso, más allá de las pretensiones de su autor. Podemos afirmar que se dan
cita grandes autores del siglo XVIII, como los enciclopedistas franceses Turgot y Condillac, y
científicos de primera magnitud como Duhamel de Monceau, y Baumé. En otros casos encontramos
monografías excepcionales sobre profesiones y oficios, incluso son abundantes los trabajos
dedicados a la agronomía con temas novedosos. El primer tomo se imprimió en 1784 y el último en
1791, es decir más de un volumen al año, lo cual sugiere una tarea ingente de selección, lectura y
traducción de numerosas memorias impresas fuera de España que Suárez Núñez dispuso a su
alcance.
En algunos casos bajo el nombre de Memorias lo que realmente subyace es la traducción de
un tratado de química, como la obra química de Baumé, que hábilmente Suárez Núñez fragmenta en
diversas memorias que corresponden cada una a una parte de la obra. En este sentido las Memorias
no son algo separado del resto de sus traducciones y de su obra, antes al contrario forman un todo
unitario e inseparable de la misma. Las traducciones, sin excepción como toda las restantes, las hizo
Suárez Núñez a partir de textos franceses, incluso cuando traduce a un autor inglés utilizó una
versión intermedia francesa. No faltan en las memorias las notas a pie de página, que nuestro autor
distingue claramente cuando son anotaciones y aclaraciones suyas en letras versalitas, pero cuando
son del texto original extranjero emplea la letra cursiva, y en algunos casos directamente nos indica la
autoría de las notas. En muchos casos indica el autor del texto extranjero a pie de página, en otras
figura en el encabezamiento del texto, sin embargo hay traducciones que precisan una lectura atenta
de todo el texto para concluir en el posible autor francés.
La rapidez con que Suárez debió preparar los originales y realizar la traducción se evidencia en
la lectura de las Memorias; son frecuentes las rectificaciones posteriores, en la que da cuenta de
memorias anteriores, o los suplementos que incluye de los temas ya tratados en volúmenes
precedentes. Estas valoraciones no amenguan el indudable mérito del auténtico esfuerzo con que
nuestro autor llevó a cabo su propósito. A su favor juega una sana actitud objetiva y crítica, como
ocurre con otras de sus traducciones; a veces corrige al autor extranjero, otros apostilla sus
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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afirmaciones y en algunos casos lo completa. Excepcionales aportaciones las indicadas de Condillac,
Turgot, Von Justi y otros, pero también algunos temas de los cuales estaba huérfana la Ilustración
española como la memoria dedicada a los diamantes, su talla y las piedras preciosas.
La química experimental y sus aplicaciones prácticas encontraron en las memorias y en el
resto de las otras versiones de Suárez Núñez un interés preferente. En este sentido la temática
química abarca los motivos que ocupaban la atención de los químicos del siglo XVIII como la potasa,
el aceite de agua, sal amoniaco, y numerosas lecciones de química “experimental”, doce en total que
conforman más de un volumen, en las cuales se abordan numerosos capítulos de química aplicada a
las manufacturas como la fabricación de arcillas y su uso industrial, álcalis, sales cristalinas, níquel, y
los que llama metales impropios que corresponden, en buena medida, a los actuales metaloides
El interés de la obra es claro, dado que se dirige de presencia a la química aplicada en la que
las artes y oficios tenían su fundamento teórico y experimental. La definición de Química la propala en
la lección primera (Memoria LIV; p. 75, Tomo V) cuando nos dice: “La Química es una Ciencia
fundada en la experiencia, y que se vale de la análisis o descomposición de todos los cuerpos de la
Naturaleza, y con la combinación de ellos, o de sus principios para formar nuevos compuestos”. Se
plantea la utilidad de las Ciencias para las Artes, y algunas como son “la Vidriería, y la Fundición de
minas, y minerales”. Continuamente, prosigue, está la Química ilustrando aquellas Artes que en parte
dependen de ella y además de perfeccionarlas, inventa otras de nuevo. La extensión de la Química
experimental obligó a Suárez Núñez a dividir la obra en castellano, repartida a lo largo de tres
volúmenes de las Memorias Instructivas y curiosas, los tomos quinto, séptimo y noveno, que en total
reúnen dieciséis de estas Memorias, en el siguiente orden: el Tomo V (pp.3-422) comprende cinco, el
Tomo VII (pp.3-474) otras cinco, y el Tomo IX (pp.3-452), seis. La amplitud de la obra, evidente a
todas luces, nos presenta uno de los textos más completos que debieron circular en la España de
Carlos III. A pesar del título de las Memorias, que refieren en su portada “sacadas de las mejores
obras que hasta aquí se han publicado en las Reales Sociedades y Academias de Francia, Inglaterra,
Italia, Alemania, Prusia y Suecia &”, realmente la Química experimental traducida fue editada en
Francia, concretamente en París por François Didot. La fuente más frecuente en las versiones de
Suárez Núñez fueron las Memoires de las Academias francesas, y en mucha menor medida las
restantes. En líneas generales Suárez Núñez recurrió a las versiones intermedias francesas, en vez
de manejar los originales alemanes, ingleses o redactados en latín..
Nuestro traductor divide la versión castellana en lecciones con amplio contenido, en el que se
abordan las cuestiones más importantes de la disciplina en la segunda mitad de la centuria ilustrada.
En la lección primera tras una amplia introducción, señala el objeto de la química, el análisis, la
combinación química de los cuerpos, y las afinidades químicas, prosiguiendo con los elementos
químicos, como el fuego, el agua y experiencias y propiedades y las combinaciones de ambos. En la
siguiente lección, la segunda, estudia la tierra, las piedras y la vitrificación, las materias combustibles,
el flogisto, sus propiedades, las tierras calcáreas, la cal y sus derivados. Este tema, la cal, sigue
siendo objeto de estudio en la lección tercera de la traducción de Suárez Núñez, el “álcali” que llama
fijo, propiedades del ácido vitriólico, y el azufre con sus variedades. De este metaloide, el azufre, se
ocupa también en la lección cuarta, y sus combinaciones, temas a los que siguen las tierras de
espejuelo, como llama a las piedras de yeso, de las que hace un amplísimo balance. Concluye esta
lección cuarta con el ácido nitroso, del que se exponen numerosas observaciones. En la última y
quinta lección de Química experimental, según la ordenación de Suárez Núñez, finaliza la exposición
sobre el acido nitroso y el azufre, y aborda además otros compuestos químicosA lo largo del volumen
séptimo se reúnen cinco memorias dedicadas exclusivamente a la Química experimental de Baumé,
la memoria cincuenta y ocho trata de las “arcillas”, sus propiedades y combinaciones con diferentes
reactivos. Siguen los capítulos dedicados al “álcali fixo”, sus diferentes combinaciones con los
compuestos del azufre, el nitro y propiedades combinatorias. Entre las sustancias compuestas se
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aborda la pólvora en la memoria cincuenta y nueve, tema al que añade el nitro y la pólvora
fulminante. Los álcalis minerales y la sal marina están entre otras cuestiones que se recogen en este
capítulo.
El álcali animal, el amoníaco actual, es tema ampliamente recogido en la memoria sesenta,
donde figura la traducción correspondiente a otros temas como el álcali volátil, la “sal amoníaca”, la
fábrica de sal establecida en Francia, y el bórax, que figura en el texto como “borrax”, y sus múltiples
combinaciones. A lo largo de la memoria sesenta y una se exponen los temas de la cristalización de
las sales y el estudio de numerosos metaloides, los que llama metales imperfectos como el arsénico,
el “régulo cobalto” y sus diferentes formas de presentación en la naturaleza. La memoria sesenta y
dos tiene como objeto de estudio el níquel, que sigue escribiendo con la notación alemana “nickel”, y
otros “semi-metales” como por ejemplo el antimonio, el zinc y el bismuto.
El volumen noveno de las Memorias se dedica a los metales, comprende seis memorias, la
primera de las cuales, con el número ochenta, se dedica al mercurio o azogue y las diferentes
combinaciones con los compuestos químicos, el sublimado corrosivo. La siguiente memoria, la
ochenta y uno, se dedica al estaño, el plomo, el hierro y el cobre. Define estos metales, sus
variedades y combinaciones, del hierro añade el acero. La memoria ochenta y dos está íntegramente
dedicada al azul de Prusia, que define como “hierro precipitado, y dado color azul por una materia
flogística”; llamado también azul de Berlín, fue descubierto en 1700.
Los metales nobles como la plata, el oro y la platina, ocupan respectivamente las memorias
ochenta y tres a la ochenta y cinco. En primer lugar la plata, llamada también Luna, es, refiere, un
metal perfecto, de color blanco brillante y resplandeciente, dúctil. Estudia las reacciones químicas de
la plata con los ácidos y álcalis, dedicando interés a las amalgamas de plata y mercurio, concluyendo
con el ensayo de plata en la copela por medio del plomo para conocer su ley. El oro, llamado también
Sol, o Rey de los metales, es un metal perfecto, medianamente duro, de color amarillo,
resplandeciente, siendo el más pesado de los metales.
La platina es objeto de la memoria ochenta y cinco, llamado también oro blanco, que fue
descubierto muy tarde, sepultado en las minas de América, en el Perú, dado a conocer por Antonio
de Ulloa, refiere el texto de la memoria, y Carlos Wood. Mención particularizada merece el
vocabulario químico de voces con sus correspondientes explicaciones, en breves notas, de
numerosos términos que proceden de la obra francesa, y que sirvieron al lector del siglo XVIII para la
mejor comprensión del texto, vocabulario que viene a sumarse a los esfuerzos terminológicos por
adecuar el idioma a los progresos de la Ciencia 8. El Vocabulario reúne unas treinta y cuatro entradas,
a lo largo de las cuales se evidencian las características de esta parte de la obra. Los términos
traducidos siguen la grafía original de la obra francesa, sin adaptarlo a la ortografía castellana, como
“alkaest, alkalescente, alcohol, apyras, atanor”, voces que se acompañan de galicismos como
“bocartes, candefacción, cohobación”, y cultismos como “coagulum o caput mortuum”; en otros casos
encontramos términos como “liga” en lugar del término castellano aleación, aunque algunos se han
enraizado en la lengua como incandescencia, hoy adaptado al idioma como otra voz usual en la
actualidad, tal es el caso de volátil. El breve apunte lexicográfico está muy alejado de los grandes
8
A pesar de su brevedad, el vocabulario está recogido en las Memorias, en el volumen XI, figura en la “Memoria” CXI, que
corresponde a la lección 26 de Química, comprende las páginas 464-477. Las voces son las siguientes: alkaest,
alkalescente, alkalinizar, alcohol, amalgama, apartado, apyras, athanos, baños, de los que incluye varias referencias, base,
bocartes, condefacción, caput mortuum , circulación, coagulum, cohobación, condensación, decantación, digestión, dureza,
edulcorar, endulzar, efervescencia, fuliginosidad, granear, incandescencia, liga de la señala varias modalidades, lodo
hermético, maceración, menstruo al que dedica un amplio comentario, quartación voz que anota a pie de página Suárez
Núñez señalando la equivalencia española vigente en el siglo XVIII de “ligar a quarto” y “ligar a tercio”, o también “ligar a
quinto”, rectificación, refractarios, residuo equivalente a caput mortuum o tierras reprobadas, registros, en ocasiones
perviven términos alquímicos como “sangre de salamandra” en vez de ácido nitroso, “stratificar”, y volátil. Muy amplia es la
referencia a la voz “dureza” a la que se dedican varias páginas.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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diccionarios de Química franceses del siglo XVIII, uno de los cuales, el de Chaptal, alcanzó
merecidamente numerosas ediciones y reediciones sucesivas.
4. RESUMEN Y CONCLUSIONES
Entre los grandes tratados traducidos por Suárez Núñez figura la obra del farmacéutico y
demostrador de Química en la Academia Real de Ciencia de París Antoine Baumé, cuya obra en tres
volúmenes Chymie experiméntale et raisonné (Paris, 1773) fue vertida por nuestro traductor antes
citado, a partir de 1780, es decir unos años después de la impresión francesa. La labor de Suárez
Núñez fue respetuosa con el original francés; sin embargo, introdujo algunas modificaciones
alterando el orden de algunos capítulos, sobre todo la introducción y la descripción de hornillos,
vasijas, y utensilios que conviene tener en un laboratorio, figura en castellano al final, mientras que el
original francés son previos al cuerpo la obra. El texto castellano, sencillo, claro y directo reproduce la
fuente original que Baumé escribió con enorme precisión y claridad. Se trata de un excelente texto de
Químico con una clarísima intención práctica y experimental. Suárez Núñez, como suele ocurrir en
otras versione suyas, anota, corrige o apostilla, a pie de página, en numerosas ocasiones su
traducción dirigida al lector castellano, para hacerla más comprensible en los párrafos, léxico o
asuntos muy concretos.
5. BIBLIOGRAFÍA
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BERNARDO MARÍA DE CALZADA Y LA TRADUCCIÓN DE LA LÓGICA DE
CONDILLAC EN ESPAÑA
(1)
José Miguel Cobos Bueno , José Ramón Vallejo Villalobos
(2)
(1) Jubilado, Facultad de Medicina, Universidad de Extremadura, Badajoz, España, cobosbueno42@gmail.com
(2) Facultad de Medicina, Universidad de Extremadura, Badajoz, España, joseramonvallejo@unex.es
Resumen
La España de comienzos del siglo XVIII se encontraba aislada y miraba con recelo o
indiferencia las nuevas concepciones científicas europeas. Descartes había hecho variar la visión que
se tenía de la Naturaleza, abriendo caminos hacía una ciencia moderna basada en nuevos principios
fundamentados en la observación y en la experiencia. En este contexto histórico una pléyade de
traductores españoles reclaman esos caminos, pese a la oposición frontal de una mayoría. El
extremeño Bernardo María de Calzada y Barrios (1751-1825) es uno de ellos, que será nombrado
Socio Literario de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en 1785 por la excelencia de su
trabajo. Traduce a Madame de Genlis, Louis Racine, de La Fontaine, Diderot, Rosette (caballero de
Brucourt) y a Condillac.
En el presente trabajo queremos poner de manifiesto la envergadura de la traducción realizada
por Calzada de la obra Logique ou les premiers développements de l'art de penser, publicada en
1780 por Étienne Bonnot, abate de Condillac. Dicho tratado constituyó una fuente de inspiración para
Lavoisier dejando su poso en la formalización de la Química moderna, de ahí su relevancia para la
Historia de la Ciencia. En el Traité élémentaire de chimie, publicada en 1789, Lavoisier admite la
importancia capital de Condillac, ya que sin los principios filosóficos que relacionan hechos, ideas,
palabras y conceptos, su obra se habría quedado solamente en una modernización del lenguaje
químico; utilizará ejemplos del filósofo francés y transcribirá párrafos de su obra para justificar
diversas argumentaciones técnicas. Los científicos españoles tuvieron disponible otra traducción de
esta obra a cargo de Valentín de Foronda, que gozó de una mayor popularidad. Se recoge la
información disponible en torno a estas dos traducciones, constatándose las razones ideológicas e
inquisitoriales que impidieron la difusión de la traducción de Calzada pese a su acierto y rigurosidad.
Palabras Clave: Científicos extremeños, Traductores, Ilustración, Siglo de las Luces.
BERNARDO MARÍA DE CALZADA AND THE TRANSLATION OF
CONDILLAC’S LOGIC IN SPAIN
Abstract
Spain in the early 18th century was isolated, and new concepts in European science were
regarded with suspicion or indifference. Descartes had changed the way people viewed Nature,
opening the way towards modern science based on new fundamental principles of observation and
experiment. A great number of Spanish translators were in agreement against this historic
background, despite the total opposition of the majority. One of these was the Extremaduran Bernardo
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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María de Calzada y Barrios (1751-1825), and he was to be nominated as a member of the Royal
Basque Society of Friends of the Country for the excellence of his work in 1785. He translated
Madame de Genlis, Louis Racine, La Fontaine, Diderot, Rosette (Chevalier de Brucourt) and
Condillac.
In this paper we wish to illustrate the importance of the translation by Calzada of the work
Logique ou les premiers développements de l'art de penser, published in 1784 by Étienne Bonnot,
Abbé de Condillac. This treatise was a source of inspiration for Lavoisier when working on his
formulation of Modern Chemistry, hence his relevance to the History of Science. In Traité élémentaire
de chimie, published in 1784, Lavoisier acknowledged the supreme importance of Condillac, since
without the principles of philosophy that connect deeds, ideas, words and concepts, his work would
have remained simply as a modernisation of the language of chemistry; he used examples from
French philosophy and transcribed paragraphs of his work to justify various technical arguments.
Spanish scientists had access to this work through another translation by Valentín de Foronda, who
enjoyed greater popularity. We have drawn together the information available about these translations,
and shown the ideological and inquisitorial reasons that hindered the diffusion of the translation by
Calzada, despite its competence and accuracy.
Keywords: Extremaduran scientists, Translators, Enlightenment, Age of Enlightenment.
1. BERNARDO MARÍA DE CALZADA Y BARRIOS: SEMBLANZA Y CONTEXTO HISTÓRICO
Bernardo María de Calzada y Barrios nació en Almendralejo (Badajoz) y según la partida de
bautismo, que figura en su expediente conservado en el Archivo General Militar de Segovia, fue
bautizado el 28 de abril de 1751, por el Capellán del Regimiento de Caballería de Extremadura. En su
hoja de servicios quedó registrado este hecho: “Bautizé y puse los santos oleos a Bernardo, José
María, Antonio, León; que nació en este presente día, Hijo legitimo de Bernardo de Calzada,
Ayudante mayor de dicho regimiento, natural de la Ciudad de Barcelona… de Dª. Josefa Barrios, su
mujer, natura de Lorca…”. Gracias al archivo referenciado, sabemos que con 11 años, en 1762,
ingresa como cadete en el Regimiento de Caballería de Alcántara. En 1771 consigue el empleo de
alférez en el mismo Regimiento y en 1782 el de Teniente. Será capitán (1787) en el Regimiento de la
Reyna. Graduado de Teniente Coronel en 1789 y finalmente Capitán en el Regimiento de Dragones
de Granada en 1809. En total figura, hasta diciembre de 1810, 38 años de servicio. También se
indican su estado civil de casado y diferentes aspectos de su personalidad como su sagacidad,
aplicación y buena conducta, aunque se expresa un desconocimiento de su valor:
Sirvió además dos años y medio en los Ingenieros de Marina. Fue elegido para Maestro
de los cadetes que quedaban en el colegio que se formó para la Caballería. De allí pasó a
servir el encargo de Secretario de la Inspección General de esta Arma, a las órdenes del
Capitán General D. Antonio Ricardos. El mismo encargo desempeñó a las órdenes del General
Príncipe de Castelfranco, que obtuvo después otra Inspección. Seguidamente fue nombrado
Secretario de la Dirección del Real cuerpo de Guardias Walonas, y cuando este cuerpo se
puso al mando del mencionado Príncipe. A causa de sus males consiguió agregarse al estado
Mayor de la Plaza de Madrid; pero no obstante sirvió 14 meses en la anterior Guerra contra la
Francia, mandando un cuerpo de mil Paysanos con los que hizo todo genero de servicios de
riesgo y de confianza, mas a satisfacción del General del Ejército de Castilla la Vieja.
Restablecidos de sus achaques salió nuevamente al servicio activo de Capitán de su antiguo
Regimiento de la Reyna. Volvió a enfermar y también a continuar su agregación a la Plaza de
Bernardo María de Calzada y la traducción de la Lógica de Condillac en España
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Madrid, de la que fue nombrado Sargento Mayor, cuyo empleo ejerció hasta que fue Madrid
invadido por los franceses; y entonces sacrificó al Rey y la Patria cuantos intereses poseía y
hasta sus mismos hijos, lo abandonó todo, por seguir el Partido de la Razón. Pasó a Sevilla,
pidió a la Suprema Junta que lo emplease, diole esta a escoger Ejército en que servir y eligió el
del Centro, cuyas vicisitudes ha seguido puntualmente hasta ahora desde 1º. de Enero de
1809, desempeñando también la Comisión de Vocal en el Consejo de Guerra permanente que
se instaló, en cuyo ímprobo trabajo acreditó que deseaba ser útil; así como siempre lo ha
hecho en las importantes comisiones de toda especie que en varias épocas ha puesto el
Gobierno a su cuidado. Viéndose sin destino fijo suplicó a S.M. que se lo concediese, y tuvo la
bondad de reemplazarlo en la misma clase en el Regimiento que actualmente sirve, para que
continuase su mérito y le proporcionase los respectivos ascensos.
Al margen de su carrera militar, Calzada formará parte de una pléyade de traductores, cuya
labor se ha considerado fundamental, y que intentaron introducir aires nuevos que llegaban a través
de los Pirineos. En España el campo de las Ciencias, a la llegada del siglo XVIII, ofrecía un aspecto
tan desolador como en los demás campos del saber. Descartes había hecho variar la visión que se
tenía de la Naturaleza, abriendo nuevos caminos, como nos lo expone en su Discours de la méthode
[DESCARTES, 1637, p. 61]. En España, sumida en el aislamiento, se miraban con recelo o indiferencia
estas nuevas ideas científicas. Ahora bien, estos intelectuales, a pesar de la oposición de una
mayoría, se embarcarán en la utopía de poner en contacto a la Europa del momento con España, así
escribe Sarrailh:
De este modo un grupito de españoles ilustrados afirma la necesidad de la Ciencia
moderna. Como sus maestros extranjeros -Boerhaave, Musschenbroek, ’S Grevesande,
Newton o el abate Nollet-, quieren fundarla sobre principios nuevos, sobre la observación y la
experiencia, y liberarla de su sujeción a la autoridad. Esta liberación, prudente la mayoría de
las veces, es sin duda un proceso lento; pero poco a poco, la porción selecta del país se
interesará por las ciencias de la naturaleza, incluso las matemáticas. El nuevo espíritu crítico
penetrará la historia y la hará más digna de crédito al despojarla de sus leyendas piadosas o
profanas. Los modernos, al oponerse a los discípulos de Aristóteles, que los superan
infinitamente en número, pueden ya decir: «estamos criados con dos leches tan diferentes
como la del peripatetismo y la del neoterismo» [SARRAILH, 1957, pp. 441-442].
Esta última frase, debida al conde de Peñaflorida, pone de manifiesto que el camino hacia los
progresos científicos se abriría con muchas dificultades. El pensamiento, esto es, la filosofía, con su
lógico correlato especulativo en la política y la religión, lo tenía mucho más complicado. La indagación
en el terreno metafísico u ontológico incomodaba a los partidarios de las interpretaciones
escolásticas, las únicas reconocidas con rango académico. También será el conde quien aluda a la
tremenda dificultad que supone el escaso conocimiento que de las lenguas extranjeras existía en
España, a la hora de tener acceso a las aportaciones de otros autores [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999]. No
obstante, en materia de libros ni la Inquisición ni el Consejo se mostraron especialmente
intransigentes hasta la última década del Setecientos. Está demostrado que, Hobbes, Locke, Leibniz,
y Gassendi, por ejemplo, y casi siempre a partir de traducciones francesas, eran conocidos en
España ya rebasada la década de los cincuenta. Lo mismo cabe decir de Malebranche, Voltaire,
D’Alembert, Buffon, Fontenelle, Nollet, Condillac, etc. [RIERA Y RIERA, 2003]. Si bien hay que señalar
que no siempre mediante las traducciones de sus obras, sino a través de comentarios de pensadores
españoles que discutieron a estos filósofos extranjeros. Así, la mayor parte de las veces fueron
rechazados como consecuencia de su alejamiento de los axiomas escolásticos; sin embargo, otras
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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veces se aceptaron sus postulados, cuidando ingenuamente de conciliar tirios con troyanos. En
cualquier caso, la semilla estaba ya sembrada [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999].
En este contexto histórico, el extremeño Bernardo María de Calzada y Barrios traduce a
Madame de Genlis, Louis Racine, de La Fontaine, Diderot, Charles Francois Olivier Rosette
(caballero de Brucourt), y Condillac [RIERA Y RIERA, 2003; OZAETA GÁLVEZ, 2003-2004, p. 354;
SEMPERA Y GUARINOS, 1789, Tomo sexto, pp. 231–232; LAFARGA Y PEGENAUTE, 2004, pp. 209–319].
Por su “labor literaria”, en 1785, será nombrado Socio Literario de la Real Sociedad Bascongada de
Amigos del País. En el presente trabajo queremos poner de manifiesto la rigurosidad y acierto de su
traducción de la obra Logique ou les premiers développements de l'art de penser (1780) de Étienne
Bonnot de Condillac, fuente de inspiración para la ciencia del Siglo de las Luces.
2. LA INFLUENCIA DE CONDILLAC EN LA CIENCIA: LA QUÍMICA DE LAVOISIER
Aunque no existe un estudio detallado sobre la influencia que Condillac pudo ejercer en los
autores españoles, si se puede observar esta influencia en Jovellanos, en Marchena, Capmany,
incluso en Meléndez Valdés, por citar autores suficientemente conocidos. Sus ideas se extendieron
en el campo científico y en la docencia al proporcionar, junto con su maestro Locke, nuevas opiniones
sobre el origen del lenguaje desde su posición como artífice del sensualismo. Condillac se aleja
completamente de planteamientos bíblicos, reformulando y ampliando las teorías nominalistas del
medioevo y matizando que la atención, la memoria, la reflexión, la comparación o el juicio son
sensaciones [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999, pp. 179-180]. Estos planteamientos tendrán tanta fuerza que su
obra Tratado de las sensaciones (1754) es considerada como la más importante de entre las escritas
por este filósofo francés, nacido en Grenoble. Sin embargo desde una perspectiva científica hay que
resaltar la importancia de su obra Logique ou les premiers développements de l'art de penser,
publicada en 1780, y no suficientemente valorada. No cabe duda que la influencia de esta obra se
pondrá de manifiesto en todas las ciencias; sin embargo, fue especialmente significativa para la
Química, ciencia que se formalizará en el siglo XVIII, y que necesitaba un lenguaje que la escolástica
no había sido capaz de conformar. Así Antoine Laurent Lavoisier en su obra Traité élémentaire de
chimie, publicada en 1789, comienza justificando la necesidad de reformar y perfeccionar la
nomenclatura química [LAVOISIER, 1789, p. v] y continua ponderando la Lógica de Condillac usando
algunos de sus epígrafes. Aunque Lavoisier pone de manifiesto la influencia que ejercieron los
principios expuestos por Condillac en varias de sus obras, destaca especialmente el papel que jugó la
Lógica. Sin los principios filosóficos que relacionan hechos, ideas, palabras y conceptos, su obra se
habría quedado solamente en una modernización del lenguaje químico y no hubiera dado lugar a que
la obra sea considerada el pilar fundamental de la Química Moderna [LAVOISIER, 1789, pp. v–vii].
Además acude a ejemplos expuestos por Condillac [LAVOISIER, 1789, pp. xx–xxi] para exponer la
nomenclatura de la «réunion de plusieurs substances simples» e incluso justifica la transcripción de
una serie de párrafos correspondientes al capítulo I de la parte II de la obra de Condillac [LAVOISIER,
1789, pp. xxx–xxxj]. Así, se puede observar como Etienne de Condillac escribe en su Traité des
systèmes: “Les philosophes doivent leur réputation à l’importance des sujets dont ils s’occupent plutôt
qu’à la manière dont ils les traitent” [CONDILLAC, 1749, p. 44], y Lavoisier señala:
M. l’Abbé de Condillac ajoute à la fin du chapitre V: «Mais enfin les sciences ont fait des
progrès, parce que les Philosophes ont mieux observé, & qu’ils ont mis dans leur langage la
précision & l’exactitude qu’ils avoient mises dans leurs observations; ils ont corrigé la langue, &
l’on a mieux raisonné» [LAVOISIER, 1789, p. xxxii].
Bernardo María de Calzada y la traducción de la Lógica de Condillac en España
829
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3. LA TRADUCCIÓN DE LA LÓGICA DE CONDILLAC: CALZADA VERSUS FORONDA
La obra Logique ou les premiers développements de l'art de penser fue traducida por Calzada
en 1784 con el título La lógica o los primeros elementos del arte de pensar, y conocerá una segunda
edición en 1817. Entre estos años existe otra traducción por Valentín de Foronda en 1794. Aunque
hubo dos traductores, sólo uno ha sido resaltado: Valentín de Foronda. El otro, Bernardo María de
Calzada, “por desgracia, sólo se ha hecho acreedor de la honra de ser citado como autor de una de
las traslaciones y el ser erróneamente señalada su Lógica, como desencadenante de su persecución
inquisitorial” [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999, p. 180].
Es opinión extendida y conocida que Foronda quiso poner su traducción en forma de diálogo
para facilitar su comprensión, simplificándola. Una comparación de las traducciones de Calzada y
Foronda muestra que la del primero es mucho más fiel al original que la de Foronda, pero este gana
en amenidad y agilidad. Es indudable, por otra parte que, aunque Foronda no le menciona, consultó
la edición de Calzada. Sánchez García escribe:
La originalidad de la traducción de Foronda no sólo se hace patente en sus abundantes
notas a pie de página, en sus ejemplos clarificadores y en la disposición de la Lógica de
Condillac en diálogo, sino que llega, en algunos casos a cambiar el sentido original; esto es
notorio cuando Foronda se empeña en introducir referencias a Dios sin que Condillac o
Calzada lo hagan [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999, p. 184].
Dice Menéndez Pelayo en Los Heterodoxos Españoles:
Dos traducciones se hicieron de la Lógica de Condillac; libro pobrísimo, pero muy
famoso. Fue autor de la primera D. Bernardo María de Calzada, capitán de un regimiento de
caballería, el cual la dedicó al general Ricardos, procesado por el Santo Oficio como
sospechoso de adhesión a los errores franceses [MENÉNDEZ PELAYO, 1978, libro VI, capítulo III,
IV].
Respecto a la segunda traducción, dice:
La segunda traducción de la Lógica, que más bien debe llamarse arreglo, es de D.
Valentín Foronda, miembro influyente de la Sociedad Económica Vascongada y cónsul en los
Estados Unidos, autor de unas Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la economía política
y sobre las leyes criminales y traductor del Belisario de Marmontel, novela o poema en prosa
soporífero, hoy olvidado, pero que en su tiempo llamó, estrepitosamente la atención por haber
censurado la Sorbona uno de sus capítulos, en que se defiende a las claras la tolerancia o más
bien la indiferencia religiosa [MENÉNDEZ PELAYO,1978, libro VI, capítulo III, IV].
Ahora bien:
Foronda no se limitó, como Calzada, a traducir literalmente, aunque con supresiones, la
Lógica de Condillac, sino que la puso en diálogo para acomodarla a la capacidad de su hijo, y
la adicionó con varias reflexiones tomadas de la Aritmética moral, de Buffon, y con un tratado
de la argumentación y del desenredo de sofismas, copiado de la Enciclopedia metódica. El
estilo de Foronda es agradable y sencillo, casi igual en limpieza y claridad al del autor que
traduce [MENÉNDEZ PELAYO, 1978, libro VI, capítulo III, IV].
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Sánchez García después de realizar un “minucioso cotejo entre las traducciones de los
setecentistas, el original de Condillac y las traducciones españolas contemporáneas de que
disponemos en la actualidad”, llega a la conclusión:
Un adelanto, en apretada síntesis, de mis conclusiones es, en verdad, sorprendente. La
traducción de Foronda es, desde el punto de vista de la mayor claridad, amenidad y precisión,
infinitamente inferior a la del militar [Calzada]. Foronda mutiló de manera absolutamente
inmisericorde el original francés. Si se establece la comparación bajo un punto de vista
estrictamente filológico, es evidente que la traducción de Foronda es bastante farragosa;
gramatical y sintácticamente poco correcta. Fijándonos, por otra parte, en el aspecto
ideológico, introduce de su cosecha pocas cosas, pero claramente orientadas a variar el
espíritu naturalista o materialista absolutamente novedoso de la obra. Y, por último, lo más
grave: Foronda copió descaradamente la traducción de Bernardo María de Calzada. Creo que
estoy en condiciones de afirmar que jamás tuvo delante el original francés [SÁNCHEZ GARCÍA,
1999, p. 185].
Ahora bien:
Por lo que respecta a la aparente contradicción entre una buena traducción
“descaradamente copiada” que ofrece como resultado una copia “infinitamente inferior” resulta
fácil una aclaración inmediata. Foronda copia literalmente a Calzada en todo aquello que intuye
o sabe que puede ser conceptualmente importante. En el resto, digamos en la parte que
correspondería a la explayación de esos conceptos, se limita a alterar el orden de las palabras
o a cambiar, a veces, éstas por sinónimos que en muchas ocasiones oscurecen lo que era
meridianamente claro, omite sujetos e incluso verbos [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999, p. 186].
El plan de Foronda al pretender poner la Lógica en forma de diálogo, respondía, según sus
propias palabras a los siguientes objetivos, aparte del primordial, que sería su mejor y más fácil
comprensión:
[...] este método tiene la ventaja de ver que se allanan las dificultades al paso que se
presentan; que se disipan las nubes que ofuscan los objetos á medida que aparecen; que la
fatiga se endulza con la continuada interrupcion de preguntas; que la atención puede
mantenerse tirante por un corto momento; que el tiempo en que tinto habla sirva para que tome
aliento el otro; que las digresiones breves que se introducen suavizan la molestia de las
lecciones, y que el deseo de ver la salida que se da á las preguntas; objecciones, que uno
hace, reconcentra de tal modo la atención del otro, que no permite ninguna distracción
[FORONDA, 1794, Prólogo, s.p.].
Dice Sánchez García:
Resulta sorprendente la mutilación a que D. Valentín somete la obra. Sobrepasa
cualquier expectativa las páginas que se dedican en la obra original a introducirnos en la
ideología del autor, de las que ha suprimido las dos terceras partes y que además tergiversa en
su espíritu, pues allí donde las facultades del alma son los sentidos y de estos dependen
nuestros conocimientos, Foronda introduce la presencia de Dios [SÁNCHEZ GARCÍA, 1999, p.
187].
Bernardo María de Calzada y la traducción de la Lógica de Condillac en España
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Hemos elegido un párrafo en que se pone de manifiesto, como en otros muchos, que
pretendiendo dar sencillez, amenizándolo, se termina por no comprender el sentido de lo trasladado.
Así Calzada traduce:
Estos hábitos son movimientos reglados, que se hacen en nosotros, sin que parezca que
nosotros mismos los dirigimos; porque á fuerza de repetirlos, los hacemos sin necesidad de
pensar en ellos. Estos hábitos son los que se llaman movimientos naturales, acciones
mecánicas, instinto, y se supone, falsamente, haber nacido con nosotros. Se evitará esta
preocupación si se juzga de estos hábitos por otros que se nos hicieron igualmente naturales,
aunque no nos acordemos de haberlos adquirido [CALZADA, 1784, pp. 83-84].
En la versión de Foronda, leemos:
P. [...] Estos hábitos son unos movimientos reglados, que hacen en nosotros, sin que
parezca que los dirigimos nosotros mismos; porque a fuerza de haberlos repetido los
executamos sin necesidad de pensar en ellos; y á estos hábitos se llaman movimientos
naturales, acciones mecánicas, instinto; suponiéndose falsamente que han nacido con
nosotros, en cuya preocupación no se incurriría si se juzgase de estos hábitos por otros, que
igualmente se nos hicieron naturales, aunque no nos acordemos de haberlos adquirido
[FORONDA, 1794, pp. 60-61].
Tanto la intervención del hijo, como la última del padre, son añadidos de Foronda. Fácilmente
se deduce que complican, lo que no suponía problema interpretar. Calzada dedica su traducción, a D.
Antonio Ricardos Carrillo de Albornoz Rodríguez de Herrera y Antich (1727-1794), Teniente General
de los Reales Ejércitos de S. M. y Director del Real Colegio Militar de Cadetes. Al ser un innovador,
padeció un proceso por sospechoso de ser proclive a los aires pre-revolucionarios que se detectaban
en la Francia de Luis XVI. Pero fundamentalmente los problemas le vienen por su amistad con el
Conde de Aranda. El Conde de Floridablanca le mandó a Guipúzcoa como Comandante General en
1788 a modo de destierro encubierto con el encargo de vigilar la frontera del Bidasoa en previsión a
posibles intervenciones militares en Francia por causa de los sucesos que acaecían en el vecino país.
La intención de Calzada al traducir esta obra lo deja meridianamente claro en la dedicatoria, la
educación de la juventud. Dice Calzada:
No es una elección, es un deber el que yo dedique a V. E. la Lógica, o los primeros
elementos del arte de pensar, escrita en francés por el abad de Condillac, cuando su utilidad
para la educación es tan manifiesta y tan patentes los desvelos de V. E. en la que da a la noble
juventud, que contiene el real colegio de caballería, que V. E. dirige con tanto acierto.
La inmediación a la persona de V. E. me ha hecho ver los afanes que le cuesta un objeto tan
esencial y el zelo con que V. E promueve sus adelantamientos. El reconocimiento tan sincero
como debido a las honras que merezco a V. E. me movió a emprender esta traducción, por si
podía con ella coadyuvar en alguna parte las justas miras de V. E. Si lograra esta fortuna,
habría yo conseguido cuanto podía apetecer [CALZADA, 1784, pp. (II)–(IV)].
La versión de Bernardo María de Calzada es totalmente fiel al texto de Condillac. Siguiendo la
pauta del original, Calzada después de una introducción (Objeto de esta obra), divide la obra en dos
partes. La primera parte Como la naturaleza nos enseña la analisis; y como por este método se
esplica el origen y la generacion, ya de las ideas, ya de las facultades del alma, que agrupa en nueve
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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capítulos. La segunda parte La analisis considerada en sus medios y efectos; ó el arte de raciocionar
reducido á un idioma exacto, que abarcan otros nueve capítulos.
Esta traducción de Bernardo María de Calzada sufre, también, en 1799, los rigores
inquisitoriales. Esta vez provienen de Granada. El Inquisidor decano, Matías Gómez, ha recibido una
carta anónima y una denuncia de cuatro páginas contra este libro “inductivo al materialismo”. Se
ordena hacer un examen, y éste se confía al reverendo padre maestro fray Sebastián Sánchez
Sobrino y al reverendo padre fray Juan Vaquero, quienes aprueban los términos de la denuncia
contra un libro que “respira el materialismo y el fatalismo por principios, y que como tal se opone a los
de nuestra religión”. El 20 de abril, la Inquisición de Granada toma nota de estas conclusiones y
propone a Madrid la prohibición del libro. Pero el nuevo censor designado en la capital no encuentra
ningún ejemplar de la Lógica. Se la manda pedir a Granada, de donde la envían el 28 de mayo al
padre calificador, fray Francisco Sánchez. No se sabe en qué paró este asunto [SARRAILH, 1957, pp.
300-301].
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reflexiones de la aritmética moral de Bufon, sobre medir las cosas inciertas, sobre el modo de
apreciar las relaciones de verosimilitud, los grados de probabilidad, el valor de los testimonios, la
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___________________________________________________________________________
MARIE ANNE PAULZE Y LA DIDÁCTICA DE LA QUÍMICA
(1)
(2)
Bermejo Patiño, Manuel R. , González Noya, Ana M. , Pintos Barral, Xoana
(3)
(1) Universidade de Santiago de Compostela (USC), Santiago de Compostela, España, manuel.bermejo@usc.es
(2) USC, Santiago de Compostela, España, ana.gonzalez.noya@usc.es
(3) USC, Santiago de Compostela, España, xoana.pintos@usc.es
Resumen
Las contribuciones de las mujeres a la creación de las ciencias en general y de la didáctica de
la química en particular, no son relevantes si consideramos las veces que aparecen citadas en los
libros; los alumnos raramente verán sus obras en los avances del saber científico. Personalidades
conocidas como: María la Judía, Hipatia, Caroline Herschel, Mary Somerville, Ada Byron, Sofya
Kovalévskaya, Rosalind Franklin, Lise Meitner, etc. ni aparecen ni representan nada para nuestro
alumnado. Para rescatar a estas y otras mujeres científicas tanto del silencio como del olvido al que
las ha destinado la sociedad y hacerlas visibles, es fundamental recuperarlas destacando sus
contribuciones científicas y señalando como y por qué han estado en ese limbo de injusticia.
En esta comunicación pretendemos manifestar cómo la obra gráfica de Paulze sirvió como
ayuda didáctica para la comprensión y la expansión de la química.
Presentaremos su vida y su obra, realizada en medio de un grupo de científicos que la
silenciaron y discutiremos cómo representó una importante contribución didáctica para la expansión
del mundo de la química.
Como aportaciones científicas significativas de Marie Anne indicaremos:
1º Sus investigaciones sobre ciencias sociales.
2º Las contribuciones en química, entre las que destacaremos: la traducción de la obra de
Kirwan “Essay on Phlogiston”; sus didácticas acuarelas sobre la respiración animal; sus trabajos para
la revista “Annales de Chimie”; las traducciones de otros trabajos de Kirwan para esa revista; el
prólogo de la obra “Memoires de Chimie”, etc.
3º Sus correspondencias, traducciones y todo su desinteresado trabajo por la química.
4º De un modo especial consideraremos las representaciones gráficas, realizadas en forma de
XIII láminas para el libro “Tratado Elemental de Química”. Algunas de ellas sirven como prototipos y
todas contribuyeron a comprender y realizar la química contenida en ese libro.
Palabras Clave: Didáctica de la química, Mujeres científicas, Traducciones, Láminas.
MARIE ANNE PAULZE AND THE TEACHING OF CHEMISTRY
Abstract
The contributions of women to the creation of the sciences in general and the didactics of
chemistry in particular, are not relevant if we consider the times that appear above in the books;
students rarely see their works in progress of scientific knowledge. Known personalities as: María the
Jewish, Hypatia, Caroline Herschel, Mary Sommerville, Ada Byron, Sofya Kovalévskaya, Rosalind
Franklin, Lise Meitner neither appear nor represent anything for our students. To rescue these and
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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another women scientists both silence and oblivion that society has for them and make them visible, is
essential to recover them highlighting his scientific contributions and noting how and why they have
been in the limbo of injustice.
In this paper we intend to manifest as the graphic works of Paulze served as a teaching aid for
the understanding and the expansion of chemistry. We will present his life and his work, carried out in
the middle of a group of scientists who have silenced her and discuss as it represented an important
educational contribution to the expansion of the world of the Chemistry
As significant scientific contributions of Marie Anne we indicate:
1° Inquiries about social sciences.
2º Contributions in chemistry, among which we highlight: the translation of the work of Kirwan's
"Essay on Phlogiston"; her didactic watercolors on animal respiration; her work for the journal
"Annales de Chemie"; translations of other Kirwan work for that magazine; the prologue to the work
"Memoires de Chemie", etc.
3º Correspondences, translations and all his selfless work for the chemistry.
4º In a special way we will consider graphic representations made in the form of XIII plates, for
the book "Elementary treaty of chemistry". Some of them serve as prototypes, and all contributed to
understand and perform the chemical contained in that book.
Keywords: Teaching of chemistry, Scientific women, Translations, Plates.
1. VIDA DE MARIE ANNE PAULZE
Marie Anne Pierrette Paulze nació en Montbrison, departamento del Loire, en el sur de Francia,
el 20 de enero de 1758 en una familia acomodada. Queda huérfana de madre con 3 años y su padre
la interna en un colegio de monjas de la región, recibiendo una educación muy esmerada. Cuando
Marie cumple 13 años su padre la retira del convento para que se encargue de dirigir la casa y
organizar un salón en el que poder recibir a sus importantes invitados de la alta sociedad francesa.
En el salón de su casa conocerá a un joven científico colaborador de su padre en la Ferme
Générale (compañía responsable de la recaudación de los impuestos indirectos), con el que
establece una relación de amistad y amor. También conoció allí al Conde d'Amerval, un aristócrata
cincuentón y sin medios económicos, que se había propuesto casarse con la joven Paulze a la que
veía como salvación financiera, pues pertenecía a una familia con una fortuna considerable. El
influyente conde tenía trato con el Abé Terray, tío político de Marie Anne e interventor general de
finanzas quién presionó a Jacques Paulze para que aceptara el acuerdo matrimonial amenazándolo
con la pérdida de su puesto como fermier, si se negaba.
Jacques Paulze ideó un contragolpe y ofreció a su colega, rico, noble y joven la mano de su
hija. El joven, Antoine Lavoisier, aceptó la propuesta. Su estrategia triunfa. La pareja se casará
solemnemente en diciembre del año 1771, cuando Marie estaba a punto de cumplir los 14 años y
Antoine tenía 28.
Desde el año 1771 y durante más de 20 años, hasta el 8 de mayo de 1794 -fecha en que
muere guillotinado su esposo-, Marie será la más estrecha, entusiasta y fiel colaboradora de Antoine
Lavoisier [figura 1]. Marie admira, adora, idolatra, acompaña, cuida, empuja, ayuda…, a su
compañero y, compartiendo su proyecto de vida, realizan la aventura más apasionante de la química
moderna: la luz del nacimiento de la nueva ciencia. Ella no fue sólo testigo y partícipe visual de la
revolución de la química moderna, sino que se implicó de forma muy directa en la realización
experimental de ese proyecto. Marie Anne participará en: la caída del Flogisto y la desaparición de los
Elementos-Principio; el estudio del oxígeno en la construcción de la Teoría de la Combustión; la
Marie Anne Paulze y la didáctica de la química
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introducción de la balanza como método cuantitativo para controlar las reacciones químicas; el
cuestionamiento del concepto de elemento químico; el análisis y la síntesis del agua y de muchos
otros compuestos químicos; la implantación de la moderna nomenclatura química; el inicio de los
estudios sobre la fisiología de la respiración animal; etc. Pero de modo muy particular participará,
como después abordaremos, en el planteamiento didáctico de la redacción del libro “Tratado
Elemental de Química”. Trabajó con Lavoisier en la redacción de un libro tan instructivo que, quien lo
leyera y lo entendiera, estuviera en condiciones de realizar nueva química.
Figura 1. Retrato de Antoine-Laurent Lavoisier y su esposo. Cuadro de Jacques-Louis David, 1788.
(New York Metropolitan Museum of Art, dominio público).
3. LA INVESTIGACIÓN DE PAULZE EN LAS CIENCIAS SOCIALES
Marie Anne Paulze nunca estudió ni sociología ni economía ni agricultura ni ingeniería ni...,
como para poder trabajar en las áreas sociales en que lo hizo, porque no existían esas disciplinas
actuales como saberes institucionalizados; pero la preparación que consiguió con sus maestros
fisiócratas en los salones del París de la época le permitieron realizar importantes contribuciones para
su tiempo: todos o casi todos sus trabajos fueron firmados por Antoine Lavoisier, pero en todos
estuvo presente el trabajo o la colaboración de Marie. Algunas de sus importantes contribuciones
fueron:
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- “La explotación agrícola de Fréschines”, comprada con el peculio familiar y puesta a punto por el
matrimonio Lavoisier. El trabajo de más de quince años fue publicado sólo con la firma de
Lavoisier.
- Los “Informes” económicos realizados a petición de la Asamblea de Orleáns, en la que Antoine era
diputado. Para ellos realizó el manuscrito ”Voyages d`Orléans pendant l`Assemblée provincial
depuis le 17 novembre 1787 jusqu`au 22 december de la meme année”; el Informe sobre las
hilaturas de algodón del industrial Jacques Constantin Périer y el Informe sobre la fábrica de
1
bonetes para los turcos de M. M. Michel, Boyetet y compañía. Todos estos informes son de la
autoría de Marie Anne Paulze, pero las publicaciones correspondientes sólo llevan el nombre de
Antoine Lavoisier.
- La puesta en producción de la fábrica de pañuelos de algodón de París, comprada por una
sociedad creada por un grupo de los amigos del Arsenal para fabricar y rentabilizar productos por
ellos creados: algodón de los Lavoisier, hipoclorito de Berthollet, etc.
- El Informe sobre las acerías Creusot, para producir cañones de buena calidad para el ejército
francés.
4. LAS INVESTIGACIONES DE MARIE ANNE EN LA QUÍMICA
Señalemos de entrada que Marie no ha publicado -que sepamos hasta el momento- ningún
trabajo de química con su nombre; aunque todos somos conscientes de que ella fue la colaboradora
necesaria de muchísimas de las investigaciones que se realizaron en el laboratorio de los Lavoisier
en el Arsenal. En muchas de las investigaciones que dieron lugar al nacimiento de la moderna
química está presente el trabajo de Paulze, aun cuando nunca aparezca en ellas ni citada en los
agradecimientos. Cierto que los directores de las investigaciones eran Lavoisier, Fourcroy, Adet,
Seguin, Laplace, etc., pero conociendo el amor de Marie por la química, su preparación, los
conocimientos y su inteligencia, ¿se podría entender que, estando presente en el laboratorio con
ellos, no trabajase nunca en los experimentos? ¿No es lógico pensar que si ella y Antoine diseñaban
los experimentos, antes de iniciar la jornada de trabajo, ella también participara y coordinara parte de
los experimentos que se hacían? ¿No es una muestra clara de lo que estamos diciendo las acuarelas
que pintó para explicar cómo se realizaban los experimentos sobre la respiración animal, en las que
ella se pinta como fedataria de los experimentos que se están efectuando?
Seguidamente indicaremos los trabajos en los que inequívocamente está presente la
actuación de Paulze:
- “El Ensayo sobre el Flogisto y la constitución de los ácidos”, obra traducida 2 por Marie del original
inglés de Kirwan [YOUNG, 1792]. La obra fue traducida para criticar, los miembros del grupo del
Arsenal, sus opiniones sobre el Flogisto. Marie no sólo traduce sino que introduce notas
aclaratorias. Esta obra ayudó a que la Teoría del Flogisto perdiera adeptos dando lugar a la
aparición de la Teoría de la Combustión.
- “Las dos acuarelas” para ilustrar los trabajos sobre “La respiración animal” [BRET,1995;
KAWASHIWA, 2004].
- Sus contribuciones en la revista “Annales de Chimie”, revista creada y dirigida por el grupo del
Arsenal en el año 1789 y editada, en sus inicios, por el matrimonio Lavoisier con su peculio
1
2
Recientemente se ha vendido en subasta pública el manuscrito Voyage d’Orléans pendant l’Assemblée provinciale depuis le
17 novembre 1787 jusqu’au [22] décembre de la même année.
La “conversación sobre el libro de Kirwan “An Essay on Phlogiston” que ella estaba traduciendo del inglés” cautivó al joven
científico que había sido invitado a casa de los Lavoisier.
Marie Anne Paulze y la didáctica de la química
837
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particular. En ella publicó traducciones de artículos científicos y muy diversas colaboraciones
[Complete Dictionary of Scientific Biography, 2007].
- El prólogo, la edición y la distribución de la obra póstuma de Lavoisier “Memoires de Chimie”
[PEUMERY, 2000].
- Otras muchas y variadas aportaciones como: la traducción de la correspondencia de Lavoisier; su
contribución en la elaboración de las “Normas de Nomenclatura Química”; sus aportaciones para
el desarrollo de la industria de la pólvora y de la producción industrial de hidrógeno; etc. [EAGLEY Y
SLOAN, 1998].
Figura 2. Sanguina sobre la “Respiración animal”, pintada por Marie Anne Paulze.
(The Edgar Fahs Smith Memorial Collection, University of Pennsilvania Library, dominio público)
5. SU CONTRIBUCIÓN A LA DIDÁCTICA DE LA QUÍMICA
La obra que puede ser considerada como el primer texto de la química moderna es el “Tratado
Elemental de Química” de Antoine Lavoisier. Este científico tenía decidido, desde 1780, escribir El
Libro moderno de Química, no como un libro más al uso, sino como un libro “total”. Inició en
compañía de Bucquet su redacción, más desgraciadamente Bucquet murió y la tarea quedó
interrumpida.
Los libros al uso eran compilatorios de recetas y acumulaciones de conocimientos diversos con
un lenguaje farragoso, con terminología muy imprecisa, fáciles de leer, pero difíciles de comprender y
de repetir y mucho menos de crear nuevos conocimientos. Sólo se podían leer por iniciados y no por
gente común.
Para preparar este libro, la primera tarea que abordaron los Lavoisier fue montar un grupo de
trabajo para la elaboración de unas “Normas de Nomenclatura”, claras, precisas y coherentes con
cuanto de química se escribía en el libro y, al mismo tiempo, respetuosas con la nueva Teoría de la
Combustión. Estas Normas serían de aplicación en el nuevo libro como una muestra del intento de
romper con la obscuridad de los libros antiguos que solo podían ser leídos por iniciados.
El nuevo libro debía romper con el clásico concepto de elemento químico y debería contener
una tabla con los distintos elementos químicos aceptados hasta el momento. Debía ser escrito para
todo el mundo de modo que fuera: didáctico; comprensible de todo cuanto se contara; fácil de
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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entender lo que se decía sobre la preparación de los haluros, los óxidos o las sales conocidas y,
además, que cada lector pudiera pensar -y lo más importante, hacerlo- la preparación de nuevos
compuestos aún no sintetizados. En todo este proceso de establecimiento y realización del proyecto
didáctico de la elaboración del libro estuvo presente y actuante Marie Anne; contribuyendo y
apoyando la tarea de Antoine.
Una de las aportaciones científicas de la autoría de Marie Anne son las famosas XIII láminas,
en las que aparece la firma Paulze-Lavoisier. Estas láminas -contenidas todas en el Tratado- son
ilustraciones típicas de la época grabadas sobre láminas de cobre en las que, Marie, muestra una
extraordinaria destreza. En su elaboración se realiza un completo seguimiento de su obra tal y como
se puede comprobar en la fig.3, en la que, recientemente, en la universidad de Cornell, se han
encontrado anotaciones para los grabadores a la forma de modernos “post-it”.
Figura 3. Plancha IV con “post-it” (Biblioteca de la Universidad de Cornell, Ithaca, New York).
Cada una de las láminas son representaciones del material de laboratorio que se utilizaba
diariamente y que todavía se pude ver en los museos de historia en la actualidad: retortas, hornos,
morteros, montajes de vidrio para realizar los más diversos tipos de reacciones y, de modo muy
especial, los calorímetros y los gasómetros (Fig. 4). Señalaremos como ejemplo representativo el
gasómetro, que aparece en el libro en dos láminas consecutivas (láminas VIII y IX), y que se pueden
considerar como auténticos prototipos, por estar realizados a escala.
Todo el material que Paulze representa en sus XIII láminas es utilizado por Lavoisier en su
libro. Lavoisier y Marie pretendían que cuantos leyeran dicho texto fueran capaces de replicar los
experimentos que se proponen, para lo cual era necesario conocer y saber utilizar ese material y ser
capaces de realizar los montajes preparativos. En el libro de Lavoisier se pretende que, cuantos lo
lean, sean capaces de ilusionarse por idear y preparar nuevos compuestos.
En las láminas VIII y IX, Marie Anne diseña por completo un gasómetro: aparecen todos y cada
uno de los componentes, los distintos muebles que lo componen, en la escala precisa; como se
ensamblan; etc. El nivel de detalle, la precisión del material, la precisa indicación de los montajes, el
cuidado en el diseño del calorímetro y, de modo particular, el del gasómetro; ponen de manifiesto el
Marie Anne Paulze y la didáctica de la química
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preciso conocimiento que Marie tenía de las características y del funcionamiento de estos
instrumentos. Tan sólo quien sabía cómo se usaban y los había manejado repetidamente, estaba en
condiciones de poderlos grabar para conseguir una perfecta comprensión didáctica. En el texto de
Lavoisier “Traité Elementaire de Chimie” se expresa con precisión las características de los aparatos,
así cuando escribe sobre el gasómetro dice: “… Le di el nombre de gasómetro a un instrumento
ideado por mí y que hice construir con el objeto de disponer de un fuelle capaz de suministrar de
forma continua y uniforme una corriente de oxígeno para poder realizar experimentos…” [LAVOISIER,
1864, p. 260]
Figura 4. Diseño del Gasómetro realizado por Marie Anne Paulze. (Traité Elementaire de Chimie)
6. CONCLUSIONES
Marie Anne Paulze debe ser considerada no sólo una mujer culta e inteligente, políglota,
matemáticamente capaz, secretaria, ayudante de laboratorio -todo ello no sería poco- sino que
debemos admitir que era una excelente grabadora-dibujante, preparada y bien dotada. Todas estas
dotes las explota con gran claridad y de una forma didáctica para ilustrar el funcionamiento de
cualquier aparato o montaje que se pretenda mostrar para que, un observador no educado, lo pueda
comprender de una forma simple. En su afán didáctico por presentar los aparatos y montajes
experimentalmente no deja nada a la imaginación del lector y con una capacidad de síntesis
extraordinaria, en sus grabados, resalta las características fundamentales de cada uno de los
elementos expuestos. Su trabajo en este campo de la didáctica sirve para comprender su enorme
contribución en la divulgación de la química moderna
Cuando iniciamos nuestras investigaciones sobre Marie Anne Paulze, nos preguntábamos si
sería una salonnière o una científica: hoy no tenemos duda de que sus contribuciones y actuaciones
son las típicas de una auténtica científica [PINTOS Y BERMEJO, 2008 y 2011] y debemos,
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consiguientemente, rescatar su figura del olvido de la historia y utilizarla como un personaje a
considerar y presentar a todo el alumnado actual.
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EVOLUCIÓN DE LA TABLA PERIÓDICA DESDE MENDELÉIEV HASTA
MOSELEY (1869-1914)
(1)
Pascual Román Polo , Eduardo J. Fernández Garbayo
(2)
(1) Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao, España, pascual.roman@ehu.es
(2) Universidad de La Rioja, Logroño, España, eduardo.fernandez@unirioja.es
Resumen
La tabla periódica de los elementos es una obra colectiva, que se inicia con los antiguos
filósofos griegos, con grandes contribuciones, tanto en la búsqueda de los elementos como en su
organización. Lavoisier (1789) publicó una lista de treinta y tres sustancias simples.
Durante el siglo XIX se descubrió un gran número de elementos químicos lo que requería
alguna clasificación. Döbereiner (1817, 1829) estableció la ley de las tríadas relacionando las
propiedades de los elementos y su peso atómico. Lenssen (1857) fue capaz de ordenar en veinte
tríadas los 58 elementos conocidos.
Cannizzaro (1858) definió con claridad el concepto de peso atómico y el modo de determinarlo.
Béguyer de Chancourtois (1862) estableció el concepto de periodicidad química disponiendo los
elementos químicos en orden de su peso atómico creciente sobre una espiral inscrita en torno a un
cilindro. Odling y Meyer (1864) publicaron sendas tablas periódicas basadas en la presencia de la
periodicidad de las propiedades químicas y el peso atómico. Newlands (1865) publicó su primera
clasificación de los elementos, ordenándolos en una tabla de once grupos: la ley de las octavas.
Hinrichs (1867) organizó los elementos químicos en un formato radial.
Mendeléiev (1869) estableció su ley periódica donde los elementos se organizaban en orden
creciente de los pesos atómicos y sus propiedades químicas. Predijo la existencia de nuevos
elementos, dejó huecos para los elementos aún sin descubrir, corrigió algunos pesos atómicos y a
otros los cambió de lugar en la tabla periódica.
Moseley (1913,1914) estableció, en dos artículos fundamentales, la ley que lleva su nombre,
que relaciona la frecuencia de las líneas espectrales de los rayos X de cada elemento (ν) con su
número atómico (Z). Su estudio abarcó los elementos del aluminio al oro. Moseley predijo la
existencia de tres nuevos elementos entre el hidrógeno y el uranio.
Palabras Clave: Tabla periódica, elemento químico, clasificación, evolución, Mendeléiev, Moseley.
EVOLUTION OF THE PERIODIC TABLE SINCE MENDELEEV TO MOSELEY
(1869-1914)
Abstract
The periodic table of the elements is a collective work, which begins with the ancient Greek
philosophers, with great contributions, in the search of the elements and their organization. Lavoisier
(1789) published a list of thirty-three simple substances.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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During the nineteenth century a large number of chemical elements which required some
classification was discovered. Döbereiner (1817, 1829) established the law of triads relating the
properties of the elements and their atomic weight. Lenssen (1857) was able to order in twenty triads
58 known elements.
Cannizzaro (1858) clearly defined the concept of atomic weight and how to determine it.
Beguyer of Chancourtois (1862) established the concept of chemical periodicity arranging chemical
elements in order of increasing atomic weight recorded on a spiral around a cylinder. Odling and
Meyer (1864) reported periodic tables paths based on the presence of the periodicity of the chemical
properties and atomic weight. Newlands (1865) published its first classification of the elements,
arranging them in a table of eleven groups: the octaves law. Hinrichs (1867) organized the chemical
elements in a radial format.
Mendeleev (1869) established his periodic law where the elements were arranged in order of
increasing atomic weights and chemical properties. He predicted the existence of new elements, left
gaps for undiscovered elements, corrected some atomic weights and he changed some others places
in the periodic table.
Moseley (1913-1914) established in two key articles, the law that bears his name, which relates
the frequency of the spectral lines of the X-rays of each element (ν) with atomic number (Z). His study
covered the elements from aluminium to gold. Moseley predicted the existence of three new elements
between hydrogen and uranium.
Keywords: Periodic table, Chemical element, Classification, Evolution, Mendeleev, Moseley.
1. ANTECEDENTES DE LA TABLA PERIÓDICA DE LOS ELEMENTOS QUÍMICOS
La tabla periódica de los elementos químicos está basada en la disposición de los elementos
químicos y su ordenación según el orden creciente de su peso atómico (diversos autores, entre los
que destaca Mendeléiev) o su número atómico (Moseley) para enfatizar sus propiedades físicas y
químicas. Tras la propuesta de los filósofos griegos de los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra
-a los que Aristóteles añadió el éter– y la de los cinco elementos por los filósofos chinos: agua, fuego,
madera, metal y tierra, unos y otros trataron de explicar la cosmología, se presentaron en diversas
tablas en las que se destacaban diversas relaciones matemáticas en sus pesos atómicos: tríadas,
tétradas, octavas,… La tabla periódica no ha dejado de evolucionar con propuestas muy sugestivas
hasta las realizadas por los considerados padres de la tabla periódica moderna: Dimitri Ivánovich
Mendeléiev (1834-1907) en 1869 y Henry Gwyn Jeffreys Moseley (1887-1915) en 1913-1914. Entre
los precursores, es necesario citar a un importante número de científicos.
Fue Antoine Lavoisier (1743-1794) el primero en proponer una lista con treinta y tres sustancias
simples en 1789 publicada en su famoso libro Traité élémentaire de chimie. Durante el siglo XIX un
gran número de científicos fueron ampliando y mejorando esta tabla. Así, John Dalton (1766-1844)
presentó una tabla con veinte elementos, sus símbolos y sus ‘pesos atómicos’ en 1808. Poco
después, William Prout (1785-1850), estableció en 1815 su hipótesis: “Los pesos atómicos de los
elementos son múltiplos enteros del peso atómico del hidrógeno”. En 1829, Johann Döbereiner
(1780-1849) estableció la ley de las tríadas al observar que familias de tres elementos adyacentes
mostraban propiedades químicas semejantes como: litio, sodio y potasio; calcio, estroncio y bario;
cloro, bromo y yodo; azufre, selenio y telurio; y hierro, cobalto y níquel. En 1831, Charles Daubeny
(1795-1867) presentó una tabla con varios elementos químicos junto con sus pesos atómicos y
símbolos. Leopold Gmelin (1788-1853) ordenó 53 elementos en varias tríadas y tétradas (1843). En
1857, Ernst Lenssen ordenó 58 elementos químicos en 20 tríadas. Stanislao Cannizzaro (1826-1910)
Evolución de la tabla periódica (1869-1914) desde Mendèleiev a Moseley
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publicó en 1858 su texto Sunto di un corso di filosofía chimica (1858) que sirvió de guía en el
Congreso de Karlsruhe (1860) para establecer la diferencia entre peso atómico, peso molecular y
peso equivalente. En Cannizzaro se inspiraron, entre otros: Mendeléiev, Meyer y Odling. En 1862,
Alexandre-Émile Béguyer de Chancourtois (1820-1886) ordenó 58 elementos en su tornillo telúrico una hélice de papel enrollada en torno a un cilindro- en el que mostraba la periodicidad entre ellos. En
1864, Julius Lothar Meyer (1830-1895) presentó una tabla con 28 elementos ordenados por sus
pesos atómicos, mientras que William Odling (1829-1921) publicó una tabla con 57 elementos que se
parecía en gran medida a la primera versión de la tabla periódica propuesta por Mendeléiev en la que
adelantó el concepto de periodicidad. Un año más tarde, John Alexander Reina Newlands (18371898) estableció la ley de las octavas que contenía 62 elementos ordenados por sus equivalentes y
que asemejaba a la escala musical. En 1867, Gustav Hinrichs (1836-1923) organizó los elementos
químicos en espiral en orden creciente de sus pesos atómicos. Meyer diseñó en 1868 una tabla
periódica basada en la diferencia de sus pesos atómicos crecientes, que por razones desconocidas
no fue publicada, y se le recuerda como el gran competidor de Mendeléiev sobre quién de los dos fue
el precursor de la tabla periódica moderna de los elementos químicos.
2. LOS PADRES DE LA TABLA PERIÓDICA MODERNA DE LOS ELEMENTOS QUÍMICOS:
MENDELÉIEV Y MOSELEY
En 1869, Dimitri Ivánovich Mendeléiev publicó la primera versión de la tabla periódica moderna
el 17 de febrero, según el calendario juliano, como puede observarse en la figura 1. En ella se
aprecian 63 elementos ordenados por orden creciente de sus pesos atómicos según una ley
periódica, con algunos interrogantes detrás del valor del peso atómico en algunos elementos,
además, incluyó un signo de interrogación en el lugar del símbolo en otros que creía debían situarse
en esos huecos. Mendeléiev dudaba acerca de la corrección de algunos valores. Lo más
sorprendente fue la capacidad de Mendeléiev de predecir nuevos elementos no descubiertos todavía
y a los que el químico ruso adelantó sus propiedades químicas en base a las propiedades de sus
vecinos. Meyer puso más énfasis en las propiedades físicas de los elementos, pero no se atrevió a
predecir la existencia de nuevos elementos entre los huecos existentes de su tabla. Las predicciones
de Mendeléiev estimularon a muchos científicos en la búsqueda de los nuevos elementos predichos
por el químico ruso. Así en 1875, el francés Paul-Émile Lecoq de Boisbaudran (1838-1912) descubrió
el galio -el eka-aluminio de Mendeléiev-, el sueco Lars Fredrik Nilson (1840-1899) aisló el escandio el eka-boro según Mendeléiev- en 1879 y el alemán Clemens Winkler (1838-1904) descubrió el
germanio -el eka-silicio de Mendeléiev- en 1886. Estos hallazgos consagraron la ley periódica de
Mendeléiev y dieron una gran fama a su autor. La tabla periódica de los elementos es una obra
colectiva en la que han participado un gran número de científicos. Además, de los precursores que
avanzaron los conceptos de periodicidad y orden basado en el peso atómico, también son
importantes las aportaciones de nuevas técnicas como la espectroscopía (1858) descubierta por los
alemanes Robert Bunsen (1811-1899) y Robert Kirchhoff (1824-1887) que permitió el desarrollo del
análisis espectral y condujo al hallazgo de un gran número de nuevos elementos como antes había
ocurrido con el descubrimiento de la pila eléctrica (1800) del italiano Alessandro Volta (1745-1827) y
su aplicación a la electrolisis por Humphry Davy (1778-1829) que descubrió el sodio, potasio, calcio,
magnesio, bario y boro. Bunsen y Kirchhoff utilizando el análisis espectroquímico descubrieron el
cesio (1860) y el rubidio (1861).
Desde el descubrimiento de la espectroscopía, la definición de peso atómico establecido por
Cannizzaro y su aceptación tras el Congreso de Karlsruhe y las predicciones de Mendeléiev en su
versión de la tabla periódica se produjo un incremento sin precedentes en el número de nuevos
844
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
elementos descubiertos entre 1858 y principios del siglo XX. En la figura 2 se muestra la evolución del
descubrimiento de los elementos químicos entre 1850 y 1925 [ROMÁN, 2008, p. 131]. Sin duda alguna,
el periodo más productivo en cuanto al número de elementos encontrados en la historia de la ciencia.
Mendeléiev no sólo realizó las predicciones que se han citado sobre los elementos galio, escandio y
germanio, sino que predijo a lo largo de su vida hasta un total de 16 predicciones como recoge Scerri
en su magnífico libro The Periodic Table: Its Story and Its Significance [SCERRI, 2007, p. 142] que se
han adaptado en la tabla 1. La mitad de estas predicciones fue corroborada años más tarde con el
hallazgo de los elementos predichos por el genial químico ruso, pero la otra mitad no fue encontrada.
Los casos más difíciles de justificar fueron el éter y el coronio (o newtonio) con un peso atómico de
0,4 y 0,17, respectivamente. A finales del siglo XIX, los físicos realizaron un gran número de
descubrimientos científicos que cuestionaron la ley periódica de Mendeléiev y su tabla periódica. En
la tabla 2 se muestran dichos descubrimientos junto con el aislamiento de cinco gases nobles. En
principio, estos elementos no tenían cabida en la tabla de Mendeléiev. El problema se solucionó
cuando Ramsay añadió un nuevo grupo: el grupo 0, donde se ubicaron los gases nobles. Por otro
lado, los descubrimientos de los rayos X, la radiactividad y el electrón hacían pensar que los átomos
eran divisibles y estaban compuestos por partículas más pequeñas. Estos fenómenos no se
soportaban con la ley periódica de Mendeléiev. De hecho, Mendeléiev utilizó el éter para tratar de
justificar el fenómeno de la radiactividad.
Figura 1. Borrador de la primera versión de la tabla periódica moderna de Mendeléiev (1869) (LÉVY, 2011).
Evolución de la tabla periódica (1869-1914) desde Mendèleiev a Moseley
845
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Figura 2. Evolución del descubrimiento de los elementos químicos (1850-1925) (ROMÁN, 2008, p. 131).
Tabla 1. Predicciones acertadas y falladas de Mendeléiev [SCERRI, 2007, p. 142].
Nombre del elemento
dado por Mendeléiev
Coronio
Éter
Eka-boro
Eka-cerio
Eka-aluminio
Eka-silicio
Eka-manganeso
Eka-molibdeno
Eka-niobio
Eka-cadmio
Eka-yodo
Eka-cesio
Tri-manganeso
Dvi-telurio
Dvi-cesio
Eka-tántalo
Peso atómico
predicho
Peso atómico
medido
Nombre definitivo
(año del hallazgo)
0,4
0,17
44
54
68
72
100
140
146
155
170
175
190
212
220
235
No encontrado
No encontrado
44,6
No encontrado
69,2
72,0
99
No encontrado
No encontrado
No encontrado
No encontrado
No encontrado
186
210
223
231
No encontrado
No encontrado
Escandio (1879)
No encontrado
Galio (1875)
Germanio (1886)
Tecnecio (1939)
No encontrado
No encontrado
No encontrado
No encontrado
No encontrado
Renio (1925)
Polonio (1898)
Francio (1939)
Protactinio (1917)
846
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Tabla 2. Descubrimientos realizados por los físicos desde 1894 hasta 1914 que cuestionaron la tabla
periódica de Mendeléiev (Elaboración propia a partir de la bibliografía consultada).
Año
1894
1895
1896
1897
1898
1900
1904
1911
1913
1913-14
Descubrimiento
Aislamiento del argón
Descubrimiento de los rayos X
Aislamiento del helio
Descubrimiento de la radiactividad natural
Descubrimiento del electrón
Aislamiento del polonio y el radio
Aislamiento del kriptón
Aislamiento del neón
Aislamiento del xenón
Aislamiento del radón
Ley de Planck
Modelo atómico de Thomson o del pudin de pasas
Teoría nuclear de Rutherford o del átomo nuclear
Modelo atómico de Bohr
Descubrimiento de los isótopos
Ley de Moseley o de los números atómicos
Autores
Ramsay y Rayleigh
Roentgen
Ramsay, Cleve y Langlet
Becquerel
Thomson
Esposos Curie
Ramsay y Travers
Ramsay y Travers
Ramsay y Travers
Dorn
Planck
Thomson
Rutherford
Bohr
Soddy
Moseley
Fue el joven físico británico, Henry Gwyn Jeffreys Moseley, quien solucionó de forma magistral
los problemas que la ley periódica de Mendeléiev no era capaz de resolver. Para ello hubo que hacer
un cambio de modelo: los elementos químicos debían ordenarse en la tabla periódica por su número
atómico y no por su peso atómico. Moseley procedía de una ilustre familia de científicos. Sus dos
abuelos fueron profesores de universidad y miembros de la Royal Society de Londres al igual que su
padre, que falleció cuando Henry no había cumplido los cuatro años. Su madre se ocupó de darle una
educación esmerada en centros vinculados a la Universidad de Oxford. Estudió en Summer Fields
School (Oxford, 1896-1901), fue becario King’s Scholar en Eton College (1901-1906) y Millard Scholar
en el Trinity College (Oxford, 1906-1910). En septiembre de 1910 entró en el laboratorio de Física de
la Universidad de Manchester que dirigía Ernest Rutherford (1871-1937), premio Nobel de Química
en 1908), como ayudante de clases prácticas. Trabajaba más de quince horas al día en sus tareas
docentes e investigadoras y comía frugalmente. Se inició en el estudio de la radiactividad y aprendió
el manejo de las técnicas de alto vacío. En julio de 1912 conoció los experimentos de Laue, Friedrich
y Knipping sobre la difracción de los rayos X por los cristales. Con permiso de Rutherford comenzó
sus investigaciones sobre la difracción de los rayos X independientemente de su maestro y mentor.
Moseley estaba interesado en reconciliar los experimentos de Laue con los de William H. Bragg
(1862-1942) sobre la naturaleza ondulatoria. Visitó a Bragg, que era profesor en la Universidad de
Leeds, quien le instruyó en las técnicas de difracción. Adoptó su ecuación, nλ= 2ds e nθ, y su
método. Introdujo un cambio en el detector al sustituir la cámara de ionización de Bragg por la placa
fotográfica. Aquel año de 1912 se incorporó al equipo de Rutherford el físico danés Niels Bohr (18851962), que trataba de adaptar la estructura nuclear de Rutherford a la teoría cuántica de Planck
(1858-1947). En otoño de 1912, Moseley recibió la beca John Harling, un industrial de Manchester,
que le permitió dedicarse íntegramente a la investigación.
