Otto von Bismarck, apodado el «canciller de hierro», fue un político y estadista alemán, y el gran artífice de la reunificación alemana. Hábil político, aplastó a todos sus enemigos externos e internos y puso a los alemanes a trabajar juntos por el honor y la gloria de la Gran Alemania.
Otto von Bismarck vivió entre los años 1815 y 1898. Nació en los años en los que el Imperio Napoleónico acabó con el Sacro Imperio Romano Germánico y arrasó con Alemania. Bismarck, y el resto de los alemanes, se tomarían su venganza aplastando a Francia en la guerra franco-prusiana de 1870.
Las políticas de de Otto von Bismarck resultaron en el gran despegue económico y militar de Alemania, que se convirtió en una de las mayores potencias del mundo. El Imperio Británico, Francia y los Estados Unidos, se sentirían amenazados por el resurgir de la Patria de los germanos.
Un nuevo imperio; potencia científica, cultural, económica y militar, al que las viejas potencias tratarían de hacer desaparecer por cualquier medio. Esto, unido al militarismo alemán, precipitaría años más tarde la Gran Guerra Mundial.
Frases célebres de Otto von Bismarck
Es un gran mal el de no saber decir con resolución sí o no.
El hombre que nada teme es tan fuerte como el que es temido por todo el mundo.
El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación.
Las grandes cuestiones no se decidirán por medio de discursos y votaciones, sino con sangre y acero.
Cuando alguien dice estar de acuerdo, en principio, en hacer algo, quiere decir que no tiene la menor intención de hacerlo.
Hay ocasiones en que un gobierno debe ser liberal y otras en que debe ser dictatorial: aquí todo cambia y no hay eternidad.
Vivimos una época maravillosa, en la que el fuerte es débil por causa de sus escrúpulos, y el débil fuerte por causa de su audacia.
La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse.
La política no es una ciencia exacta.
Los periodistas son gentes que han fallado en su carrera.
Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.
Cuídate de los que sólo ven desorden en el ruido y paz en el silencio.
Nosotros, los alemanes, tememos a Dios; pero a nada más en el mundo.
España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos tratando destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido.
Lo increíble de España es que con una clase política tan inepta todavía exista el país.
Nada que venga de Francia puede ser bueno.
Con las leyes pasa como con las salchichas, es mejor no ver como se hacen.
La política no debe tratar de vengar el mal realizado, sino de cuidar que no se reproduzca.
Si alguna vez hay otra guerra en Europa, será resultado de alguna maldita estupidez en los Balcanes.
Un buen orador debe tener algo de escritor, no ha de tomarse la verdad con precisión matemática.
Hasta en una declaración de guerra deben observarse las reglas de urbanidad.
Yo siempre traspaso los buenos consejos que me dan. Es para lo único que sirven.
A un ejército conquistador apostado en la frontera no se le detiene con elocuencia.
