Woody Allen, Mia Farrow y sus hijas: la historia al completo

En 1992 años Vanity Fair publicó las primeras informaciones que hacían referencia al supuesto abuso al que Woody Allen sometió a su hija Dylan. Hoy, más de 20 años después, lo publicamos por primera vez en español

Allen habría llamado a Farrow 'aguafiestas' cuando esta se opuso a lo que ella calificaba como 'cortejo'

Había una regla no escrita en casa de Mia Farrow, que nunca se dejara solo a Woody Allen con su hija adoptada Dylan, de siete años de edad. En los dos últimos años, fuentes cercanas a Farrow dicen que la actriz habría comentado un supuesto comportamiento paternal “inapropiado” de Allen hacia Dylan con la doctora Susan Coates, psicóloga infantil. Durante las más de dos docenas de entrevistas realizadas para elaborar este artículo -la mayoría con personas que han tenido acceso a la intimidad familiar de Mia Farrow- Allen fue descrito una y otra vez como un ser completamente obsesionado con la pequeña y rubia niña. Parecía incapaz de mantener sus manos lejos de ella. Allen habría monopolizado a Dylan completamente, excluyéndola de sus hermanos y pasando horas junto a ella, susurrándole. No es que Dylan no quisiera a su padre, pero sus atenciones eran excesivas. Si ella intentaba ir a jugar, él la seguía de habitación en habitación, o se sentaba a mirarla. Durante el año escolar, Allen siempre llegaba temprano a la casa que Mia Farrow tenía en el West Side de Nueva York y se sentaba en la cama de Dylan, mirando a la pequeña y esperando a que se despertase para llevarla al colegio. En su fiesta de cumpleaños, el julio pasado en la casa de campo de Farrow en Bridgewater, Connecticut, Allen prometió que se mantendría alejado de la mesa de los niños para que Dylan pudiera disfrutar de la fiesta con sus amigos, pero el director parecía incapaz de cumplir su palabra. Allen, que fue una figura temible para muchos de los habitantes de esa casa, necesitaba saber en todo momento dónde estaba Dylan, qué hacía. Estuvo tan pendiente de la niña durante toda la fiesta que cuando llegó la tarta de cumpleaños allí estaba él, justo detrás de ella, ayudándola a soplar las velas.

Destacar el comportamiento de alguien durante una fiesta de cumpleaños puede parecer trivial en el mejor de los casos. Sin embargo a la doctora Coates, que casualmente se encontraba en la casa para tratar a otro de sus hijos, le bastó presenciar una breve demostración de cariño entre padre e hija para abordar la cuestión con Mia, una conversación que acabó con Woody Allen accediendo a tratar el tema con un terapeuta. En ese momento Coates no sabía que, según varias fuentes, un Woody Allen en ropa interior habría llevado a Dylan a su cama para entrelazar su cuerpo con el de ella; o que habría chupado su pulgar; o que a menudo, cuando Dylan lo visitaba en su apartamento, él la llevaría directamente al dormitorio para meterla en la cama y jugar. Allen habría llamado a Farrow “aguafiestas” cuando esta se opuso a lo que ella calificaba de “cortejo”. Mia comentaba a sus allegados que él se defendía diciendo que sus preocupaciones eran fruto de su mente enfermiza y que él estaba siendo simplemente cariñoso. Durante un tiempo Mia reculó. Su amor por Woody siempre estuvo mezclado con miedo. El podía reducirla a una piltrafa cuando daba rienda suelta a su temperamento, pero además ella estaba intimidada ante él, que siempre se presentó como una persona moralmente superior.

Un día de verano en Connecticut, cuando Dylan tenía cuatro años; Woody le estaba echando crema protectora en su cuerpo desnudo cuando su comportamiento alarmó a la madre de Mia, la actriz Maureen O’Sullivan, y a su hermana, Tisa Farrow. Allen empezó a frotar su dedo en la hendidura de las nalgas de la pequeña. Mia le quitó la crema y O’Sullivan le preguntó:“¿Cómo quieres ser recordado por tus hijos?”, a lo que Woody respondió, “Como un buen padre”. “Bueno, eso si que es interesante…”, le contestó una vez más su suegra. “Solo duró unos segundos pero fue definitivamente raro” recuerda Tisa Farrow.

