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Quizá Malinas no posea el ajetreo de una gran urbe como Bruselas o Amberes, los rincones pintorescos de Brujas o el impresionante patrimonio histórico de Gante. Pero condensa todos esos ingredientes en una ciudad pequeña y encantadora, sin los inconvenientes de ser un gran foco turístico.
El centro histórico de Malinas atesora una plaza mayor (Grote Markt) espléndida, una imponente catedral, agradables parajes junto al río y bonitas callejuelas empedradas que invitan a pasear.
Las dos grandes ciudades flamencas (Bruselas y Amberes) se encuentran a menos de 30 minutos en tren de Malinas, por lo que es una escapada perfecta para uno o dos días.
Hacía el siglo XV Malinas (o Mechelen en neerlandés) se convirtió en una de las capitales más pujantes del norte de Europa y parte de ese magnífico legado sigue presente.
La Oficina de Turismo de Malinas ofrece una visita guiada muy interesante en torno a ese momento: Burgundian city walk, habitualmente en inglés o neerlandés. Se puede consultar con la O.T la posibilidad de realizar la visita en otros idiomas como el español.
En todo caso, Civitatis oferta también varios tours en Malinas en español.
Breve historia
Según la leyenda San Rumoldo (o Romoldo), un monje irlandés, llegó a Malinas en el siglo VII u VIII para cristianizar a sus gentes. Tras morir martirizado, tiempo después se le declaró santo y se levantó una abadía en su honor.
En 1301 Malinas obtuvo un fuero y la exclusividad para almacenar grano, sal y pescado. El comercio de estas valiosas mercancías llegaba con la marea alta a través del río Dyle.
En Malinas surgió también una floreciente industria de encajes y paños, en especial de lana proveniente de Castilla, por todo ello la ciudad se pobló de comerciantes y burgueses adinerados.
Periodo Borgoñón
Pero fue a partir de 1369 al pasar a formar parte del Ducado de Borgoña cuando Malinas vivió su momento de mayor esplendor.
Un siglo después Carlos el temerario, Duque de Borgoña centralizó el poder y estableció el Parlamento en Malinas. Su nieta Margarita de Austria se convirtió en gobernadora de los Países Bajos en 1507 convirtiendo a Malinas en su capital. Margarita de Austria se encargó también de la educación del futuro emperador Carlos V que permaneció en Malinas toda su juventud, hasta que partió con 17 años para reclamar la corona española.
A la muerte de Margarita de Austria en 1530, la nueva gobernadora María de Hungría, hermana de Carlos V, trasladó la capital a Bruselas.
Tras la Guerra de Sucesión española y el Tratado de Utrech (1713-15), los antiguos Países Bajos Españoles pasaron a manos de los Habsburgo austríacos.
Edad Moderna
En 1794, tras la Revolución francesa, Francia invadió parte de Flandes incluida Malinas. La ocupación duró hasta la derrota de Napoleón en 1815.
Tras la conocida como Revolución belga se creó el estado de Bélgica en 1830, escindiéndose de los Países Bajos. Poco después, en 1835, se puso en marcha una de las primeras líneas de ferrocarril de Europa, entre Bruselas y Malinas. La ciudad se convirtió en el centro de la red ferroviaria belga impulsando así la industria y la metalurgia local.
Malinas fue duramente bombardeada durante las dos Guerras Mundiales. Y muchos edificios del centro histórico fueron destruidos, pese a ello fueron levantados de nuevo con un aspecto similar al original. Esto puedo verse, por ejemplo, en la bonita plaza IJzerenleen, en la que muchas casas de estilo ecléctico o neo-barroco datan de 1919 o 1920.
Dadas las buenas comunicaciones ferroviarias de Malinas, durante la ocupación nazi (1940-45) éstos instalaron aquí un infausto campo de detención. Aquel cuartel es hoy el Museo y Memorial Kazerne Dossin y es visitable.
Hoy Malinas con unos 86.000 habitantes es una de las ciudades más prosperas de Bélgica, situada además en mitad del eje Bruselas- Amberes, el más industrializado del país.
