Paz de Amiens (1802). » Enciclonet.com
  • » Inicio
  • » Paz de Amiens (1802).
Historia

Paz de Amiens (1802).

Tratado de paz entre Francia e Inglaterra, rubricado el 27 de marzo de 1802 en la ciudad francesa de Amiens. El acuerdo disolvió la Segunda Coalición monárquica contra la Francia republicana y significó una cesura temporal en el estado de guerra permanente surgido a partir de 1792 del conflicto entre la Francia revolucionaria y el despotismo de las grandes monarquías europeas.

Napoleón I.

Las primeras propuestas de paz las hizo Napoleón, tras el 18 brumario, siendo ya Primer Cónsul. En Amiens se reunieron el embajador francés Otto y el inglés lord Hawkesbury. Las conversaciones fueron difíciles y encallaron a menudo debido a la intransigencia de los británicos, que pretendían a toda costa mantener sus conquistas coloniales, punto que no aceptaba Bonaparte. Sobre las negociaciones planeaba además el temor a que Napoleón hiciera efectiva su amenaza de invadir Gran Bretaña con un ejército de cien mil hombres. El hecho de que no se hubiera acordado el armisticio como paso previo a las negociaciones tuvo gran importancia en el transcurso de las mismas, ya que los acontecimientos militares podían cambiar bruscamente el balance de fuerzas. Sin embargo, la diversidad de frentes de la guerra hacía difícil llegar a una victoria definitiva de uno u otro contendiente: así, en el Canal de la Mancha el almirante inglés Nelson había fracasado frente a la armada francesa, mientras que, en el frente de Egipto, las huestes napoleónicas no habían conseguido más que victorias insuficientes.

Hubo, sin embargo, otros factores que favorecieron la aceleración de las negociaciones, el más importante de los cuales fue la crisis económica y financiera que atravesaba Inglaterra. Una serie de malas cosechas que aumentaron el precio del trigo y la formación de la Liga de los Neutrales fueron las causas esenciales de esta crisis. El zar Pablo I organizó dicha liga -a la que se unieron Dinamarca, Suecia y Prusia- contra los intereses del expansionismo británico en el Báltico. Su propósito era cerrar la navegación en aguas bálticas a la flota británica, lo que desde el punto de vista estratégico suponía un duro revés para las aspiraciones inglesas. La actividad de la coalición provocó una crisis de gobierno en Inglaterra, que concluyó con la sustitución del intransigente ministro Pitt por el conservador Addington, más inclinado a la paz. Éste intentó acelerar el fin de la guerra para aliviar la situación inglesa.

Finalmente, el 1º de octubre de 1801 se firmaron los preliminares del acuerdo, aunque la rúbrica del tratado definitivo no se produjo hasta el 27 de marzo de 1802, en el ayuntamiento de Amiens. Los signatarios fueron José Bonaparte (Francia), lord Cornwallis (Gran Bretaña), José Nicolás de Azara (España) y Schmmelpennick (Holanda). El tratado no fue tan favorable a Francia como Napoleón había esperado. Y es que la posición de Francia se había debilitado con la repentina disolución de la Liga de los Neutrales. El asesinato del zar Pablo I, el bombardeo británico sobre Copenhague y el avance de las conversaciones de paz habían acabado por desbaratar la coalición báltica, favoreciendo así la postura negociadora de Inglaterra.

Ésta tuvo, sin embargo, que rebajar sus exigencias, mientras Napoleón se avenía a ceder parte de los territorios conquistados. Según los términos en que se redactó el tratado, Ceylán, la India y Trinidad seguirían perteneciendo al imperio inglés. Ambas potencias renunciaban a Egipto, que fue entregado a Turquía. Francia tuvo que evacuar sus tropas de los puertos napolitanos, mientras Inglaterra aceptaba devolver la isla de Malta a la orden de San Juan de Jerusalén (el incumplimiento de este punto fue la causa de que en 1805 se reanudara la guerra). Inglaterra devolvió además el cabo Demerai, Berbrie, Esequibo y Surmain a Holanda; a Francia, las islas de Martinica y Guadalupe; a España, Menorca, junto con el reconocimiento de la soberanía española sobre la plaza antes portuguesa de Olivenza. No hubo, sin embargo, resolución sobre las conquistas napoleónicas en Europa, lo que suponía un reconocimiento de la nueva situación internacional creada por el expansionismo napoleónico.

El tratado de Amiens fue acogido con alivio en Francia e Inglaterra, principales actores del conflicto, aunque desde su misma gestación se entendió por ambas partes como una simple tregua en la guerra iniciada en 1792 y que tardaría poco en reanudarse. El acuerdo no sentó los cimientos de una paz duradera ni sirvió para aliviar más que temporalmente la tensión internacional, ya que no se solucionaron las diferencias fundamentales que enfrentaban a Francia y España con Inglaterra. Francia había salido fortalecida de la contienda, asentada su hegemonía continental por el acuerdo. Pero ello no satisfizo las desmedidas ambiciones de Napoleón, que le llevarían a colocar a Europa en una situación de guerra total al cabo de pocos años.

Temas relacionados

Bibliografía

  • GODECHOT, J. Europa y América en la época napoleónica. Barcelona, 1969.

  • MADELIN, J. Histoire du Consulat et de l’Empire. París, 1936-1965.

  • PAVON, J. Las ideas y el sistema napoleónicos. Madrid, 1944.