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Cuando Mia llegó a casa, un poco después, Dylan y Woody estaban fuera, y la niña no llevaba ropa interior

La propia madre de Woody fue víctima de la conducta aduladora que tenía este con respecto a su hija. Cuando Woody y Mia llevaban a sus hijos de visita a casa de los padres de Allen, el director diría a la pequeña cosas como que su abuela era “la malvada bruja del oeste”. Woody, que parecía albergar sentimientos negativos hacia su madre, le dijo a la pequeña una vez “arráncale la nariz”.

Esta devoción no fue mostrada hacia Satchel, el hijo de cuatro años y medio que Woody había tenido con Mia. Padre e hijo parecían ser alérgicos el uno al otro desde el principio. Mia les dijo a sus amigos que Woody parecía molesto con su cesárea, de la que tardó mucho tiempo en recuperarse. Él estaba horrorizado ante el proceso de recuperación y los dispositivos médicos que este conllevaba, especialmente con un tubo lleno de leche que Mia colocaba junto a su pezón y con el que alimentaba a Satchel las primeras semanas. cuando la leche no vino de forma natural. También le molestó de forma especial el hecho de que Satchel no fuera completamente destetado hasta los dos años y medio. Ella dijo que Woody se refería al bebé, que lloraba mucho, como “el pequeño bastardo”, y que en una ocasión, cuando Satchel dio una patada a su padre, este le retorció la pierna hasta hacerlo gritar y le dijo “hazlo otra vez y te romperé las piernas”. En otra ocasión, Satchel golpeó a Dylan en el ojo en presencia de Woody. Este cogió a la niña y la acunó entre sus brazos y despotricó obscenamente contra Stachel. “Simplemente no creo que un padre pueda estar así de furioso constantemente con su hijo pequeño”, dice Casey Pascal, que presenció la escena. Pascal, amiga de Mia desde los días del internado en Inglaterra, tiene también un niño de siete años y unos gemelos de la edad de Satchel y visita a menudo a la actriz en su casa de campo y en la de la ciudad. “Woody dijo claramente que quería una niña. Satchel no le gustó desde el principio”.

Dylan acaba de comenzar el segundo grado. Contrariamente a los informes recientemente publicados en la prensa y siempre según miembros de la familia, ella nunca ha estado en terapia por no poder distinguir fantasía de realidad. Ha estado en terapia por ansiedad (porque no quería quedarse en la guardería sin sus padres) y por su timidez. Sin duda la gente se preguntaba cómo podía Dylan manejar toda la atención que le brindaba su padre - un comportamiento con el que mucha gente no sabría lidiar- . “Cuando ella quería reír, correr y jugar, el estaba siempre detrás. Recuerdo mirarlo, sacudir mi cabeza y pensar ‘ojala esto sea algo bueno”, dice Pascal. Recuerdo que llegó un momento en el que si pasábamos por su casa yo no me acercaba a ella a hablarle ni nada por el estilo. Hablaría con Satchel, pero es como si no pudieras acercarte a Dylan cuando él estaba cerca”. ¿Estaba Pascal al tanto de la norma que impedía dejar a Woody solo con Dylan?

“Era una buena regla” opina al respecto. “No había otra manera de que ella pudiera escapar y salir de aquello”.

Varias veces durante el último verano, mientras Woody les visitaba en Connecticut, Dylan se habría encerrado en el baño, negándose a salir durante horas. En una ocasión, una de las niñeras tuvo que usar una percha para abrir la puerta. Dylan se quejaba constantemente de dolores de tripa y de cabeza cuando Woody venía de visita. Cuando él se iba, los síntomas de enfermedad desaparecían. En ocasiones Dylan se volvía tan retraída en presencia de su padre que no hablaba normalmente y se limitaba a fingir que era un animal.

El cuatro de agosto, Woody estaba en Connecticut para ver a los niños y Mia y Casey Pascal se fueron de compras, llevando consigo a los dos nuevos hijos de Mia, ambos adoptados -una niña vietnamita ciega llamada Tam, de 11 años, e Isaías, un bebé negro de siete meses de edad, nacido de una madre adicta al crack-. Mientras estaban fuera, hubo un breve período, de unos 15 minutos, en el que Woody y Dylan desaparecieron. La niñera que estaba en la casa buscó arriba y abajo, rastreó la casa de campo pero no pudo encontrarlos. Otra niñera, que se encontraba en los jardines, buscó en los terrenos de la finca, llegando a la conclusión de que ambos debían estar dentro en alguna parte. Cuando Mia llegó a casa, un poco después, Dylan y Woody estaban fuera, y la niña no llevaba ropa interior. (Allen dijo más tarde que nunca había estado solo con Dylan. Se negó a proporcionar pelo y huellas dactilares a la policía de Connecticut o a cooperar a menos que tuviera la garantía de que nada de lo que dijera pudiera ser usado en su contra) . Woody, que odiaba el campo y llegó a llevarse su propia alfombra de baño para evitar gérmenes, pasó la noche en el cuarto de invitados, al lado del cuarto de la lavadora y el garaje. Se fue a la mañana siguiente.

