León X: luces y sombras del papa Médici

León X: luces y sombras del papa Médici

Un pontífice humanista que impulsó el arte para devolver a Roma todo su esplendor. Sin embargo, sus excesos llevaron al estallido de la Reforma protestante.

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Un Médici en el trono papal. Un erudito que creó expectativas y tomó las riendas de la Iglesia católica convirtiéndose en la esperanza de muchos. Pero fue otro papa más del Renacimiento que terminó defraudando por sus derroches y prácticas impías. La chispa que faltaba para que en Europa prendiera la Reforma que desmembró la Cristiandad.

En el siglo XVI se dieron algunos de los papas con más excesos y polémicos de la historia de la Iglesia. Atesoraban un poder e influencia incomparables en la Europa Occidental del momento. Sin embargo, apenas eso les diferenciaba de sus homólogos gobernantes de los estados que formaban la Cristiandad. Corruptos, hedonistas y con una moral insultante, casi hilarante si no fuese la triste realidad, para ser el máximo responsable de Dios en la Tierra. Pero así se entendía por entonces, así se aceptaba por la mayoría y, como tal, actuaba el papa de turno. Muchos de ellos llegaban a portar el báculo pastoral por haber nacido con el apellido adecuado: della Rovere, Borgia, Médici y otras sagas que trabajaban día a día para aumentar y reunir cada vez más poder y riquezas bajo el control de su familia. Nuestro protagonista es buen ejemplo de este itinerario.

El papa Médici

Giovanni di Lorenzo de Médici nació en Florencia en el año 1475. Fue el segundo hijo de Lorenzo del Magnífico y, como todo segundón noble de la época, en vez de política y militar, su carrera sería eclesiástica. Con una cuna como la de Giovanni, su ascenso fue rápido y alcanzó el puesto de cardenal siendo aún un adolescente.

A finales de febrero de 1513 murió el papa Julio II. Había que escoger un sucesor. Entre los favoritos estaban el cardenal Rafael Riario y Giovanni di Lorenzo de Médici. En esta ocasión, los cardenales se habían reunido para regular ciertos aspectos de la elección del nuevo papa. Se aprobó una bula de Julio II, que había estado trabajando antes de morir para acabar con la simonía: la compraventa de cargos eclesiásticos. Con el fin de evitar que se repitieran subastas del papado como sucediera con Alejandro VI, el papa Borgia. El papado no podía comprarse esta vez, pero, para sorpresa de nadie, entre los favoritos, el elegido fue el que se apellidaba Médici. Se cuenta que ambos candidatos pactaron la votación en una cena cuyos detalles difícilmente conoceremos alguna vez.

Giovanni de Médici fue elegido nuevo papa y adoptó el nombre de León X. Con solo 38 años, el joven pontífice se erigió como la esperanza para poner fin a los desmanes que tenía a la Iglesia en boca de muchas voces críticas. No tardó mucho en ser desacreditado.

León X,  retrato de Rafael Sanzio

León X (retrato de Rafael Sanzio)León X, retrato de Rafael Sanzio

Entre el mecenazgo y el derroche

León X era un hombre con formación humanística, instruido en artes y letras, que se interesó por la poesía tanto como por la teología. Procuró enmarcarse en la estela de Pío II (1458-1464), el papa humanista por excelencia. Como Médici que era, León X puso en práctica un mecenazgo cultural descomunal.

Las obras de la basílica de San Pedro se habían iniciado con Julio II. En 1514, el proyecto quedó suspendido por la muerte de Bramante, el arquitecto del templo. León X eligió a Rafael Sanzio como sustituto y el pontífice intervino en una decisión cuya impronta es visible en nuestros días: cambió la planta del edificio, que iba a ser de cruz griega, a una de cruz latina.

A su gusto por el arte se unía sus lujosos placeres y diversiones refinadas propias de los nobles del Renacimiento. Según algunos autores:

“Ese lujo era además una estrategia de poder para que el papado, en cuanto Estado temporal con intereses políticos propios, estuviera a la altura de las monarquías autoritarias europeas de la época”.

Para otros, sobre todo los reformistas contemporáneos, aquello solo seguían siendo más desmadres de una Iglesia que se había olvidado de su cometido.

Estalla la Reforma

Claro está, las obras de la monumental basílica, sus lujosos eventos y el ritmo de vida del pontífice requerían de fuentes de financiación constantes. Para embolsar cuanto fuera menester, León X pedía préstamos una y otra vez a los banqueros italianos. Volvió a subastar puestos eclesiásticos y no dudó en poner en práctica la tan denostada venta de indulgencias, es decir, que ya podías ser el mayor miserable de la faz de la Tierra que, si pagabas lo suficiente, serías perdonado.

Esta actividad fue la gota que colmó el vaso. En 1517, Martín Lutero hizo públicas sus 95 tesis que dieron comienzo a la Reforma protestante. El papa acabó excomulgando a Lutero y sus seguidores, pero el movimiento religioso contrario a las prácticas de la Iglesia católica ya había emprendido un vuelo imparable.

León X murió el 1 de diciembre de 1521, a sus 46 años, tras sufrir una malaria, aunque se rumoreó con un posible envenenamiento. Su papado apenas duró ocho años, pero el reflejo de sus luces y sombras quedó en forma de basílica y con el movimiento religioso que puso patas arriba a Europa.

Referencias:

Cervera, C. 2016. León X, el Papa hedonista que pagó con veneno su lealtad al Imperio español. abc.es.

Ruiz-Doménec, J.E. 2013. León X. El gran papa del Renacimiento. Historia National Geographic 112, 80-89.

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