Amor Moderno, George Meredith

[Modem Love]. Con­junto de cincuenta poesías del escritor in­glés George Meredith (1828-1909), publicado en 1862 junto con otras poesías bajo el título Modern Love and Poems of the English Roadside, with Poems and Ballads. Las cincuenta poesías, impropiamente lla­madas sonetos, están formadas por cuatro cuartetas que riman ABBA y presentan bastante oscuramente, como es defecto ge­neral del autor, las vicisitudes matrimonia­les de una pareja mal avenida pero consi­derada feliz hasta el punto de ser envidia­da. Son dos jóvenes de alma noble, «velo­ces halcones cazados al lazo, condenados a revolotear como murciélagos», cuya vida conyugal está amenazada por la recíproca incomprensión, por el amor propio y el or­gullo que no les permite aclarar las confu­siones, y, sobre todo, por la falta de hijos. Desilusionado de la mujer, que se deja cortejar por un admirador, el marido busca refugio en los favores de una amiga; pero tanto la mujer como el marido experimen­tan la mordedura de los celos, porque «in­cluso una cosa que arrojamos al suelo, si otro la recoge se trasforma en piedra pre­ciosa».

Los estados de ánimo y particular­mente los del hombre; las distintas situa­ciones que se van determinando, los episo­dios de sociedad (como la recepción en casa del matrimonio, durante la cual ambos con­siguen bastante hábilmente disimular la recíproca indiferencia y frialdad, o las Na­vidades en casa de un amigo, o el encuentro de la mujer con la amiga del marido, que se resuelve con cumplidos recíprocos), están descritos adrede con toques ligeros y efica­ces que no carecen de humorismo e intros­pección, revelando el arte consumado del novelista. La reconciliación entre marido y mujer se produce demasiado tarde, cuan­do ésta, para permitir al marido que se dedique por completo a la otra, ha bebido el veneno que sellará para siempre sus la­bios. La narración, lo mismo que sucede frecuentemente en las novelas de Meredith, se produce a saltos, interrumpida a menu­do por los monólogos del marido y por las consideraciones más bien amargas del propio autor. Aunque, de tarde en tarde, como comentario musical, prorrumpe eí ímpetu lírico y hay entonces momentos de verdadera y alta poesía.

B. Cellini