Ese día, el cinco de agosto, Casey llamó a Mia para informarle de algo que le había dicho su niñera. El día anterior, la niñera de Casey había estado en la casa buscando a uno de los tres niños Pascal y había empezado buscando en el cuarto de la televisión. Dylan estaba en el sofá, con un vestido, y Woody estaba arrodillado en el suelo agarrándola, con su cara en el regazo de la pequeña. La niñera no lo consideró una “pose paternal” sino más bien una situación a la que reaccionarías con un “Ups, perdón” si los involucrados hubieran sido dos adultos. Ella dijo sentirse en estado de shock cuando relató estos acontecimientos a la policía. “Me pareció demasiado íntimo. El parecía muy a gusto”.

En cuanto Mia preguntó a Dylan sobre ello, la niña empezó a contar una historia desgarradora, poco a poco pero con todo detalle. Según su relato, ella y su padre subieron al ático (no era exactamente un ático, sino un pequeño espacio en el vestidor de la habitación de Mia, donde los niños solían jugar) yWoody le dijo que, si se quedaba muy quieta, él la incluiría en una de sus películas y llevaría a París. Él tocó sus “partes íntimas”. Dylan asegura haber dicho entonces “Duele. Solo soy una niña”. Lo que después le dijo a Mia fue que “los niños deben hacer caso a los adultos”. Mia, que tenía una pequeña videocámara Beta con la que solía grabar a sus hijos, hizo un vídeo de Dylan para su psicólogo, que por entonces estaba en Francia. “No quiero hacer una película con papá”, decía Dylan y preguntaba: “¿Alguna vez te hizo eso tu papá?”.

Según testigos cercanos al círculo de Mía, ella llamó a su abogado, quien le aconsejó llevar a Dylan a su pediatra en New Milford. Cuando el doctor preguntó a la niña dónde estaban sus “partes íntimas” ella señaló a sus hombros. Pero minutos después, tomando un helado con su madre, confesó a Mia que se había sentido avergonzada al tener que hablar sobre aquello con el doctor. Mia le preguntó cuál de las dos versiones era cierta, porque necesitaba saberlo. Volvieron a la consulta al día siguiente y Dylan contó la historia original –la cual permaneció invariable a lo largo de las siguientes narraciones a las autoridades; la misma registrada en el vídeo que grabó Mia. Sin embargo, el médico que examinó a Dylan la encontró intacta. El doctor llamó a un abogado y comunicó a Mia que era su obligación trasladar la historia de Dylan a la policía.

Mia, que hasta el momento no se había planteado hacer pública la historia, se puso en contacto con el doctor Coates, uno de los tres terapeutas a los que Woody Allen había acudido. Coates también aconsejó a Mia que llevara el caso de Dylan a las autoridades, pero también debía comunicárselo a Woody. Mia rompió a llorar, tenía miedo. Irónicamente, al día siguiente, 6 de agosto, Woody y Mia firmaban el documento legal de acuerdo por la custodia y, tras meses de negociación, quedaba estipulado que Mia recibiría 6.000 dólares para la manutención de Satchel, Dylan y Moses, el hijo de 15 años de Mía, que Woody había adoptado el 17 de diciembre de 1991. La actriz pensaba que, gracias a las sesiones de Woody con el Dr. Coates, era muy posible que su comportamiento hubiese mejorado respecto a Dylan. Aún así, y dado el historial en la relación de Woody con su hija, insistió en que no visitara a los niños sin su supervisión hasta que éstos llegasen al sexto curso en la escuela. Tampoco podría pasar la noche en su domicilio, como él había pedido insistentemente, sino en la casa de invitados al otro lado del lago de la finca.

Uno de los abogados de Mia, Paul Martin Weltz, notificó mediante una carta entregada en mano al abogado de Woody, J. Martin Obten, que había sucedido un incidente en la convivencia entre Mia y los niños. El 13 de agosto, el abogado de Allen respondía con un ataque preventivo. Presentó una demanda de custodia contra Mia Farrow, alegando que era una madre irresponsable. Además negaba toda acusación de abuso o necesidad de terapia por ello.