Qué ver en Malinas
Catedral de San Rumoldo
La catedral de San Rumoldo (Sint-Romboutskathedraal) es, sin duda, el monumento más atractivo de la ciudad. Una majestuosa catedral de estilo gótico brabantino, acaso la más bella de todo Flandes.
Su construcción se inició a comienzos del siglo XIII y se inauguró unos cien años después. En 1452 se puso la primera piedra de la torre, pero se dejó inacabada a comienzos del siglo siguiente.
El proyecto original concibió una torre de 167 metros, pero finalmente se quedó en tan solo 97. La razón parece ser que fue, por un lado, la falta de fondos y por otro la caída, en aquellos años, de otras torres en ciudades cercanas, que aconsejaba ser cautos.
En el interior de la catedral no sólo hay que admirar la altísima nave central sino también bajar la mirada a las maravillosas obras de arte que atesora. Un tríptico del pintor flamenco Michel Coxcie, 25 pinturas renacentistas sobre la vida de San Rumoldo y varios sepulcros de santos incluido el de San Rumoldo.
Visita a la Torre
El acceso a la torre (de pago) es, sin duda, una de las visitas más interesantes de Malinas. Aunque hay que tomárselo con paciencia ya que hay que subir un total de 538 escalones hasta la cima.
Afortunadamente existen varias plantas intermedias donde detenerse y admirar artilugios curiosos como una gran rueda de molino. Cerca de la cumbre encontramos la cabina desde donde los músicos dan sus conciertos de carrillón, rodeados de 49 grandes campanas, la de mayor tamaño, de nombre Salvator, pesa 8 toneladas.
Por fin en la cima puede admirarse una bonita vista del centro de la ciudad, aunque los pilares de la inacabada torre no permiten una amplia panorámica.
Grote Markt (Plaza del Mercado)
La preciosa Grote Markt (literalmente Gran Mercado), como su nombre indica, albergaba el principal mercado de la ciudad. Y aún hoy es usado para todo tipo de eventos (conciertos, celebraciones y también mercadillos).
La Plaza está rodeada de algunos de los edificios más bellos de Malinas. Entre los que sobresale indudablemente el Ayuntamiento formado por dos construcciones bien diferenciadas. A un lado una larga fachada que pertenece a la antigua Lonja de paños del siglo XIV y a su lado el estrecho y elegante Palacio del Gran Consejo.
Este último se concluyó a principios del siglo XX, pero siguiendo fielmente los planos originales del siglo XVI por lo que no pocos visitantes lo toman por un edificio genuinamente gótico.
Las casas de la Grote Markt de Malinas son en su mayoría de estilo renacentista o barroco y pertenecían a los comerciantes y burgueses más adinerados de la ciudad.
Conviene fijarse en lo alto de las casas ya que muchas poseen diversas figuras, como un gallo, un angelito o un cerdo. Hasta la ocupación francesa de finales del XVIII las calles no tenían numeración y las casas se identificaban por su elemento distintivo. Así la casa del cerdo (Grote Markt 34) pertenecía a un carnicero que comunicaba así su profesión.
Una de las imágenes más bellas es la vista al atardecer de las casas de la plaza y por detrás de ellas surgiendo la imponente catedral y su torre.
El río Dyle
No hay que olvidar explorar los alrededores del río Dyle (en neerlandés Dijle), ya que en sus orillas se agolpan numerosos edificios y lugares de interés, con algunos rincones que pueden recordar a los canales de Brujas.
Se puede hacer a ras de calle o sobre el Dijlepad, una plataforma flotante situada sobre el propio río y que recorre más de medio kilómetro en mitad de una de las zonas más bonitas de la ciudad.
Otra manera muy recomendable es hacerlo a bordo de una barcaza en un crucero por el río Dyle (de la empresa Bootjes In Mechelen), que permite una perspectiva distinta del casco viejo de Malinas.
Los cruceros parten del muelle de Haverwerf y recorren de punta a punta el centro histórico de Malinas mostrando a lo largo de unos 45 minutos, puentes y edificios históricos y con un poco de suerte también garzas y patos silvestres.
Este crucero permite ver algunos lugares interesantes que probablemente pasarían desapercibidos para el visitante, como la Casa del Molino del siglo XV, vestigio de un antiguo complejo con siete molinos de agua.