En colaboración con su amigo el físico matemático Charles Galton Darwin (1887-1962) publicó
en julio de 1913 un interesante artículo titulado The Reflexion of the X-rays. Tras este primer trabajo
Darwin decidió abandonar el estudio de los rayos X. En el verano de 1913, Moseley comenzó sus
estudios en solitario de irradiar distintos metales con los rayos X. Para aumentar la capacidad de
Evolución de la tabla periódica (1869-1914) desde Mendèleiev a Moseley
847
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análisis de su equipo de rayos X, inventó un dispositivo que le permitía cambiar el anticátodo sin
interrumpir el vacío en el tubo de rayos X. Comprobó que la frecuencia de las líneas espectrales de
los rayos X estaba relacionada con el número atómico (Z) y no lo estaba con el peso atómico (A). En
diciembre, publicó la primera parte de su genial artículo The High-Frecuency Spectra of the Elements
[MOSELEY, 1913, 26, 1024-1034]. La segunda parte de este artículo la publicó en abril de 1914
[MOSELEY, 1914, 27, 703-713] cuando ya se hallaba en la Universidad de Oxford tras haber
rechazado una plaza que le ofreció Rutherford para que se quedara a su lado en la Universidad de
Manchester. En mayo de aquel año recibió la visita del gran científico francés Georges Urbain (18721938), profesor de Química en la Universidad de La Sorbona, quien en 1907 había descubierto el
lutecio (Z = 71) utilizando las técnicas de cristalización fraccionada y creyó haber descubierto el
elemento Z = 72, al que denominó celtio. Urbain llevó un gran número de muestras de tierras raras
con el fin de verificar la presencia del celtio. Moseley realizó el análisis de las muestras con su equipo
de rayos X en una semana. A Urbain, aquella caracterización le había llevado veinte años. Moseley
no halló el celtio, lo que ocasionó una gran decepción a Urbain, pero reconoció el genio del joven
científico británico. En junio, acompañado de su madre, visitó Canadá y Australia para asistir al
congreso de la British Association for the Advancement of Science. Tomó parte activa en la discusión
sobre la estructura de la materia en Melbourne. En Sidney, presentó sus más recientes e interesantes
investigaciones sobre los espectros de rayos X de las tierras raras. Durante su estancia en Australia
estalló la I Guerra Mundial (28/7/1914). Tras conocer la noticia, en el mes de agosto se alistó como
voluntario en la 38ª Brigada del Royal Engineers como oficial de transmisiones. Ni los ruegos de su
familia ni los de Rutherford ni el rechazo inicial de los ingenieros le hicieron desistir de lo que
consideraba su deber. Lo había aprendido durante su estancia en Summer Fields School, Eton
College y Trinity College. Tras ocho meses de entrenamiento, su brigada desembarcó en la Península
de los Dardanelos (o Galípoli) el 13 de julio de 1915. Luchó valerosamente en el ataque de su unidad
los días 6 al 8 de agosto en Galípoli. Murió el 10 de agosto de un disparo en la cabeza de un
francotirador turco cuando estaba telefoneando una orden militar a su división a los 27 años [ROMÁN,
2014, 12, 4-21].
En las figuras 3 y 4 se muestran las gráficas que acompañaban a cada una de las dos partes
de su artículo publicadas en 1913 y 1914. La de la figura 3 se conoce como escalera de Moseley y en
ella se ven las líneas espectrales de los elementos entre el calcio y el latón. En cada elemento se
aprecia una línea más intensa (Kα) y otra más suave (Kβ) que se van desplazando hacia a la
izquierda cuando se desciende del Ca al latón. Se aprecia que falta un escalón, el correspondiente al
escandio, que Moseley no pudo utilizar por ser muy caro. Además, se observa que en lugar de
emplear cinc usa latón –una aleación de cobre y cinc– con lo que demostró la presencia de las líneas
espectrales de rayos X de los dos metales, poniendo de manifiesto que su método era un poderoso
método de análisis cualitativo. Con la figura 4 demostró que el orden de los elementos químicos en la
tabla periódica era función de sus números atómicos. De esta gráfica se obtiene la ley de Moseley o
2
de los números atómicos, ν = A (Z – b) , donde ν es la frecuencia de las líneas espectrales de rayos X
de cada elemento, Z es el número atómico y A y b son dos constantes de cada familia de líneas
espectrales. Moseley representó el número atómico en el eje de ordenadas junto con el símbolo del
elemento correspondiente frente a la raíz cuadrada de la frecuencia de las líneas espectrales en el
1/2
eje de abscisas, y se observa la proporcionalidad entre ν y Z, ν ∝ Z. En esta gráfica se muestran las
líneas espectrales de rayos X de los elementos químicos comprendidos entre el aluminio (Z = 13) y el
oro (Z = 79). En ella, se observa que Moseley reparó la inversión del orden en los pesos atómicos de
la tabla periódica de Mendeléiev en las parejas, Ar – K, Co – Ni y Te – I, al utilizar el número atómico.
Además, dejó tres huecos para los elementos químicos de números atómicos 43, 61 y 75, que se
aislaron años después de su muerte. La ley de Moseley establecía con total claridad que entre el
hidrógeno y el helio no podía haber ningún elemento como pretendía Mendeléiev con el éter y el
848
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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coronio o newtonio). Además, Moseley con su ley justificó el átomo nuclear de Rutherford. Niels Bohr
en una entrevista de prensa concedida el año de su muerte dijo: “Realmente el trabajo de Rutherford
[el átomo nuclear] no fue tomado en serio. No podemos entenderlo hoy, pero no fue tomado en serio
en absoluto. No había ninguna mención de él en ningún lugar. El gran cambio se produjo con
Moseley” [KHUN, 1962].
Figura 3. Escalera de Moseley
[MOSELEY, 1913, 26, plate XXIII].
Figura 4. Datos de Moseley como se recogen en la
segunda parte de su artículo [MOSELEY, 1914, 27, 709].
BIBLIOGRAFÍA
KUHN, T.S., ROSENFELD, L., RUDINGER, E. Y PETERSEN, A. (1962) “Interview with Niels Bohr at Prof.
Bohr’s Office, Calsberg, Copenhagen, Denmark, October 31, 1962”, http://bit.ly/1rljE3p, visitada
el 13/10/2014.
LEVY, N. (2011) “La classification périodique de Lavoisier à Mendeleïev”. CultureSciencesChimie,
http://bit.ly/1qi6PYh, visitada el 13/10/2014.
MOSELEY, H.G.J. (1913) “The High-Frequency Spectra of the Elements”. Phil. Mag, 26(156), 10241034.
MOSELEY, H.G.J. (1914) “The High-Frequency Spectra of the Elements. Part II”. Phil. Mag, 27(157-62),
703-713.
ROMÁN, P. (2008) Mendeléiev, el profeta del orden químico. 2ª edición. Madrid, Nivola, p. 131.
ROMÁN, P. (2014) “Henry Moseley: rayos X, tabla periódica y guerra”. conCiencias.digital, 12(13), 4-21
y referencias allí incluidas.
SCERRI, E. (2007) The Periodic Table: Its Story and Its Significance. Nueva York, Oxford University
Press, p. 142.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 849-856.
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INVESTIGACIÓN BÁSICA Y DESARROLLO TECNOLÓGICO. LA RESPUESTA
DE LA QUÍMICA EN PERÍODOS DE CONFLICTOS BÉLICOS
(1)
Luis Ángel García Castresana , José Mª Castresana Pelayo
(2)
(1) UPV/EHU, Dpto Ingeniería Química, Leioa, España, luisangel.garcia@ehu.es
(2) UPV/EHU, Dpto Ingeniería Química, Leioa, España, josemaria.castresana@ehu.es
Resumen
Desde el principio de los tiempos la raza humana ha venido utilizando diversas manifestaciones
de la ciencia química.
Desde las primeras expresiones pictóricas en las cavernas y el comienzo de la manipulación de
los alimentos, pasando por el curtido de pieles animales, los tintes y piezas de cerámica, el hombre
ha ido desarrollando los conocimientos necesarios para, apoyándose en la química, emprender una
carrera de descubrimientos que hicieran más próspero y floreciente su entorno social.
Las diversas civilizaciones que se han ido turnando en el liderazgo político en el mundo, han
llegado a su lugar de predominio, debido en buena parte a los conocimientos adquiridos y
desarrollados de las diferentes ramas de la ciencia.
La Historia nos demuestra que los conflictos entre estados comenzaban por una escasez de
recursos naturales propios y en definitiva, de riqueza en la sociedad, y por el contrario en un
patrimonio apetecible en la civilización vecina. Y los tiempos de guerra implican una necesidad
imperiosa y acuciante de recursos de todo tiepo, para satisfacer la demanda del esfuerzo bélico.
En estos casos, veremos como el desarrollo científico se presenta en primera línea de combate
en los desafíos bélicos. En la química en particular, observaremos como grandes descubrimientos y
adelantos científicos, se han debido en parte a la necesaria contribución de la comunidad científica al
esfuerzo bélico nacional.
Palabras Clave: Química, Desarrollo científico, Recursos naturales, Guerra.
BASIC RESEARCH AND TECHNOLOGY DEVELOPMENT. RESPONSE OF
SCIENTIFIC CHEMISTRY IN PERIODS OF CONFLICTS
Abstract
Since the beginning of time, human being has been using different chemical science
manifestations. Humans have evolved beginning with the first cavern pictures and food manipulation,
going through working hide, dying, and pottery. The human being has developed the necessary
knowledge to discover improvements that would make his social environment more thriving based on
chemistry.
The various civilization that have been alternating on top of the world politics, had reach that
position of power, due to the knowledge acquired and developed on the different fields of science.
History demonstrates that conflicts between states started by a lack of own natural resources,
which led to a lack of society richness, and on the other hand an appealing patrimony in the neighbour
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civilization. Also war times imply a need of resources at all times in order to satisfy the demand of
military effort.
In those cases, we see how the scientific development is a major point in the first combat line.
In chemistry in particular, we will see how big discoveries and scientific improvements have been
made due to the necessary contributions of the scientific community to the national military effort.
Keywords: Chemistry, Scientific development, Natural resources, War.
1. INTRODUCCIÓN. IMPACTO DE LA QUÍMICA EN EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD
Es bien conocido que desde el principio de la historia la raza humana ha utilizado la química
como herramienta de avance y desarrollo social. Desde la utilización del fuego para calentarse,
cocinar alimentos, o fundir metales y construir objetos de cerámica y vidrio, hasta la utilización de
pigmentos para pintar las cavernas y con el paso del tiempo, teñir las ropas. En Egipto se procedía a
la momificación de los difuntos y a la producción de perfumes.
A todo ello hay que añadir la utilización de diversos procesos que eran utilizados en la curación
de las personas, hasta que en el siglo XVI, Paracelso promovió el movimiento que desembocaría en
la farmacología.
En esta comunicación se citará en ocasiones los productos de “doble uso”, atendiendo a la
doble vertiente en el uso de un elemento de tal manera que, según sea dicha utilización o consumo,
puede servir para aumentar la esperanza de vida o puede acabar en drogadicción, en el caso de los
fármacos, o para allanar el camino de los mineros o servir de arma de destrucción, en el caso de los
explosivos.
Durante el siglo XVIII aparecieron los primeros procesos de producción a nivel industrial de
productos químicos, como fueron el Método de las Cámaras de Plomo para la producción de ácido
sulfúrico y el Método Leblanc de obtención de carbonato sódico; ambos procesos han resultado
vitales en el desarrollo de la humanidad, si bien a lo largo del tiempo han ido teniendo modificaciones
importantes (proceso de contacto, en el caso del sulfúrico) e incluso, como es el caso del Método
Leblanc, han sido sustituidos por otros más eficientes, como el Solvay.
Con la Revolución Industrial se produjo un fenómeno no conocido hasta la fecha, como fue la
migración de una gran cantidad de personas desde el campo hacia las grandes urbes donde se
construían las nuevas factorías que demandaban sin cesar abundante mano de obra.
Este éxodo masivo hacia las ciudades venía también justificado en parte por la superpoblación
que se desarrolló durante la etapa industrializadora en Europa y que ya en el año 1798 Malthus había
avanzado al respecto, que ese ritmo de crecimiento en la población no podría ser soportado por la
producción de alimentos, lo que indudablemente acarrearía hambre y miseria entre la población Brock
[1998, p. 542], lo que, según Keegan [1994, p. 223], provocaría conflictos bélicos entre los Estados.
Ello produjo un hacinamiento generalizado en las ciudades que demostraron no estar
preparadas para acoger a un número tan elevado de personas. Afloraron problemas de salubridad e
higiene debido a la escasez de infraestructuras sanitarias, e incluso aparecieron epidemias debido a
la mala calidad de las aguas. Para solucionar estos problemas se acudió en gran medida a la
química.
Y la química respondió con la investigación en el sector alimentario (en García Castresana
[2011, p.6] se menciona las graves adulteraciones que en el siglo XIX se venían practicando en los
alimentos y se instaba a las autoridades a su persecución y castigo ejemplar) y fitosanitario, con la
creación de Institutos y Laboratorios que aportaron el uso de plaguicidas, o las vías de solución al
problema de la fijación del nitrógeno.
Investigación básica y desarrollo tecnológico. La Química en períodos de conflicto bélico
851
__________________________________________________________________________________________
No en vano, podemos observar en Brock [1998, p.543] cómo a finales del siglo XIX el químico
W. Crookes (1832-1919) indicaba en su discurso en la British Association que “es el químico quien
tiene que acudir a rescatar a las comunidades amenazadas. Es por medio del laboratorio como
finalmente se puede convertir el hambre en abundancia” en referencia precisamente a la necesidad
de obtener nitrógeno, dado que las reservas tradicionales de nitratos no resultaban suficientes para
cubrir la gran demanda mundial.
En realidad se está hablando de la sutil frontera existente entre la legalidad y el uso, sobre todo
si nos referimos a productos químicos de doble uso, o mejor, refiriéndonos a aquellos productos que
son susceptibles de utilizarse en el buen camino o no.
Sectores como el de la alimentación, anteriormente mencionado, para el que si bien es cierto
que la química supuso un adelanto importante, no es menos cierto que una mala praxis de esta
ciencia suponía también pingües beneficios para productores desaprensivos que los adelantos en
química analítica por ejemplo, les proporcionaban la posibilidad de enmascarar olores de alimentos
en mal estado o encubrir el color característico de la descomposición mediante la utilización de
colorantes, como indicaba Amos [1960, p. 5]. En 1887 se promulgó en Alemania la primera
Legislación Alimentaria que prohibía expresamente la utilización de determinados metales en la
manipulación de alimentos [GARCÍA CASTRESANA, 2011, p. 616].
Otro de los sectores es el de los fertilizantes y plaguicidas, en el que si bien se avanzó
considerablemente en orden a resolver los problemas de la producción agraria, tanto en cuanto a
optimización y eficiencia de los recursos, como en la lucha contra las plagas, en el siglo XX se pudo
comprobar con tristeza cómo esos mismos productos eran utilizados de manera aviesa contra las
personas.
Y por último, qué decir del sector de los explosivos que mejoró ampliamente las condiciones de
extracción de los minerales en las minas y aceleró los grandes trabajos de infraestructuras en obras
públicas y que, asimismo, sirvió para demostrar la faceta destructiva que puede esconder el ser
humano en los campos de batalla del siglo XX.
2. ANTECEDENTES DE LA GUERRA QUÍMICA
Cuando se hace referencia a la guerra química en general, mentalmente nos ubicamos en la
Gran Guerra de 1914 y ello se debe a que durante la misma se utilizaron gases químicos de forma
masiva en operaciones de ataque a lo largo de un frente extenso por parte de los dos contendientes.
Pero ello no significa que, con anterioridad, no se hubiera acudido a la química para utilizarla en
conflictos armados. Desde los tiempos de las antiguas epopeyas escritas, los autores han relatado la
utilización de flechas envenenadas, humos tóxicos y otras armas químicas, si bien poco sofisticadas.
Resulta interesante a este respecto, las investigaciones que Simon James de la Universidad de
Leicester, aporta a los inicios de lo que podría denominarse guerra química, en sus estudios acerca
de las excavaciones llevadas a cabo en la ciudad Siria de Dura-Europos [JAMES, 2011]. En su trabajo,
James enlaza las excavaciones arqueológicas emprendidas en la década de 1920 por arqueólogos
franceses y americanos, con el descubrimiento de una contramina excavada por los defensores
romanos contra el feroz asedio a que fue sometida la ciudad por las tropas sasánidas, y abandonada
definitivamente en el año 256 dC. En el interior del túnel se hallaron los cadáveres de 19 legionarios
que, una vez investigado el hallazgo, éste reveló que los atacantes habían utilizado una mezcla de
cristales de azufre y betún para producir una combustión, cuyos gases fueron aventados mediante
fuelles, hacia las tropas defensoras que fallecieron por asfixia. A estos humos tóxicos se les
denominaba en la época “la niebla que atrapa almas”.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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A esta acción ha acompañado a lo largo de los siglos, otras actuaciones como han sido el
envenenamiento de aguas y alimentos, la utilización de cuerpos o prendas infectadas [es decir,
guerra biológica] y el conocido como Fuego Griego [GARCÍA CASTRESANA, 2010, p. 134], cuya fórmula
secreta no nos ha llegado, aunque todo apunta a que la invención de Kallinikos se encontrara
compuesta por una mezcla de alquitrán, resinas, cal viva, petróleo y azufre.
Los avances de la ciencia en general y de la química en particular, a partir del siglo XIX,
propiciaron la utilización en gran escala de gases tóxicos en la Primera Guerra Mundial y de otros
componentes químicos en los campos de exterminio nazi durante la Segunda.
Ya durante la Guerra Fría, la utilización de este tipo de armamento limitó los movimientos del
enemigo, como la utilización del defoliante agente naranja en Vietnam.
En la actualidad, el peligro de guerra química y bacteriológica se circunscribe prácticamente a
la utilización por parte de grupos terroristas o de países no democráticos, ya que desde cualquier
fábrica de productos químicos como fertilizantes o farmacológicos, está preparada para su obtención.
3. LA QUÍMICA ANTE LA GUERRA
En el apartado anterior ya se ha indicado someramente la utilización de la química con fines
bélicos y a gran escala. Sin embargo, no sería justo mencionar que a su vez, la química sirvió de
correa de transmisión en el desarrollo de otras ciencias y tecnologías a las que demandaba
soluciones tecnológicas para obtener los productos que ya se había desarrollado en el laboratorio,
pero a escala industrial.
Un ejemplo de ello supuso a principios del siglo XX, la Síntesis del Amoníaco propuesta por
Fritz Haber (1868-1934). En un principio y ante las necesidades imperiosas de fertilizantes (nitrógeno)
se obtuvo bajo unas condiciones de funcionamiento de 1000ºC, utilizando catalizadores de hierro. El
desarrollo era de bajo rendimiento y poca relevancia comercial, hasta que Walter Nernst (1864-1941)
resaltó la importancia de la presión a la que se producía el proceso. En 1909, Haber operó en
condiciones de 500ºC a una presión de 200 atmósferas y utilizando catalizadores de osmio y hierro
consiguió optimizar el proceso.
En 1913, la empresa BASF implantó en su factoría de Ludwigshafen la primera Planta Piloto de
Síntesis de Amoníaco; para ello fue preciso involucrar al gigante metalúrgico alemán, KRUPP, ya que
era necesario un convertidor capaz de operar en las condiciones requeridas, logro técnico en
materiales no conseguido en aquellos años.
De esta manera, al año siguiente, ya en plena Guerra Mundial, la factoría de Ludwigshafen era
capaz de producir 60000 toneladas al año de amoníaco. El proceso comercial estaba en marcha.
Este auténtico hito de la ciencia química, solucionaba el problema de las hambrunas, al facilitar
el abonado intensivo en los campos y la producción de fertilizantes; también supuso un impulso
importante en el estudio termodinámico de las reacciones gaseosas. Con la declaración de la guerra,
Alemania se vio sometida a un embargo de todo tipo de materias primas y con su fábrica de
amoníaco fue capaz de abastecer sus necesidades de alimentos, así como los explosivos militares
basados en el nitrógeno.
El descubrimiento de Haber quedó parcialmente oscurecido, cuando se tuvo noticia que él era
uno de los químicos que habían acudido al frente belga para dar instrucciones a los militares sobre la
forma adecuada de utilizar los gases tóxicos, especialmente el gas dicloro, que se lanzaban sobre las
líneas enemigas y que su equipo, entre los que se encontraban los futuros Premios Nobel James
Frank, Gustav Hertz y Otto Hahn, había diseñado. De hecho, su primera esposa, química como él, se
Investigación básica y desarrollo tecnológico. La Química en períodos de conflicto bélico
853
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suicidó al no poder soportar la idea de tanta muerte y destrucción causada por su marido, mientras se
1
estaba desarrollando la Segunda Batalla de Yprès en mayo de 1915 .
También es cierto que en el lado francés se encontraba ejerciendo la misma labor que Haber,
el también Premio Nobel de Química de 1912 Victor Grignard (1871-1935). Haber lo recibió en 1918.
De esta manera, nos encontramos con la participación activa de científicos en el campo de
batalla. En esta guerra se puso de manifiesto la intervención de los científicos en la causa nacional,
2
como así lo constata la publicación del “Manifiesto de los 93” , haciendo “un llamamiento al mundo
civilizado”, que se puede estudiar en Sánchez [1995, pp. 121 y ss.], publicado el 4 de octubre de
1914, firmado por 93 intelectuales alemanes que se autoproclamaban “heraldos de la verdad” entre
los que destacaban von Baeyer, Walter Nernst, Max Planck, Fritz Haber, Ostwald, etc., es decir,
físicos, químicos, ingenieros, filósofos y artistas, entre los que destacaban no pocos Premios Nobel.
En este documento se contesta a otro emitido anteriormente por científicos y pensadores del
bando aliado, condenando la invasión de Bélgica y Luxemburgo por las tropas aliadas y una serie de
atrocidades cometidas por el ejército invasor.
La publicación del Manifiesto obtuvo rápida respuesta, concretamente un mes, por parte de la
Acadèmie des Sciences francesa, así como de un grupo de historiadores de la Universidad de
Oxford, el cual, a su vez, fue contestado por un nutrido grupo de Rectores y profesores de
Universidades alemanas. En 1915 un grupo de más de 300 profesores de enseñanza superior
francesa firmaron la “Petition des intellectuelles” y en 1916 salió a la luz el escrito “Les allemands et la
science” del miembro de la Acadèmie Française, Paul Deschanel, en el que se decía que “como
Alemania debe dominar a las otras naciones, la ciencia alemana debe ser superior a la de otros
pueblos”.
Pero probablemente la más firme contestación a esta actitud bélica de los científicos, provino
3
del “Manifiesto a los europeos” escrito en octubre de 1914 por el fisiólogo alemán Georg F. Nicolai
(1874-1964) en el que propugnaba la paz y proponía utilizar la coyuntura bélica europea para
transformar Europa definitivamente en una unidad orgánica, capaz de alejar los dramáticos conflictos
bélicos que la asolaban durante siglos. Únicamente fue rubricado por Albert Einstein, Wilhem J.
Förster y Otto Buek.
La comunicación científica se había resquebrajado de una manera definitiva.
4. LA GRAN GUERRA. UTILIZACIÓN DE AGENTES QUÍMICOS
La utilización de estas sustancias a gran escala comenzó durante la Primera Guerra Mundial y
se pueden clasificar atendiendo a diferentes características:
- En función de su naturaleza, se pueden catalogar en volátiles, que se mantienen en suspensión en
el aire y persistentes, que por el contrario, caen sobre el terreno afectando no sólo a seres vivos.
- Según su letalidad, se atiende a las que persiguen causar mortalidad y las que únicamente
producen incapacidad (con lo que bloquean los equipos e instalaciones médicas del enemigo).
- Según el campo de acción de la sustancia y la extensión de sus efectos.
Atendiendo a sus componentes y los efectos buscados, entre los que destacan los agentes
nerviosos (Sarin, Tabún, Somán, etc), los abrasivos (Lewisita, Gas Mostaza), asfixiantes (Fosgeno) e
incluso sanguíneos como el cianuro.
1
2
3
Durante la batalla de Verdún, murieron 315000 franceses y 281000 alemanes. En el Somme, el mismo año 1916, perdieron
la vida 420000 ingleses, 200000 franceses y 450000 alemanes. En FUENTES [2013, p- 20].
Véase completo en
https://portal.uah.es/portal/page/portal/universidad_mayores/apuntes/seminarios/guerras_mundiales/Manifiesto%20de%20los
%2093.pdf
Para más información, ver NICOLAI [1937].
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Los sistemas de propagación de los gases eran variados; en un principio simplemente se
habrían las válvulas desde las balas que los transportaban y el viento dominante los hacía llegar
hasta las trincheras enemigas. Evidentemente la operación dependía de las condiciones
climatológicas e incluso se corría el riesgo de un cambio brusco en la dirección del viento, lo que
acarrearía graves consecuencias para el ejército atacante. Posteriormente se introducía la carga
gaseosa en un proyectil que era propulsado hasta el enemigo, donde detonaba y expandía el
contenido venenoso. Incluso se utilizó a la aviación para descargar determinados gases.
A lo largo del conflicto se observaron más problemas que ventajas, ya que incluso en el caso
de que los gases hubieran cumplido con su mortal cometido, el tiempo que debía esperarse a que se
disiparan sus efectos era demasiado largo y el enemigo podía recuperarse del impacto.
En las imágenes 1 y 2 se pueden observar estas actuaciones.
Figura 1(izda). Método de impulsión del gas libre. Figura 2 (dcha) Carga de proyectiles
(IWM-Imperial War Museum. Londres).
5. CIENCIA, GUERRA Y CIENTÍFICOS.
Anteriormente se ha comentado el impulso que un conflicto, bélico o prebélico, provoca en los
avances de la ciencia. En este sentido, las pólvoras y los explosivos constituyen el paradigma de los
productos de doble uso. Desde su utilización en espectáculos pirotécnicos, aparatos de seguridad en
vehículos o en los dispositivos de fijación de la carrera espacial para las pólvoras, hasta el desarrollo
de las dinamitas y los combustibles de los cohetes.
En la década de los años 30 en Alemania se estudiaban los propergoles (oxidantes y
reductores diferentes de las pólvoras. Estas investigaciones desembocaron la necesidad de un mejor
diseño industrial de las toberas de los cohetes que se estudiaban en las instalaciones de
Peenemünde y un mayor control de la reacción que tenía lugar sobre la mezcla de alcohol etílico,
oxígeno, peróxido de hidrógeno y permanganato de calcio. Al frente de este proyecto se encontraba
Werner von Braun (1912-1977).
Tanto este científico como otra serie de químicos, físicos, ingenieros o médicos, fueron
acusados al finalizar el conflicto como criminales de guerra, por su colaboración activa o pasiva con el
régimen nazi.
Sin embargo, las crecientes animadversiones entre los aliados occidentales y los soviéticos,
hicieron que los servicios secretos de los aliados recuperaran centenares de científicos alemanes
para seguir con sus investigaciones en los países vencedores. Se pusieron en marcha operaciones
secretas como “Paperclip” y otras, tendentes a recrear documentación para todos ellos que les
permitiera cruzar las fronteras y aparecer como pacíficos ciudadanos.
Investigación básica y desarrollo tecnológico. La Química en períodos de conflicto bélico
855
__________________________________________________________________________________________
De esta manera, científicos como el Dr. Gerhard Schrader, que fue el descubridor de los gases
Sarin y Tabun, resultó acabar como Jefe del Departamento de Pesticidas de BAYER, que colaboró
con el Agente Naranja en Vietnam. El Dr. Hubertus Strughold, precursor de la medicina espacial, fue
el supervisor en Dachau y Auschwitz de las pruebas de resistencia a la congelación, junto con los
doctores Rascher y Holzlöner.
Todo ello abrió el debate más desgarrador, acerca de la colaboración entre la ciencia y la
guerra y puso en el banquillo de los acusados a empresas colaboradoras con el régimen nazi. Así se
demostró cómo la IGFarben, donó importantes sumas de marcos al NSDAP del partido nazi a
principios de los años 30; o cómo la empresa Degesch que suministraba el gas Zyklon-B a los
campos de exterminio, era participada principalmente por BASF. Al igual que ingenieros de la Krupp,
se sentaron en el banquillo de Nüremberg, por la utilización de mano de obra esclava utilizando a los
prisioneros de los campos.
Es de resaltar que en el campo soviético ocurrió lo mismo, si bien dado el secretismo que
cubrió la Europa del Este tras el telón de acero, no se cuenta con información al respecto.
6. RESUMEN Y CONCLUSIONES.
Como reflexiones finales se puede concluir que los períodos de conflictos bélicos han
promovido de manera significativa, la investigación aplicada, especialmente en el campo de los
sectores de doble uso.
Hasta el siglo XX se conceptuaba la ciencia como aséptica y neutral; a partir de las dos guerras
mundiales ya no resulta tan sencillo discriminar entre el origen de un proyecto de investigación, del
uso que se prevé a futuro. Ello es debido en gran parte, a que la investigación científica pasa de una
orientación universal y humanística, a convertirse una razón de estado con objetivos de utilidad
nacional. De hecho desde finales del siglo XIX se observa una creciente interrelación entre la ciencia
y el ejército.
Como ya se ha indicado en la comunicación, la Primera Guerra Mundial supuso un deterioro en
las relaciones entre la comunidad científica de los diferentes países contendientes. En la Segunda
Guerra, algunos científicos pasaron de ser acusados como criminales de guerra a ser considerados
como puntales defensores de las democracias occidentales ante el panorama de Guerra Fría que se
cernía, es decir, según las circunstancias políticas del momento.
No resulta casual que el primer botín para los vencedores de las 2 grandes conflagraciones
mundiales del siglo XX fueran las patentes, los equipamientos y las instalaciones militares e
industriales e incluso los científicos de los países derrotados.
Desde finales del siglo XIX en países como Prusia, ya se promovieron la creación de Comités
Asesores formados por científicos y militares, que abordaran aspectos militares en el área sanitaria y
nutricional. A partir de ese momento se crearon en los países desarrollados instituciones auspiciadas
por los gobiernos, encargadas de gestionar la investigación y encargadas de dotar económicamente
laboratorios e institutos de investigación. También es cierto que a partir de 1945, este tipo de
investigaciones requerían de una gestión y organización muy importante debido a la magnitud de los
proyectos y el elevado número de científicos y técnicos comprometidos en ellos.
Sirva como dato significativo que durante la Gran Guerra del 14, se calcula que alrededor de
5000 licenciados en químicas de ambos bandos, estuvieron investigando en las aplicaciones de la
guerra con agentes tóxicos.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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___________________________________________________________________________
LA QUÍMICA EN LA 'ESCUELA DE MINAS' DE BILBAO,
PRIMERA PARTE (1914-1937)
(1)
(2)
Inés Pellón González , Ana Mª de Luis Álvarez
(1) Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao, España, ines.pellon@ehu.es
(2) Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao, España, ana.deluis@ehu.es
Resumen
En este trabajo se presenta la evolución de las enseñanzas de Química en los estudios de
capataces de minas en Bilbao, teniendo como marco de partida las vicisitudes de la historia de estas
enseñanzas, que han sido estudiadas recientemente por las autoras, pero sin profundizar en los
aspectos relativos a la Química en ellas. También se realizará un análisis de la influencia que tuvieron
en el centro docente los diferentes conflictos bélicos que asolaron Europa y España durante la
primera parte del siglo XX, que fueron precedidos por el denominado “desastre” de 1898, el cual tuvo
una insospechada repercusión sobre la Química que se impartió en la Escuela de Capataces de
Minas de Bilbao.
Palabras Clave: Historia de la Química, Educación, Minas, País Vasco, España, Siglo XX.
CHEMISTRY IN THE 'SCHOOL OF MINES' IN BILBAO,
PART ONE (1914-1937)
Abstract
In this paper we show the evolution of the teaching of chemistry in the foremen’s School of
mines in Bilbao. Our framework will be starting the vicissitudes of the history of this school, which have
been recently studied by the authors. We also perform an analysis of the influence they had on the
educational institution different wars that ravaged Europe and Spain during the early part of the
twentieth century, which were preceded by the so-called "disaster" of 1898. This war had an
unexpected impact on the Chemistry held at the foremen’s School of mines in Bilbao.
th
Keywords: History of Chemistry, Education, Mining, Basque Country, Spain, 20 Century.
1. LOS PRIMEROS PROFESORES DE QUÍMICA Y EL RECONOCIMIENTO OFICIAL DE LAS
ENSEÑANZAS DE CAPATACES DE MINAS EN BILBAO (1902–1913)
El intenso proceso de industrialización que sufrió Vizcaya a finales del siglo XIX y principios del
XX generó la necesidad de profesionales especializados que trabajasen en las industrias que se iban
asentando en la región. Esta demanda llevó a la creación en Bilbao de un centro docente cuyo
objetivo fundamental era formar a sus estudiantes para que se insertan en el mercado laboral con la
mejor preparación profesional posible [DÁVILA, 1997, pp. 255–320]. Dicho centro de estudios se
inauguró el 10 de febrero de 1879 con el nombre de Escuela de Artes y Oficios de Bilbao (EAOB),
857
858
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
que organizó en 1892 una “Escuela intermedia entre la de Ingenieros Industriales y la de Artes y
Oficios de Bilbao, destinada a la formación de capataces” diferenciada de los estudios del resto de
1
especialidades . Su principal objetivo era la formación de técnicos que actuaran como intermediarios
entre el ingeniero y el obrero, que conocieran el oficio manual y que también poseyeran una base
teórica para interpretar los planos y las instrucciones del ingeniero. En un principio fue diseñada como
una Sección de capataces dentro de la EAOB, y sus enseñanzas se iniciaron durante el curso 19021903 en un edificio situado en la calle María Muñoz de Bilbao. Sus alumnos cursaban dos años de
Estudios preparatorios en los que se encontraba, entre otras asignaturas, “Química y Ejercicios de
esta asignatura” durante el segundo curso, que eran continuados por otros dos años de Estudios de
aplicación y por una serie de actividades prácticas que completaban su formación. Para elaborar los
contenidos de las diferentes asignaturas se consultaron los programas vigentes en “la Escuela de
Artes y Oficios de Barcelona, les Écoles Nationales d’Arts et Métiers, el Technikum de Winterthur
(Suiza), el Technikum de Mittweida (Alemania) y además el plan de las Escuelas Superiores de
Industrias recientemente creadas por el Excelentísimo Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas
2
Artes” . Con ellos se otorgó a la Escuela de capataces de Bilbao un innegable carácter internacional
3
[REGLAMENTO, 1904] .
Desde el primer momento, la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Bilbao lucharon
apasionadamente por la oficialización de estas enseñanzas, como consta en la solicitud enviada al
Consejo de Instrucción Pública en 1903. Gracias al memorial que incluyeron los vizcaínos tenemos
una idea más clara de los detalles concretos que configuraron la Sección de Capataces de la EAOB,
cuyas asignaturas de índole químico se detallan en la tabla 1.
Año
Primer año preparatorio
Segundo año preparatorio
Primer año de Aplicación
(Especialidad “Metalurgista”)
Asignatura
No Química
“Mecánica, Física, Química y ejercicios de
dichas asignaturas”
Todos los días de 18:30 a 20:00
“Ampliación de Química y Química Analítica”
Dos días a la semana de 18:30 a 20:00
Profesor
-Máximo Abaunza, licenciado en Ciencias FísicoQuímicas
Ayudante: Laureano Gutiérrez
Ramón Oliveras, ingeniero industrial
Ayudante: Javier Prat
Ayudante de primer año: Miguel [¿Septiem?] (alumno
de cuarto año de Ingeniería Industrial)
Tabla 1: Cuadro de profesores de asignaturas de índole químico en la EAOB en 1903 (AGA, Educación,
Escuelas Especiales, Asuntos Generales. Caja 32/16426, “Escuela de Artes, Oficios y Capataces. Bilbao. 1903”).
El programa de la “Mecánica, Física, Química y ejercicios de dichas asignaturas” constaba de
un total de 53 lecciones, de las cuales solamente 9 eran de Química, es decir un 16,98%, y su
docencia comprendía las “leyes de la composición de los cuerpos, nomenclatura y principales
elementos y compuestos inorgánicos. Ejercicios de esta asignatura”. Por otro lado, en la “Ampliación
de Química y Química Analítica” se enseñaban “los procedimientos generales del análisis inorgánico,
procedimiento general y procedimientos especiales del análisis de hierros, aceros, carbones y
1
2
3
ADFB, Instrucción Pública, C-1178. Expediente nº 9 (Bilbao, 02.VIII.1892).
ADFB, Instrucción Pública, C-1178. Expediente nº 9. “Organización de una Escuela de Capataces en Bilbao” (s.a., fecha
estimada: 1902). Más información sobre la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona en ESCUELA [1926], sobre las Écoles
Nationales d’Arts et Métiers en BUS [1946], sobre el Technikum de Winterthur en EGGLI / URS [2009], y sobre el Technikum
de Mittweida en DOMSCHKE [2007]. Con la denominación de “Escuelas Superiores de Industrias” se referían a las que
estaban sostenidas con fondos del Estado, que en 1900 cambiaron de nombre: La Escuela Central de Artes y Oficios de
Madrid pasó a llamarse “Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid”, mientras que las Escuelas de Artes y Oficios de
Alcoy, Almería, Béjar, Gijón, Logroño, Santiago y Villanueva y Geltrú, se designaron “Escuelas Elementales de Artes e
Industrias” (Gaceta de Madrid de 02.V.1900, p. 560).
ADFB, Bilbao Primera, 0580/016. Expediente tramitado por el Ayuntamiento de Bilbao sobre la variación del plan de estudios
de la sección de capataces de la Escuela de Artes y Oficios y de Capataces de Bilbao.
La Química en la 'Escuela de minas' de Bilbao, primera parte (1914-1937)
859
__________________________________________________________________________________________
4
minerales metálicos” . Desde 1879 hasta 1929 los profesores de estas asignaturas fueron los citados
en la tabla 2.
Por lo que respecta a la biografía de los profesores de química, nos centraremos en el tercero
de los citados en la tabla 2 porque fue quien contempló la oficialización de la Escuela de Capataces
de Bilbao. Máximo Abaunza era natural de El Barco de Ávila y terminó sus estudios de licenciatura en
5
Ciencias Físico-Químicas en la Universidad de Salamanca en 1881 . Después de trabajar un año
como Profesor Ayudante de Química en dicha Universidad, se trasladó a la isla de Cuba con el
6
puesto de Ayudante de la Estación Agronómica de Santa Clara . Al final del siglo diecinueve, el
gobierno español intentó modernizar las técnicas agrícolas del país y de sus colonias, y con la mirada
puesta en el resto de Europa fundó las denominadas “Granjas Experimentales” y “Estaciones
Agronómicas”, que estaban dirigidas por ingenieros agrónomos. Estas instituciones seguían las
teorías que Justus Liebig (1803-1873) publicó en sus textos de química, que fueron traducidos al
castellano con gran rapidez y en cuya difusión tuvo un importante papel el químico madrileño Ramón
Torres Muñoz de Luna, alumno de Liebig y experto en las aplicaciones agrícolas de la química
[PELLÓN Y BILBAO-GOYOAGA, 2013].
Profesor
Laureano Gómez Santamaría
Miguel González
Fecha de
nombramiento
1879
1882
1882
1901
Máximo Abaunza Cermeño
1901
Ramón Oliveras Ferrer
1903
Asignatura
Director
Profesor de “Física, Química, etc”
“Física, Química y Mecánica”
“Mecánica, Física, Química y ejercicios de
dichas asignaturas”
“Fisiología y Zoología Botánica, Geología y
Mineralogía” del Instituto de Segunda
Enseñanza de Bilbao. Fue su Director
desde 1913 hasta 1935.
También impartía las clases de “Higiene”
en la Escuela Especial de Náutica de
Bilbao
[LÁZARO/SICHAR, 1997, pp. 115-116]
“Ampliación de Química”
Fecha de cese y causa
-1900 (Defunción)
1882 (Desconocida)
[¿1925?]
1935 (Jubilación)
1916 (Dimisión 7)
Tabla 2: Profesores de asignaturas de índole químico en la EAOB desde 1882 hasta 1925 (EAOB, 1929, pp. 4546 y ADFB, Instrucción Pública, C–1178. Expediente nº 9. “Organización de una Escuela de Capataces en
Bilbao” [s.a., fecha estimada: 1902]).
Abaunza enfermó de paludismo y dejó su puesto en la Estación Agronómica para trabajar
como Catedrático de “Física y Química” del Instituto de Santa Clara (Cuba) en 1890. Republicano
convencido, fue denunciado por “delitos de imprenta” entre otras cosas y llevado a juicio, en el que
fue declarado inocente y repuesto en su cargo. Fue nombrado catedrático interino de “Historia
Natural, Fisiología e Higiene y Agricultura” del Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río
(Cuba) y llegó a ser su Director, pero cesó en 1897 porque el centro se clausuró a causa de la guerra
[LÁZARO Y SICHAR, 1997, pp. 115-116]. Después del “desastre” de 1898 se trasladó a la Península,
donde obtuvo la plaza de Catedrático Numerario de “Fisiología y Zoología Botánica, Geología y
4
5
6
7
AGA, Educación, Escuelas Especiales, Asuntos Generales. Caja 32/16426, “Escuela de Artes, Oficios y Capataces. Bilbao.
1903”.
El 30.IX.1881. “Expediente académico de Máximo Abaunza Cermeño”. AHN, Universidades, 5204, Exp. 16.
“Expediente personal del ayudante de la Estación Agronómica de Santa Clara M. Abaunza Cermeño”. AHN, Ultramar, 474,
Exp. 6.
Las siguientes noticias que tenemos de Ramón Oliveras Ferrer lo sitúan en 1940 como Profesor Auxiliar en la Escuela
Especial de Ingenieros Industriales de Barcelona (Orden de 16.XII.1940, BOE nº 360 (1940), p. 8855) y como profesor en la
Escuela de Peritos Agrícolas de la misma ciudad en 1941 (Orden de 27.XII.1941, BOE de 22.X.1940, p. 8194). Ascendió a
Ingeniero Primero en 1946 (Orden de 08.III.1946, BOE nº 75 (16.III.1946), p. 2055). Durante su estancia en Bilbao publicó un
libro sobre tecnología química [OLIVERAS, 1903].
860
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Mineralogía” en el Instituto de Segunda Enseñanza de Bilbao para el curso 1901-1902, puesto que
compaginó con el de profesor de “Física y Mecánica” de la EAOB y de Higiene” en la Escuela
8
Especial de Náutica de Bilbao .
Abaunza publicó varios libros mientras se encontraba en la EAOB de temática relacionada con
las asignaturas que impartía [ABAUNZA, 1903, 1904 y 1906]. En 1924 se amortizó la Cátedra de
“Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial” del Instituto de Segunda Enseñanza de Bilbao y se
acumuló la referida enseñanza al Catedrático de Historia Natural del referido centro, D. Máximo
9
Abaunza y Cermeño , quien un año más tarde publicó sus Elementos de organografía, fisiología e
higiene [ABAUNZA, 1925]. En 1931 fue ratificado como Director del Instituto Nacional de Segunda
10
11
Enseñanza de Bilbao , puesto en el que fue cesado en 1935 .
La segunda sede de la EAOB con su Sección de Capataces se inauguró en el curso 19101911, en el edificio que antiguamente albergaba al Hospital Civil de Bilbao situado en Atxuri. Después
de una dura pugna de años contra la Administración Central, todos los esfuerzos realizados por el
Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación Foral de Bizkaia y los propios Capataces de Minas sin título
oficial consiguieron que se crease en Bilbao la denominada “Escuela de capataces de minas y
12
fábricas siderúrgicas” por Real Decreto de 19 de diciembre de 1913 , cuyas enseñanzas, ahora
oficiales, continuaron impartiéndose en el edificio de la EAOB situado en Atxuri. Sobre la Escuela de
13
Bilbao y sobre las otras seis escuelas de capataces de minas oficiales que existían en ese momento
se ejercía un control bicéfalo por dos instituciones: la Escuela Especial de Ingenieros de Minas de
Madrid (EEIMM) y el Ministerio de Fomento. Según la normativa, las cátedras se tenían que
14
desempeñar por ingenieros de minas , que en la Escuela de Bilbao fueron Ramón de Urrutia Llano
(primer Director, denominado Subdirector), Antonio Mauri Uribe, Valentín Vallhonrat Gómez, Luis
15
Torrat Soldevilla, Juan Trueba Aguirre y Jesús Garmendia Mendizábal . La única asignatura de
16
índole químico fueron las Nociones de física y química , que seguía siendo impartida por Máximo
Abaunza.
2. LA CONSOLIDACIÓN: LOS INGENIEROS DE MINAS AL FRENTE DE LA QUÍMICA (1914–1931)
El 28 de julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, también conocida como Gran
Guerra. Ese mismo año, a instancias de la Asociación de Capataces Facultativos de Minas de
Almadén se cambió la denominación de estos profesionales por la de “Ayudantes facultativos de
8
“Expediente personal del ayudante de la Estación Agronómica de Santa Clara M. Abaunza Cermeño”. AHN, Ultramar, 474,
Exp. 6 y LÁRAZO Y SICHAR [1997, pp. 115-116].
9
RO de 13.XI.1923, Gaceta de Madrid nº 321, de 17/11/1923, p. 716.
10
Orden de 30/04/1931, ABC de 06/06/1931, p. 36.
11
Cese de Máximo Abaunza Fermeño (sic) en la dirección del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Bilbao (Gaceta de
Madrid: Diario Oficial de la República nº 69, de 10/03/1935, p. 2039).
12
RD de 19.XII.1913 publicado en la Gaceta de Madrid nº 355 de 21.XII.1913, p. 842 y en el Boletín Oficial de la provincia de
Vizcaya nº 1 de 02.I.1914, p. 1.
13
Éstas eran las de Almadén, Vera, Mieres, Cartagena, Linares y Huelva. Fondo Documental del Instituto Nacional de
Estadística, Anuario de 1915: Escuelas Especiales que dependen del Ministerio de Fomento (http://www.ine.es, visitada el
20.IV.2012).
14
En febrero de 1921 se modificó esta normativa para que los puestos de los tres profesores con derecho a ingresar en el
Cuerpo pudieran ser ocupados por ingenieros del Cuerpo Nacional de Minas. RD de 18.II.1921, Gaceta de Madrid nº 51 del
20.II.1921, p. 558.
15
ADFB, Instrucción Pública, C–1051. Expediente nº 2. Carta del Director General de Agricultura, Minas y Montes al Presidente
de la Diputación Provincial de Vizcaya (6.II.1914) y ADFB, Instrucción Pública C-1051. Expediente nº2. Carta del subdirector
de la Escuela, Sr. Urrutia, al Presidente de la Diputación Provincial de Vizcaya (20.III.1914). Sobre Ramón de Urrutia y Llano
(Valmaseda, 24.II.1869-Bilbao, 1920) se puede consultar MARTÍNEZ PASCUAL [1994, p. 766]; sobre Antonio Mauri y Uribe, La
Vanguardia, 02.VII.1909, p. 10. hemeroteca.lavanguardia.com.../pdf.html, visitada el 03.IV.2012, y sobre Valentín Vallhonrat y
Gómez (Almodóvar del Campo, Ciudad Real, 1884–Plencia, Vizcaya, 1965), ver PUCHE RIART Y ORCHE GARCÍA [2005, pp.
545–550].
16
RD de 19.XII.1913 para la “Escuela de capataces de minas y fábricas siderúrgicas” de Bilbao. Gaceta de Madrid de
21.XII.1913, p. 842.
La Química en la 'Escuela de minas' de Bilbao, primera parte (1914-1937)
861
__________________________________________________________________________________________
17
minas y fábricas metalúrgicas”, sin que se modificaran los derechos y atribuciones que disfrutaban .
Una vez que los títulos de la Escuela de Bilbao fueron reconocidos oficialmente, el elevado número
18
de alumnos matriculados desbordó todas las previsiones , por lo que se hizo necesario buscar un
19
local independiente del resto de titulaciones de Artes y Oficios , El problema se solucionó al
trasladarse la Escuela de Capataces al segundo piso de la antigua alhóndiga de Bilbao situada en la
20
21
calle Barroeta Aldamar . Una vez remodelado , el nuevo centro docente abrió sus puertas en enero
22
de 1916, siendo el primer local exclusivo para la enseñanza de Capataces de Minas en Bilbao. Su
dotación, además de los espacios comunes, dirección, secretaría, etc, era de 3 aulas para clases
23
orales, 2 salas de dibujo y un laboratorio . Al finalizar la guerra el 11 de noviembre de 1918, Europa
se lanzó a vivir la denominada “Belle Epoque”, y en 1921 el Ministerio de Fomento español decidió
unificar los diferentes planes de estudios por los que se regían las siete Escuelas de “Ayudantes
24
facultativos de minas y fábricas metalúrgicas” que sostenía el Estado .
Las enseñanzas se dividieron en dos tipos: una básica de “obreros prácticos” denominada
“Maestros mineros, fundidores y maquinistas” que se impartía en las siete escuelas existentes, y otra
de mayor especialización que se llamó “Ayudantes facultativos de minas y fábricas metalúrgicas”, que
era el título equivalente al de Capataces de Minas y que sólo se impartiría en tres de las siete
escuelas anteriores: las situadas en Bilbao, Cartagena y Mieres. Según esta nueva organización, los
estudiantes de “Maestros mineros, fundidores y maquinistas” cursaban la asignatura “Nociones de
física, química y de mineralogía” en el primer curso (“35 clases al año”), mientras que los “Ayudantes
facultativos de minas y fábricas metalúrgicas” (Capataces de Minas) cursaban “Física, Química y
25
Mineralogía” también en primer curso (“30 clases al año”) . Todo parece indicar que al menos hasta
1925 el profesor de Química seguía siendo Máximo Abaunza, incluso cuando cuatro años después de
la reducción a tres de las escuelas se restableció el nombre de “Capataces facultativos de minas”
26
para estos titulados (1925) .
El éxito de estas enseñanzas en Bilbao fue tal que el incremento del número de alumnos
matriculados hizo necesaria la ampliación de la sala de dibujo en 1929, así como el aumento del
27
número de profesores del centro . Entre los nuevos docentes se encontraba Manuel Beltrán de
Heredia como profesor de las asignaturas de “Física, química y mineralogía (nociones)” y “Física,
28
química y mineralogía (2º curso)” . Nacido el 01.III.1864 en el Valle de Aramayona (Álava) donde su
17
RO de 30.XI.1914, Gaceta de Madrid de 21.XII.1914, p. 853.
Recordemos que las clases correspondientes a la nueva titulación se impartieron desde sus inicios hasta principios de 1916
en la EAOB, que estaba situada en el edificio de la calle María Muñoz de Bilbao, año en el que ocuparon los locales que
albergaron el antiguo hospital de Atxuri por traslado de este último a Basurto. En la actualidad, este edificio alberga al
Instituto de Educación Secundaria Emilio Campuzano [SAIZ, 2006, p. 28].
19
ADFB, Instrucción Pública, C–1051. Expediente nº 2. Diligencia del ingeniero Sr. Urrutia al jefe de la Sección de Fomento
(19.II.1914).
20
ADFB, Bilbao Cuarta, legajo 59 nº 2. Pliego de condiciones y presupuesto para las obras de reforma de la antigua alhóndiga
de Barroeta Aldamar (12.II.1914), y Carta del Arquitecto Jefe de Construcciones Civiles al Presidente de la Comisión de
Fomento sobre las opciones de la antigua alhóndiga de Barroeta Aldamar (17.IV.1914).
21
ADFB, Bilbao sexta, legajo 1, nº 30. Carta del Director del Cuerpo de Bomberos al Ayuntamiento de Bilbao (20.XII.1915).
22
ADFB, Bilbao Cuarta, legajo 59 nº 2. Carta de los contratistas de las obras de “reforma de la antigua alhóndiga de la calle
Barroeta Aldamar” en la que solicitaban el depósito de garantía por haber pasado seis meses desde que se ocupara el
edificio reformado (17.VI.1916).
23
ADFB, Instrucción Pública, C-1051, Expediente nº 2 (16.II.1914).
24
Escuelas de Almadén, Mieres, Cartagena, Vera, Linares, Huelva y Bilbao. RD de 02.VII.1921, Gaceta de Madrid de
03.VII.1921, p. 37.
25
Plan de estudios de las escuelas de “Ayudantes facultativos de minas y fábricas metalúrgicas y de maestros mineros,
fundidores y maquinistas” de Bilbao, Cartagena y Mieres en 1925. RD de 20.IV.1925, Gaceta de Madrid de 22.IV.1925, pp.
434-441.
26
RO de 17.VI.1925, Gaceta de Madrid de 18.VI.1925, pp. 1807–1808.
27
ADFB, Bilbao undécima, legajo 88, nº 119. Decreto del Ayuntamiento de Bilbao del 14.X.1929.
28
La fuente consultada no especifica el año exacto al que corresponde esta información, pero podemos afirmar que estaría
comprendida entre 1925 y 1929 porque el centro se denomina “Escuela de capataces facultativos de minas”, título que se
instauró en 1925; además se cita como subdirector del centro a Luis Reyes, quien ocupó el cargo entre 1920 y 1929
(Impreso titulado “Escuelas Públicas” [s.l.; s.a.]. AEUITMOP, sin catalogar).
18
862
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
padre era el médico titular, estudió en Madrid la carrera de Ingeniero de Minas, terminándola el
29
30
30.IX.1890 y siendo destinado al Distrito Minero de Vizcaya el 10.II.1903 . En 1921 fue propuesto
como profesor de la Escuela de Ayudantes Facultativos de Minas de Bilbao para cubrir la vacante
31
producida por el fallecimiento de Ramón de Urrutia y Llano . El 30.VI.1930 ascendió a Inspector
General de Minas, por lo que cesó en su plaza de Director (Subdirector) de la Escuela de Capataces
32
Facultativos de Minas de Bilbao para tomar posesión de su nuevo cargo, el 15.VII.1930 . Contando
treinta y tres años publicó un artículo sobre la fabricación del coque en Bilbao en una revista británica
[BELTRÁN DE HEREDIA, 1897] y solicitó la concesión de 12 registros mineros de mineral de hierro en
33
Cantabria . En 1918 y en 1921 realizó los planos de dos minas pertenecientes al distrito minero de
34
Guipúzcoa, Álava y Navarra , y en 1925 era uno de los Profesores Ingenieros de Minas de la
Escuela de Capataces de Bilbao cuyo sueldo dependía del Ministerio, del que cobraba 11.000
35
pesetas anuales .
El cuatro de marzo de 1927 tomó posesión de la cátedra de “Física y Química” José Mª de
Abásolo y Urrutia, ingeniero de minas de 55 años de edad, por cese en la Jefatura de Minas en 03 de
marzo de 1927 (AETSIMEM, 43), cuya aportación será estudiada con más profundidad en la segunda
parte de este trabajo. En 1930, cinco años más tarde de haber reducido las escuelas oficiales de
“Capataces facultativos de minas” solamente a tres, se pudo comprobar el enorme perjuicio que esta
decisión generó en las regiones afectadas por dicha supresión. Por lo que, con la mirada puesta en
“el beneficio de la industria muchas veces y siempre de la cultura general”, el Estado decidió otorgar
el título de “Capataz facultativo de minas y fábricas metalúrgicas” a los alumnos que cursasen y
terminasen sus estudios en las escuelas de Almadén, Bélmez, Bilbao, Cartagena, Huelva, Linares y
Mieres, las mismas siete que existían antes de su reducción a tres. Asimismo y como ya se realizaba
hasta ese momento, en estas siete escuelas también se impartirían los estudios de “Maestros
mineros, fundidores y maquinistas”, que eran de grado menor que los de capataces [PELLÓN Y DE
LUIS, 2013]. Según el plan de estudios de 1930, los programas y reglamentos de las siete escuelas
oficiales podían ser diferentes entre sí con el objeto de que las enseñanzas de cada una se adaptaran
36
a las condiciones particulares de la minería y metalurgia de cada región .
El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República española en sustitución de la
monarquía de Alfonso XIII, y diez días más tarde se jubilaba Manuel Beltrán de Heredia, cuando
37
contaba 67 años de edad . Por ello no pudo contemplar en activo el nuevo reglamento que se
aprobó en septiembre de 1931, que contemplaba novedosos aspectos de la organización del centro
29
Archivo de la ETS de Ingenieros Técnicos Superiores de Minas y Energía de Madrid (AETSIMEM). Expediente académico de
José Manuel Beltrán de Heredia, Signatura 103-7-5, nº de expediente: 228.
Archivo Central de Ministerio de Industria, Energía y Turismo (ACMIET). Expediente personal de José Manuel Beltrán de
Heredia, Legajo 209.
31
Gaceta de Madrid de 09.I.1921. ACMIET. Expediente personal de José Manuel Beltrán de Heredia, Legajo 209.
32
Ascendió a Inspector General por RD 30.VI.1930. ACMIET. Expediente personal de José Manuel Beltrán de Heredia, Legajo
209.
33
El 1897.07.12 presenta la solicitud de concesión de 12 registros mineros (“pertenencias”) de mineral de hierro con el nombre
de “Salto”, en el subsuelo del sitio llamado “Cantal” en el término de Aras (Ayuntamiento de Voto, Santander), “que linda por
todos vientos con terrenos comunes y particulares” (“Registros mineros”. Diario oficial de avisos de Madrid. Año CXL, viernes
07 de agosto de 1897, Número 217, s.p.).
34
Plano de las labores de la mina “Cercana” (nº 548) localizada en Uharte-Arakil (Navarra), perteneciente al distrito minero de
Guipúzcoa, Álava y Navarra. Fechas: 1918.01.01-1918.12.31. Interesado: Beltrán de Heredia, Manuel. INGENIERO.
Características: Tela; 32,2 x 35,2 cm. Escala: 1:200 -1 plano- Tela. Archivo de la Administración de la Comunidad Foral de
Navarra (AACFN), Referencia ES/NA/AACF/1/002/E14/E14.06/E14.06.02/1978/89807. Mismo plano que P-39. Plano de
labores de la mina denominada Ley (nº 52) de Hierro, localizada en [ilegible], perteneciente al distrito minero de Guipúzcoa,
Álava y Navarra. Fechas: 1921.01.01-1921.12.31. Interesado: Beltrán de Heredia, Manuel. INGENIERO. Características:
Cianotipo, color; 110,1 x 71 cm. Escala: 1:300. 1 -plano(s)- Papel. Notas: Cianotipo de P-207. AACFN, Referencia
ES/NA/AACF/1/002/E14/E14.06/E14.06.02/1978/89690.
35
Carta enviada al Ayuntamiento de Bilbao firmada por los tres profesores que dependían de las subvenciones de la Diputación
y del Ayuntamiento (15.IX.1925). ADFB, Bilbao undécima, legajo 56, nº 127.
36
RD de 13.XI.1930, Gaceta de Madrid de 15.XI.1930, pp. 931–932.
37
Decreto de 25.IV.1931 del Presidente del Gobierno Provisional de la República. Gaceta de Madrid nº 116 de 26.IV.1930, p.
334 y ACMIET, Expediente personal de José Manuel Beltrán de Heredia, Legajo 209.
30
La Química en la 'Escuela de minas' de Bilbao, primera parte (1914-1937)
863
__________________________________________________________________________________________
en los cuarenta y ocho artículos que lo conformaban, entre los que se encontraba el “Programa de las
asignaturas impartidas en la escuela”. Este programa, aprobado por el Ministerio en diciembre de
1931, contemplaba la impartición de un total de 660 clases en 4 años, de las cuales 129 clases
estaban destinadas al segundo curso, en el que se contemplaba la asignatura “Química y nociones
de docimasia mecánica”. Su contenido era “Química general y descriptiva, rudimentos de química
38
analítica, ensayos sobre carbones y minerales; 25 clases al año” .
3. A MODO DE CONCLUSIONES
El estudio de evolución de las enseñanzas en la Escuela de Capataces de Minas de Bilbao
desde 1914 hasta 1937 muestra cómo se produjo un aumento creciente del nº de alumnos que se
matricularon en estas enseñanzas, que queda refrendado por los datos: En el intervalo 1905-06/191314 (8 años) hubo un promedio de 4,50 alumnos por año, mientras que en el intervalo 1914-15/193233 (18 años) el promedio fue de 11,94 alumnos por año. Por lo que respecta a las enseñanzas de de
Química, se puede apreciar cómo éstas fueron ganando en profundidad y especialización, aunque las
conclusiones generales sobre ellas se harán en la segunda parte de este trabajo.
El 18 de julio de 1936 se produjo la sublevación militar del general Francisco Franco
Bahamonde que dio comienzo a la guerra civil. Bilbao fue conquistada por el ejército franquista el 19
de junio de 1937, y el 9 de diciembre de 1937 se produjo un incendio en su Escuela de Minas que
supuso la completa destrucción del centro de estudios, incluido su archivo. A pesar de ello, la
formación de estos profesionales continuó, como veremos en la segunda parte de este trabajo.
4. FUENTES MANUSCRITAS
Los documentos localizados en los archivos se encuentran detallados en las notas.
Abreviaturas empleadas en el texto:
Siglas
AACFN
ACMIET
ADFB
AEUITMOP
AETSIMEM
AGA
AHN
AMB
EAOB
EEIMM
INE
RD
RO
38
Significado
Archivo de la Administración de la Comunidad Foral de Navarra
Archivo Central de Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Madrid
Archivo de la Diputación Foral de Vizcaya, Bilbao
Archivo de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Minas y de Obras Públicas,
Bilbao
Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía de Madrid
Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares
Archivo Histórico Nacional, Madrid
Archivo Municipal de Bilbao
Escuela de Artes y Oficios de Bilbao
Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid
Instituto Nacional de Estadística, Madrid
Real Decreto
Real Orden
Orden de 18.XI.1931 por la que se aprobó el plan de estudios y el reglamento de la “Escuela de capataces facultativos de
minas y fábricas metalúrgicas de Bilbao”. Gaceta de Madrid de 03.XII.1931, pp. 1402-1405.
864
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
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___________________________________________________________________________
LA QUÍMICA EN LA 'ESCUELA DE MINAS' DE BILBAO, SEGUNDA PARTE
(1937-2014)
(1)
(2)
Ana De-Luis Álvarez , Inés Pellón González
(1) Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao, España, ana.deluis@ehu.es
(2) Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Bilbao, España, ines.pellon@ehu.es
Resumen
Una vez finalizada la guerra civil española, la Escuela de Minas de Bilbao continuó su
andadura bajo las directrices del nuevo régimen. En este trabajo se continuará la tarea emprendida
por las autoras en la primera parte, estudiando todos los aspectos relativos a la enseñanza de las
asignaturas de índole química que se impartieron en la Escuela de Minas de Bilbao desde finales de
1937 hasta la actualidad. Se analizarán los diferentes planes de estudio, las biografías de los
profesores que participaron en la docencia, los medios materiales que tuvieron a su disposición, los
alumnos del centro, así como todos aquellos aspectos relacionados con este área de conocimiento.
Palabras Clave: Química, Educación, Minas, País Vasco, España, Siglo XX.
CHEMISTRY IN THE 'SCHOOL OF MINES' IN BILBAO, PART TWO
(1937-2014)
Abstract
After the Spanish civil war, the School of Mines in Bilbao continued its activity under the
guidance of the new regime. In this paper the task undertaken by the authors in the first part will
continue, studying all aspects of the teaching of subjects such chemistry that were given at the School
of Mines in Bilbao from late 1937 to the present. Different curricula, the biographies of the lectures
involved in teaching, the material means they had at their disposal, students at the school and all
aspects related to this knowledge area will be discussed.
th
Keywords: Chemistry, Education, Mining, Basque Country, Spain, 20 . Century.
1. LA ESCUELA DURANTE LA GUERRA Y POSTGUERRA
El día del alzamiento existían nueve profesores en la Escuela de Capataces de Minas de
1
Bilbao. De ellos ocho fueron depurados , entre los que se encontraba el único profesor de química,
José Mª Abásolo Urrutia que impartía la única asignatura de química existente. Para esta asignatura,
Abásolo redactó unos apuntes titulados “Química general y analítica” que servían de texto a los
1
Archivo de la Secretaría de La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Minas y Energía de Madrid (AETSIMEM). Carpeta
nº 43 con el título “Capataces de Bilbao. Personal (1939-1964)”.
865
866
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
_________________________________________________________________________________
2
alumnos que la cursaban . Ingresó en la Escuela en 1927 y era de familia importante en la sociedad
3
de la época. Su hermano Emilio era Director de la Sociedad Plomos y Estaños laminados y su
4
hermano Eduardo, profesor de la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao .
Es importante destacar que tanto en 1937 como en 1938 las enseñanzas en la Escuela se
5
interrumpieron . A pesar de ello, el 25 de noviembre de 1937 ingresó en el centro Luis Basabe
Cotoner, adscrito a la cátedra de Física y Química de forma provisional, debido a que tenía como
destino el Laboratorio Químico Industrial de la Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid,
llegando a dirigirlo en 1941. Durante el curso 1938/1939 estuvo adscrito de manera provisional en el
Instituto Geológico y Minero de España y en agosto de ese mismo año se incorporó a su plaza en la
6
Escuela de Madrid , por lo que no llegó a impartir docencia en la Escuela de Bilbao. Estudió en la
Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid (EEIMM), realizando el curso preparatorio a los
16 años y fue admitido en el primer curso de la carrera en el año académico 1908-1909, terminando
sexto y último año en el curso de 1913 a 1914. Estudió “Química industrial” en el tercer año de
7
carrera y “Química analítica” en el cuarto año .
En julio de 1939 se jubiló el subdirector de la Escuela, Claudio Aranzadi Unamuno, primo del
ilustre escritor bilbaíno y hermano del científico Telesforo Aranzadi, pasando a ocupar dicho cargo
José Mª Abásolo Urrutia. A pesar de ello, Abásolo continuó en solitario hasta abril de 1941 cuando se
contrató a Carlos Franco Bordons, autor de los apuntes de “Química y análisis químico” que en 1942
8
seguían los alumnos de la Escuela de Bilbao . Este tipo de libros que contenían apuntes eran muy
habituales en la Escuela y ayudaban a no aumentar los gastos ocasionados por los estudios, ya que
los alumnos en muchas ocasiones eran trabajadores que no tenían un poder adquisitivo alto.
El profesor Franco se jubiló en 1958 ingresando a finales de 1956 José Manuel de Ochoa y
9
O’Shea , de familia de alta tradición minera ya que al menos tres hermanos fueron Ingenieros de
Minas. Uno de ellos, Luciano, ingresó en la Escuela de Bilbao en 1960.
En otro orden de cosas, en 1939, el nuevo régimen instaurado posibilitó a los estudiantes que
combatieron en la Guerra Civil que recuperasen parte del tiempo de estudio perdido, mediante cursos
10
abreviados semestrales . Entonces, la necesidad de titulados era especialmente necesaria entre los
Capataces de Minas debido a las necesidades de reconstrucción del país y, por ello, en la Escuela de
11
Bilbao se impartieron dos cursos intensivos, ingresando en ellos un total de 53 alumnos .
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Bilbao decidió construir un nuevo edificio en el lugar del
dañado por el incendio acontecido en 1937. El presupuesto con el que se contaba para la obra, era
12
superior a los dos millones de pesetas de la época . Durante su construcción, la Diputación Foral de
Vizcaya cedió unos locales para poder impartir docencia de forma provisional hasta que pasaron a
ocupar el nuevo edificio en 1948 [Figura 1a]. Los locales de la Escuela ocupaban el tercer piso del
edificio que compartía con el Parque Central de Bomberos de Bilbao y consistía en cinco clases y un
2
Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. PS Santander, L-628.
Gazeta de Madrid, 23 de mayo de 1926, núm. 143, p.1075.
4
Orden, de 18 de enero de 1938. Boletín Oficial del Estado, 20 de enero de 1938, núm. 456, p. 5342.
5
Archivo de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Minas y de Obras Públicas de Bilbao (AEUITMOP). Caja: “Actas
y Copias de actas (1936-1955)”. Carpeta: “Datos obtenidos en la Escuela de Minas de Madrid para rehacer los expedientes
de alumnos destruidos por el incendio del 9/12/1937”.
6
AEUITMOP. Carta enviada por el subdirector Claudio Aranzadi al Estado (8 de enero de 1938).
7
Archivo de Secretaría de la Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid (EEIMM), Expediente del alumno Luis
Basabe y Cotoner, Hojas de estudios del alumno Luis Basabe y Cotoner correspondientes a los cursos 1908-1909 hasta
1913-1914.
8
AETSIMEM. Carpeta nº 43 con el título “Capataces de Bilbao. Personal (1939-1964)”.
9
Idem.
10
Orden, de 6 de noviembre de 1939. Boletín Oficial del Estado, 1 de noviembre de 1939, núm. 162, pp. 3195-3197.
11
AEUITMOP. Caja: “Actas y Copias de actas (1936-1955)”. Carpeta: “Datos obtenidos en la Escuela de Minas de Madrid para
rehacer los expedientes de alumnos destruidos por el incendio del 9/12/1937”.
12
Archivo Municipal de Bilbao (AMB-BUA). Ref. 420566. Acta del pleno del 15 de febrero de 1941.
3
Química en la 'Escuela de Minas' de Bilbao, segunda parte (1937-2014)
867
_________________________________________________________________________________
13
laboratorio [Figura 1b]. Durante los años que ocuparon este edificio se han observado multitud de
quejas por parte de la dirección del centro a sus benefactores, como son la falta de calefacción, la
obstrucción de desagües y goteras etc… que conllevaron a la realización de continuas reformas en
14
los locales de la escuela . Esta escuela cambió de denominación a finales de 1951, cuando se
modificó el entonces título de Capataz Facultativo de Minas por el de Facultativo de Minas, debido a
15
la posible confusión de estos titulados con otro tipo de capataces de menor categoría .
2. LA LEY SOBRE ORDENACIÓN DE LAS ENSEÑANZAS TÉCNICAS DE 1957: DE
FACULTATIVOS A PERITOS
Debido a la gran industrialización existente en la época, en 1957 se llevó a cabo una revisión
16
de las Enseñanzas Técnicas . Así, se establecieron las Escuelas Técnicas de Grado Medio, que se
regían por un reglamento común y que otorgaban, entre otros, el título de Perito de Minas Para mayor
unificación, dichas escuelas pasaban a depender administrativamente del Ministerio de Educación
Nacional y económicamente del Estado. Así, la Escuela de Facultativos de Minas de Bilbao pasa a
ser la de Peritos de Minas de Bilbao.
Analizando el nuevo plan de estudios, para obtener el título de Perito en la especialidad
correspondiente era necesario superar un curso selectivo de iniciación y tres cursos más de
especialización. Los bachilleres elementales y los operarios, por no poseer el título necesario para el
ingreso, debían, además, realizar un curso preparatorio. La mayoría de los alumnos de la Escuela de
Bilbao procedían de la margen izquierda de la ría y de la zona minera y simultaneaban los estudios
con el desempeño laboral. Esto hacía que tras terminar sus estudios consiguieran puestos de
responsabilidad, ya que la credibilidad que tenían dentro del tejido empresarial era grande y la
adaptación a sus condiciones específicas era sencilla. Por ese motivo el número de aspirantes era
elevadísimo y existía un duro examen de ingreso al curso preparatorio, accediendo a las enseñanzas
17
un 5% de ellos únicamente . El curso selectivo era igual para todos los peritajes, teniendo una única
asignatura diferente y propia de cada titulación (“Ciencias geológicas” para los peritos de minas).
Primer y segundo curso eran comunes para todos los peritos de minas y en tercero había cinco
secciones diferentes con asignaturas específicas para cada una de ellas.
Con el Plan de Estudios de 1957 aumenta el número de asignaturas de una a seis [Tabla 1].
Aparecen asignaturas de combustibles por la importancia de ellos en la economía de la época,
distinguiéndose entre sólidos (carbón) y el resto (petróleo y gases). Además, surgen asignaturas
relacionadas con materiales de construcción y relacionados con la industria química de la época.
Con la implantación de los cursos preparatorio y selectivo en el curso 1960-1961 se hizo
necesaria una petición de ampliación de las aulas y dependencias del centro, por aumentar
18
notoriamente el número de alumnos y el de horas de permanencia de éstos en las clases . En ese
13
AEUITMOP. Carta del Subdirector de la Escuela al Alcalde de Bilbao del 2 de diciembre de 1948. En ella se solicitan timbres,
además de en las puertas de entrada, dirección y secretaría, en las cinco clases y en el laboratorio.
14
AEUITMOP. Multitud de cartas del Subdirector de la Escuela a sus benefactores.
15
Orden, de 29 de diciembre de 1951. Boletín Oficial del Estado, 11 de enero de 1951, núm. 11, p. 167.
16
Ley de 20 de julio de 1957, Boletín Oficial del Estado, de 22 de julio de 1957, núm. 187, pp. 607-614.
17
Esto queda patente en una opinión al respecto de Pedro Saenz, profesor jubilado de la Escuela: […]. En esta época para
acceder a la carrera se debía superar un examen de ingreso. Este examen adquirió fama en el entorno por su complejidad,
pues exigía rapidez de reflejos en materias como cálculo ó dibujo técnico y presentaba la amenaza de garantizar únicamente
el ingreso de los 40 alumnos de mayor puntuación. Era tal el pánico ante la posibilidad de fracaso, que se establecieron dos
academias especializadas en preparar la prueba. Una de ellas era la de Hipólito Gimeno, en la calle Gordóniz de Bilbao y la
otra la de José en Sestao […]
18
AEUITMOP. Carta del Subdirector de la Escuela, Fernando de Gondra, al Alcalde de Bilbao del 9 de marzo de 1960. En ella
se solicita ampliación de aulas y se adjunta un plano.
868
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
_________________________________________________________________________________
19
momento el número de alumnos matriculados superó los 750 . Esto llevó implícito un aumento de
plantilla entre el profesorado, de uno a cinco docentes [Tabla 2].
CURSO PREPARATORIO
HORAS DE CLASE SEMANALES
TEÓRICAS
PRÁCTICAS
3
2
ASIGNATURAS COMUNES
Química
CURSO SELECTIVO
HORAS DE CLASE SEMANALES
TEÓRICAS
PRÁCTICAS
3
2
ASIGNATURAS COMUNES
Química
PRIMER CURSO
HORAS DE CLASE SEMANALES
TEÓRICAS
PRÁCTICAS
2,5
2
ASIGNATURAS COMUNES
Análisis Químico
TERCER CURSO
SECCIÓN
ASIGNATURAS
COMBUSTIBLES Y
EXPLOSIVOS
MINERALURGIA
Combustibles Sólidos
Combustibles Líquidos y Gaseosos
Industria del Cemento, Cales, Yesos y Materiales Refractarios
Beneficio de Sales Alcalinas y Alcalino-térreas
HORAS SEMANALES
T
P
2
1
2
1
2
1
1,5
0
Tabla 1: Asignaturas relacionadas con el área de química impartidas para los Peritos de Minas, según Plan de
1957 (Plan de Estudios en las Escuelas Técnicas de Grado Medio: Orden de 9.V.1962, BOE nº 119 de
18.V.1962, pp. 6663-6669. Horas: Resolución de 9.VII.1962, BOE nº 182 de 31.VII.1962, pp. 10728-10738).
Profesor
Ingreso
Cese
Asignatura
Ministerio de
dependencia
Título
Cargo docente
José Manuel
Ochoa O’Shea
1.XII.1956
Química (Plan anterior)
Industria
Ingeniero
de Minas
Luciano Ochoa
O’Shea
1.X.1960
Química (Preparatorio)
Educación
Nacional
Ingeniero
de Minas
Educación
Nacional
Educación
Nacional
Ingeniero
de Minas
Ingeniero
de Minas
Encargado de
Cátedra y de
Curso
Encargado de
Curso
Encargado de
Cátedra
Educación
Nacional
Facultativo
de Minas
Encargado de
Curso
José Ramón
Merino Sánchez
Nicolás Suso
Arostegui
Ramiro Bañales
Basarrete
1.X.1960
19.VIII.1968
30.IX.1991
Química (Preparatorio)
1.X.1960
3.II.1962
Química (Selectivo)
1.X.1961
Prácticas de Laboratorio
(Plan anterior)
Propuesto para Análisis
Químico (Primero, para
1961/1962)
Profesor numerario
Tabla 2. Profesores de química existentes en la Escuela de Bilbao al instaurarse el Plan de 1957 (Archivo de la
Secretaría de La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Minas y Energía de Madrid. Carpeta nº 43 con el
título “Capataces de Bilbao. Personal (1939-1964)”).