Cuando los problemas entre Mia y Woody se hicieron públicos, la Convención Nacional Republicana de Houston se deshizo en ataques retóricos hacia el cineasta en defensa de los valores familiares. Pero la guerra sobre el significado de los valores en la familia de Mia Farrow y Woody Allen llegó a ocupar portadas con George Bush y Dan Quayle opinando en Time y Newsweek.

Woody declaraba para el Time: “De repente recibo una carta de sus abogados notificándome que ya no habrá más visitas. Algo pasaba. Cuando llamo a Mia, ella se limita a colgar el teléfono. Y entonces mis abogados me anuncian que estoy acusado de pederastia. Es algo tan loco y enfermo que mi conciencia no me permite dejar a los niños en una ambiente así. Así que dije, se que ésto va a ser duro, pero voy a hacerme con la custodia de los niños”.

El escenario estaba listo para un apasionante duelo de moralidad entre dos personas tan famosas que solo por sus nombres propios eran reconocidos en todo el mundo. Su reputación y sus carreras estaban en juego; y las vidas de niños inocentes se encontraban justo en la línea de fuego. Woody Allen mantenía no haber hecho nada inapropiado y, sin embargo, se encontraba bajo investigación criminal por los abusos que Dylan había declarado. Pero las cosas habían empezado a enredarse siete meses antes, cuando Farrow descubrió que Allen tenía un affaire con su hija adoptiva, la coreana Soon-Yi de entre 19 y 21 años. ¿Se trataba de un caso de incesto? Mia Farrow siempre había creído que Allen era una figura paterna para 9 de sus 11 hijos, no solo para Satchel y los dos que ellos habían adoptado; por lo que no veía excusa o razón para tal relación.

Farrow -al contrario que Allen quien asumía que la relación había terminado desde enero- aún pensaba que pasarían el resto de sus vidas juntos cuando descubrió el affaire de Allen con Soon-Yi al encontrar un puñado de polaroids que él había tomado de la chica; algunas, con las piernas abiertas, incluían el desnudo frontal de su hija. Woody declaró después públicamente que aquellas fotografías habían sido tomadas a raíz del interés de Soon-Yi por ser modelo. Mia vio las fotos cuando se encontraba en el apartamento de Woody, esperando que uno de sus hijos acabase una de las sesiones de terapia con el psicólogo. (Durante cierto tiempo, Allen se hacía cargo de este tipo de gastos, ya que consideraba la terapia una “tradición familiar”) . Las fotografías estaban bajo una caja de pañuelos sobre el escritorio de Allen. Cada una de ellas mostraba tanto la cara como la vagina de su hija, y según contó Mia después, cuando las vio sintió que “estaba mirando directamente a los ojos del mismo demonio”.

“No seguirán adelante con los cargos. Woody se recuperará de todo esto, seguirá viendo a los niños y todos podrán llegar a entenderse”, decía Letty Aronson, hermana de Woody Allen, que negaba categóricamente que Woody hubiese estado alguna vez en terapia por comportamientos inapropiados hacia Dylan, o que favoreciese a ésta sobre Satchel. “Será el gigante de la industria cinematográfica que es -continuaba- y ella será exactamente lo que es, (en mi opinión, ya que Woody no lo cree a pesar de todo) una actriz secundaria, una mala madre, una persona completamente deshonesta y alguien que actúa completamente cegada por el deseo de venganza”.

Personas cercanas a Allen insisten en que el episodio narrado por Dylan nunca ocurrió y que el máximo periodo de tiempo que él no estuvo localizable y acompañado durante la tarde del cuatro de agosto, no duró más de cinco minutos. Sin embargo uno de los testigos principales aseguró en una declaración jurada a la policía de Connecticut que el tiempo transcurrido fue por lo menos el doble. Los abogados de Woody confirmaron que él había pasado el test del detector de mentiras e hicieron público que la grabación casera era sospechosa por haber sido grabada a intervalos. Mantenían que la historia de Dylan era una invención de la niña, o incluso una invención de la madre, que habría presionado a su hija para hablar. Decían además que era Mia quien mantenía un trato de favor hacia su hijo biológico, y que cuando nació Satchel, el hijo de Woody, Mia perdió el interés por Dylan; motivo por el que Woody prestó más atención a su relación paternal con ella. Los abogados apuntaban además que Mia escribió una completísima carta para el juez a favor de la adopción por parte de Woody de Dylan y Moses; solo unos días antes de que él “se llevase a Soon-Yi”. (Según Paul Weltz, que tramitó las adopciones “No existen tal carta. Solo una declaración jurada afirmativa que consentía la adopción, pero reservándose en todo momento la custodia”.)

