Obra maestra de la ingeniería

La Torre Eiffel, el coloso de París

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En el siglo XIX, la vertiginosa sucesión de logros tecnológicos y científicos originados al calor de la Revolución Industrial produjo en pocas décadas transformaciones e innovaciones que anteriormente llevaban siglos. El gran desarrollo de la sociedad industrial alcanzó su culminación a finales de centuria con la construcción de la Torre Eiffel, de 300 metros de altura, el edificio más alto erigido hasta entonces, doblando en altura a la construcción que se había mantenido en esa posición durante los últimos 4.500 años, la pirámide de Keops.

Si la construcción del coloso de piedra egipcio había llevado varias décadas, la fabulosa estructura de hierro de la Torre Eiffel se completó en tan solo dos años, dos meses y cinco días y, a pesar de alguna crítica al proyecto, se convirtió enseguida en un símbolo del vigor económico, político y cultural de Francia. Si bien en un principio debía ser desmontada al cabo de 20 años, acabó indultada yconvertida en un símbolo de París y del progreso de la humanidad. Un emblema de la Belle Epoque que tendría un papel destacado en la captura de la espía más famosa de la historía, Mata Hari.

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La catedral laica de París

La Torre Eiffel se alza, majestuosa en el extremo norte del Campo de Marte, a orillas del río Sena, como una catedral laica. Sus "feligreses" se cuentan por millones, concretamente siete cada año hacen largas colas para subir a alguno de sus pisos convirtiéndola en el monumento de pago más visitado del mundo.

Un virtuoso del hierro

Foto: World History Archive / Cordon Press

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Un virtuoso del hierro

La torre es el gran legado del ingeniero Alexandre Gustave Eiffel. Como ingeniero civil se especializó en la construcción de puentes de hierro y en 1868 fundó su propia empresa metalúrgica, Eiffel et Cie., que durante los años siguientes levantó varios impresionantes viaductos metálicos. Entre ellos, el puente sobre el río Duero en Oporto o el puente sobre el Truyère en el sur de Francia, 120 metros por encima del río, durante muchos años el puente más alto de el mundo. En 1880, año en el que fue tomada esta fotografía, gozaba ya de una considerable fama.

El primer coloso

Foto: The Granger Collection / Cordon Press

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El primer coloso

Antes de acometer su torre, el taller de Eiffel ya había participado en otro mítico monumento de ingeniería colaborando en la construcción de la Estatua de la Libertad, el grandioso regalo que Francia hizo a los EE. UU. por su centenario. El responsable de la escultura, Auguste Bartholdi, encargó a Eiffel el andamiaje que debía soportar las gigantescas láminas de cobre que forman la piel del monumento. El ingeniero puso el encargo en manos de uno de sus colaboradores de máxima confianza, Maurice Koechlin, que después participaría en la construcción de la Torre Eiffel. La imagen sobre estas líneas fue tomada en París en 1883 durante el montaje de la estatua para ajustar todas sus piezas. 

Un mundo nuevo

Rue des Archives/Tal / Cordon Press

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Un mundo nuevo

La Torre Eiffel era la guinda de la Exposición Universal de París de 1889, una oportunidad para Francia de conmemorar el centenario de la Revolución Francesa. Esta feria internacional debía reflejar los enormes progresos tecnológicos alcanzados por la humanidad. El principal símbolo sería la estructura más alta construida jamás por el ser humano, la primera en sobrepasar la mítica cifra de los 1.000 pies de altura. Un jurado seleccionó el de la Torre de Gustave Eiffel entre los 107 proyectos que se presentaron.

Un récord ¿imposible?

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Un récord ¿imposible?

Durante milenios, ninguna construcción humana había superado en altura a las grandes pirámides de Egipto, la gran pirámide de Keops, de casi 150 metros, construida hacia el 2570 a. C. y la de su hijo Kefrén (a la derecha), de 143 m. Hubo que esperar a 1884 para ver una construcción que las rebasara, el gran obelisco blanco de 169 metros dedicado a George Washington en la capital de Estados Unidos.

Presencia destacada

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Presencia destacada

La Torre Eiffel doblaría en altura a todos ellos. Su silueta es omnipresente en la ciudad de París. La estructura metálica –formada por 18.038 piezas de hierro unidas por 2.500.000 de remaches– pesa 7.300 toneladas y mide 312 metros, 330 con la antena que la corona. Sus cuatro pilares (de 25 metros de ancho) forman un cuadrado de 125 metros de lado en el suelo y se calcula que cerca de 300 millones de visitantes la han visitado desde su inauguración en 1889.