3. LA LEY SOBRE ORDENACIÓN DE LAS ENSEÑANZAS TÉCNICAS DE GRADO MEDIO DE
1964: DE PERITOS A INGENIEROS TÉCNICOS
Aunque la Ley de 1957 tuvo una gran importancia por su objetivo unificador de las Enseñanzas
20
Técnicas, su vigencia fue corta, ya que el abril de 1964 apareció una nueva . Una de sus novedades
fue el cambio de denominación de los titulados, pasando de peritos a ingenieros técnicos.
19
AEUITMOP. Carta del Subdirector de la Escuela, José Mª de Urrutia, al Alcalde de Bilbao del 26 de octubre de 1964. En ella
se solicitan dos aulas nuevas.
20
Ley 2/1964, de 29 de abril, Boletín Oficial del Estado, 1 de mayo de 1964, núm. 105, pp. 5581-5582.
Química en la 'Escuela de Minas' de Bilbao, segunda parte (1937-2014)
869
_________________________________________________________________________________
Además, las Enseñanzas Técnicas de Grado Medio se reducen a tres cursos, desarrollándose
en disciplinas de carácter básico (impartidas en primer curso) y en disciplinas propias de la
especialidad. Para evitar la acumulación creciente de alumnos, el nuevo plan de estudios limitaba el
número de años de matriculación oficial, lo que hizo que aumentara considerablemente el alumnado
que cursaba la titulación de forma libre.
Los títulos expedidos en las Escuelas de Minas eran de Ingeniero Técnico de Minas en una de
cinco especialidades posibles, de las cuales en Bilbao se impartían tres: “Fábricas Siderometalúrgicas
y Mineralúrgicas”, “Explotación de Minas” e “Instalaciones de Combustibles y Explosivos”.
En este plan de estudios, las asignaturas afines al área de química se redujeron de siete a seis.
Dentro de las asignaturas de combustibles adquiría mucha importancia el petróleo y la industria que
surge como consecuencia de los productos no combustibles que aparecen en su refino; la industria
petroquímica. En relación con los materiales, se estudiaba en profundidad el cemento, y los procesos
químicos industriales se trataban muy genéricamente en la asignatura de química industrial. Además,
aparece como especialidad las fábricas relacionadas con minerales y con el hierro, cuya importancia
era básica en la zona en la cual se encontraba la Escuela.
Es importante destacar que el Plan de estudios anterior fue descartado cinco años más tarde,
surgiendo el Plan de 1969, pero que a las enseñanzas de química en la Escuela de minas de Bilbao
únicamente le afecta en la denominación de una de las especialidades que imparte. Así, la
especialidad en “Fábricas siderometalúrgicas y mineralúrgicas” pasa a denominarse “Metalurgia”.
Esto da a entender la importancia creciente que estaban adquiriendo los metales, no solo el hierro.
21
Ese mismo año la Escuela de Bilbao se trasladó a Barakaldo [Figura 1c] . Esta nueva
ubicación no es aleatoria debido a estar muy cerca de la zona minera vizcaína y de la extensa zona
industrial donde se encontraban las acerías en continua expansión en la época. Esto facilitaba, en
gran medida, que los trabajadores aumentaran su formación. La nueva escuela tenía 15 aulas; 3
gabinetes, 3 laboratorios (uno de ellos de química) y 5 talleres (uno de combustibles).
a)
b)
c)
d)
Figura 1. a) Edificio de la calle María Muñoz (Archivo Foral de Vizcaya. b) Edificio compartido con los bomberos
de Bilbao (Imagen cedida por Manolo Cano, profesor jubilado de la Escuela). c) Edificio de Barakaldo (el
“correo.com”, 17.I.2014). d) Edificio en la zona de San Mamés (Paulo Etxeberria, profesor de la Escuela).
4. LA INTEGRACIÓN EN LA UNIVERSIDAD (1972)
A finales de la década de los sesenta, debido a la masificación de los entonces distritos
universitarios, se produjeron una serie de medidas urgentes de reestructuración universitaria que
22
llevó a crear en 1968 nuevas universidades . Aparecieron las Escuelas Universitarias, con el fin de
poder introducir en la universidad mejores perspectivas de especialización profesional y en el año
23
1972 la Escuela se integró en la reciente Universidad de Bilbao . En 1980, atendiendo al creciente
21
AEUITOP. Proyecto de edificio para la Escuela Técnica de Peritos de Minas de Barakaldo de noviembre de 1963.
Decreto-Ley 5/1968, de 6 de junio. Boletín Oficial del Estado, 7 de junio de 1968, núm. 137, pp. 8254-8255.
23
Decreto 1377/1972, de 10 de mayo. Boletín Oficial del Estado, 7 de junio de 1972, núm. 136, pp. 10027-10029.
22
870
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
_________________________________________________________________________________
aumento demográfico y al desarrollo alcanzado, la Universidad de Bilbao aumentó su ámbito territorial
24
pasando a denominarse Universidad del País Vasco (UPV/EHU) . Con la incorporación de la
Escuela a la universidad cambió el plan de estudios surgiendo el llamado Plan de 1972 ó Plan
Universitario, consistente en un único ciclo de tres años, siendo primero común y los dos últimos de
especialización. En él se amplían los conocimientos de química que debían adquirir los metalúrgicos,
pero las demás enseñanzas no se modifican con respecto al plan anterior.
Debido a la reforma, en la Escuela de Barakaldo, las asignaturas estaban adscritas a diferentes
cátedras. Entre ellas existían dos en las cuales se podían incluir las asignaturas relacionadas con
química; la Cátedra IV: “Química”, con dos profesores y la VI: “Combustibles”, con un profesor. Es
destacable que la mayoría tenían dedicación parcial y ocupaban cargos de relevancia en la industria.
Además, por primera vez los encargados de la docencia de química son titulados en enseñanzas de
química (Licenciado en Químicas y Perito Químico) y no Ingenieros de Minas [Tabla 3].
El plan universitario tuvo vigencia hasta 1982. En ese año la titulación sufrió un cambio de gran
envergadura en la Escuela. Así, las tres especialidades existentes se impartieron en cuatro años.
Cabe destacar la aparición de “Química Orgánica” como una nueva asignatura en la especialidad de
Combustibles por su importancia para poder comprender las características y comportamiento de los
distintos combustibles, sobre todo el petróleo. Además, desaparece “Combustibles Sólidos” para
estudiar “Tecnología de Combustibles”, mucho más genérica y que amplía la formación en otros
combustibles distintos al carbón.
Cátedra
Química
Combustibles
Asignaturas/Especialidad
Química/Común
Ampliación de
química/Metalurgia
Química Industrial/Metalurgia
Industrias del
Cemento/Metalurgia
Combustibles
Sólidos/Combustibles y
explosivos
Refino del Petróleo y sus
Instalaciones/ Combustibles y
explosivos
Petroquímica/ Combustibles y
explosivos
Profesores
Título
Ingreso
Cese
Cargos
Manuel Aizpuru
de la Torre
Ldo.
Ciencias
Químicas
1.X.1963
30.IX.1986
Encargado de cátedra
Subdirector de
Investigación y Control
en Cementos Portlan
de Lemona S.A.
José Mª Tellería
Aramburu
Perito
Industrial,
Sección
Química
1.X.1969
2.X.1986
Encargado de curso
Profesor de FP
Agustín Cortina
Ruiz
Doctor
Ingeniero
de Minas
1.X.1963
(Cátedra
Matem.)
1.X.1966
30.IX.2000
Encargado de cátedra
Director Técnico de la
Sdad. Bilbaína de
Maderas y Alquitranes
S.A.
Tabla 3. Cátedras relacionadas con el área de química, profesores adscritos a ellas y cargos que ocupaban tanto
en la Escuela como fuera de ella en 1972 (Archivo de Secretaría de La Escuela de Minas de Bilbao).
5. LA REFORMA UNIVERSITARIA DE 1983
La reciente Constitución española de 1978 vino a revisar el régimen jurídico centralista de la
25
Universidad, lo que desembocó, en 1983 , en una reforma que reconocía la autonomía académica,
financiera y de gestión de la universidad.
Un gran cambió se produjo al potenciarse la estructura departamental instituida anteriormente
26
en la que, por primera vez, tenían cabida las Escuelas universitarias . Como consecuencia de ello,
24
Real Decreto 2541/1977, de 23 de septiembre. Boletín Oficial del Estado, 3 de octubre de 1977, núm. 236, pp. 21902-21903.
Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto. Boletín Oficial del Estado, 1 de septiembre de 1983, núm. 209, pp. 24034-24042.
26
Decreto 70/1985, de 18 de marzo, Boletín Oficial del Estado, 2 de marzo de 1985, núm. 62, pp. 1314-1376.
25
Química en la 'Escuela de Minas' de Bilbao, segunda parte (1937-2014)
871
_________________________________________________________________________________
los docentes que impartían asignaturas relacionadas con la Cátedra de Química y con la de
Combustibles de la Escuela de Minas de Barakaldo pasaron a formar parte del departamento de
Ingeniería Química y del Medio Ambiente. Es destacable la aparición de las primeras mujeres
docentes en la Escuela (la primera ingresó en 1986 al Departamento de Química) y la presencia cada
vez más importante de la mujer en las aulas, hecho impensable hasta la época. Los nuevos planes de
estudios tuvieron una serie de novedades. Para conseguir una mayor flexibilidad en el curriculum del
estudiante se computaba el haber académico en créditos. Se distinguían tres tipos de materias: las
troncales (con contenidos homogéneos mínimos), las no troncales que se podían clasificar en
obligatorias y optativas (determinadas por la propia universidad) y las de libre elección, que las elegía
el alumno y le ayudan a la configuración de su propio curriculum. Además, la calificación “No
presentado” era equivalente a una renuncia y no consumía convocatoria. Esta norma prevalece hasta
nuestros días y ha hecho que la duración de los estudios pueda dilatarse en el tiempo.
27
Finalmente en 1995 se homologaron los planes de estudios conducentes a la obtención del
título universitario de Ingeniero Técnico de Minas en cinco especialidades, impartiéndose en
Barakaldo cuatro: “Recursos Energéticos, Combustibles y Explosivos”, “Explotación de Minas”,
“Mineralúrgia y Metalúrgia” e “Instalaciones Electromecánicas Mineras”.
En dichos planes, a pesar de que se reducen en un año las enseñanzas, el número de
asignaturas aumenta de seis a diez. Se recuperan las asignaturas de “Análisis Químico” y
“Carboquímica” y aparecen asignaturas mucho más específicas, como son la “Fabricación de
Explosivos” y la “Ingeniería Básica de Operaciones y Procesos”, lo que implica un nuevo aumento del
número de docentes [Tabla 4]. Esta necesidad se agudizó cuando, en el curso académico 2000-2001
28
dieron comienzo las enseñanzas de la titulación “Ingeniería Técnica de Obras Públicas” ,
aumentándose en dos las asignaturas a impartir (“Química” y “Aguas y Medioambiente”).
Asignatura/Tipo/Especialidad
Profesores
Miguel Angel Hurtado Moja
Química I/Troncal/Común
Química II/Troncal/Común
Ingeniería Básica de Operaciones y Procesos/
Troncal/Recursos/Optativa/Mineralurgia
Fabricación de Explosivos/Troncal/Recursos
Ampliación de Ingeniería Básica de Operaciones y
Procesos/Optativa/Recursos
Carboquímica/Optativa/Recursos
Análisis Químico/Optativa/Mineralurgia/Optativa/
Recursos
Tecnología de Combustibles/Troncal/Recursos
Ampliación de Tecnología de Combustibles/
Optativa/Recursos
Petroquímica/Optativa/Recursos
Itziar Aranguiz Basterrechea
Blanca Caballero Iglesias
José Mª Santos
Fernando Zugazaga Ruiz
Título
FP
Doctora
Ciencias
Químicas
Doctora
Ciencias
Químicas
Ingeniero de
Minas
Ingeniero
Industrial
Ingreso
Cese
1.X.1974
29.VI.2003
1.X.1985
En activo
1.X.1986
En activo
1.X.1984
1.IX.2012
13.III.1995
27.IX.2004
Blanca Egia Laka
Doctora
Ciencias
Químicas
1.II.1991
1.XII.2011
Elena Bilbao Ergueta
Lda. Ciencias
Químicas
20.II.1992
En activo
Tabla 4. Profesores adscritos a la Sección departamental de la Escuela de Minas del Departamento de Ingeniería
Química y del Medioambiente en 1995 (Archivo de Secretaría de La Escuela de Minas de Bilbao).
6. LA ADAPTACIÓN AL ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN: PLAN BOLONIA
Durante las dos últimas décadas, la universidad ha sufrido una gran transformación que
comenzó a mediados de 1999 cuando se firma la Declaración de Bolonia que establece objetivos
comunes para el desarrollo de un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Como
27
28
Resolución, de 26 de septiembre de 1995, Boletín Oficial del Estado, 21 de octubre de 1995, núm. 252, p.3077.
Resolución, de 4 de noviembre de 2000, Boletín Oficial del Estado, 20 de noviembre de 2000, núm. 226, pp. 32258-32267.
872
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
_________________________________________________________________________________
29
consecuencia de ella se modificó la Ley de Universidades . Surgieron nuevos planes de estudios
cuyos objetivos se centraron en la adquisición de competencias por parte de los estudiantes,
ampliando el tradicional enfoque basado en contenidos. Por ello se instauraron los créditos europeos
30
ECTS como unidad de medida, implicando un cambio en las metodologías docentes .
El curso 2010-2011 fue el primero en el cual se impartieron los nuevos grados en la UPV/EHU.
Desde la Escuela de Minas se propusieron dos nuevos Grados: “Ingeniería de Tecnología de Minas y
31
Energía” e “Ingeniería Civil”, cuyos planes de estudios se publican a principios de 2011 . En ellos es
destacable la aparición de “Ingeniería Ambiental”, que refleja la preocupación social que está
tomando la calidad medioambiental en los últimos tiempos [Tabla 5]. A pesar de que disminuye el
número de asignaturas, el número de docentes se mantiene. Esto es debido a que dos de las
asignaturas son comunes a ambas titulaciones y a la progresiva euskaldunización de las enseñanzas.
Asignaturas
Grado
(Minas/Civil)
Profesores
Itziar Aranguiz
Basterrechea
Blanca Caballero Iglesias
Química
Tecnología de Combustibles I
Tecnología de Combustibles II
Operaciones Básicas
Refino del Petróleo y Petroquímica
Ingeniería Ambiental
Aguas y Medio Ambiente
Común
GM
GM
GM
GM
Común
GC
José Mª Santos Casas
Elena Bilbao Ergueta
Ana de Luis Álvarez
Amaia Menéndez Ruiz
Aitziber Iriondo
Hernández
Maite de Blas Martín
Título
Dra. Ciencias
Químicas
Dra. Ciencias
Químicas
Ingeniero de Minas
Dra. Ciencias
Químicas
Dra. Ciencias
Químicas
Dra. Ciencias
Químicas
Dra. Ingeniero
Químico
Dra. Ingeniero
Químico
Ingreso
Cese
1.X.1985
En activo
1.X.1986
En activo
1.X.1984
1.IX.2012
20.II.1992
En activo
26.IX.2006
En activo
1.X.2006
En activo
23.X.2006
En activo
1.IX.2007
En activo
Tabla 5. Profesores adscritos a la Sección departamental de la Escuela de Minas del Departamento de Ingeniería
Química y del Medioambiente en el momento de instaurarse el plan de estudios de 2010 (Plan Bolonia) (Archivo
de Secretaría de La Escuela de Minas de Bilbao).
Mientras acontecía toda la revolución académica expuesta, la Universidad del País Vasco
apostó por la centralización de las Ingenierías del Campus en la zona de San Mamés. En este
contexto, a comienzos del curso académico 2012-2013 se inauguró en esa zona un edificio que
32
alberga a las Escuelas de Ingeniería Técnica Industrial y a la de Minas y de Obras Públicas [Figura
1d]. Es notorio el aumento de dotación que ha conseguido la Escuela de Minas con este nuevo
edificio. Actualmente tiene 16 aulas, 8 seminarios y 26 laboratorios, 6 de ellos de Química.
En medio de estos cambios, la antigua Escuela de Capataces de Bilbao acaba de cumplir 100
años con un gran reto a corto plazo. Desde el rectorado de la UPV/EHU se la ha propuesto como
parte, junto con la Escuela de Náutica, la Superior de Ingenieros y la de Ingenieros Técnicos, de un
único centro de ingenierías de referencia en el Campus de Vizcaya.
29
Ley Orgánica de Universidades 6/2001, de 21 de diciembre, Boletín Oficial del Estado, 24 de diciembre de 2001, núm. 307,
pp. 49400-7425.
http://www.euskonews.com/0419zbk/gaia41901es.html. Consultada el 12 de julio de 2011.
31
Resolución, de 20 de diciembre de 2010, Boletín Oficial del Estado, 31 de enero de 2011, núm. 26, pp. 10785-10787.
32
Anuncio de 31 de octubre de 2007. Boletín Oficial del Estado, 1 de noviembre de 2007, núm. 262, p. 12991.
30
CAPÍTULO 11
UN RECORRIDO HISTÓRICO EN
TORNO A LAS TECNOLOGÍAS
EDUCATIVAS
HISTORICAL REVIEW OF
EDUCATIONAL TECHNOLOGY
873
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 875-882.
___________________________________________________________________________
LA INCORPORACIÓN DE LAS FIGURAS
EN LOS LIBROS DE TEXTO DE GEOMETRÍA
(1)
Fernando Vea Muniesa , Javier Esteban Escaño
(2)
(1) Escuela de Ingeniería y Arquitectura, Zaragoza, fernavea@unizar.es
(2) Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia, Zaragoza, javeste@unizar.es
Resumen
Desde la asignatura de Principios de Geometría en la enseñanza primaria superior hasta
Geometría Descriptiva en los centros de educación superior (escuelas especiales, universidades,
academias militares,...), pasando por Geometría Analítica, Elementos de Geometría o Geometría y
Dibujo Lineal; la enseñanza de esta rama matemática se ha venido apoyando en los libros de texto y,
como parte de la modernización de los mismos, en el uso de elementos gráficos en su exposición
didáctica.
El objeto de esta comunicación es mostrar la evolución de las imágenes dentro de la
enseñanza de Geometría, en particular dentro los textos, así como el paulatino proceso de
modernización. En especial, se va a tratar de ofrecer una primera semblanza de los libros de texto
que incorporaron los elementos gráficos, las figuras, dentro de la exposición teórica de los contenidos
y cómo se ha ido llegando a la situación actual, con libros clásicos y libros virtuales, intentando
mostrar las oportunidades que ofrecen las TIC en la enseñanza de Geometría.
Palabras Clave: Geometría, Gráficos, Enseñanza, Modernización, Siglos XIX-XXI.
THE INTRODUCTION OF DRAWINGS IN GEOMETRY TEXTBOOKS
Abstract
From the subject of Principles of Geometry at the primary school to Descriptive Geometry in
higher education institutions (special schools, universities, military academies,...) through Analytical
Geometry, Elements of Geometry or Geometry and Linear Drawing; the geometry teaching has been
supported in textbooks and as part of a modernization process, with the use of graphic elements in
their educational exhibition.
The purpose of this paper is to show the evolution of images in the teaching of geometry,
particularly within the texts books, as well as the gradual process of modernization. Especially, we will
try to provide a first vision of the textbooks that incorporated graphic elements, the figures, within the
theoretical discussion of the contents and how it has been arriving to the current situation with classic
books and virtual books, trying to show the opportunities offered by ICT in the teaching of geometry.
Keywords: Geometry, Graphics, Education, Modernization, XIX-XXI Centuries
875
876
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
1. INTRODUCCIÓN
En todos los niveles: ¡Geometría! fue el título de la conferencia de Hans Freudenthal [1984, p.
15] en las III Jornadas sobre Aprendizaje y Enseñanza de las Matemáticas, en la que señalaba:
El título de mi conferencia dice no sólo que se debe enseñar la geometría en todos los
niveles escolares, sino más bien que en cada nivel del desarrollo cognitivo -escolar o no-, hay
una geometría que se aprende por sí misma, siempre que se le dé la oportunidad de
desplegarse, y que es una componente esencial de este desarrollo.
A lo largo de la misma, va mostrando cómo las imágenes forman parte esencial en la enseñanza de
la Geometría, vinculando “la intuición geométrica por un lado, y la riqueza de la lógica por el otro”
[FREUDENTHAL, 1984, p. 29]. Esa exigencia venía siendo históricamente aceptada, en particular en
España, donde la enseñanza de Geometría ocupó un lugar permanente en los distintos niveles
1
educativos : Primaria (Principios de Geometría, de Dibujo Lineal y de Agrimensura), Secundaria
(Elementos de Geometría) y Superior (Complemento de Geometría, Geometría Analítica, Geometría
Descriptiva,...). Por otro lado, la vinculación entre Geometría y Dibujo no sólo aparece en las
asignaturas o en los libros utilizados en las mismas, sino también en las cátedras vacantes de
algunos centros educativos [VEA, 1995, pp. 86-90, 235-236, 374].
De aquí que el objetivo de este trabajo sea analizar de qué forma se fueron integrando las
figuras geométricas en los libros empleados en el estudio de Geometría, en particular, en la
asignatura de Elementos de Geometría impartida en la Segunda Enseñanza.
2. LAS LÁMINAS DESPLEGABLES DE FIGURAS
Los libros de texto, en un principio vinculados a las decisiones de los claustros universitarios,
fueron implantados de forma generalizada a través de los planes de estudios hasta el Plan Pidal de
1845 o por medio de las listas de libros de texto hasta 1868, comienzo del Sexenio Revolucionario.
A lo largo de los dos primeros tercios del siglo XIX, casi la totalidad de los libros analizados
seguían las pautas de libros publicados en el siglo XVIII.
Así, uno de los libros de mayor difusión a lo largo del siglo XIX, Tratado de Geometría
elemental de Juan Cortázar, presentaba un discurso continuo de la materia con referencias entre
paréntesis a las figuras que aparecían en las láminas desplegables que se añadían al final del texto
(Figura 1)
3. LOS CAMBIOS TRAS LA REVOLUCIÓN DE 1868
A partir de la Revolución de Septiembre de 1868, el libro de texto sólo debía recibir la
aprobación ministerial para su uso, sin poder imponerlo, lo que permitió una mayor proliferación de
autores y, en consecuencia, de formas exponer las asignaturas de Geometría.
Un ejemplo (Figura 2) es la obra de Ambrosio Moya de la Torre 2, Elementos de Matemáticas.
Tomo II. Geometría y Trigonometría, cuya primera edición es del año 1871 y ya introduce las figuras
intercaladas con el texto de referencia.
1
2
Una síntesis del tema puede verse en VEA Y VELAMAZÁN [2011].
Este autor, en su obra Principios de Aritmética y Geometría de 1862, ya intercalaba figuras en el texto. La imagen
corresponde a la 3ª edición de Elementos de Matemáticas. Tomo II. Geometría y Trigonometría.
La incorporación de las figuras en los libros de texto de Geometría
877
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Figura 1. Texto de páginas 112-113 y fragmento de lámina correspondiente a las mismas.
(CORTÁZAR [1848, pp.112-113])
Figura 2. Planteamiento y desarrollo del problema.
(MOYA [1886, p. 95]).
Figura 3. Contenidos e imágenes coordinadas.
(PONS [1911, p. 190])
4. LAS FIGURAS AMPLÍAN SU PRESENCIA
Con la llegada del siglo XX, se advierte que las figuras no sólo desempeñan un papel
complementario del texto, ayudando a su comprensión, sino que la enseñanza de Geometría nace de
878
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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la simbiosis entre texto y dibujos, ocupando éstos cada vez más espacio dentro de las páginas y
apareciendo más integrados en las propias explicaciones. Un ejemplo se muestra en la figura 3 con la
obra Nociones de Aritmética y Geometría de Bartolomé Pons y Meri, catedrático de Matemáticas del
Instituto General y Técnico de Valladolid, que alcanzó la 3ª edición en 1911.
5. LA COEXISTENCIA DE TEXTOS ANÁLOGOS CON Y SIN FIGURAS
Un tema, que necesita un análisis más exhaustivo, es el de la edición de textos del mismo
autor y contenidos semejantes que se editaron sin figuras y con figuras. Una hipótesis de trabajo es el
coste de edición de la obra y el consiguiente aumento de precio de venta, que pudiera venir vinculado
con, al menos, tres cuestiones: El nivel académico al que se dirige el libro, el hecho de ser un autor
novel en la publicación de textos docentes y la capacidad editorial del establecimiento tipográfico.
Es el caso de la publicación del catedrático de Matemáticas del Instituto Cardenal Cisneros de
Madrid, Ignacio Suárez Somonte, que en su obra de 1922 Nociones de Geometría no incluye figuras;
mientras que, en Nociones y Ejercicios de Aritmética y Geometría de 1932, aparecen los dibujos con
un tamaño considerable.
Figura 4. Texto sin figuras.
(SUÁREZ [1922, p. 231])
Figura 5. Texto con figuras.
(SUÁREZ [1932, pp. 30-31])
6. LAS IMÁGENES DE LA VIDA COTIDIANA EN LOS TEXTOS DE GEOMETRÍA
Un salto cualitativo en la presencia de imágenes en los libros de Geometría es la introducción
de imágenes de la vida cotidiana para explicar los conceptos matemáticos. Esta es la situación que,
para desarrollar el tema de la simetría, muestran Julio Rey Pastor y Pedro Puig Adam en su obra de
1935 Matemáticas. Primer curso (método intuitivo). (Figura 6)
La incorporación de las figuras en los libros de texto de Geometría
879
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7. LA CONFORMIDAD EN LAS DÉCADAS DE LA POSTGUERRA
Tras la guerra civil (1936-1939) se entra en un periodo de estancamiento en la evolución de los
libros de texto de Geometría, ni siquiera el desarrollismo de la década de los sesenta muestra
avances en la modernización de las obras para la educación geométrica. Las figuras presentan dos
libros, el primero cercano a 1953 (figura 7) y el segundo de 1971 (figura 8), donde sólo cabe valorar la
mejora tipográfica del segundo, que permite un mayor detalle, una complejidad superior y una calidad
notable de los dibujos.
Figura 6. Ejemplos de simetría
en la vida real.
(REY-PUIG ADAM [1935, p. 139])
Figura 7. Las figuras
evolucionan poco.
(CENZANO [ca. 1953, p. 198])
Figura 8. La mejora de la tipografía.
(SEGURA [1971, pp. 154-155])
8. LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN DE 1970
La aprobación de la Ley General de Educación de 4 de Agosto de 1970 supuso no sólo una
reforma de los niveles educativos preuniversitarios (Educación General Básica –EGB- y Bachillerato
Unificado Polivalente –BUP-), sino un impulso a las editoriales gracias al cambio metodológico y la
consiguiente implantación de nuevos libros de texto –y libros de actividades para los alumnos(Figuras 9, 10 y 11).
9. LOS DISPOSITIVOS DE ALMACENAMIENTO
El disquete fue el primer formato utilizado para la distribución de contenidos digitales, en 1981
se lanza el diccionario electrónico Random House; sin embargo su escasa capacidad de
almacenamiento los hace poco prácticos para la distribución de contenidos que incorporen grandes
cantidades de imágenes. Aunque el CD ROM aparece en 1985 como un estándar industrial propuesto
por Philips y Sony (Figura 12), no es hasta 1993 cuando se pueden encontrar sus primeras
aplicaciones en la enseñanza en forma de la enciclopedia Encarta de Microsoft, que se siguió
editando hasta 2009. En España es la editorial Anaya Multimedia, a partir de 1994, la que comienza a
880
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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añadir CDs a sus publicaciones, no como textos completos, sino para añadir ejemplos o pequeños
programas en sus libros de programación.
Con el CD ROM se desarrolla un nuevo formato de distribución de contenidos, el denominado
CD ROM multimedia. Dada la gran capacidad de almacenamiento de este formato, ampliada con la
aparición del DVD en 1995, es posible incluir en su interior textos, imágenes e incluso vídeos, lo que
redunda en una capacidad mejorada para la transmisión de conocimientos.
Otro de los elementos que se utiliza intensamente en este tipo de publicaciones es el
hipertexto, que permite saltar de una parte a otra de la publicación en función de los intereses del
lector.
Figura 9. Las primeras incursiones Figura 10. Dibujos y referencias a
de los colores. (JIMÉNEZ Y GONZÁLEZ
la herramienta gráfica CABRI.
[1974, p. 244])
(VIZMANOS et al. (2008, p. 150])
Figura 11. Dibujos y fotografías a
todo color de la vida cotidiana.
(VIZMANOS et al. (2008, p. 126])
El hipertexto fue propuesto por primera vez para el sistema Memex por Vannevar Bush en
1945, aunque su introducción en un sistema real no se encuentra hasta 1964, en que Douglas D.
Engelbart presenta el sistema NLS.
10. LAS PÁGINAS WEB
Durante los 90 se lanzan al mercado múltiples publicaciones multimedia usando como soporte
el CD ROM, aunque estos dispositivos acaban por desaparecer para dar paso a una nueva
tecnología, la de las páginas web. El problema que presentan los CD ROMS es que una vez que se
han editado no se pueden modificar, lo que obliga a sacar al mercado constantes actualizaciones o
parches para corregir errores detectados después de la publicación.
Las publicaciones web se basan en el hipertexto, esta tecnología fue desarrollada en el CERN
por Tim Berners-Lee y lanzada en 1991. Esta nueva tecnología permitió el desarrollo de múltiples
proyectos, modificando por completo las reglas del mercado.
Una de las tecnologías que facilitan la aparición del www es la distribución de contenidos en
abierto. Ya en el año 1971 aparece el proyecto Gutemberg, liderado por Michael Hart, que comenzó a
digitalizar libros en formato electrónico en el momento en que prescribían los derechos de autor de
La incorporación de las figuras en los libros de texto de Geometría
881
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los mismos. La iniciativa pretendía poner en línea los contenidos que se pueden encontrar en una
biblioteca y se considera precursora de los libros electrónicos. Quizás uno de los mayores
exponentes de la transmisión de conocimiento en abierto sea la Wikipedia, iniciada en 2001 por Larry
Sanger y Jimmy Wales, que tiene una versión matemática en castellano en
http://es.wikipedia.org/wiki/Portal:Matemática.
La aparición del www supone un nuevo canal de distribución de contenidos multimedia y de
traspaso de ficheros, los libros de texto ahora se transforman en ficheros pdf y se mueven con total
facilidad por la red (muchas veces violando los derechos de propiedad intelectual de los autores); sin
embargo no existe ninguna diferencia entre la versión escrita y la digital, lo que lleva a una pérdida
económica para las editoriales y a un desencanto para los lectores, que encuentran una mayor
dificultad en la lectura de los textos en el ordenador, sin obtener los beneficios de la tecnología
multimedia.
De manera que no se encuentran libros de texto editados realmente de forma electrónica con
todas sus posibilidades de interactividad hasta 2010, en que Apple lanza su propuesta iBooks for
education como un contenido disponible para sus nuevos iPads.
Hoy se puede encontrar que las principales editoriales de libros de texto para la ESO o
Bachillerato presentan portales web para que los alumnos puedan acceder a actividades
complementarias o a contenidos a los que el papel da soporte con dificultad.
11. MANIPULADORES ALGEBRAICOS
Por otra parte desde 1983, aparecen en el mercado algunos programas que sirven como apoyo
a la docencia de Geometría, ya que permitían a sus usuarios dibujar o generar figuras geométricas
(figura 13) y representar funciones. Algunos ejemplos de estos programas pioneros son: Mathlab
(1983), Maple (1985), Mathematica (1988), Derive (1989), Maxima (2000).
Figura 12. CDROM y disquetes.
(Elaboración propia)
Figura 13. Pantalla del programa derive
(Elaboración propia)
El problema que presentan todos estos programas es que no existe una normalización en
cuanto a la forma de representación de las funciones o la sintaxis a usar al no utilizar expresiones
comunes, de forma que los programas escritos para uno no son directamente exportables a otro.
882
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Estos primeros programas tampoco se diseñaron con una vocación docente, sino como herramientas
utilizables tanto en el aula como en entornos profesionales. Algunos programas diseñados
específicamente para ser usados en el aula son: Algebrator, Wiris o GeoGebra.
Otro tipo de programas utilizados en la geometría son los motores de representación gráfica,
que son programas pensados para ser usados como complementos a otros programas de cálculo y
que sólo se encargan de la representación gráfica de los resultados, estos programas además se
distribuyen como software libre, GnuPlot es la más popular de estas soluciones, aunque existen otras
como WinPlot.
12. FUENTES
CENTANO, J. (ca, 1953) Matemáticas. Cuarto curso. Madrid. Ed. Samaran
CORTÁZAR, J. (1848) Tratado de Geometría elemental. 2ª edición, Madrid, Imprenta de la Compañía
de Impresores y Libreros del Reino.
JIMÉNEZ GARCÉS, l. y GONZÁLEZ CASTILLO, A. (1974) Matemáticas 8º. Salamanca-Madrid, Anaya.
MOYA DE LA TORRE, A. (1886) Elementos de Matemáticas. Tomo II. Geometría y trigonometría. 3ª
edición, Madrid, Agustín Jubera.
PONS Y MERI, B. (1911) Nociones de Aritmética y Geometría. 3ª edición, Valladolid, Imp. Lib. y Enc. de
la Viuda de Montero.
REY PASTOR, J. Y PUIG ADAM, P. (1935) Matemáticas. Primer curso (método intuitivo). Madrid, Unión
Tipográfica.
SEGURA DOMENECH, S. (1971) Matemáticas. Sexto curso. Valencia, E. López Mezquida.
SUÁREZ SOMONTE, I. (1922) Nociones de Geometría. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Jaime
Ratés.
SUÁREZ SOMONTE, I. (1932) Nociones y Ejercicios de Aritmética y Geometría. Madrid, Imprenta Sáez
Hermanos.
VIZMANOS, J. R.; ANZOLA, M.; HERVÁS, J. C. Y SANTOS, I. (2008) Matemáticas. 4º Secundaria. Opción B.
Madrid, SM.
13. BIBLIOGRAFÍA
FREUNDENTHAL, H. (1984) “En todos los niveles: ¡Geometría!”. En: Actas de las III Jornadas sobre
Aprendizaje y Enseñanza de las Matemáticas. Zaragoza, Sociedad Aragonesa «Pedro Sánchez
Ciruelo» de Profesores de Matemáticas-Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad
de Zaragoza, 15-34.
PÉREZ ARRANZ, F. (2004) “Brevísima historia de la lectura electrónica.” En: El profesional de la
información, 2004, mayo-junio, v. 13. pp. 179-190.
VEA MUNIESA, F. (1995) Las Matemáticas en la enseñanza secundaria en España en el siglo XIX.
“Cuadernos de Historia de la Ciencia”, 9, I y II, Zaragoza, Seminario de Historia de la Ciencia y
de la Técnica de Aragón - Universidad de Zaragoza, 2 vols.
VEA MUNIESA, F. Y VELAMAZÁN GIMENO, M. A. (2011) “La formación matemática en la ingeniería”. En:
M. Silva Suárez (ed.). El Ochocientos. De los lenguajes al patrimonio. “Técnica e Ingeniería en
España”, VI. Zaragoza, Real Academia de la Ingeniería-Institución “Fernando el Católico” (CSIC)Prensas Universitarias de Zaragoza, 299-344.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 883-890.
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DEL MÉTODO DE PIZARRAS DEL SIGLO XIX A LAS ACTUALES PIZARRAS
DIGITALES
(1)
(2)
(3)
Mª Ángeles Velamazán Gimeno , Ana Esteban Sánchez , Antonio Bono Nuez
(1) Escuela de Ingeniería y Arquitectura, Zaragoza, mavelama@unizar.es
(2) Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia, Zaragoza, anaeste@unizar.es
(3) Escuela de Ingeniería y Arquitectura, Zaragoza, antoniob@unizar.es
Resumen
Dentro del recorrido histórico sobre tecnologías educativas que se realiza en esta sesión, en la
comunicación que aquí se presenta nos centramos en el uso de aquellos recursos utilizados por el
docente, con la tecnología propia de la época, que le permiten expresar y condensar información
adecuada que le ayudarán, posteriormente, en sus explicaciones en el aula.
Uno de los primeros datos de preparación de material por el docente, con anterioridad a la
clase, y que es utilizado en ella para transmitir con más facilidad y de forma más rápida sus
enseñanzas, lo encontramos en España en el método de pizarras del siglo XIX. Se utilizó en la
Academia de Ingenieros militares españoles en la segunda década de dicho siglo y consistía en
escribir en la pizarra, antes del inicio de la clase, las fórmulas, esquemas, figuras o información
necesaria para el posterior desarrollo de las explicaciones del profesorado.
Otros materiales para exposición de contenidos a grupos, que también podían utilizarse con la
tecnología de la época eran carteles, mapas o planos que tenían como soporte el papel.
A lo largo del siglo XX y a medida que la sociedad evolucionaba con nuevos instrumentos y
canales de información y comunicación, se ha intentado su integración en la enseñanza. Su
utilización por parte del profesorado siempre ha estado enfocada a facilitar el aprendizaje de los
estudiantes y aligerar el importante esfuerzo de preparación de la clase expositiva. Estos medios son:
retroproyector, proyector de diapositivas, casete, vídeos, radio y televisión educativa para acabar con
la incorporación de la informática, Internet y la aparición de las pizarras digitales interactivas.
Palabras Clave: Pizarras, Retroproyector, Proyector de diapositivas, Casete, Vídeos, Radio,
Televisión, Pizarras digitales.
FROM BLACKBOARDS METHOD IN 19th CENTURY TO CURRENT
INTERACTIVE WHITEBOARDS
Abstract
This paper is focused on a historical review of resources and materials used by teachers to
explain and present relevant information in a way getting better, bearing in mind the specific
technology of each era.
One of the first evidence about material preparation by the teacher, and the fact that it is used to
transmit more easily and faster his teachings, is found in Spain in the blackboards method in the 19th
century. This was used in the Spanish Academy of Military Engineers during the second decade of the
883
884
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
century. It consists of writing formulas, diagrams, figures, or other information necessary on the
blackboard before the start of the class.
Other resources for presenting much information with large groups of students were posters,
maps or diagrams. They were made of paper, a material widely used in that period.
Throughout the 20th century new tools and channels of information and communication has
been developed and integrated in education. They have been used by teachers to make an easier
student learning and lighten the effort to prepare classes. These tools have been video projectors,
slide projectors, record players, cassettes, video player, radios, television and finally computers,
internet and interactive whiteboards.
Keywords: Blackboard, Projector, Slides projector, Tape player, Video player, Television, Interactive
whiteboards.
1. INTRODUCCIÓN
La preocupación en la educación por la introducción de dispositivos diseñados para transmitir
información y conocimiento como ayuda al profesorado, no se limita a fechas recientes. De todos los
recursos didácticos, el de más larga tradición y el más empleado en todos los ámbitos educativos es
la pizarra colgada en la pared. De hecho, una simple pizarra ya transmite una idea de labor docente.
La primera persona que se le ocurrió colgar en la pared una pizarra con la que trabajaban sus
1
alumnos en el aula, fue a James Pillán (Edimburgo, 1778-1864) , por lo que los primeros usos de
ésta, como apoyo para el profesorado, corresponden a finales del siglo XVIII o principios del XIX.
Sin la pretensión de ser exhaustiva, y partiendo de la pizarra colgada en la pared como
fundamental recurso educativo, esta comunicación realiza un recorrido por aquellas herramientas,
con predominio de apoyo visual, que han ayudado al docente en la enseñanza realizada en el aula.
La función de todas ellas ha sido y es de mediadora, facilitadora y motivadora del proceso de
enseñanza-aprendizaje en las aulas.
2. EL MÉTODO DE PIZARRAS EN LA ACADEMIA DE INGENIEROS DEL EJÉRCITO EN EL
SIGLO XIX
Un paso más en la utilización de la pizarra como ayuda docente –con el objetivo de hacer la
clase más ordenada y ganar tiempo y claridad en la explicación– lo podemos encontrar en el
denominado “método de pizarras” que la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra empezó a
poner en práctica en el año 1820 [EHCIE, 1911, T. II, pp. 101-105]. Inicialmente el método consistía
en que los profesores habían dibujado ya las imágenes, esquemas y fórmulas necesarias en la
pizarra con anterioridad a la clase, en vez de ir escribiendo en ella los cálculos o figuras al ritmo del
desarrollo de la docencia o a medida que iban haciendo falta en la explicación. Posteriormente, el
método evolucionó a que los profesores desarrollaban su trabajo en pliegos de papel y eran los
alumnos, por turnos, los encargados de copiar en la pizarra dicho trabajo. Así, cuando el profesor
entraba al aula, se tenía a la vista todo lo necesario para desarrollar su explicación. De esta forma,
tanto alumnos como profesores lograban tener su colección de “pizarras” y mientras que, a los
alumnos les proporcionaba una guía para el repaso, un resumen y un cuadro sinóptico de las
materias estudiadas, al profesorado le permitía lograr una cantidad de archivos o documentos para
conservar, reutilizar, aumentar o modificar en cursos sucesivos.
1
Ver MORALES, p. 2.
Del método de pizarras del siglo XIX a las actuales pizarras digitales
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Así pues, en la segunda década del siglo XIX este “método de pizarras” resultaba innovador,
necesario, efectivo -tanto para el alumno como para el profesorado- sostenible y transferible. De
hecho, se ha mantenido y usado hasta épocas bien recientes. Sobre este método, la Academia de
2
Ingenieros militares se expresaba en los siguientes términos:
Tal es el sistema que ha seguido la Academia, con indudable éxito, durante un periodo
que comprende casi todo el tiempo de su existencia. Sus buenos resultados aconsejan su
conservación, pues es compatible con toda clase de progresos pedagógicos; y por otra parte,
no hay que olvidar que el sistema de pizarras constituye el secreto de dar mucha materia en el
poco tiempo de que siempre se ha podido disponer. Si se prescindiese de sistema de pizarras
y repasos combinados, las lecciones tendrían que ser mucho más cortas, las teorías que se
estudian en ocho ó diez lecciones necesitarían desarrollarse en veinte ó veinticinco, como
puede comprobarse comparando las materias que se estudian en la Academia de Ingenieros,
con las de otro cualquier establecimiento en que rija el mismo libro de texto [EHCIE, 1911, T. II,
p. 104]
Figura 1. Página del Libro Pizarras del curso de mecánica racional de Díez de Prado Falcón
(BCM, ML-203-A (1857-17)).
3. RECURSOS TRADICIONALES VISUALES NO PROYECTABLES.
3.1 Pizarras
A lo largo del tiempo distintos tipos de pizarras han ido conviviendo para adaptarse mejor a
variadas situaciones (fijas, portátiles, desplazables sobre raíles, con bisagras). Atendiendo al material
utilizado pueden ser de: madera, cemento, lienzo, plástico, acero vitrificado, etc. La pizarra blanca es
2
Para más información sobre la Academia de Ingenieros Militares, ver VELAMAZÁN y AUSEJO [1989].
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
3
bastante más moderna. Existen dos versiones diferentes sobre su invención, una de EE.UU y otra de
4
Reino Unido , ambas proceden de finales de los 50 o principios de los 60 del siglo XX, pero no fue
hasta la década de los 90 cuando su uso se extendió. También se pueden utilizar pizarras de plástico
con tratamiento ferromagnético, donde adherir imanes o cartulinas magnetizadas.
Figura 2. Reproducción aula en MPA (Elaboración propia).
Figura 3. Mapa de 1893 (Elaboración propia)
3.2 Mapas, carteles y cajas expositoras
Mapas. La utilización de los mapas es fundamental para la explicación de determinadas
materias (por ejemplo, la geografía). Representa objetos y hechos, tanto naturales como sociales,
ilustrados para facilitar su relación y comprensión. Es un recurso muy motivador ante el cual surge un
extraño deseo de interpretar aquello que se muestra.
Carteles. Son materiales gráficos que representan una información estructurada, clara y
ordenada preparada para que se entiendan a primera vista. Es un recurso barato y de fácil
manipulación. Como medio de comunicación puede tener un valor autónomo y ser un apoyo a la
presentación oral del profesorado.
Cajas expositoras. Sirven para introducir en ellas una muestra específica del tema en
cuestión. Normalmente son cajas de madera que llevan una tapa de cristal y en su interior se colocan
fragmentos o tubos que contienen una pequeña cantidad del producto anotado debajo. Constituyen
un recurso educativo para el aprendizaje de productos de origen animal, vegetal o mineral.
3.3 El papelógrafo o rotafolio
Es un instrumento para la exposición de información donde se van rotando hojas de papel
dispuestas sobre un caballete, unidas por la parte de arriba mediante varilla o anillas. Puede ser un
medio muy adecuado para intercambiar opiniones y debatir ideas. Finalmente, se pueden arrancar las
hojas y exponer en la pared como si fueran carteles.
3.4 Maquetas
Permiten la representación del elemento de estudio en una escala igual, inferior o superior al
tamaño real. Dependiendo del tipo será estática, cuyo uso se limita a ser observada, o dinámica más
o menos interactiva, pudiendo ser montada y desmontada para favorecer el aprendizaje. Ha sido y es
3
4
Ver: MORALES, p. 3.
Ver: http://boardhoard.wordpress.com/2013/12/20/history-of-whiteboards/
Del método de pizarras del siglo XIX a las actuales pizarras digitales
887
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muy utilizado en biología, medicina y también en otras disciplinas (ingeniería y arquitectura) como
prototipos de construcción o instrumentos de simulación.
4. RECURSOS EDUCATIVOS VISUALES PROYECTABLES
Todos tienen en común que han sido preparados con anterioridad a su uso en clase y que
requieren un instrumento de naturaleza electromecánica para poder ser utilizados. Los más
conocidos son:
Diapositivas. Medio gráfico para representar fotografías, dibujos y textos. Durante bastante
tiempo las colecciones de diapositivas fueron unos excelentes medios para ilustrar las explicaciones
orales.
Transparencias. Gráficos, esquemas o textos realizados sobre unas hojas transparentes de
acetato que se proyectan sobre una pantalla mediante el retroproyector. Debido a su simple manejo y
que las transparencias se elaboran fácilmente, ha sido el recurso predominante en las aulas durante
mucho tiempo. Además, permiten ser fotocopiadas y distribuidas al alumnado antes de su exposición,
consiguiendo facilitar el aprendizaje, la comunicación y el trabajo en clase.
5. RECURSOS AUDIOVISUALES
El término audiovisual es relativamente moderno. Su introducción tuvo lugar en los años
sesenta del siglo XX con la aparición del vídeo para definir una forma de transmisión de información
mediante imágenes y sonido. Debido a que se asoció esta propiedad a recursos anteriores que no
tenían las características indicadas, en la actualidad, la mayoría de las definiciones de este término
introducen algunas restricciones, siendo la más común que la imagen debe percibirse como imagen
en movimiento [SAAVEDRA (2011), p.13].
En García [1996, p. 434] se muestra cómo
en España fue en la década de los años 60 cuando
se produjeron los primeros pasos en llevar los
medios audiovisuales al aula. Los medios
audiovisuales que aquí podemos indicar -cine,
televisión, vídeo, cañón proyector, ordenador,
pizarras digitales....- son instrumentos cuyos
recursos presentan superiores ventajas para la
comunicación, porque el movimiento es capaz de
atraer y mantener mejor la atención del estudiante.
Televisión. En el aula los televisores se han
utilizado, fundamentalmente, como soporte de
reproducción de vídeos.
Vídeo. Recurso didáctico que resulta fácil de
usar para presentar hechos o procedimientos.
Puede servir de registro documental audiovisual de
las sesiones docentes.
Videoproyector. Es el instrumento más
empleado en los últimos tiempos para la docencia.
Figura 4. Elaboración propia.
Proyecta sobre una pantalla, imágenes fijas o
(A partir de JIMÉNEZ Y LLITJOS, 2006)
móviles que proceden de la televisión, el vídeo o el
ordenador.
888
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
Ordenador. Con el software adecuado permite crear, organizar, almacenar, reproducir y
exponer recursos didácticos de múltiples formatos. En la actualidad, el uso del ordenador e internet
en las aulas es bastante habitual, permitiendo el acceso on-line a múltiples tipos de recursos
6. PIZARRA DIGITAL INTERACTIVA.
Es el último dispositivo tecnológico en las aulas. La parte novedosa es que se puede
interactuar directamente sobre la imagen proyectada.
La pizarra digital interactiva (PDI) se compone de un ordenador con un software específico, un
videoproyector, una zona para proyección (típicamente una pizarra blanca clásica) con un dispositivo
para detectar y controlar el lápiz electrónico, y el lápiz electrónico propiamente dicho.
Las PDI pueden ser fijas o portátiles.
Fijas tienen integrado el área de proyección, el
dispositivo detector del lápiz y el videoproyector. Están
pensadas para ser utilizadas en un aula concreta.
Portátiles disponen de un sistema detector del
lápiz que se puede quitar y poner con facilidad sobre la
superficie de proyección permitiendo trasladarse entre
aulas. De esta forma, el profesorado únicamente debe
llevar el dispositivo detector y el lápiz para disponer de
toda la funcionalidad de una PDI en aulas con
videoproyector y ordenador. La instalación de las
portátiles requiere de un procedimiento de calibrado que
hay que realizarlo cada vez que la PDI cambia de lugar.
Figura 5. PDI
El uso de la PDI fomenta la interactividad. El usuario
(Observatorio Tecnológico del MECD)
puede interactuar con la información presentada como si
de una pizarra clásica se tratara.
El software asociado a la PDI hace posible dibujar, escribir, borrar en la pizarra, así como el
acceso a otras aplicaciones u otros recursos audiovisuales, todo ello controlado desde la zona de
proyección sin tener que ir al ordenador.
Otro uso docente es la grabación de lo que se esté haciendo en la PDI durante la clase para
ser utilizado posteriormente como material de la asignatura.
El uso de la PDI se ha extendido en los niveles educativos de primaria y secundaria con éxito,
como muestran variados estudios planteados desde diversos puntos de vista como: la implantación
en escuelas [GÓMEZ et al., 2011, pp. 302-307], estudios de casos particulares de alumnos
[ARMSTRONG et al., 2005, pp. 457-469], trabajo colaborativo para la resolución de problemas [ALVAREZ
et al., 2013, pp. 368-379], trabajo con PDI y mapas conceptuales en clases de física [STOICA et al.,
2011, pp. 3316-3321], percepción del alumno del trabajo con estas pizarras [W ALL ET AL., 2005, pp.
851-867], entre otros.
El grado de penetración de la PDI en la educación superior ha sido mucho menor: valoración
de su uso particular en ingeniería [BONO Y MARTÍN, 2013, pp. 709-714], experiencias relativas a la
grabación de vídeos de clase como material de apoyo en ingeniería [CRADDOCK et al., 2002, pp. 331336], uso para la enseñanza remota síncrona [GRANDA et al., 2011, pp. 87-94] o como parte de un
sistema de videoconferencia IP en la UNED [RODRIGO Y READ, 2010, pp. 89-96].
Del método de pizarras del siglo XIX a las actuales pizarras digitales
889
__________________________________________________________________________________________
7. CONCLUSIONES
Actualmente, el ordenador, junto con toda la variedad de software disponible, ha favorecido el
desuso de múltiples aparatos en docencia, sobre todo aquellos dispositivos que se encuentran
integrados en los PC de hoy en día (grabadora/reproductora de vídeo/audio, proyector de
transparencias/diapositivas, rotafolio, etc.).
Algunos recursos permanecen tímidamente en las aulas (carteles, mapas, etc.) y otros siguen
existiendo casi sin cambios, nos referimos a la pizarra tradicional. Es innegable que este instrumento
ha evolucionado, aunque es su uso en la docencia lo que perdura prácticamente inalterado.
Consideramos que ésta es la principal razón de su supervivencia en las aulas, ya que para el docente
es necesario disponer de un soporte que permita atender y clarificar en el mismo momento las dudas
o cuestiones surgidas en el aula. Durante su existencia, la pizarra ha sido complementada o ha sido
el complemento de variados medios docentes con los que ha tenido diferentes niveles de
protagonismo.
Por el momento, las PDI no sustituyen a la pizarra tradicional, sino que coexisten con ella. Las
posibilidades educativas de las PDI son muy amplias, por su variedad de funcionalidades y el
atractivo de su interacción, pero aún no se ha extendido su uso. Se requiere que los potenciales
usuarios tengan una actitud positiva hacia las tecnologías de la información y comunicación. La
inversión en estos recursos es alta y, en la actual situación económica, casi inexistente. Para impulsar
su entrada en las aulas, además de la inversión en material, es necesario realizar formación sobre el
uso e integración de las PDI dirigido al profesorado.
La difusión masiva de las tabletas (o Tablet PC) hace que el desarrollo tecnológico en pantallas
planas táctiles también esté entrando en el mercado de las PDI. La rapidez de los avances
tecnológicos hace difícil predecir el futuro.
8. BIBLIOGRAFÍA
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9. PROCEDENCIA DE LAS IMÁGENES
MUSEO PEDAGÓGICO DE ARAGÓN (MPA). Ubicación: Plaza Luis López Allué, 22001 Huesca:
http://www.museopedagogicodearagon.com/.
OBSERVATORIO TECNOLÓGICO DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (MECD):
(http://recursostic.educacion.es/observatorio/web/ca/equipamiento-tecnologico/aulasdigitales/915-monografico-pizarras-digitales-primera-parte?start=6.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 891-898.
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DEL MÉTODO DE EXHAUCIÓN A LOS MANIPULADORES ALGEBRAICOS
EN EL CÁLCULO DE ÁREAS PLANAS
(1)
(2)
Fernando Vea Muniesa , Víctor Arenzana Hernández
(1) Escuela de Ingeniería y Arquitectura, Zaragoza, fernavea@unizar.es
(2) Profesor de Matemáticas, Zaragoza, España, vicarenz@yahoo.es
Resumen
Arquímedes calculó áreas de figuras planas limitadas por líneas curvas utilizando el método de
exhaución, atribuido a Eudoxo.
En la Historia de las Matemáticas, para calcular áreas, se utilizaban en unos casos tablas de
primitivas, en otros se tabulaban resultados para diferentes límites de integración; también se
utilizaron los métodos numéricos, el cálculo gráfico e incluso se llegaron a diseñar métodos
mecánicos como el planímetro polar.
Tanto el método de cálculo aproximado como la búsqueda de primitivas en el cálculo de áreas
resultaban complejos y tediosos. La aparición de los ordenadores y, posteriormente, de los
manipuladores algebraicos permitieron una resolución de problemas más sencilla.
Para comprobar la verosimilitud del resultado obtenido con el ordenador, aunque sea de forma
intuitiva, podrían usarse algunos de los métodos históricos de integración expuestos en este trabajo.
Palabras Clave: Cuadraturas, Integración, Manipuladores algebraicos, Historia, Educación,
Matemáticas.
FROM THE EXHAUTION METHOD TO ALGEBRAIC MANIPULATORS
CALCULATING THE AREA OF FLAT SURFACES
Abstract
Archimedes calculated areas of flat figures bounded by curved lines using the method of
exhaustion attributed to Eudoxus.
In the history of mathematics to calculate areas, primitive integral tables were used in some
cases, in other cases, results for different limits of integration were tabulated; numerical methods were
also used as well as graphic calculations and even mechanical methods were designed, such as the
polar planimeter.
Both the method of estimated calculation and the finding of primitive integrals in area calculation
were complex and tedious. The appearance of computers and subsequently computer algebra
systems allowed a simpler resolution of the problems.
In order to check the plausibility of the results obtained with the computer, even if it were in an
intuitive way, some historical integration methods presented in this paper could be used.
Keywords: Quadratures, Integration, Algebraic manipulators, History, Education, Mathematics.
891
892
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es doble. Partiendo de un único tema, el cálculo de áreas planas, se
pretende, por un lado, señalar el desarrollo en paralelo de un pensamiento matemático teórico junto a
la necesidad de aplicarlo a cuestiones de la vida cotidiana. Por otro lado, desde una perspectiva más
educativa, se quiere mostrar de qué forma los manipuladores algebraicos implantados en los
ordenadores pueden tener como complemento formativo los métodos numéricos de cálculo
aproximado de áreas planas.
2. DOS PROBLEMAS HISTÓRICOS
Bernal [1979, pp. 107-108] señala la práctica de construir en ladrillo, especialmente las grandes
edificaciones religiosas de forma piramidal, como uno de los puntos de partida del concepto de área y
volumen para las figuras y sólidos, susceptibles de ser determinados por la longitud de sus lados.
Herodoto [1945, libro 2º, p. 127], en su descripción de Egipto, establece como límites del
mismo, siguiendo la respuesta de un oráculo, que cuanto riega el Nilo en sus inundaciones pertenece
al Egipto. A partir de lo dicho por el historiador griego, Boyer [1986, p. 38], a diferencia de lo
propuesto por Bernal, considera que el borrado de las lindes y la consiguiente necesidad de
agrimensores podrían estar en el origen del cálculo de áreas.
Sea por las necesidades de la construcción de canales y edificios o de restablecer las lindes de
los campos; el tema del cálculo de áreas, en concreto el de la cuadratura del círculo, se hallaba
presente entre los egipcios y los babilonios, convirtiéndose en uno de los problemas matemáticos
históricos en torno al siglo V a.C., donde matemáticos de la talla de Hipócrates de Quíos
desarrollaron métodos para el cálculo de áreas de lúnulas [TATON,1988, vol. 2, p. 257-258;
GEYMONAT, 1985, pp. 76-79; BOYER, 1986, p. 39].
1
Figura 1. El área comprendida entre el triángulo y la parábola es un tercio del área del triángulo .
En el siglo III a.C., Arquímedes también desarrolló procedimientos geométricos para el cálculo
de áreas planas, como el caso de un segmento parabólico, mostrado por González Urbaneja [s.a.], en
el que se prueba que el área del segmento parabólico es cuatro tercios de la superficie del triángulo
de vértices los dos extremos del segmento parabólico y el tercero, sobre la parábola, obtenido como
intersección de la recta perpendicular en el punto medio del segmento que une los dos vértices
anteriores y la propia parábola.
1
Las imágenes, en las que no se indique la procedencia, están realizadas por los autores.
Del método de exhaución a los manipuladores algebraicos en el cálculo de áreas planas
893
__________________________________________________________________________________________
Arquímedes también estableció métodos mecánicos para el cálculo de áreas: Pesada de la
balanza y equilibrio de planos.
Figura 2. Dos superficies del mismo material, cuyo peso es el mismo, tienen la misma área.
3. EL MÉTODO DE EXHAUCIÓN
La idea de calcular aproximadamente áreas de figuras planas a partir de figuras elementales de
superficie conocida estaba presente en Antifón y Brison. Eudoxo de Cnido (408-355 a. C.) convirtió
este cálculo aproximado de áreas en un método de demostración de resultados previamente
conocidos.
Figura 3. El método de exhaución y la cuadratura del círculo.
(http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Archimedes_pi.svg)
Arquímedes convirtió el método de exhaución en una técnica de descubrimiento, es decir, en
un procedimiento para obtener resultados nuevos, cuya certeza no se conociera de antemano.
Entre ambos, Eudoxo y Arquímedes, pusieron de manifiesto que no era necesario aceptar la
existencia de cantidades infinitamente pequeñas y evitaron los procesos infinitos, que habían llevado
a las Matemáticas a su primera gran crisis: la que supuso la aparición de los números irracionales y la
existencia de magnitudes inconmensurables.
La geometría carecía de métodos unívocos y plenamente satisfactorios para el tratamiento de
magnitudes infinitesimales [CAJORI, 1980, p. 41]. Los antiguos generaron y comprendieron el
concepto de infinito, pero sólo los modernos estuvieron preparados para hacer uso de él, para
manipularlo plenamente.
4. LOS INDIVISIBLES DE CAVALIERI
Como señala Geymonat [1985, p. 158], la idea arquimediana de descomponer las curvas en
infinitas cuerdas para calcular su longitud o los volúmenes en infinitas hojas infinitamente delgadas
894
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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fue admitida con el paso del tiempo por todos los matemáticos. Un reflejo de esta influencia es
Bonaventura Cavalieri (Milán, 1598-Bolonia, 1647), que, en el Libro II de su obra Geometria
indivisibilibus continuorum quadam nova ratione promota de 1635, estableció el concepto de Omnes
lineae, que podían ser tratadas como una magnitud geométrica más: Existe la razón entre dos
colecciones de líneas.
Figura 4. Las figuras verde y morada tienen la misma área.
Los segmentos, correspondientes a una misma altura, tienen la misma longitud; por lo tanto la
suma de dichos segmentos me dará la misma área para ambas figuras.
5. LOS MÉTODOS NUMÉRICOS DE CÁLCULO DE ÁREAS: LA REGLA DE 1/3 DE SIMPSON
Podría considerarse que los métodos de aproximación al cálculo de áreas planas, empleados
en la antigua Grecia, fueron el antecedente de los métodos de integración numérica; pero, como
tales, sería más preciso considerar a los que comenzaron a establecerse a partir de la interpolación
polinómica. Además, estos métodos numéricos se fueron desarrollando en paralelo con la
elaboración de la teoría del Cálculo Infinitesimal (diferencial e integral), donde la regla de Barrow no
bastaba para resolver todos los problemas planteados, necesitando recurrir a métodos numéricos,
renunciar por tanto a la exactitud y buscar un cálculo aproximado [CÁRDENAS et al. (2014), pp. 105ss].
Figura 5. Regla de 1/3 de Simpson (la función en azul y la interpolación parabólica en rojo).
Entre las fórmulas de integración numérica, tras la de los rectángulos (punto medio) y la de los
trapecios (interpolación lineal), cabe señalar la regla de 1/3 de Simpson (interpolación parabólica), así
Del método de exhaución a los manipuladores algebraicos en el cálculo de áreas planas
895
__________________________________________________________________________________________
denominada en relación al matemático inglés Thomas Simpson (1710-1761), aunque su autoría se
atribuye, en una versión más simple, a Kepler (1571-1630) [CÁRDENAS et al. (2014), p. 116].
6. DEL PROBLEMA DE LOS ISOPERÍMETROS AL PLANÍMETRO
Se ha señalado que los egipcios propiciaron el concepto de área al tener que reconstruir las
lindes de los campos tras cada avenida del río Nilo; pero también podrían haberse considerado un
antecedente las acotaciones del terreno en la fundación de Cartago por la princesa Dido (c.820 a.C).
Figura 6. Dido acota la tierra para la fundación de Cartago.
(Mathias Merian, el viejo (1630), Historische Chronica Frankfurt)
En este ámbito se encuentra también la necesidad de establecer el catastro, que en España
comienza en el siglo XVIII y se extiende a lo largo de XIX, cuyo problema radica en conocer el área
limitada por una curva, las lindes del terreno.
Junto a este problema práctico, se encuentran dos de componente teórica, vinculados a las
matemáticas de los siglos XVIII y XIX. Por un lado, el de los isoperímetros, vinculado en especial a
Jacobo Bernoulli (1654-1705), que trata de responder a la pregunta: Entre todas las curvas cerradas y
simples de una longitud dada, ¿cuál es la que encierra un área mayor?
Figura 7. El perímetro es el mismo, pero el área es muy distinta.
896
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Por otro, la inquietud de Leonhard Euler (1707-1783) por encontrar la forma de obtener el área
de una figura plana recorriendo su contorno, que daría lugar al conocido teorema de Green, así
denominado en honor a George Green (1793-1841), y cuyas aplicaciones aparecieron en su obra de
1828 An essay on the application Mathematical Analysis to the theories of Electricity and Magnetism.
AD =
∫∫D dx dy =
1
2
∫c -y dx + x dy
Figura 8. El área de D coincide con la integral curvilínea sobre c (su contorno).
Sobre esa base matemática, Jacob Amsler (1823-1912) construyó en 1854 el planímetro que
lleva su nombre y que permite calcular el área encerrada por la curva que recorre el puntero del
mismo.
Figura 9. El planímetro polar de Amsler.
(http://en.wikipedia.org/wiki/File:Amsler-Polarplanimeter-2.jpg)
7. LA FÓRMULA DE PICK: VALOR EXACTO Y VALOR APROXIMADO.
Rey Pastor y Puig Adam [1935, p.194], en la introducción del tema Área de figuras curvas,
señalan:
Las áreas de figuras de contornos curvos irregulares, como porciones de terreno, etc., se
miden en la práctica sustituyéndolas por polígonos aproximadamente equivalentes; es decir, se
procura cruzar el contorno de la figura, compensando los entrantes con los salientes.
Si se trata de una figura de tamaño corriente en el dibujo, puede también hacerse la
2
medición directa, aplicándola sobre un papel milimetrado y contando los cm y milímetros
cuadrados de su interior, efectuando a ojo compensaciones entre los trozos de cuadraditos
cortados por el contorno.
Para resolver con rapidez la primera propuesta de los matemáticos españoles, el cálculo del
área de un polígono irregular, cuyos vértices tienen coordenadas enteras (nodos de la cuadrícula), se
contaba ya desde 1899 con la fórmula demostrada por George Pick (1859–1942),
Área = I + ( B / 2 ) - 1
donde se llama B al número de nodos sobre la frontera del polígono e I al número de nodos de la
cuadrícula en el interior del polígono.
Del método de exhaución a los manipuladores algebraicos en el cálculo de áreas planas
897
__________________________________________________________________________________________
2
Figura 10. El área del polígono es 54’5 u ; es decir, 40 verdes + ( 31 rojos / 2 ) – 1.
8. MANIPULADORES ALGEBRAICOS
Desde 1983, se pueden encontrar en el mercado algunos manipuladores algebraicos, que
ayudan a realizar numerosas operaciones matemáticas, en particular integrales y, como
consecuencia, permiten el cálculo de áreas planas. Uno de estos programas es Maxima, que es un
software libre, consecuencia de la evolución del programa/proyecto Maxima, desarrollado en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en la década de los sesenta del siglo XX, y mantenido
por el Dr. William Schelter desde 1982 hasta su muerte en 2001.
Al igual que otros manipuladores algebraicos semejantes, Maxima comete algunas
incorrecciones como, por ejemplo, el cálculo de una integral definida en un intervalo para el que la
función toma valores complejos, proporcionando un resultado no real.
Figura 11. El área sólo existe en [0,1], aunque Maxima la calcule en [0.Л]
Así mismo, Maxima utiliza el método de Romberg para el cálculo aproximado de integrales
(áreas); pero, ¿cómo se puede saber que el resultado parece correcto? Basta con utilizar la regla de
los trapecios.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Figura 12. Por Romberg, Maxima da 22’4444 y por trapecios 22’6107
9. A MODO DE CONCLUSIÓN
Resulta evidente que la aparición de los programas de cálculo simbólico y el desarrollo de los
ordenadores han permitido el cálculo de áreas planas con mucha mayor precisión y rapidez: pero los
desarrollos de la Historia de las Matemáticas permite corroborar el correcto funcionamiento de estas
herramientas.
10. BIBLIOGRAFÍA
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LA INFLUENCIA DE LOS ORDENADORES EN EL DESARROLLO DE LOS
MÉTODOS ITERATIVOS
(1)
Víctor Arenzana Hernández
(1) Profesor de Matemáticas, Zaragoza, vicarenz@yahoo.es
Resumen
Los métodos iterativos aparecieron desde el comienzo de la historia de las matemáticas y se
han seguido utilizando, aunque generalmente los matemáticos utilizaban teorías que ofrecían
resultados precisos y exactos, y postergaban los procedimientos que buscaban soluciones
aproximadas.
En este artículo se exponen los cambios importantes que la aparición de los ordenadores ha
producido en la enseñanza de estos métodos. Y se hace especial hincapié en la gestación de los
procesos que condujeron a la aparición de la teoría del caos y la geometría fractal.
Palabras Clave: Iteración, Fractales, Teoría del caos, Ordenadores, Enseñanza.
THE INFLUENCE OF THE COMPUTERS IN THE DEVELOPMENT OF ITERATIVE
METHODS
Abstract
Iterative methods appeared since the beginning of the History of Mathematics and have
continued to use, although generally mathematician have used theories offering precise and accurate
results, and have postponed procedures of approximate solutions.
This article describes the main changes that the advent of computers had made in the teaching
of these methods. And it also emphasizes on the gestation of the processes that led to the emergence
of chaos theory and fractal geometry.
Keywords: Iteration, Fractals, Chaos theory, Computers, Teaching.
1. INTRODUCCIÓN
El término iteración se refiere a una acción que se repite sucesivamente y, en matemáticas,
está relacionado con la idea de retroalimentación. El método más representativo de los métodos
iterativos en matemáticas es el conocido como método de iteración de punto fijo, que responde a la
fórmula: xn+1=f(xn) en la que, partiendo de valor inicial x0 obtenemos la sucesión de valores numéricos
x0, x1, x2, …, xn, … 1 (donde la sucesión puede converger hacia un valor numérico o ser divergente,
dependiendo del valor inicial x0) según el siguiente esquema:
1
Retroalimentación significa que el valor de salida que se obtiene a partir del valor inicial x0 se utiliza como nuevo valor inicial,
y así sucesivamente.
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Figura 1. Esquema de un proceso iterativo en matemáticas. (Elaboración propia).
Los métodos iterativos son tan antiguos como las propias matemáticas; el problema número 20
del papiro de Rhind, fechado hacia 1650 a. C., recoge un problema que lo resolvían por el método de
la falsa posición. También de la matemática griega hemos heredado algunos métodos iterativos, entre
otros, el algoritmo de Euclides para calcular el máximo común divisor de dos números y el método
para determinar la raíz cuadrada de un número, basado en la idea de calcular aproximadamente el
lado de un cuadrado de igual área que un rectángulo dado.
Los métodos iterativos han jalonado la historia de las matemáticas y se pueden citar multitud
de ellos con nombre propio; unos para calcular la raíces de una ecuación como el de regula falsi o el
2
Método de Newton , que sería reformulado por J. Raphson (1648-1715); el método de Cross para
calcular estructuras en arquitectura, el método de optimización del Simplex; el método de
aproximaciones sucesivas de Ch. E. Picard (1856-1941) para demostrar la existencia de solución de
una ecuación diferencial bajo ciertas condiciones o los conocidos como métodos Runge- Kutta para
resolver ecuaciones diferenciales, etc.
Aunque los métodos iterativos han sido utilizados por los matemáticos profesionales y han
figurado en los planes de estudio de matemáticas, no se han utilizado de forma profusa y
generalizada antes de la aparición de los ordenadores. Las razones de esta situación quizás se
deban buscar en que la matemática se consideraba hasta comienzos del siglo XX fundamentalmente
una ciencia exacta y el hecho de obtener valores aproximados parecía más propio de las ciencias de
la naturaleza; el caso es que, a mediados del siglo XX, en la enseñanza media y en la superior, salvo
en algunas carreras técnicas se prefería, por ejemplo, para resolver sistemas de ecuaciones, la Regla
de Cramer al Método de Gauss, sin concederle la menor importancia al coste computacional. Del
mismo modo se explicaban multitud de métodos particulares de integración y procedimientos para
integrar los diferentes tipos de ecuaciones diferenciales con nombre propios que se habían ido
produciendo a lo largo de la historia y se concedía escasa importancia a los métodos numéricos
iterativos que hubieran uniformizado la enseñanza de tantos métodos particulares.
A partir de la aparición de los ordenadores en la segunda mitad del siglo XX, la cara de las
matemáticas cambió y actualmente nadie hace matemáticas solamente con lápiz y papel. La
capacidad y la velocidad de cálculo de los ordenadores han hecho que se puedan realizar con ellos
cálculos que antes parecían inabordables. Pero los ordenadores no sólo han sido una herramienta,
también, cuando se han aplicado a métodos numéricos, han hecho aparecer nuevas ramas de las
matemáticas, como son la geometría fractal, la teoría del caos o los autómatas celulares.
2. LAS NUEVAS RAMAS DE LAS MATEMÁTICAS
En el último tercio del siglo XX se produjo una revitalización de los métodos numéricos
tradicionales debida, sobre todo, a la íntima fusión que se produjo entre los métodos iterativos y los
2
La primera versión del método de Newton- Raphson figura de una forma oscura en el Escolio de la Proposición 31 del Libro I
de los Principia (1687)
La influencia de los ordenadores en el desarrollo de los métodos iterativos
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ordenadores. La velocidad de cálculo de las nuevas máquinas y su capacidad gráfica hicieron que, en
algunos casos, los ordenadores se convirtieran en una segunda piel, que era casi traje de
superhéroe, con la que se mostraban los procesos iterativos.
No sería justo si dijéramos que sólo con la aparición de los ordenadores se produjo la
renovación de los métodos iterativos. En la segunda mitad del siglo XIX, K. Weierstrass (1815-1897)
contribuyó a la aritmetización del análisis y en esa labor de fundamentación de las matemáticas
construyó, mediante series, una función continua que no tenía tangente en ninguno de sus puntos;
una figura semejante parecía absurda, ya que hacía pensar que una función pudiera tener un ángulo
en cada punto de un continuo. La idea de llegar a la definición de función fue paralela a la definición
de curva plana y se elaboraron unos métodos iterativos con los que se podían generar curvas que
llenaran el plano, como la de D. Hilbert (1862-1943) o la de G. Peano (1858-1932), con lo que
quedaba en entredicho la noción tradicional de dimensión geométrica o fabricar curvas de longitud
infinita que encerraban un área finita como la curva de H. Koch (1870-1924), sólo por citar algunos
ejemplos. Estas curvas fueron los primeros objetos fractales.
Igualmente, H. Poincaré (1854-1912), al intentar resolver el problema de tres cuerpos,
descubrió que el sistema de ecuaciones diferenciales no lineales que se planteaba a partir de las
ecuaciones de Newton era muy sensible a las condiciones iniciales. Es decir, que pequeñas
variaciones en los datos de entrada podían producir grandes variaciones en los resultados finales.
Estas investigaciones desembocarían con el uso de los ordenadores en la teoría del caos
determinista.
Del mismo modo, las investigaciones realizadas por P. Fatou (1878-1929) y G. Julia (18931978) en 1918 sobre las cuencas de atracción de los ceros de un polinomio en el campo de los
números complejos fueron fuente de inspiración para que B. Mandelbrot (1924-2010) desarrollara una
geometría de lo irregular conocida como geometría fractal.
2.1. Los fractales
En pocos temas se puede apreciar mejor el proceso de la transformación que sufrieron los
métodos iterativos con la aparición de los ordenadores que con el descubrimiento de los conjuntos
fractales. La historia de los conjuntos fractales comenzó en 1879 con el artículo que matemático
inglés A. Cayley (1821-1895) escribió en el American Journal of Mathematics titulado The NewtonFourier imaginary. En el artículo proponía estudiar, utilizando el método de iteración de punto fijo de
Newton-Raphson, las cuencas de atracción de las raíces de diferentes polinomios complejos P(z).