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“En cualquier caso no veo ningún dilema moral”, decía Woody para Time sobre su relación con Soon-Yi. “No siento que lo haya porque es hija de Mia, no hay ningún gran dilema moral en eso. Es solo una circunstancia sin importancia. No es como si fuese hija mía”.

Nada podría haber herido más a Mia Farrow. Nacida en el seno de una familia privilegiada del antiguo Hollywood, fue educada en un entorno de actores; pero también creció, junto a sus seis hermanos, en una residencia extremadamente católica. El ideal de familia era, al fin y al cabo, algo sagrado, y sin embargo ella y sus hermanos pasaban mucho tiempo con niñeras e institutrices. La familia acabó sufriendo problemas de alcoholismo y drogadicción.

Maureen O´Sullivan, madre de Mia Farrow, era una hermosa estrella de cine, famosa por haber interpretado a Jane en el Tarzán de Johnny Weissmuller; y su padre, John Farrow, al que Mia adoraba, era un guionista y director cuyo gran éxito fue la adaptación cinematográfica del best seller ‘Damien the Leper’. Era famoso también por haber sido reconocido por el Papa por su documental sobre el papado, ‘Pageant of the Popes’. La familia vivía en un enorme apartamento del barrio más exclusivo de Beverly Hills; tenía un chalet en la playa de Malibú y una segunda residencia en Manhattan. Mia y sus hermanos también residieron durante un tiempo en España e Inglaterra, y Mia fue educada en un internado católico de Londres. Su hermano John ha contado en varias ocasiones que de pequeño veía a su hermana como la Wendy de ‘Peter Pan’ que, con su instinto maternal, se hacía cargo de una panda de críos. “Vivíamos en un ático adosado de Londres, así que el escenario contribuía a hacer más real mi asociación con Peter Pan”. A los nueve años, Mia contrajo la polio; tuvieron que quemar todos sus juguetes y ella tuvo que enfrentarse a la muerte de la niña con un pulmón artificial con la que compartía habitación en el hospital. Cada Navidad desde su recuperación organizaba un pequeño espectáculo para sus hermanos y los niños del barrio -entre ellos los hijos del productor Hal Roach o el actor MacDonald Carey- cobrando la entrada a un dólar. Donaba la recaudación a una organización contra la polio.

"Mia era como una madre en su familia. Estaba pendiente de todo", cuenta la amiga más antigua de la actriz, Maria Roach. "Con su familia tenía a los niños alrededor todo el tiempo. En el fondo, todos queremos ser normales”.

"No había nada fácil en Mia", dice su madre. Ni nada remotamente convencional. Cuando tenía 18 años era una belleza de porcelana comiendo mariposas en el hotel St. Regis con su querido amigo Salvador Dalí. A los 19, con un hijo en ciernes, y como ingenua estrella protagonista de la teleserie más popular de mitad de los años sesenta, Peyton Place, no pasó desapercibida a los ojos de Frank Sinatra, de 49 años, al que conoció en el set de la Fox un día, y con el que poco después volaría en su jet privado a Palm Springs para pasar juntos un fin de semana. Un año después más o menos, su madre recibió una llamada de sus vecinos de Nueva York: "La señora Basil Rathbone, dijo, 'algo terrible le ha pasado a Mia'. Yo respondí: 'Dígame el que ¿está muerta?' 'No, se ha casado con Frank Sinatra'. 'Oh', dije yo, 'eso es todo'".

El matrimonio empezó a desmoronarse cuando Mia consiguió el papel protagonista en La semilla del diablo, de, por el entonces principiante, Roman Polanski. **Cuando se divorciaron en 1968, Mia asombró a Sinatra al no pedirle ni un penique de pensión alimenticia. (Después de conocer sus recientes problemas económicos, la llamó para ofrecerle ayuda y dinero) **. En 1969, Mia rompió su matrimonio y se quedó embarazada de gemelos de André Previn, el principal presentador de la Orquesta Sinfónica de Londres. Con su nuevo matrimonio y la llegada de los gemelos, Mia encontró lo que le hacía más feliz en la vida: la maternidad. El matrimonio duró 10 años, durante el cual la pareja tuvo otro hijo biológico y otros tres adoptados. Previn se hizo cargo económicamente de la manutención de sus hijos.

