El 1 de abril de 1947, hace 75 a�os, Pablo, tercero de los varones del rey Constantino I de Grecia, y padre de la Reina Sof�a, se convirti� inesperadamente en monarca griego con 46 a�os, tras el prematuro fallecimiento de sus hermanos mayores, Alejandro, el heredero y despu�s el rey Jorge II. Su juventud estuvo marcada por los avatares del reinado de su padre, que de 1917 a 1920 tuvo que partir al exilio por sus simpat�as pro-alemanas en la Primera Guerra Mundial, y a partir de 1923 tuvo de nuevo que exiliarse por la derrota griega en la guerra con Turqu�a, que condujo a la proclamaci�n de la rep�blica, falleciendo en Italia.
Durante estas etapas lejos de su patria, Pablo recal� primero en Alemania, donde se alist� en la marina imperial y despu�s en Inglaterra donde trabaj� como mec�nico en una f�brica de motores de aviones bajo el pseud�nimo Paul Beck. De car�cter apacible y templado, dicen que muy similar al de su nieto el Rey Felipe VI, se hab�a casado en enero 1938 con Federica de Hannover, 20 a�os menor e hija del duque de Brunswick, cuyo fuerte car�cter contrastaba con su tranquilo esposo. Aunque hab�an coincidido en alguna boda, y en las carreras de Ascot, el romance surgi� en Florencia a principios de los a�os 30, celebr�ndose el compromiso en Austria en el castillo de sus parientes Hanover. De su uni�n nacieron tres hijos: Sofia, futura Reina de Espa�a, Constantino, depuesto monarca griego e Irene, nacida en Sud�frica, pues durante la Segunda Guerra Mundial los nazis invadieron Grecia y la familia real tuvo que partir de nuevo al exilio. El ya Rey Jorge II regres� a su pa�s en 1946, en plena guerra civil, despu�s de que un refer�ndum restaurase la monarqu�a, pero un infarto acab� con su vida al a�o siguiente, e hizo subir al trono a su hermano Pablo.
Hombre culto, muy familiar y gran mel�mano, intentaba que los problemas de su reinado no repercutieran en la armon�a familiar, por lo que sol�a reunir cada tarde a sus tres hijos en torno a la chimenea de Tatoi, m�s parecido a una casa de campo que un palacio en las afueras de Atenas. Les le�a leyendas mitol�gicas o les pon�a m�sica cl�sica gracias a una especie de hilo musical que se escuchaba por toda la casa, de ah� los bellos recuerdos que tiene la Reina Sofia de su infancia.
El padre de Do�a Sof�a no lo tuvo f�cil en su reinado, pues tuvo que enfrentarse a la reconstrucci�n de un pa�s asolado por dos guerras, la mundial y la civil, que comenz� a recuperarse econ�micamente en los a�os 50 gracias a la ayuda estadounidense del plan Marshall. Otra amenaza era caer en la �rbita sovi�tica, que se hab�a adue�ado de las rep�blicas lim�trofes, algo que el monarca sorteo ejerciendo una activa diplomacia con constantes viajes al extranjero, siendo el primer rey griego en visitar a un jefe de estado turco.
Seg�n sus defensores, el Rey Pablo amaba profundamente a su pa�s, lo que le llevo a elegir el lema "mi fuerza es el amor de mi pueblo" cuando subi� al trono, y los pol�ticos le consideraban referente, pues era comprensivo, sab�a escuchar y estaba muy comprometido con su papel, por lo que contribuy� a estabilizar el pa�s tras la contienda fratricida. Tambi�n sane� la econom�a y se preocup� de crear escuelas para ni�os y talleres para j�venes, pero nada de esto imped�a que los sentimientos republicanos aumentaran, pues sus detractores le criticaban por inmiscuirse en pol�tica infringiendo las reglas de un Rey constitucional y por los gastos de la monarqu�a. Lo que indujo al Rey Pablo, que a diferencia de su esposa, era bastante austero, a donar al estado su propiedad de Poliendri para a costear la instituci�n y sustituir el yate real por un buque de guerra con el que hacia frecuentes traves�as.
Pero el Soberano no pudo culminar su tarea de apuntalar definitivamente la monarqu�a en Grecia, pues tras 16 a�os en el trono, falleci� el 6 de marzo de 1964, con 63 a�os, de un agresivo c�ncer de est�mago. Rechaz� que le administraran calmantes para mantenerse consciente hasta el �ltimo momento, en que agoniz� escuchando su pieza favorita, La Pasi�n seg�n San Mateo, de Bach. En su lecho de muerte le acompa�aba la reina Sof�a, que muy afectaba, pues adoraba a su padre, hizo la promesa de no volver a comer carne. Tres a�os despu�s de morir el Rey Pablo, en 1967, tuvo lugar el "golpe de los coroneles" que conducir�a a la proclamaci�n de la rep�blica en Grecia y al exilio de Constantino II, sucesor del Rey Pablo.
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