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Foto: Roger Viollet / Cordon Press

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La revolución del hierro

Este increíble salto adelante se produjo gracias al desarrollo de la industria metalúrgica. El hierro permitía construir edificios más amplios sin el peso de los muros, pilastras y columnas que se requerían para sostener los edificios en piedra como las catedrales. Esto abrió posibilidades de construcción en altura inimaginables en períodos anteriores. Y en mucho menos tiempo, como muestra la secuencia de fotografías del proceso de construcción de la estructura metálica de la torre, que duró 21 meses.

Controversia

World History Archive / Cordon Press

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Controversia

El proyecto desató polémicas y críticas desde el inicio de la construcción. En 1887 decenas de artistas y científicos , entre los que se encontraban Alejandro Dumas hijo o Charles Garnier, publicaron en el periódico Le Temps una protesta "contra la erección en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa torre Eiffel". Otro de los firmantes, Guy de Maupassant, llegó a calificarla como "esqueleto gigante falto de gracia, aborto de un ridículo y delgado perfil de chimenea de fábrica". Al completarse la torre, la gran mayoría de sus detractores aparcaron sus críticas y se rindieron al monumento. Maupassant almorzaba cada día en el restaurante de su base de la torre, según decía porque "era uno de los pocos lugares donde podía sentarme y no ver la torre".

Por debajo del suelo

Foto: Roger Violet / Cordon Press

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Por debajo del suelo

La construcción de la Torre Eiffel comenzó en el subsuelo, para colocar los cimientos de los cuatro pilares que sustentan la torre. En los dos más próximos al Sena hubo que excavar por debajo del cauce del río utilizando un complejo sistema de cajones neumáticos para asentarlos. La fotografía muestra los trabajos de cimentación, en 1887, que duraron cuatro meses

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Una base imponente

Las 7.341 toneladas de peso de la torre se sostienen sobre cuatro pilares que se unen en el primer piso. La silueta campaniforme que dibujan, tan característica de la torre, también le proporciona la estabilidad suficiente para evitar que volque.

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Foto: Rue des Archives/Tal / Cordon Press

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Precisión milimétrica

La unión de estos cuatro inmensos pilares de hierro fue, de hecho, el momento más delicado de la construcción, debido a que debían encajar con una precisión milimétrica. Para ello, cada uno se levantó sobre una bomba hidráulica que permitió regular su posición y ángulo exactos a medida que se levantaban.

Un rascacielos encima de otro

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Un rascacielos encima de otro

La Torre Eiffel cuenta con dos pisos, el primero de 4.415 metros cuadrados y situado a 57 metros de altura. La segunda planta, de 1.430 metros cuadrados, se eleva a 115 metros sobre el suelo y ya sería por sí sola uno de los edificios más altos de París. Para llegar hasta ellos se puede subir por los escalones del edificio, 1.665, o por cinco ascensores. Para llegar hasta la cima de la torre, a más de 300 metros de altura, hay que usar una de las dos baterías con dos cabinas dobles que ascienden por el interior del esqueleto.

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Escalera hacia el cielo

Durante la construcción y los primeros años de vida de la torre, la conexión entre la segunda planta y la cima se hacía mediante una escalera de caracol de 1062 peldaños protegida por una simple barandilla cerrada al público por ser poco segura. Sobre estas líneas, Gustave Eiffel (abajo) y su yerno posan en la escalera, que fue desmontada en 1893 y de la que se guarda un tramo expuesto en la primera planta del monumento.

Ingeniería de precisión

Foto: BNF

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Ingeniería de precisión

El reto de una estructura tan alta residía que resistiera los fuertes embates del viento sin deformarse. Unos 40 ingenieros y delineantes realizaron 700 planos y 3.600 dibujos de taller. Para dar rigidez a la construcción se diseñó su característica forma de cuadriláteros triangulados, un sistema que el taller de Eiffel patentó.

De la teoría a la práctica

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De la teoría a la práctica

En este detalle pueden observarse los diversos triángulos formados por las planchas de hierro que recorren un cuadrilátero. La torre tiene exactamente 10.038 piezas de hierro que ya venían realizadas del taller de Eiffel y se ensamblaban in situ por los trabajadores.