Previn ha sido también un apoyo para Mia. "Si Mia no es una buena madre, Jascha Heifetz no sabe tocar el violín", dijo Previn a sus amigos. Irónicamente, Woody Allen no hace mucho tiempo alabó a Mia como madre. "Ella ha criado nueve hijos sin traumas y nunca ha tenido un termómetro. Yo me tomo la temperatura cada dos horas", dijo Allen a Eric Lax, autor de su biografía en 1991.

El pequeño Allen Konigsberg (el nombre real de Woody) no creció rodeado de estrellas como María de Lourdes Villiers Farrow. Pero durante 12 años compartieron una vida -ella protagonizó 13 de sus películas- y ella intentó transmitirle el amor paternal. "Mia ha vivido un tipo de experiencia completamente diferente a la mía", dijo Woody a Lax. "Ella me presentó todo un mundo nuevo. Tuve un hijo con ella, y adoptamos otro. Aportó una dimensión completamente diferente a mi vida". Dos años después, Woody Allen y Mia Farrow comienzan un duro conflicto. "Lo encontré desconcertante", dice ahora Eric Lax. "En el momento en que terminé el libro, la relación entre ambos parecía muy sólida, y la relación con los hijos, perfectamente normal. Me siento abatido por todos ellos".

La crisis fue demoledora para Mia, que era capaz de despotricar sobre Woody al teléfono a todas horas, mientras que él, insistían sus amigos, siguió rogándole que volvieran a intentarlo. Al final, la infinita ambivalencia hacia atrás y hacia delante, y la imposibilidad de llegar a una reconciliación llegó a su punto final en agosto. Allen y sus amigos montan una agresiva campaña de control y auto-defensa pintando a Farrow como alguien que nunca había querido vivir con él, llena de rabia, en busca de venganza, histérica y madre adoptiva compulsiva de niños enfermos que vivían su vida como si de una versión de los últimos días del orfanato de la señorita Hannigan se tratara. El caos reinaba en la casa de Mia, según Woody; algunos hijos adolescentes estaban fuera de control. Los seguidores de Woody, muchos de los cuales dependían de Woody económicamente, acusaron a Mia de tener a sus hijos asiáticos adoptados como empleados domésticos, favoreciendo a sus hijos biológicos. E incluso, de haber pegado a Soon-Yi, golpeándola con una silla.

Especialmente polémicos fueron los hermanos Hamill, Pete en el New York Times y Denis en el New York Daily News, cuyo hermano Brian había trabajado para Woody como fotógrafo en 17 películas. En una columna, Denis acusó incorrectamente a Mia de haber "amamantado a Satchel hasta que tuvo 3 años y medio, y que incluso tenía un arnés especial para ello pese a la oposición de Woody". Algunos colaboradores del cineasta, aseguraron que Mia tomaba tranquilizantes y antidepresivos con abundante vino tinto, y que en abril, después de discutir sobre la relación con Soon-Yi, había simulado un intento de suicidio en el apartamento de Woody. ¿Lo que había hecho Woody era suficiente motivo para merecer eso?

La primera rueda de prensa pública del director en años fue en el Hotel Plaza para negar las acusaciones. Declaró públicamente su amor por Soon-Yi, estudiante de segundo año en la Crew University de New Jersey, "que continúa cambiando mi vida de una manera positiva y maravillosa". La venganza por haberse sentido atraído por la "adorable, inteligente y sensible" Soon Yi -con quien, según explicó en entrevistas sucesivas, apenas había hablado desde que tenía siete u ocho años y con la que nunca tuvo una figura paterna ("Ella es probablemente más madura que yo") - fue la razón, según Allen, por la que Farrow continuaba denunciando de manera irracional y extravagante que él había abusado de Dylan y Satchel. (Si realmente existen los rumores sobre Satchel, nunca han sido mencionados públicamente ni por las autoridades ni por Farrow) .

Menos de un mes antes de que Mia descubriera las fotos de la nueva pareja, Woody había adoptado formalmente a Dylan y Moses, pero ahora hablaba de su relación con Soon-Yi como si la relación con Mia hubiera terminado mucho tiempo antes. Según sus amigos, la pareja había continuado a comportarse aparentemente como siempre durante ese tiempo. "Cené con ellos el 28 de Octubre. Todo era como siempre. Woody estuvo hablando toda la noche sobre la adopción; dijo que estaba dispuesto a mover cielo y tierra para conseguirla", declaró el escritor Leonard Gershe, uno de los amigos más cercanos de Mia. "¿Estarías tan ansioso por adoptar un hijo con una mujer que no vas a volver a ver nunca más? ¿y ella lo habría permitido? Quizá todo había terminado en su cabeza. En la de ella desde luego no", añadió Gershe. "Pero si estaba acabado realmente, su afán por adoptar a Dylan es aún más siniestro".