La fórmula de iteración de punto fijo de Newton-Raphson viene dada por la fórmula:
zn+1 = zn −
P(zn )
, valor incial z0
P'(zn )
Cayley se hizo la siguiente pregunta, dado un polinomio cualquiera P(z) con n raíces a1, a2,…,
an, ¿para qué valores iniciales reales z0 alcanzaremos una raíz, ak, determinada si a cada punto del
plano complejo le aplicamos el método de Newton?. Es decir, ¿cómo serán las cuencas de atracción,
A(ak) de la raíz ak? Cayley se preguntó cómo podían ser descritas geométricamente y propuso
3
estudiar las cuencas de atracción de las raíces de z -1=0 y calcularlas para sus tres raíces:
z1 = 1
z 2 = 0,5 ⋅ (−1 + 3i )
z3 = 0,5 ⋅ (−1 − 3i )
Tras este planteamiento, el tema quedó en punto muerto hasta que, casi cincuenta años
después, G. Julia (1893- 1978) publicó su obra Mémoire sur l'iteration des fonctions rationelles, que
fue premiada por la Academia de las Ciencias Francesa en la que señalaba que las cuencas de
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atracción no eran regiones claramente delimitadas, y que sus fronteras eran caóticas. Pero esto, en el
primer cuarto del siglo XX, significaba que no se podían representar geométricamente las cuencas de
atracción de las raíces de un polinomio complejo
3
Figura 2. Representación de las cuencas de atracción de las raíces de polinomio z -1
(http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/barcelo/cnumerico/recursos/cubica.jpg)
Cincuenta años más tarde el tema fue retomado por Mandelbrot [Mandelbrot 1987) que
trabajaba en IBM y representó en el ordenador las cuencas de atracción de los polinomios que habían
sido estudiados por Julia y Fatou. De hecho, la representación de las cuencas de atracción de las
2
raíces de los polinomios z +c para los diferentes c complejos se llaman conjuntos de Julia. Ver
Mandelbrot [2003, pp. 258-274]. B. Mandelbrot aportó un conjunto que lleva su nombre que es el
2
conjunto de los números complejos c tales que la fórmula iterativa zn+1 = zn + c con z0 = 0 converge.
Precisamente fue Mandelbrot el que a estos conjuntos que presentaban una forma
interrumpida, fragmentada e incluso caótica les dio el nombre de conjuntos fractales y justificó la
necesidad de darles un nombre porque él había elaborado una teoría sobre los mismos y había
demostrado que en la naturaleza abundaban objetos cuyas representaciones eran conjuntos
fractales, como se observa en Mandelbrot [1987, p. 168].
2.2. La teoría del caos
El problema de la estabilidad inalterable del universo y sus leyes deterministas, propuesto por
Laplace a finales del siglo XIX, estaba en entredicho porque Laplace había despreciado en su cálculo
unas cantidades pequeñas. Muchos matemáticos intentaron sin éxito resolver el funcionamiento de
un universo con n cuerpos interactuando entre sí. Por ello, el Rey Oscar II de Suecia, en 1884,
convocó un concurso internacional de matemáticas, que se fallaría cinco años más tarde con motivo
de su sexagésimo aniversario. En el concurso se proponían cuatro problemas y el primero era
precisamente el problema de los n cuerpos, que pretendía establecer las fórmulas de las trayectorias
que seguían los objetos del Sistema Solar. El matemático francés H. Poincaré (1854-1912) participó
en el mismo y estudió detenidamente el caso de tres cuerpos y, en 1888, presentó su memoria
titulada Mémoire sur les Courbes Définies par une Équation Différentiel, en la que demostró que las
trayectorias de los cuerpos eran extremadamente complejas y se entrecruzaban entre sí, lo que
significaba una trayectoria caótica no determinista, Poincaré fue el ganador de concurso.
Desde el punto de vista de la mecánica clásica está justificado esperar que un pequeño error
en la determinación de la posición de un cometa en un momento dado producirá un pequeño error en
la predicción un nuevo avistamiento y ese error seguirá siendo insignificante en los avistamientos
futuros del cometa durante siglos. Poincaré, cuando estudió el problema de tres cuerpos, se había
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encontrado con una sensibilidad a las condiciones iniciales, Lascar, y Froeschlé [1991, pp.732-740].
Posteriormente, J. Hadamard (1865-1963) demostró que, para ciertos sistemas, un pequeño cambio
en el valor inicial conduce a cambios en la evolución posterior del sistema; de modo que no es posible
hacer predicciones a largo plazo porque resultan inciertas.
En 1963, E. Lorenz (1917-2008), trabajando como meteorólogo en el MIT, construyó un
sistema de ecuaciones no lineales con las que simulaba el tiempo atmosférico, a partir de unas
condiciones iniciales. El sistema era:
x' = σ ( y − x)
y ' = rx − y − xz
z ' = xy − bz
Lorenz resolvía el sistema con el ordenador Royal McBee LGP-30 y quedó sorprendido cuando
observó la enorme variación en las predicciones que se producía según se trabajara con tres o seis
decimales. Su modelo meteorológico era sensible a las condiciones iniciales y Lorenz redescubrió, de
este modo, el principio iniciador de la teoría del caos determinista, concluyendo igual que Hadamard,
que la sensibilidad las condiciones iniciales impedía poder hacer predicciones meteorológicas a largo
plazo. Esta sensibilidad es lo que se conoce como el efecto mariposa de Lorenz, Ruelle [1993, p. 52].
2.3. La ecuación logística
El cálculo de la evolución de una población ha sido un tema que ha preocupado a lo largo de la
historia. J. Graunt (1620-1664) fue el primero que obtuvo tablas de supervivencia para la ciudad de
Londres a finales del siglo XVII; descubrió que la población crecía en progresión geométrica, pero la
razón de dicha progresión cambiaba en el tiempo. En 1835, A. Quetelet (1796-1874) aportó la idea de
que la velocidad de crecimiento de una población se veía frenada por una resistencia proporcional al
cuadrado de dicha población. Esta idea fue aprovechada por su alumno, P. F. Verhulst, que combinó
la hipótesis de crecimiento exponencial con la hipótesis mecánica de resistencia proporcional al
cuadrado de la velocidad y planteó, en 1838, la ecuación diferencial:
2
d[P(t)]= [hP(t) - kP(t) ]dt
En 1920, los norteamericanos R. Pearl (1879-1940) y L. Reed (1886-1966), estudiando el
crecimiento de la población de la mosca del vinagre, drosophila melanogaster, establecieron que la
tasa de crecimiento de la población era variable en el tiempo y que dependía de la población presente
y del máximo de la población, M, que puede soportar el ecosistema, resultado que los llevaba a la
ecuación logística de Verhulst.
En 1976, el biólogo australiano, Robert May (1938-) volvió a estudiar el crecimiento de una
población de insectos en un ecosistema cerrado y le apareció lo que se conoce como parábola
logística de May. Estudió con su ecuación el comportamiento de diferentes poblaciones con el paso
del tiempo. Para ello partió de los resultados empíricos de Pearl y Reed. Consideró el caso k = 1 y
discretizó el modelo, obteniendo la fórmula iterativa:
P(n+1) = r [P(n) (1 – P(n)].
May dejó de buscar constantes de proporcionalidad para la ecuación, como lo habían hecho
sus antecesores, y abandonó los sistemas lineales; se fijó en las representaciones gráficas de las
iteraciones de su parábola y se percató de implicaciones más amplias.
Si suponemos que la sucesión P(n) converge en un número p, que cupla p = rp(1-p) sería un
punto fijo. Observemos que si r ≤-1, el valor de p carece de sentido. Se comprueba fácilmente que el
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único punto fijo es 0. Si 1 < r < 3 se obtiene un único punto fijo. Para r > 3, existen al menos dos
puntos fijos. Si r aumenta, pueden existir 4, 8, 16, … puntos fijos distintos.
Dedujo que los sistemas biológicos de poblaciones estaban gobernados por ecuaciones no
lineales y que su evolución no llevaba a un valor fijo, sino que podía oscilar, según los valores de r,
entre varios e incluso infinitos valores, lo que hacía imposible haces predicciones sobre la evolución
de las poblaciones.
Para representar el comportamiento de la ecuación logística, R May recurrió al llamado
diagrama de bifurcación. Primero las bifurcaciones producen series de 2, 4, 8, 16. Luego, a medida
que se avanza en los valores de r (hasta el valor 4), aparecen valores con períodos impares y luego
se llega a la ramificación caótica. La estructura tiene profundidad infinita, May [1991, pp. 746-754].
Indudablemente para obtener sus conclusiones se sirvió del ordenador y May decía que “el mundo
mejoraría si se proporcionara a todos los estudiantes una calculadora y se les animara a entretenerse
con la ecuación logística”.
Figura 3. Diagrama de bifurcación de la ecuación logística p=rp(1-p)
(http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/50/Logistic_Bifurcation_map_High_Resolution.png)
2.4. La fecundidad creativa de la iteración
A partir de los años setenta del siglo XX, los procesos iterativos, que hasta el momento de la
aparición de los ordenadores pretendían fundamentalmente aproximar las soluciones de una
ecuación, se transformaron en procesos que generaban algunas formas presentes en la naturaleza.
En efecto, tras el descubrimiento de los conjuntos fractales y las publicación de Mandelbrot, se
3
empezaron a usar sistemas de funciones contractivas que, iterando cada una de ellas sobre un valor
inicial x0, pretendían modelizar matemáticamente, de forma genérica, algunos objetos naturales. Con
las funciones iteradas no se puede generar un árbol o una nube determinada, pero es posible
modelizar las pautas de crecimiento de los mismos y producir árboles y nubes casi reales.
J.E. Hutchinson, en 1981, estudió las propiedades comunes de muchos conjuntos fractales y
obtuvo muchos por medio de funciones que eran semejanzas contractivas (de razón menor que la
unidad); M.F. Barnsley, siendo profesor del Instituto de Tecnología de Georgia en el año 1985, amplió
el conjunto de funciones de Hutchinson a cualquier función contractiva fuera o no semejanza,
extendiendo así el conjunto de fractales obtenidos. En particular obtuvo su famoso Helecho mediante
un sistema de funciones iteradas (SFI). Se comenzó a pensar si, dado un conjunto del mundo real, S,
que se tome como modelo, se podría encontrar un sistema de funciones iteradas que generara un
conjunto S’, que se aproximara a S con un nivel razonable de aproximación. Y se logró.
3
Una aplicación contractiva es aquella que contrae las distancias con una razón estrictamente menor que la unidad. Es decir,
d(f(a),f(b)) < d(a,b)
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Los fractales ya no eran figuras bellas y caprichosas, mediante SFI’s se formaban conjuntos
fractales y se podían generar figuras que existían en la naturaleza. Esto despertó nuevas
expectativas ¿se podría generar cualquier figura?
Figura 4. El helecho de Barnsley, construido por iteración de un SFI
(http://elhelechodebarnsley.files.wordpress.com/2012/02/helechor.gif)
Figura 5. Lenna. Ha sido utilizada desde 1973 como banco de pruebas para probar diferentes
algoritmos para la transmisión digital de imágenes (http://paulschlessinger.wordpress.com/tag/lenna/)
La respuesta en esta dirección se dio en la empresa de compresión de imágenes fractales
creada por Barnsley, llamada Iterated Systems Incorporated, que produjo la imagen de Lenna y otras
muchas con complejos algoritmos iterativos basados en el Teorema de Collage. Y abría el camino a
la compresión de objetos reales, que se daban en la naturaleza.
Dada una imagen era posible determinar un SFI que la genere. Es sabido que las imágenes
producen un alto consumo de memoria en los ordenadores. Como el SFI consta de unas cuantas
ecuaciones de texto, su consumo en memoria de ordenador es pequeño. Para reproducir la imagen
basta con iterar el SFI, que tiene un tiempo de cómputo muy corto y, por consiguiente, en lugar de
enviar, por ejemplo, una imagen de 500x500 pixeles, se envía el texto del SFI que la genere.
3. LA ENSEÑANZA DE LOS MÉTODOS ITERATIVOS Y SU EFICACIA
En los libros de texto tradicionales de Enseñanza Media, hasta hace medio siglo, el algoritmo
iterativo por excelencia era el de Euclides. Pero, a la vez que tomaban fuerza los métodos iterativos
con la aparición de los ordenadores, en esta enseñanza estaban en su apogeo los currículos
cargados de teorías de conjuntos, estructuras algebraicas, definiciones rigurosas de límite de una
función en un punto o manejo del cálculo para operar con soltura dentro del lenguaje de las
matemáticas (castillos de fracciones, potencias, radicales, ecuaciones logarítmicas, etc.). El rigorismo
de los programas propició que la calculadora fuera mirada con recelo porque, con su uso, se verían
mermadas las capacidades calculatorias de los alumnos.
Estas circunstancias motivaron que los métodos iterativos, que se veían facilitados por las
calculadoras y los ordenadores no se vieran incentivados. En la actualidad, los métodos iterativos han
producido dos temas nuevos: los fractales y la teoría del caos, que han alcanzado popularidad y
despiertan la curiosidad de los alumnos. No obstante, conviene destacar que estos temas no se
incluyen en los programas de los cursos de matemáticas, suelen aparecer en algunos libros de texto
al final de ciertos capítulos para fomentar la cultura matemática bajo el nombre de: cuestiones
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interesantes, misceláneas o curiosidades y hacen ver a los alumnos que, aunque sólo sea como
curiosidad, hay un tipo de matemáticas en las que parece que con poco se puede hacer mucho.
En la enseñanza superior, la aceptación fue más rápida. En Dou [1965, p. 238], se exponen los
métodos Runge-Kutta de orden cuatro de modo tradicional y, aunque señalaba lo laborioso del
procedimiento, destacaba que “hace más fácil la programación y permite que sea más fácil el manejo
de funciones empíricas. Pero en aquellos años no estaba generalizado el uso de ordenadores en
España y decía que en todos métodos numéricos, pero en especial en éste es importante una clara y
cuidadosa ordenación de las operaciones, resultados y procedimientos en conjunto”.
A mediados de los ochenta del siglo XX en la enseñanza universitaria la situación había
cambiado y había libros de texto como [BURDEN Y FAIRES, 1985], y [GASCA, 1987], junto a los métodos
numéricos aparecen los algoritmos que los describen de forma esquemática con la finalidad de que
los alumnos, al estudiarlos, puedan escribir el programa en el lenguaje que elijan en su ordenador.
La enseñanza de los métodos numéricos en general y de los iterativos en particular fueron
tema de análisis por autores como Miguel de Guzmán [DE GUZMÁN, 1991] y [DE GUZMÁN, 1994] que
señala los peligros del mal uso del ordenador en la enseñanza de las matemáticas, defendiendo un
cambio en la enseñanza de las mismas y proponiendo que se deben en matemáticas enseñar
procedimientos y no rutinas. Este autor estudió diferentes modos de utilizar en la enseñanza de las
matemáticas, en todos los niveles, los programas de cálculo conocidos como manipuladores
algebraicos así como su repercusión en la enseñanza y en el aprendizaje de las matemáticas.
4. BIBLIOGRAFÍA
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DEL ARTE DE COMPUTAR A LA COMPUTADORA
Y SU INTRODUCCIÓN EN LA ENSEÑANZA
(1)
Ana García Azcárate , Ángel Requena Fraile
(2)
(1) IEES Lope de Vega, Nador, Marruecos, anag.azcarate@uam.es
(2) IES Enrique Nieto, Melilla, España, angelrequenafraile@gmail.es
Resumen
La comunicación expone un recorrido histórico, incluyendo el vertiginoso presente, sobre las
tecnologías computacionales y su compleja relación con la enseñanza en las aulas.
El estudio de las dificultades para la introducción de la calculadora electrónica en el sistema
educativo español desde los años setenta del siglo XX puede ser de utilidad para abordar la
renovación de las clases de matemáticas en plena revolución de las tecnologías de la información.
Muchos profesores de matemáticas fueron pioneros en la introducción del ordenador en los
centros de enseñanza, pero al mismo tiempo se produjo la paradoja de que una parte destacada del
colectivo era reacio al uso de las calculadoras en clase como instrumento didáctico. Conforme las
calculadoras se fueron haciendo programables, gráficas y algebraicas, se mantiene cierto vacío
académico y en muy pocos sitios se contemplan en las evaluaciones o pruebas de selectividad.
Desarrollos clave como la geometría dinámica o las hojas de cálculo estaban disponibles desde
inicios de los noventa y solo veinte años después se empieza a generalizar su uso.
Las tecnologías para la computación, incluso las más ingenuas o simples, han permanecido al
margen de la escuela elemental en Occidente y la extensión de su uso se demora a la educación
superior o al ámbito profesional. El Oriente ha sido diferente por la importancia que se le ha dado al
ábaco de bolas en la formación numérica inicial.
Cuando vivimos la generalización del uso del ordenador desde la primaria parece interesante
contemplarlo con cierto sentido histórico.
Palabras Clave: Historia de la computación, Historia de la educación, Historia de las tecnologías
educativas.
FROM THE ART OF COMPUTING TO THE COMPUTER
AND ITS INTRODUCTION IN TEACHING PRACTICE
Abstract
The present paper shows an historic promenade, including the vertiginous actuality, around the
computational technologies and their complex relation with the classroom teaching.
The study of the difficulties found to introduce the electronic calculator in educational system in
the sixties, can be useful to affront the renovation of maths class in the present revolution of
Information and communications technology (ICT).
Many maths teachers have been pioneers in introducing the computer in educational centres,
but, at the same time, we find the paradox that a good deal of the teachers was deeply against the use
calculators as a didactic instrument in the maths class. When calculators became programmable,
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graphic and algebraic, the academic vacuum still remained and in a really few places their use was
allowed for evaluation proofs.
Important developments as dynamic geometry or spread sheet were available early from
nineties and it’s only now when their utilization starts to be generalized.
Computation Technologies, including the simplest, have remained outside elementary schools
in occident and their use has been delayed to higher education or professional field. The orient has
been very different because of the important place of the abacus in the initial numerical formation.
Now that we are trying to generalize the use of computers even in primary school, it seems
interesting to think about all that with a real historical sense.
Keywords: History of Computation, History of Education, History of Educational Technologies.
1. LAS TÉCNICAS COMPUTACIONALES: TAN ANTIGUAS COMO LA HUMANIDAD
La antropología y la arqueología dan cuenta de la vinculación de la humanidad al arte de contar
y medir. El lenguaje da cuenta de los números, pero la forma de contar y registrar puede variar y ser
más rica. El hueso congolés de Ishango, con más de 9000 años de antigüedad, se viene
considerando como el testimonio de interés más antiguo.
El hallazgo en Mesopotamia de bolas cerámicas con piezas que registran cantidades ha
llevado a considerar la propia numeración como incluso anterior a la escritura y su precedente.
Las tablillas babilónicas y los papiros egipcios ya dan cuenta de procedimientos de
computación relativamente avanzados y de tablas de valores (ternas pitagóricas, descomposición de
fracciones,…) que son auxiliares del cálculo. La presencia de figuras constata la aplicación de
gráficos como ayuda tanto para entender como para aplicar.
La sistematización de la matemática, que se lleva a cabo en la Grecia Clásica, tiene un
obstáculo en lo relativo al cálculo: las operaciones útiles eran consideradas inferiores, propias de
esclavos, y recibían el nombre de logística, reservando el de aritmética para las propiedades
abstractas de los números.
Suele achacarse la deriva griega hacia la geometría al descubrimiento de los números
irracionales. Orientación que no fue completa, el propio Arquímedes escribe el tratado del Arenario,
aunque Euclides prefiera en su sistemática tratar los números reales como segmentos de rectas.
Los numerales griegos fueron las letras del propio alfabeto con sistema aditivo y base decimal.
El sistema de representación numérica debe considerarse como una tecnología de computación. El
sistema griego pese a su carácter primitivo se estuvo usando durante dos milenios: todavía en la
Granada nazarí eran usadas las cifras rumíes.
2. MÁS ALLÁ DE LA REGLA Y DEL COMPÁS: NEUSIS, MECANISMOS Y ASTROLABIOS
Aunque los griegos basaron gran parte de su investigación matemática en el uso de la regla y
del compás, las dificultades que encontraron en la resolución de los tres problemas clásicos
(trisección del ángulo, duplicación del cubo y cuadratura del círculo) les llevaron a diseñar dispositivos
más complejos como era la neusis: reglas e instrumentos que giran y se deslizan.
Entre los que usaron la neusis encontramos a Arquímedes y su método de trisección con regla
marcada y su amigo Eratóstenes con su dispositivo de duplicación del cubo.
El dispositivo más singular encontrado de la cultura griega es el Mecanismo de Anticítera, un
verdadero calculador mecánico de ruedas dentadas múltiples. Este hallazgo, junto con el palimpsesto
Del arte de computar a la computadora y su introducción en la enseñanza
909
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del Método de Arquímedes, da idea de la aplicación de la tecnología mecánica en la ciencia de la
Grecia Clásica.
Los modelos planetarios también son un recurso griego. Ptolomeo tenía ya las bases teóricas
para el desarrollo posterior del planisferio (astrolabio) durante la edad dorada de la ciencia árabe.
En todo caso, estas tecnologías no estarían presentes en la educación temprana, que en
Grecia era sobre todo poética. Homero y los trágicos fueron los educadores básicos de cierto sector
de jóvenes.
3. LOS ÁBACOS
Ningún dispositivo de cálculo hasta el ordenador se ha utilizado tanto, tan eficaz y durante tanto
tiempo. En Europa Occidental hasta el Renacimiento, pero en Rusia, China y Japón hasta nuestros
días. Incluso hoy no se extienden propuestas para devolver su uso a la escuela elemental. Los
concursos Aloha o la celebre calculadora Sharp con ábaco adosado son testigos.
Los ábacos romanos y medievales utilizaban la numeración latina como referencia. La
arqueología y la escultura clásica muestran cómo eran, así como los códices medievales.
No podemos olvidar el uso de los dedos y otras partes del cuerpo como instrumentos y
tampoco los instrumentos de cuentas, de los que el rosario es una muestra y pervivencia.
El ábaco ruso (stchoty), el chino (suanpan) y el japonés (soroban) son todavía algo más que
reliquias. En Oriente, el ábaco ha formado parte de la escuela elemental hasta nuestros días, porque
se ha considerado como herramienta muy útil para el aprendizaje de la numeración, las operaciones,
y el cálculo mental.
Los tableros Han, sin ser un ábaco en sentido estricto, son una técnica (ayudada de bastidor)
de resolución de sistemas de ecuaciones lineales que se anticipa milenio y medio a la eliminación de
Gauss.
4. EL ALGORISMÍ, LA RABDOLOGÍA Y LOS LOGARITMOS.
La numeración posicional sumeria de base sesenta, aunque sobreviva en algunas aplicaciones
sexagesimales, tardó en tener el cero y en generalizarse. Esa tarea le corresponde a los matemáticos
indios con su sistema decimal posicional. Los árabes lo adoptan en su época clásica y lo extienden a
Europa Occidental. Fue Al-Jwarizmí, el matemático del álgebra, el mismo que dio nombre con un
tratado a las operaciones con las cifras indias. El procedimiento se conoció como algorismo.
Durante seis siglos los procedimientos “algorítmicos” y los ábacos compitieron. Tras la
implantación de las “cifras árabes”, el ábaco pierde posiciones, pero lo penoso de la computación se
mantiene, en especial la multiplicación, la división y la extracción de raíces.
La respuesta más exitosa a la mecanización de la multiplicación (y sus operaciones derivadas)
la dio John Napier en su “Rabdología” [véase NEPERO, 1617]. La multiplicación de rejilla usada por los
árabes fue mecanizada de forma muy simple mediante pequeños prismas. Los “huesos de Neper”
tuvieron mucha aceptación y no se encontró algo equivalente hasta las “regletas” de Genaille-Lucas a
finales del siglo XIX (1885), cuando el cálculo mecánico estaba en plena expansión.
“En la medida de mis capacidades, me proponía evitar las difíciles y aburridas operaciones de
cálculo, cuyo fastidio constituye una pesadilla para muchos que se dedican al estudio de las
matemáticas”, así iniciaba Napier el preámbulo introductoria de sus “Mirifici Logarithmorum Canonis
Descriptio” [véase NEPERO, 1614]. El cálculo logarítmico se convirtió en imprescindible desde su
creación, en especial para la astronomía y la trigonometría.
910
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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No consta la utilización escolar generalizada de los bastones de Neper; su uso fue profesional,
pero los logaritmos sÍ lograron desde muy pronto formar parte de la enseñanza en sus niveles
superiores.
5. LA PANTÓMETRA, EL CÁLCULO MECÁNICO Y EL THEATRUM MACHINARUM
Un instrumento de cálculo muy utilizado durante siglos, especialmente por marinos, está
basado en el Teorema de Tales y se atribuye a Galileo; se trata del compás de proporción o
pantómetra. La multiplicación o división se hace con segmentos proporcionales.
Ya en el siglo XVII asistimos a la mecanización de la computación mediante engranajes y
mecanismos de relojería. La Pascalina realiza sumas mecánicamente y todavía se conserva. Otras
propuestas como la de Schickard se quedaron en prototipos.
Con el Renacimiento asistimos a la época dorada para las maquinas, el theatrum machinorum:
artificios para todo uso tratados matemáticamente al modo euclideo. La Universidad de Módena ha
reconstruido buena parte de las maquinas matemáticas [véase PERGOLA].
Un matemático de primera fila como Leibniz dio un paso más: la mecanización de la
multiplicación utilizando como recurso un cilindro dentado con engranajes en hélice. El sabio le
dedicó continuados esfuerzos y dinero a la tarea, pero no pasó de prototipos. Para la
comercialización de su invento hubo que esperar un siglo.
6. LA REGLA DE CÁLCULO LOGARITMICA
Al poco de la invención y extensión de los logaritmos ya hay constancia de la utilización de
reglas con escalas logarítmicas para la multiplicación y división. La invención se atribuye a Edmund
Gunter (circa 1625). Sin embargo, las reglas no se hicieron símbolo del ingeniero o científico hasta
mediados del XIX con el desarrollo de la escala por Víctor Amadeo Mannheim.
Durante más de un siglo, la “regla” fue el instrumento para calcular rápidamente y con
aproximación suficiente para la mayoría de las aplicaciones técnicas.
La escuela elemental no prestó la suficiente atención a la regla y su enseñanza se realizaba en
la politécnica, facultades de ciencias y academias militares.
La calculadora electrónica científica sustituye en los inicios de 1970 a la regla de cálculo.
6. LA MECANIZACIÓN DEL CÓMPUTO
El periodo de extensión de la regla de cálculo coincide con la fabricación industrial masiva de
maquinas de calcular mecánicas tanto sumadoras como multiplicadoras. Tras el cilindro de Leibniz se
inventa la rueda de Ohdner, mecanismo que se extenderá masivamente, dando lugar a máquinas
multiplicadoras compactas y relativamente baratas. Incluso una marca española (Minerva) llegó a
fabricar más de 60000 unidades.
Los dispositivos mecánicos también se adentraron en cálculos más sofisticados como
máquinas algebraicas (como las de Babbage o Torres Quevedo), de análisis de armónicos o
programables (Babbage).
Del arte de computar a la computadora y su introducción en la enseñanza
911
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7. LOS PROCEDIMIENTOS GRÁFICOS Y NOMOGRÁFICOS, TABLAS Y OTROS
La vertiginosa caída en desuso de los procedimientos gráficos o nomográficos no debe hacer
olvidar la gran importancia técnica que han tenido. Militares e ingenieros hacían extensivo uso de
ellos.
Una forma simple de facilitar el cálculo es la tabulación. Las tablas de logaritmos son una
muestra, pero llegaron a hacerse tablas para muchos usos.
Como 2014 ha sido declarado “Año de la Cristalografía” nos parece conveniente recordar cómo
los diagramas de proyección estereográfica, recordando los astrolabios, fueron usados para estudiar
la estructura de los cristales o como los cristalógrafos de rayos X realizaban la transformada de
Fourier: con las bandas de Beevers-Lipson.
Las escuelas primaria y elemental no prestaron mucha atención a estos desarrollos, de forma
que su aprendizaje era casi siempre profesional.
8. LA CALCULADORA ELECTRÓNICA DE BOLSILLO Y LA ENSEÑANZA
La primera calculadora de pequeño tamaño fue la Sharp EL-8 que se comercializa en 1971,
costaba 345 $ y no realizaba cálculos científicos. Pero ya en 1972 se comercializa la calculadora HP35 con funciones trigonométricas y logarítmicas, además de su eficaz álgebra polaca inversa, al
precio de 395 $. El precio se ha dividido en 40 años por ese factor, sin tener en cuenta la inflación.
Desde los años ochenta, la calculadora es un instrumento portátil y barato. Incluso las
calculadoras gráficas (la primera es de Casio, 1986) tienen precios bajos y muchas prestaciones.
Incluso los teléfonos móviles incluyen aplicaciones de calculadoras gráficas y cálculo algebraico. Con
la calculadora Texas Instruments TI-92 de 1996 prácticamente desaparecía la barrera entre
calculadora y computadora al incorporarse a la calculadora los programas Derive (cálculo) y Cabri
(geometría dinámica).
El precio y la fiabilidad eran el gran problema de las máquinas de calcular mecánicas: eran
artilugios delicados que había que tratar con cuidado, porque su mecanismo se bloqueaba si no
estaba en la posición adecuada. Era muy difícil que entraran en las escuelas.
No vemos ninguna razón para no haber utilizado regletas multiplicadoras más que su escasa
ventaja para ejercicios preparados con resultados precisos.
Lo que más sorprende es que una maquina barata, pequeña y fiable como la calculadora
electrónica, imprescindible en la sociedad, haya sido tan controvertida en las escuelas de primaria y
secundaria, particularmente, en España. Todavía hoy, ¡cuarenta años después!, no hay una posición
consensuada entre el profesorado.
Creemos interesante recordar lo que decía sobre el asunto, en 1982, el Informe Cockcroft,
quizá el estudio más exhaustivo y sensato sobre la reforma de la enseñanza de las matemáticas en
Inglaterra [véase COCKCROFT]:
Dedicamos un capitulo aparte a las calculadoras y ordenadores porque, a nuestro
entender, la creciente posibilidad de adquirirlos a bajo precio es de la mayor importancia para
la enseñanza de la matemática …
… En lo que se refiera a las matemáticas, estimamos que hay que tomar en
consideración dos puntos fundamentales. El primero hace referencia a los posibles modos de
empleo de la calculadora para la enseñanza de las matemáticas. El segundo concierne a los
efectos que el empleo de estas máquinas producirá sobre el contenido de lo que se enseña o
sobre la importancia relativa que se dé a los distintos temas de los programas (p. 135).
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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… existe una preocupación generalizada por el uso que hacen de la calculadora niños
que aún no dominan los métodos de cálculo tradicionales con lápiz y papel. Se teme que, si se
les permite hacer uso de ellas en edad demasiado temprana, no adquieran fluidez en el cálculo
ni recuerden con seguridad los hechos numéricos elementales. Tales temores son
comprensibles y no deben ignorarse. Sin embargo, las pruebas hoy disponibles -resultado de la
investigación- indican la existencia de ventajas que compensan sobradamente los posibles
inconvenientes (p. 136) [las cursivas no son del autor].
Que el asunto no estaba resuelto, se pone de manifiesto en un foro de debate que se realizó en
las Jornadas JAEM de Girona en 2009 [véase CONTRERAS-PEIRÓ]. En los meses previos hubo hasta
230 mensajes, lo que muestra interés, pero también muestra que los profesores más activos todavía
actuaban como pioneros.
La normativa española establece el uso de calculadoras para el aprendizaje desde el ciclo
inicial de primaria junto con el cálculo de lápiz y papel, el mental y el estimativo. En segundo de
secundaria se llega incluso a hablar de la utilización de calculadoras gráficas. El planteamiento es
bien intencionado, pero carece de guías de desarrollo. En consecuencia, la cuestión deja de ser de sí
o no, o de cuándo, para ser de cómo y para qué. Sobre el importante asunto de los cambios de
contenido inducidos por la tecnología no se habla.
Quizá sea la profesora Elfriede Wenzelburguer Guttemberg quien, tras exponer reiteradamente
la problemática del uso de las calculadoras [W ENZELBUEGER (1991)], haya expresado con más
rotundidad el dilema de la enseñanza de las matemáticas en el cambio de milenio: “Debemos buscar
alternativas a la vieja costumbre de enseñar una matemática anticuada, estática y mecanizada, de
manera anticuada, estática y mecanizada” [W ENZELBUEGER (1993), p. 8]
9. RECAPITULACIÓN
La introducción de los cambios tecnológicos en las escuelas en los ciclos de primaria y
secundaria no se produce de forma automática. En la escuela superior y profesional es diferente,
porque actualizarse en un mundo de vertiginoso cambio es su razón de ser.
En 2014 se divisa un panorama, quizá optimista, de entrar en la etapa de la computadora
habiéndonos saltado la de la calculadora. Aprender de la historia, especialmente de la reciente, quizá
nos ayude o, al menos, ¡no silencie que el desafío de la tecnología esta ahí! Los profesores pueden
ignorarlo pero, con seguridad, los alumnos no lo hacen.
10. BIBLIOGRAFÍA
COCKCROFT, W.H. (1985) Las matemáticas si cuentan. Informe Cockcroft. Madrid, Ministerio de
Educación. Traducción de la 1ª edición en inglés, 1982.
CONTRERAS, M Y PEIRÓ, R. (2009) “Las calculadoras en el aula”. Foro de debate. Actas XIV JAEM.
Girona. 1-16.
NEPERO, I. (1614) Mirifici Logarithmorum Canonis Descriptio. Edición digital:
(http://www.17centurymaths.com/contents/napier/ademonstratiobookone.pdf)
NEPERO, I. (1617) Rabdologiae. Facsímile digital:
(http://books.google.es/books?id=Vhc1AAAAcAAJ&printsec=frontcover&dq=Rabdologiae&hl=es&
sa=X&ei=z4XjUo7ZNuer7AaX0oCQCQ&ved=0CDIQ6AEwAA#v=onepage&q=Rabdologiae&f=fal
se)
Del arte de computar a la computadora y su introducción en la enseñanza
913
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PERGOLA, M. La collezione di Macchine Matematiche del Museo Universitario de Módena. Disponible
en red: http://www.museo.unimo.it/theatrum/macchine/_00lab.htm
W ENZELBUEGER, I. (1991) “La calculadora en la enseñanza de las matemáticas” Suma (7), 65-68.
W ENZELBUEGER, I. (1993) “Nuevas tendencias en la matemática y su enseñanza” Suma (13), 4-9
CAPÍTULO 12
EPISODIOS SINGULARES EN LA
HISTORIA DE LA GEOLOGÍA
REMARKABLE EPISODES IN THE
HISTORY OF GEOLOGY
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GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 917-923.
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OBSERVACIONES GEOLÓGICAS EN EL COMPENDIO Y DESCRIPCIÓN DE LAS
INDIAS OCCIDENTALES (c. 1629) DE ANTONIO VÁZQUEZ DE ESPINOSA
Carlos Villaseca González(1)
(1) Dpto. Petrología y Geoquímica, Facultad Geología, IGEO (UCM, CSIC), Madrid, España, granito@ucm.es
Resumen
El Compendio y Descripción de las Indias Occidentales de Antonio Vázquez de Espinosa (c.
1629) cierra magníficamente el ciclo de las grandes obras naturalistas que abrió Oviedo (1548) y
continuó Acosta (1590). Como gran parte de las mismas, la obra permaneció inédita durante más de
tres siglos hasta publicarse en inglés, en 1942. La primera edición en España es de 1969.
La obra encierra numerosas observaciones relacionadas con las ciencias geológicas: (1) edad
de la Tierra, (2) separaciones intercontinentales, y (3) observaciones sobre volcanes. Son también
muy importantes las descripciones sobre minería y metalurgia, posiblemente las más detalladas de
todas las crónicas de Indias.
Vázquez de Espinosa, en numerosos capítulos del primer Libro, se plantea el problema de la
edad de la Tierra. Establece que la creación del mundo debe realizarse en el año 3967 a.C., edad
muy similar a la que después establecería el obispo Ussher en 1650 (4004 a.C.), como consta en la
mayoría de referencias históricas de manuales de Geología Isotópica, pero adelantándose en dos
décadas a dicha proclamación.
La similitud de las líneas de costa entre Suramérica y África, que ya había sido constatada por
cartografía (e.g., Ortelius, 1596), induce a Vázquez de Espinosa a suponer que el diluvio universal y
los temblores causarían las separaciones intercontinentales. Es un precursor de la deriva continental.
El Compendio sobresale por la prolija descripción de volcanes americanos, siendo la obra en la
que aparece un mayor número de los mismos, superando a Oviedo (1548) y a López de Velasco
(1574). Menciona más de 20 edificios volcánicos, describe dos erupciones históricas importantes
(Agua, 1541; Huaynaputina, 1600), y relaciona el volcanismo con los terremotos. Es la obra española
más citada en el Gacetario de Volcanes de 1994, aunque sea equivocadamente citada como de 1942
(edición en inglés), fecha de su redescubrimiento.
Palabras Clave: Historia de la geología, Edad de la Tierra, Deriva continental, Volcanes.
GEOLOGICAL OBSERVATIONS IN THE COMPENDIO Y DESCRIPCIÓN DE LAS
INDIAS OCCIDENTALES (ca. 1629) OF ANTONIO VÁZQUEZ DE ESPINOSA
Abstract
With the Compendum and Description of the West Indies, Antonio Vázquez de Espinosa (ca.
1629) magnificently closes the cycle of great Spanish naturalist works opened by Oviedo (1548) and
continued by Acosta (1590). As many others Natural Histories, the work remained unpublished for
more than three centuries until it appeared in the English edition of 1942. The first edition in Spain was
published in 1969.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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The book contains numerous comments related to the geological sciences: (1) age of the Earth,
(2) intercontinental bridges, and (3) observations on volcanoes. This work also includes important
descriptions of mining and metallurgy, perhaps the most detailed of all chronicles.
Vázquez de Espinosa in many chapters of the first book of this work raised the problem of the
age of the Earth. He states that the creation of the world should be in the year 3967 B.C., age very
similar to the later established by Bishop Ussher in 1650 (the year 4004 B.C.), as recorded in most
Isotope Geology books, but two decades prior to that proclamation.
The similarity of coastlines between South America and Africa, which had been confirmed by
mapping (e.g., Ortelius, 1596), induces Vázquez de Espinosa to assume that flood and earthquakes
cause intercontinental separations. Thus, he is a precursor of continental drift.
The Compendum stands out for its detailed descriptions of American volcanoes, being the work
including the largest number of volcanoes quotes, surpassing Oviedo (1548) and López de Velasco
(1574) chronicles. He mentions more than 20 volcanic edifices, describe two important historical
eruptions (Agua, 1541; Huaynaputina, 1600), and relate earthquakes to volcanism. It is the most cited
Spanish work in the Volcanoes of the World gazetteer of 1994, albeit mistakenly cited as from 1942
(English edition), date of its rediscovery.
Keywords: History of Geology, Age of the Earth, Continental drift, Volcanoes.
1. INTRODUCCIÓN
La biografía de Antonio Vázquez de Espinosa presenta numerosas lagunas. Nace hacia 1570
en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) (como cita su propio autor en otras obras suyas y figura en el
Diccionario geográfico-estadístico de Sebastián de Miñano, de 1826, vol. 2, p. 473) y debe ingresar
en la Orden de los Carmelitas Calzados antes de 1602, aunque no hay registros oficiales de ambos
datos [VELASCO BAYÓN, 1969]. Muere en enero de 1630 en Madrid, pocos meses después de haber
obtenido licencia para publicar su obra principal.
Fue un viajero incansable y pasó unos 14 años en América (de 1608 a 1622), recorriendo toda
la geografía conocida en la época: desde el Caribe a México y centro-América (Guatemala y
Honduras), y luego de Perú a Chile. También se enrola en algún viaje a las colonias asiáticas de las
Filipinas y las Molucas. Los viajes a América los hace clandestinamente pues la orden del Carmelo
tenía prohibición expresa del reino de España de pasar a las Indias y evangelizar o realizar misiones
de apostolado y fundaciones. Sólo las cuatro órdenes de la cédula real de 1553: dominicos,
franciscanos, agustinos y jesuitas, podían hacer esas labores en las Indias Occidentales [VELASCO
BAYÓN, 1969].
Aparte del Compendio escribe otras obras significativas como son los mapas de cuatro
obispados del Perú y un curioso Tratado del viaje de la flota de Nueva España y Honduras donde
describe las características y calamidades de los viajes por mar de la época.
El Compendio, aunque tiene anotaciones desde 1612 (primer año mencionado en la obra)
debió escribirlo a su vuelta a España, de 1622 a 1628 ó 1629. De los doce libros que lo componen
(6+6, en dos partes) sólo se imprimieron los dos primeros en vida del autor; el resto de la obra se
perdió aunque circularon algunas transcripciones como anónimas.
Su obra principal permaneció más de tres siglos manuscrita [LEÓN PINELO, 1636, p. 91]. La
encontró el padre Vargas Ugarte en la Biblioteca Vaticana en 1935. Charles Upson Clark la publicó en
inglés en 1942 [CLARK, 1942]. Posteriormente se publicó en castellano (1949, por Clark en la
Smithsonian de Washington), siendo la primera edición en español moderno la de 1969 (Biblioteca de
Autores Españoles, vol. 231) [“Figura 1”], más de 340 años después de haber sido escrita. Antonio
Observaciones geológicas en el Compendio y Descripción de las Indias Occidentales (c. 1629)
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Vázquez de Espinosa se fijó un objetivo preciso para su obra principal: hacer un compendio de todo
cuanto existía en las posesiones españolas de América. El autor quería, por otra parte, que su
Compendio no fuera una árida acumulación de datos eruditos, sino que sus páginas se adornasen
con acontecimientos “para que halle de todo el lector en que divertirse” y de vez en cuando “un caso
notable […] que sirva de postre”.
Figura 1. Portada de la primera edición española del Compendio de Vázquez de Espinosa,
terminado por el autor hacia 1629 (Ediciones Atlas, Madrid, 1969)
2. EL COMPENDIO Y DESCRIPCIÓN DE LAS INDIAS OCCIDENTALES
Su Compendio encierra numerosos aspectos descriptivos y observaciones científicas. Para
muchos estudiosos es la historia general más sobresaliente de América [e.g., LEÓN PINELO, 1636;
GARIBAY, 1963; MARSILLI y CISTERNAS, 2010]. Se pueden enumerar diversas materias estudiadas por
el autor e incluidas en esta magna obra enciclopédica [VELASCO BAYÓN, 1969]:
(1) Etnológicas: culturas, tribus, lenguas, organización, vestimenta, armas, bodas...etc. No
obstante mantiene, como otros cronistas previos (e.g, Acosta, en 1590), que los indios descienden de
los judíos y heredan sus supersticiones e idolatrías.
(2) Históricas: No relativas a la conquista pero sí a la vida colonial, o a la historia de la Iglesia
en América (órdenes), sus engranajes burocráticos y administrativos.
(3) Geográficas: Navegación, situación ciudades (latitud y longitud), descripción de ciudades,
valles y montañas, ríos...etc.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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(4) Indigenistas: Amor y compasión por los indios (Vázquez en la línea de Las Casas) según
VELASCO BAYÓN [1969], aunque hay episodios discutibles en su obra [MARSILI y CISTERNAS, 2010].
(5) Naturalistas: Plantas y animales. Propiedades curativas de la quina. Así como las relativas a
las ciencias de la Tierra, que serán más pormenorizadas en este trabajo.
Entre los temas geológicos que se tratan en el Compendio de Antonio Vázquez de Espinosa
destaca las excelentes descripciones de explotaciones mineras de esa época: plata en México (San
Luis de Potosí, Guadalajara, Zacatecas), mercurio en Perú (azogue en Huancavélica de Oropesa) y
plata en Bolivia (Potosí), que ocupa varios capítulos de los libros III y IV (1ª parte), y IV y V (2ª parte),
respectivamente. Describe tanto los procesos metalúrgicos, de extracción y tareas mineras, como de
los datos de producción, resultando en la mejor descripción de minería americana de la época.
Las principales observaciones geológicas del Compendio que queremos destacar en este
trabajo son: (i) sus preocupaciones sobre la edad de la Tierra (libro I), (ii) el paso de los primeros
pobladores de las Indias por puentes intercontinentales (libro I), y (iii) las observaciones sobre
volcanes, terremotos y sus posibles causas (a lo largo de toda la obra).
3. LA EDAD DE LA TIERRA
El cálculo de la edad del Orbe le preocupa mucho a Vázquez de Espinosa pues lo cita en 6
capítulos del libro primero de la Descripción: “Cristo Redentor y Señor nuestro vino al mundo el año
de 3967 después de la creación de él, y de la confusión de lenguas 2179. Con que comenzó la
séptima edad” (cap. IV, 21). Ese cálculo de 3967 a.C. como fecha de creación de la Tierra continúa
una larga tradición de genealogías bíblicas de Cristo establecidas desde tiempos medievales (p.e.,
Beda estima en el año 731 que el mundo se creó hacia el 3952 a.C.). En cualquier caso, Vázquez de
Espinosa se adelanta en más de 30 años al cálculo del obispo Ussher de la iglesia de Irlanda, que
hacia 1650 estima que el 23 de octubre del 4004 a.C. se creó la Tierra. Todas las Biblias inglesas
incluyeron esa estimación de edad forzando el pensamiento de los naturalistas (con un prejuicio
teológico) y dando lugar a que sea la persona más citada como precursor histórico en los libros
actuales de Geología Isotópica y Geocronología.
4. LOS PUENTES INTERCONTINENTALES
La existencia ya en su época de buenos mapamundis, que se inicia con el de 1529 de Diego
Ribera, permitió observar la similitud entre las líneas de costa interatlánticas. Se tiene constancia de
que es el cartógrafo flamenco Ortelius quien, en 1570, realiza el primer atlas mundial de detalle, y el
que en su Synomia Geographica de 1596 primeramente indica que los continentes pudieron estar
juntos y luego se separaron por terremotos e inundaciones.
También Vázquez de Espinosa es otro pionero en la deriva continental y en destacar el hecho
de la gran similitud y proximidad de costas entre Suramérica y África. Cita que “las tierras las van
apartando los mares” (cap. VII, 38, libro I). Como el tiempo es mudable y hay terremotos que dividen
tierras, por donde el agua puede ir cavando y ensanchando, los continentes pueden quedar
separados. En su obra discute esta teoría de “deriva continental” para explicar el origen de los
primeros pobladores de Indias (América) y cita varias posibilidades de pasos desde los polos (aún no
explorados en aquella época), el norte (Labrador-Groenlandia-Islandia), centro (Brasil-Cabo Verde), o
por el sur (Tierra del Fuego). Los animales utilizarían esos mismos puentes como constata en su
Compendio:
Observaciones geológicas en el Compendio y Descripción de las Indias Occidentales (c. 1629)
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Los animales juzgo que después de pasado el Diluvio cuando las tierras de un Orbe con
el otro estaban juntas, o por lo menos cercanas, que no las habían apartado los mares... y por
la tierra que llaman del Fuego, que aún no está bien descubierta y conocida, pasaron a aquel
Orbe y se extendieron por el Reino del Chile y Pirú.
5. VOLCANES Y TERREMOTOS
Hay tres aspectos principales sobre este tema en su obra. El primero es que establece el
mayor registro y localización de edificios volcánicos en un siglo de exploración americana, superando
a otros cronistas importantes (Oviedo, Acosta, López de Velasco,…). Describe 15 volcanes con
localización y otros 7 sin precisar. Por eso aparece citado hasta tres veces en el Gacetario de
volcanes de la 2ª edición, aunque se le cita como de 1942 (fecha de traducción al inglés de su obra).
Sabiendo que la escribió antes de 1629 es, en más de 120 años, la obra más antigua citada en el
mismo [SIMKIN y SIEBERT, 1994].
Es importante destacar la detallada relación que Vázquez de Espinosa hace en su obra de la
erupción pliniana de 1600 del volcán Huaynaputina a 16 leguas de Arequipa (Perú). Incluye la
descripción de los efectos 18 años después de la erupción (cuando visita la región) y la descripción
de otros relatores en su Compendio (caso del soldado Pedro Vivar, presente en Arequipa en 1600)
(cap. 60 a 62, libro IV de la segunda parte). Las precisas descripciones de Vázquez de Espinosa
siguen siendo muy útiles en trabajos científicos de volcanología actuales, como ocurre con la
detallada relación que dedica a la potente erupción del volcán Huaynaputina (índice de explosividad
VEI 6), la mayor conocida en América en los últimos siglos [JARA et al., 2000; THOURET et al., 2002;
VILLASECA, 2004].
Finalmente se centra en el origen de los volcanes (cap 32 del libro V de la 1ª parte) y sus
relaciones con los terremotos (cap 63 del libro IV de la 2ª parte):
Los volcanes de ordinario son cerros muy altos, todos casi de hechura de un pilón de
azúcar, que se señalan y descubren sobre las cumbres de los más altos y empinados montes,
estos volcanes o los más de ellos, siempre arrojan ríos de fuego sin cesar, ni acabarse,
habiendo tanto tiempo, de inmemorables edades y siglos, que arden sin cesar, ni acabarse.
Aunque algunos hayan cesado de echar fuego, humo y ceniza, pueden tener minerales de
azufre y agua hirviendo. No están acabados! Estos volcanes proceden de haber en aquellos
lugares y partes, minerales de azufre, y como siempre se crían los dichos materiales, siempre
tiene el fuego materia que gastar, y que estos volcanes son respiraderos de la tierra, por donde
sale el fuego a buscar su centro de los cóncavos de la tierra sobre la región del aire.
Como se observa, no aporta en este tema nada novedoso pues utiliza las ideas clásicas
grecorromanas de los tres elementos (aire, fuego, agua), comunes a los historiadores de Indias. No
obstante, es uno de los pioneros en ligar volcanes y terremotos:
Una de las causas de los temblores, cuando haya otras, son los volcanes, que hay
mucho en las Indias y así en las tales partes son más ordinarios. Los temblores son causados
por las exhalaciones cálidas, que se engendran en las entrañas y concavidades de la tierra, las
cuales con el azufre, son materia con que se enciende y ceba el fuego de los volcanes que
causan allá debajo mayores concavidades y vacíos, y como las tales exhalaciones no hallan
salida fácil, se hallan inquietas y con violencia para salir, y a veces por la parte mas flaca
rompen... Las regiones donde hay volcanes son las mas acosadas y lastimadas de
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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temblores...y aunque pueda ser causa que en las tierras marítimas las roturas y concavidades
de la tierra se tapen y tupen con la humedad, por donde pudieran salir las exhalaciones
cálidas...no parece que sea bastante razón pues no corre igualmente por todas partes; y en
España que puede haber esto y no volcanes, no hay temblores como de ordinario en las
Indias... Haciendo pozos en los lugares de las Indias, habría mas respiraderos y serían menos
los temblores....
Estas concepciones sobre las causas de los terremotos cambiarán a lo largo del siglo XVIII
como consecuencia del gran terremoto de Lisboa de 1755, cuando aparecerán nuevos paradigmas
para su explicación.
6. CONCLUSIONES
Hay numerosas preocupaciones naturalistas de Vázquez de Espinosa en su Compendio, con
aportes pioneros en diversas discusiones geológicas. Así se adelanta en 20 años al obispo Ussher
(una de las referencias históricas más comunes de los libros de Geocronología y Geoquímica
Isotópica) en estimar la edad de creación bíblica de la Tierra, aunque en coincidencia con
estimaciones previas iniciadas por eruditos desde el siglo VIII.
Es también uno de los pioneros en plantear puentes intercontinentales para el paso de
población y animales a América, así como en sugerir la idea de deriva continental. En su Compendio
también discute las relaciones entre volcanes y terremotos, aunque dentro de las ideas clásicas
grecorromanas, sin aportar nuevos paradigmas. Sin embargo es el mayor relator y descriptor de
volcanes americanos en siglos, siendo el investigador español más citado en la segunda edición
(1994) del Directorio y Gacetario sobre Volcanes del mundo del Instituto Smithsonian (Programa
sobre Volcanismo Global), aún siendo su obra del siglo XVII.
BIBLIOGRAFÍA
CLARK, C.U. (1942) “Edition and preliminary study of the Compendum and description of the West
Indies by Antonio Vazquez de Espinosa”. Smithsonian Institution Miscellaneous Collections, vol.
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Observaciones geológicas en el Compendio y Descripción de las Indias Occidentales (c. 1629)
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GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 925-931.
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EL CUERPO DE INGENIEROS MILITARES EN LAS TABLAS DE DAIMIEL:
CONSECUENCIAS DE UN PROYECTO ILUSTRADO 1
(1)
(2)
(3)
Alberto Celis Pozuelo , Juan I. Santisteban Navarro , Rosa Mediavilla López
(1) Museo Comarcal de Daimiel, Daimiel, España, albertocelispozuelo@gmail.com
(2) Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España, juancho@geo.ucm.es
(3) Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, España, r.mediavilla@igme.es, s.castano@igme.es,
a.delalosa@igme.es
Resumen
Las Tablas de Daimiel son un humedal mediterráneo singular cuya existencia y evolución
natural están muy condicionadas por las características de la cuenca hidrográfica, la complejidad
geológica del sustrato y de la vegetación, que son los elementos constructores del paisaje de la zona
húmeda y sus sedimentos.
Pero no sólo los elementos naturales son parte del humedal. La historia de Las Tablas de
Daimiel está íntimamente ligada a la actividad humana. Con poca agresividad hasta el s. XVIII, la
influencia de la presión humana externa ha puesto en peligro su persistencia como zona húmeda.
Los sedimentos acumulados han registrado todas estas interacciones y cambios, tanto
naturales como inducidos por el hombre. El estudio de esos sedimentos y sus procesos generadores,
con distintos enfoques, y las fuentes históricas permite integrar toda la información sobre ese medio
tan especial y encontrar una interpretación coherente de su pasado y su presente que permita
afrontar problemas del futuro. Es este el objetivo del proyecto de investigación CGL2011-30302-C0201 del Plan Nacional de I+D+i titulado “Reconstrucción paleoclimática y paleohidrológica del Alto
Guadiana (Tablas de Daimiel)”.
En el trabajo que se presenta, confluyen los estudios del registro sedimentario y el método
histórico basado en fuentes documentales para explicar los objetivos y las consecuencias que el
proyecto “ilustrado” de D. Manuel de Navalcerrada, ingeniero del Real Cuerpo de Ingenieros Militares,
tuvieron para Las Tablas de Daimiel a mediados del s. XVIII.
Palabras Clave: Ilustración, Humedales, Tablas de Daimiel.
THE BOARD OF ARMY ENGINEERS AT THE TABLAS DE DAIMIEL. THE
CONSECUENCES OF A PROJECT OF THE ENLIGHTENMENT
Abstract
Las Tablas de Daimiel are unique Mediterranean wetlands whose existence and natural
evolution are strongly determined by the characteristics of the river basin, the geological complexity of
the substrate and vegetation, which are the building elements of the landscape of the wetlands and its
sediments.
1
Nota editorial: aunque las normas de edición de este libro solamente permiten explicitar los nombres de un máximo de tres
personas en la cabecera, Silvino Castaño Castaño(3) y Almudena de la Losa Román(3) también deben ser considerados
autores de este trabajo.
925
926
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
But not only natural elements are part of the wetlands. The history of Las Tablas de Daimiel is
closely linked to human activity. With little damage until the eighteenth century, the influence of
external human pressure has compromised its persistence as wetlands.
The sediments have recorded all these interactions and changes, both natural and humaninduced. The study of these sediments and their generating processes, with different approaches, and
historical sources allow integrating all information on this special environment and finding a coherent
interpretation of the past and present that will address future challenges. This is the objective of the
research project CGL2011-30302-C02-01 National I+D+i, entitled "Holocene Paleo-climate and
hydrological reconstruction on the Upper Guadiana (Tablas de Daimiel)".
The confluence of the studies of the sedimentary record and the historical method based on
documentary sources explains the objectives and consequences that the D. Manuel de Navalcerrada's
Enlightenment project, engineer of the Army Corps of Royal Engineers, had for Las Tablas de Daimiel
in the mid-eighteenth century.
Keywords: Enlightenment, Wetland, Tablas de Daimiel.
1. INTRODUCCIÓN
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel está situado en la provincia de Ciudad Real,
ocupando parte de los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Se trata de un
humedal que, en su estado natural, se formaba en la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana en
una superficie muy llana que permitía la inundación de unas 2.000 hectáreas. La supervivencia del
humedal dependía en buena medida de la interacción entre aguas subterráneas y superficiales
debido a su situación privilegiada al ser la principal zona de descarga de un acuífero de más de 5.000
2
km (Mancha occidental). En los Ojos del Guadiana, los manantiales descargaban en el Guadiana
que iniciaba su recorrido hasta llegar a Las Tablas de Daimiel, donde se unía el Gigüela que tiene un
régimen más estacional. Además, entre los Ojos y el actual Parque, desembocaba el río Azuer de
carácter también estacional y con aguas dulces. La cantidad y calidad del agua (más salina la del
Gigüela, dulce la del Guadiana) y el sustrato geológico del humedal han sido determinantes para la
rica diversidad de fauna y flora que puebla el Parque.
Junto a ello, los diferentes eventos climáticos han ido modelando el paisaje del humedal
supeditado, sobre todo, a las precipitaciones y a la temperatura. Por otro lado, la presión que el
hombre ha ejercido a lo largo de la historia también ha sido un factor de primer orden en la
configuración de este paisaje.
Los cambios se pueden estudiar a través de los sedimentos depositados en el fondo del
humedal. En ellos se registran los diferentes episodios climáticos y los cambios acaecidos por
influencia de las acciones humanas. El estudio de estos sedimentos y sus procesos generadores es
el objetivo del Proyecto CGL2011-30302-C02-01 del Ministerio de Economía y Competitividad titulado
2
“Reconstrucción paleoclimática y paleohidrológica del Alto Guadiana (Tablas de Daimiel)” . El
proyecto quiere contar con distintos enfoques para integrar toda la información posible y encontrar
una interpretación coherente del pasado y del presente que permita afrontar problemas que puedan
surgir en el futuro. En esta línea, el método histórico y sus fuentes son un complemento
imprescindible a la hora de poder explicar más certeramente lo que pudo suceder en Las Tablas de
Daimiel.
2
http://www.igme.es/ProPaleoTD/default.htm
El Cuerpo de Ingenieros Militares en las Tablas de Daimiel. Un proyecto ilustrado
927
__________________________________________________________________________________________
2. EL REGISTRO SEDIMENTARIO DE LOS ÚLTIMOS TRES MIL AÑOS. LA PRIMERA GRAN
ANOMALÍA SEDIMENTARIA POR CAUSAS ANTRÓPICAS
El análisis de la distribución superficial de materiales y de numerosos testigos de sondeos han
permitido caracterizar el registro sedimentario en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, y
diferenciar, resumidamente, varios conjuntos de facies [MEDIAVILLA et al., 2013]:
1) siliciclásticas (gravas, arenas y limos), correspondientes a rellenos de canal y dispuestos en
relación a los cauces del Gigüela, Madre Chica del Gigüela y Guadiana.
2) organógenas (turbas, arcillas y arcillas limosas muy ricas en materia orgánica),
representando ambientes palustres.
3) carbonatadas (depósitos biogénicos de restos de caráceas, gasterópodos y ostrácodos
intercalados con láminas orgánicas de origen vegetal), representando ambientes lacustres
de aguas abiertas, desarrollados en los últimos 2.000 años.
La distribución espacio-temporal de esas facies pasan de una etapa inicial más fluvial hacia
ambientes de áreas encharcadas casi permanentemente. Esta evolución no se ha visto afectada
sustancialmente por los cambios en el clima, por lo que la colmatación de la cubeta del humedal
parece estar controlada por la relación entre la subsidencia y la tasa de sedimentación.
El análisis de la evolución geoquímica y los cambios en la flora del entorno en los sondeos, que
registrarían el contexto ambiental de Las Tablas, ha identificado tres episodios evolutivos que se
pueden relacionar con otras tantas etapas históricas:
•
En una primera, el hombre no modifica el estado natural del humedal. Empieza a poblar la
zona pero limita su acción a una relación de carácter meramente extractivo. Dentro de esta
fase se encontraría la Cultura de Las Motillas; construcciones realizadas en el entorno de
ríos y humedales durante la Edad del Bronce, hace unos 4.000 años.
• A partir de época íbero-romana se produce un segundo momento donde el hombre empieza
a intervenir en el terreno aunque aún de manera poco intensa, es decir, no se produce
ninguna perturbación que cambie drásticamente la cantidad o calidad del agua. Estaríamos
en la etapa en la que se empiezan a construir los primeros azudes para aprovechamiento
hidráulico en época romana. Será en la Edad Moderna donde se consolide una red de
molinos harineros que embalsaban el agua para mover las piedras moledoras contribuyendo
a un mayor encharcamiento de la zona.
• En la tercera se produce la definitiva modificación del estado natural. Comienza con las
obras de desecación del s. XVIII y, aunque el humedal pasa buena parte del s. XIX
encharcado, los proyectos de desecación permanecen hasta que en 1971 se secan Las
Tablas de Daimiel. En 1973 se declara Parque Nacional, pero el incremento del regadío en
los años sucesivos sobreexplota el acuífero y, en 2009, el Parque Nacional sufre un
incendio producido por la autocombustión de la turba.
Esta última etapa aparece marcada por numerosas anomalías del registro geoquímico y
polínico de los sondeos, no explicables por causas naturales [“Figura 1”]. El primer cambio de esta
etapa se produce a finales del s. XVIII según las dataciones de los sedimentos; hay en un brusco
descenso del contenido en azufre de los materiales, acompañado de un descenso local del carbono
orgánico y del polen de Chenopodiaceae-Amaranthaceae, y aumento promedio del carbono
inorgánico [MEDIAVILLA et al., 2012, Cap. 10]. Esta intensa anomalía es muy diferente a alguna otra
detectada en la Edad Media en la que se observa fundamentalmente un descenso en la vegetación
arbórea debido a deforestación. Sin embargo, la anomalía del s. XVIII es interpretada como un
cambio severo en las condiciones ambientales internas, con un endulzamiento de las aguas del
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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humedal y menor acumulación de material orgánico, que se puede interpretar como una mayor
influencia de las aguas dulces frente a las salobres, junto con una menor capacidad de
encharcamiento en el humedal.
Figura 1. Registro geoquímico y polínico en sondeos del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel,
correspondiente a los últimos 300 años, indicando la primera gran anomalía geoquímica-polínica
no explicable por variabilidad natural. Modificado de MEDIAVILLA (2012, Cap. 10).
3. LA PRIMERA DESECACIÓN DE LAS TABLAS DE DAIMIEL (1750-1756) SEGÚN LAS
FUENTES DOCUMENTALES
El s. XVIII marcará un hito en la política hidráulica española ya que será el siglo donde se
inicien los primeros planes hidrológicos. En el siglo de la Ilustración nacen proyectos de ingeniería
que buscarán con tesón superar las limitaciones que la naturaleza imponía a los ambiciosos
programas de los gobiernos para incrementar la producción y recaudación de impuestos. Felipe V
encomendará al Real Cuerpo de Ingenieros Militares, creado durante la Guerra de Sucesión
Española, la ejecución de las principales obras de aquellos planes.
Finalizando el año 1750, el Marqués de la Ensenada encarga al ingeniero militar Manuel de
Navalcerrada, uno de los más importantes del momento [HERRERA MALDONADO et al., 2003, pp. 483511], que inicie las obras para conseguir evacuar las “inundaciones” que se producen desde los Ojos
del Guadiana hasta el Puente de Nolaya (Picón) y que incluye la superficie actual de Las Tablas de
Daimiel. Todo comienza a raíz de la queja de varios regidores de Villarrubia de los Ojos por las
3
inundaciones del río Gigüela producidas, según su versión, por el molino del Navarro . Este molino
estaba situado tras la confluencia del Gigüela con el Guadiana en una zona donde se produce un
estrechamiento natural del río, contribuyendo su azud al encharcamiento aguas arriba. En la carta
que los regidores dirigen a la corte afirman que la corriente se detiene en este molino y provoca que
el río Gigüela encharque tierras de labor y pasto, impidiendo el paso por la anchura que logra el río y
4
provocando problemas en la salud pública por “los vapores del agua detenida” . Efectivamente, hoy
también se puede comprobar que cuando el caudal es importante las barreras que impiden el flujo
3
4
Archivo Histórico Nacional. OO.MM. Legajo 6.433, fols. s/n.
Archivo Histórico Nacional. OO.MM. Legajo 6.433, fols. s/n.
El Cuerpo de Ingenieros Militares en las Tablas de Daimiel. Un proyecto ilustrado
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__________________________________________________________________________________________
aguas abajo puede provocar un flujo aguas arriba y aumentar el encharcamiento, tal como sucede en
las actuales presas de Puente Navarro y El Morenillo [CASTAÑO et al., 2014].
Por otro lado, existían problemas entre molineros. En un tramo de unos 30 kilómetros de río
había hasta 13 molinos a mediados del s. XVIII. Cualquier alteración en los azudes perjudicaba la
convivencia [MORENO DIAZ DEL CAMPO, 2005, pp. 315-342]. Si un molino embalsaba más agua de la
debida, no sólo provocaba mayor encharcamiento aguas arriba, sino que quitaba caudal al molino
siguiente y reducía la potencia del salto de agua necesario para que funcionara el molino precedente.
Al final, todo el sistema perdía capacidad productiva.
La misión de Manuel de Navalcerrada será doble: mejorar el rendimiento de los molinos del
Guadiana y desecar las tablas que formaban los ríos (cauce principal) con un objetivo agropecuario.
Así, por un lado:
- Por medio de “paleros”, ensancha y limpia la madre del Guadiana hasta su álveo y realiza dos
zanjas de drenaje en el Gigüela, una que iría desde el Cerro de Entrambasaguas (entrada del Gigüela
al actual Parque) hasta la confluencia con el Guadiana [Figura 2] y otra perpendicular a esta zanja
desde dicho cerro a la ribera. Además, realiza otra zanja en el río Azuer en su confluencia con el
Guadiana.
Figura 2. Detalle del mapa realizado por Navalcerrada tras finalizar las obras donde se observa
la zanja de drenaje del Gigüela en la confluencia con el Guadiana en Las Tablas de Daimiel.
(Archivo del Centro Geográfico del Ejército, Madrid. Arm. E., T.8, C.4-238).
Por otro lado, actúa sobre la red de molinos harineros:
- Derriba el azud del molino del Navarro y lo sustituye por un largo puente con arcos que deje
pasar el agua. A su vez, rompe el azud del molino de La Parrilla y el del molino de La Dehesa (más
adelante conocido como La Máquina) que, junto a la entrada del Azuer en Guadiana en este punto,
contribuían a formar “unas pequeñas tablas” en el Guadiana, aguas arriba del actual Parque
Nacional. Su intención es eliminar este “tapón” y dar mayor rapidez a la corriente.
- Baja el nivel de los solados de los diferentes molinos y construye aliviaderos sin compuertas
en los azudes para evacuar el caudal sobrante [“Figura 3”]. Asimismo, establece una nivelación de las
aguas a respetar en cada molino.
930
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Sin embargo, las obras y modificaciones realizadas no tuvieron el mantenimiento adecuado y
sufrieron algunos cambios posteriores. Por ese motivo, a finales del s. XVIII, se acometieron de nuevo
algunas actuaciones con el fin de mantener la zona de acuerdo con el plan diseñado por Manuel de
Navalcerrada.
Figura 3. Croquis del molino de Molemocho tras la reforma de Manuel de Navalcerrada.
Elaboración: Mónica Celis.
4. CONCLUSIONES
El año 1750 es un punto de inflexión en la historia del Parque Nacional de Las Tablas de
Daimiel. A partir de entonces se suceden los diversos proyectos de desecación para modificar el
estado naturalizado del humedal, constituyendo una demanda tradicional durante la Edad
Contemporánea. La formación de tablas fluviales no se entendía como un humedal, sino como
inundaciones provocadas por el abandono y la falta de obras en los ríos. Por lo tanto, la actuación de
Navalcerrada obedece a ese objetivo: solucionar el encharcamiento de tierras que pudieran ser aptas
para su aprovechamiento como pasto o para nuevos cultivos que mejoraran el estado de las arcas de
la monarquía ilustrada.
Por otro lado, la obra de Manuel de Navalcerrada en la red de molinos será clave para la
mejora de la capacidad molturadora del sistema, incluso en las épocas de estiaje donde más
problemas se sucedían. La obra no podía perdurar sin la vigilancia para mantener la nivelación fijada
por el ingeniero; esta tarea será encomendada al juez conservador de los Reales Desaguados del
5
Guadiana , encargado de que la obra perdure en las décadas siguientes.
Todas estas actuaciones, descritas a través de documentos históricos, han tenido también su
reflejo en el registro de los sedimentos depositados en el vaso de Las Tablas de Daimiel. En ellos, y
según las dataciones de los materiales, a finales del s. XVIII se produce un endulzamiento del agua
del humedal así como una menor capacidad de encharcamiento. Estos procesos son compatibles y
5
Archivo Histórico Nacional. OO.MM. Legajo 6.433, fols. s/n.
El Cuerpo de Ingenieros Militares en las Tablas de Daimiel. Un proyecto ilustrado
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__________________________________________________________________________________________
coinciden con las actuaciones realizadas con el fin de desecar parte del humedal y limitar la
capacidad de encharcamiento por los molinos, así como con las posteriores actuaciones de
mantenimiento. Los hechos han sido datados en los sedimentos mediante las técnicas específicas de
este campo de investigación, que tienen una incertidumbre asociada. Las fechas de realización, así
como las actuaciones que se llevaron a cabo han podido ser concretadas mediante el análisis de
fuentes documentales históricas.
5. AGRADECIMIENTOS
El trabajo que se presenta se ha realizado gracias al proyecto CGL2011-30302-C02-01,
financiado por el MINECO, en colaboración con el proyecto 618 del IGCP. Gracias a Mar Mayoral
González por su labor en la traducción.
6. BIBLIOGRAFÍA
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GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 933-940.
___________________________________________________________________________
EL ORIGEN DE LOS TERREMOTOS EN LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA
(1)
Agustín Udías Vallina
(1) Universidad Complutense, Madrid, España, audiasva@fis.ucm.es
Resumen
El terremoto de Lisboa de 1755, seguido de un gran tsunami causó daños y victimas mortales
en el sur de España, en especial Cádiz y Huelva. Produjo en España un interés en autores españoles
por el problema del origen de los terremotos. La primera cuestión fue si el terremoto había sido un
castigo de Dios o un suceso puramente natural. En el debate hubo posturas en los dos sentidos. En
contra de la opinión de algunos eclesiásticos, autores ilustrados, defendieron el carácter puramente
natural del suceso.
La doctrina tradicional aristotélica sobre el origen de los terremotos fue cuestionada y se
introdujeron las ideas modernas sobre el origen explosivo. Feijóo fue más lejos y propuso la causa
eléctrica de los terremotos como una idea totalmente original. Con ocasión de este terremoto los
autores de la ilustración tomaron partido de la explicación racional de los terremotos y adoptaron las
teorías modernas de su origen explosivo y eléctrico.
Palabras Clave: Terremotos, Lisboa, Castigo de Dios, Origen explosivo, Feijóo.
THE ORIGIN OF EARTHQUAKES IN THE SPANISH ENLIGHTENMENT
Abstract
The 1755 Lisbon earthquake, which was followed by a large tsunami caused damage and
casualties in south Spain, especially in Cadiz and Huelva. It was also the motive and the occasion for
Spanish authors to consider the origin of earthquakes. The first question presented was if the
earthquake had been punishment by God or a purely natural event. In the debate there were positions
in both senses. Against the opinion of some ecclesiastic authorities some authors from the
Enlightenment, defended the purely natural character of the phenomenon.
The traditional Aristotelian doctrine about the origin of earthquakes was questioned and modern
ideas about their explosive origin were presented. Cabrera and Nifo still maintained the Aristotelian
ideas mixed with organicist influences by Kircher. Feijóo went further and proposed an electrical cause
as something completely original. Unknown to Feijóo, this idea had been presented some years
before by Becaria in Italy and Stuckley in England. With the occasion of this earthquake the Spanish
authors of the Enlightenment took the position in favor of a rational explanation of earthquakes and
adopted the modern theories of their explosive and electrical origin.
Keywords: Earthquakes, Lisbon, God’s punishment, Explosive origin, Feijóo.
933
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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1. INTRODUCCIÓN
Las ideas sobre el origen de los terremotos en la Ilustración españoles se vieron
profundamente afectadas por el terremoto del 1 de Noviembre de 1755 que, juntamente con el
tsunami que desarrolló con olas de hasta 15 m, destruyó la ciudad de Lisboa causando un número de
muertos que se estima entre 10.000 y 20.000 y produjo también daños considerables en España y
Marruecos [FONSECA, 2004; MENDEZ-VICTOR et al., (eds.), 2009]. Este suceso dio origen al término
español “maremoto” para designar estas olas, que hoy se ha sustituido por el japonés “tsunami”. El
terremoto se sintió en toda la península y en muchas partes de Europa. Se sintió en Alemania, y
produjo oscilaciones en los lagos de Suiza y alteraciones en fuentes termales cerca de Praga. El
tsunami se extendió hasta las islas del Caribe. Su magnitud fue semejante a la de los recientes
terremotos de Chile y Japón, siendo el terremoto mayor que ha sucedido en Europa. Afectó en
España especialmente a las regiones del suroeste y produjo 1.276 muertos, la mayoría debido al
tsunami en las costas de Cádiz y Huelva. Su efecto fue sentido especialmente en la ciudad de Cádiz,
donde murieron ahogadas 200 personas, y en Ayamonte con 400 víctimas [MARTÍNEZ SOLARES, 2001;
MARTÍNEZ SOLARES Y LÓPEZ ARROYO, 2004].
Este suceso produjo una abundante literatura publicada en España, especialmente en Sevilla
[UDÍAS Y LOPEZ ARROYO, 2008]. Muchas de estas publicaciones son narraciones cortas anónimas, de
carácter popular, algunas escritas en verso, que se centran en cómo se había sentido en ciertas
regiones, o consideraciones religiosas suscitadas por el miedo y angustia que produjo. En ellas se
relatan sucesos extraordinarios y curiosos, no siempre dignos de crédito, que ocurrieron durante el
terremoto. Otras tienen un carácter religioso, asignando el terremoto a un castigo de Dios por los
pecados y exhortando a la penitencia, o dando gracias por haber sido librados de mayores daños y
pidiendo la intercesión de los santos para futuros terremotos. Otras publicaciones son verdaderos
tratados serios, escritos por profesores universitarios, que indagan sobre la naturaleza y causas del
terremoto, desde un punto de vista científico, filosófico y teológico. En estos tratados se distinguen las
posturas más tradicionales frente a las más modernas de autores ilustrados.
En las publicaciones serias, se trata sobre todo de dos problemas. El primero, si este terrible
suceso fue puramente natural o tuvo un carácter sobrenatural, es decir, directamente atribuible a una
acción especial de Dios que lo mandó como castigo de los pecados y como señal para incitar a los
pecadores al arrepentimiento. El segundo trata de las causas naturales de los terremotos y en
particular de este, preguntándose de cómo habiendo destruido la ciudad de Lisboa se había sentido
en una extensión tan grande. Llamaba sobre todo la atención el que el terremoto se hubiera sentido
prácticamente al mismo tiempo en regiones tan apartadas, llegando hasta Europa central, y como se
explicaba que hubiera producido olas tan grandes en el mar. El terremoto sirvió de ocasión para la
difusión de las ideas modernas sobre el origen de los terremotos en la ilustración española.
2. ¿SUCESO NATURAL O SOBRENATURAL?
El terremoto de Lisboa generó en toda Europa un intenso debate de carácter teológico,
centrado en la opinión presentada por muchos representantes, tanto de la Iglesia Católica como
Protestante, de que había sido un castigo de Dios por los pecados, y una llamada al arrepentimiento
[KENDRICK, 1955]. Una constante en sermones y tratados religiosos después del terremoto era que
Dios, en su justa ira, había destruido Lisboa debido a los pecados de sus habitantes.
En Francia y Alemania, el debate se centró en el problema teológico. Cómo era que si, como
se pensaba, Dios había creado el mejor de los mundos podía suceder tal desgracia. En Francia, a la
posición optimista de algunos autores, como J. J. Rousseau se opuso la crítica violenta de Voltaire,
El origen de los terremotos en la Ilustración española
935
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con su Poème sur la désastre de Lisbonne y su popular novela Candide, con los que atacaba la
postura optimista y providencialista, presentando el desgraciado destino del hombre sobre la tierra.