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Una cúspide estable

Gracias a este sistema, la torre es casi completamente rígida: en la cúspide su balanceo es de apenas 7 centímetros. En condiciones normales, a 300 metros de altura, las rachas de viento pueden alcanzar los 50 km/h. El tercer piso debe cerrarse cada año en enero porque las condiciones meteorológicas hacen que sea peligroso visitarlo. 

Remache a remeche

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Remache a remeche

Las piezas de hierro están unidas por 2'5 millones de remaches. Para colocar cada uno de ellos se emplearon cuatro hombres: uno para calentar al rojo el remache; otro que lo introducía en el orificio y lo sujetaba por la cabeza. El remachador golpeaba el vástago para formar la cabeza opuesta, y finalmente el golpeador la remataba con una maza. Trabajar en la Torre Eiffel era un oficio de alto riesgo, a pesar de ello, parece ser que tan solo se produjo un accidente mortal, que ocurrió además fuera del horario de trabajo.

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La torre y la ciencia

Desde incluso antes de su nacimiento, la Torre Eiffel ha estado muy vinculada a la ciencia. No en vano su construcción supuso un desafío tecnológico. Gustave Eiffel convirtió su torre en lugar de múltiples observaciones y experimentos científicos. Construyó un pequeño túnel de viento a los pies de la torre y promovió en ella numerosos experimentos científicos como el péndulo de Foucault, el manómetro de mercurio, estudios de fisiología y conexiones de radiolaboratorio. Sobre estas líneas, el aparato de telégrafo inalámbrico en la Torre Eiffel, que transmitía la hora a barcos que se encontraban a una distancia de hasta 3.000 millas.

Roger Viollet / Cordon Press

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"Indultada"

Según la idea inicial, el monumento debía ser desmantelado a los 20 años, que era el tiempo por el que Francia y París habían cedido los terrenos a Gustave Eiffel para la erección de su torre, pero los usos científicos que el ingeniero había dadoa su creación hicieron cambiar de parecer a las autoridades francesas y las de su capital. Arriba la torre en una imagen coloreada de 1910, un año después de su teórica "fecha de caducidad".

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Pilar de la Gran Guerra

La función de la Torre Eiffel como centro de telecomunicaciones fue fundamental durante la Primera Guerra Mundial. Esta caricatura alemana denuncia las "mentiras" vertidas por la radio francesa a través de la torre. Más allá de la propaganda, la torre tuvo un papel destacado en algunos episodios destacados de la gran guerra: en 1914 obtuvo información crucial del frente del Marne que permitió permitió organizar un contra ataque victorioso. Desde allí se descifraron radiotelegramas enemigos que desenmascararon espías alemanes, entre ellos Mata Hari, aunque su actividad como espía parece que fue mucho menor que la que dicta la leyenda.

Torre de telecomunicacines

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Torre de telecomunicacines

La torre fue esencial para las primeras transmisiones de radio periódicas a partir de 1921 y de televisión, desde 1935. Su función como antena de telecomunicaciones se ha mantenido hasta nuestros días. En la actualidad 45 televisiones y 32 radios transmiten a través de las 120 antenas instaladas en su cima. 

Trabajo de altura

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Protección total

Gustave Eiffel tenía muy clara "la importancia de la pintura en la conservación de una obra metálica y de que cuanto más meticuloso sea el trabajo de pintura mayor será su vida útil". El material del que está hecha la torre (hierro pudelado) puede ser eterno si se hace un repintado periódico que lo proteja de la oxidación y la contaminación. El monumento se ha pintado diecinueve veces –cada siete años– desde su inauguración. Los encargados son 50 pintores que se cuelgan de arneses y cuerdas de seguridad para repintar 250.000 metros cuadrados de hierro a mano, tal como se hacía en tiempos de Gustave Eiffel.

Un color especial

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Un color especial

La Torre Eiffel está pintada de color marrón Eiffel. Un tono creado expresamente por su armonía con el paisaje parisino.  Este color se degrada en tres tonos, de más oscuro (abajo) a más claro (arriba) para para crear un efecto visual de uniformidad. Pero no siempre ha sido así, solo desde 1968. La torre se inauguró pintada de "rojo Venecia" y ha tenido diferentes colores a lo largo del tiempo, ocres, granates e incluso amarillo.

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