Soon-Yi, defendió su propia independencia en Newsweek, atacando a Mia, y declarando: "No soy una pequeña flor retrasada, violada y abusada sexualmente por un padre adoptivo diabólico. Soy una licenciada en psicología que se enamoró de un hombre que resultó ser el exnovio de Mia". Soon-Yi declaró por escrito exactamente lo que Woody había dicho, que para Mia habría sido igual de molesto si se hubiera ido a la cama con "otra actriz o su secretaria".

La familia de Mia se mostró asombrada por las declaraciones. "Soon-Yi no conoce la mitad de esas palabras ni lo que significan", dijo un familiar. Igualmente asombrado estaba Audrey Seiger, quien tiene un doctorado en aprendizaje y lectura con dificultades, y ha pasado centenares de horas ayudando a Soon-Yi desde que estaba en el colegio hasta el instituto. Cuando Soon-Yi estaba en la escuela, su cociente intelectual era ligeramente inferior a la media. Acudió a Seiger con dificultades en el desarrollo del lenguaje, lo que le llevó años superar. Seiger y Soon-Yi se convirtieron en íntimos, y Soon-Yi trabajó muy duro. "Ella es un ejemplo típico de L.D., con un comportamiento social inapropiado, muy, muy ingenua", dijo Seiger, quien está profundamente preocupado por Soon-Yi hoy. "Tiene problemas para procesar la información, problemas para entender el lenguaje. Interpreta la realidad y todo lo que ve, de manera muy muy literal. Malinterpreta algunas situaciones". Seiger duda que Soon-Yi haya podido escribir las frases de la rueda de prensa. "Las palabras eran muy parecidas a las de Woody Allen, si comparas las dos declaraciones", dice Priscilla Gilman, hermana de Richard Gilman, profesor de interpretación de la escuela de Teatro de la Universidad de Yale, y agente literario de Lynn Nesbit, quien como novia durante muchos años del hijo de Mia, Matthew Previn, es considerada como una más en la familia.

Después de que Woody Allen diera voluntariamente entrevistas "exclusivas" a los dos semanarios rivales, People también produjo una portada y un seguimiento la siguiente semana. "Los medios de comunicación, a mi juicio, parecen estar reportando las respuestas de Mia Farrow... y tratándolos como si fueran a la par con el hecho de que Woody Allen estaba teniendo una aventura con su hija", dice la Dra. Kathy Weingarten, un terapeuta familiar de Boston que está escribiendo un libro sobre la evolución de la maternidad moderna. "Las reacciones de ella son vistas como si fueran moralmente equivalentes. Me parece que es preocupante".

Mia declinó todas las ofertas de las entrevistas aunque sí habló brevemente para Newsweek acerca de su familia. Diane Sawyer estaba dispuesta a darle todo un espectáculo, Barbara Walters estaba lista para subirse a un avión de vuelta de Italia, Maury Povich incluso envió flores a una de las niñeras. Varios de los hijos de Mia dieron unas declaraciones a su favor lo que llevó a que Woody presentara cargos por hacer "desfilar" a sus hijos en la prensa de una manera desvergonzada. Tampoco ayudó que María Roach leyera una carta de Mia -con el permiso de Mia, según ella- a un periodista de A.P en Los Ángeles. En la carta, Mia confesó que había llegado a un ' verdadero colapso'. Mia lloraba cuando esa carta fue publicada", dice Priscilla Gilman. "Hablé con ella y me dijo: 'Estoy tan humillada, no puedo creer esto, y además ella está diciendo que yo autoricé esto". "Solo la leí para demostrar que ella tiene todas sus facultades y que le habían dado un golpe terrible", dice Roach. "Leí la carta pensando que él la interpretaría. Al final, se citó erróneamente”.

Lo más perjudicial fue la rigurosa creencia de que la declaración de Soon-Yi a Newsweek era cierta. En ella decía que Mia o alguien cercano a ella, era quien había hecho llegar una copia del video de Dylan a manos del Canal 5 de noticias de Fox en Nueva York. Tanto Mia como su madre negaron la acusación. La cinta nunca se emitió pero el canal no eximió a Mia de filtrarlo. La periodista Rosanna Scotto dijo: "Me encantaría que pudiéramos, pero hacerlo ‘reduciría el campo’ entre los posibles sospechosos”.