Muelles y puentes
Muchos nombres de las calles y plazas se han mantenido desde época medieval y dan una idea de la importancia que el río Dyle tuvo para la economía de Malinas. Así encontramos el Muelle de Avena (Haverwerf), el Muelle de Sal (Zoutwerf), el Mercado de pescado (Vismarkt) y a unos 100 metros del río, el Mercado de maíz (Korenmarkt).
Precisamente en Hawerwerf se encuentran una junto a otra las que podrían ser las tres casas más bonitas de Malinas.
Estos edificios bellamente ornamentados datan de los siglos XVI y XVII y son conocidos popularmente por la decoración que tienen en sus fachadas. Este es, sin duda, uno de los lugares más pintorescos y fotografiados de Malinas.
El precioso edificio de la esquina se conoce como Het Paradijske (El pequeño Paraíso) ya que sobre las ventanas pueden verse dos paneles con relieves. En ellos vemos escenas del Viejo Testamento: Adán y Eva en el paraíso y en la otra siendo expulsados por un ángel.
La casa del centro tiene bellos relieves finamente tallados en madera, entre los que destacan tres figuras de faunos, por lo que es conocida como De Duiveltjes (Los diablillos). Y está considerada uno de las mejores muestras de arquitectura gótica en madera de toda la región.
La tercera casa bastante posterior a las otras (de 1669) posee una factura netamente barroca. Se la conoce como Sint-Jozef (San José) por el relieve central en el que se ve a San José con el niño y sobre él el lema “Esto es San José”.
A cinco minutos encontramos el Hoogbrug o Grootbrug, un hermoso puente de piedra del siglo XIII de los más antiguos que se conservan en Bélgica.
En tiempos pasados formó parte de las defensas de la ciudad y también se usó como puesto de peaje para los barcos que atravesaban el Dyle.
Casi frente al puente encontramos un llamativo edificio renacentista que perteneció al gremio de los pescaderos: In den Grooten Zalm (En el Gran Salmón) llamado así por el enorme salmón que decora la fachada.
Qué más ver en Malinas
Malinas es un lugar perfecto para perderse por sus calles especialmente al norte de la Grote Markt donde encontramos rincones encantadores y apacibles. El tráfico está restringido en el centro histórico y una mayoría de malineses se desplazan en bicicleta o a pie.
Paseando por Malinas seguramente nos tropezaremos en escaparates o esculturas con un extraño muñeco panza arriba llamado Opsinjoorke. Este era un muñeco de trapo que era manteado en procesiones y festividades desde el siglo XVII y representaba a los maridos borrachos que trataban mal a sus mujeres. Puedes leer en Visit Mechelen toda la historia del Opsinjoorke.
Beaterios
En época medieval, especialmente durante las cruzadas en que los hombres se iban lejos a batallar y muchos no volvían, surgieron en Flandes unas comunidades femeninas llamadas beaterios o beguinajes.
Estos beaterios estaban constituidos principalmente por viudas y mujeres solas que llevaban una vida devota, pero al contrario de las monjas mantenían sus posesiones. Las beguinas encontraban refugio y seguridad en estos barrios cerrados protegidos por altos muros.
En Malinas se conservan algunas callejas muy pintorescas en el Gran Beaterio y el Pequeño Beaterio que merece la pena explorar. Son casas muy modestas de ladrillo de una o dos plantas y que junto a otros doce beaterios flamencos están catalogados como Patrimonio de la Humanidad.
A tan sólo 15 kilómetros de Malinas se encuentra la pequeña localidad de Lier, con uno de los beaterios más bonitos y mejor conservados de Flandes.
Palacio de Margarita de Austria
Este es uno de los edificios más significativos de la ciudad, ya que fue la residencia de la gobernadora de los Países Bajos Margarita de Austria. En él destaca la elegancia de su fachada, coronada por el escudo en rombo de Margarita de Austria. Este palacio está considerado una de las primeras construcciones renacentistas de Flandes.
Aunque los interiores han sido modernizados y carecen de interés, el patio ajardinado central es una auténtica delicia y merece la pena perseverar para poder verlo. (ver foto más arriba)
En contraste con la austera fachada del palacio, el patio refulge de colorido con el rojo de los muros de ladrillo y el verde intenso de los setos y parterres.