En Alemania, la teodicea optimista estaba representada por.Leibniz, que este terremoto ponía ahora
en duda. El famoso filósofo Immanuel Kant, trató de mantener esta postura y publicó tres obras sobre
el terremoto. Kant estaba más interesado en los aspectos científicos de las causas del terremoto,
aunque también tocó el tema de la providencia divina. La fuerza y virulencia de las críticas satíricas
de Voltaire fueron las que finalmente tuvieron más difusión.
En España, el debate se centró en el carácter natural o sobrenatural del terremoto y las ideas
que corrían por Europa apenas tuvieron eco. Es bastante común encontrar la idea de que en España
antes de la Ilustración se pensaba solamente que los terremotos eran castigo de Dios, pero esto en
realidad no fue así [UDÍAS, 2009]. En la mayoría de los comentarios de autores españoles de los
siglos XVI y XVII a los libros de Aristóteles Meteorologica, donde se trata en el libro II el problema de
los terremotos, no se menciona para nada la intervención de Dios. En los escritos populares y
religiosos, sin embargo, la situación era muy distinta. Por ejemplo, después del terremoto que asoló
Málaga en 1680, su ocurrencia se interpretó como un castigo de Dios sin ninguna voz discrepante
[MUÑOZ Y UDÍAS, 1988]. En el caso del terremoto de Lisboa en 1755 las opiniones se dividieron a
favor y en contra de su carácter, llamémosle sobrenatural [AGUILAR PIÑAL, 1973]. Este carácter
aparece presentado, sobre todo, en numerosas publicaciones de carácter popular y religioso que
aparecen poco después de su ocurrencia, y en los sermones en las iglesias, sobre todo en Cádiz y
Sevilla. En ellas se da por supuesto que el terremoto fue un castigo de Dios y se relata cómo se
organizan procesiones y actos religiosos con este motivo. Un ejemplo de esta postura son dos
sermones predicados por Francisco Olazaval y Olayzola, canónigo de la Catedral de Sevilla, en los
que insiste en los muchos pecados de la ciudad de Sevilla, como causa de este castigo que Dios no
ha permitido fuera aún mayor [OLAZAVAL Y OLAYZOLA, 1755]. La defensa más firme del carácter
sobrenatural del terremoto fue la de Miguel de San José, obispo de Guadix y Baza, que publicó una
carta pastoral en la que refuta las opiniones de los que defendían que este había sido un fenómeno
natural y afirmaba que solamente el negar o dudar que los terremotos y otros desastres son
generalmente el efecto de la ira de Dios, se puede considerar como un error de fe [SAN JOSÉ, 1756].
La opinión del carácter puramente natural del terremoto fue defendida por los más ilustrados
[SÁNCHEZ BLANCO, 1999]. Entre ellos destaca José de Cevallos (1726-1776), teólogo y más tarde
rector de la Universidad de Sevilla y miembro fundador de la Real Sociedad de Sevilla y de la Real
Academia de Buenas Letras, dos sociedades en las que se presentaban y discutían las ideas
ilustradas. Cevallos presentó su postura en la carta respuesta a San José en la que afirma con
claridad que el terremoto ha sido enteramente natural, causado por segundas causas naturales y
proporcionadas [CEVALLOS, 1757]. Juan Luis Roche, médico catalán y establecido en Sevilla, defendió
la misma opinión y añadió que no hay relación entre los pecados cometidos y la ocurrencia de los
terremotos. Para él estas consideraciones no son más que piadosas consideraciones de los teólogos
[ROCHE, 1756]. Tanto Cevallos como Roche apoyaron sus opiniones en la autoridad reconocida de B.
J. Feijóo y Montenegro (1676-1764), benedictino profesor de teología de la Universidad de Oviedo,
autor de Teatro crítico universal and Cartas eruditas, dos obras muy influyentes en la introducción de
las ideas científicas modernas en España. Feijóo defendía el carácter natural del terremoto, pero ya
de avanzada edad, no quiso entrar directamente en la controversia [FEIJÓO Y MONTENEGRO, 1756a].
El carácter natural de los terremotos se defendió públicamente en varias conferencias
celebradas en la Real Academia de Buenas Letras, en Sevilla, donde se solían discutir ideas
ilustradas. Roche tuvo la primera conferencia diez días después del terremoto (Sobre el terremoto del
1 de Noviembre, 12 Noviembre 1755). J. Audixe de la Fuente tuvo una conferencia cinco meses
después sobre el tema general de los terremotos (Formación y efectos de los terremotos, 27 Marzo
1756) y F. de Céspedes Espinosa, casi un año después del terremoto, volvió otra vez sobre el tema
936
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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(Relación histórica del terremoto de 1755, 17 Septiembre 1756). En estas conferencias se trataba del
fenómeno de los terremotos desde un punto de vista puramente secular, fuera de toda consideración
religiosa. Aunque bastantes de sus miembros eran eclesiásticos, en sus discusiones, de acuerdo con
el espíritu de la Ilustración, la Academia se mantuvo fuera de las discusiones formalmente teológicas.
Algunos autores sostuvieron una posición intermedia en la que mantenían que el terremoto era
en verdad un suceso natural, pero Dios se había servido de el para avisar o castigar a los pecadores.
Entre ellos esta M. Cabrera, de la Orden de los Mínimos y teólogo de Sevilla, quien defendía que el
terremoto era natural en sus causas, en su ser y sus consecuencias, pero, sin embargo, una especial
Providencia lo había ordenado para que sucediera en un tiempo y lugar particular [CABRERA, 1756]. F.
de Buendía y Ponce (1721-1800), eclesiástico de Sevilla, poeta y médico del arzobispo de Sevilla,
mantuvo una opinión parecida. Para él, los terremotos, aunque debidos a causas naturales, algunas
veces pueden ser un castigo de la mano divina [BUENDÍA Y PONCE, 1756]. Juan de Zúñiga en una
carta a Feijóo explica, por un lado las causas naturales de los terremotos y por otro cómo Dios usa
estas causas naturales para mostrar su desagrado por los pecados de los hombres [ZÚÑIGA, 1756].
En conclusión, en España hubo después del terremoto de Lisboa defensores de las dos
opiniones sobre su carácter natural o sobrenatural, y no fue única la opinión la de que había sido un
castigo de Dios, como a veces se pretende. Entre los ilustrados se defendió que este había sido un
fenómeno natural sin intervención de Dios. Elementos tradicionales entre el clero, sin embargo, lo
consideraron como un castigo o aviso de Dios a los pecadores para que se convirtieran. No debemos
tampoco ver en este debate uno entre las posturas teístas y deístas sobre la actuación de Dios,
como han querido ver algunos [SÁNCHEZ BLANCO, 1999]. Los autores que defendían la postura de que
había sido un suceso natural, como Cevallos y Roche, no pueden llamarse deístas, pues mantenían
todos la doctrina cristiana de la acción de Dios en el mundo como última causa primera. No hubo, sin
embargo, ninguna referencia al problema de la teodicea respecto a la postura optimista o pesimista
sobre el mundo. Ninguno de los autores españoles hace referencia a Voltaire, Leibniz o Kant, o
cualquier otro autor del debate europeo.
3. EL ORIGEN DE LOS TERREMOTOS IDEAS TRADICIONALES Y MODERNAS
Este terremoto dio origen también a una serie de escritos de autores españoles para explicarlo
desde el punto de vista puramente natural. En sus explicaciones podemos ver hasta que punto
conocían y aceptaban las nuevas ideas científicas que venían de Europa. Coincidiendo con el origen
de la ciencia moderna en los siglos XVII y XVIII, aparecieron nuevas teorías sobre las causas que
producen los terremotos, que fueron sustituyendo las ideas tradicionales basadas en la filosofía
natural aristotélica del tratado Meteorologica [TAYLOR, 1975]. De acuerdo con Aristóteles, los
terremotos se producen por exhalaciones secas (espíritus o vientos) en cavidades en el interior de la
tierra que, al tratar de salir, la sacuden. Esta doctrina estuvo vigente durante toda la Edad Media y
hasta mediados del s. XVII [OESER, 1992]. La crítica a la doctrina aristotélica de la ciencia moderna se
extendió pronto a la explicación del origen de los terremotos. La utilización de la pólvora para producir
explosiones llevó a aplicar esta idea al origen de los terremotos. Martin Lister, en Inglaterra, en 1648 y
Nicolas Lemery en Francia hacia 1700, propusieron que los terremotos eran producidos por grandes
explosiones espontáneas de materiales inflamables acumulados de forma natural en el interior de la
tierra y formados por una combinación de azufre, carbón, salitre y otros productos, semejante, por lo
tanto, a la composición de la pólvora. Esta teoría del origen explosivo se extendió pronto y recibió la
aprobación de Newton que la refrendó con su prestigio. La teoría del foco explosivo estuvo vigente
hasta mediados del s. XIX cuando se propuso el origen tectónico de los terremotos.
El origen de los terremotos en la Ilustración española
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En los escritos de autores españoles hay una gran variedad de propuestas. El terremoto de
Lisboa despertó el interés en Europa por el estudio de los terremotos y se puede considerar esta
fecha como el origen de la sismología. En 1760, J. Michell propuso por primera vez el decisivo
concepto que el temblor producido por los terremotos se propaga por la tierra en forma de ondas
elásticas [TAYLOR, 1975]. En España, Cabrera, a quien ya vimos como defensor de la postura
intermedia respecto a la acción de Dios en los terremotos, defendió, desde el punto de vista más
tradicional, la doctrina aristotélica, frente a las propuestas de los autores modernos en especial de
Descartes, al que llamaba el “jefe de esta nueva secta”, y a sus seguidores en España llamados los
“novatores” o “eruditos” [CABRERA, 1756]. A pesar de todo, introdujo también puntos de vista distintos
a los estrictamente aristotélicos, con ideas “organicistas”, comparando la Tierra a un ser vivo. En
estas ideas mostraba la influencia de A. Kircher, jesuita profesor del Collegio Romano, especialmente
de sus ideas propuestas en la obra sobre el interior de la tierra Mundus Subterraneus (1664). Kircher
había propuesto la existencia en el interior de la tierra de tres sistemas de conductos a través de los
cuales circulaba fuego, agua y aire y a los que llamó pyrophilacia, hidrophilacia y aerophilacia. El
sistema de pyrophilacia estaba relacionado con los volcanes y conectaban con un fuego en el centro
de la tierra y el de los hydrophilacia con las fuentes y lagos. Según Kircher los terremotos estaban
producidos por la interacción de estos sistemas [FLETCHER, 2011]. Sus ideas fueron muy extendidas y
populares en España [GLICK, 1971]. Cabrera propuso un sistema diferente consistente en una gran
cavidad en el interior de la tierra siguiendo su eje norte-sur, a la que llamó la vena cava, a partir de la
cual se extendían muchas ramificaciones, en analogía con la venas en la anatomía humana, por las
cuales circulaba agua y aire. De hecho, Cabrera pensaba que funcionaban como las venas en los
animales y el hombre. Todos los fenómenos en la tierra (terremotos, fuentes, vientos, etc.) se
explicaban con este sistema, en analogía a lo que sucede en el organismo de los seres vivos. De esta
forma, los terremotos se consideraban como “enfermedades de la tierra”. En el caso del terremoto de
Lisboa, las ramificaciones de la vena cava explicaban cómo fue sentido en lugares tan distantes como
Alemania. Su defensa de Aristóteles le lleva a refutar las ideas de Nifo y López de Amezua y, en
general, la de los autores modernos incluyendo la teoría de la gravitación de Newton.
F. M. Nifo y Cagigal (1719-1803), el fundador del primer periódico de Madrid, en realidad, a
pesar de las críticas de Cabrera, seguía explicando el origen de los terremotos por los vientos que
penetran en el interior de la tierra y luego intenta salir bruscamente, aunque curiosamente cita las
experiencias de Lemery. Por esta razón, afirmaba que los terremotos son más frecuentes en
primavera y otoño, cuando los vientos son más fuertes [NIFO Y CAGIGAL, 1755]. F. Martínez Molés,
profesor de teología de la Universidad de Alcalá, sigue en su explicación las ideas de Kircher
asignando al fuego, el aire y el agua la causa de los terremotos [MARTÍNEZ MOLÉS, 1755]. Se acerca a
las ideas modernas al asignar como causa del fuego las materias inflamables, “nitrosas, bituminosas
y sulfúreas” en el interior de la tierra. Añade los conductos kircherianos de aire y agua para producir
aire y vapor a presión que causan los terremotos. Cita las ideas de Robert Boyle y Edmé Mariotte
sobre la relación entre presión y temperatura en los gases. Toma una actitud experimental al
proponer experimentos para probar sus propuestas. De una forma semejante, P. Trebnal, miembro de
las sociedades ilustradas de Sevilla, seguía la doctrina tradicional aunque con modificaciones
[TREBNAL, 1755]. En su obra muestra el conocimiento de autores modernos, como el francés A.
Pluche y encuentra insuficientes las ideas propuestas por Roche y Feijóo. Tomando las ideas
propuestas por R. Boyle, sobre la compresión de los gases, propuso que el mecanismo de los
terremotos estaba en la fuerza elástica del aire, condensado en las cavidades profundas, sin
necesidad de que intervenga el fuego. Trebnal se planteó la pregunta de si el maremoto había tenido
una causa distinta del terremoto. Descartó la idea de que el movimiento del mar fuera causado por la
marea bajo la influencia de la luna y consideró que fue también efecto de la fuerza expansiva del aire,
la que había impulsado el agua hacia las costas.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Algunos autores presentan ya más claramente la teoría moderna de la naturaleza explosiva de
los terremotos. Entre ellos esta A. J. del Barco y Gasca (1716-1783), que escribe en Huelva, donde el
terremoto se sintió con mucha fuerza y produjo abundantes daños; compara el origen del terremoto
con la explosión de una mina [BARCO, 1756]. Según él, en el interior de la tierra la explosión fue
debida a la acumulación de materiales inflamables (azufre, carbón, nitratos y betunes) que entraron
en contacto con aire y fuego. Esta concepción le permite hablar ya del foco del terremoto, o lugar
donde se produjo la explosión, que el localiza debajo del océano más cerca de la costa de África que
de Portugal. Barco dedicó especial atención a la generación del maremoto, que el asignó al
movimiento del fondo del mar debido a la explosión. También explicó la ocurrencia de las réplicas,
que siguieron al gran terremoto, por la subsiguiente explosión de materiales inflamables remanentes.
Roche también asignó el origen del terremoto a una explosión de material inflamable acumulado en
el interior de la tierra citando expresamente a N. Lemery, uno de los primeros propulsores de esta
teoría. Roche describió con detalle el efecto del tsunami en el Puerto de Santa María, pero no
propuso un mecanismo para explicarlo. Lo consideraba un efecto normal después de un terremoto,
de forma que después de sentir el movimiento del suelo esperaba la llegada de las olas del mar.
I. Ortiz Gallardo de Villarroel, profesor de Matemáticas de la Universidad de Salamanca,
publicó un libro sobre el terremoto. En él combinó la teoría explosiva con las ideas organicistas de
Kircher y su teoría de la existencia de canales de fuego, agua y aire en el interior de la tierra [ORTIZ
GALLARDO DE VILLARROEL, 1755]. Según escribe, es precisamente el contacto del fuego de los canales
con el material inflamable acumulado lo que produce la explosión. En el caso del terremoto de 1755
las frecuentes lluvias y nieve del invierno precedente, el calor moderado del verano y la vuelta de las
lluvias en otoño produjeron una acumulación de agua que favoreció la explosión. Desde Madrid, F.
López de Amezua presenta más claramente el origen explosivo como: “La más probable opinión
sobre el origen y causa de estos movimientos” [LÓPEZ DE AMEZUA, 1755]. Explica que el material
inflamable está enterrado no a mucha profundidad en la tierra en forma de venas y es el origen
también de los volcanes. A la explosión sigue la acción de la expansión elástica del aire. En su
barroca carta a Feijóo, Juan de Zúñiga da por supuesto que el origen de los terremotos es la
explosión del material inflamable (“materias bituminosas y sulfúreas”] en el interior de la tierra que “se
dilata y rompe con más estallido que una escopeta” [ZÚÑIGA, 1756].
Las ideas más avanzadas, aunque equivocadas, sobre el origen de los terremotos las propuso
Feijóo en sus 5 cartas dedicadas a este tema [FEIJÓO, 1756b]. Después de refutar las propuestas más
comunes, especialmente el colapso de cavernas y la explosión de material inflamable, en su cuarta
carta presentó su nueva teoría sobre el origen eléctrico de los terremotos. En ella expone que de la
misma manera que los rayos y relámpagos se producen en la atmósfera, debido a la electricidad
acumulada en las nubes, los terremotos se producen como descargas de la electricidad acumulada
en los materiales vitrosos del interior de la tierra. En esta época eran frecuentes los experimentos con
electricidad estática, que producían espectaculares descargas. La naturaleza eléctrica de los
terremotos había sido ya propuesta por W. Stuckley en Inglaterra, en 1750, y por G. B. Beccaria en
Italia, en 1753 [TAYLOR, 1975]. Feijóo no cita a ninguno de estos y mantuvo que su teoría era
completamente original. Según él, en el caso del terremoto de Lisboa, la teoría eléctrica explicaba
cómo se había sentido en lugares tan distantes al mismo tiempo, debido a la gran velocidad con que
se propaga la electricidad. Sin embargo, no descartaba del todo la naturaleza explosiva, ya que la
descarga eléctrica podía haber hecho explotar los materiales inflamables del interior.
El origen de los terremotos en la Ilustración española
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4. CONCLUSIÓN
El terremoto de Lisboa despertó en España un gran interés por estudiarlo. La primera cuestión
que se suscitó fue si este suceso era un fenómeno puramente natural o sobrenatural. Las posturas
más ilustradas negaron toda conexión entre el terremoto y los pecados y propusieron que se trataba
de un fenómeno natural que debía estudiarse con criterios puramente racionales. Destacan entre los
defensores de esta opinión Feijóo, Roche, Cevallos y Barco. Algunos autores sostuvieron una
posición intermedia en la que el fenómeno a pesar de ser natural, Dios se había valido de él para
mover a los pecadores a su conversión. El origen de los terremotos se plantea desde la doctrina
tradicional aristotélica con modificaciones de las ideas organicistas y la influencia de Kircher a las
ideas más modernas del foco explosivo y la propuesta de Feijóo de descargas eléctricas. Estas ideas
se mantienen en España hasta finales del s.XIX, cuando se introduce el origen tectónico de los
terremotos con ocasión del terremoto de Andalucía de 1884.
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LA TEORÍA DE LA TIERRA DE JAMES HUTTON: EL NACIMIENTO DE UNA
TRADICIÓN DE INVESTIGACIÓN
José Alsina Calvés
(1)
(1) Depto. de Ciencias (Biología y Geología) Instituto Galileo Galilei, Barcelona, España, jalsina2@xtec.cat
Resumen
Las teorías geológicas de James Hutton se estudian como origen de una Tradición de
Investigación, en el sentido definido por Larry Laudan, caracterizada por una metodología y una
ontología. Se muestra la continuidad de estas teorías con las Lyell, con las que comparte la mista
tradición de investigación. Asimismo se muestra como dos elementos de la Teoría de la Tierra, el
mecanicismo y la concepción cíclica del tiempo, así como elementos propios de la metodología de
Hutton, tienen sus raíces en la filosofía natural newtoniana.
Palabras Clave: Actualismo, Metodología, Tradición de Investigación, Uniformismo.
JAMES HUTTON'S THEORY OF THE EARTH: THE BIRTH OF A RESEARCH
TRADITION
Abstract
James Hutton's geologic theories are studied as origins of an Investigative Tradition, as defined
by Larry Laudan, characterized by a methodology and an ontology. We show the continuity of those
theories with the ones of Lyell, sharing the same tradition in the investigation. The same way we show
how two elements of the Theory of the Hearth, mechanicism and cyclical conception of the time,
together with elements of Hutton's methodology, had their roots in Newton's natural philosophy.
Keywords: Actualism, Methodology, Investigative tradition, Uniformitarianism.
1. INTRODUCCIÓN
El concepto de Tradición de Investigación (TI) fue propuesto por Larry Laudan [1986]. Las TI
son sistemas de creencias, de orden más alto que las simples teorías, en el seno de las cuales se
pueden substituir unas teorías por otras. A diferencia de los paradigmas, propuestos por Kuhn, o de
los programas de investigación de Lakatos, las TI son de naturaleza más laxa, menos rígida, por lo
que constituyen un buen instrumento de análisis filosófico de aquellos periodos de la historia de la
ciencia en que las disciplinas no están bien definidas y tienen límites difusos.
Las teorías que forman parte de una misma TI presentan un mismo “aire de familia” que viene
dado por el hecho de compartir una metodología y una ontología. La metodología es la manera como
se enfrentan y resuelven los problemas. La ontología es el conjunto de cosas “realmente existentes”
que, según estas teorías, forman la realidad (electrones, protones, células, fósiles, etc.).
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Para Laudan [1986], el objetivo de las ciencias es la resolución de problemas, y, por tanto, el
éxito de una TI (o de las teorías que la forman) vendrá dada por su éxito en la resolución de los
mismos. Existen dos tipos de problemas: los empíricos y los conceptuales. Los problemas empíricos
tienen que ver con la adecuación de la teoría a la realidad, y se relacionan con el concepto de verdad
como correspondencia (correspondencia entre la teoría y la realidad). Los problemas conceptuales
tienen que ver con la coherencia y se relacionan con el concepto coherentista de la verdad.
Existen dos clases de problemas conceptuales: los internos, que se refieren a la coherencia de
la teoría consigo misma; los externos se refieren a la coherencia de la teoría con el conjunto de ideas
sobre el mundo propias de su momento histórico. Podemos ahora completar la definición anterior: el
éxito de una TI (o de las teorías que la forman) tiene que ver con la capacidad de resolver el máximo
de problemas empíricos planteando en mínimo de problemas conceptuales.
2. LA TEORÍA DE LA TIERRA
El 7 de marzo y el 4 de abril de 1785, James Hutton presentó ante la Royal Society de
Edimburgo una comunicación con el título Investigación de las Leyes Observables en la Composición,
Disolución y Restauración de la Tierra Firme del Globo. Este trabajo fue publicado posteriormente, el
1
año 1788, con el título de Teoría de la Tierra .
Las ideas de Hutton se han denominado plutonistas [HALLAM, 1983, pp. 27-34; ALSINA, 2006,
pp. 131-135] por la importancia que se atribuye en las mismas al fuego interno de la Tierra, pero
quizás sus aportaciones más notables fueron la idea de un tiempo cíclico, y una concepción actualista
del estudio de la Tierra, es decir, la consideración de que las causas actuales de los fenómenos
geológicos son las mismas que actuaron en el pasado y que actuaran en el futuro. Esta concepción
será continuada por Lyell, lo que puede justificar la inclusión de ambos autores en una misma TI.
La metodología de Hutton
Hay dos aspectos interesantes a señalas en la metodología de Hutton: 1. Su actualismo o
uniformismo. Hutton se enfrenta a los problemas geológico partiendo de la base que las causas que
actúan en la actualidad son las mismas que actuaron en el pasado y que van a actuar en el futuro. 2.
Una combinación del método deductivo y del inductivo para solucionar problemas.
Ambas cuestiones están muy relacionadas. Los términos actualismo y uniformismo son en
ocasiones utilizadas como sinónimos; así se habla del principio de uniformidad de la naturaleza
(PUN) como un elemento fundamental, tanto de la metodología como de la ontología de Hutton y
Lyell [MANRIQUE-BONILLA, 2009a, 2009b]; en realidad, no son exactamente lo mismo: actualismo se
refiere a la afirmación que las causas que actúan en el presente son las mismas que actuaron en el
pasado, uniformismo indica además que estas causas han actuado siempre con la misma intensidad
[GOULD, 1992, pp. 138-140].
Muchos de los problemas epistemológicos en torno al uniformismo provienen de que ha sido
interpretado como el resultado de una inferencia inductiva [MANRIQUE-BONILLA, 2009b]. En realidad,
aunque en Hutton (y también en Lyell) encontramos expresiones que parecen indicar la utilización del
método inductivo y otras del deductivo, el PUN es de hecho una conjetura metafísica, un a priori que
no solamente informa su metodología, sino que está también en la base de su ontología.
Pero, por debajo de todo este proceso, hay una conjetura a priori: las operaciones de la
naturaleza son constantes y regulares, es decir, el PUN, que sirve de base tanto a la metodología
como a la ontología huttoniana. ¿De dónde arranca esta confusión? ¿Por qué Hutton dice rechazar
1
Hemos utilizado la versión castellana de Cándido Manuel García Cruz, publicada en Enseñanza de las Ciencias de la Tierra,
vol. 12, num. 2, 2004, pp. 149- 205.
La Teoría de la Tierra de James Hutton
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las “vanas conjeturas” cuando en realidad toda su teoría geológica se basa en la conjetura metafísica
a priori de la uniformidad de los procesos naturales? Esta uniformidad es a posteriori contrastada y
corroborada por las observaciones en el más puro estilo deductivo. Nuestra hipótesis es que todo ello
es debido a la gran influencia de la filosofía natural newtoniana, tanto en los aspectos metodológicos
como ontológicos.
2.2. La filosofía natural de Isaac Newton
Todo el pensamiento científico del siglo XVIII está profundamente influido por la obra de
Newton. La publicación en 1687 de los Principios Matemáticos de Filosofía Natural y, en 1703, de la
Óptica sentaron las bases de los que conocemos genéricamente como “ciencia moderna”. Sin
embargo, las afirmaciones metodológicas de Newton son algo ambiguas. En la Óptica, Newton critica
el método de Descartes, según el cual se podían derivar leyes físicas de principios metafísicos, y
defiende un método de “análisis y síntesis” que recuerda al procedimiento inductivo-deductivo de
Aristóteles [LOOSE, 1979, p. 90]. Newton también afirmó haber seguido este método en los Principios,
su gran obra de dinámica.
Es evidente que las Leyes de Newton no se descubrieron por la aplicación de las técnicas
inductivas (ni “inductivo-deductivas”) [LOOSE, 1979, p. 92]. Por ejemplo, la primera ley se refiere a la
conducta de los cuerpos que no se hallan bajo la influencia de ninguna fuerza, pero, en realidad, tales
condiciones no existen y, por tanto, cualquier cosa que digamos sobre estos cuerpos “hipotéticos” no
puede surgir de la observación ni de la posterior inducción.
En realidad, Newton sigue un método axiomático (es decir deductivo) [LOOSE, 1979, p. 95]. Las
tres leyes de Newton son axiomas, principios matemáticos de la filosofía natural que describen los
movimientos verdaderos de los cuerpos en el espacio absoluto. No llegó a ellos de forma inductiva.
La segunda parte del procedimiento es especificar procesos para correlacionar los teoremas
del sistema axiomático con las observaciones. Los sistemas axiomáticos, para que sean válidos,
deben estar ligados a sucesos del mundo físico.
La pregunta es ¿los axiomas newtonianos deben ser considerados hipótesis y, por tanto, su
método hipotético-deductivo? La pregunta tiene su importancia, pues Newton rechazó
específicamente las hipótesis con su afirmación “Hypotheses non fingo” y pretendió excluirlas de su
filosofía natural. La respuesta depende del significado que demos a la palabra “hipótesis”. Para
W ARTOFSKY [1978, pp 243-246] hay cuatro significados:
1. Hipótesis como generalizaciones procedentes de la experiencia.
2. Hipótesis como inferencias deductivas realizadas a partir de premisas de orden superior.
3. Hipótesis como postulados o suposiciones creados libremente por la inteligencia para poder
ordenar o derivar de ellos otros enunciados.
4. Hipótesis como intuiciones referentes a lo que parece evidente o ineludible de creer.
Si Newton hubiera seguido realmente el método inductivo-deductivo sus axiomas coincidirían
con el significado 1 del término hipótesis. En realidad, los axiomas de Newton corresponden al
significado 3, y los teoremas deducidos de estos axiomas al significado 2. En realidad, el uso
newtoniano del término hipótesis no se ajusta al uso moderno [LOOSE, 1979, p. 100]. Cuando Newton
habla de hipótesis se refiere a enunciados sobre términos que designan “cualidades ocultas”, es
decir, para las que no se conocen procedimientos de medida.
Visto así todo queda más claro. El sistema de Newton es hipotético-deductivo, basado en
“conjeturas y refutaciones”. Los axiomas son hipótesis que pueden ser corroboradas (o “falsadas”)
por la contrastación experimental, mientras que las rechazadas “hipótesis” newtonianas serian
conjeturas no contrastables mediante la experiencia. Las mismas consideraciones las podemos hacer
de la Teoría de la Tierra de Hutton.
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El PUN como conjetura metafísica
En Hutton, el Principio de Uniformidad de la Naturaleza no es una conclusión inductiva, sino
una conjetura que sirve de fundamento tanto a su metodología como a su ontología. Al suponer la
uniformidad de la naturaleza se puede concluir que los procesos geológicos del pasado son los
mismos del presente, y, por tanto, observando los actuales procesos podemos descifrar la historia de
la Tierra y su funcionamiento [MANRIQUE-BONILLA, 2009b]. Sin embargo, el término uniformidad puede
tener múltiples significados [GOULD, 1992, pp. 138- 142]. El más genérico seria el significado de
uniformidad de ley, es decir, la conjetura de que las leyes científicas son constantes en el tiempo y en
espacio; el segundo significado se refiere a la uniformidad de procesos, es decir, la interpretación de
los fenómenos del pasado como debidos a las mismas causas que los del presente (lo que ha venido
a llamarse actualismo). Otro significado apuntaría a la uniformidad en la proporción o gradualismo,
según el cual podemos interpretar los grandes sucesos como la acumulación gradual de insensibles e
incontables pequeños cambios. Finalmente, podemos hablar de uniformidad de estado o
antiprogresismo cuando consideramos que el cambio no es sólo gradual e uniforme sino que carece
de vector específico de progreso, es decir, el cambio es continuo pero no lleva a ninguna parte.
Los cuatro significados se encuentran en Hutton, y posteriormente en Lyell. Los dos primeros
son de orden metodológico, mientras que los dos segundos son de orden ontológico, pero todos
derivan del PUN como conjetura metafísica. Esto explicaría que algunos geólogos contemporáneos a
Lyell, como Sedgwick, Scrope o Prevost, se entusiasmaran con el método actualista, pero rechazaran
algunas o muchas de sus conclusiones geológicas [RUSE, 1983, p. 68; HALLAM, 1994, p. 81].
El PUN es pues una conjetura metafísica a priori, sobre la que se fundamenta tanto la
metodología como la ontología de Hutton, y también, como veremos, en Lyell. La adhesión de ambos
geólogos al PUN justifica su inclusión en la mista Tradición de Investigación.
3. LA ONTOLOGÍA DE HUTTON
La ontología responde a la pregunta ¿Qué es lo que hay? O ¿Qué es lo que existe realmente?
Veamos cuales son los elementos fundamentales de la ontología geológica huttoniana.
La tierra como máquina
En la primera parte de la Teoría de la Tierra es donde encontramos afirmaciones más jugosas
desde el punto de vista ontológico. Contiene el armazón teórico de toda la obra.
La Tierra es una máquina adaptada a una cierta finalidad. La idea es una redundancia, pues el
concepto de máquina implica forzosamente dos cosas: un constructor y una finalidad. Hutton es un
hombre de la Ilustración. El mecanicismo es un paradigma genérico de la interpretación de lo natural
(recordemos los animales – máquina de Descartes). El constructor es el Dios del deísmo [SEQUEIROS,
PEDRINACI, ÁLVAREZ y VALDIVIA, 1997] que creó al mundo como un inmenso mecanismo (o reloj) pero
le dotó de leyes para que funcionara por sí mismo. La finalidad es hacer posible la vida del hombre.
La peculiaridad de la máquina-Tierra es que es capaz de repararse a si misma y funcionar de
forma indefinida (o infinita) dentro de un tiempo absoluto de resonancias newtonianas. En el mundo
de Hutton no existen los procesos irreversibles. En ocasiones, se atribuye a Hutton influencias
aristotélicas [GARCIA-CRUZ, 2013]. La hipótesis de las influencias aristotélicas en Hutton se
fundamenta en su teleología. Pero son de orden distinto. Aristóteles ve el mundo desde la imagen de
la biología, y su modelo es el organismo vivo. Hutton ve el mundo como una gran máquina, y su
modelo es el mecanicismo. Por esta misma razón es difícil relacionarlo con las visiones organicistas
modernas. La termodinámica de los procesos irreversibles y los conceptos de entropía e información
La Teoría de la Tierra de James Hutton
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han sido básicos en la gestación de estas últimas. El mundo de Hutton es anterior a la
termodinámica, en el cual no existen procesos irreversibles. El mundo máquina de Hutton es un
sistema cerrado, lo cual no le impide autorrepararse hasta el infinito.
Plutonismo
Hutton postuló la existencia de un calor interno de la Tierra que proporcionaba la energía para
la fusión de los estratos y su transformación en rocas, así como para su posterior elevación, dando
lugar a los continentes emergidos. No se aportan pruebas a favor de esta hipótesis, ni se explicita de
dónde procede la energía, o el combustible, para mantener esta fuente constante de calor.
Toda la segunda parte de la Teoría de la Tierra es un argumento (o un conjunto de
argumentos) a favor de esta hipótesis, según la cual la fuerza que ha consolidado los estratos es el
calor a través de la fusión, y no el agua a través de la disolución. Hutton revela gran número de
observaciones que podríamos situar en la química mineral o en la geoquímica, y donde revela un
buen conocimiento de la misma.
Historiadores como Davies o Roger han sugerido la relación entre Hutton y Watt, y que la
máquina de vapor pudiera servir de modelo al movimiento geológico que Hutton proponía. El
elemento clave de la teoría huttoniana era el “fuego” o “calor” subterráneo, que se manifestaba de
tres maneras: en la consolidación de los sedimentos (acción diagenética), en el levantamiento de los
estratos (acción tectónica) y en la inyección de magma líquido entre las capas (acción plutónica)
[GOHAU, 1990, p. 267].
La diagénesis o transformación de los sedimentos en rocas coherentes es una de las
preocupaciones de los geólogos (un problema empírico en la terminología de Laudan). Con Hutton, la
denominación de plutonismo toma un sentido nuevo. La consolidación de los sedimentos sueltos
exige que las partículas que los forman se unan. Los neptunistas imaginaban una operación de
cimentación a partir de una materia disuelta en el agua. Hutton creía que la materia era calentada por
el fuego después de su hundimiento y que al enfriarse se convertía en una masa continua [GOHAU,
1990, pp. 268-269]. Hutton plantea las dos posibilidades (fuego y agua) como dos hipótesis
alternativas. Hutton aplica el PUN: “las propiedades del agua y su actuación en las disoluciones
fueron, en el pasado, iguales que en la actualidad. No hay que imaginar cosas misteriosas, sino
recurrir a la “vera causa”. A partir de aquí, Hutton desarrolla sus objeciones a la hipótesis del agua
como factor diagenético.
La primera objeción es que de haber sido el agua el factor de formación de los estratos, estos
habrían retenido agua en su interior.
La segunda objeción se refiere al origen de la materia con que se rellenan las cavidades de las
masas de estratos. El agua no puede explicar este fenómeno. Además existen estratos formados por
substancias insolubles en agua: “Existen estratos solidificados por la formación de flúor, una
substancia, hasta donde sabemos, insoluble en agua (Teoría de la Tierra, p. 230)”. Es decir, suponer
que el agua ha sido el elemento diagenético de consolidación de los estratos es lo mismo que
suponer que en el pasado han actuado leyes naturales diferentes, o causas ocultas y desconocidas,
lo cual es inaceptable. En contraste, suponer que ha actuado el calor, es utilizar una “vera causa”.
Pero el calor es además “vera causa” del levantamiento de los estratos, que pasaran así a formar las
tierras emergidas.
Para Hutton, el calor interno de la Tierra es la “vera causa” tanto de la consolidación de los
estratos como del levantamiento de los mismos, pero renuncia a explicar las causas y los orígenes de
esta calor interno.
Finalmente, este calor fundió parte del material, e inyectó el magma líquido entre los estratos,
dando lugar a lo que hoy conocemos como rocas magmáticas. A partir de esta hipótesis, Hutton
demostraría el origen no sedimentario del granito y del basalto:
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Ciclo geológico y “tiempo profundo”
Desde el punto de vista histórico, es ya un tópico atribuir a Hutton tanto el concepto de ciclo
geológico como el del “tiempo profundo” o inmensidad del tiempo. De hecho, la noción de
“inmensidad” del tiempo es inherente al concepto de ciclo [GARCIA-CRUZ, 2001]. Por otra parte, existe
una innegable relación entre el “tiempo profundo” de Hutton, en el interior del cual se desarrolla el
ciclo geológico, y el “tiempo absoluto” de Newton, en el cual se desarrolla el movimiento cíclico de los
planetas.
El “tiempo absoluto” de Newton supone un ininterrumpido orden de sucesión en el que todo
acontece, pero de modo tal que el propio tiempo siempre transcurre, aunque nada suceda en él.
Fluye, por tanto, sin relación a algo externo [RIOJA y ORDOÑEZ, 1999, p. 239]. Esta idea del tiempo fue
impugnada por Leibniz y su principio de la identidad de los indiscernibles: solo tiene sentido hablar de
transcurso del tiempo cuando ocurre algún fenómeno; en caso contrario, las unidades de tiempo son
indiscernibles, y, por tanto, iguales [MATAIX, 1999, pp. 64-65].
Este tiempo fenoménico de Leibniz influyó en el tiempo geológico de Buffon, desarrollado en
Las Épocas de la Naturaleza. El enfriamiento de la Tierra era el motor de las transformaciones, pero a
la vez permitía medir el tiempo, que era direccional [ALSINA, 2012, pp. 124-125]. Sin embargo, el
propio Buffon, en una obra anterior había desarrollado un concepto cíclico o eternalista del tiempo.
Se puede establecer una relación paralela entre la influencia Leibniz- Buffon y Newton-Hutton.
El tiempo geológico de Buffon, direccional y marcado por el enfriamiento de la Tierra, se fundamenta
filosóficamente en el tiempo fenoménico de Leibniz, mientras que en “tiempo profundo” de Hutton, en
el cual se repite indefinidamente su ciclo geológico, se fundamente filosóficamente en el “tiempo
absoluto” de Newton.
El ciclo geológico que propone Hutton puede resumirse en cuatro fases [GARCIA-CRUZ, 2001]:
1. Desgaste de los continentes por erosión. 2. Depósito de sedimentos en las profundidades
oceánicas. 3. Consolidación de los sedimentos por el calor interno. 4. Elevación de los estratos para
formar nuevos continentes.
4. PROBLEMAS EMPÍRICOS RESUELTOS
Los problemas empíricos se refieren a la adecuación de las teorías a la realidad. El éxito de
una TI (y de las teorías que la integran) se mide en función del número de problemas empíricos
resueltos sin plantear problemas conceptuales (contradicciones).
La Teoría de la Tierra de Hutton tiene en su haber la solución de dos importantes problemas
empíricos: el origen magmático del basalto y del granito. Para la geología neptunista de Werner,
paradigma predominante cuando Hutton publicó su Teoría de la Tierra, el basalto era una roca
sedimentaria, que se encontraban en los terrenos “Flotes”, mientras que en los terrenos de Transición
y Primitivos aparecían también “greenstones” relacionados con los basaltos.
Werner interpretó el parecido de los basaltos con determinadas lavas volcánicas con el
argumento de que las lavas se formaban a partir de la fusión de los basaltos por la combustión de las
capas de carbón infrayacentes, e intentó relacionar la distribución de los basaltos con el carbón.
Geólogos como Desmarest, Soulavie, Faujas de Saint-Ford o Dolomieu habían impugnado la
interpretación de Werner y sus discípulos y habían presentado pruebas del origen ígneo del basalto.
Hutton abordó el problema del origen ígneo de determinadas rocas a partir de sus
presupuestos teóricos, especialmente en lo que se refiere al calor interno de la Tierra o Plutonismo.
En la publicación de la Teoría de la Tierra, de 1788, no aportó nada sobre el granito. Será en un
artículo posterior “Observaciones sobre el granito”, publicado en Transactions of the Royal Society of
Edinburgh en 1794, cuando hará públicas sus observaciones sobre esta roca [GOHAU, 1990, p. 273].
La Teoría de la Tierra de James Hutton
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Hutton empieza relacionando el origen de los materiales fundidos o magma con la misma causa, el
calor interno, que provoca el levantamiento de los continentes y la consolidación de los estratos.
Después de estas afirmaciones de carácter general, Hutton ya se refiere a los basaltos y
pórfidos basálticos: “No pretendo afirmar que esta demostración sea exacta; más bien es condicional,
y procede del supuesto de que el basalto o el pórfido en el que se encuentran estos especímenes,
son rocas que estuvieron fundidas. (Teoría de la Tierra, p. 282)”.
Hay que demostrar, en primer lugar, que estas formaciones basálticas son posteriores a las
rocas sedimentarias encajantes. En segundo lugar hay que demostrar su afinidad con las lavas,
formadas ambas a partir del mismo magma, pero que ha solidificado en condiciones distintas.
El material líquido ha sido inyectado a gran presión entre los estratos, los cuales pueden
aparecer rotos o alterados. A veces no se rompen, y forman una capa semejante a un estrato. Hutton
cita diversas observaciones a favor de su hipótesis: “Un ejemplo estupendo de este tipo puede verse
en el lado sur del Earn, en la carretera de Crief. Tiene veinticuatro yardas de ancho, está en posición
vertical, y aparece a muchos pies sobre la superficie del terreno (Teoría de la Tierra, p. 179)”.
La segunda parte del problema consiste en demostrar que las masas de basalto y las lavas
extruidas por los volcanes se han formado a partir del mismo magma o material líquido, y que sus
diferencias de estructura son debidas a las distintas condiciones de solidificación.
Las “verdaderas lavas” tienen naturaleza vítrea y porosa, debido a las burbujas de gas. Los
basaltos, en cambio, son microcristalinos. Hutton explica el origen de estas diferencias.
Hutton razona en términos de la química del flogisto. El “aire fijo” (lo que ahora llamaríamos
CO2) explica la efervescencia, y, por tanto, la estructura porosa de las lavas. La “vitrificación” de la
tierra calcárea explica la naturaleza vítrea (no cristalizada) de las mismas.
Tal como ya hemos comentado, en la Teoría de la Tierra no se dice nada sobre el granito. En
su artículo “Observaciones sobre el granito”, publicado en 1794, Hutton extiende sus razonamientos,
ya expuestos, sobre al basalto al problema del granito. Las grandes masas de magma granítico, los
batolitos, son los responsables del levantamiento de los estratos y de su inclinación, con lo cual esta
roca juega un papel fundamental en su teoría.
5. PROBLEMAS CONCEPTUALES
Los problemas conceptuales de una teoría o TI son problemas de coherencia. Los que se
refieren a la coherencia de las teorías consigo mismas son los problemas conceptuales internos. Los
que se refieren a la coherencia de las teoría con otras teorías ampliamente aceptadas son los
problemas conceptuales externos. El éxito de una teoría o TI tiene que ver con la resolución del
máximo de problemas empíricos planteando los mínimos problemas conceptuales.
Las teorías de Hutton no presentan problemas conceptuales internos dignos de mención. Con
respecto a los problemas externos, la cuestión es más complicada: por un lado entran en conflicto
abierto con las ideas dominantes en geología, neptunismo, tiempo direccional y cronología de corta
duración; por otro lado están en perfecta consonancia con la filosofía natural de Newton, paradigma
indiscutible en el tiempo de Hutton.
Hutton y Newton
Ya hemos visto la relación entre la metodología de Hutton y el método axiomático de Newton.
Pero además, las teorías geológicas de Hutton son totalmente congruentes con la filosofía natural
newtoniana. Por una parte, Hutton concibe la Tierra como una máquina; por otra, su concepción
eternalista del tiempo geológico coincide con el “tiempo absoluto” de Newton, entendiendo por tal el
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tiempo matemático y verdadero que transcurre de manera uniforme e independiente de los sucesos
que ocurran en él.
La congruencia de las teorías de Hutton con la filosofía natural comúnmente aceptada es una
de las claves del éxito del plutonismo. Cumple perfectamente con la definición de Laudan cuando dice
que el éxito de una tradición de investigación consiste en solucionar el máximo de problemas
empíricos planteando el mínimo de problemas conceptuales. Aunque la geología de Hutton se opone
al paradigma dominante en esta materia, que era, como hemos visto, el neptunismo, su congruencia
con la filosofía natural newtoniana, así como su éxito en la solución de problemas empíricos, como el
origen magmático del basalto y del granito, hace que la TI iniciada por el escoces se vaya
desarrollando hasta alcanzas su cenit con la geología de Charles Lyell.
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Madrid, SEHCYT, pp. 949-954.
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LA KURZE KLASSIFIKATION DE ABRAHAM G. WERNER.
UNA TRADUCCIÓN INÉDITA
(1)
Enrique Silván Pobes , Juan Gabriel Morcillo Ortega
(2)
(1) Depto. Didáctica CC. Experimentales, Universidad Complutense de Madrid, esilpob@edu.ucm.es
(2) Depto. Didáctica CC. Experimentales, Universidad Complutense de Madrid, morcillo@edu.ucm.es
Resumen
En 1787 Abraham Gottlob Werner publicaba en Dresden su Kurze Klassifikation und
Beschreibung der verschiedenen Gebirgsarten. Si en su trabajo previo de 1773, Von der Aüsserlichen
Keunzeichen der Fossilien, se observaba ya una primera aproximación a conceptualizaciones
“modernas”, tales como la distinción entre “lo mineral” y “lo petrológico”, en la Kurze Klassifikation se
aportaba ya una caracterización y clasificación de lo que en otro lugar denominamos los “objetos
geológicos” en el estudio científico de la Tierra. En suma, la Kurze Klassifikation suponía un paso
significativo hacia la Ciencia geológica.
Como es natural, la recepción y asimilación en otro país y otro idioma de un trabajo como el de
Werner, exigía un doble esfuerzo. En un sentido, esfuerzo de introducción en la nueva lengua de
unos términos para denotar los nuevos conceptos aportados; o, en sentido inverso, de nuevas
palabras para representar una intelección novedosa.
Y esta doble realidad es la que se manifiesta en el manuscrito que se presenta en este
Congreso: una traducción al español inédita de la Kurze Klassifikation, que va a datarse, atribuirse y
comentarse a partir de este doble análisis conceptual y terminológico.
Palabras Clave: Abraham G. Werner, Kurze Klassifikation, Ciencia geológica, Filosofía de la
Geología, Historia de la Geología.
ABRAHAM G. WERNER’S KURZE KLASSIFIKATION.
ANALYSIS OF AN UNPUBLISHED TRANSLATION
Abstract
In 1787 Abraham Gottlob Werner published in Dresden his Kurze Klassifikation und
Beschreibung der verschiedenen Gebirgsarten. If in a previous work of 1773, Von der Aüsserlichen
Keunzeichen der Fossilien, it was observed a first approach to “modern” concepts as the distinction
between “mineral kinds” and “petrological kinds”, in his Kurze Klassifikation he provided a new
characterization and classification of what in other paper we called “geological objects” for the
scientific study of the Earth. In short, the Kurze Klassifikation meant a significant step towards a real
Geological Science.
As it might be expected, the reception and assimilation of such a work as Werner’s in a different
country with a different language required a double effort. In a sense, the effort of introducing new
words in the new language in order to denote the new founding concepts; or, in the reverse, the effort
of introducing new words to represent a novel insight.
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And this double perspective manifests itself in the manuscript brought before this Congress: an
unpublished Spanish translation of the Kurze Klassifikation, which is dated, attributed and analyzed
from the point of view of this double, conceptual and terminological, analysis.
Keywords: Abraham G. Werner, Kurze Klassifikation, Geological Science, Philosophy of Geology,
History of Geology
1. EL MANUSCRITO INÉDITO DE LA KURZE KLASSIFIKATION: ASPECTOS FORMALES
Resulta llamativo que, siendo España el país que más tempranamente enviara alumnos suyos
a la academia de minas de Freiberg, no se haya traducido al español ninguna de las obras del más
señalado profesor de dicha institución. En realidad, es más adecuado decir que no se haya publicado
nunca la traducción de tales obras, pues en la biblioteca del Instituto Geominero existe un manuscrito
con la traducción del más famoso trabajo de A. G. Werner: su Kurze Klassifikation und Beschreibung
der verschiedenen Gebirgsarten.
Se trata de un manuscrito en hojas de tamaño cuartilla obtenidas de doblar folios y, a partir de
ello, unos cuadernillos que han permitido coser artesanalmente el panfleto en el que se suman en
total 24 páginas (la publicación alemana de Dresden de 1787 comprende 28 páginas).
En la carátula, ocupada por el título, aparecen, además: a) de una parte, en la esquina superior
derecha, un sello que dice “Comisión del mapa geológico, España, biblioteca” junto al número 2935
(el mismo sello y el mismo número aparecen en la página 24); y, de otra, b) en la esquina inferior
derecha lo que parece es un registro “R. 11574”, mientras que en las páginas 4 y 19 se encuentra un
sello que dice “Instituto geológico y minero-Biblioteca” y algo más que nos resulta ilegible.
La letra con la que está escrito todo el documento parece ser de la misma mano, pues no se
notan cambios en la caligrafía más allá de los propios del cansancio de escribir. Es un modelo de
letra propio de finales del S. XVIII y principios del XIX, aunque hemos cotejado el escrito con otros de
esas mismas fechas y no encontramos semejanzas suficientes para atribuirlos a algún autor en
particular.
Habrá que tener en cuenta, a su vez, que eran días en que se dictaba a un secretario lo que se
pretendía que quedara “en limpio” y en ese estado se encuentra el manuscrito; esto es, no tiene
correcciones ni tachaduras y se puede considerar definitivo.
En la primera página nos encontramos con una introducción ajena a la edición alemana, pues
contiene, por un lado, unos párrafos sobre el significado de la geología y, por otro, un extraño
conjunto de despistantes afirmaciones. La propia definición de geología que se introduce no se
corresponde con la época de Werner. Por de pronto utiliza la palabra ‘geología’, y éste es un término
que no usaría el alemán, que solo consideraba la ‘Geognosia’ y ‘Geografía mineralógica’.
Es más, algunos detalles parecen indicar que el texto no tenía como destino su publicación.
Por ejemplo, aparecen diversas notas a pie de página que van atrasadas respecto del texto alemán.
En éste la nota a) se refiere al mismo título de la obra, mientras que el autor del manuscrito no lo
trata. El texto alemán usa la palabra ‘Gebirgsarten’, que nuestro autor, a veces, traduce como ‘rocas’,
término que, en general, en la época de Werner significaba ‘peñasco’ y solo décadas después tendría
el actual sentido. Sin embargo, otras veces utiliza la palabra ‘montañas’.
También puede destacarse que el traductor usa algunas contracciones de forma habitual, como
es el caso de poner ‘q’ en vez de ‘qué’. Así mismo aparecen de vez en cuando adverbios de modo
contraídos por medio de poner ‘nte’ en superíndice.
La Kurze Klassifikation de Abraham G. Werner. Una traducción inédita
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2. EN TORNO A LA TRADUCCIÓN Y SU POSIBLE AUTORÍA
En una de las hojas se encuentra un grabado con la imagen de A. G. Werner sujeto por el
método de cuatro ranuras donde se encajan las esquinas de tal grabado, así mismo, y suelto, se
encontraba el grabado del busto de un ingeniero de minas que hemos de considerar que es Fausto
de Elhuyar.
Considerar que Fausto de Elhuyar y Zubice pudiera ser autor de esas páginas es consecuencia
remota de la existencia de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, puesto que cuando se
decide crear el Seminario de Vergara y ante la necesidad de dotar a esa institución de un profesor de
mineralogía y minería, se acude a este hombre, y, para formarlo en tales materias, se le concede una
beca de estudios en la Academia de Minas de Freiberg, Alemania [SILVÁN LÓPEZ ALMOGUERA, 1953]
La Academia de Minas (Bergakademie) de Freiberg se había creado recientemente; en
concreto, la fecha de 13 de Noviembre de 1765 parece ser la de inicio del proyecto patrocinado bajo
los auspicios de Friederich Wilhelm von Oppel y Friederich Anton von Heynitz, este ultimo ministro de
industria y minas. La razón de ser de esta institución, primera de su tipo en el mundo, era la
formación de técnicos capaces de explotar con eficiencia los yacimientos mineros así como
encontrarlos y valorarlos. En esta academia impartía docencia A. G. Werner y sus dos obras
principales se encontraban en relación con el programa que se seguía [SILVÁN POBES Y GONZÁLEZ
REDONDO, 2006].
Circulaban entre los alumnos publicaciones consistentes en sus supuestos, notas de clase y
porciones de otros textos de mineralogía como los de Wiedenmann y Emmerling, ambos pupilos de
nuestro autor, y se ve que algunos alumnos utilizaron el texto de Von der Aüsserlichen Kennzeichen
der Fossilien junto con apuntes de clase para obtener algún beneficio.
Estas ediciones, sin la supervisión del maestro, le produjeron un gran enojo y advirtió de forma
tajante que no iba a autorizar en lo sucesivo ese tipo de especulación mercantilista, por más que en el
pasado había tenido los ojos cerrados y que estaba revisando sus trabajos sobre las distintas ramas
de la ciencia que profesaba para que aparecieran “…inmediatamente uno detrás de otro enriquecido
por sus últimas observaciones y descubrimientos”. Desdichadamente no se hizo nunca la revisión ni
nunca apareció la publicación.
Esta reacción de enfado por parte del maestro es muy posible que hiciera que su obra no se
publicara en nuestro idioma. En la publicación francesa (de 1790) de Los caracteres exteriores de los
fósiles intervino uno de sus primeros alumnos con renombre internacional, el español Fausto de
Elhuyar, el cual, hacia 1785, ya veía claro que no había intención por parte de Werner de publicar una
nueva edición de su libro. En efecto, durante un viaje por Francia en el que tuvo que pasar por Dijón,
Elhuyar aprovechó para visitar a Mme. Guyton de Morveau. Esta amiga del futuro descubridor del
wolframio se interesó en la traducción de la obra de Werner, de modo que Elhuyar, al poco tiempo,
remitió a la dama un manuscrito con el texto más las anotaciones que había tomado en las lecciones
del maestro. Mme. de Morveau tradujo todo esto y, en 1790, se publico en Dijón la versión francesa
del libro con el título Traité des caractéres extérieurs des fósiles.
De ese texto remitido saldría la versión francesa que, dado que llevaba materia adicional, se ha
considerado como texto original.
A partir de la publicación de Von den Aüsserlichen Kennzeichen der Fossilien (1774) se creó
una enorme expectación entre los científicos de Europa y comenzó a desarrollarse una línea de
investigación con ánimo de avanzar en la clasificación y determinación de los minerales. Muchas
personas interesadas en ello pidieron a Werner una nueva edición sin que hubiera resultado alguno,
sus ideas neptunistas le ocupaban cada vez más y más tiempo. Así pues, fueron apareciendo en
distintos idiomas europeos (especialmente en inglés y francés) libros de texto sobre los caracteres
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externos de los minerales, que consistían esencialmente en traducciones del texto (de mayor o menor
extensión) del profesor con el añadido de notas de las clases dictadas por Werner.
En la mayoría de los libros o artículos que tratan sobre Werner se puede leer en 1787. En
Dresden, se publicaba por primera vez una pequeña obra, tan sólo 28 páginas en cuarto, titulada
Kurze Klassification und Besreibung der verschiedenen Gebegsarten. Pero esto no es verdad, pues la
primera versión publicada aparecía el año anterior, en la Abhandlungen der Böhmischen Gesellschaft
der Wissenschaften, en forma de artículo.
El error se hubiera podido solventar si los autores usaran información de primera mano o
consultaran a los expertos. Cierto es que la fuente principal sobre Werner [VON FRISCH, 1925] no
incluye la antes citada publicación. Aún así, Franz Ambrosius Reuss [1804] en su Lehrbuch der
Mineralogie y Christian Keferstein [1840] en su Gesichte und Litteratur der Geognosie sí citan el
artículo de 1786.
3. ASPECTOS ESENCIALES DE LA KURZE KLASIFICATION A PARTIR DE LA TRADUCCIÓN
En cualquier caso, la obra muestra una capacidad pasmosa de concentración y síntesis, y en
ella Werner expone la mayoría de sus ideas sobre la Tierra y su estructura; es el trabajo con el que
entraría en la polémica Neptunismo-Plutonismo, como se llamaría más tarde, poniéndose él a partir
de esa publicación a la cabeza de la teoría neptunista.
En el prólogo de esta obra, el editor comunica que: “Este tratado no es más que principalmente
un simple bosquejo, a causa de que esta importante materia, se tratará luego con más extensión por
el sabio autor en una obra particular”. Con esto nos da idea del sentido de la publicación, que es un
bosquejo, no es una obra completa, y el no haber tenido en cuenta este comentario y una mala
interpretación de una nota, dieron lugar a un equívoco de importancia, pero no es éste el lugar ni el
momento para tratar de ello. En todo caso, el primer apartado comienza como sigue:
§1. De las diferentes especies de roca en general. Por grande que parezca a primera
vista la variedad de las especies de piedras que componen las montañas, o en general la masa
de nuestro continente, se halla sin embargo a un examen más exacto, que sus diferencias no
van al infinitos, y que la mayor parte de ellas con respecto a su naturaleza, se dejan bien
distinguir y denominar.
Es aun verosímil que conozcamos ya la mayor parte de dichas especies, pues según las
observaciones del viajero naturalista las rocas aun de los países más distantes convienen
comúnmente con las que nos son conocidas.
En la primera frase del párrafo habla de nuestro continente, las evidencias con que cuenta son
las propias y las que encuentra en la literatura, son pruebas que provienen de lugares próximos y de
ellas concluye que la clasificación es posible.
La segunda frase por un lado indica que ya se sabe mucho, y por el otro, que lo que se sabe es
aplicable a todo el mundo, eso es así porque los que han viajado a lugares lejanos encuentran
semejanzas suficientes como para considerarlo de tal forma.
Mediante un método de abstracción adecuado, las diferencias pierden importancia en favor de
las semejanzas seleccionadas como criterio de clasificación y de aquí surge una categorización
fundamental en dejar claros los objetos de interés de la geología.
El segundo apartado también merece algunos comentarios:
La Kurze Klassifikation de Abraham G. Werner. Una traducción inédita
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§2. Sin embargo reina en las obras de mineralogía, una confusión asombrosa en la
clasificación y denominación de estas rocas. Una clasificación de ellas clara y bien hecha será
tanto más necesaria á la mineralogía cuanto al presente se escribe mucho sobre la Geognosia
y geografía mineralógica, y q. la designación y clasificación de estos cuerpos, según la han
hecho los mineralogistas antiguos (a) ha llegado á ser del todo insuficiente, á causa de nuevas
y frecuentes observaciones q. se han hecho en esta ciencia.
El autor indica las deficiencias de los anteriores a él, tanto por el desbarajuste en el que se
estaba como por las novedades que iban apareciendo. En todo caso deja ver que falta sistemática y
abstracción, sin dejar de lado la dificultad de las diversas denominaciones dadas por cada autor para
la misma cosa.
Y, para no hacer demasiado extensa una lectura comentada que aconsejamos realicen
directamente del original los interesados, el tercer y último apartado que vamos a analizar aquí
apuntaba lo siguiente:
§3. Daré aquí una breve caracterización y clasificación de estas especies de rocas,
observando fiel el principio q. he adoptado de no introducir otras, q. aquellas de cuya verdadera
existencia estoy persuadido porque creo sería del todo fuera de propósito, y aun falso el recibir
desde luego el sistema de la historia natural, por especies nuevas, cuerpos q. sin ninguna
precisión, han sido nombrados por otros, como especies nuevas y particulares, y recibido
te
efectivam como tales, sin otro examen, y sin esperar una mejor confirmación (b). Por esto se
acumulan muchos seres imaginarios, q. no existen en la historia natural, en lugar q. se debía
tener cuidado de exterminarlos siempre de mas en mas para depurar el sistema de la
naturaleza.
Y aquí nos lo explica con mayor precisión, aclarando que se sigue su sistema, ese al que nos
hemos referido líneas arriba, el que se consigue con la debida abstracción y método.
La nueva denominación, o, por lo menos, la que se define en cada uno de los apartados con
que elabora el texto, le permite exterminar lo erróneo, mal descrito o mal nombrado.
4. CONSIDERACIONES FINALES A MODO DE CONCLUSIONES
El olvido es algo tan común que lo tenemos como algo natural. Y el caso que estamos tratando
es un ejemplo magnifico de ello.
Werner es un autor casi desconocido. Se da el caso incluso de aparecer referido como
Wegener (parecería como que la abundancia de textos sobre tectónica global y sus antecedentes lo
han inducido) y su aportación fundamental a la hora de aclarar el campo de interés de la geología ha
pasado a ser un conocimiento de los de siempre.
El hundimiento del neptunismo tiene en gran parte la culpa, hasta el punto de que un pequeño
texto, de la importancia como el que aquí se trata, haya pasado desapercibido al tipo de historiadores
de la geología que rastrean y excavan en archivos y bibliotecas en busca de rarezas.
No era difícil dar con él, pues el sistema de búsqueda de la biblioteca donde se encuentra nos
remite con rapidez y nos indica su ubicación. Pero ¿a quién le puede interesar A. G. Werner hoy en
día?
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5. BIBLIOGRAFÍA
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CUVIER, G. (1821) “Historical Eloge of Abraham Gottlob Werner, read at a sitting of the Royal Institute
de France”. The Edinburg Philosophical Journal, 4, 1-16.
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OSPOVAT, A. M. (1967) “The Place of the Kurze Klassifikation in the work of A. G. Werner”. Isis, 58(1),
90-95.
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SILVAN LOPEZ ALMOGUERA, L. (1953) Los estudios científicos en Vergara a finales del siglo XVIII. San
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geológicos en el estudio científico de la Tierra y su enseñanza”. Enseñanza de las Ciencias de la
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W ERNER, A. G. (1774) Von den aeusserlichen Kennzeichen der Fossilien. Leipzig, Crusius. Edición en
francés, París, 1790. Edición en inglés, Edimburgo, 1849-1850.
W ERNER, A. G. (1787) Kurze Klassifikation und Beschreibung der verschiedenen Gebirgsarten.
Dresden.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 955-962.
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LUCAS FERNÁNDEZ NAVARRO. EL INICIADOR DE LA VULCANOLOGÍA EN
ESPAÑA
José Luis Barrera Morate
(1)
(1) ICOG, Miembro de INHIGEO. Raquel Meller 7 (local), 28027 Madrid. España. biotita@arrakis.es
Resumen
Aunque ya en el s. XIX y principios del XX los geólogos Francisco Quiroga, Salvador Calderón
y Eduardo Hernández-Pacheco realizaron algunos trabajos petrológicos o cartográficos sobre el
vulcanismo peninsular y canario, ninguno de ellos desarrolló una investigación sistemática tan
profunda y continuada como Lucas Fernández y Navarro (1869-1930). Las prematuras muertes de
Quiroga y Calderón (sus maestros), y la dedicación a otra temática profesional de HernandezPacheco, le llevaron a continuar con más dedicación y desarrollo la investigación vulcanológica
española, pudiéndosele considerar el primer vulcanólogo español. Sus estudios marcaron en España
una época dorada en la vulcanología, y su prestigio transcendió a Europa cuando estudió la erupción
volcánica del Chinyero, Tenerife, en 1909. Su muerte en 1930, a los 61 años, frustró la carrera del
que ya se decía era un vulcanólogo de gran relevancia nacional e internacional.
Palabras Clave: Fernández Navarro, Volcanes, Vulcanología, Islas Canarias.
LUCAS FERNÁNDEZ NAVARRO. THE BEGINNER OF VULCANOLOGY IN SPAIN
Abstract
Although geologists Francisco Quiroga, Salvador Calderón and Eduardo Hernández-Pacheco
performed petrology and cartography work on volcanism in the peninsula and the Canary Islands in
the 19th century and early 20th century none of them developed a systematic in depth research as
that carried out by Lucas Fernández Navarro. The early deaths of F. Quiroga and S. Calderón (his
teachers) as well as E. Hernández Pacheco’s dedication to another professional field led Lucas
Fernandez y Navarro to a continued dedication to volcanology research and development in Spain.
Thus, he is considered the first Spanish volcanologist whose research led to Spain´s Golden Age in
volcanology. His prestige as well as his studies on volcanic eruption in Chiyero in Tenerife in 1909
spread throughout Europe. His death in 1930 at the age of 61 frustrated the professional career of an
outstanding national and international volcanologist.
Keywords: Fernandez Navarro, Volcanoes, Vulcanology, Canary Island.
1. NACIMIENTO, ESTUDIOS DE BACHILLERATO Y UNIVERSITARIOS
Lucas Fernández y Navarro nació el 3 de enero de 1869 en Guadalajara, donde su padre,
Inocente Fernández-Abas, era catedrático de Matemáticas del Instituto provincial. Unos meses antes
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de su nacimiento comenzaba en España el Sexenio Revolucionario, siendo su padre el representante
por Guadalajara del Pacto Federal castellano, un movimiento político de tendencia republicana.
Lucas estudió brillantemente el bachillerato con la calificación de sobresaliente, en el Instituto
provincial entre los años 1878 y1884, donde su padre había sido director desde 1871 a 1874
[ARCHIVO BRIANDA DE MENDOZA]. Lucas heredó del padre la afición por las Ciencias, y desde que
Francisco Quiroga entró de ayudante en el Museo de Ciencias Naturales en 1879, se ha dicho que le
acompañaba en las excursiones de campo a recoger minerales [BARREIRO, 1992]. Esta relación
docente sería el embrión de lo que más tarde llevó a Fernández Navarro a entrar como ayudante en
el Museo de Ciencias.
Lucas se trasladó a Madrid en el año 1885 donde comenzó la carrera de Ciencias, sección de
Naturales, en la Universidad Central, donde se licenció en julio de 1891 con la calificación de
sobresaliente.
Figura 1. Retrato de Lucas Fernandez Navarro.
2. LOS INICIOS DE SU CARRERA DOCENTE E INVESTIGADORA
El año anterior a finalizar su licenciatura, Fernández Navarro [Figura 1] logró su primer empleo
como ayudante del MCN [BARREIRO, 1992] en la sección de Mineralogía y Cristalografía que dirigía
Quiroga. Era tal su laboriosidad, que Quiroga le consideró su discípulo predilecto. Al terminar su
licenciatura, solicitó participar en la oposición a Ayudante 2º del MCN [AGAa]. Ese mismo año de
1890, Fernández Navarro es admitido como socio en la SEHN (Sociedad Española de Historia
Natural), en sesión del 9 de abril de 1890, a propuesta del secretario. Tenía 21 años cumplidos. De la
Sociedad Española de Historia Natural fue Fernández Navarro presidente en el año 1927, y, junto con
la JAE, fueron las instituciones principales que contribuyeron a sus proyectos de investigación.
En 1893 defiende su tesis doctoral obteniendo la calificación de sobresaliente. En el año 1895
se le nombra por unanimidad Ayudante 1º en el Museo de Ciencias, cargo del que cesa en 1898 tras
ganar, por oposición, la cátedra de Historia Natural del IEM de Almería, donde permaneció dos años,
[MARTÍN CARDOSO, 1931, y AGAa]. Las oposiciones a instituto era una alternativa que Fernandez
Navarro venía barajando debido a las adversidades que encontraba en el Museo para proseguir su
trabajo de investigación, como fueron la muerte de su mentor, Quiroga, y el desastroso traslado del
MCN.
Lucas Fernandez Navarro. El iniciador de la Vulcanología en España
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En el verano del año 1901, Ignacio Bolívar fue nombrado director del Museo de Ciencias. Con
su llegada, el centro vivió una etapa de renovación y de vigoroso impulso que le permitió recuperar
gran parte de su antiguo prestigio. Para desembalar y ordenar las colecciones, Bolívar solicitó el
traslado temporal de varios profesores que habían trabajado anteriormente en el Museo y, entre ellos,
se encontraba Fernández Navarro. En noviembre de 1901, con la autorización favorable del Instituto
de Soria, se le permite que pase en Comisión de Servicio al Museo, bajo la dirección del jefe de la
Sección que era Salvador Calderón [ARCHIVO DE LA UCM].
3. CATEDRÁTICO DE CRISTALOGRAFÍA
En el verano de 1901, se convocan las oposiciones a la cátedra de Cristalografía de la
Universidad Central [AGAb]. En febrero de 1902, se presentan Lucas Fernandez Navarro, Eduardo
Hernandez-Pacheco, y cuatro candidatos más. El tribunal excluye a Hernandez-Pacheco por ser
vocal suplente y no haber renunciado a ello. Una vez realizados todos los ejercicios y votaciones, en
mayo de ese año la gana la oposición Lucas Fernandez Navarro.
La dedicación de Fernández Navarro al estudio de la Cristalografía había sido pequeña y
modesta, pues dedicó más tiempo a la Mineralogía y Petrografía que a esta ciencia emergente. Hasta
ese año de 1902, no había publicado nada sobre Cristalografía. Probablemente, impuesto por la
circunstancia de ser nombrado catedrático de esa disciplina, se vio en la obligación de difundir los
conceptos de esta materia, y, en ese año, publica su libro de Cristalografía [FERNÁNDEZ NAVARRO,
1902]. Además de ese libro, Fernandez Navarro hizo pocas aportaciones a la investigación y
progreso de la Cristalografía, como se deduce de su bibliografía. Eso sí, se encargó de su difusión
docente y de que otros discípulos pudieran desarrollarla con más dedicación, como fue el caso de
Gabriel Martín Cardoso (1896-1954). No obstante, Fernandez Navarro, a finales de 1902, solicita
dinero para realizar un viaje a visitar laboratorios de Cristalografía en Francia y Alemania, pero el
ministerio se lo deniega diciendo: “…no habiendo en el presupuesto cantidad para el servicio a que se
alude…” [AGAc].
4. SU PRIMER CONTACTO CON LOS VOLCANES, OLOT. 1903-1904
El crecimiento de la SEHN, favoreció las nuevas inquietudes investigadoras y de viajes de
Fernandez Navarro. En 1903, siendo ministro de Instrucción Pública Allendesalazar, uno de los
socios protectores de la SEHN, se nombró Real a la Sociedad y se la declaró de utilidad pública,
consignándose por primera vez en los presupuestos la subvención de 5.000 ptas, cantidad que
permitió realizar la campaña de los volcanes de Olot a Cazurro, Calderón y Fernandez Navarro
[HERNÁNDEZ-PACHECO et al., 1914, Introducción], por el poco conocimiento que se tenía de ella y por
lo bien que estaban conservados los edificios volcánicos [CALDERÓN et al., 1907]. Por cuestiones
logísticas, esta primera campaña de investigación, no se realizó hasta el verano de 1904.
Para el estudio de Olot, la RSEHN nombra una comisión que estaba integrada por: Salvador
Calderón, catedrático de Mineralogía en Madrid, Lucas Fernández Navarro, catedrático de
Cristalografía en Madrid, Manuel Cazurro, catedrático en el Instituto de Gerona y uno de los pocos
geólogos de la época que sabía algo de volcanes, y Eugenio Arlet, del Instituto de Tarragona. La idea
de seleccionar esta región gerundense pudo venir de Cazurro que ya la conocía de viajes anteriores y
había recolectado gran número de rocas volcánicas y sedimentarias que habían pasado a las
colecciones del Museo de Ciencias.
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La expedición se concretó a una exploración geológica de conjunto, sólo de la zona de Olot, El
estudio se extendió al año siguiente (1905) aunque sin Fernández Navarro, ya que decidió irse en
esas mismas fechas al norte de Marruecos comisionado por la nueva comisión que creó la RSEHN.
El estudio completo correspondiente a las dos campañas se publicó en las Memorias de la
Sociedad [CALDERÓN et al., 1907]. Fernández Navarro contribuyó con el estudio petrográfico y
geoquímico de las muestras volcánica, y fue, sin duda, muy destacable y pionera en España, pues
incorporó análisis químicos de las rocas e incluso el cálculo de la Norma CIPW (cálculo matemático
para determinar la composición mineralógica teórica a partir del análisis químico de rocas
magmáticas), una técnica que resultaba una auténtica modernidad para la época. En su afán de
aportar la mejor información geoquímica, Fernández Navarro envió sus resultados a Henry S.
Washington, uno de los mejores especialistas de análisis de rocas el mundo y autor de la Norma
CIPW. Washington, no solo le calculó la norma de los análisis, sino que le envió tres análisis inéditos
que tenía de la misma zona volcánica de Olot y que había realizado para la Carnegie Institution de
Washington [CALDERÓN et al., 1907]. Aquí comenzó la amistad entre Fernández Navarro y
Washington que se prolongó durante años y que llegó a lo más alto cuando ambos formaron parte de
la Junta de la Sección de Vulcanología de la Unión Geofísica Internacional.
5. PRIMER VIAJE AL NORTE DE ÁFRICA Y A LAS ISLAS CANARIAS
En mayo del año 1905, se constituye la Comisión Permanente para la exploración y estudio del
Noroeste de África de la RSEHN [ACNa], que tenía como objeto el estudio científico Histórico-Natural
del norte de Marruecos, a imagen y semejanza de lo que venían haciendo los franceses en todo el
norte de África. Había una necesidad imperiosa de conocer los recursos naturales del norte de
Marruecos antes de que lo hicieran otras potencias europeas como Inglaterra y Alemania.
El presidente de la Comisión era Manuel Allendesalazar, un político que fue ministro en varias
ocasiones durante la primera década del s. XX, y que conocía muy bien los entresijos del gobierno.
Entre los vocales estaba el único geólogo de la Comision, Salvador Calderón.
En el acta de constitución, y una vez efectuados los nombramientos, Allendesalazar “Dio las
gracias.... a todos los señores citados por el concurso que se proponían prestar a los propósitos de la
Real Sociedad que eran los de realizar una exploración científica intensiva del Noroeste de África,
propósito que, aparte del grande interés científico que entrañaba, tenía también un alto fin
patriótico...”. Conviene destacar que la Comisión también señaló que las exploraciones se
extendiesen al archipiélago canario, una circunstancia que favoreció mucho las investigaciones
vulcanológicas de Fernandez Navarro.
En el mismo acto de constitución, Fernández Navarro, llevado por su impulso natural y sin
querer esperar a las fechas de otoño, que eran las propuestas para el comienzo de la campaña, ya
tenía preparado su proyecto de exploración en Marruecos [ACNc], presentado a Bolivar, que hizo
público a la Comisión, para los meses de junio a agosto. Tenía 36.
Por las cuentas que presentó al volver de su viaje, conocemos las fechas y lugares que exploró
[ACNb]. El viaje duró desde el 15 de junio hasta el 18 de agosto de 1905, visitando Melilla, las islas
Chafarinas, Peñón de Vélez, Alhucemas, Alborán y Ceuta, varios de ellos, territorios volcánicos
(alrededores de Melilla, Chafarinas y Alborán). Los resultados científicos del viaje se publicaron tres
años más tarde [FERNÁNDEZ NAVARRO, 1908a].
