Outer Banks

Se trata de una serie para adolescentes con muchos tópicos: pandilla, verano, mar, aventuras, rebeldía, amores prohibidos, etc. que, aparentemente, podría pasar por una del montón. Sin embargo, la aventura esta bien perfilada porque se mezcla con el mundo adulto y, de esta forma, traspasa la visión única del universo juvenil.

La búsqueda del Royal Merchant es un reto apasionante para los personajes y se va definiendo en cada capítulo. El desafío se mezcla con las ganas de aventura juvenil, el empeño de JohnB, la colaboración de sus amigos y los intereses ocultos de los adultos involucrados en la trama. Una historia que, además, incluye robos y asesinatos.

Los personajes empiezan siendo frívolos y superficiales pero, a medida que pasan los capítulos, evolucionan. Así, el espectador descubre su background, una herramienta que facilita comprender y justificar sus acciones, aunque no se compartan.

La fotografía de los paisajes de todas las marismas de la isla es fantástica con planos distintos y atardeceres y salidas de sol espectaculares. En algunos momentos, la cámara es como si la llevara uno de los protagonistas y corres con ellos, huyes con ellos o te caes con ellos. Este recurso aporta un realismo poco común en este tipo de series, un carácter más cinematográfico.

El argumento ha servido para rodar una serie, pero podría ser una entretenida película de sábado por la tarde sin muchas pretensiones. Como están en la primera temporada, y hay que estirar el filón, han dejado el final abierto para enlazar con una segunda temporada que parece ya se está preparando. Veremos por dónde sale el sol y cómo van relacionando las aventuras.

Firma: Rosamaría Aguilar