Actualmente el Palacio de Margarita de Austria es la sede de la Corte de Justicia, por lo que por seguridad no es posible visitarlo entre semana, salvo que se vaya con un guía autorizado. En principio, es visitable los fines de semana para el público en general.
Casa de los Regidores
El antiguo Ayuntamiento o Schepenhuis es un coqueto palacio gótico con aspecto de pequeño castillo construido en los siglos XIII-XIV. Aunque tras los graves daños sufridos en la I Guerra Mundial tuvo que ser parcialmente reconstruido.
La Casa de los Regidores bien puede ser el edificio que más funciones ha desempeñado en Malinas. En principio se construyó para albergar las reuniones de los ediles, luego fue sede del Gran Consejo de los Países Bajos y posteriormente teatro, prisión, archivo municipal, museo y en la actualidad acoge la Oficina de Turismo de Malinas.
Museos de Malinas
Entre los museos de la ciudad destaca el Palacio van Busleyden. La lujosa mansión que se hizo construir Jerónimo van Busleyden, miembro del Gran Consejo hacia el año 1500.
En el momento de escribir este artículo está en plena restauración y solo es posible ver exposiciones temporales. La atractiva colección permanente especializada en pintura y escultura de los siglos XVI y XVII se expondrá a partir de la primavera de 2024.
Para los amantes del arte puede ser interesante visitar la Het Kunstuur (La hora del Arte) instalado en la antigua capilla del Santo Espiritu (Heilige Geestkapel). Un curioso museo interactivo en el que distintos hologramas de personas presentan y explican una selección de obras de artistas belgas de los siglos XIX y XX.
Un museo muy popular entre los más pequeños es el Museo del juguete (Speelgoedmuseum) que expone desde marionetas, ositos de peluche y muñecas de principios del siglo XX hasta las más modernas construcciones de Lego.
Otras iglesias y rincones de Malinas
A parte de la catedral de San Rumoldo en Malinas hay otras iglesias históricas que no carecen de interés.
Una de las más interesantes es la de Onze-Lieve-Vrouw-Over-De-Dijlekerk, un complicado nombre que se podría traducir como iglesia de Nuestra señora del otro lado del río Dyle. Este templo es famoso precisamente por albergar un enorme tríptico de Pedro Pablo Rubens “La pesca milagrosa” encargada por el gremio de los pescaderos, los mismos que levantaron el cercano edificio de “En el Gran Salmón”.
A un par de calles de esta iglesia encontramos uno de los pocos vestigios de las antiguas murallas de la ciudad que fueron demolidas en el siglo XIX. La Puerta de Bruselas es la única superviviente de las doce puertas que tuvo Malinas y data originalmente de los siglos XIII-XIV.
Al otro lado del río destaca la iglesia de San Juan Bautista que conserva su exterior gótico, pese a los destrozos de las guerras, mientras que su interior es plenamente barroco. La iglesia guarda el tríptico de “La adoración de los Reyes Magos”, considerada una de las grandes obras de Rubens.
Justo al lado está el Klapgat (o rincón para charlar) un callejón que los feligreses utilizaban para charlar y cotillear y que se ganó ese curioso apodo.
A dos pasos de esa callejuela encontramos el Groen Waterke, uno de los rincones más pintorescos de Malinas. Se trata del último tramo que queda de un riachuelo que cruzaba por aquí y cuya superficie se encuentra totalmente cubierto de una planta llamada lenteja de agua y que le da su característico color verde manzana.
Dónde dormir en Malinas
Malinas ofrece alojamientos de lo más curiosos. El Hotel Martin’s Patershof está situado en una antigua iglesia gótica. Este hotel de 4 estrellas combina elementos antiguos y modernos de una manera elegante. Sus habitaciones son de lo más pintorescas.
Otra opción muy recomendable es el B&B De Vrome Vos situado en el interior de lo que fue el Gran Beaterio. Se trata de un alojamiento encantador y tranquilo a un precio asequible.
Artículo escrito por David.
Queremos agradecer la inestimable colaboración de Visit Flanders y Visit Mechelen, asi como la maravillosa visita guiada que nos ofreció nuestra guía en español Marie-Louise.
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