La capacidad económica de la Comisión entró en crisis a finales de 1905 por falta de
subvenciones, y por las tensiones militares en el terreno de Melilla. Sólo la influencia política de
Ignacio Bolivar, director del Museo de Ciencias, salvó la situación en el último momento que, junto al
voluntarismo de los socios de la RSEHN, la recordó años más tarde Fernández Navarro en una
Lucas Fernandez Navarro. El iniciador de la Vulcanología en España
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conferencia sobre Marruecos, en el Ateneo de Madrid, en abril de 1921 [FERNÁNDEZ NAVARRO, 1921]:
“... el patriotismo de una modesta asociación particular nos salva del sonrojo de no tener activo
alguno que presentar cuando se nos pregunta por nuestra labor científica actual de África”.
A pesar del escaso presupuesto, Fernández Navarro va comisionado por la RSEHN para
estudiar la geología de la isla de El Hierro que, por ser la menos conocida, interesa más estudiar
[FERNÁNDEZ NAVARRO, 1908b]. El viaje lo realizó durante parte de los meses de junio y julio de 1906,
que eran los de sus vacaciones docentes, y no lo pudo prolongar mucho debido a la escasez
presupuestaria, aunque también visitó Gran Canaria, Tenerife, La Palma y La Gomera. El resultado
del estudio lo publicó dos años más tarde en las Memorias de la RSEHN [FERNÁNDEZ NAVARRO,
1908b]. Además de una descripción de campo bastante completa y acertada, hace un estudio
petrográfico de las principales rocas que tiene la isla. De las observaciones que realizó, tal vez, la
más llamativa es la de interpretar la depresión del Golfo como un gran cráter de explosión. En aquella
época, ni Fernández Navarro ni ningún otro geólogo extranjero, pensaban en fenómenos de
deslizamientos como causa de esta espectacular depresión.
Dentro del programa que tenía la Comisión de explorar las islas Canarias, también estaba
previsto que Salvador Calderón, acompañado de Eduardo Hernández-Pacheco, viajaran
comisionados ese mismo verano a Lanzarote y Fuerteventura, pero la enfermedad de Calderón
pospuso el viaje al verano del año siguiente.
6. CONTINÚA CON EL ESTUDIO DE LOS VOLCANES ESPAÑOLES
La erupción ocurrida en abril de 1906 en el Vesubio (Nápoles) fue especialmente destructiva,
con una cantidad de lava nunca registrada en una erupción vesubiana. Este acontecimiento le sirvió a
Fernandez Navarro para publicar un artículo sobre la peligrosidad del volcán y sus erupciones
históricas [FERNÁNDEZ NAVARRO, 1906]. Con el artículo, Fernández Navarro quería llamar la atención
sobre el riesgo volcánico a la vez que ampliaba -aunque fuera bibliográficamente- sus conocimientos
vulcanológicos.
Si la constitución de la Comisión para el estudio del Noroeste de África dio un impulso inicial a
las investigaciones en Marruecos, la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE), en
1907, fue un apoyo muy importante para la investigación y el desarrollo científico en España. En su
seno se formaron y trabajaron los mejores intelectuales y científicos de España en el periodo 1907 y
1939, entre los que se encontraban los geólogos de la época pertenecientes al MCN y la Universidad.
Durante la sesión del 6 de febrero de 1907 de la RSEHN, el socio Gregorio Sabater, alumno de
la Facultad de Ciencias, comunicó que en una excursión por la región valenciana había descubierto
una zona volcánica muy interesante y sin estudiar. Sabater destacó el interés que tenían las rocas
volcánicas del cerro de Agras, cerca de Cofrentes, proponiendo hacer una excursión para su
investigación. A esta comunicación de Sabater respondió Fernández Navarro manifestando la
importancia vulcanológica que tenían esas rocas basálticas que había traído Sabater, y propuso la
formación de una comisión que estudiara esa región volcánica aun inédita [FERNÁNDEZ NAVARRO,
1907]. El resultado fue que el propio Fernández Navarro, acompañado de Sabater Diana, fueron a
estudiarlas, pensionados por la JAE, a finales de verano de 1907.
También, en ese verano de 1907, se hace por fin el viaje a Lanzarote de Eduardo HernándezPacheco que había quedado pospuesto el verano anterior, aunque, en este nuevo intento, tampoco
pudo ir Calderón por problemas de salud, y fue sustituido por el joven naturalista de Zaragoza
Francisco Aranda Millán. ¿Por qué no se designó a Fernández Navarro para acompañar a Pacheco,
pues ya había empezado la investigación de las islas Canarias con su viaje a la isla de El Hierro, en
1906, y tenía experiencia en terrenos volcánicos? No conocemos la razón, pero el resultado final fue
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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que Eduardo nunca más visitó el archipiélago canario, y la investigación vulcanológica española de
los años siguientes la realizó en exclusiva Lucas Fernández Navarro desde el MCN y la Universidad
Central.
A pesar de la tensión bélica que se vivía en el norte de Marruecos, sobre todo en la zona
occidental ocupada por Francia, las exploraciones geológicas continuaron en la zona oriental. Así el
MCN, confió a Odón de Buen, el fundador de la Oceanografía española, la dirección de una nueva
campaña en Marruecos, centrada principalmente en la fauna marina. Sin embargo, se vio
conveniente que también fueran geólogos para completar los estudios geológicos de años anteriores.
Así, el Museo de Ciencias comisionó a Fernández Navarro en este su segundo viaje al norte de
Marruecos, continuación del que había hecho en 1905. Se hicieron excursiones por el entorno, como
la que realizaron al Gurugú (edificio volcánico), donde Fernández Navarro recogió abundantes
muestras volcánicas. Otros lugares de interés geológico fueron la desembocadura del río Muluya, el
Cabo de Agua, las islas Chafarinas (donde pasaron varios días) y el cabo de Tres Forcas
(afloramientos volcánicos).
Pero en Marruecos, la situación iba a peor. En julio de 1909 estalla la guerra entre rifeños y
españoles en la zona oriental, lo que hizo imposible cualquier exploración de aquel territorio, aunque
la suerte se alió con Fernandez Navarro y le permitió continuar con sus investigaciones en otra zona.
Con la erupción del volcán Chinyero en 1909, en Tenerife, se le presentó la oportunidad fortuita de
volver a Canarias y estudiar en directo una erupción volcánica.
7. NUEVAS INVESTIGACIONES VULCANOLÓGICAS EN CANARIAS. OTOÑO DE 1909
Después de sus investigaciones en la isla de El Hierro, en 1906, la erupción del volcán
Chinyero fue para Fernández Navarro la mejor oportunidad en su vida profesional para el estudio del
vulcanismo activo, aunque llegó a la isla cuando la fase principal se había terminado. La erupción
comenzó el 18 de noviembre de 1909, en el área de las Cumbres de Abeque, y duró unos 10 días.
Aunque llegó tarde, su presencia fue muy valiosa, pues su discípulo Agustín Cabrera, profesor en el
instituto de La Laguna, había estado dos veces en el volcán durante la erupción, y había recogido
muchos testimonios de la misma y de los testigos presenciales. Fernandez Navarro analizó la fase
residual, cartografió las lenguas de lava y conos piroclastos y muestreó los materiales emitidos. La
memoria de la erupción se publicó en 1911 [FERNÁNDEZ NAVARRO, 1911] y en ella se describieron
perfectamente, y de manera cronológica, toda la evolución dinámica y los fenómenos de la misma,
desde los precursores sísmicos hasta el recorrido y características de las lavas. También se reflejaron
todos los parámetros físicos y químicos propios de una erupción volcánica y una caracterización
petrológica de los materiales emitidos, ilustrados con fotografías microscópicas de las muestras más
representativas. El estudio que hizo fue ejemplar, pues tomó incluso muestras de los sublimados de
las fumarolas que analizó su joven amigo el químico Ángel del Campo (Cuenca, 1881- Madrid, 1944)
que, en aquellas fechas, era auxiliar de Análisis Químicos en la Universidad Central. Era la primera
vez que se analizaban este tipo de productos volcánicos en España. La repercusión que tuvo en el
mundo científico esta erupción fue muy grande.
Desde la erupción del Chinyero, Fernández Navarro se entusiasmó con el vulcanismo de
Canarias, lugar donde volvería varias veces en años posteriores. De esa manera se fue haciendo una
idea del fenómeno de la leyenda de la Atlántida y su relación con el vulcanismo, tema de su discurso
de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas Naturales, en el año 1925.
El Ministerio de Instrucción Pública le pensionó en 1911 para estudiar Petrografía y
Vulcanología en Paris con el mineralogista y vulcanólogo Alfred Lacroix (1863-1948), con el
mineralogista y petrógrafo suizo Louis Duparc (1866-1932) en Ginebra, y en Italia. En ese viaje hizo
Lucas Fernandez Navarro. El iniciador de la Vulcanología en España
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excursiones a la región volcánicas de Auvernia, montes Albanos, el Vesubio, Campos Flegreos,
Capri, Ischia y museos y universidades de diferentes ciudades europeas, [MARTÍN CARDOSO, 1931].
En julio del año 1911 falleció en Madrid Salvador Calderón, jefe de la Sección de Mineralogía
del Museo de Ciencias y catedrático de la Universidad Central. Ante esta circunstancia, el 30 de
septiembre, la Facultad de Ciencias propone que Fernández Navarro desempeñe, por acumulación,
la cátedra de Mineralogía descriptiva.
En los veranos de 1916 y 1917, Fernández Navarro volvió a Canarias, comisionado por la JAE,
para estudiar el Teide, utilizando como base la Cañada de la Grieta y el refugio de Altavista. En la
segunda campaña repitió viaje a la isla del Hierro, volcán de Fuencaliente, en La Palma, y Boca de
Tauce. Su conocimiento de la vulcanología española se completaba extraordinariamente.
8. SU RECONOCIMIENTO NACIONAL E INTERNACIONAL
Estando muy cercana la celebración del XIII Congreso Geológico Internacional, que se iba a
celebrar en Bruselas en agosto de 1922, el Ministerio de Instrucción Pública nombró a Fernández
Navarro delegado en el Congreso. Estaba previsto que en dicho Congreso, España presentara su
candidatura para que el próximo Congreso Internacional se celebrara en Madrid, en 1926, como así
fue. Por ese motivo, desde el año 1923 al 1926 siguió viajando a Canarias, para estudiar las islas de
Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, preparando la excursión del XIV Congreso
Geológico Internacional.
Desde finales de septiembre hasta mediados de noviembre (incluidas las excursiones), se
celebró en Madrid, la 2ª Asamblea de la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica (UIGG). Las
sesiones propiamente dichas tuvieron lugar entre los días 1 y 8 de octubre en el Salón del Congreso
de los Diputados, cedido por el Gobierno. A ella asistió Fernández Navarro, en su calidad de
vulcanólogo, como miembro del Comité español. En esta asamblea, Fernández Navarro fue
nombrado vicepresidente de la Sección de Vulcanología de la UIGG, junto a grandes vulcanólogos y
geólogos de la época, como: A. Lacroix (Paris), presidente, H. S. Washington (Washington) y L.
Fernández Navarro (Univ. Madrid), como vicepresidentes, A. Malladra (Observatorio Vesubiano) y G.
Platania (Universidad de Catania) como secretarios.
En mayo de 1925 se constituye la Sección de Vulcanología del Comité Nacional de Geodesia y
Geofísica (Instituto Geográfico) de la que fue presidente Fernandez Navarro.
En el XIV Congreso Geológico Internacional celebrado el 24 de mayo de 1926 en el Instituto
Geológico de España en Madrid, llevó la representación del MCN [BARREIRO, 1992], dirigiendo la
excursión de Canarias programada.
Desde 1928, a Fernández Navarro se le declaró una enfermedad degenerativa que le afectaba
al cerebro [MARTÍN CARDOSO, 1931]. El 31 de octubre de l930, a las seis y media de la tarde, falleció
en Madrid, en su domicilio de la c/ Velázquez 76, a consecuencia de parálisis general progresiva.
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EL IMPACTO CIENTÍFICO DEL SEMINARIO DE P. FALLOT (1889-1960), SOBRE
“LES CORDILLÈRES BÉTIQUES”, EN EL INSTITUTO LUCAS MALLADA (CSIC
BARCELONA, 1945)
(1,2)
Salvador Ordóñez
(2,3)
, María Ángeles García-del-Cura
(1) Universidad de Alicante, Alicante, España, salvador@ua.es
(2) Laboratorio de Petrología Aplicada, Unidad Asociada Universidad de Alicante-CSIC, Alicante, España
(3) Instituto de Geociencias, CSIC, UCM, Madrid, España, agcura@geo.ucm.es
Resumen
Durante el periodo 1911-1960, Paul Fallot, investiga las “alpides espagnoles”, las cordilleras del
cinturón alpino en la península ibérica (Baleares y Béticas). Realiza más de un centenar de trabajos,
sobre la estructura de las Béticas, y junto con ellos numerosas publicaciones sobre la cordillera del
Rif y Argelia, que cierran el cinturón alpino del Mediterráneo occidental. En 1945, el Instituto Lucas
Mallada del CSIC, invita a Fallot a dar un cursillo sobre “Les Cordillères Bétiques”. El Seminario del
año 1945 en Barcelona, revisa los conocimientos que sobre las Béticas había a finales de la Guerra
Civil de España (1936-39), conocimientos que habían crecido espectacularmente desde el XIV
Congreso Geológico Internacional (1926), celebrado en Madrid, en el que brilla el genio de un gran
geólogo alpino, Rudolf Staub (1890-1961). El Seminario se publica en Estudios Geológicos en 1948, y
llegaría a ser una referencia para todos los estudios posteriores. Este Seminario marca el reinicio de
sus campañas de campo en las Béticas, concretamente en la Sª de Baza, con Noel Llopis Lladó
(1911-1968), Eduardo Alastrue (1913-1991), y Luis Solé-Sabarís (1908-1985); a partir de 1958
comienza la fructífera colaboración con J.M. Fontboté (1923-1989), que continuará hasta su muerte.
Palabras Clave: Fallot, Cordilleras Béticas, Instituto Lucas Mallada.
THE SCIENTIFIC IMPACT OF P. FALLOT’S (1889-1960) SEMINAR ON “LES
CORDILLÈRES BÈTIQUES” AT THE INSTITUTO LUCAS MALLADA (CSIC
BARCELONA, 1945)
Abstract
During the period 1911-1960, Paul Fallot, investigates "espagnoles alpides" the alpine ridge belt
in the Iberian Peninsula. More than one hundred papers on the structure of the Betic, and with them
numerous publications on the Rif Mountains and Algeria, which close the alpine belt of the western
Mediterranean. In 1945, Lucas Mallada CSIC Institute invites Fallot for a workshop on "Les Cordillères
Bétiques". The Seminar 1945 in Barcelona, check knowledge on Betic Cordillera has been at the end
the Civil War in Spain (1936-39), knowledge that had grown dramatically since the XIV International
Geological Congress (1926), held in Madrid in shining the genius of a great Alpine geologist Rudolf
Staub (1890-1961). The Seminar is published in Estudios Geológicos in 1948, and become a
reference for all subsequent studies. This seminar marks the resumption of their field trips in the
Andalusian region, particularly in the Sª de Baza, with Noel Llopis Lladó (1911-1968), Eduardo
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Alastrue (1913-1991), and Luis Solé-Sabarís (1908-1985); 1958 starts from the profitable collaboration
with J.M. Fontboté (1923-1989), which will continue until his death.
Keywords: Fallot, Betic Cordillera, Lucas Mallada Institute.
1. INTRODUCCIÓN
La interpretación del origen y significado estructural de la cordillera de los Alpes se desarrolla
espectacularmente en el último tercio del s. XIX. Marcel Bertrand (1847-1907) es, junto con los suizos
H. Schardt y M. Lugeon, y con su discípulo P. Termier, [TRUMPY y LEMOINE, 1998], uno de los
primeros geólogos en señalar la presencia de grandes mantos de corrimiento en la Provenza y en los
Alpes; es, sobre todo, famosa su interpretación de los Alpes de Glaris (noroeste de la cadena de los
Alpes), como un gran pliegue tumbado arrumbado hacia el norte. Su interpretación de 1884, [TRUMPY
y LEMOINE, 1998], parecía sobre el terreno, más convincente que la del “doble pliegue” de A. Escher y
A. Heim.
Bertrand también abordó la cuestión de la edad de los “esquistos micáceos (lustrosos)” y los
gneises “pérmicos” que cabalgaban sobre las series carbonatadas de Triásico y Jurásico. Aunque
Bertrand fue uno de los científicos que viajó en la “Mission de l´Andalousie”, sorprende que no
aplicase en la zona Subbética las ideas estructurales que acababa de usar en la interpretación de los
Alpes de Glaris, [BONNI et al., 2002].
Sería muchos años después, cuando Nicklés y Douvillé, identificarían los primeros mantos de
corrimiento de las Béticas que, en los años 20 del s. XX, sería la base de la interpretación de la
Cordillera Bética por la escuela de Delf, y el geólogo suizo Staub, en contraposición con las ideas de
Stille, [ORDÓÑEZ, 1992]. La interpretación estructural de la “Misión” había sido bastante pobre,
[BARROIS y OFFRET, 1889], con total ausencia de elementos estructurales alpinos. Es digno de señalar
que, sin embargo, en los trabajos de la “Mission” sobre la estratigrafía del Trías, aparece bien
diferenciada, concluyendo que en el dominio Bético, el Trías se caracteriza por potentes masas calcodolomíticas, asimilables a las del dominio alpino-dinárico, con incluso la identificación por Barrois de
fauna de Megalodón en la Sª de Gádor, mientras en el dominio Subbético, aparece Trías en facies
Keuper, de “margas irisadas”, semejantes a las del dominio Ibérico y del norte de Europa, [BONNI et
al., 2002].
Entre 1925 y 1936, hay una gran actividad investigadora en las Béticas y el extremo occidental
del Mediterráneo, por la escuela de Delf, Fallot, Blumenthal, Gavala, Dupuy de Lôme, basándose en
las nuevas teorías tectónicas: Staub y Stille, Kober, [DURAND-DELGÁ, 2006]. Esto justifica que Fallot,
a partir del año 1926, comenzase a participar en la publicación, junto con J. Marcet, de unos
fascículos sobre Trías (1931), Lías (1932), Dógger (1933), y Jurásico superior (1934); fascículos, que
aparecieron en un publicación barcelonesa de muy breve vida Géologie de la Méditerranée
Occidentale que se había fundado por la “Association pour le étude de la Géologie de la Méditerranée
occidentale”.
La guerra civil española interrumpirá la publicación, y el Cretácico no podrá ser publicado hasta
1943. Probablemente, la labor divulgadora de Fallot, su estrecha colaboración con los geólogos
españoles, sus vínculos culturales con los geólogos europeos del momento, están en la base del
“estado del conocimiento” sobre las Cordilleras Béticas. El reconocimiento de la figura del profesor
Fallot, y el impacto científico de su gran obra, son el objetivo de este trabajo.
El impacto científico del seminario de P. Fallot (1889-1960) en el Instituto Lucas Mallada (CSIC)
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2. RESEÑA BIOGRÁFICA DE FALLOT, UN GEÓLOGO ALPINO EN EL MEDITERRÁNEO
OCCIDENTAL
Fallot nació en Estrasburgo, en 1889, y fue alumno de M. Lugeon (1870-1953), [LOMBARD,
1954], en la Facultad de Lausana. Obtuvo su licenciatura en Naturales en 1910-1911 en la Facultad
de Grenoble, con W. Killian (1862–1925), un gran estratígrafo de terrenos Mesozoicos y Terciarios.
Después de la primera guerra mundial, “à la quelle vaillamment il prit part”, [DURAND-DELGA, 1960],
Fallot, lee su Tesis Doctoral, en 1922, sobre Étude géologique de la Sierra de Majorque. Esto explica
que inmediatamente después de su fallecimiento, el Bol. Soc. Hist. Nat. de Baleares, publicase un “in
memoria”, en el que señalaba su vida como un camino que le llevó gradualmente a un conocimiento
preciso de la historia geológica de las regiones meridionales de la península, Baleares y norte de
África. Al respecto de Baleares, el Boletín señala que no sólo hizo un estudio de la Sª Norte de
Mallorca, sino que lo extendió a las demás islas. Los reconocimientos en España fueron importantes,
doctor honoris causa por las universidades de Madrid y Granada; miembro de las academias de
Ciencias de Madrid, y Barcelona; miembro de la Real Sociedad de Historia Natural de Madrid… Como
muy bien ha escrito Solé-Sabaris [1960], a lo largo de su vida se consagró a la Geología Española; su
primer trabajo en 1909 lo dedicó a la isla de Mallorca, y su trabajo póstumo a las estribaciones de Sª
Nevada, cincuenta años de actividad investigadora.
Aunque las ideas de R. Staub (1890-1961), del Politécnico y de la Universidad de Zúrich, a
partir de1926, atrajeron la atención de los geólogos europeos a las Béticas, fueron sin duda, Fallot,
Blumenthal y sus colaboradores, los que acabaron diseñando la base del paradigma de su
1
interpretación moderna .
Como señala Durand-Delgá, a propósito de una carta escrita por Fallot desde Calasparra, en
1930, durante estos años, Fallot estaba en el campo durante tres meses, en condiciones nada
confortables, y en su carta lo expresa: "Aquí el calor, y el Triásico trufado de doleritas, se meten en
todas partes… hace calor, y la geología es insípida. No tengo nada nuevo”. Y comenta, al respecto:
“¿A qué se debe, su voluntad de aferrarse? Nada parece justificar, su voluntad de aferrarse a este
esfuerzo: ni el salario todas las misiones se las paga él- o las promociona -ya que tiene una de las
grandes cátedras de Francia- nada salvo la sed de ver, de explicar”. Tesón, trabajo y observación.
3. LA GEOLOGÍA DE LA BÉTICAS A FINALES DEL S. XIX E INICIOS DEL S. XX)
Mallada [1897], señala que el conocimiento geológico del sur de la península Ibérica, se mejoró
con los trabajos de la “Misión de Andalucía” de la Academia de Ciencias de Paris. Alastrue [1948],
revisa los estudios de las Béticas del final del s. XIX e inicios del XX, después de analizar la obra de
Barrois y Offret [1889]. Del trabajo de Bertrand y Kilian [1889], dice que: “Designaron como «Zona
Subbética» la amplia banda de terrenos secundarios y terciarios comprendida entre Sierra Nevada y
la Meseta”. Según sus estudios, dicha zona habría actuado respecto de la zona bética con «la misma
función que los Prealpes en relación a los Alpes suizos”. Y continúa Alastrue:
Algunos elementos tectónicos del dominio andaluz aparecen ya bosquejados, aunque
confusamente… Es necesario reconocer que, para llegar a este resultado las teorías de
corrimientos que tan en boga comenzaron a estar al iniciarse nuestro siglo, supusieron un
fuerte impulso. Con la ayuda de ellas progresó muy rápidamente el conocimiento del conjunto
bético.
1
Una amplia referencia a su relación con la Geología Española puede verse en FONTBOTÉ [1960]; SOLÉ SABARIS [1961] y
HERNÁNDEZ-PACHECO [1962].
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Como ha dicho Durand-Delga [2005]: “Al principio del siglo veinte, la cadena de los Alpes
conocía ¡horas de gloria! El apilamiento de mantos de corrimiento, esas gigantescas “virutas de la
corteza terrestre”, empujadas sobre Europa por el empuje aplastante de África, acababa de ser
descubierto. Y los Alpes pasaron a ser el modelo para otras cadenas”.
Y es Termier (1859-1930) el que sin vacilar propone en 1911, en Friburgo (Suiza), que el
corazón de Sierra Nevada: “no es sino otra gran ventana bajo “masas corridas superiores”, que
suponía que venían de la región de Fez (Marruecos).
El profesor de Nancy, Nickles [1902 y 1906] y Douvillé [1906], [BLAYAC, 1918, y MEDINA
ARJONA, 2004], son los primeros manifestar que la tectónica de “mantos de corrimiento”, de los Alpes,
podría ser muy útil en la interpretación de las Cordilleras Béticas. Douvillé [1906]:”… interpreta el
frente septentrional subbético como procedente de mantos de corrimiento venidos del S”….Una
descripción de las andanzas por España de Douvillé, está en Medina Arjona [2004].
Las interpretaciones de Nickles y Douvillé contrastan con las opiniones aceptadas en la época,
[ALASTRUE, 1948], con la ya señalada excepción de Termier [1911]. Las ideas de Nickles, como las de
Douvillé, fueron ampliamente refutadas, sobre todo por la escuela de Stille: así Brinkman y Gallwitz
afirman: “los hechos hallados hablan en contra y ni uno solo a favor de una extensa estructura de
mantos alóctonos en las cadenas calizas externas de las cordilleras Béticas”.
Mención especial merece la aportación de L. Gentil (1868-1925), que interpretó los mantos de
cabalgamiento en la provincia de Cádiz: “Desde 1905 a 1918, Louis Gentil, demostró la estructura de
manto de las unidades externas del arco, y confirmó el vínculo entre los eventos de empuje
divergentes en la Subbética y el sur del Rif” [DURAND-DELGA, 2006].
En contraste, las ideas tectónicas de principios del s. XX sobre la “estructura en mantos” de las
Béticas, pueden verse en el mapa de Novo y Chicarro [1915] de la provincia de Alicante (con la
colaboración de Jiménez de Cisneros y Orueta), en cuya cartografía no existe ni una sola referencia a
una interpretación estructural. Novo y Chicarro sería el traductor en los años 30´ del Das Antlitz der
Erde de Suess.
Una excepcional contribución es la de la escuela de la U. Politécnica de Delf, dirigida por
Brouwer y sus discípulos Hetzel, van Bemmelen, van Emmichoven, van Dedem, Westerweld y
Zermatten, [ALASTRUE, 1948]. Estos trabajos pueden resumirse en que la Sierra Nevada, es una vasta
cúpula de esquistos cristalinos, una ventana tectónica [BROUWER, 1926], siendo continuación de la
estructura de los Alpes, y que presenta una gran similitud con la zona Pénnica o axial de los Alpes
(Hohe Tauern), y que, tanto al norte como al sur, esta zona axial de Sierra Nevada aparece
cabalgada por materiales Triásicos de facies alpina con “vergencia” hacia el norte.
Como dice Fallot [1950], a pesar de las evidencias, los geólogos españoles, salvo Darder,
mostraron reticencias a aceptar la existencia de grandes cabalgamientos en las cadenas Béticas. F.
Hernández-Pacheco, por ejemplo, en relación con los niveles de esquistos bituminosos muestra unos
cortes del norte de la Sierra de Ronda (1936) y sugiere que el Paleozoico bético es autóctono.
4. LAS PUBLICACIONES SOBRE GEOLOGÍA DE ESPAÑA DE FALLOT DE LOS AÑOS 40´
En años 40’, Fallot escribe dos grandes síntesis sobre la geología de las Cordilleras Béticas, en
una de ellas [FALLOT, 1943], aborda el problema del Cretácico y sus facies, y textualmente dice: “El
presente artículo es la continuación de los que editó mi sabio amigo y colega D. Jaime Marcel (18941963), en la Geología del Mediterráneo Occidental, cuya publicación quedó interrumpida por los
acontecimientos”. Desde 1931 aparecieron bajo el título general Essais sur la répartition des terrains
secondaires et tertiaires dans le domaine des Alpines espagnoles, fascículos dedicados al Trías, al
Lías, al Dogger y al Jurásico superior. Da las gracias al CSIC y a San Miguel de la Cámara. El trabajo
El impacto científico del seminario de P. Fallot (1889-1960) en el Instituto Lucas Mallada (CSIC)
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consiste en coordinar los datos antiguos con los “recientes hallazgos” de Blumenthal, Robaux,
Brinkman y el propio Fallot. Lindando por el Norte con las Béticas Internas (Nevado-Filábride,
Alpujárride, Maláguide), indica [FALLOT, 1943]:
… aparecen formaciones muy diferentes, con Trías de tipo andaluz, seguido de sedimentos
secundarios de facies batial o pelágica y por numulítico, ocupando una zona bastante ancha,
desde la provincia de Cádiz hasta el Sur de la de Alicante, y reapareciendo en Ibiza y u
Mallorca. No se puede decir que se trate de un verdadero manto corrido; (aunque) todavía
cabalga unos kilómetros, esta zona se llama Subbética.
Otra zona más septentrional caracterizada por materiales secundarios de facies neríticas, o a
veces continentales, que es la zona prebética o el Prebético (Blumenthal), que se extiende por Jaén2
Pinoso-Monovar y que fue estudiada por Darder y el propio Fallot, en los años 20’ y 30’. En este
trabajo, describe minuciosamente el sistema Cretácico en las Béticas, en el Subbético (Baleares,
oeste de Alicante y Fortuna, Caravaca, Sª Sagra y Culebrina, Sª de Pedro Ponce y Espuña), y en el
Prebético.
Pero quizá, la obra de mayor alcance de los años 40, es [FALLOT, 1945]: “Estudios geológicos
en zona subbética entre Alicante y el Río Guadiana Menor”. La investigación de campo de este
trabajo, abarca desde 1921 hasta 1932. Textualmente dice: “luego tuve que centrarme en los estudios
del Rift, y luego vino la Guerra Civil Española, la 2ª Guerra Mundial”. Y “Ante la posibilidad de no
concluir las investigaciones, se hace menester publicar lo que hay, ya que si no perderá interés”.
“Aunque fragmentarios, los resultados de tantos meses de andanzas geológicas serán acaso de
alguna utilidad para los colegas más jóvenes, que en el futuro emprenderán el análisis más detallado
de la estructura y de la estratigrafía de tan interesantes comarcas”.
Agradece a San Miguel de la Cámara, que presentó y apadrinó el trabajo en el CSIC a los
gobernadores civiles, a D. Jiménez de Cisneros, al Dr. J.R. Bataller, y señala los motivos para querer
a España como su segunda patria. También hace una consideración científica, señalando que
cuando acabó su tesis en la Sª de Mallorca, se planteó un viaje para “situar al archipiélago” en el
conjunto de la cadena. Indica que únicamente dispuso de los “Reconocimientos geológicos” de la
provincias… de los datos de Gavala, sobre la provincia de Cádiz, de publicaciones de Jiménez de
Cisneros, las de la “Mission d´Andalousie”, y los trabajos locales de Nickles y Douville. Señala, así
mismo, la importancia del XIV Congreso Geológico Internacional (1926) como gran impulsor de las
investigaciones, y dice que: “Casi todos los geólogos españoles son fixistas y rechazan las teorías
que hacen intervenir corrimientos de alguna consideración, mientras que los extranjeros, en su
mayoría, interpretan las anomalías de la geología andaluza como fenómenos de arrastre de gran
estilo”.
Y los extranjeros, salvo la escuela de Stille en el Prebético, difieren en el nombre y el número
de hojas (mantos, aunque según Fallot, Staub fue el ideólogo con: “puntos de vista más atrevidos …
se nota en todos los autores una tendencia no a negar, sino a reducir la importancia de los
corrimientos, que él señaló”. En el trabajo, describe las series estratigráficas, intercalando
anotaciones, esquemas y cortes, a modo de un cuaderno de campo, poniendo de manifiesto el
conocimiento profundo de la Geología. El contenido básico comprende: el borde meridional de la
zona Prebética (Cazorla a la zona Prebética al NE del río Segura); la zona frontal del Subbético,
desde el oeste de la Sª Sagra hasta el SO de Alicante; la parte interna del Subbético y los elementos
béticos al O del Segura; la serie Subbética entre el río Segura y el SO de Alicante.
2
Bertomeu Darder i Pericàs (1895–1944).
968
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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5. CONTENIDO DEL SEMINARIO DE 1945
En la edición del Seminario “Cordillères Bétiques”, de Barcelona (1945), [FALLOT, 1948], y
después de un prefacio al uso de la época, con amplias referencias a la Guerra Civil, pasa a describir
la historia de la investigación de las Cordilleras Béticas, citando, para la época posterior al 1930, a: M.
Blumenthal, sobre el occidente de la cadena; Banting y Janse, Patijn, centro-oriente de la cadena;
Brinkman y Gallwitz, Fallot, entre el Huescar y el oeste de Alicante; Darder, provincia de Alicante; en
la región de Granada a Solé Sabaris, Alastrue. Se refiere a la Escuela de Delf, y vuelve a incidir en la
necesidad de moderar las opiniones iniciales de Staub de los grandes desplazamientos
“tangenciales”, pero piensa que “ouvrit par une brillante et séduisant sinthèse des perspectives
grandioses que nous aurons à discuter”.
En España, excepto Darder, “paladin de la tectonique modern”, los geólogos españoles
mostraron una desconfianza respecto a las interpretaciones de los mantos de cabalgamiento, incluso
M. Carbonell, y Solé Sabarís.
En el resumen publicado, Fallot define las Cordilleras Béticas como un conjunto montañoso
que se extiende desde Cádiz y Gibraltar hasta el sur de Valencia, y que se prolonga a Ibiza y
Mallorca; la Meseta (Hercínico NO-SE) desaparece bajo el Neógeno de la Cuenca del Guadalquivir.
El conjunto de las Cordilleras Béticas las subdivide:
1º La “zona Externa” septentrional corresponde a “formaciones autóctonas” plegadas y
localmente con escamas con facies “neríticas o continentales” y emergida desde el Mioceno, que ha
sido denominada “Zona Prebética”, término creado por Blumenthal. El “Prebético” (Staub propuso
llamarle Bet-ibérico) se conoce bien en Jaén, y se extiende hasta la provincia de Alicante.
2º El “Subbético”: el borde meridional del Prebético desaparece bajo un frente de
cabalgamiento complejo formado por: depósitos del Trías abigarrado, a continuación una sucesión de
depósitos que se extienden desde el Lías Medio hasta el Maastrichtiense. Esta unidad se extiende
desde Cádiz hasta el SO de Alicante donde desaparece bajo el mar. Se vuelve a encontrar en
escamas en la isla de Ibiza, al norte de Mallorca, algunas de sus cimas pasan de los 2.000 m.
3º La zona “Bética”. La zona Subbética hacia el sur desaparece bajo la Zona Bética. La primera
cuestión es que en la zona Bética aparece Paleozoico, que no aparece jamás en la Zona Subbética.
El Trías Bético es siempre de facies marina, desde el Muscherkalk hasta el Retiense, aspecto este
que le hace muy diferente del Trías germano andaluz de otras partes de España. Se extiende desde
Gaucín (Málaga) hasta la Sª de Cartagena, 50-80 km, con alturas de hasta 3.481 m. Distingue:
a) Una unidad más profunda, el Bético de Sª Nevada (que aparece en la ventana tectónica
anticlinal de Sª Nevada) que se trata de “esquistos cristalinos o metamórficos recubierto por una serie
triturada a la que los geólogos holandeses le han dado el nombre de Mischunggszone (alemán, zona
de mezcla), y ven en este elemento profundo un equivalente al “Pénnico” de la ventana de Tauern,
también llamado “Mesozoico Pénnico” o “Cristalino Pénnico”.
b) Sobre este conjunto se encuentra un conjunto formado por Trias alpino, que acaba en el
Retiense, denominado “manto de las Alpujarras o “Alpujárrides”, que rodea Sierra Nevada, en su
avance hacia el norte, llegando hasta la ladera sur de la Sª de Arana, a más de 70 km del mar, donde
se pierden sus raíces.
c) El Manto de Málaga o Maláguide: Un hundimiento rápido hacia el oeste, y más suave hacia
el este, hace desaparecer el caparazón Alpujárride, y un nuevo elemento formado por Paleozoico y
sobre él un Permo-Trías discordante. Hacia el norte, su frente se hunde “encapuchado” en el gran
pliegue Subbético de Sª Arana. Hacia el oeste su frente se levanta mostrando debajo las potentes
dolomías homologas, en posición y facies, a las Alpujárrides, y que Blumentlal, para evitar
confusiones, llama Rondaides. La discusión sobre las interpretación de las Alpujárrides y Rondaïdes;
el manto de Málaga; el problema de las peridotitas; el Subbético y el Prebético, en este apartado
El impacto científico del seminario de P. Fallot (1889-1960) en el Instituto Lucas Mallada (CSIC)
969
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incluye una síntesis de Staub; las etapas orogénicas; la prolongación de las Cordilleras Béticas,
donde aborda los modelos que vinculan las Béticas y el Rift, con las cordilleras alpinas europeas,
desde Sues (1886), Termier (1911), Kober (1912), Staub (1923, 1927), Stille (1927), Cueto (1934) y
3
Kober (1930) .
Como diría Fontboté [1960], refiriéndose al Cursillo: “por primera vez se da un ciclo de
lecciones sobre el tema (la geología de la Cordillera Bética), y Fallot consiguió una visión ordenada
del Conjunto, sin ocultar ninguna de las grandes incógnitas que faltaban despejar”.
6. CONCLUSIONES
Como ha señalado Durand-Delgá [2005], el conocimiento de las Cordilleras Béticas, antes de la
explosión de las investigaciones de los años 60´, ha conocido otras dos épocas de esplendor: una
hacia 1880, y luego entre 1925-1935. Cada una de ellas estuvo marcada por colaboraciones de una
calidad excepcional entre científicos españoles y sus colegas europeos.
Después del largo hiato impuesto por las Guerra Civil Española, hasta casi 1978 no se
recupera la actividad investigadora en las Cordilleras Béticas. Entre 1978–2003 se registran más de
2.500 publicaciones, tanto en las Béticas Internas como en las Externas [MOLINA y VERA, 2003]. De
sólo el domino Bético interno se han listado en el periodo 1850-1996, más de 2.000 artículos, la
mayoría de ellos después de 1960, [DURAND-DELGÁ, 2005 y 2006].
Estos datos ponen de manifiesto que el Seminario de Barcelona (1945), avalado por una
trayectoria de investigación, colaboración y análisis de Fallot, tuvo un gran impacto en la
incorporación de científicos españoles al estudio de la Geología del Mediterráneo Occidental, y ha
sido el punto a partir del cual, primero Solé Sabaris, y luego Fontboté, se incorporaron a la Geología
internacional, contribuyendo a crear una gran escuela geológica vinculada fundamentalmente a la
Universidad de Granada.
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3
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970
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¿QUIÉNES FUERON LOS PROMOTORES DE LA COMPAÑÍA ESPAÑOLA DE
MINAS DEL RIF?
(1)
José Antonio Sainz Varela , José Luis Barrera Morate
(2)
(1) Archivo Histórico Provincial de Álava, Vitoria-Gasteiz, España, ja-sainz@ej-gv.es
(2) Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, Madrid, España, biotita@arrakis.es
Resumen
En 1907, los yacimientos de hierro monte Uixan, cercanos a Melilla, aún estaban sin explotar y
eran muy codiciados por la minera internacional. Aunque la inestabilidad política en Marruecos era
elevada, el país había logrado mantener su independencia frente a las potencias europeas en
aquellos años. Sin embargo, los acuerdos internacionales firmados entre Inglaterra, Francia y España
en 1904 atribuían a España la zona montañosa del Rif oriental, donde se encontraban los yacimientos
de hierro. Aprovechando el asentamiento en la zona de El Rogui, un líder rebelde al sultán de
Marruecos, inversores franceses y españoles iniciaron una carrera por apropiarse de los mejores
cotos mineros. En el caso de monte Uixan rivalizaron dos grupos españoles: uno, compuesto por
pequeños aunque hábiles inversores, y el otro integrado por miembros destacados de la élite políticoeconómica del pais. Ambos llegaron finalmente a un acuerdo de unión.
Palabras Clave: Minas, Rif, Marruecos, Melilla, Macpherson, Conde de Romanones, Uixan, CEMR.
WHO WERE THE PROMOTERS OF THE “COMPAÑÍA ESPAÑOLA DE MINAS
DEL RIF”?
Abstract
In 1907 iron deposits in Mount Uixan, close to Melilla, were still untapped and were highly
sought after by international mining companies. In spite of its political instability, Morocco had
achieved to maintain its independence from European powers. However, some international
agreements signed in 1904 between England, France and Spain attributed to the latter the area where
ferrous deposits were placed. Taking advantage of the settlement in the area of “El Rogui” -a rebel
leader against the Sultan of Morocco- several groups of Spaniards and French investors began a
frantic race to appropriate the best mining concessions. Two spanish groups rivaled Mount Uixan: one
composed of small but savvy investors, and the other made one of prominent members of the politicaleconomic elite of the country. Both groups finally reached a binding agreement.
Keywords: Mines, Rif, Morocco, Melilla, Macpherson, Count of Romanones, Uixan, CEMR.
1. ESPAÑA, LA MINERIA Y LA SIDERURGIA INTERNACIONAL DE LOS SIGLOS XIX AL XX
La minería fue el principal sector industrial español durante todo el s. XIX. Fue una de las
pocas fuentes de riqueza a las que pudo acceder el país que, en 1840, tras la Guerra de
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972
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Independencia, la pérdida de las colonias hispanoamericanas y la I Guerra Carlista, estaba
completamente arruinado. Hasta esta fecha, la Corona había reservado para sí la explotación de
todos los yacimientos mineros, aunque sólo rentabilizara unos pocos –como el azogue de Almadén–
a través de concesionarios. Las leyes mineras de 1849 y 1859, aprobadas tras el definitivo ascenso
de la burguesía al poder, abrieron por vez primera los yacimientos a nuevas formas de explotación
privada. Las pioneras explotaciones autóctonas de plomo y plata en Andalucía, aunque carentes de
medios técnicos avanzados y subcapitalizadas, lograron colocar a España como primer exportador
mundial de plomo refinado. No fue, sin embargo, hasta la entrada de capital extranjero en el sector –
que pasaría casi por completo a manos foráneas entre 1865 y 1880– que España alcanzó la
categoría de potencia minera mundial. Tras la Revolución de 1868, los sucesivos programas de
liberalización económica para sanear las finanzas públicas simplificaron los procesos de adjudicación
y relajaron las condiciones para la entrada de capital británico, francés, belga y alemán, coincidiendo
con la creciente demanda internacional de materias primas minerales debida a la Segunda
Revolución Industrial. Se producía una verdadera desamortización del subsuelo [NADAL, 1982, pp. 87121]. Era lógico que la producción se orientara en un 90% hacia el consumo de la industria europea.
España era, en esos tiempos, el principal suministrador de plomo, cobre, cinc y, sobre todo, hierro, a
Europa. Eran años de gran explotación que no beneficiarán a España con el desarrollo de una
industria nacional a la medida y sí con un sistema de intercambios cuasi-colonialista.
El caso del hierro (el 60% de la exportación mineral española en aquel momento) ejemplifica
esta cuestión: las propiedades físicas del hierro español, libre de fósforo, eran ideales para la
fabricación de acero mediante el sistema Bessemer. Localizado en Málaga, Santander, pero sobre
todo en el País Vasco, su extracción aumentó mucho desde 1880, convirtiéndose España en el
primer exportador europeo. Pero el país carecía de una infraestructura siderúrgica capaz de acaparar
la transformación del mineral en bruto, por lo que se exportó, principalmente a Inglaterra y Alemania.
Sólo a finales de siglo se desarrollaría un polo siderúrgico autóctono, en el País Vasco gracias, en
parte, a la repatriación de capitales causada por la pérdida de las últimas colonias antillanas en 1898.
La explotación y exportación a Inglaterra del hierro vizcaíno había generado un capital nacional
interesado no sólo en la extracción, sino también en la elaboración del mineral en bruto. Los grandes
propietarios vascos (Chávarri, Zubiría, Ibarra, Gandarias, Urquijo), que ya explotaban minas, iban a
financiar la creación de la siderurgia más importante de España. En 1902 nacería por fusión de
anteriores empresas ("La Vizcaya", "Altos Hornos" y "La Iberia") la "Sociedad Altos Hornos de
Vizcaya" que reagrupó horizontal y vertical todas las actividades relacionadas con la producción
metalúrgica, desde la extracción primera a la elaboración final [TORTELLA CASARES, 1988, 61].
Paradójicamente, durante la década de 1880 a 1890, el periodo durante el cual se extrajo el mayor tonelaje
de mineral de un mayor número de cuencas, los yacimientos españoles comenzaron a mostrar los primeros
signos de consunción [CHASTAGNARET, 2000]. En el caso del hierro, el agotamiento de los filones más
potentes y próximos al mar, obligó a explotar otros menos accesibles: el encarecimiento de la
extracción aumentó el precio del mineral. La subida de salarios, el descenso de la jornada laboral y el
crecimiento de la presión fiscal agravaron el problema. El nivel de exportaciones bajó sin que la
demanda interna pudiera absorber la producción propia. La puntilla fue la superación del sistema
Bessemer, el “mana” para las cuencas de Vizcaya. Los consumidores europeos buscaron
suministradores en otros países [Escudero, 1988]. Más allá de las dificultades nacionales, tomaba
forma una crisis internacional: el agotamiento de los filones tradicionales de hierro que alimentaban
los altos hornos europeos. Subían los precios y las grandes siderurgias inglesas, francesas y
alemanas, preocupadas por las malas perspectivas, buscaron nuevas cuencas que sirviesen de
reservas a un futuro incierto. Así se fundan en 1900 las de Kiruna y Gallivare, en Suecia; las de Elba,
en Italia o las de Beni Ensaf, en Argelia. Un poco después la búsqueda llegó a Marruecos.
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
973
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2. LA OPORTUNIDAD MARROQUÍ
La crisis de superproducción industrial desencadenada en Europa a partir de 1873 en el marco
de la Segunda Revolución Industrial (1870-1914), colocó a África como un destino preferente para la
apertura de nuevos mercados en años de creciente proteccionismo aduanero internacional. Dentro de
esta apropiación del continente africano -repartido formalmente en 1885 en la Conferencia
Internacional de Berlín- el caso de Marruecos fue excepcional en todos los sentidos.
Marruecos era a principios del s. XX el único país africano, junto con Etiopía, que aún
conservaba su independencia a pesar de que giraba en la órbita europea desde la conquista francesa
de Argelia en 1830. Si aún no había caído bajo el dominio de ninguna potencia europea era debido al
interés concurrente de Francia, Inglaterra, España y Alemania no sólo por el mercado marroquí mucho más desarrollado que el de sus vecinos subsaharianos- sino, sobre todo, por la privilegiada
posición geoestratégica de Marruecos, controlando el paso del estrecho de Gibraltar y poseyendo
salidas tanto al Mediterráneo como al Atlántico [RENOUVIN, 1969, 492]. Cualquier intervención
unilateral de una potencia podría desencadenar una crisis internacional en un momento en que el
equilibrio de los sistemas bismarckianos se sustituía por alianzas secretas que conducirían
1
irremediablemente a la bipolarización política del continente y a la Primera Guerra Mundial .
El llamado “status quo” marroquí acabó por desbloquearse tras la firma en 1904 de una
“Entente Cordiale” entre Francia y Gran Bretaña por la cual ambas potencias se intercambiaban un
mutuo derecho de conquista: Francia, sobre Marruecos y Gran Bretaña, sobre Egipto. España, por su
lado, debió renunciar a su secular aspiración de ejercer una influencia diplomática predominante
sobre Marruecos a pesar de poseer dos enclaves sobre el terreno -Ceuta y Melilla- y haber realizado
una expedición militar victoriosa al país vecino en 1859. En realidad, tras la pérdida de las últimas
colonias ultramarinas, la cuestión marroquí era para España un continuo y doloroso despertar a la
amarga realidad de sus limitaciones exteriores como correspondía a una potencia que ya no era de
primera fila [MORALES LEZCANO, 1984]. Sin embargo, la acción de España en los asuntos de
Marruecos no estaba gobernada sólo por la impotencia o la improvisación. Gran parte del interés que
demostró una parte de la intelectualidad y de las fuerzas vivas del país era heredero directo del
"africanismo", un movimiento cultural que desde la década de los sesenta del s. XIX se interesaba por
la investigación científica de África y su aprovechamiento económico. A causa de los fracasos de la
acción política de España en África, y a partir del cambio de siglo, el africanismo español acabó
reduciendo su campo de interés a Marruecos [MORALES LEZCANO 1976, 24]. Uno de los principales
valedores de este “marroquismo” fue Miguel Villanueva Gómez, político madrileño, miembro del
partido Liberal y firme convencido de los beneficios de la expansión en Marruecos. Como ministro de
Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas en 1902, promovió una ley para la construcción del
2
puerto de Melilla . Más tarde, acabaría ligado a la Compañía Española de Minas del Rif.
En 1904, tras la firma de la “Entente Cordiale” se producía un reparto territorial de Marruecos
entre España y Francia que recortaba la "esfera de influencia" española por el sur hasta el río Uarga,
lo que significaba que le quedaría, como denunciaban los africanistas españoles de la época, “la
parte más pobre, la menos comercial de todo Marruecos” [MAURA Y GAMAZO, 1905]. Esta idea no era
correcta, ni mucho menos. La reputación del norte de Marruecos como una zona de gran riqueza
minera era bien conocida desde antiguo aunque, ciertamente, más por historias fantasiosas que por
datos contrastados [MADARIAGA, 1993, 186-187]. Sin embargo, el creciente interés enfrentado de las
1
De hecho, el intervencionismo alemán para frenar este entendimiento bilateral franco-británico, está en el origen de dos graves
crisis internacionales asociadas a la “cuestión marroquí”. La primera, causada por la visita del Kaiser Guillermo II a Tánger en
marzo de 1905, se saldó con una Conferencia internacional en Algeciras en 1906: en ella, sustancialmente, se ratificó la Entende
Cordiale. La segunda crisis se originó por el atraque de un buque de guerra alemán en el puerto de Agadir. En esta ocasión se
aceleró la firma del definitivo acuerdo de protectorado franco-español en 1912. En ambos casos, la gran perdedora fue Alemania.
2
Ley de 7 de Marzo de 1902 declarando de interés general el puerto de Melilla, (Gaceta de Madrid, 9 de Marzo de 1902).
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grandes siderurgias europeas en búsqueda de nuevos yacimientos mineros anunciaba la proximidad
de agrios contenciosos comerciales por hacerse con los yacimientos [MORALES 1909, 511-512]. En
1906, el mismo año de la firma de la conferencia de Algeciras, la empresa alemana Mannesmann ya
presentaba al sultán una lista de 789 yacimientos para los que se solicitaba su explotación exclusiva.
Las minas de Marruecos se transformaban así en una posibilidad real de inversión gracias a la
debilidad económica y política del gobierno local. En efecto, que Marruecos hubiera salvaguardado
su independencia política frente al exterior no significaba que hubiera logrado mantener con la misma
fortuna su estabilidad interior. Durante décadas, las injerencias europeas habían debilitado poco a
poco las finanzas del gobierno del Sultán, cada vez más incapaz para someter los puntos más
alejados de la capital, Fez. Para empeorarlo definitivamente, al hábil sultán Muley Hasán (1873-1894)
sucedió su jovencísimo e inexperto hijo Abd-el-Asiz, bajo cuyo reinado (1894-1908) se aceleró la
descomposición política e institucional del país; en especial en el norte, siempre levantisco: la
cordillera del Rif, la zona otorgada a España por el acuerdo franco-español de 1904.
3. EL AVISPERO DEL RIF Y LA FIEBRE MINERA FRANCO-ESPAÑOLA
2
El Rif es una región montañosa de 13.000 km prolongación de la cordillera del pequeño Atlas, que
cruza de Este a Oeste el norte de Marruecos, limitando al norte con el mar Mediterráneo, al sur con la
región de Riota, al oeste con la región de Yebala y al este con el río Muluya, a 20 km de la frontera con
Argelia. A principios del s. XX, el Rif era una de esas zonas de Marruecos llamadas “blad-es-majzén” es
decir, “tierra de la anarquía”, donde el Sultán sólo calmaba las frecuentes sublevaciones de los líderes
locales afectándolos a la administración local como caides o bajás; a veces, tal remedio tampoco
bastaba. En torno a 1890 surgió un líder local -más bien el cabecilla de una partida de bandoleros- que
operando en la península de Yebala disputó al Sultán el control de la zona. En 1904 consiguió incluso
poner en serios aprietos internacionales a la corte de Fez, perpetrando un par de sonados raptos de
extranjeros afincados cerca de Tánger [TESSAINER Y TOMASICH, 1998].
En el Rif oriental, en torno a Melilla, también surgió otro líder rebelde: Yilali Zarhuni, un cortesano
de Fez huido de Marruecos en 1894 tras cometer un robo de caudales públicos. Tras pasar varios años
en Argelia, volvió a Marruecos llamando a la guerra santa contra el sultán Abd-el-Asiz alegando que éste
había entregado Marruecos a los extranjeros, a los cristianos. Zarhuni aspiraba incluso a ascender al
trono de Marruecos haciéndose pasar por Muley Mohamed, hermano mayor del sultán que llevaba años
desaparecido. Por ello le apodaron, "El Rogui" (es decir, "pretendiente", con un matiz peyorativo) aunque
también “Bu-Hamara”, “el de la Burra”, ya que solía montar sobre un asno cuando realizaba sus prédicas
contra el Sultán [MALDONADO, 1949, 110, 119-124 y 133].
En 1902, tras ganarse el favor de algunas cabilas, El Rogui conquistó la ciudad de Taza y marchó
sobre Fez. Sin embargo, las tropas del sultán le obligaron a retirarse de nuevo al Norte en 1905, por lo
que acabó estableciendo una pseudocorte en la derruida alcazaba de Zeluán, a 25 km al sur de Melilla,
demasiado al norte para que las mehalas armadas del sultán pudieran atraparle.
Algunos cronistas de la época explican que detrás de la fulgurante carrera de El Rogui se
encontraba el suministro oculto de armas del gobierno francés, deseoso de desestabilizar el país
[ARQUÉS, 1952, 211-215]. Se trata de una tesis no demostrada, aunque sí es cierto que El Rogui mantuvo
una estrecha relación con Gabriel Delbrell, un exmilitar francés llegado a Marruecos en 1890 y, a través
de él, con algunos franceses, que a sueldo o no de su Gobierno, procuraban la penetración de los
intereses políticos y económicos de Francia. Este fue el caso de Louis Say, teniente de navío retirado
que, en octubre de 1905, construyó, con la autorización de El Rogui, una factoría comercial en La
Restinga de Mar Chica. La factoría no era sino una tapadera para el contrabando desde Argelia, sobre
todo de armas. Varios meses después de su apertura fue destruida por un cañonero enviado por el
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
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Sultán. También, el Gobierno español observaba con recelo cómo a escasos 20 km de Melilla se creaba
un centro que perjudicaba gravemente los intereses comerciales de Melilla en su hinterland natural. A
partir de entonces, las autoridades españolas controlaron atentamente los manejos de El Rogui con los
franceses. A pesar de que el acuerdo franco-español de 1904 atribuía a España el derecho de influencia
sobre el territorio del Rif oriental hasta la frontera francesa, en aquellos momentos todo parecía indicar
que los franceses no renunciarían a disputarlo si de él podía obtenerse algún beneficio.
Tras el fracaso de la factoría, El Rogui se aplicó a vender permisos de explotación de los
yacimientos de plomo e hierro existentes en los territorios de las cabilas que sometía y a las que arrebató
la propiedad de estos terrenos. Concretamente, en la cabila de Beni Bu-Ifrur, a 14 km al sudoeste de
Nador, se levantaba una mole inmensa de 696 m de piedras pesadas y negras: el monte Uixan.
Ya en 1905, El Rogui recibió a directivos franceses de las minas de Beni Ensaf, que le habrían
propuesto la explotación de las minas de Guelaya, y es probable que fuera entonces cuando decidiera
asentarse en Zeluán para controlar el lucrativo negocio de las concesiones mineras. En 1906, un
ingeniero francés de Argel llamado Alexander Baylle logró la primera concesión minera en los territorios
bajo su dominio: el acuerdo era un tanto vago, ya que no especificaba detalles acerca de la naturaleza
exacta de la explotación ni en qué punto se localizaría. Parece más bien que Baylle era un especulador
con ánimo de obtener beneficio rápido de su concesión: así lo hizo, vendiéndola a otro grupo inversor
francés a la cabeza del cual se hallaba Alfred Massenet, un ingeniero de la Escuela Central de Minas de
París ligado al partido colonista francés. A principios de mayo de 1907, Bu-Hamara y Massenet pactaron
un acuerdo para la explotación minera de la provincia de Guelaya. A la firma siguió la entrega de más de
cien mil pesetas. En todo el negocio pululó como intermediario el aventurero francés Delbrel que habría
reservado para sí otra concesión minera de El Rogui.
4. LA DIFICIL CREACION DE LA COMPAÑÍA ESPAÑOLA DE MINAS DEL RIF (CEMR)
Los hechos que rodean la creación del CEMR y, en general, la participación minera española en
los alrededores de Melilla, entre 1905 y 1907, son confusos, en parte por la escasez de documentación
que atestigüe de manera fehaciente los hechos 3 y, en parte, porque las fuentes de la época incurren en
contradicciones que más tarde han ido reproduciendo todos aquellos que han tratado de aclarar un
autentico embrollo de nombres y fechas.
Al parecer, tras el asentamiento de El Rogui en Zeluán, éste entró en contacto con un mayorista
hebreo de Melilla, David Charvit, al que compró monturas, tiendas de campaña, alfombras, tejidos,
azúcar, té y otros artículos [GALBAN JIMENEZ, 1965, 14]. La proximidad de Charvit con Bu-Hamara le hizo
saber de la concesión otorgada a Baylle en 1904 y de los movimientos de Delbrell para obtener una
concesión propia. Charvit acabó interesado por las posibilidades mineras del campo vecino y también
consiguió de El Rogui, a principios de 1907, una concesión similar a la Delbrell. Con ella y algunas
muestras de hierro de Uixan acudió, en primer lugar, a Port Say y Orán buscando inversores. Los
franceses rechazaron la oferta aduciendo que los terrenos que abarcaba su concesión estaban ya
concedidos en exclusiva a Delbrell y serían explotados por la Compañía del Norte Africano, que el grupo
4
de Massenet estaba a punto de fundar . Así que Charvit se volvió hacia la posibilidad española y logró
convencer a Clemente Fernández, empresario madrileño habitual por entonces en Melilla para importar
carne y lana desde Marruecos. Fernández recogió algunas muestras y volvió a la península para
3
4
El acta de fundación de la Compañía, como tal, esta fechada a 21 de julio de 1908, es decir, más de un año después de que los
capitalistas españoles iniciasen sus primeros tanteos en los alrededores de Melilla (Acta de Fundación de la Compañía Española
de Minas del Riff. Registro Mercantil de Madrid. Tomo 53 del Libro de Sociedades, ff. 2.347 y ss.)
De hecho la "Compañía del Norte Africano, SA." se constituyó ante el notario de Madrid Francisco Moragas y se inscribió en
el registro mercantil de Málaga el 30 de octubre de 1907, para explotar lo yacimientos de plomo del Monte Afra, con un
capital Social, de seis millones de pesetas.
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analizarlas y recabar el apoyo financiero de su amigo Honorio Riesgo, empresario asturiano afincado en
Madrid que acabaría siendo el capitalista fundamental para iniciar el negocio.
Casualmente, en el viaje de vuelta en tren a Madrid, Fernández conoció a Enrique Macpherson, un
agente de seguros y empresario gaditano con importantes contactos en las élites políticas y económicas
5
españolas, especialmente en la industria siderúrgica y la construcción naval ligadas al Partido Liberal .
Macpherson fue el muñidor que logró cohesionar al grupo y permitió que no fuera apartado del negocio
por inversores de mayor capacidad financiera apoyándose en su amistad con grandes fortunas del
momento. Por otra parte, Macpherson también tenía experiencia en la explotación de minas como
principal contador de la compañía gaditana de las minas de piritas ferro-cobrizas en Aznalcóllar (Sevilla).
En junio de 1907, Macpherson y Fernández escribieron al El Rogui para comunicarle su intención
de comprar las minas, pagando una señal a través de Charvit. El Rogui aceptaba la proposición e
invitaba a los españoles a discutir su oferta en Zeluán.
Mientras tanto, un nuevo participante se había unido a lo que Ruiz Albéniz llamó "las mil peripecias
6
que ocurrieron en este pugilato industrial" [RUIZ ALBENIZ, p. 45]: el conde de Romanones . Álvaro de
Figueroa y Torres era político desde su juventud y poseía una fulgurante carrera ocupando cargos
7
oficiales, varias veces ministro, presidente de las cámaras y presidente del Gobierno . En suma, era
uno de los principales líderes del partido Liberal y uno de los mejores representantes de las prácticas
políticas -entre el caciquismo y el providencialismo- del segundo período de la Restauración (18998
1921) . En 1907, durante se estancia en París, se le acercó un ingeniero de minas para solicitarle una
carta de recomendación para las autoridades de Melilla. Se trataba de Alfred Massenet, que llevaba un
tiempo procurándose un documento similar entre la representación diplomática española para vencer las
reticencias del gobernador militar melillense, el general Marina, opuesto al paso de extranjeros al campo
marroquí. Al parecer, Massenet utilizó este documento para anunciarse descaradamente en Melilla como
socio de Romanones y allanarse sus propósitos. Aquel incidente provocó que Romanones acabase
interesándose por la naturaleza del asunto y enviara a dos ingenieros para que investigasen los cotos
mineros cercanos a Ceuta y Melilla. Los informes que recibió del Rif oriental hablaban de la "esplendidez
de los colosales tesoros mineros de aquellas comarcas y, muy singularmente, de las de Beni-bu-Ifrur".
Decidió, por tanto, pasar a la acción y negociar con el ubicuo Delbrell la compra del dudoso documento
que le había concedido El Rogui. Cuando los emisarios de Romanones contactaron con Bu-Hamara,
Fernández y Macpherson ya habían convenido la compra de las minas unas semanas antes.
Como sus competidores aún no habían satisfecho la cantidad prevista, Romanones no dudó en
hacer una contraoferta en octubre. Frente a las trescientas mil pesetas de Fernández y Macpherson, su
representante, Joaquin Payá, pactó con El Rogui la compra de las minas por medio millón de pesetas, la
mitad de las cuales se entregaría en el mes de noviembre y el resto al comenzar la explotación. Se inicia
entonces una alocada carrera entre ambos grupos para reunirse con Bu-Hamara en Zeluán en primer
lugar y cerrar la operación. En noviembre de 1907 ambos grupos embarcaron en Málaga al unísono, en
el mismo carguero, observándose mutuamente rumbo a Melilla. Estas peripecias fueron descritas en
9
forma de diario de viajes por Jacobo Butler, uno de los intérpretes del grupo Fernández-Macpherson
5
6
7
8
9
Los datos relativos a Macpherson corresponden a la tesis de licenciatura de José Antonio Sainz realizada en la Universite de
Provence en 1999 con el título “L'implantation minière espagnole au Maroc au début du vingtième siècle” y bajo la dirección
de Gérard Chastagnaret.
La historia de la participación de Romanones fue publicada en primer lugar por el periódico La Correspondencia de España el 17
de enero de 1908.
Formalmente, presidente del Consejo de Ministros.
Y como Macpherson, también tenía amplia experiencia en inversiones mineras: su abuelo, Luis Figueroa, afrancesado, huido a
Francia después de la guerra de Independencia, estableció en Marsella un próspero negocio que le permitió invertir en la minería
del sureste español en el periodo 1830-1840. Su hijo Ignacio (y padre de Álvaro), continuó engrandeciendo estos negocios
mineros, emparentando con la nobleza y procurando títulos nobiliarios para todos sus hijos que no tardaron en entrar en política.
Con el nombre "Recuerdos de una expedición española al Rif: 1907-1908", Butler lo publicó primeramente en trece capítulos,
distribuidos en catorce entregas, en el Diario de Cádiz, desde el 6 de junio de 1908 hasta el 12 de diciembre de 1908, fecha en
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
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cuya expedición se asemejaba a una embajada comercial. La misión necesitó más de 50 mulas para
poder trasladarse, y su trayecto fue protegido siempre por una escolta armada enviada por el propio BuHamara. Mientras, Macpherson maniobró hábilmente en Melilla para que Payá y los otros representantes
de Romanones, obtuviesen la autorización militar de entrada a Marruecos después que la suya, e incluso
pagó a sus guías marroquíes para que les condujeran a Zeluán por una ruta más larga. En aquella
10
guerra comercial todos los trucos valían e iban a resultar claves para derrotar a su poderoso rival .
Finalmente se alcanzó un acuerdo por el cual El Rogui concedía la explotación exclusiva de todos
los cotos mineros de Beni bu-Ifrur y, en concreto, la del monte Uixan, al grupo Fernández-Macpherson,
así como el derecho a la construcción de un ferrocarril y de líneas telegráficas. A continuación se hizo el
11
pago en efectivo de cuatrocientas mil pesetas, suministradas en buena parte por Honorio Riesgo .
Aunque Romanones pareciera vencido, no lo estaba. Desde que recibió este duro revés movilizó
todas sus influencias para forzar un acuerdo con los vencedores que no le apartara del todo del negocio.
Es bien probable que recurriera al ascendente político de Segismundo Moret, miembro destacado del
partido Liberal -gaditano como Macpherson y amigo personal de éste- para convencer a sus rivales. Por
su parte, Macpherson, para evitar la absorción financiera, convenció a Claudio López Bru, segundo
marqués de Comillas, para que participara en la empresa a través de su sobrino Juan Antonio Güell
López, como aliado. Macpherson era socio de Comillas en negocios relacionados con la compañía
Transatlántica y la Sociedad Española de Construcción Naval. Asimismo, eran amigos aunque, en este
caso, López Bru era un destacado miembro del Partido Conservador. Daniel Iturralde, abogado
madrileño, jugó asimismo un papel primordial para lograr la alianza: habitual intermediario en los
negocios de Romanones, era también primo de Enrique Macpherson. Por encima del las aparentes
diferencias políticas públicas, prevalecía una vez más –como era habitual para la élite económico y social
de la España de la Restauración– la conveniencia de salvaguardar el beneficio empresarial mutuo con un
pacto apoyado en vínculos familiares [TUÑÓN DE LARA, 1992; VARELA ORTEGA, 2001].
El 21 de junio de 1908 se constituyó la Compañía Española de Minas del Rif (CEMR) con un
capital inicial de 6 millones de pesetas. En el primer consejo de Administración estaban: como presidente
Manuel Villanueva y Gómez -el político liberal al que ya hemos visto arriba como miembro activo del
partido africanista español- aparece ahora como simbólico defensor de la CEMR, que busca desde el
primer momento identificar el interés particular de sus propietarios con el general de la nación. Como
vicepresidente se nombra a Gonzalo Figueroa, hermano del conde Romanones, con el cual participaba
en la compañía AyG Figueroa. Si Romanones, públicamente, en aquel momento afirmaba que se había
alejado de la CEMR por responsabilidad política, en realidad iba a manejar un buen paquete de acciones
a través de la empresa familiar. Como vocales aparecen Clemente Fernández, Enrique Macpherson,
Alfonso del Valle y José Antonio Güell [SANMARTIN SOLANO, 1985].
5. CONCLUSIÓN
Las crueldades con que El Rogui gobernaba a las cabilas del Rif oriental provocaron su caída en
agosto de 1907, a manos precisamente de los propios cabileños a los que sojuzgaba. Sin la protección
que les proporcionaba Bu-Hamara, la recién creada CEMR debió enfrentarse a la oposición de las
cabilas -verdaderas propietarias de los yacimientos- que se consideraban expoliadas de sus terrenos. El
9 de julio de 1909, un grupo de rifeños asesinaron a cuatro trabajadores españoles mientras construían la
que dejó de publicarse aunque la historia no hubiese concluido. En octubre de 1915, volvió a publicarlo, ampliado esta vez con
nuevos detalles y correcciones formales, en la revista mensual África.
10
Entre los miembros de la expedición viajaba un ingeniero de minas -encargado de inspeccionar los cotos mineros antes de cerrar
el negocio- que más tarde entraría a formar parte del Consejo de Dirección de la Compañía desempeñando un importante papel
durante sus más de 80 años de vida: Alfonso del Valle. Valle fue también director general del IGME entre 1938 y 1940.
11
Teniendo en cuenta que Bu-Hamara exigió el pago en moneda de plata significaría que se le entregaron casi dos toneladas de
metal (cuarenta monedas de plata, de a cinco pesetas cada una, equivalían a un kilogramo).
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línea férrea para transportar el mineral desde el monte Uixan a Melilla. Este atentado sirvió de excusa
para forzar la intervención del ejército español y asegurar un perímetro de defensa permanente para las
minas. A pesar de que la campaña lograra su objetivo militar tras cinco meses de combates, el coste fue
una de las peores crisis políticas de la historia contemporánea de España: el 27 de julio una grave
derrota sufrida en el llamado “Barranco del Lobo” desencadenó una sangrienta revuelta popular en
Barcelona -la Semana Trágica- y la caída del gabinete conservador de Maura.
Mientras tanto, la CEMR, estaba a punto de dejar de ser la aventura empresarial de unos
pequeños inversores astutos y osados -Fernández y Macpherson- vencedores del poderoso grupo
inversor Figueroa. Una vez que el ejercito había eliminado toda oposición local a la explotación de la
minas, y la viabilidad de la CEMR estaba asegurada. En la asamblea extraordinaria del 7 de octubre de
1909 entraron a formar parte en el Consejo de Administración el conde de Zubiría y Alejandro
Gandarias, dos de los mayores empresarios españoles del primer cuarto del s. XX, pertenecientes a la
burguesía industrial vasca de la siderurgia y la construcción naval (Altos Hornos de Bilbao y Sociedad
Española de Construcción Naval). Se conseguía con ello colocar el resto de acciones al portador de la
Compañía aún no vendidas y a dibujar definitivamente el conjunto de propietarios de la misma:
Gandarias fue elegido en lugar de político Villanueva; Romanones se alejaba de la participación activa y
Comillas permanecía cerca de la presidencia a través de su sobrino Guell, escogido finalmente
vicepresidente. El gran capital siderúrgico español se había hecho por fin con el control de la Compañía.
BIBLIOGRAFÍA
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LA HISTÓRICA RELACIÓN ENTRE GEOLOGÍA Y MEDICINA
(1)
B. Soutullo García
y Mª V. López-Acevedo Cornejo
(2)
(1) Museo de la Geología, Facultad de Ciencias Geológicas, UCM, bsoutull@ucm.es
(2) vcornejo@ucm.es
Resumen
La Medicina y la Geología mantienen estrechos vínculos desde los tiempos más remotos. La
conexión más antigua se produce con la utilización de una gran variedad de minerales, fósiles, rocas
y tierras como remedios medicinales. Estos materiales geológicos reciben el nombre de geofármacos.
Una revisión de los textos médicos históricos permite certificar su uso de forma continuada en el
tiempo en todo tipo de culturas. El vínculo entre ambas disciplinas alcanza al mismo origen de la
geología como ciencia, y dos médicos -Nicolás Steno y James Hutton- se consideran los fundadores
de ella. En la actualidad la relación se mantiene en el campo de la Geología Médica y en la resolución
de la estructura interna de las moléculas de la vida con técnicas cristalográficas.
Palabras clave: Geología Médica. Geofármacos. Historia de la Geología. Cristalografía.
THE HISTORICAL RELATIONSHIP BETWEEN GEOLOGY AND MEDICINE
Abstract
Medicine and Geology maintain close ties since ancient times. The oldest connection was
established with the use of a variety of minerals, fossils, rocks and soils as medicinal remedies. These
geological materials are called geopharmaceuticals. A review of historical medical texts certifies its
use continuously over time in all cultures. The link between the two disciplines reaches to the origin of
geology as a science, and two doctors -Nicolás Steno and James Hutton- are considered its founders.
Now day the relationship is maintained in the field of Medical Geology, and resolution of the internal
structure of the molecules of life by crystallographic techniques.
Keywords: Medical Geology, Geopharmaceuticals, History of Geology. Crystallography
1. INTRODUCCIÓN
La Geología Médica se ocupa de afrontar interdisciplinarmente los retos que para la salud
suponen determinados procesos y productos de la actividad geológica natural. Sus éxitos en las
últimas décadas no hacen sino renovar una relación entre Medicina y Geología mantenida desde la
antigüedad. La conexión más atávica entre ambas se produce con la utilización de materiales
geológicos como remedios medicinales, lo que provocaría que los galenos adquiriesen un
conocimiento cada vez mayor sobre la ubicación, características y asociaciones de rocas y fósiles. El
vínculo entre ambas disciplinas llega hasta el mismo origen de la geología como ciencia, y dos
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médicos, Nicolás Steno (1638-1686) y James Hutton (1726-1797), son con justicia considerados los
padres de la geología. Ya en el siglo XX, volvió a unirlas el problema sobre la estructura interna de las
moléculas de la vida, que se está desentrañando gracias al bagaje de conocimiento acumulado
durante siglos por mineralogistas que intentaban comprender la morfología cristalina.
2. LOS REMEDIOS MINERALES EN LA HISTORIA
La historia de la humanidad es también la historia de los intentos por remediar la enfermedad y
evitar la muerte. Médicos y sanadores de las civilizaciones y culturas más diversas, desde los tiempos
más remotos hasta los recientes, han utilizado rocas, minerales, fósiles y tierras para restablecer o
conservar la salud.
Una revisión de los textos históricos más relevantes refleja la persistencia de su uso y muestra
el empleo generalizado de un gran surtido de materiales geológicos con supuestos o reales efectos
terapéuticos.
La referencia más antigua de utilización de geofármacos la encontramos en las Tablillas de
Nippur (2.500 a.C.) que registran hasta 120 sustancias minerales entre las que encontramos arcillas,
halita o nitro que se aplicaron para curar durante la civilización mesopotámica. Actualmente, el nitro
se utiliza en pastas dentífricas por su capacidad para combatir la hipersensibilidad de la pulpa
dentaria.
En el Antiguo Egipto, la referencia escrita más arcaica sobre el uso de minerales para fines
medicinales es el papiro de Ebers (1.500 a.C). En él se describe el uso de unas 500 sustancias,
varias de ellas minerales, detallando dosis y forma de preparación. Los egipcios conocían también su
utilidad como cosméticos; hombres, mujeres y niños se pintaban ojos y párpados con galena y
malaquita para aumentar el atractivo y, también, para evitar las patologías oculares típicas de un
clima tan agresivo como el desértico. Para sus emblemáticas momificaciones aplicaban arcillas y un
mineral que se designa con una palabra cuyo origen se remonta precisamente a esta civilización: el
natrón o “sal divina”.
El Pen Ts´ao Kang Mu, una de las obras de medicina china más famosa, fue comenzada por el
emperador Shen Nung -se cree que vivió a finales del cuarto milenio a.C.- y cada nuevo emperador
corregía y aumentaba el catálogo de remedios que llegó a contener 354 medicinas de origen mineral.
En la Antigua China también se observó y registró el efecto perjudicial que podían tener los minerales
para la salud, por inhalación o ingesta. Quin Shi Huang, el emperador que se enterró con un gran
ejército de terracota en el 209 a.C., murió envenenado con mercurio, mineral que consumía porque
creía depositario del secreto de la vida eterna.
En el mundo clásico, autoridades de la categoría de Hipócrates -considerado el padre de la
medicina- o Aristóteles, realizaron clasificaciones de las tierras medicinales. Durante el siglo I
surgieron dos textos fundamentales: Materia Médica de Dioscórides (c. 40 d.C.-c. 90 d.C.) e Historia
Natural de Plinio el Viejo (23 d.C.- 79 d.C.).
Ambas obras recogen el uso de geofármacos y tuvieron una gran influencia durante toda la
Edad Media, donde se divulgaron en griego, árabe y latín -las tres lenguas utilizadas entonces para
los textos científicos- manteniendo su autoridad durante más de 1600 años. El siguiente autor
relevante fue Galeno (130 d.C.-200 d.C.) quien dio gran importancia a los métodos de preparación y
conservación de fármacos. El libro IX de su De Simplicium Medicamentorum Facultatibus muestra
una sección sobre la aplicación terapéutica de tierras, piedras y metales, donde se describe el uso del
lapis Judaicus (espinas de Balanocidaris) para tratar dolencias renales, la pumita para los problemas
de encías o los zafiros para las hemorroides, entre otras referencias.
La histórica relación entre Geología y Medicina
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A principios del siglo VII, el hispanogodo San Isidoro (550-636), arzobispo de Sevilla, redacta
sus enciclopédicas Etimologías, el texto científico más difundido e influyente en Europa durante varias
centurias. Dedica su libro XVI a las piedras y metales y algunas entradas incluyen observaciones
sobre su uso médico.
Entre los siglos VIII y XII la medicina experimentó brillantes avances en el floreciente mundo
musulmán gracias a la recuperación de la ciencia antigua y al amplio uso del árabe como lengua de
cultura. El clima intelectual del Medioevo islámico propició el estudio de la medicina y la farmacología,
así como la compilación de estos conocimientos en grandes obras sistemáticas. Algunas de ellas
están entre las obras más célebres de la historia de la medicina: El Libro de la Medicina de Rhazes
(865-925), el Libro de la Práctica Médica de Abulcasis y el Cánon de Avicena (980-1037). Tanto ellos
como Synonima de al-Biruni (973-1048), Colliget de Averroes (1126-1198) o Venenos y Antídotos de
Maimónides (1138-1204) dan testimonio del elenco mineral que, tras molerlo o calcinarlo, era utilizado
como medicamento.
Así sabemos que no todos tenían la misma capacidad sanadora, reservándose la mayor
eficacia (y a veces la mayor agresividad tóxica) para el oro y las gemas. El polvillo de oro se
empleaba en el tratamiento de las cardiopatías y la epilepsia; las perlas, en las patologías más
dispares, desde cefaleas a problemas de visión. La piedra pómez servía como cicatrizante, dentífrico
o abrasivo para eliminar el vello corporal y, la “inexplicable fuerza” de la magnetita, la convertía casi
en panacea. En su Cánon, Avicena advierte del carácter venenoso de los diamantes; en su
Mineralogía, al-Biruni lo desmiente con una falsación: “el perro no tuvo ninguna reacción, ni inmediata
ni al cabo de un tiempo”. La piedra bezoar (concreciones formadas en el estómago o intestinos de los
rumiantes) era un antídoto contra picaduras y mordeduras de animales venenosos, igual que la
Triaca, preparado compuesto por múltiples ingredientes que incluían arcillas, betún de Judea y
alumbre. Cabe señalar que la Triaca, empleada desde el período clásico, continúa como
medicamento oficial en las farmacopeas españolas de 1905 y 1915.
La base teórica de la medicina árabe no difiere de la adoptada por griegos y romanos; desde
Hipócrates hasta mediados del siglo XIX se entendió que el cuerpo humano estaba compuesto por
cuatro líquidos –humores- equivalentes a los cuatro elementos que constituían la materia: Sangre
(Aire), Flema (Agua), Bilis (Fuego) o Bilis Negra (Tierra). La dieta y la actividad de cada individuo
aumentaban o disminuían estos humores y el desequilibrio alteraba salud y personalidad. Con el
objetivo de reequilibrar, la elección del remedio mineral contemplaba su naturaleza según esta
doctrina de los cuatro elementos y las cuatro cualidades (templado/frío/húmedo/seco).También podía
intervenir una concepción mágico-simbólica: si la mandrágora -por su raíz antropomorfa- podía curar
numerosas enfermedades, los corales rojos y los rubíes sanaban hemorragias y enrojecimientos.
Entrado el siglo XIII, la farmacopea árabe se había extendido por Europa gracias a las traducciones
realizadas en Salerno y Toledo.
De los siglos XI-XII del Occidente latino destaca la obra médica de Santa Hildegarda von
Bingen (1098-1179) por presentar remedios minerales singulares que no aparecen en ningún otro
tratado, ya que fueron revelados -según esta peculiar mística- directamente por Dios. Así, portar
esmeraldas prevenía las dolencias gástricas y cardíacas, humedecidas en la boca y aplicadas sobre
el cuerpo trataban las pestilencias, mientras que colocadas en la boca curaban crisis epilépticas.
Otro lapidario de gran prestigio fue el de Marbodio de Rennes (1035-1123), compendio en verso de la
mitología y propiedades de 60 “piedras preciosas” que antes del siglo XIV se había traducido a
muchos idiomas.
Si en la Alta Edad Media son comunes los tratados “científicos” elaborados aunando
conocimiento clásico e innovación musulmana, la Baja Edad Media es la de los lapidarios, textos que
se refieren exclusivamente a los usos mágico-terapéuticos de minerales y fósiles. Éstos, aunque
buscan refugio en el prestigio de los autores del pasado, incorporan elementos como la astrología,
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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siguiendo la creencia de que las disposiciones estelares aportaban a las piedras propiedades
específicas. Uno de los más famosos -conocido como el de Alfonso X el Sabio (1221-1284) por
haberse traducido a instancia suya- presta considerable atención al reconocimiento de las piedras y a
sus supuestas propiedades medicinales. Actualmente se analiza con renovado interés por ser el texto
castellano más antiguo que describe fósiles, lo que le convierte en objeto de estudios
criptopaleontológicos. Juan Gil de Zamora (1241-c.1318), vinculado a la corte del Rey Sabio, es uno
de los últimos eslabones en la cadena de enciclopedistas medievales que recopilan lapidarios (como
Bartolomé de Inglaterra, Tomás de Cantimpré o Vicente de Beauvais). Su Historia Natural es
representativa de la tendencia moralizante de estas obras donde la difusión de los conocimientos está
supeditada a la edificación religiosa. En la primera voz recogida -Asbesto- cita su principal propiedad,
la resistencia a apagarse una vez encendido, que servirá para simbolizar la incesante ansia de Dios
del alma arrepentida.
En este contexto es excepcional el trabajo de San Alberto Magno (siglo XIII), una de las figuras
más influyentes de la época.Fue experto en una serie de disciplinas que hoy constituyen ciencias
independientes y, aunque sus escritos sobre ciencias naturales solían partir del catálogo aristotélico;
su De Mineralibus es original -no existía ninguna obra griega sobre mineralogía- y constituye el primer
intento de desarrollar una sistemática completa de los minerales. En él recoge el empleo de ágatas
indias para prevenir los envenenamientos y mejorar la visión, berilo para el dolor de hígado o
lapislázuli contra la malaria.
En las postrimerías del siglo XV aparece el que será el primer libro impreso de historia natural,
Hortus Sanitatis, de Johannes de Cuba (1485-?). Dividida en varios tratados, el De Lapidibus dedica
144 capítulos a las virtudes y usos de las piedras. Pese a que la obra estaba orientada hacia la
práctica médica, su calidad científica es muy baja y recoge numerosas creencias y leyendas sobre
sirenas, centauros, piedras de la locura… Admitimos que estos mitos todavía resultaban creíbles, sin
embargo la obra carece del sentido crítico que guiaba el De Mineralibus, donde San Alberto afirmaba
que: “la tarea de la ciencia natural no consiste en aceptar simplemente cosas relatadas, sino en
investigar las causas de los sucesos naturales”; un autor que dejó escritos cuestionando la autoridad
cuando las observaciones contradecían el dogma: “este Plinio dice muchas cosas que no están
atinadas en absoluto”.
La invención de la imprenta, la caída de Constantinopla y el inicio de los viajes trasatlánticos
supusieron el fin de la Edad Media. El Renacimiento marcó el comienzo de un período donde la
recolección de todo tipo de especímenes naturales y su exhibición en Gabinetes de Curiosidades,
eran indicativos de autoridad intelectual y prestigio social. Los catálogos que acompañaban estas
colecciones solían contener representaciones de muestras geológicas y sus correspondientes
descripciones que frecuentemente incluían referencias al uso médico. Es un período de transición
donde coexisten lapidarios del viejo estilo con textos más acreditados, pioneros de la revolución
científica que pronto vería la luz. Ejemplo de los primeros es el Speculum Lapidum (1502) que Camilo
Leonardi dedicó a su mentor, César Borgia, o el Libro de las Virtudes y Propiedades Maravillosas de
las Piedras Preciosas, publicado en 1605 por Gaspar de Morales y rápidamente prohibido por la
Inquisición por su impregnación astrológica. En cambio, los escritos de tres médicos de la época,
Georgius Agrícola (1494-1555), Conrad Gessner (1516-1565) y Anselm Boetius de Boodt (15501632), son ya auténticos textos científicos. De Re Metallica (AGRICOLA, 1556) es considerada una
obra pionera de la minería y de las enfermedades producidas por la extracción mineral, mientras que
De Natura Fossilium (AGRICOLA, 1546) constituye el primer intento científico de clasificar rocas,
minerales y fósiles, y muchas de sus entradas, tienen indicaciones sobre la tradición médica
contemporánea. En 1565, Gessner publica el voluminoso De Rerum Fossilium, Lapidum et
Gemmarum maxime, figuris et similitudinibus Liber. En él combina el uso de ilustraciones con un
nuevo enfoque para la clasificación de los materiales geológicos; ocasionalmente, refiere la aplicación
La histórica relación entre Geología y Medicina
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médica de alguno de ellos, como el crisolito recomendado para los problemas estomacales e
intestinales. El Gemmarum et lapidum Historia de Boetius, publicado el año en el que Galileo se
asoma por vez primera a un telescopio, presenta descripciones sistemáticas -con alusiones a sus
propiedades medicinales- de unos 600 materiales geológicos.
El siglo XVI es el del origen de la química farmacológica. De la mano de Paracelso (14931541), los minerales comienzan a emplearse como materia prima para la elaboración de
medicamentos. Convencido de que los remedios para sanar se hallaban en la naturaleza y no en los
libros, toda realidad natural podía ser fármaco siempre que el médico, mediante la observación y la
alquimia, supiese descubrir sus diversos modos de acción sobre el organismo; suyo es el principio:
“solo la dosis hace el veneno”, que continúa vigente. Es el tiempo de los laboratorios alquimistas como el reconstruido en el Museo de la Farmacia Hispana de la Universidad Complutense- y de las
farmacopeas, textos que recogen, entre otros principios activos, los distintos minerales de uso
medicinal.
La Revolución Científica del XVII supuso un cambio profundo en los presupuestos, el método y
el contenido del conocimiento. Durante la Ilustración, la observación y experimentación sistemática
produjeron grandes avances en la química, la mineralogía y la cristalografía que mejoraron la
comprensión de los fármacos y cosméticos de origen mineral. Como resultado se descarta
prácticamente el uso terapéutico de los fósiles. El desarrollo tecnológico del siglo XIX permite la
fabricación de medicamentos a escala industrial y el avance imparable de la química a principios del
XX, termina por influir negativamente en el empleo de minerales con fines terapéuticos, ya que pasan
a utilizarse sus análogos sintéticos.
En la actualidad, de los cuatro mil quinientos minerales existentes, sólo treinta continúan
utilizándose en farmacia como principios activos o excipientes, y sólo cuatro, no se sintetizan
artificialmente, bien por su abundancia -como la calcita, el yeso y la halita- o bien por lo caro y
complicado del proceso, como los minerales de la arcilla.
Las arcillas constituyen los geofármacos más utilizados a lo largo del tiempo y del espacio.
Además del uso tópico, y desde la antigüedad clásica, aparecen referencias a la ingestión de arcillas
con fines terapéuticos o religiosos. Solían consumirse en forma de “tierras selladas”; bolitas o pastillas
de arcilla mezcladas con miel o almíbares, sobre las que se estampaba un sello que remitía a su
procedencia. Su consumo se mantuvo hasta la Ilustración para combatir males que incluían la peste
y, con otros formatos, se dispensaron arcillas a los combatientes de la Primera Guerra Mundial para
prevenir dolencias gastrointestinales.
Otro fenómeno curioso relacionado fue la ingesta de barro fino planteada como bocado de
placer y refinamiento; documentada desde el Bagdad del siglo X, desembocó en la costumbre
denominada “Bucarofagia”. Muy de moda entre las damas españolas del Siglo de Oro, la práctica
queda reflejada en versos de Lope de Vega (Niña del color quebrado, o tienes amor o comes barro) o
Góngora (Que la del color quebrado culpe al barro colorado). El efecto perseguido era lograr la
ansiada tez pálida, y ésta se producía por la anemia derivada de la opilación intestinal. La anemia
también podía interrumpir el flujo menstrual con lo que se lograba otro efecto menos confesable pero
muy perseguido: el anticonceptivo. Hay testimonio de un tercer efecto narcótico -al parecer muy
placentero- que llegaba a provocar dependencia en las consumidoras. Esta curiosa práctica puede
tener una representación plástica excepcional; la restauración de las Meninas en 1984 reveló que el
objeto que está sobre el azafate de oro es un modesto búcaro de barro. Este sorprendente contraste
y el no ser el tipo de recipiente utilizado en la corte para beber, ha hecho pensar que la ofrenda
estuviese destinada a la ingestión del búcaro: se especula que la infantita fuese víctima de una
pubertad precoz y con este tratamiento se persiguiera la detención de la hemorragia.
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3. LOS MÉDICOS Y LA GEOLOGÍA MODERNA
En los párrafos precedentes se ha visto cómo médicos clásicos, medievales y renacentistas
utilizaron materiales geológicos para sanar, supieron de venenos y antídotos de naturaleza mineral, y
profundizaron y divulgaron este conocimiento. Pero la relación entre medicina y geología no cesó con
el surgimiento de la ciencia moderna que acabó desterrando la mayor parte de los geofármacos del
arsenal terapéutico, sino que es tras la Revolución Científica cuando el vínculo se intensifica y
mantiene hasta la actualidad.
El que puede considerarse el primer geólogo de la historia, Nicolaus Steno, fue de hecho
protagonista de la Revolución Científica del XVII. Estudió medicina y viajó por Europa adquiriendo el
prestigio de ser el más grande anatomista de su tiempo. Protegido por el gran duque Fernando II de
Médici, se estableció en la Toscana para formar parte de la Academia del Cimento, la primera gran
institución dedicada a la ciencia experimental surgida como reacción a la condena de Galileo. La
disección de un tiburón por encargo de su mecenas le llevó a la publicación del Canis Charcharie,
donde interpreta las “mágicas glossopetras” como dientes de tiburón, demostrando el origen orgánico
de los fósiles. En su famosa obra, Prodomus, se resumen los principios de superposición,
horizontalidad original y continuidad lateral de los estratos. Mostró que la Tierra tenía una historia que
podía “leerse” en las rocas, idea que desembocaría en el concepto moderno de tiempo Geológico.
El siguiente fundador de la geología es James Hutton, un médico de la Ilustración. En una
época en la que el Neptunismo y el Catastrofismo eran las ideas dominantes, defendió el origen
endógeno de los granitos y las rocas volcánicas por lo que su modelo se denominó Plutonismo, en
honor a Plutón, dios romano del inframundo. Tras definir el Ciclo Geológico apuntó que sus procesos,
actuando durante mucho tiempo, eran suficientes para explicar la historia de la Tierra sin misteriosas
catástrofes o intervenciones divinas. Fue el precursor del Actualismo y de la concepción de Tiempo
Profundo que años después popularizaría Charles Lyell.
Sin la relevancia que tuvieron Steno y Hutton para el nacimiento de la Geología científica, otros
muchos médicos del XVIII hicieron sus aportaciones; como John MacCulloch, autor del primer mapa
geológico de Escocia, Erasmus Darwin, John Wall, C. Parry y Edward Jenner, descubridor de la
vacuna de la viruela. Durante el XIX la conexión se mantiene y J.W. Hulke es a la vez presidente de
la Sociedad Geológica de Londres y de la Sociedad de Cirugía. L. Agassiz, R. Owen, H. Falconer o T.
Huxley pasaron a la historia por sus trabajos geológicos, no por los clínicos. Y en el emocionante
período de las expediciones antárticas, médicos británicos, franceses y australianos realizaron
investigaciones geológicas punteras para la época. Como dato ilustrativo señalar, que de las seis
primeras medallas Wollaston- máximo galardón concedido por la Sociedad Geológica de Londres-,
cuatro fueron concedidas a profesionales de la medicina.
4. LOS GEÓLOGOS Y LA MEDICINA MODERNA
La relación cooperativa entre ambos conocimientos dará un giro inesperado durante el siglo XX
al aportar desde el campo de la mineralogía el soporte técnico y conceptual para resolver el problema
de la forma de las moléculas de la vida. Superados muchos de los retos de la biología molecular, se
desconocía la estructura interna de las macromoléculas y ningún microscopio alcanza tal resolución.
Esta estructura determina la función de las moléculas biológicas del mismo modo que las
propiedades de los minerales se explican por su estructura. La cristalografía de rayos X -que a
principios del siglo XX había desentrañado el ordenamiento interno de los minerales- ha servido para
resolver la estructura de muchas moléculas biológicas. La trascendencia de este hecho está avalada
por la concesión de premios Nobel a los autores de tales resoluciones. La importancia de conocer esa
La histórica relación entre Geología y Medicina
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distribución espacial se explica porque las reacciones involucradas en el desempeño de la función de
una macromolécula dada, se producen con acoplamiento estructural. Es decir, la estructura del
sustrato y la del centro activo de su enzima encajan como una llave en su cerradura. Antes de
conocer la estructura del sustrato, la búsqueda del medicamento se realizaba mediante ensayo-error;
desde finales del XX, se han podido obtener medicinas diseñadas específicamente con este
conocimiento, lo que redunda en una mayor eficacia terapéutica. Es el caso de los inhibidores de la
proteasa del VIH diseñados tras la resolución de su estructura en 1989: la Cristalografía había
logrado que el sida no fuera una enfermedad mortal.
La resolución de la estructura del ribosoma en 2009 ha abierto una vía nueva en la lucha contra
las infecciones bacterianas: los nuevos fármacos se diseñan para bloquear el ribosoma bacteriano e
impedir su funcionamiento. Con el mismo objetivo, el equipo del investigador Juan Hermoso resuelve
la estructura de enzimas líticos de virus bacteriófagos para, posteriormente, diseñar medicamentos de
gran especificidad que sólo actuarán contra la bacteria patógena evitando indeseables efectos
secundarios.
Otro problema cristalográfico en la obtención de medicamentos es el relacionado con la
quiralidad. Por este fenómeno una misma molécula orgánica puede presentarse con dos formas llamadas enantiómeros- que guardan entre sí una simetría especular, como nuestras manos. La
tristemente célebre talidomida ejemplifica cómo dos enantiómeros no causan el mismo efecto ya que,
mientras uno evita las náuseas del embarazo, el otro es responsable de terribles malformaciones
teratogénicas. El geólogo Cristóbal Viedma ha desarrollado una nueva técnica -basada en el
descubrimiento de un fenómeno, el Viedma Rippening- mediante la que es posible convertir dos
poblaciones de cristales enantiómeros en una sola con la quiralidad deseada, resolviendo un
gravísimo problema de la industria farmacéutica pendiente desde los tiempos de Louis Pasteur.
Medicina y Geología mantienen un vínculo de prolongada tradición y un futuro con
prometedoras perspectivas. La Geología Médica está paliando muchos de los problemas ambientales
provocados por los procesos geológicos, y los conceptos y técnicas de la Cristalografía se han
revelado imprescindibles para resolver muchos de los problemas de la Farmacología.
5. BIBLIOGRAFÍA
CARRETERO LEÓN, M. I. Y POZO RODRÍGUEZ, M. (2007) “Mineralogía Aplicada. Salud y Medio Ambiente”.
Thomson, España, Madrid.
DUFFIN, C. J., MOODY, R.T.J. Y GARDNER-THORPE, C. (eds.) (2013) “A history of Geology and Medicine”.
Geological Society of London, Special Publications, nº 375.
GARGANTILLA MADERA, P. Y MARTÍN CABREJAS, B. M. (2007) “Bucarofagia y pubertad precoz”. Acta
ginecológica: Revista de ginecología, obstetricia y reproducción humana. Vol. 64 (nº 2) 59-60.
VALDERAS, J. M. (2005). “Materia médica medieval”. Investigación y Ciencia, Tema 41. 24-31.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 987-992.
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DEL CRISTAL AL ÁTOMO: UN SIGLO DE DIFRACCIÓN DE RAYOS X
Josefina Perles Hernáez
(1)
(1) Laboratorios de Difracción de Rayos X de Monocristal y Alta Resolución, Servicio Interdepartamental de
Investigación, Universidad Autónoma de Madrid, España, josefina.perles@uam.es
Resumen
La celebración en 2014 del Año Internacional de la Cristalografía conmemora, entre otras
efemérides, los primeros premios Nobel relacionados con la Cristalografía otorgados a M. von Laue
en 1914, y conjuntamente, a W. H. Bragg y W. L. Bragg en 1915. Los experimentos que llevaron a
cabo estos investigadores supusieron el inicio del estudio de los materiales cristalinos mediante la
interacción de la radiación X con los sólidos que poseen orden interno.
En esta comunicación se describirán los distintos enfoques de estos estudios pioneros que han
dado lugar a la evolución de la difracción de rayos X a lo largo del siglo transcurrido. Esta técnica ha
producido enormes avances en campos tan diversos como la Geología, la Ingeniería de Materiales, la
Biología, la Medicina, la Física o la Química.
Palabras Clave: Cristalografía, Difracción de rayos X, Estructura cristalina, Relación estructurapropiedades.
FROM CRYSTALS TO ATOMS: A CENTURY OF X-RAY DIFFRACTION
Abstract
The International Year of Crystallography 2014 (IYCr2014) commemorates, among other
remarkable facts, the first Nobel Prizes related to Crystallography awarded to M. von Laue in 1914,
and jointly to W. H. Bragg y W. L. Bragg in 1915. These first experiments constituted the beginning of
the study of crystalline materials by the interpretation of patterns resulting from the interaction between
X-rays and ordered solids.
In this paper, the different approaches taken in these two seminal works, which gave rise to the
evolution of X-ray diffraction during the last century, will be described. This particular technique has
yielded huge advances in fields as diverse as Geology, Materials Engineering, Biology, Medicine,
Physics and Chemistry.
Keywords: Crystallography, X-ray diffraction, crystal structure, structure-properties relationship.
1. INTRODUCCIÓN
Los cristales han sido fascinantes para el hombre desde la antigüedad: en un mundo de formas
sinuosas, de curvas, ramificaciones y motivos fractales, contrastan las formas rectas, las caras lisas,
el brillo y la transparencia de los minerales cristalinos. A lo largo de la Historia, el hombre ha usado
numerosos cristales naturales e incluso pronto aprendió a cristalizar artificialmente sustancias como
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la sal o el azúcar. Pero sería en el siglo XX cuando los materiales cristalinos, tanto naturales como
artificiales, permitieran a la Humanidad avanzar en la comprensión de su estructura interna con el uso
de los rayos X y el estudio del fenómeno de la difracción de estos rayos al pasar a través de sólidos
ordenados a nivel atómico.
2. EL EXPERIMENTO DE MAX VON LAUE
El descubrimiento de los rayos X por Wilhelm Röntgen (1845-1923) en 1895, supuso el inicio
de multitud de experimentos para conocer mejor las propiedades de esta nueva radiación y sus
posibles aplicaciones. El hecho de que Röntgen no patentara su descubrimiento permitió a
numerosos científicos el uso de los tubos de rayos X y la construcción de dispositivos para su estudio.
En la primera década del s. XX, uno de los temas de discusión más importantes en la
comunidad científica era la naturaleza corpuscular u ondulatoria de la radiación X. Aunque hoy
sabemos, gracias al trabajo de Louis De Broglie (1892-1987), formulado en su tesis de 1924, que
ambas naturalezas no son incompatibles, parte de los investigadores consideraba en aquel momento
que se trataba de ondas mientras que otros apoyaban la teoría corpuscular, y todavía no existían
pruebas concluyentes que demostraran o refutaran ninguna de las dos opciones.
Simultáneamente, entre los mineralogistas y cristalógrafos existía también la teoría del orden
cristalino, según la cual los cristales tendrían una regularidad interna, aunque no se conocía con
exactitud cuál era la naturaleza de las molécules intégrantes o partículas que los componían.
1
Max von Laue (1879-1960) llegó en 1909 a Múnich para trabajar como Privatdozent en el
Instituto de Física Teórica de la Ludwig-Maximilians-Universität y para formar parte del grupo de
investigación de Arnold Sommerfeld, por entonces un reputado físico teórico. Sommerfeld quería
comprender cuáles eran los mecanismos de generación y propagación de los rayos X, y para ello
disponía de equipamiento e instalaciones, así como de dos asistentes (uno de ellos, Walter Friedrich,
ex-alumno de Röntgen) y un mecánico. Existía también en aquel momento alrededor del profesor
Sommerfeld un grupo de jóvenes profesores de diversas disciplinas, llamado el círculo de
Sommerfeld. El objetivo de este grupo era fomentar el intercambio de conocimientos entre ellos y
discutir cuestiones interdisciplinares. A consecuencia de las actividades que llevaban a cabo sus
miembros, como desayunos informales o seminarios, von Laue conoció a Paul Peter Ewald, otro de
los integrantes del círculo que se encontraba terminando su tesis doctoral en el estudio de la
propagación de los rayos X en los cristales. Ewald informó a von Laue de la teoría existente según la
cual los cristales estarían ordenados internamente, que este desconocía. Aunque existe cierta
controversia [ECKERT, 2012] acerca de la forma en la que esta idea se materializó en el experimento
final y cómo se produjo realmente la conversación con Ewald, lo cierto es que von Laue consideró
que los sólidos cristalinos podían proporcionar la prueba definitiva para demostrar la naturaleza
ondulatoria de los rayos X a través del fenómeno de la difracción, si realmente se trataba de sólidos
ordenados.
La difracción se conocía desde el s. XVII y había sido descrita por primera vez en la publicación
póstuma de los estudios de Francesco María Grimaldi (1618-1663) [GRIMALDI, 1665]. Posteriormente,
Newton, Gregory, Young y Fresnel habían estudiado en mayor detalle este fenómeno, que se
produce cuando una onda encuentra en su camino un objeto con aberturas espaciadas regularmente
(o rejilla), y su longitud de onda es similar al espaciado de los huecos de la rejilla. Se obtiene como
resultado un patrón característico de interferencias constructivas y destructivas, donde las primeras
se muestran como zonas discretas de luz y las segundas como zonas de sombra [figura 1].
1
Título académico otorgado en universidades de países germanoparlantes que certifica las habilidades docentes y permite
realizar docencia universitaria, sin que ello implique una vinculación contractual permanente con la institución.
Del cristal al átomo: un siglo de difracción de rayos X
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Figura 1. Patrón de difracción de un láser rojo sobre una rejilla cuadrada de 50 µm. (Fotografía de J. Perles).
Los experimentos que se habían llevado a cabo con los rayos X para tratar de conseguir un
patrón de difracción, utilizando diversas rejillas, no habían tenido resultados concluyentes [HAGA,
1899], pero Max von Laue pensó que el fracaso se había debido al uso de rejillas de espaciado
demasiado grande. Después de que Ewald le informara de cuál era la distancia que se preveía que
existiera entre las partículas constituyentes de los cristales, diseñó un experimento en el que se
colocaría un cristal delante de un haz de rayos X para producir un patrón de difracción. Para llevarlo a
cabo debía contar con la aprobación de Sommerfeld, quien debía además cederle su equipamiento y
sus ayudantes, ya que von Laue no disponía de los medios necesarios.
Sommerfeld no quiso inicialmente autorizar esta línea de investigación. En primer lugar, él
estaba interesado en clarificar otros aspectos de los rayos X. Por otro lado, el experimento
consistente en hacer incidir esta radiación sobre los cristales no era una idea nueva: el mismo
Röntgen había probado en el transcurso de sus primeras investigaciones la dispersión de los rayos X
por un cristal, y posteriormente otros habían intentado detectar el patrón de difracción como
consecuencia de este experimento sin ningún éxito. Por último, von Laue no era un físico
experimental, por lo que Sommerfeld no confiaba en que este tuviera una base sólida para sugerir
que se produjera difracción como consecuencia de la interacción de los rayos X y los cristales.
Aunque no se conocen bien los detalles del modo en que von Laue obtuvo la autorización,
finalmente pudo realizar el experimento contando con la ayuda de Friedrich; a ellos se les unió
Knipping, un joven físico que se encontraba en aquel momento realizando sus propios experimentos
en las mismas instalaciones. Los primeros intentos no fueron fructíferos, ya que el planteamiento
inicial contenía muchas nociones erróneas. Max von Laue pensaba que la difracción se produciría
como consecuencia de las interferencias de los rayos X característicos que emitirían las partículas
constituyentes del cristal (lo que se conoce como fluorescencia), y por ello eligió un cristal que
contuviera átomos metálicos para que la emisión fuera más intensa. En concreto, se usó un cristal
bien formado de sulfato de cobre pentahidratado [figura 2]. La geometría del fenómeno fue también
inicialmente problemática: en los primeros intentos se colocó la placa detectora entre la fuente de
rayos X y el cristal, pensando que el cristal actuaría como una rejilla de reflexión. Sin embargo, no se
detectaba ningún tipo de señal en esa posición, ni tampoco con las placas en los laterales y paralelas
al haz de rayos X, con el objetivo de evitar recoger el haz primario (de intensidad mucho mayor).
Fueron Knipping y Friedrich quienes finalmente obtuvieron alguna señal colocando la placa detrás del
cristal, después de sugerir que este podía actuar como una rejilla de transmisión.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Figura 2. Cristales de sulfato de cobre pentahidratado (CuSO4·5H2O) (Fotografía de J. Perles).
La publicación de estos experimentos [FRIEDRICH,1912] y su difusión suscitaron mucho interés,
pero no resultaron concluyentes para probar la naturaleza ondulatoria de los rayos X. Parte de la
comunidad científica todavía dudaba, ya que la explicación que se daba al resultado, atribuyendo el
patrón de difracción a interferencias de la fluorescencia o radiación característica de los átomos del
cristal, no parecía correcta.
Durante algún tiempo se mantuvo esta interpretación errónea en la que el haz primario de
rayos X provocaría la generación de la de los rayos X característicos de los átomos del cristal, que
actuarían como emisores, y sería la combinación de estos rayos X secundarios la que crearía el
patrón de difracción del cristal. En posteriores trabajos, después de interpretar los datos de sucesivos
experimentos así como las observaciones de otros grupos de investigación, Max von Laue pudo
describir correctamente el fenómeno. Sin embargo, no alcanzó a interpretar con precisión las
imágenes obtenidas y no consiguió deducir a través de la información contenida en ellas las
posiciones de los átomos en los sólidos cristalinos.
En cualquier caso, el mérito indudable de Max von Laue fue conseguir demostrar
conjuntamente con sus experimentos la naturaleza ondulatoria de los rayos X y la teoría del orden
interno en los cristales, y por ello se le otorgó el Premio Nobel de Física en 1914.
3. LA CONTRIBUCIÓN DE WILLIAM HENRY BRAGG Y WILLIAM LAWRENCE BRAGG
En el verano de 1912, poco después de los primeros intentos del grupo de von Laue, William
Henry Bragg (1862-1842) y William Lawrence Bragg (1890-1971), padre e hijo, tuvieron conocimiento
del trabajo de los investigadores de Múnich y de sus conclusiones. W. H. Bragg era entonces un firme
defensor de la naturaleza corpuscular de los rayos X, y había enviado a Sommerfeld en años
anteriores algunos escritos apoyando esta teoría [BRAGG, 1910; BRAGG, 1911]. Así, los Bragg
replicaron el experimento de von Laue, tratando de refutar las conclusiones del equipo alemán.
Del cristal al átomo: un siglo de difracción de rayos X
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Como consecuencia de estos experimentos, W. L. Bragg, con tan solo 22 años, consiguió
desarrollar un método para deducir, a partir del patrón de difracción de un material cristalino, las
posiciones en las que están situados los átomos en el cristal.
El problema resulta muy complejo, ya que cada uno de los puntos discretos que se observan
en un patrón de difracción contiene información de todos los átomos que forman parte de una familia
de planos. Es decir, cada punto luminoso es la suma de las contribuciones debidas a la interferencia
constructiva de las ondas que surgen de cada átomo situado en esos planos, como consecuencia del
choque de los rayos X con su nube electrónica. Averiguar cuál es la contribución individual de cada
átomo y así calcular las posiciones de los mismos en el sólido tridimensional resulta muy difícil,
incluso con estructuras sencillas.
La solución que el joven Bragg dio a este problema fue considerar el cristal como un conjunto
ordenado de familias de planos paralelos entre sí, en lugar de como un conjunto de átomos
ordenados. Esta aproximación simplifica considerablemente el problema, y es la base de su famosa
Ley de Bragg, nλ = 2d sen θ, que estipula la condición que debe cumplir una familia de planos para
dar lugar a una interferencia constructiva, y que tendrá como consecuencia un punto de luz en el
patrón de difracción. En esta fórmula, n es un número entero positivo, λ es la longitud de onda de la
radiación incidente, d es la distancia entre los planos que componen la familia y θ, la mitad del ángulo
que forma la radiación difractada con la incidente [figura 3].
Figura 3. Ilustración de la Ley de Bragg. Izquierda: simplificación de una estructura tipo NaCl como un conjunto
de planos paralelos entre sí. Centro: cuando estos planos se encuentran cumpliendo la condición que enuncia la
Ley de Bragg, las ondas se suman y se produce una interferencia constructiva. Derecha: en todos los casos
donde esta condición no se cumple, las ondas resultantes se anulan (Imagen de J. Perles).
El uso de este método permitió a W. L. Bragg deducir las posiciones de los átomos de cloro y
sodio en los cristales de halita (NaCl), y realizar así la primera resolución estructural por difracción de
rayos X de monocristal [BRAGG, 1913]. El desarrollo del sistema para resolver las estructuras de los
materiales cristalinos a partir de sus patrones de difracción mediante la interacción con los rayos X
fue la causa de que en 1915 la Academia de las Ciencias de Suecia concediera a W. H. Bragg y W. L.
Bragg el premio Nobel de Física.
Durante los años siguientes ambos resolvieron conjuntamente las estructuras de otros sólidos
cristalinos, como haluros alcalinos tipo MX, diamante, sulfuro de zinc, etc., que publicaron en varios
artículos así como en un libro que resumía sus investigaciones [BRAGG, 1915]. W. H. Bragg continuó
con sus estudios sobre espectrometría de rayos X y análisis de los cristales, mientras que W. L.
Bragg fundó un grupo de investigación centrado en la resolución estructural. Este grupo fue derivando
hacia la resolución de biomoléculas, de mucha mayor complejidad que los sólidos inorgánicos, y su
trabajo dio lugar a varios Premios Nobel más (como el de Kendrew y Perutz de Química, en 1962, por
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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el estudio de las estructuras de proteínas globulares, y el de Watson y Crick de Fisiología o Medicina
el mismo año, sustentado en la estructura del ADN).
4. CONCLUSIONES
A lo largo de su primer siglo de existencia, numerosos descubrimientos y avances en todos los
campos de las ciencias experimentales han tenido lugar gracias a la contribución de la Cristalografía
de rayos X. Desde la primera resolución estructural en 1912 de la sencilla halita hasta las proteínas y
biomoléculas de millones de átomos que hoy se pueden resolver ha sido necesario el desarrollo de
bases matemáticas y físicas más complejas, una instrumentación más avanzada, fuentes de
radiación más intensas (como los sincrotrones) y ordenadores capaces de realizar un número mucho
mayor de cálculos.
La difracción de rayos X no sólo ha permitido conocer mejor el mundo que nos rodea, sino
también mejorar la calidad de vida de las personas. La fabricación de materiales biocompatibles para
prótesis y el diseño de medicamentos más eficaces y con menores efectos secundarios son dos
ejemplos de la importancia de la difracción de rayos X en Ciencias de la Salud. El estudio de la
estructura de materiales como el silicio, los metales y aleaciones ha posibilitado el diseño de
dispositivos electrónicos más pequeños y potentes, así como de vehículos más ligeros y con mayor
eficiencia energética, entre otros logros en el campo de Ciencia de Materiales. En Química es a
menudo imprescindible para confirmar que se obtiene el producto buscado conocer la colocación
exacta de los átomos en los productos nuevos que se sintetizan, y para la Física resulta fundamental
comprobar la homogeneidad de los sólidos de forma que se obtengan propiedades medibles y útiles.
Después de su primer siglo de existencia, todavía quedan muchos retos para la difracción de
rayos X. Con toda seguridad, los cristales, que fascinaron al hombre desde la antigüedad, seguirán
suponiendo en el futuro una fuente valiosa de información y depararán avances en todas las áreas de
la Ciencia gracias al conocimiento que nos proporciona la resolución de las estructuras cristalinas.
4. REFERENCIAS
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Deutsches Museum, Múnich, HS 1977-28/A, 37.
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Deutsches Museum, Múnich, HS 1977-28/A, 37.
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BRAGG, W. L. (1913) “Diffraction of short electromagnetic waves by a crystal”. Proc. Cambridge Philos.
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Madrid, SEHCYT, pp. 993-1000.
___________________________________________________________________________
EL GEÓLOGO TELESFORO BRAVO Y EL DESCUBRIMIENTO DE LOS
MEGA-DESLIZAMIENTOS GRAVITACIONALES EN TENERIFE
Juan Jesús Coello Bravo
(1)(2)
, Jaime Coello Bravo
(2)
(1) Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN), Puerto de la Cruz, Tenerife, España,
juancoellobravo@gmail.com
(2) Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello (en constitución), Puerto de la Cruz, Tenerife, España,
jaime.coellobravo@gmail.com
Resumen
En la moderna geología, la atribución de un origen catastrófico, por procesos y eventos de
magnitud o intensidad extraordinaria, a determinados elementos de la corteza terrestre, encuentra
siempre una lógica reticencia antes de ser admitida por la generalidad de la comunidad científica.
Este ha sido el caso de los mega-deslizamientos que ocurren en los flancos, tanto emergidos como
submarinos, de las islas volcánicas oceánicas (Canarias, Hawaii, Reunión, Cabo Verde…), en los que
se movilizan por gravedad de centenares a miles de kilómetros cúbicos de rocas y suelos. Junto con
los que afectan a los taludes continentales, estos procesos están entre los mayores movimientos
gravitacionales conocidos en el planeta Tierra.
Aunque es un hecho en general poco conocido y divulgado, el archipiélago canario, y en
particular Tenerife, ha tenido un papel relevante en el descubrimiento de estos fenómenos, surgido a
partir del estudio de ciertos amplios valles de morfología peculiar presentes en la isla. El origen
geológico de los mismos ha sido motivo de un largo y nutrido debate científico que se inició en 1825 y
empezó a resolverse definitivamente sólo a partir de 1995. El primer geólogo que aportó pruebas
concretas que apoyaban la ocurrencia de estos procesos es el tinerfeño Telesforo Bravo (1913-2002),
en un artículo del año 1962. Estas pruebas se obtuvieron a partir del estudio de las galerías o túneles
subhorizontales de captación de aguas subterráneas que atraviesan en gran número los subsuelos
de los valles citados. Sin embargo, la hipótesis que sustentaban fue prácticamente ignorada hasta la
aparición de nuevos datos sobre la geomorfología y la geología de los fondos oceánicos adyacentes.
Palabras Clave: Deslizamientos gravitacionales, Islas volcánicas oceánicas, Telesforo Bravo,
Tenerife, Islas Canarias.
GEOLOGIST TELESFORO BRAVO AND THE DISCOVERY OF THE
MEGA-LANDSLIDES IN TENERIFE, CANARY ISLANDS
Abstract
In modern geology, the attribution of a catastrophic origin, due to processes and events of
extraordinary magnitude or intensity, to certain elements of the Earth's crust find always a logical
reluctance before being accepted by the majority of the scientific community. This has been the case
of mega-landslides that occur on the flanks, both emerged and submerged, of the volcanic oceanic
islands (Canaries, Hawaii, Reunion, Cape Verde and so on). Along with those affecting the continental
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slopes, these processes, in wich hundreds to thousands of cubic kilometers of rock and soil are
removed, are among the largest gravitational movements known on Earth.
Although it is a fact generally little known, the Canary Islands, and Tenerife in particular, has
played an important role in the discovery of these phenomena. The finding emerged from the
examination of certain broad valleys of peculiar morphology in the island. The geological origin of
these valleys has been the subject of a long and rich scientific debate that began in 1825, only to be
resolved definitively in 1995. The first geologist to produce any specific evidence supporting the
occurrence of these processes in the island was the local geologist Telesforo Bravo (1913-2002), in
an paper in 1962. This evidence was obtained from the study of the galleries or subhorizontal tunnels
for groundwater extraction that are excavated in large numbers under the floor of the valleys.
However, the theory that he presented was almost completely ignored until the onset of new
geomorphological and geological data regarding the neighbouring oceanic floors.
Keywords: Landslides, Oceanic volcanic islands, Telesforo Bravo, Tenerife, Canary Islands.
1. INTRODUCCIÓN
Las islas volcánicas oceánicas sufren deslizamientos gigantescos -de centenares a miles de
kilómetros cúbicos en volumen- que afectan tanto a la porción emergida como sumergida de sus
flancos y constituyen, junto a los que se producen en los taludes continentales, los mayores
movimientos gravitacionales identificados en nuestro planeta [W HELAN y KELLETAT, 2003]. En la
actualidad, se conocen numerosos ejemplos localizados en Hawaii, Azores, Cabo Verde, Tristan da
Cunha, Reunión, Tahití, Canarias…, lo que demuestra que estos procesos, en los que puede
movilizarse de forma catastrófica de un 10 a un 20% del volumen de los grandes volcanes oceánicos,
son fenómenos habituales en su evolución geológica.
El conocimiento generalizado de estos procesos y de su importancia volcanológica y
geomorfológica -también de su peligrosidad a escala mundial, por el potencial tsunamigénico que
poseen- es relativamente reciente, ya que se produjo a partir de los años ochenta y noventa del
pasado siglo, pero las primeras noticias y teorías sobre su existencia se elaboraron mucho antes.
Estas ideas tempranas no fueron admitidas por la mayoría de los geólogos por motivos que se
discutirán brevemente más adelante, y hubieron de esperar al desarrollo de las modernas técnicas de
cartografía y geofísica de los fondos oceánicos para verse al fin corroboradas.
Aunque es un hecho poco conocido y valorado, la isla de Tenerife -el tercer edificio volcánico
más grande del planeta-, tiene un importante papel en el descubrimiento de los mega-deslizamientos
de flanco de islas volcánicas, ya que en ella fue donde, probablemente, por primera vez, se propuso
su existencia. Además, la controversia sobre el origen de determinadas estructuras morfológicas
generadas por ellos se prolongó durante más de 150 años, y en ella tomaron parte tanto personajes
destacados de la historia de la geología como científicos locales con un conocimiento profundo del
medio insular. Entre ellos sobresale el tinerfeño Telesforo Bravo (1913-2002), autor de la primera
teoría elaborada y apoyada en datos corroborables sobre la ocurrencia de mega-deslizamientos en
los flancos de la isla.
2. LOS VALLES DE TENERIFE
Entre el extremo noreste de Tenerife, constituido por el Macizo de Anaga –un volcán en escudo
basáltico muy erosionado–, y la zona central de la isla, formada por un edificio volcánico poligénico
El geólogo Telesforo Bravo y el descubrimiento de los mega-deslizamientos gravitacionales
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denominado Edificio Cañadas, se extiende una dorsal volcánica, la Dorsal Noreste o Cordillera
Dorsal. Es un edificio volcánico lineal de unos 35 km de longitud, alargado en dirección NE-SO, con
forma de tejado a dos aguas, cuyos dos flancos tienen una pendiente media de aproximadamente
16º, tanto en su porción emergida como en la sumergida. El edificio alcanza su altura máxima de
2.403 m s.n.m, cerca de su extremo SO.
En ambas vertientes de la Dorsal Noreste aparecen dos grandes depresiones que reciben el
nombre de valles: el valle de la Orotava o de Taoro, en el flanco norte, y el valle de Güímar en el sur.
Su morfología, sin embargo, es bastante diferente a la de un típico valle aluvial, ya que constituyen
anchas depresiones abiertas al mar, de fondo más o menos plano e inclinado hacia la costa. Están
limitadas lateralmente por paredes perpendiculares al litoral, muy escarpadas, de gran desnivel y
acusadamente rectilíneas. Su cabecera es también muy escarpada y de tendencia rectilínea o algo
curvada, aunque de forma más irregular.
Las dimensiones de los valles son realmente grandes. El valle de la Orotava tiene unos 9 km
de anchura media; sus paredes laterales miden unos 12 km de longitud, y alcanzan alturas de hasta
500 m. El fondo del valle desciende desde los ya apuntados 2.400 m hasta la costa, con una
pendiente media de 10º.
La singular morfología y tamaño de estas depresiones han llamado la atención de muchos
científicos, tanto extranjeros como locales. Por eso, desde casi el comienzo de las investigaciones
geológicas en Tenerife, se han sucedido numerosas ideas acerca de su origen y modo de formación
[veáse p.ej. PALACIOS, 1994].
3. PRIMERAS IDEAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS VALLES
La publicación entre 1807 y 1834 de Voyages aux regions équinoxiales du nouveau continent de
Alexander von Humboldt, obra monumental en la que incluye una narración de su excursión a La
Orotava y El Teide, supuso una gran promoción de estos parajes entre los naturalistas europeos del
XIX. Como es bien sabido, la excursión fue realizada durante la escala de Humboldt en Tenerife en
junio de 1799, en ruta hacia América y tras visitar la España continental; su posterior estancia en
tierras americanas se prolongaría durante los siguientes cinco años.
Uno de los primeros naturalistas que se animaron a visitar la isla tras Humboldt fue Leopold
von Buch (1774-1853), ingeniero de minas alemán, que renunció en 1797 a su trabajo en el Servicio
Minero de Silesia, para dedicarse por entero a sus viajes y estudios de campo. Gracias a esos viajes
fue considerado el geólogo más importante de su generación.
Von Buch visitó La Palma, Tenerife y Lanzarote en 1815 [RELANCIO, A., 2007], y seis años
después publicó sus observaciones e ideas sobre la geología de Canarias en el libro Physikalische
1
beschreibung der Canarischen lnseln [1825], que fue rápidamente traducido al francés (en 1836) y
tuvo una gran difusión e influencia.
En su obra, von Buch describe someramente el valle de La Orotava como un declive entre dos
montañas, la de Santa Úrsula, al este, y la de Tigaiga, al oeste, y afirma que la única actividad
eruptiva registrada en el mismo es la que corresponde a la alineación de tres conos volcánicos
presentes en la parte baja de la depresión, cerca de la costa. Sobre el origen del valle escribe:
Cuando se contempla este valle encerrado entre esas dos murallas desde un punto alto,
involuntariamente uno piensa que es el resultado del corrimiento de una parte de la isla, por
cuyo motivo habrían quedado al descubierto las dos montañas que formaban las laderas de la
parte arrastrada. La proximidad de un volcán tan activo y violento como el de Tenerife hace que
esta suposición no sea inverosímil.
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Destacan sobremanera en esta afirmación la alusión a los escarpes laterales del valle como
murallas, aludiendo a su traza rectilínea, verticalidad y altura, y la referencia a las erupciones
volcánicas del Teide como posible desencadenante del corrimiento de tierras. Sin embargo, la
hipótesis se formula usando términos (involuntariamente, inverosímil) que sugieren que el autor duda
de su veracidad, tratándola casi como una mera intuición. En todo caso, esta es probablemente la
primera sugerencia de la existencia de mega-deslizamientos en los flancos de islas volcánicas en la
bibliografía científica, aunque von Buch no aportó dato alguno para defenderla.
Mucho más explícitos fueron dos geólogos también alemanes, Karl von Fristch (1838-1906) y
Wolfgang Reiss (1838-1908), que en 1868 [FRITSCH, K. von y REISS, W., 1868] publicaron una
excelente monografía sobre la geología de Tenerife titulada Geologische beschreibung der insel
Tenerife: Ein beitrag zur kenntniss vulkanischer gebirge, sorprendente aún hoy por su amplitud y
claridad. En ella, denominaron a los valles de la Dorsal Noreste “espacios entre colinas”. Explican que
son simples áreas bajas, situadas entre dos macizos donde las erupciones fueron más numerosas;
de esta forma, dichos macizos fueron crecieron en altura, dejando entre ellos una zona deprimida.
Von Fristch y Reiss indican también que el valle de la Orotava fue originalmente una bahía
comprendida entre los márgenes de los dos aparatos volcánicos laterales, rellenada en parte por los
productos volcánicos emitidos por ellos en sus últimas fases de actividad. Estas erupciones finales se
produjeron en la cabecera y el interior del valle, pero el material emitido no fue suficiente para rellenar
completamente la depresión. La forma rectilínea de las paredes laterales habría sido causada por la
erosión de los barrancos que se encajaron finalmente en su fondo.
La teoría de los “espacios entre colinas”, traducida por diversos autores como “valles
intercolinares” tuvo una larga vida y un amplio predicamento entre la comunidad científica, en
especial la española. De hecho, en nuestro país se convirtió en hegemónica hasta el comienzo de la
década de los 90 del siglo XX; era prácticamente la única que se enseñaba a los escolares y que se
recogía en obras de divulgación y consulta [p.ej. ARAÑA y CARRACEDO, 1978].
A pesar de ello, tuvo numerosos opositores, entre los que debe destacarse al geólogo y
paleontólogo alemán August Rothpletz (1853-1918), que llegó a Canarias en 1889 y residió en La
Orotava por un tiempo. Ese mismo año publicó el artículo “Das thal von Orotava auf Tenerife”
[ROTHPLETZ, 1889] el primer trabajo monográfico sobre la geología del valle de la Orotava, que incluye
también el primer mapa geológico de la región. Este autor discutió la hipótesis de von Buch,
expresada, según él, demasiado brevemente y de una forma un poco ligera –apenas insinuada–. Por
contra, defendió un mecanismo consistente en grandes explosiones volcánicas para el origen del
valle.
4. LA TEORÍA DE BRAVO Y SUS SEGUIDORES
En 1962, Telesforo Bravo [BRAVO, T. 1962] publicó un artículo titulado “El circo de las Cañadas
y sus dependencias”, en el que presentó datos totalmente inéditos consistentes en correlaciones
volcano-estratigráficas realizadas a partir de la observación sistemática de más de un centenar de
galerías de captación de aguas subterráneas excavadas en los subsuelos del norte de Tenerife.
Estas observaciones fueron realizadas en el transcurso de reconocimientos financiados por los
propietarios de las captaciones y destinadas a determinar sus posibilidades de alumbramiento. Bravo
se había familiarizado desde joven con las obras de minería del agua en la isla, puesto que su padre
participó en la construcción de algunas de ellas; además, había acumulado ya una considerable
experiencia como hidrogeólogo tras trabajar para una firma consultora dedicada a la búsqueda de
recursos hídricos para las bases del ejército norteamericano en la península Ibérica e Irán.
Esencialmente, las observaciones que le sirvieron para apoyar su teoría fueron las siguientes:
El geólogo Telesforo Bravo y el descubrimiento de los mega-deslizamientos gravitacionales
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1) La presencia en el subsuelo de los valles de una secuencia de materiales recientes, formada por
un apilamiento de coladas y piroclastos de varios cientos de metros de espesor, que habían
rellenado en parte las depresiones tras su formación.
2) Bajo la secuencia de materiales recientes, se dispone en el subsuelo de los valles -también, según
Bravo, en los subsuelos de la zona central de la isla- una capa continua de más de 500 metros de
espesor según el autor, inclinada hacia el mar, de material fragmentario, conocido por “mortalón”
en la jerga de los trabajadores de las galerías. Este material es una brecha masiva y caótica,
poligénica y heterométrica, de matriz limosa-arenosa, por lo que Bravo lo denominó fanglomerado.
3) La matriz del mortalón, que suele aparecer endurecida y compactada, se comporta en numerosas
zonas, sobre todo si está saturada en agua, de forma plástica, es decir, se deforma progresiva y
permanentemente bajo carga. Es capaz de deformar completamente los elementos de fortificación
y cerrar completamente la sección, de unos 2 m de diámetro, de las galerías excavadas en él.
En un artículo anterior, titulado “Aportación al estudio geomorfológico y geológico de la costa
de la fosa tectónica del valle de la Orotava” [BRAVO, 1952], Bravo ya había indicado que las paredes
laterales y de cabecera del valle de la Orotava no son producto de la erosión por aguas de
escorrentía, sino planos de movimiento –es decir, fallas– tal como defendían los autores que
consideraban a los valles como fosas tectónicas [FERNÁNDEZ NAVARRO, 1924; HAUSEN, 1960]. Pero de
sus observaciones en el subsuelo Bravo pudo deducir que el bloque hundido, el que correspondería
al fondo del valle, había desaparecido por completo.
A partir de estas evidencias, Bravo explicó la formación de los valles como resultado del
deslizamiento gravitacional hacia el mar de grandes masas inestables de las laderas de la isla; estas
masas enormes se movieron lateralmente sobre la superficie plástica e inclinada del mortalón,
formación a la que atribuyó un origen volcánico a partir de grandes explosiones producidas en la
región central de Tenerife.
Las observaciones e ideas de Bravo fueron corroboradas por Juan Coello en 1973. Ambos
autores, en compañía de Jesús Bravo Bethencourt, continuaron argumentando a favor de estos
fenómenos en trabajos posteriores, en los que delimitaron con mayor precisión la extensión del
mortalón en el subsuelo y la geometría de las depresiones [BRAVO, 1983; BRAVO y BRAVO
BETHENCOURT, 1988; BRAVO BETHENCOURT y BRAVO, 1989; COELLO y BRAVO, 1989].
En 1989, con nuevos datos obtenidos del estudio continuado de las galerías, los geólogos José
Manuel Navarro y Juan Coello plantearon una modificación fundamental en la teoría de Bravo
[NAVARRO y COELLO, 1989]. Al estudiar la litología del mortalón y su distribución en los subsuelos de la
isla, llegan a la conclusión de que las brechas poligénicas que lo constituyen no eran previas a los
deslizamientos, sino los depósitos de avalancha rocosa formados por los propios movimientos
masivos, que yacen sobre el suelo de los valles cubiertos por los productos de erupciones volcánicas
más recientes.
Por primera vez se identificaban los materiales originados en los deslizamientos de La Orotava
y Güímar; de hecho, era la primera vez que se reconocía la existencia de depósitos de avalancha
rocosa de tales dimensiones en los flancos emergidos de una isla volcánica oceánica.
Para Navarro y Coello, las dos depresiones se formaron por dos gigantescos deslizamientos
3
laterales, de volumen subaéreo superior a 100 km cada uno, de los flancos de la Dorsal hacia el mar.
Los deslizamientos se habrían producido por la desestabilización prácticamente instantánea probablemente a causa de terremotos- de enormes porciones del edificio de la Dorsal Noreste, cuya
altura y elevadas pendientes lo habían convertido en inestable. Un año después, Ancochea y
colaboradores [ANCOCHEA et al.1990] dataron el mega-deslizamiento de Güímar en unos 800.000
años, y el de La Orotava en algo más de 500.000 años.
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5. DISCUSIÓN
La teoría de Bravo y sus seguidores fue rechazada de manera casi unánime con el argumento
principal de que los fenómenos cuya existencia propugnaba eran demasiado grandes para que
pudieran admitirse. Como expresaron los geógrafos Eduardo Martínez de Pisón y Francisco
Quirantes en El Teide [MARTÍNEZ DE PISÓN Y QUIRANTES, 1981]:
Tampoco parecen comprobables otros mecanismos morfogenéticos rápidos, como
deslizamientos masivos, que no se insertan (en tales dimensiones) en los procesos propios de
la evolución morfoclimática del Cuaternario en Canarias y que constituirían un insólito modelo
de erosión.
En contadas ocasiones se recurrió a otros argumentos menos apriorísticos para discutirla. Por
ejemplo, Vicente Araña [1971] señaló que la teoría de Bravo no explicaba por qué unas porciones de
los flancos insulares –las correspondientes a los valles– habían deslizado sobre el mortalón y otras,
también situadas sobre él, según Bravo, no lo habían hecho, o la causa de que el propio mortalón no
hubiera deslizado también.
En todo caso, la dificultad que entraña el estudio del mortalón en las galerías –túneles de
reducida sección sometidos en muchas ocasiones a condiciones ambientales incómodas e incluso
peligrosas: altas temperaturas y presencia de dióxido de carbono de origen volcánico– fue una
importante desventaja para la aceptación de la teoría. En este sentido, en nuestra opinión, resultó
particularmente desafortunado que Bravo no estableciera en su artículo de 1962 una correlación más
explícita entre el mortalón que observó en el subsuelo y las brechas poligénicas presentes en la base
del acantilado marino de más de 3 km de longitud que forma la costa occidental del valle de la
Orotava, al oeste del Puerto de la Cruz. Del mapa de distribución del mortalón de su trabajo de 1962,
parece deducirse que el autor equiparaba ambas formaciones; de hecho, indica que el mortalón sólo
se halla en los subsuelos de la porción occidental del valle, en consonancia con la extensión del
afloramiento costero de las brechas.
Bravo era buen conocedor de las brechas aflorantes en el litoral, de gran importancia
hidrogeológica ya que, debido a su naturaleza impermeable, en su techo se localizaron en su día
nacientes y saltos de agua de considerable caudal. En su trabajo de 1952, Bravo identificó
correctamente la naturaleza gravitacional de estas brechas, a las que ya denominó fanglomerado, y
estableció que debían proceder de desprendimientos en la pared occidental del valle (pared de
Tigaiga), aunque le extrañó que llegaran a aflorar a tres kilómetros de distancia de la misma. Sin
embargo, después debió cambiar de opinión, para asignarles en 1962 un origen explosivo.
Para ponderar con objetividad este cambio en las ideas de Bravo sobre el origen del mortalón
debe apuntarse que la primera identificación clara y unívoca de depósitos de avalancha rocosa
originados por mega-deslizamientos volcánicos sólo fue posible tras el colapso de flanco sufrido por
el volcán Mt. St. Helens, Washington, USA, el 18 de mayo de 1980, ante un numeroso grupo de
vulcanólogos que lo presenciaron in situ [VOIGHT et al., 1981]. Por otro lado, la idea de que las
brechas que afloran en la base del acantilado marino de la costa occidental del valle de la Orotava
proceden de desprendimientos secundarios asociados a la pared de Tigaiga, y no del propio
deslizamiento o deslizamientos que dieron lugar al valle de la Orotava, ha tenido un largo recorrido y
no ha sido discutida hasta fechas muy recientes [COELLO y FERRER, 2008].
En cualquier caso, el origen gravitacional de los valles de La Orotava y Güímar -y de
estructuras similares presentes en Canarias y otros archipiélagos volcánicos mundiales- solo fue
admitido de manera generalizada cuando pudieron identificarse, mediante técnicas de cartografía y
geofísica marinas, los depósitos submarinos de las avalanchas rocosas que los crearon. En el caso
El geólogo Telesforo Bravo y el descubrimiento de los mega-deslizamientos gravitacionales
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2
del valle de la Orotava, dichos depósitos, que cubren un área de unos 800 km en los fondos
océanicos adyacentes a la depresión, fueron cartografiados y descritos por primera vez por A.B.
Watts y D.G. Masson [1995].
6. CONCLUSIÓN
Se concluye que la isla de Tenerife es un lugar de gran importancia en la historia del
descubrimiento y estudio de los mega-deslizamientos gravitacionales que afectan a los flancos
emergidos y sumergidos de los grandes volcanes oceánicos, ya que en ella, por primera vez: a) se
reconocieron estos fenómenos [BUCH, 1825]; b) se aportaron datos geológicos concretos que
apoyaban su existencia [BRAVO, 1962] y c) se identificaron en tierra los depósitos masivos de
avalancha rocosa por ellos originados [NAVARRO y COELLO, 1989].
NOTAS
1. Existe versión española de la edición francesa de 1836: DELGADO, J.A. (trad.) (1999) Leopold von
Buch: Descripción física de las Islas Canarias. La Orotava, Tenerife, edición del traductor.
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UN MAPA GEOLÓGICO INÉDITO DE LA SIERRA DE ALBARRACÍN (C. IBÉRICA)
DE SANTIAGO RODRÍGUEZ (1824-1876)
(1)
E. Boixereu Vila , O. Puche Riart
(2)
y F. López Olmedo
(3)
(1) Instituto Geológico y Minero de España, Madrid (España) e.boixereu@igme.es
(2) ETSIM y E., Universidad Politécnica de Madrid, Madrid (España) Octavio.puche@upm.es
(3) Instituto Geológico y Minero de España, Madrid (España) fa.lopez@igme.es
Resumen
En la biblioteca del IGME, se encuentra un ejemplar de un mapa titulado Plano geognóstico de
una parte de las provincias de Teruel y Guadalajara firmado por Santiago Rodríguez. Se trata de un
documento inédito no fechado, por lo que, hasta ahora, no se había tenido en cuenta en la
historiografía geológica española.
Santiago Rodríguez (1824-1876) fue un ingeniero de minas nacido en Zaragoza, que cursó sus
estudios en la Escuela de Minas de Madrid. Desarrolló toda su carrera profesional en la
Administración. Fue autor de numerosos artículos científicos sobre geología y minería y de varias
cartografías geológicas.
Durante el otoño de 1848, en la Sierra de Albarracín se registraron una serie de terremotos que
causaron considerables daños. Como ingeniero de minas destinado en el entonces denominado
Distrito de Aragón, Rodríguez se desplazó a esa comarca para evaluar los daños. Realizó un estudio
geológico de la zona y levantó un mapa geológico, redactando además una memoria sobre sus
observaciones y conclusiones, un resumen de la cual fue publicado en 1851 en Revista Minera.
Este trabajo pretende, dar a conocer esta cartografía geológica de un sector de la Cordillera
Ibérica, inédita hasta ahora.
Palabras Clave: Santiago Rodríguez, Historia de la geología, Albarracín
AN UNRELEASED GEOLOGICAL MAP OF SIERRA DE ALBARRACÍN (C.
IBÉRICA) BY SANTIAGO RODRÍGUEZ (1824-1876)
Abstract
On the Map Library of the Library of IGME, is a copy of a map entitled geognostic plane part of
the provinces of Teruel and Guadalajara signed by Santiago Rodríguez. This is an unpublished
document undated, so that, until now, had not taken into account in the geological Spanish
historiography.
Santiago Rodríguez (1824-1876), was a mining engineer born in Zaragoza, who studied at the
Ecole des Mines de Madrid. He developed his professional career in the administration. He was the
author of numerous scientific papers on geology and mining and various geological maps.
During the autumn of 1848 in the Sierra de Albarracin a series of earthquakes that caused
significant damage were reported. Intended as a mining engineer in the then called District Aragon,
Santiago Rodríguez traveled to the region to assess the damage. Conducted a geological survey of
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the area and lifted a geological map, and writing a report on its findings and conclusions, a summary
of which was published in 1851 in the Revista Minera.
This paper aims, to make this geological mapping of an area of the Iberian Range, unpublished
until now the other.
Keywords: Santiago Rodríguez, History of Geology, Albarracín.
1. INTRODUCCIÓN
En la biblioteca del IGME, se encuentra un ejemplar de un mapa titulado: Plano geognóstico de
una parte de las provincias de Teruel y Guadalajara, que ha sido reproducido en LÓPEZ OLMEDO et al.
2013. Se trata de un documento inédito y sin datar, por lo que, hasta ahora, no se ha tenido en cuenta
en la historiografía geológica española.
Los primeros mapas geológicos aparecen en España con un notable retraso respecto a los
países más avanzados de Europa. Cabe señalar que existió una iniciativa precoz, Angel Vallejo y
Villalón (1778-1840), formado en Francia, recibió el encargo de Fausto Elhuyar, en el año 1831, para
realizar el reconocimiento geológico de Cataluña y levantar su cartografía geológica; sin embargo, el
trabajo no se finalizó, y, se desconoce si es que éste se plasmó finalmente en un mapa. En cualquier
caso, los primeros mapas geológicos, parciales, de España, aparecen de forma prácticamente
simultánea hacia 1834, de la mano de autores extranjeros. Así, Alberto Ferrero Della Marmora (17891863), militar y naturalista italiano, publicó en Turín un mapa geológico de Baleares 1:500.000, con
cortes y columna estratigráfica. En el mismo año, Frédéric Le Play (1806-1882), ingeniero de minas
francés, editó en París, un mapa geológico a escala 1:1.000.000, de Extremadura y el norte de
Andalucía. Un año después, en 1835, Guillermo Schulz (1805-1877), por encargo de la Dirección
General de Minas, dio a luz un mapa petrográfico del Reino de Galicia, que le había sido
encomendado en 1831 (BOIXEREU, 2009). Poco a poco, van apareciendo tímidos intentos de realizar
cartografías geológicas de distintos territorios, y cuya iniciativa se debe a intereses particulares, como
el mapa de Burgos de Felipe Naranjo, en 1841; el de la Cuenca del Duero de Ezquerra del Bayo, de
1845, o el de la provincia de Vizcaya, realizado por el ingeniero belga Carlos Colette, en 1848. Pero el
principal avance se debe a la creación en 1849 de la comisión para formar la Carta Geológica de
Madrid y General del Reino, embrión del actual Instituto Geológico y Minero de España. Este era el
contexto en que se encontraba la Geología en España cuando Santiago Rodríguez Ortiz realizó sus
investigaciones geológicas por la provincia de Teruel y probablemente, levantó este mapa.
El autor, Santiago Rodríguez Ortiz, nació en Zaragoza en el año 1824. Hizo los estudios
preparatorios a la Escuela de Minas de Madrid, e ingresó en la Escuela Especial de ingenieros de
minas en 1843, dónde siguió la carrera con buenas notas. Ingresó de aspirante al Cuerpo a finales de
1845 y realizó las prácticas en la inspección de minas de Adra. Al año siguiente se trasladó a la
Inspección de Granada y Almería, y después pasó a prestar sus servicios en el establecimiento de
Almadén. En Almadén levantó un plano topográfico de las minas de Valdelazogue y El Entredicho, en
el que incluyó referencias geológicas. En junio de 1848 es destinado a Teruel para atender dicha
provincia y la de Zaragoza. En febrero de 1854 volvió a Almería y en mayo del mismo año, fue
comisionado a las órdenes del ingeniero D. Amalio Maestre para hacer el estudio de las minas de
carbón de San Joan de les Abadeses (Gerona). En 1857 ascendió a jefe de 2ª clase, siendo
destinado a Granada. En Febrero de 1859 fue nombrado jefe del Distrito minero de Barcelona, y en
abril del mismo año, fue nombrado director del establecimiento minero de Almadén. De allí pasó a la
Jefatura de Burgos en Julio de 1860, y al año siguiente fue destinado al servicio del distrito de
Zaragoza, del que fue nombrado Jefe en enero de 1863, ascendiendo en Julio de dicho año a
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
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Ingeniero Jefe de 1ª clase del Cuerpo de minas.En la Exposición Aragonesa que se celebró en
Zaragoza en 1868 obtuvo un premio por las colecciones y estudios que presentó acerca de la minería
de la provincia. Falleció en Zaragoza, su ciudad natal, en 1876.
2. PLANO GEOGNÓSTICO DE UNA PARTE DE LAS
GUADALAJARA
PROVINCIAS DE TERUEL Y
En la biblioteca del IGME, se encuentra un ejemplar de un mapa titulado: “Plano geognóstico
de una parte de las provincias de Teruel y Guadalajara”, catalogado como R-2595, y con la referencia
topográfica IGNÍFUGO 6-49. Se trata de un documento inédito.
Su autor es Santiago Rodríguez, según se observa en el rótulo situado en la parte interior
izquierda. En el reverso, una etiqueta a lápiz indica Mapa geológico de Albarracín, por S. Rodríguez.
El mapa está dibujado en una hoja de un tamaño de 420 mm x 264 mm. En la hoja, se
observan muy marcadas las huellas de haber sido doblada en cuatro partes. El dibujo es a tinta y está
coloreado a la aguada. Un recuadro de 325 x 234 mm, trazado a tinta con doble línea continua,
enmarca el dibujo. El mapa está orientado con el norte en un ángulo de 120º respecto a la orientación
de la hoja de papel (Figura 1).
La zona cartografiada representa el sector NE de la provincia de Teruel en los Montes
Universales y Sierra del Tremedal, si bien también incluye una pequeña porción de la provincia de
Guadalajara. Abarca una superficie aproximada de 600 km2, que comprende las localidades, que
vienen indicadas en el mapa: Albarracín, Orihuela del Tremedal, Bronchales, Monterde, Motos,
Royuela, Calomarde, Torres, Noguera, Tramacastilla, Calomarde y Villar del Cobo.
El relieve está representado por un sombreado a plumilla. La red hidrográfica se distingue por
no estar sombreada. Los caminos están dibujados por una doble línea paralela. Los topónimos
geográficos aparecen representados por letras, los pueblos con letras mayúsculas y los parajes y red
fluvial con letra minúscula. La leyenda de los signos topográficos se encuentra en la parte superior
derecha.
La escala, gráfica, está expresada en varas castellanas y aparece dibujada en la parte inferior
derecha del mapa. El mapa está a una escala aproximadamente 1:100 000.
El contacto entre las distintas unidades resulta difícil de distinguir pues está enmascarado por
el sombreado del relieve de la base topográfica. Las diferentes unidades tan solo se pueden
reconocer por el color de la aguada. Además, debido a la antigüedad del documento original, los
colores se han deteriorado.
En la parte superior derecha del mapa, se adjunta una leyenda en la que se indican los
materiales cartografiados. El autor distingue quince unidades litológicas distintas, que luego agrupa
en cinco sistemas. Está ordenada en orden inverso a los formatos convencionales actuales, con los
materiales más antiguos en la parte superior. De todas formas, hay que reseñar que la leyenda es
algo confusa, pues mezcla cronologías con las litologías. El pórfido aparece individualizado y no le
asigna edad alguna.
La dirección de las capas y el buzamiento de las mismas aparecen representados en un gran
número de puntos en el mapa con una simbología análoga a la que actualmente se utiliza.
En relación con el contenido geológico de la obra, queremos destacar, como ya se ha
expuesto, que no aparece dibujado el contacto entre unidades y el límite entre ellas tan solo se puede
distinguir por las distintas tonalidades de la aguada o por la ocasional presencia de una trama
punteada. Por este motivo, la diferenciación de los “terrenos”, ha sido difícil de apreciar, además, y
el tipo de aguada utilizado y la propia antigüedad del mapa no facilitan la tarea.
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3. LAS PUBLICACIONES SOBRE LA GEOLOGÍA DE LA SIERRA DE ALBARRACÍN DE S.
RODRÍGUEZ EN 1851
Santiago Rodríguez publicó en la Revista Minera en 1851 dos artículos científicos. Como se ha
indicado, éstos eran el resumen de una memoria más extensa realizada por el autor sobre los
terremotos que afectaron esa comarca en 1848. El primero de ellos se titula: “Descripción geológica
del antiguo corregimiento de Albarracín en la provincia de Teruel”, Revista Minera t. II (1ª serie) pag.
39 y 65; y el segundo, “Efectos observados en Albarracín y otros pueblos de su partido dónde se han
experimentado con mayor intensidad los terremotos acaecidos en el otoño de 1848”. En el primero se
hace una detallada descripción de la geología de la zona mediante itinerarios y con reiteradas
referencias a las localidades de la región, lo que permite situar geográficamente, con gran precisión,
sus observaciones de campo. Sin embargo, hay que señalar que en la publicación no se hace
ninguna referencia al mapa, aunque ambos (publicación y mapa) coinciden exactamente en los
límites de la zona estudiada, y la división litoestratigráfica de los materiales.
En los artículos de Revista Minera, se consideran las rocas más antiguas que afloran son las
que constituyen la “parte culminante de la gran Sierra de Albarracín” y de parte de la Sierra del
Tremedal (los relieves destacados de la zona central y de la parte derecha del Mapa y que son los
esquistos, pizarras y cuarcitas que las atribuye al “Terreno siluriano y devoniano” y que actualmente
se considera que corresponden al Ordovícico y Silúrico. El pórfido diorítico, al que considera ya como
una roca eruptiva, lo describe afectando a las pizarras y cuarcitas. En la actualidad se sigue
interpretando a este afloramiento como un pórfido andesítico-dacítico en Noguera y en Bronchales
como coladas dacíticas y tobas riolíticas.
También incluye en este núcleo más antiguo los afloramientos de las denominadas “masas
metamórficas aunque en su concepto pertenecen al miembro inferior de lo que se denomina arenisca
roja moderna superior o trías de los alemanes”. Es decir el autor sospecha ya que las areniscas rojas
deben corresponder al Triásico en facies germánica. En la “arenisca roja moderna superior” diferencia
un miembro inferior, al que le identifica con las facies Buntsandstein. Igualmente le ocurre con otros
afloramientos similares y con “capas siliceo-margosas, amarillas y verdes, etc.”; así como arcillas con
niveles de yesos de la parte alta de esas areniscas y que dan paso a las calizas del Lías y a los que
relaciona con la “parte superior de la arenisca roja moderna o el miembro keuper”. Esta identificación
que aparece descrita en el artículo no aparece en el mapa.
Aunque las facies Buntsandstein y Keuper estén identificadas, no lo están en sus trabajos las
facies Muschelkalk, y que si están presentes en la zona. No obstante, en el mapa el autor diferencia
una “caliza devoniana y de montaña” que por su posición estratigráfica podría corresponder a las
calizas de la Facies Muschelkalk. En dicho texto el autor habla a veces de una caliza compacta,
metamórfica y con falta de fósiles que quizás corresponda también al Triásico o a la base del
Jurásico. Dentro de ese confusionismo también se debe destacar un tramo que en la leyenda
denomina “Terreno permeano” y que aparece con la denominación de “Se sospecha”, tramo que
resulta difícil de identificar en el mapa y el autor probablemente debió dudar en asignarlo a la
“arenisca roja moderna superior”.
Llama la atención la diferenciación en el mapa así como la descripción en el citado artículo que
Santiago Rodríguez hace sobre el Jurásico. En relación con los términos basales, destaca la
existencia de un conjunto calcáreo sin apenas fósiles formado por “caliza compacta y metamórficas
en muchos puntos” que se sitúa inmediatamente por encima del grupo de la “arenisca roja moderna
superior” y que atribuye a la parte más baja de los terrenos jurásicos e insiste sobre los efectos del
metamorfismo que estas rocas han sufrido e incluso hace referencia a “la caliza del Lías
metamórfica”. No se sabe bien si estas corresponden a los niveles carbonatados más bajos del
Jurásico inferior o realmente son carbonatos de la facies Muschelkalk, no identificada en el trabajo.
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
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El Jurásico recibe especial atención en la cartografía y su diferenciación se corresponde
también con la parte descriptiva del artículo relacionado. Como ya se ha expuesto, cartográficamente
se diferencian cinco grandes unidades: Lías, “Grande oolita”, “Oxford”, “Coralino” y “Portland”.
El Lías corresponde al conjunto carbonatado azoico que se sitúa por encima de la “arenisca
roja moderna superior” y que se extiende por todo el entorno que rodea a la llamada “parte
culminante de la gran Sierra de Albarracín”, extendiéndose por una buena parte del área abarcada
por el mapa. No obstante el autor parece diferenciar dos conjuntos: un Lías afectado por un
metamorfismo al parecer como consecuencia de las intrusiones del pórfido y otras rocas volcánicas y
otro, al que denomina “Lías no influido”, rico en fósiles que “careciendo de indicios metamórficos”
sobre el que se ubica sobre la ciudad de Albarracín o los alrededores de Calomarde. Esta unidad se
correspondería con la Fms. Imón, Cortes de Tajuña y Cuevas Labradas, y que sobre sus materiales
se desarrollan algunas dolinas que para el autor son objeto de atención e incluso algunos de sus
escarpes llega a relacionarlos con los movimientos sísmicos de la región que le obligaron a llevar a
cabo los estudios.
La “Gran oolita”, unidad que el autor la sitúa por encima del Lías parece corresponderse con el
conjunto calcáreo atribuido a Gr Chelva. Correspondería al Jurásico medio en líneas generales,
pudiendo llegar hasta el Calloviense inferior es decir al Jurásico medio y su litología calizas tableadas,
oolíticas en ocasiones y a veces con sílex es un claro referente en la región.
El denominado “Oxford” por las referencias dadas se corresponde con la formación basal del
Gr Turia, por lo que el tramo de las margas, arcillas y limolitas correspondería a la Fm Arroyo Frío, y,
el “Coralino” seria el equivalente a las calizas con esponjas también del Oxfordiense, por lo que el
denominado Pordtland correspondería al resto del Jurásico superior e incluiría la ritmita calcárea de
Loriguilla, y las calizas oolíticas y oncolíticas de la Fm Higueruelas.
En relación con el Cretácico, el autor en la cartografía diferencia dos tramos sin hacer
referencia a su litología: el “Cretáceo inferior” y el “Cretáceo superior”. En el artículo de la Revista
Minera hace referencia al “grupo cretáceo representado por la arenisca verde” aflorando por encima
de los terrenos jurásicos al S. y SO de Calomarde; sin embargo, en dicho artículo puntualiza las
características de cada uno de ellos. Así, el Cretáceo inferior seria detrítico y estaría representado por
bancos de areniscas y arenas blancas y amarillentas con niveles ferruginosos y que hacia techo
parecen contener fósiles marinos de carácter litoral. Estos niveles corresponderían a la facies Utrillas
y quizás en algunas zonas los más inferiores a la facies Weald, litosomas tan característicos de esta
región de la C. Ibérica. El Cretácico superior es calcáreo al igual que en otros puntos y contiene
abundantes fósiles marinos característicos de este periodo.
La descripción de los materiales se realiza en dos partes. En primer lugar describe los
materiales en forma de itinerario describiendo la geología zona a zona; en la segunda parte del
artículo, describe las unidades litológicas según la edad que les atribuye, el orden de descripción es
de más antiguo a más moderno.
Respecto a la estructura de los terrenos, Rodríguez observa y describe que los estratos se
encuentran inclinados, y que existen estructuras plegadas. Como explicación, en la página 71,
sostiene que las sublevaciones de los terrenos se han producido por la intrusión de rocas ígneas, en
este caso pórfidos dioríticos. El autor cita un gran número de especies fósiles del Jurásico que fueron
clasificadas por Ramón Pellico.
Respecto a los recursos minerales, Rodriguez da noticia de las minas y salinas que se
encuentran en la zona estudiada, así como las ferrerías. Menciona también la presencia de cristales
de cuarzo (jacintos de Compostela) y teruelita en las facies Keuper.
En la descripción dedica especial atención a las dolinas, muy frecuentes en la Sierra de
Albarracín, pues atribuye su formación a los fenómenos sísmicos. Con mayor detalle describe las
dolinas de la zona de “Hoyos de Bronchales”, que se encuentran en las calizas jurásicas. El autor
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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desconoce el fenómeno de karstificación y asocia su génesis a hundimientos parciales que
sucedieron en época lejanas. Considera que se han formado como consecuencia de los seísmos
(recientes y antiguos), y a consecuencia de la explosión de gases. Tambioén hace referencia a la
disyunción columnar en los sills andesíticos de las inmediaciones de Noguera
El segundo artículo que Rodríguez publica en Revista Minera consiste en una relación de los
efectos producidos por los terremotos ocurridos en la Sierra de Albarracín los días 2 y 3 de octubre de
1848. El autor hace una descripción de los daños causados en edificios, y anota cuidadosamente
todos los efectos producidos por el seísmo y que le han referido los habitantes de la zona. Rodríguez
también recogió testimonios de terremotos sucedidos en la zona en años anteriores.
En la época en que Santiago Rodríguez realizó sus trabajos geológicos en Albarracín, se
estaban definiendo en Europa los sistemas geológicos en base a la paleontología, y en España se
empiezan a identificar éstos. El trabajo de Santiago Rodriguez intenta poner en práctica estos
avances.
En este sentido, la publicación de los Elementos de Geología de Charles Lyell, por parte de
Joaquín Ezquerra del Bayo, influyeron en Rodríguez poderosamente. En numerosos párrafos de su
obra se puede comprobar cómo interpreta los fenómenos geológicos de acuerdo con Lyell. Así,
considera que el levantamiento de las montañas puede estar influido por la existencia de rocas
ígneas, que aunque no afloren, deforman las capas, y las levantan. Del mismo modo, interpreta que
las causas de los terremotos pueden estar en los hundimientos producidos en cavidades kársticas,
muy abundantes en la región.
El ámbito geográfico de las publicaciones de Santiago Rodríguez sobre la geología de la Sierra
de Albarracín, y los terremotos que allí sucedieron, publicados en Revista Minera, y el mapa R-2595,
de la biblioteca del IGME, Plano geognóstico de una parte de la provincia de Teruel y Guadalajara,
coinciden completamente en el ámbito geográfico de estudio. Así mismo, la leyenda litológica del
mapa concuerda con la diferenciación de las litologías que el autor hace en sus artículos. Además, el
autor indica que ambos artículos forman parte de una memoria, más extensa, realizada para estudiar
los terremotos ocurridos en aquella comarca en 1848. Son estos los motivos que nos indican que, con
toda probabilidad, el mapa se realizó en aquella época y debió acompañar esa memoria inédita, que
hoy permanece extraviada.
De todas formas, queda pendiente descubrir el motivo por el que Rodríguez decidió no publicar
el mapa junto a la memoria en sus publicaciones de Revista Minera. Nos atrevemos a pensar que
quizás al hacer una leyenda tan extensa, en el mapa se hacían muy visibles las carencias de éste y
quizás no se atrevió, pero tan sólo es una conjetura. No es probable que se trataran de problemas de
edición, ya que dicha publicación se acompañaba habitualmente de ilustraciones.
4. CONCLUSIONES
El mapa de la Sierra de Albarracín fue realizado hacia 1849 y acompañaba a una memoria
sobre los efectos de los terremotos de 1848. Por lo tanto, debe considerarse un trabajo precursor en
la realización de cartografía geológica para riesgos geológicos
Santiago Rodriguez, su autor, publicó entre 1851 y 1855 una serie de trabajos geológicos muy
notables. La cartografía de la Sierra de Albarracín es muy precisa, y detallada, con una escala no
usual en los trabajos de esa época. Define los principales rasgos geológicos de la Sierra de
Albarracín, destacando la diferenciación de unidades jurásicas utilizando la paleontología.
Al quedar inédito el mapa, se perdió una importante información, que hubiese contribuido al
conocimiento geológico de este sector de la Cordillera Ibérica.
Un mapa geológico inédito de la Sierra de Albarracín (C. Ibérica) de Santiago Rodríguez
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escala 1:50 000. Explicación de la hoja nº 541 Santa Eulalia (Teruel). IGME.
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 1009-1016.
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EL CONTENIDO GEOLÓGICO EN REVISTAS CIENTÍFICAS MEXICANAS DEL
SIGLO XX: UNA REVISIÓN TEMÁTICA
Oscar H. Jiménez Salas
(1)
(1) Instituto Nacional de Antropología e Historia, México D.F., México, oscar_jimenez@inah.gob.mx
Resumen
En este trabajo se presenta y discute una revisión de diferentes revistas científicas aparecidas
en el siglo XX en México, cuya temática geológica refleja el desarrollo de la geología en este periodo
histórico reciente. En primer lugar, se observa la separación de la geología de otras ciencias
naturales y sociales, tales como la química, la biología, la antropología, entre otras. Luego, la
geología se consolida como una ciencia aplicada, al insertarse en el campo de las ciencias exactas e
ingenieriles. Finalmente, varias disciplinas de la geología se reclaman, ellas mismas, ciencias
independientes y se agrupan en las denominadas ciencias de la Tierra o ciencias geológicas.
Palabras Clave: Revistas científicas mexicanas, Historia de la Geología, México, Siglo XX.
THE GEOLOGICAL CONTENT IN MEXICAN SCIENTIFIC JOURNALS FROM THE
TWENTIETH CENTURY: A THEMATIC REVIEW
Abstract
In this paper is presented a thematic review about the geological content in different scientific
periodicals that were published in the twentieth century in Mexico. First, it is found a separation of the
geological disciplines from others natural and social sciences, such as chemistry, biology, and
anthropology. Second, the pragmatic practice of geology enabled it to become a mainly part of the
engineering and experimental sciences. Finally, there was a tendency of the geological disciplines to
become independent sciences although it was not achieved. These interpretations are significant in
the understanding of the historical development of geology in Mexico, during the twentieth century.
Keywords: Mexican scientific journals, History of geology, Mexico, Twentieth Century.
1. INTRODUCCIÓN
En México, durante la segunda y tercera parte del s. XIX, y primeras décadas del s. XX,
aparecieron diferentes publicaciones periódicas que trataban temas literarios, religiosos, políticos,
económicos, filosóficos, periodísticos, divulgativos y, desde luego, científicos [LANDA LANDA, 2006].
Entre éstos últimos se incluían aspectos zoológicos, botánicos, geográficos, médicos, astronómicos,
geológicos, agrícolas, arqueológicos, y antropológicos. Eran tiempos en que los límites entre las
diferentes actividades científicas no se distinguían claramente. En el caso de las ciencias naturales se
ponía énfasis en la recolección, descripción, clasificación y explotación de la naturaleza como una
1009
1010
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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herencia que provino desde el s. XVIII y siguió en el s. XIX. De su parte, las ciencias sociales y/o
humanas, trataban de parecerse a las ciencias naturales concediéndose un estatuto científico. En el
caso particular de la geología mexicana esta etapa decimonónica fue muy clara pues la geología se
profesionaliza al final del s. XIX [TRABULSE, 2005; AZUELA BERNAL, 2011; URIBE SALAS, 2013].
También surge el interés por publicar periódicamente resultados científicos y técnicos en
1
documentos, tales como anales, revistas, monografías, y boletines . En este contexto, presentamos
una breve revisión de algunas de las más importantes publicaciones de carácter científico, impresas
en el s. XX de México, que contienen temas de geología. El análisis general comprende
aproximadamente 27 publicaciones científicas, referidas a instituciones o asociaciones y a sus
órganos de difusión, las cuales pueden ser agrupadas en tres temporalidades: 1) los dos últimos
tercios del s. XIX; 2) la primera mitad del s. XX; 3) la segunda mitad del s. XX.
2. ÚLTIMOS TERCIOS DEL S. XIX
Una de las instituciones más antiguas en el continente americano es el Instituto Nacional de
2
Geografía y Estadística (INGE) creado en el año de 1833 . Este instituto publicó en marzo de 1839 su
órgano informativo: Boletín del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (BINGE). Pero, en 1850,
este instituto gubernamental se transformó en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística
(SMGE), la cual publicó en 1851, el primer número de su Boletín de la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística (BSMGE). El BSMGE se caracterizó por su contenido estadístico, geográfico,
geológico, arqueológico, cartográfico, además de inventarios sobre recursos naturales, lenguas
indígenas, costumbres, tradiciones y culturas.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN) se fundó en 1868 y desapareció en 1914,
volviendo a resurgir en 1939 [HERRERA, 1939]. Desde su creación y a lo largo de tres series, la SMHN
comenzó a editar el periódico científico La Naturaleza (1868-1914) cuyos contenidos trataban temas
geológicos, paleontológicos, botánicos, mineralógicos, zoológicos, y misceláneos. Después de una
interrupción forzada, este periódico ya no siguió publicándose, y en 1939 nació en su lugar la Revista
Mexicana de Historia Natural (RMHN) con el objetivo de presentar trabajos de las Ciencias Naturales
[BELTRÁN, 1948], aunque se concentró más en temas de biodiversidad, ciencias ambientales, ecología
y agronomía [GÍO ARGAÉZ and LÓPEZ OCHOTERNA, 2001]. Desde el año 2005, tanto la RMHN como la
3
misma SMHN se encuentran sin actividad notoria .
La Sociedad Científica Antonio Alzate (SCAA) fue fundada en 1884 por iniciativa de
compañeros procedentes de otra asociación denominada Sociedad Científica Franklin, y de miembros
del Instituto Anglo-Franco-Americano [AZUELA BERNAL, 1996]. La SCAA empezó a publicar en 1887 su
órgano de divulgación denominado Memorias y Revista de la Sociedad Científica Antonio Alzate
(MRSCAA). Las MRSCAA fueron publicadas hasta el año 1925, después fueron suspendidas y
reiniciaron en 1934. El nombre de la SCAA cambió al de Academia Nacional de Ciencias Antonio
Alzate (1934-1942). Las MRSCAA tuvieron una amplia riqueza temática: matemáticas, física, química,
astronomía, geografía, arqueología, historia, geología, mineralogía, botánica, zoología, antropología,
4
medicina, farmacia, educación y ciencias sociales, situación que duró aparentemente hasta 1964 .
Otra importante publicación fue la llamada Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia
y Etnografía (AMNAHE). Los AMNAHE en su primera época, de 1877 a 1903, abarcaron temas de
historia, arqueología, etnología, lingüística, paleontología, zoología y mineralogía, entre otras más
1
El término boletín tuvo la acepción común de referirse a los documentos científicos impresos periódicamente durante los
siglos XIX y XX mexicanos, aunque llegó también a tener el significado de noticia o información general.
Véase https://www.lavozdelnorte.com.mx/semanario/2013/03/24/juarez-y-la-sociedad-mexicana-de-geografía-y-estadistica/ .
3
El enlace electrónico https://smhn.org.tripod.com/ está inactivo desde el año 2000, aproximadamente.
4
Véase para algunos detalles https://www.palaciomineria.unam.mx/eventos/ant_memorias_y_revistas.htm/.
2
El contenido geológico en revistas científicas mexicanas del siglo XX: una revisión temática
1011
__________________________________________________________________________________________
[MONZÓN, 1948]. En su segunda época, de 1903 a 1909, continuaron con la misma temática y
agregaron botánica y geología. Su tercera época comenzó en 1909 y terminó en 1913, pero sus
temáticas se concentraron en historia, biografía, arqueología, lingüística y etnología. Se suspendió su
publicación de 1913 hasta 1922, año en el que se reanuda una cuarta época que termina en 1933. En
1934 se inició la quinta época que terminó en 1938 con la publicación de tres tomos. Mientras tanto,
en 1939 fue creado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) [YÁÑEZ REYES, 2006] y,
entonces, la publicación de los AMNAHE fue sustituida por los Anales del Instituto Nacional de
5
Antropología e Historia (AINAH) [MONZÓN, 1948a].
3. PRIMERA MITAD DEL S. XX
Durante la primera mitad del s. XX continuó la costumbre de publicar en una sola revista temas
científicos variados, pero pronto se inició la edición de publicaciones con temáticas específicas. En
ese contexto, el gobierno mexicano promovía a través de miembros destacados de organismos
estatales, educativos y empresariales, el surgimiento de nuevas publicaciones científicas. Un ejemplo
de ello es la creación en 1888 de la Comisión Geológica, la cual se encargaría del estudio geológico
del territorio nacional y de sus recursos minerales [AGUILERA, 1905]. Dicha comisión se convirtió en
1895, por decreto del Congreso General, en el Instituto Geológico de México, y se creó la publicación
oficial denominada Boletín del Instituto Geológico de México (BIGM) [GÓMEZ CABALLERO, 2004]. El
BIGM incluía temas geológicos, mineralógicos, sismológicos, mineros y químicos, principalmente.
En 1904 se formó la Sociedad Geológica Mexicana (SGM) junto con su órgano informativo, el
6
Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana (BSGM) . El BSGM incluyó, desde sus inicios, artículos
de geología básica y aplicada, y de divulgación científica.
La Revista Mexicana de Estudios Históricos (RMEH) se inauguró en 1927 con temas históricos,
arqueológicos, y prehistóricos, muchos de ellos ligados con aspectos geológicos. Posteriormente, su
temática se concentró en los estudios antropológicos, por lo que en 1937 cambia su nombre al de
Revista Mexicana de Estudios Antropológicos (RMEA), convirtiéndose en el órgano de difusión de la
Sociedad Mexicana de Antropología (SMA).
Los Anales del Instituto de Biología (AIB) son creados en 1930 por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), los cuales abordaron temas biológicos, paleontológicos y geológicos.
En la segunda parte del s. XX, los AIB ajustaron sus temáticas hacia la biología y la ecología, y en
2005, cambian su nombre al de Revista Mexicana de Biodiversidad (RMB).
La publicación Ciencia-Revista hispano americana de ciencias puras y aplicadas (C-RHACPA)
7
se editó desde 1940 hasta 1975 , y tuvo un impacto muy grande en México y en el extranjero. En ella
se publicaron trabajos de biología y medicina, entre otros, aunque se incluyeron también aspectos
geológicos. La C-RHACPA fue generada e impulsada por los científicos españoles del exilio en
México y aportó una producción científica de alto nivel [CARAPETO, PULGARÍN, y COBOS, 2002;
ARGUETA PRADO, 2008; LANDA LANDA et al., 2009].
4. SEGUNDA MITAD DEL S. XX
En la segunda mitad del s. XX se consolidan una gran variedad de revistas con temáticas
específicas, iniciándose con ello un viraje hacia la aplicación de las ciencias básicas en las
5
Véase http://www.mna.inah.gob.mx/anales.html.
Véase http://www.sociedadgeologica.org.mx/historia.html.
7
Véase la editorial del primer número de la revista en: http://www.edaddeplata.org/tierrafirme_jae/revistaciencia/index.html/.
6
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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actividades industriales y de desarrollo económico. Así, aparecen revistas de contenido geológico
aplicado, algunas de las cuales mantienen su periodicidad, otras se publican irregularmente, y unas
más desaparecen. Entre las publicaciones se tienen las siguientes.
El Boletín de la Asociación Mexicana de Geólogos Petroleros (BAMGP) que nació en 1949 con
la finalidad de publicar estudios geológicos y geofísicos ligados a la industria petrolera. El BAMGP ha
8
sido publicado por medio de la Asociación Mexicana de Geólogos Petroleros (AMGP) y sigue
apareciendo aunque de manera irregular.
9
La revista Geotecnia órgano oficial de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica (SMIG)
(antes llamada Sociedad Mexicana de Mecánica de Suelos) se fundó en 1957 para publicar, hasta la
fecha, temáticas vinculadas a las ingenierías civil, geológica y geofísica.
Por su parte, el Boletín de la Asociación Mexicana de Geofísicos de Exploración (BAMGE)
aparecido en 1960 como parte de la Asociación Mexicana de Geofísicos de Exploración (AMGE),
10
publica estudios de carácter y aplicación geofísica, particularmente sobre métodos de exploración .
11
En 1961 nace la revista Geofísica Internacional (GI) y un boletín informativo denominado
revista GEOS, ambos auspiciados por el Instituto de Geofísica de la UNAM. Las dos revistas
12
aparecen poco después de que en 1960 se fundara la asociación Unión Geofísica Mexicana (UGM) .
Los Anales de Antropología (AA) se inician en 1964 en una sección del Instituto de
Investigaciones Históricas de la UNAM, para publicar tópicos de antropología física, arqueología,
etnología y lingüística [VILLANUEVA, 2001]. Luego, en 1973, la sección se convirtió en el Instituto de
Investigaciones Antropológicas [NIETO HERNÁNDEZ, 1988], donde se continúan publicando los AA.
El Boletín del Instituto de Geografía (BIG) apareció en 1969 con la finalidad de publicar
estudios geográficos de índole económica, humana, social y física, realizados en el Instituto de
13
Geografía de la UNAM. En 1990, el BIG cambió al nombre de Investigaciones Geográficas .
14
La Asociación Geohidrológica Mexicana (AGM) se constituyó en 1973 con el objetivo de
reunir a los estudiosos del agua subterránea en México [ARREGUÍN, 1989]. Aparentemente tuvo un
órgano informativo propio denominado El Manantial, pero no se tiene información verídica sobre ello.
La Revista del Instituto de Geología (RIG) perteneciente al Instituto de Geología de la UNAM,
publicó temas geológicos desde 1973, año de su primer número, hasta 1994 cuando cambió su
15
nombre a Revista Mexicana de Ciencias Geológicas (RMCG) , la cual se edita hasta el presente.
Los Anales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (AICML) iniciaron su publicación en
1981, y tuvieron como antecedente a los Anales del Centro de Ciencias del Mar y Limnología que se
publicaron desde 1974, después de haberse fundado dicho centro de la UNAM, en 1973. El objetivo
16
fue realizar y publicar investigaciones de ecosistemas, de recursos acuáticos y de geología marina .
El folleto Minería y Metalurgia (MM) fue el órgano de difusión de la Asociación de Mineros,
17
Metalurgistas y Geólogos de México (AMMGM) , la cual surge en 1955 para tratar temas de geología
minera y de minería en general. La MM publica 60 números para luego ser sustituida, en 1973, por la
revista denominada Geomimet, la cual aparece en su primer ejemplar con el número 61.
En 1949, se fundó el Instituto Nacional para la Investigación de los Recursos Minerales
(INIRM). En 1955, el INIRM se transformó en el Consejo de Recursos Naturales No Renovables
(CRNNR), el cual en 1976, fue sustituido por el Consejo de Recursos Minerales (CoReMi o CRM). El
CoReMi fundó, en 1994, el Boletín Técnico COREMI (BTCOREMI) como una publicación de carácter
8
Véase: http://www.amgp.org/.
Véase https://www.smig.org.mx/.
10
Véase https://www.amge.org/.
11
Véase http://www.raugm.org.mx/publicaciones/GeofisicaInternacional/.
12
Véase https://www.ugm.org.mx/.
13
Véase http://www.journals.unam.mx/index.php/rig.
14
Véase http://www.agm.org.mx/.
15
Véase http://satori.geociencias.unam.mx/index.html.
16
Véase http://www.icmyl.unam.mx/.
9
El contenido geológico en revistas científicas mexicanas del siglo XX: una revisión temática
1013
__________________________________________________________________________________________
interno. Después, en 2005, se inició la transformación de CoReMi en una nueva institución
18
denominada Servicio Geológico Mexicano (SeGeMex) , el cual funda la revista Geociencia, y cuyo
19
primer número se publicó en 2007 . Dicha revista se publicó cuatrimestralmente hasta 2009, pero en
la actualidad se encuentra interrumpida.
20
La Asociación Geotérmica Mexicana (AGM) , ha tenido como órgano de información técnica la
publicación Geotermia-Revista Mexicana de Geoenergía (GRMG), anteriormente denominada Revista
21
Geotermia (1986-2004) . La GRMG ha tenido varias épocas de edición semestral (1986-2004, 20042012 y 2013 hasta el presente) vinculadas con la Gerencia de Proyectos Geotermoeléctricos de la
Comisión Federal de Electricidad.
La Sociedad Mexicana de Paleontología (SOMEXPAL) se fundó en el año de 1986 y con ella
salió el primer número de la Revista de la Sociedad Mexicana de Paleontología (RSMP) que incluyó
investigaciones paleontológicas. La RSMP desapareció en 2001 debido a la falta de comunicaciones.
La Sociedad Mexicana de Mineralogía (SMM) se fundó en 1984 con el propósito de difundir y
comunicar conocimientos sobre mineralogía y minerales principalmente mexicanos. Su órgano de
22
difusión surgió en 1985 y se denominó Boletín de Mineralogía (BM) , el cual se publicaba de forma
no periódica y, actualmente, está suspendido.
23
La asociación Instituto Nacional de Geoquímica es una de las más importantes en México
desde 1990, y publica únicamente las actas de sus congresos nacionales que iniciaron en 1995.
La Sociedad Mexicana de Geomorfología (SMG) apareció en 1994, aunque con antecedentes
24
desde 1986 . La SMG no tiene un órgano de difusión en forma de revista, sino que publica las
comunicaciones de temática geomorfológica que se presentan en sus reuniones oficiales.
La Asociación Mexicana de Limnología (AML) surgió en el año de 1998 en respuesta al
25
deterioro de los ecosistemas continentales acuáticos mexicanos . La AML no tiene una revista pero
ha editado un boletín de noticias, cuyo primer número empezó en 2012, en formato electrónico.
26
En 1984 se fundó la Asociación de Oceanólogos de México (ASOCEAN) con el fin de
promover los océanos y el uso racional de los recursos marinos mexicanos. En 2010 publicó el
Boletín ASOCEAN (BASOCEAN), para aportar notas informativas a sus socios. La ASOCEAN
impulsa estudios de oceanografía física, biológica, química y geológica a través de sus congresos.
5. DELIMITACIÓN TEMÁTICA DURANTE EL SIGLO XX
A manera de conclusión se presenta una serie de tres tablas en las que se muestra el nombre
de la asociación y su revista, luego el desarrollo temporal de esta última y, por último, su temática
principal. En la tabla 1 se observan las principales publicaciones que surgieron en el s. XIX, pero que
a lo largo del s. XX modificaron su periodicidad o desaparecieron.
También, se presentan revistas que aparecen en la primera mitad del s. XX, en las que es
notorio su carácter multitemático tanto en disciplinas de las ciencias naturales como en las de
ciencias sociales. Solamente dos boletines conservan su misma temática geológica: el Boletín de la
Sociedad Geológica Mexicana y el Boletín del Instituto Geológico de México.
17
Véase https://www.geomin.com.mx.
Véase https://www.sgm.org.mx/.
19
Véase Editorial de la Revista Geociencias del Servicio Geológico Mexicano nº, 2007, año 1, nº.1, p.2.
20
Véase https://www.geotermia.org.mx/.
21
Véase Editorial de la Revista Mexicana de Geoenergía, 2004, vol. 17, n1. 1, julio-diciembre, p.1.
22
Véase http://www.geocities.ws/smexmineralogia/boletin.htm.
23
Véase http://www.inageq.org.mx/.
24
Véase http://www.smg.igg.unam.mx/.
25
Véase https://amlac.mx/.
18
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
__________________________________________________________________________________________
Tabla 1. Asociaciones y sus respectivos órganos de difusión que se originaron en el siglo XIX y primera mitad del
s. XX, los cuales incluyeron temas geológicos.
En contraste, las publicaciones aparecidas en la segunda mitad del s. XX tendieron a una
sola temática o se ajustaron a una ciencia aplicada, por ejemplo, la geología del petróleo o la
geotecnia (tablas 1 y 2). No obstante, las revistas Geofísica Internacional y la Revista Mexicana de
Ciencias Geológicas conservaron el amplio espectro de la investigación geológica y geofísica (tabla
2). También, durante la segunda parte del s. XX, hubo revistas que preservaron su contenido de
ciencias sociales, tales como las revistas Anales de Antropología, e Investigaciones Geográficas, aun
cuando incluyeron tópicos que pueden circunscribirse en la temática geológica.
Tabla 2. Asociaciones y sus respectivos órganos de difusión que se originaron en la segunda mitad el siglo XX, y
que incluyeron temas geológicos.
En el último cuarto del s. XX, continuaron saliendo revistas de contenido geológico
perteneciente a las ciencias aplicadas o ingenieriles, por ejemplo, Geoenergía-Revista Mexicana de
26
Véase http://www.asocean.org/.
El contenido geológico en revistas científicas mexicanas del siglo XX: una revisión temática
1015
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Geotermia, o la revista Geomimet. Aunado a lo anterior, se nota claramente un intento de generar
publicaciones en disciplinas que se consideraban anteriormente parte de las ciencias naturales, o de
la geología misma, y que ahora se asumen como ciencias independientes, entre ellas se pueden
mencionar a la mineralogía, la paleontología e, incluso, la geomorfología (tabla 3).
Tabla 3. Asociaciones y sus respectivos órganos de difusión que se originaron en el último cuarto del s. XX
mexicano, cuya temática geológica puede estar tanto en las ciencias aplicadas como en las ciencias de la tierra.
En resumen, durante más de un siglo se han editado y distribuido boletines y revistas cuyo
contenido geológico se ha ajustado al pasar de la geología como ciencia natural, a la geología
aplicada como parte de las ciencias exactas e ingenieriles y, de ellas, a las Ciencias de la Tierra,
consideradas ahora como un amplio campo del espectro académico y de aplicación práctica.
5. COMENTARIOS FINALES
De las 27 asociaciones consideradas, 10 ya no editan una revista o se encuentra suspendida
su publicación, y dos de ellas publican memorias o actas de sus eventos nacionales. En las revistas
que han publicado aspectos geológicos es evidente el incremento en temas de las ciencias aplicadas
y de la ingeniería.
Por último, las revistas mexicanas aparecidas durante el s. XX, cuyo contenido es
primordialmente académico, fueron auspiciadas por instituciones educativas y gubernamentales,
mientras que las de aplicación práctica han recibido apoyo de las empresas, de las respectivas
asociaciones civiles, y/o del gobierno mismo.
Las comunicaciones o artículos publicados se refirieron principalmente a estudios de regiones
mexicanas, aunque en el tercio final del s. XX, se incluyeron con frecuencia trabajos de otras regiones
del mundo. La investigación básica y de divulgación fue una característica de las primeras décadas,
en contraste con la mayor influencia de la investigación aplicada en el sector industrial y de desarrollo
económico durante la segunda mitad del s. XX.
1016
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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CAPÍTULO 13
CIENCIA Y CREENCIA EN LA GRAN
GUERRA: ESTÁNDARES Y
PROPAGANDA
SCIENCE AND BELIEF IN THE GREAT
WAR: STANDARDS AND
PROPAGANDA
1017
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 1019-1026.
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LAS ENFERMERAS TAMBIÉN POSAN:
REPRESENTACIONES DE LOS CUIDADOS EN LA GRAN GUERRA
Dolores Martín Moruno
(1)
(1) Institut Ethique, Histoire et Humanités, Université de Genève, Suiza, dolores.martinmoruno@unige.ch
Resumen
Este estudio examina la experiencia de las mujeres como enfermeras voluntarias durante la
Gran Guerra basándose, para ello, en el material fotográfico conservado en el CICR. La importancia
que adquirió la representación de la enfermera en la cultura visual producida durante esta guerra se
explica por la campaña de reclutamiento puesta en marcha por los comités nacionales de la cruz roja
destinada a formar la población femenina como personal sanitario.
Un análisis de los temas más recurrentes asociados a las fotografías en las que fueron
retratadas las enfermeras durante la Primera Guerra Mundial nos permite no sólo valorar el impacto
que tuvo este conflicto en la estandarización de los cuidados enfermeros, sino reflexionar sobre la
dimensión propagandística que adquirió la representación de la mujer que sacrificaba su vida por
curar a los soldados heridos en el frente.
Palabras Clave: Gran Guerra; Cultura Visual; Historia de la enfermería; Estándares; Propaganda;
CICR.
NURSES ALSO POSE:
REPRESENTATIONS OF CARE DURING THE GREAT WAR
Abstract
Drawing on the photographic material preserved at the ICRC, this study examines women’s
experience as voluntary nurses during the Great War. The importance that the representation of the
nurse acquired in the visual culture produced in warfare is explained, as is the setting up of a
recruiting campaign launched by the national Red Cross committees that was aimed at training the
female population as sanitary staff.
An analysis of the most recurrent issues associated with the photographs in which nurses
were portrayed during WWI will allow us not only to evaluate the impact that this conflict had in the
standardisation of nursing care practices, but also to think about the propagandistic dimension
involved in the representation of the women, who sacrificed their lives to nurse the wounded soldiers
on the front.
Keywords: Great War; Visual Culture; History of nursing; Standards; Propaganda; ICRC.
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1020
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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1. INTRODUCCIÓN
En 1918, Léon Daudet definía la Primera Guerra Mundial como una “guerra total” que consistía
“en la extensión de la lucha, tanto en sus fases agudas como crónicas, a los aspectos políticos,
1
económicos, comerciales, industriales, intelectuales, jurídicos y financieros” [DAUDET, 1918, p. 8] . Sin
entrar en la controversia sobre qué conflicto detenta la prioridad de guerra total, lo que no cabe duda
es que la Primera Guerra Mundial ejemplificó este tipo de contienda al conllevar la movilización de
todos los sectores de la sociedad, reuniendo al conjunto de la población en un esfuerzo bélico
colectivo. Los actores principales de esta guerra no fueron únicamente aquellos jovencitos que
marchaban hacia el frente sin saber muy bien lo que les esperaba, sino también las mujeres, un
sector de la población que se consideraba fundamentalmente antimilitarista. El universo bélico se
había definido, hasta entonces, como un espacio masculino en el que las mujeres sólo se habrían
visto implicadas como víctimas que lloraron la muerte de sus padres, compañeros e hijos [MOSSE,
1986, pp. 491-513]. Sin embargo, si algo demostró la Primera Guerra Mundial es que no eran los
agentes pacifistas que habían poblado la imaginación de los europeos.
Imbuidas de un fiero espíritu patriótico, las mujeres contribuyeron al movimiento de defensa
nacional conduciendo tranvías, fabricando armamento o cultivando las tierras. El poeta D. H.
Lawrence se hizo eco de esta movilización cuando escribía aquellos versos en los que se
preguntaba, con un cierto aire de resentimiento, porqué las mujeres habían apoyado a los hombres
en la decisión de continuar la guerra más mortífera que había tenido lugar hasta el momento, en
Europa [LAWRENCE, 1915, pp. 75-76]:
¿Por qué nos siguieron las mujeres, satisfechas
se alimentaron de nuestras heridas como si fueran pan,
recibieron sobre ellas, nuestra sangre
2
como si fuera una semilla brillante para su plenitud?
Las palabras de Lawrence parecían formular un reproche contra aquellas mujeres que se
habían dejado seducir por las promesas libertadoras de la guerra [GILBERT, 1983, p.424]. En efecto,
esta guerra fue una oportunidad única para que ellas se pusieran literalmente los pantalones, una
prenda de vestir que se convirtió en una de las tendencias del momento reflejando la libertad de
movimiento del cuerpo femenino. A pesar de que este conflicto no pueda ser considerado como el
contexto en el que la mujer europea logró su emancipación, ya que su integración en el mundo
laboral se consideró como algo excepcional, la población femenina disfrutó de una autonomía que
contaba con pocos precedentes históricos. Incluso, algunas de estas mujeres desafiaron los límites
que habían definido tradicionalmente el espacio femenino en tiempos de guerra, es decir, la
retaguardia, al inscribirse como enfermeras voluntarias que se convertirían en heroínas como la
británica Edith Cavell, símbolo de la propaganda de los aliados tras haber sido fusilada, la francesa
Charlotte Maître, que fue condecorada como una patriota más en el Panteón, o las intrépidas
ambulancieras Elsie Knocker y Mairi Chisholm, que utilizaban su moto para trasladar con más rapidez
a los heridos.
A diferencia de los estudios realizados sobre las enfermeras durante la Gran Guerra basados
en fuentes escritas [DARROW, 1996, pp. 80-106; SUMMERS, 1988; y FELL Y HALLETT, 2013], este
estudio analiza la representación de la enfermera voluntaria apoyándose en los documentos
fotográficos producidos durante este conflicto y en particular, en aquellos conservados en el CICR. A
pesar de que las mujeres ya hubiesen sido fotografiadas socorriendo a los soldados heridos durante
1
2
Traducción al castellano de la autora.
Traducción al castellano de la autora.
Las enfermeras también posan: representaciones de los cuidados en la Gran Guerra
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la Guerra de Crimea y la Guerra Civil Americana, los documentos de esta naturaleza eran escasos
debido, de una parte, al complicado proceso que suponía hacer una fotografía y, de otra, a que la
enfermera no podía ser considerada una profesional integrada en los servicios médicos de los
ejércitos.
Si bien es cierto que personalidades como Florence Nightingale y Clara Barton ya, habían
llamado la atención sobre la necesidad de crear cuerpos de enfermeras profesionales, el estatus de la
enfermería continuaba siendo ambiguo al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Mientras esta
actividad había adquirido un cierto reconocimiento en Inglaterra gracias a la creación de escuelas y
de unidades militares, en Francia todavía se discutía la conveniencia de reclutar a voluntarias. La
visibilidad que adquirió la figura de la enfermera en la cultura visual de la Gran Guerra no se debió al
apoyo de las autoridades militares, sino a que organizaciones humanitarias como la Cruz roja
pusieron en marcha campañas para convencer a la opinión pública de la utilidad que suponía reclutar
personal sanitario femenino.
Basándonos en estas premisas históricas, discutiremos a continuación los temas más
recurrentes asociados a la enfermería en la cultura visual producida durante la Gran Guerra con un
doble objetivo. De una parte, intentaremos reflexionar sobre el impacto que tuvo este conflicto en la
estandarización de los cuidados enfermeros mediante la reconstrucción histórica de las prácticas, el
material sanitario y los espacios en los que se ambientaban estas fotografías. De otro lado, un estudio
de este tipo nos ofrece la oportunidad de examinar el significado propagandístico que adquirió la
representación visual de la enfermera en una guerra total, como fue la Primera Guerra Mundial.
2. EL CARÁCTER MORAL DE LA ENFERMERA
La primera fotografía [Figura 1] nos propone abordar la discusión, que se libró en el contexto de
la Gran Guerra, sobre las virtudes que debía encarnar una buena enfermera y que la diferenciaban de
aquellas mujeres frívolas que se habían enrolado como voluntarias con la idea de vivir un idilio
amoroso [DIXON VUIC, 2013, p. 29]. Lejos de la imagen edulcorada que han reproducido muchas
novelas y películas hollywoodenses, esta fotografía nos muestra la preocupación por representar a
las voluntarias de acuerdo a ciertos códigos de conducta, que Nightingale ya había denominado “el
carácter moral de la enfermera” [NIGHTINGALE, 2009, p. 526; y SELLMAN, 1997, pp. 3-11].
En particular, esta imagen se refería a uno de los aspectos más controvertidos del
comportamiento de la enfermera, su sexualidad, al colocar en primer plano a una joven rubia y
sonriente que está rodeada de un grupo de soldados cuyas miradas la convierten en un objeto de
deseo destinado a ser consumido por la visión masculina. Recluidos en un campo de prisioneros,
podemos imaginar que estos soldados rusos habían pasado mucho tiempo sin tener contacto con
alguna mujer y que, por esto, la enfermera aparecía en el punto de mira de la composición visual:
porque las autoridades militares habían señalado su presencia como un indicio del desorden que
podía producirse en los ejércitos.
El peligro de un comportamiento sexual inapropiado no sólo se explicaba por las pulsiones
sexuales de los soldados sino por la propia tarea desempeñada por las enfermeras, ya que muchas
de ellas se vieron confrontadas, por vez primera, a observar un cuerpo masculino desnudo. En
relación a esta problemática, Vera Brittain, miembro de la sección de enfermeras voluntarias británica,
intentaba desmitificar la reputación de chicas fáciles que se habían ganado las voluntarias [BRITTAIN,
2005, p. 165]:
A lo largo de las dos décadas de mi vida, nunca había observado el cuerpo desnudo de un
hombre adulto; incluso, no había vuelto a ver a un niño desnudo desde los años del jardín de
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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infancia, cuando a la edad de cuatro o cinco años solía compartir mis baños por las tardes con
Edward. Por esto, cuando comencé por vez primera a practicar la enfermería había imaginado
verme superada por el nerviosismo y el bochorno pero, para mi alivio, no fui consciente de
nada de esto.
Figura 1. Prisioneros rusos de guerra en un campo alemán cerca de Cracovia. Visita de una enfermera alemana
(Photothèque du CICR, Ginebra, Suiza).
La importancia de la disciplina para forjar el carácter moral no sólo era patente en escritos
como los de Brittain, sino que también era un aspecto apreciable en la representación visual de las
enfermeras ya que los códigos de comportamiento se inscribían de manera simbólica en el uniforme
que vestían. El uniforme de las enfermeras era una manera de imponer la disciplina entre las
voluntarias y de ofrecerles una cierta autoridad frente a los soldados al distinguirlas de las cocineras,
las lavanderas o las prostitutas que frecuentaban los campamentos [SPRAGLEY Y FRANCIS, 2005,
p.58].
Un análisis de la indumentaria de las enfermeras durante la Primera Guerra Mundial nos
muestra que guardaba ciertas reminiscencias con los hábitos de la religiosa. Elementos como el velo,
que explicaban su existencia por razones de higiene ayudaban, además, a construir un significado de
la enfermería como una especie de religión secular. Esta insistencia en la retórica religiosa trataba de
presentar la imagen de una enfermera devota, abnegada y sacrificada por cuidar a los hijos de la
nación. El vestido largo era otro componente interesante del uniforme puesto que servía de vehículo
simbólico de ciertas virtudes propiamente femeninas como la paciencia y la obediencia. Durante la
Gran Guerra, el vestido fue acortándose para facilitar la libertad de movimiento y se eliminó el
delantal, un vestigio de la época victoriana que nos recordaba que las mujeres dedicadas a los
cuidados habían sido las sirvientas domésticas [HOUWELING, 2004, p.41].
En resumen, un análisis de esta fotografía revela que uno de los temas que cobraron más
importancia durante la guerra fue la discusión generada en torno al carácter moral de la enfermera.
Las enfermeras también posan: representaciones de los cuidados en la Gran Guerra
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La presencia femenina en el frente implicó el establecimiento de ciertas pautas que aseguraran el
funcionamiento correcto de los ejércitos. Estas pautas no sólo aparecieron indicadas en los manuales
de enfermeras, sino que quedaron inscritas simbólicamente en sus uniformes: una vestimenta que les
otorgaba autoridad sanitaria y distinción militar a cambio de subrayar ciertas virtudes como la
obediencia y la abnegación, que eran consideradas como una extensión de la feminidad.
3. LA PRODUCCIÓN Y EL USO DE LAS VENDAS
La segunda fotografía [Figura 2], objeto de análisis de este estudio, capta seis enfermeras
pertenecientes a la Cruz roja austriaca almacenando vendas en el hospital provisional situado en la
Universidad de Viena. El interés de esta imagen reside en que asocia la figura de la enfermera a las
vendas, el material sanitario que las voluntarias aprendían a utilizar durante las formaciones rápidas
que la Cruz roja impartía a nivel nacional [BERNARD, 2002, p. 418]. A pesar de que podamos pensar
que esta fotografía retrata una escena banal, el hecho de que las enfermeras estén trabajando en
cadena nos induce a pensar que el tratamiento de las vendas se realizaba de acuerdo a ciertas
pautas inscritas en la vida hospitalaria.
Mientras que las enfermeras situadas a la izquierda de la fotografía están cortando el tejido de
las vendas, las que aparecen a la derecha lo embalan en cajas que, probablemente, serían
distribuidas entre los hospitales de la retaguardia, los puestos de socorro e, incluso, entre los mismos
soldados que estaban obligados a llevar consigo un paquete de primeros auxilios. La provisión de
vendas era algo que cobró tanta trascendencia, que los servicios médicos de los aliados crearon una
escuadra de perros-ambulancia encargados de facilitar este material entre los heridos en lugares de
difícil acceso [COHEN, 2014, p.30].
Figura 2. Viena. Hospital Universitario, Enfermeras trabajando en el alemacén de vendas.
(Photothèque du CICR).
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Aunque podamos pensar que una venda no tiene historia, las transformaciones que
experimentó el uso de este material durante la Gran Guerra nos muestran todo lo contrario. Por
ejemplo, una de las habilidades que debían aprender las voluntarias era la esterilización del material
sanitario; un procedimiento al que no se había dado importancia en guerras anteriores. También se
crearon nuevos tipos de vendajes como la tulle gras lumière, compresas estériles humedecidas en
una disolución desinfectante que favorecía la cicatrización de las heridas [SCALES, 1963, p. 84].
Además, la falta de algodón y lino obligó a que empresas como la norteamericana Kimberly
Clark investigaran la posibilidad de fabricar vendas con otro tipo de materiales más absorbentes como
la celulosa. A pesar de que las primeras compresas fuesen ideadas para curar las heridas de los
soldados, este tipo de material pronto llamaría la atención de las enfermeras por su utilidad para la
higiene femenina. Una vez terminado el conflicto, Kimberly Clark lanzó la primera campaña
anunciando las compresas kotex como un producto destinado a mejorar el confort de la mujer durante
la menstruación [HEINRICH Y BATCHELOR, 2005, pp. 37-68].
Como hemos podido comprobar, incluso algo tan anodino como una venda tiene una historia
que, además, guarda estrechas relaciones con la Primera Guerra Mundial. En este contexto histórico,
la producción en masa de material sanitario así como su posterior utilización en los puestos de
socorro y los hospitales de campaña, conllevó el establecimiento de una serie de procedimientos para
su correcta distribución y uso.
4. TRENES-HOSPITAL
La siguiente fotografía [Figura 3] plantea otro de los temas recurrentes de esta guerra: la
representación de los espacios donde las enfermeras dispensaban sus cuidados. Las enfermeras no
sólo fueron fotografiadas en los hospitales de campaña, sino junto a los trenes que transportaban a
los soldados heridos a los hospitales de la retaguardia. Estas enfermeras, que eran comúnmente
conocidas como enfermeras de estación, solían ser fotografiadas esperando en el andén para ofrecer
sus cuidados, distribuir comida o esbozar una sonrisa que sirviese de apoyo moral a los soldados que
debían continuar la travesía.
Aunque los trenes ya habían sido utilizados para evacuar a los heridos durante la Guerra de
Crimea, la Guerra Civil Americana y la Guerra Franco-Prusiana, entonces se diferenciaban poco de
un medio para transportar mercancías. Sin embargo, durante la Gran Guerra se transformaron en
auténticas instalaciones sanitarias. Los trenes más modernos, que fueron organizados en su mayoría
por los servicios militares británicos para repatriar a los heridos en el frente occidental, fueron
equipados para que sus vagones funcionasen como salas de operaciones [COHEN, 2014, p. 42].
Estos trenes-hospital tenían frecuentemente conexiones con otro tipo de instalaciones móviles:
los barcos o ambulancias flotantes, un medio de transporte con mejor ventilación pero que, tampoco
3
estaba exento del peligro que suponían los ataques en alta mar . El perfeccionamiento de las
instalaciones médicas móviles, donde las voluntarias jugaron un papel decisivo atendiendo a los
pacientes más graves, mostraba el impacto de la dimensión internacional de este conflicto en la
regulación de procedimientos estandarizados para evacuar a los heridos.
3
Véase la misión humanitaria liderada por la Cruz roja japonesa en DANIELS [2005, p. 224].
Las enfermeras también posan: representaciones de los cuidados en la Gran Guerra
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Figura 3. Alemania. Frente oeste. Tren sanitario para el transporte de heridos
(Photothèque du CICR)
5. CONCLUSIONES
Tras haber realizado este estudio sobre la cultura visual de la Gran Guerra, podemos concluir
que las voluntarias de la Cruz roja posaron orgullosas atendiendo a los soldados en los puestos de
socorro, fabricando vendas en los hospitales así como ofreciendo cuidados a los heridos que viajaban
en los trenes del frente occidental. De una parte, estas fotografías nos han permitido examinar esta
guerra desde una perspectiva de género reconstruyendo una narrativa alternativa a la protagonizada
por el soldado basada en las prácticas, objetos y espacios que se relacionaron con la figura de la
enfermera. De otro lado, nos han aportado un material excepcional para valorar la historia de la
enfermería no sólo como una profesión que ha sido gradualmente introducida en los hospitales, sino
como un conjunto de prácticas que se han ido transformando como respuesta a los desafíos
planteados por las guerras modernas.
En el caso de la Primera Guerra Mundial, las representaciones de los cuidados que se
barajaban en estas fotografías no sólo muestran una cierta estandarización de las prácticas sanitarias
sino también, el valor propagandístico de estas imágenes cuando eran utilizadas para poner de
manifiesto la superioridad de cada país beligerante frente al enemigo. La promoción de una imagen
positiva de la enfermera hacía parte de la campaña lanzada por organizaciones humanitarias como la
Cruz Roja para reclutar a nuevas voluntarias. Aunque el objetivo de este tipo de organizaciones se
hubiera fijado en humanizar la guerra, lo cierto es que se convirtieron en un símbolo de patriotismo
que contribuyó de manera decisiva a la movilización total de la sociedad acelerando su militarización
progresiva [HUTCHINSON, 1996, p. 6].
Este proceso de militarización de la sociedad se ponía de manifiesto en las fotografías que
retrataron a las enfermeras voluntarias durante la Gran Guerra porque mostraban hasta qué punto
este conflicto había sido una ocasión única para que las mujeres demostraran su compromiso con la
nación. Las enfermeras no dudaron en posar orgullosas frente a las cámaras convirtiéndose, de esta
manera, en las protagonistas femeninas de una guerra que, en un principio, parecía haberles
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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prometido su emancipación pero que, poco a poco, les mostró que sólo se había tratado de un
espejismo más en la historia de las mujeres europeas [W OLF, 2006].
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DE LA SPA A LOS FOTÓGRAFOS AMATEUR
LA CÁMARA COMO INSTRUMENTO DE APROPIACIÓN DE LA GUERRA
(1)
Beatriz Pichel Pérez
(1) PHRC, de Montfort University, Leicester, UK, beatriz.pichel@dmu.ac.uk
Resumen
La Gran Guerra conllevó transformaciones políticas, sociales y tecnológicas que afectaron el
desarrollo posterior de los conflictos en Europa. Sin embargo, no todas las novedades tecnológicas
se relacionaron con el armamento. En esta comunicación se examinará precisamente el impacto que
tuvo la guerra en el avance de una tecnología relativamente nueva entonces, la fotografía, y cómo
estas prácticas fotográficas permitieron diferentes experiencias de la guerra entre la población.
Con este propósito, esta presentación analizará los diferentes usos militares y civiles de la
fotografía en Francia, concentrándose principalmente en dos colectivos: la section photographique de
l’armée (SPA), un servicio militar fotográfico constituido en 1915 para realizar las imágenes oficiales
de la guerra, y los fotógrafos amateur, soldados y oficiales equipados con sus propias cámaras en el
frente y zonas del interior. En ambos casos se examinará la manera en que la propaganda se sirvió
de la fotografía para construir y diseminar su mensaje. En particular, se analizará cómo los servicios
militares trataron de controlas las prácticas fotografías, y cómo éstas penetraron en la población civil,
que finalmente se apropió de ellas.
De esta manera, esta comunicación mostrará que la fotografía se convirtió en una tecnología
fundamental para la población francesa durante la guerra, no sólo porque las imágenes permitieron
ver qué pasaba en otras zonas lejanas, sino sobre todo porque los diferentes usos de las fotografías y
las cámaras les permitieron apropiarse del conflicto e integrarlo, como muestran algunos álbumes
amateur, en su memoria familiar.
Palabras clave: Primera Guerra Mundial, fotografía, propaganda
FROM THE SPA TO THE AMATEUR PHOTOGRAPHERS
THE CAMERA AS A TECHNOLOGY OF WAR’S APPROPRIATION
Abstract
The Great War led to political, social and technological transformations that affected the
development of late conflicts in Europe. But not all transformations were related to weaponry. This
paper will examine the impact that the war had in the improvement of the relatively new technology of
photography, and the ways in which photographic practices framed different war experiences.
With this aim in mind, this paper will analysis several military and civil uses of photography in
France, focusing on the two main collectives: the section photographique de l’armée, the military
photographic service created in 1915 with the purpose of taken official images of the war, and the
amateur photographers, which were soldiers and officers who brought their own cameras to the front.
In both cases, this paper will examine the ways in which the military propaganda used photography to
1027
1028
Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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build and disseminate its messages. In particular, the focus of the analysis will be on how military
services tried to control photographic practices, and how these practices penetrated into the civil
society, who appropriated them.
In this way, this paper will show that photography became a key technology for the French
population during the war not only because photographs allowed the population to see what was
happening. Above all, photography became essential because the uses of photographs and cameras
allowed the appropriation of the conflict and its integration into family memory by means of the albums.
Keywords: First World War, photography, propaganda
1. INTRODUCCIÓN
Cuando pensamos en una guerra fotogénica, una guerra que haya sido cubierta por el
fotoperiodismo en el sentido moderno, solemos pensar en la Guerra Civil española, o en la Segunda
Guerra Mundial [BROTHERS, 1996; SONTAG, 2003]. Sin embargo, como se verá más adelante, las
imágenes, ya fueran éstas fotografías, posters, ilustraciones, postales o incluso filmes, también
jugaron un papel fundamental durante la Gran Guerra. Esta presentación se centrará precisamente
en la producción fotográfica relacionada con la guerra que se realizó en Francia entre 1914 y 1918. El
objetivo es demostrar que la fotografía adquirió una gran importancia no sólo por la omnipresencia de
sus imágenes, sino especialmente por las prácticas que puso en marcha.
A través de un análisis visual y material de la fotografía [EDWARDS AND HART, 2004; EDWARDS,
2012], esta presentación pretende ofrecer una nueva perspectiva para examinar la influencia de las
relaciones entre la tecnología y la guerra en la población francesa. En particular, se argumentará que
la fotografía se convirtió en una tecnología esencial en la apropiación estatal y personal de la guerra.
2. LA SECTION PHOTOGRAPHIQUE DE L’ARMÉE
En agosto de 1914, Francia contaba con una extensa tradición fotográfica. No sólo se habían
abierto multitud de estudios fotográficos en las principales ciudades y se habían creado agencias de
prensa, sino que también se habían formado un sindicato, e incluso servicios fotográficos que
dependían del Estado, como el llamado Servicio de Monumentos Históricos, encargado de fotografiar
el patrimonio francés [AUDUC, 2008]. Este uso político de la fotografía no fue algo anecdótico, como
ha mostrado Donald English [1981], sino una constante a lo largo de la Tercera República.
A pesar de esta tradición, cuando estalló la guerra en 1914 apenas había fotógrafos que la
retrataran. Sólo algunas agencias de prensa obtuvieron permisos para fotografiar ciertas zonas en
guerra, aunque sin acercarse demasiado a las zonas de combate. Este hecho no se interpretó como
un problema hasta marzo de 1915, cuando Théophile Delcassé, ministro de asuntos exteriores, envió
una carta a Albert Dalimer, su homólogo en Bellas Artes, a propósito de unas fotografías tomadas
precisamente por el Servicio de Monumentos Históricos que documentaban los daños ocasionados a
ciertos monumentos artísticos. En ella, solicitaba “extender esta investigación fotográfica…para
1
recopilar reproducciones de escenas de las devastaciones de guerra.” La razón que argüía era que
“los servicios de propaganda de mi ministerio, nuestros agentes y amigos en el extranjero, nos piden
constantemente que les entreguemos documentos fotográficos sobre la guerra y especialmente sobre
las devastaciones artísticas”. La misiva continuaba diciendo que se consideraba “deseable la
1
Rapport Jaillet, “Lettre de Delcassé à Dalimier”, 10 mars 1915, 21. BDIC-MHC.
De la SPA a los fotógrafos amateur. La cámara como instrumento de apropiación de guerra
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2
publicación o la exposición de dichos documentos para actuar sobre la opinión de los neutrales.”
Como ellos mismos reconocían, este preocupación surgió porque Alemania ya estaba enviando
fotografías para acusar a los franceses, gracias a la creación de un organismo de prensa específico
para ello. De esta manera, la batalla ideológica pasó, en pocos meses, a librarse en las imágenes.
El resultado de este intercambio postal fue la creación de la Section photographique de l’armée
(SPA en adelante), dependiente del Ministerio de asuntos exteriores, el Ministerio de la guerra y el
Ministerio de Bellas Artes. Fue precisamente el modo como se creó la SPA lo que determinó tanto
sus funciones como el tipo de producción fotográfica que generó.
En primer lugar, la SPA se constituyó como un servicio fotográfico estatal, dependiente del
gobierno y centralizado. Todo su personal debía ser militar, aunque sólo podían ser fotógrafos u
operarios en el laboratorio los hombres que no fueran aptos para el servicio militar, lo que llevó a la
contratación de mujeres para las salas de revelado y las oficinas. La integración de la SPA con la
Section cinématographique de l’armée (SCA), también creada en 1915, potenció el carácter
centralizador de este organismo, ya que la creación de la Section photographique et
cinématographique de l’armée (SPCA) en 1917 significaba unificar los relatos que se estaban
contando en el cine y la fotografía. De ahí que muchas veces se enviaran tanto operadores de cine
como de fotografía a cubrir los mismos eventos [LEVITCH, 2008, p. 54). De esta manera, se intentaba
garantizar un relato monolítico sobre la guerra.
En segundo lugar, las razones esgrimidas para su fundación (principalmente, enviar fotografías
a los países neutrales) determinó las funciones de la SPA. En 1915 se decidió que los fotógrafos
debían retratar todo lo que fuera interesante:
1º Desde el punto de vista histórico (destrucción, ruinas)
2º Desde el punto de vista de la propaganda por la imagen en los países neutrales
3º desde el punto de vista de las operaciones militares para la constitución de los archivos
3
documentales del Ministerio de la guerra.
Según esta enumeración, y a pesar de la carta inicial, la propaganda no fue el único objetivo de
la fotografía oficial. Igual de importante era constituir unos archivos de la guerra que fueran
adecuados, es decir, que incluyeran todos los aspectos importantes relacionados con la guerra, como
infraestructuras, armamento, la vida del soldado, los equipos sanitarios, y las regiones devastadas,
así como la destrucción del patrimonio artístico francés, de modo que el futuro historiador pudiera
encontrar en ellos información precisa acerca de los sucesos de la guerra.
Podría parecer que ambos objetivos son contradictorios. Sin embargo, la propaganda y el
archivo fueron compatibles porque, en Francia, el término “propaganda” fue empleado de manera
ambigua. Los historiadores Stéphane Audoin-Rouzeau y Annette Becker hablan de una “propaganda
horizontal” [2000, p. 31], puesto que los mensajes transmitidos desde las autoridades militares y
gubernamentales fueron rápidamente asumidos por la población, que los reprodujo en sus prácticas.
Esta horizontalidad fue posible porque la propaganda se sirvió del apoyo existente de la población
para dar forma a su discurso nacionalista y belicista. En este sentido, la propaganda fue más bien la
presentación únicamente de información veraz que fuera favorable a los intereses de Francia. De
hecho, en documentos internos, la expresión “propaganda por la imagen” se sustituía por
“información por la imagen” [RAPPORT JAILLET].
El principal problema al que se enfrentó esta “propaganda por la imagen” fue la multiplicidad de
significados que podían tener las fotografías. De ahí que una de las estrategias que utilizó la SPA fue
la adaptación de los mensajes a los distintos públicos que los recibirían. Por ejemplo, mientras que a
2
3
“Lettre de Delcassé à Dalimier”, 21.
Note n. 3527, 9 mai 1915, Médiathèque de l’Architecture et du Patrimoine.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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la población francesa se le debía mostrar imágenes de la vida apacible en campaña para tranquilizar
a las familias y asegurarles de que se encontraban en buenas condiciones, estas imágenes no
podían ser enviadas al exterior, ya que, según reconocían las propias autoridades militares, esta
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actitud “no estaba exenta de crítica desde el punto de vista militar.” Lo mismo ocurría en el caso de
las fotografías que mostraran soldados coloniales, ya que su presencia podía ser exagerada en el
exterior, lo que minaría la imagen del ejército francés, pues en ese contexto se interpretaba como una
señal de debilidad.
Otro de los mecanismos para contrarrestar esta ambigüedad de las imágenes fue la
reproducción de las fotografías en diferentes objetos y formatos con el objetivo de que fuera el
contexto en el que se reproducían la clave para interpretar su significado. Así, además de fotografías
sueltas que se enviaban semanalmente a diplomáticos y personas relacionadas con el gobierno en
España, Suiza y Estados Unidos, se organizaron exposiciones fotográficas itinerantes tanto en el
exterior como en el interior de Francia, se editaron álbumes fotográficos dedicados a batallas como
La bataille de Champagne (1915) o coleccionables como La Guerre (1916/ 1917), se lanzaron
periódicos exclusivos para ciertas zonas, como Latinoamérica o Panorama, se enviaron cartas
postales e incluso marcapáginas [RAPPORT JAILLET]. Esta diversidad de medios es interesante no sólo
porque permite analizar qué nociones se querían transmitir a los distintos grupos, sino también
porque muestra que fueron las fotografías en tanto objetos las encargadas de transmitir esos
mensajes. Aunque en todas las fotografías subyacía una idea patriótica, los mecanismos a través de
los cuales ésta se constituía y transmitía eran diferentes si, por ejemplo, las fotografías estaban
impresas en revistas que alternaban texto e imagen o formaban parte de una exposición en un liceo
francés. Mientras que a las primeras se les otorgaba un valor informativo, las segundas tenían un
valor pedagógico.
Es interesante analizar este tipo de propaganda porque es un claro ejemplo no sólo de la
incapacidad estatal de fijar en las imágenes fotográficas unos significados únicos, sino también de las
posibilidades que ofrecía la fotografía como medio. Así, esta diversidad de medios materiales no sólo
buscaba hacer omnipresentes las imágenes creadas por la SPA, sino también controlar sus
significados. Es en este punto donde más claramente puede verse la fotografía como una tecnología
estatal de apropiación de la guerra. Sin embargo, este proyecto no pudo realizarse completamente,
ya que además de controlar los significados de las imágenes, la SPA tendría que haber controlado
también su producción.
El único documento al respecto que se conserva es la “Instruction relative au choix des Films et
clichés”, elaborado por el Bureau des Informations à la Presse el 1 de noviembre de 1915, meses
después de la creación de la SPA. Esta nota trataba de determinar el tipo de vistas que se debían
tomar para cumplir cada uno de los objetivos, aunque no pasó de consideraciones generales. Por
ejemplo, para las escenas de propaganda, recomendaba “multiplicar los desfiles de todos los ejércitos,
en particular de la artillería, las agrupaciones, las manifestaciones de infantería… que dan la
impresión de fuerza material”. Del mismo modo, prohibía tomar fotografías que pudieran servir a los
intereses del enemigo, por ejemplo dando referencias sobre lugares de ataque o estrategias, pero no
especificaba qué sujetos en concreto debían quedar fuera de la representación, o qué perspectivas
se deberían evitar [BLONDET-BISCH, 2001].
Los fotógrafos de la SPA siguieron este tipo de recomendaciones, pero, dada su falta de
especificidad, fueron ellos los que debían decidir en cada caso si la vista que querían tomar sería
aceptable o no, si cumpliría las expectativas o no. En estas decisiones pesaban también otros dos
factores: la censura y el equipo fotográfico.
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Bureau des Informations à la Presse, “Instruction relative au choix des films ou clichés”, Médiathèque de l’Architecture et du
Patrimoine.
De la SPA a los fotógrafos amateur. La cámara como instrumento de apropiación de guerra
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Todas las fotografías debían pasar por la censura, que determinaría si esa imagen podía ser
publicada o no. Sin embargo, los criterios que seguía eran, de nuevo, imprecisos [BEURIER, 2008].
Además, que una fotografía fuera censurada significaba que no podía ser mostrada públicamente,
pero eso no impedía que no terminara formando parte de los archivos. De hecho, actualmente se
conservan multitud de fotografías que llevan esta inscripción, por ejemplo, la mayoría de cadáveres
franceses. Por lo tanto, los fotógrafos de la SPA tendían a evitar sujetos censurables, pero la
descoordinación e imprecisión de la censura, junto al objetivo histórico de la fotografía, hicieron que
ésta no fuera un factor totalmente determinante.
Más influyentes fueron seguramente las condiciones materiales en las que trabajaban los
fotógrafos. Por un lado, los fotógrafos eran enviados a determinadas zonas según su interés militar o
político, y una vez allí quedaban bajo mando del general a cargo de esa sección, que debería
indicarles qué era lo más significativo del área. Por tanto, los fotógrafos no eran libres para ir por el
frente, pero la guía militar tampoco fue efectiva. Por otro lado, esta capacidad de movimiento también
estaba limitada por el material que usaban. La SPA no adquirió cámaras compactas como las Kodak
a pesar de que ya se encontraban en el mercado a precios muy asequibles. Por el contrario, tanto las
facturas conservadas, como las fotografías, muestran que siempre se trabajó con cámaras grandes
que usaban placas de cristal, como la Gaumont Spido, seguramente porque aseguraban una calidad
de imagen mayor que el carrete. Aunque este tipo de cámaras ya estaban diseñadas para su uso
exterior y no necesitaban de la ayuda de trípodes, como puede verse en este autorretrato del
fotógrafo y cineasta Samama-Chikli, se trataba todavía de un material pesado que rondaba los 2kg.
Además, los fotógrafos debían cargar también con las placas, lo que añadía más peso.
Estas cámaras influyeron en el tipo de imágenes que se podían tomar. Por ejemplo, con ellas
era difícil hacer fotografías instantáneas no preparadas, aunque eran perfectas para los paisajes.
Pero además permiten entender mejor qué estaba en juego con la fotografía, ya que prácticamente
todo el material empleado era francés. Sólo se conserva una factura de una cámara fabricada en
Alemania, una Goerz Anschutz, que fue comprada a un particular. El resto de cámaras, placas y
material de laboratorio era francés, algo comprensible ya que con ello se pretendía estimular la
economía nacional. Sin embargo, en ese momento los líderes del mercado fotográfico eran Alemania
e Inglaterra. Es decir, la SPA prefería utilizar producto nacional aunque ello significara una merma
potencial en la calidad de la imagen. Este dato es muy clarificador sobre el papel que cumplió la SPA.
Casi más importante que las imágenes en sí mismas era que el Estado ejerciera el control sobre las
prácticas fotográficas, sobre sus medios y su distribución. La manera que encontró el Estado francés
de apropiarse de la guerra, es decir, de mostrarla a través de los elementos y significados que las
autoridades militares y gubernamentales querían, no fue tanto a través de las imágenes, cuyos
significados eran incontrolables, sino a través de las posibilidades que ofrecía la fotografía en tanto
tecnología.
3. LA FOTOGRAFÍA AMATEUR
La SPA, por tanto, fue un instrumento estatal esencial en su propaganda. Una de las mejores
maneras de determinar hasta qué punto esas ideas fueron asumidas por la población es examinar la
producción fotográfica amateur, es decir, la que realizaron militares y civiles al margen de la SPA y
las agencias de prensa. Por tanto, el término “amateur” aquí no indica una carencia de conocimiento,
sino de profesionalización durante la guerra. En esta segunda parte se examinarán tanto las
diferencias como las similitudes entre esta producción y la realizada por la SPA, tanto en términos
visuales como materiales. Esta comparación permitirá esbozar un análisis del uso de la fotografía
durante la guerra en toda su complejidad.
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Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914
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Este tipo de fotografía estuvo bastante extendido durante la guerra, aunque oficialmente no
estuviera permitido. En aras del control sobre la fotografía, en 1916 se decretó que quedaba prohibido,
“en la zona de primera línea y en la zona de etapas, llevar o usar una cámara fotográfica a toda
persona civil o militar no provista de autorización del comandante general del ejército”, así como
revelar material fotográfico en las regiones cercanas al frente o intercambiar fotografías que llevaran
información útil al enemigo [LINSOLAS, 2004]. A pesar de esta prohibición, se siguieron tomando
fotografías, seguramente porque eran los propios encargados de hacer cumplir esta normativa los
que tenían las cámaras [DESBOIS, 1989].
A diferencia de los fotógrafos de la SPA, los aficionados llevaban cámaras compactas como la
Kodak Box o la Kodak Vest Pocket. De hecho, ésta última se anunciaba en Francia como “La Kodak
del soldado”, ya que se podía plegar y guardar en un bolsillo, lo que la hacía especialmente apta para
llevarla al frente. Estas cámaras que usaban carrete no proporcionaban imágenes tan definidas como
las placas de cristal, y la calidad al imprimirlas en papel solía ser también peor, pero no requerían
conocimientos técnicos y concedían más libertad al fotógrafo. A pesar de que, precisamente por su
ligereza, al principio costaba encuadrar, cualquier aficionado podía aprender de manera más o menos
rápida.
Estas especificidades técnicas de las cámaras compactas determinaron en buena parte no sólo
el tipo de fotos que se hicieron con ellas, sino sobre todo el uso que se le dio a la fotografía en el
frente. Por un lado, cámaras como la Vest Pocket posibilitaron los snapshots, los disparos rápidos sin
preparación previa, gracias a la simplicidad de su objetivo. De esta manera, la relación entre el
fotógrafo y la persona fotografía cambió, ya que no era necesario un tiempo de espera para organizar
una pose. Ahora las fotografías podían ser espontáneas, lo que permitió retratar los momentos de
mayor complicidad. En este sentido, muchos fotógrafos utilizaron la fotografía para afianzar, en cierta
manera, sus relaciones afectivas en el frente, no sólo posando con sus amigos sino, sobre todo,
retratándoles en las actividades lúdicas que compartían.
Por otro lado, estas cámaras no sólo revolucionaron la manera de hacer fotos, sino también los
usos de las fotografías. Los carretes podían ser enviados a las tiendas de fotografía para que los
revelaran e imprimieran las copias en pequeño tamaño. Esta simplificación del procedimiento de
revelado permitió que las fotografías se convirtieran en objetos fácilmente coleccionables e
intercambiables. De esta manera, se fomentó tanto el intercambio de retratos a través de la
correspondencia postal, como la elaboración de álbumes personales.
Fue precisamente el álbum, a través de las historias que formaba, el instrumento más personal
de apropiación de la guerra. Como han señalado varios teóricos de la fotografía, el álbum, y en
particular el álbum familiar, siempre tiene un elemento performativo, ya que es un material visual
sobre el que se construyen y repiten relatos orales que se integran en el relato familiar [LANGFORD,
2001; HIRSCH, 1997). Este relato suele ser, de hecho, uno de los objetivos a la hora de realizar el
álbum. Por tanto, en estos objetos no sólo puede encontrarse la experiencia que vivieron los soldados,
sino sobre todo, sus expectativas: qué creían que la sociedad civil quería ver y saber. De ahí que las
imágenes amateur no difieran demasiado de las imágenes de la SPA. Hay varios tópicos que se
encuentran en ambas producciones, como las ruinas de ciudades y campos. Esto es interesante
porque indica que los significados de esas imágenes propagandísticas fueron integrados a través de
la resignificación que ofrece el álbum familiar.
4. CONCLUSIÓN
Por tanto, a pesar de los esfuerzos de la SPA por controlar la producción fotográfica, hemos
visto que no sólo las imágenes podían ser interpretadas de maneras opuestas e incluso
De la SPA a los fotógrafos amateur. La cámara como instrumento de apropiación de guerra
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contradictorias, sino que las propias prácticas nunca pudieron definirse del todo. Sin embargo, es
cierto que se creó una cierta cultura visual compartida, en la que algunos elementos, como las ruinas,
se convirtieron en símbolos del conflicto.
De ahí el interés de examinar no sólo las representaciones fotográficas sino también las
prácticas y los materiales en este periodo, ya que nos dan una idea de cómo el Estado francés utilizó
una tecnología como parte de su labor propagandística, y la manera en que la población francesa
reaccionó a ella.
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ARCHIVOS
Rapport Jaillet, “Lettre de Delcassé à Dalimier”, 10 mars 1915, 21. BDIC-MHC
Note n. 3527, 9 mai 1915, Médiathèque de l’Architecture et du Patrimoine
Bureau des Informations à la Presse, “Instruction relative au choix des films ou clichés”, Médiathèque
de l’Architecture et du Patrimoine
GONZÁLEZ REDONDO, F. A. (coord.) (2015) Ciencia y Técnica entre la Paz y la Guerra. 1714, 1814, 1914.
Madrid, SEHCYT, pp. 1035-1042.
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LA GRAN GUERRA Y LA INTERVENCIÓN HUMANITARIA: UN ESTUDIO
ICONOGRÁFICO DE LA TARJETA POSTAL
(1)
(2)
(3)
Mª Teresa Miralles Sangro , Juana Mª Hernández Conesa , Enrique Maldonado Suarez
(1) Universidad de Alcalá, Madrid, España, teresa.miralles@uah.es
(2) Universidad de Murcia, España, jhconesa@um.es
(3) Universidad Autónoma de Madrid, España, enrique.maldonado@um.es
Resumen
La Tarjeta Postal nace en 1869 como una modalidad de correo más económica que la carta.
Sistema de comunicación a la vez escrito y visual, la Tarjeta Postal Ilustrada permite un acercamiento
inmediato a la realidad captada en los personajes y escenarios envueltos en la Gran Guerra.
Nuestro objetivo es el análisis de las imágenes que representan escenas de intervención
humanitaria en el contexto de la Primera Guerra Mundial, aplicándose sobre la colección de tarjetas
seleccionadas el método de lectura de la imagen de Panofsky.
A modo de conclusión, señalar que parece que es la primera vez en, la historia de las guerras, en que
la mujer está representada en una acción formal reglamentada.
También se advierte que los soldados heridos son atendidos por personal preparado, formado
a tal efecto.
La relación entre los soldados heridos y la enfermera parece más de acercamiento espiritual
que de actuación técnica.
La intervención sanitaria se concreta en una relación de alteridad entre soldados heridos y
santuarios/enfermeras.
Palabras Clave: Primera Guerra Mundial, Análisis documental, Historia de la Tarjeta Postal.
(Panofsky)
THE GREAT WAR AND HUMANITARIAN INTERVENTION: AN ICONOGRAPHIC
STUDY OF THE POSTCARD
Abstract
The first postal card came into being in 1869 as a more economical means than letters for
corresponding by mail. A way of communicating in both pictures and writing, the Picture Postcard
made it possible to immediately bring home the reality captured in the people and scenes caught up in
the Great War.
Our objective is to analyse the images depicting scenes of humanitarian intervention within the
context of World War I by employing the Panofsky method for analysing the selected collection of
postcards.
In conclusion, worthy of note is that this is the first time in the history of war that women are
shown serving in the ranks.
Wounded soldiers are also seen being cared for by specially-trained medical personnel.
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The relationship between the wounded soldiers and the nurses is symbolized within more of a
spiritual sphere rather than as an act of performing a technical procedure.
Healthcare intervention is symbolized in a relationship alternating wounded soldiers and
medics/nurses.
Key words: World War I. History of the Postcard. Panofsky.
1. INTRODUCCIÓN
La Tarjeta Postal o Tarjeta de Correo o Postal simplemente, nace como una modalidad de
correo a mediados del siglo XIX y fue tal la genialidad del invento que ha permanecido inalterado
hasta nuestros días. Se trata de una pieza de cartulina rígida o cartón fino (3–5 gr), con forma
rectangular, que se crea con la idea de sustituir a la carta por otro medio de correspondencia más
económico.
Su objetivo era la transmisión de un corto mensaje (no más de veinte palabras incluyendo la
firma y dirección), de privacidad reducida puesto que circulaban al descubierto, sin sobre. La idea se
atribuye a dos personajes austriacos Heinrich Von Stephan y no se concretó hasta que el de 2 de julio
de 1869 [CARRERAS Y CANDI, 1903; y RIEGO, ALONSO LAZA, GONZÁLEZ RIANCHO Y TORCIDA, 1997].
Las primeras tarjetas postales fueron editadas por las administraciones oficiales de correos y
llevaban impreso en el anverso, en el lugar donde correspondería adherir el sello, un diseño similar
llamado indicium, con un valor facial específico, correspondiente al prepago de un servicio postal, lo
1
que la convertía en entero postal (edición oficial). En el anverso también se incluía un espacio
lineado para escribir los datos del destinatario. El reverso aparecía completamente en blanco pues
era el lugar reservado para escribir el mensaje.
En 1878 la Unión Pos