Por no controlar estrictamente todas las declaraciones en un principio, el lado de Mia dio algunos pasos en falso que el lado de Woody utilizó como prueba de su rabia irracional. Mia dijo a sus amigos que él parecía seguir adelante con una amenaza que habría lanzado unos días antes del cuatro de agosto, cuando su romance con Soon-Yi comenzó a filtrarse. Cuando Mia se negó a comparecer en una rueda de prensa propuesta en parte para decir que no había nada entre él y Soon-Yi, Woody le dijo que si esa historia salía alguna vez a la luz, él iba a decir que amaba a la hija de la actriz. Afianzó su amenaza previa para que cuando hubiera terminado con Mia no quedara nada en pie.

"Es un caso clásico de una mujer despreciada", dice Jane Martin, un amiga cercana de Woody que trabajaba como su asistente en la década de 1980. "Nunca me han exprimido tanto como lo ha hecho Mia. Cambia de cero a 100 kilómetros por hora en un segundo. En un par de ocasiones se volvió loca gritándome por cosas que no tenían nada que ver conmigo". Martin, quien está convencida que Mia favorece a sus hijos naturales sobre sus niñas adoptadas, compara su presencia a “tener una enorme cobra enroscada en un rincón de la habitación y tener que vigilarla todos los días para que no saliera”.Martin también opina que la 'venganza' de Mia ha sido un éxito. "Ella ha puesto un indeleble signo de interrogación negro al final del nombre de Woody para siempre".

Mia Farrow, no sólo se sintió traicionada enormemente sino que también estaba aterrorizada por el hecho de que Woody Allen estuviera destrozando su familia deliberadamente. A pesar de todo, ella mantuvo el aliento con la esperanza de que llegaran a un acuerdo. Ella dependía de él tanto emocional como económicamente. A pesar de que Variety informara hace poco de que "Woody Allen hace películas caras y exige un rico acuerdo", todo lo que ella pudo ganarle a Allen fue una modesta suma de 200.000 dólares por película. Woody Allen es uno de esos raros autores en el negocio del cine que no ha tenido que responder ante nadie y Mia disfrutaba de la seguridad que él le proporcionaba. "Una de las cosas que le pasaban a Mia -dice Lynn Nesbit- es que a ella también se le cortó el grifo".

Para rematar la pesadilla, unos días antes de que las revistas Newsweek y Time salieran, Mia dijo a sus amigos que Woody había accedido a dejar el caso de la custodia y firmar el acuerdo original, si Mia decía que ella dejaba los cargos de abuso y la familia trataba el tema en privado. "Creo que gran empuje de Woody era: Tú envenenaste la atmósfera hasta tal punto que Dylan se estaba inventando todo", dice Lynn Nesbit. Así las cosas, un testigo que dio una declaración jurada a la policía aseguró que Mia consultó a Dylan para ver si estaba dispuesta a retractarse. Mia dijo: "Dylan, ya sabemos que todos nos inventamos historias. Todo el mundo lo hace. A veces sabemos que nos lo inventamos". Pero la niña no se echaría atrás. "Si él dice que no lo hizo -respondió Dylan- está mintiendo".

Una persona cercana a Woody niega que alguna vez sugiriera tal compromiso, contraargumentó que “ese acuerdo inicial ya era una noticia antigua. Mia no tenía ninguna opción de retirarlo, pero ninguna”.

Desde el incidente, Dylan ha estallado, incluso mientras jugaba, con declaraciones como “No quiero que él sea mi padre”. “Lo que la gente tiene que entender en este caso, es que no es Mia frente a Woody, sino que una niña de siete años de edad le ha dicho a su madre una cosa y su madre tiene que elegir creerla”, dice un miembro de la familia. “Si su madre no la cree, ¿quién va a creerla?”. Lynn Nesbit observa, “Mia dice: '¿Cómo se puede dar la espalda a una niña de siete años de edad?' Créanme, su vida sería mucho más fácil si dejara pasar todo el tema”.

A lo largo de los años Mia había rechazado ofertas de otros directores para actuar -incluyendo el papel en El padre de la novia interpretada por Diane Keaton, exnovia de Woody, con el fin de quedarse en Nueva York con su familia y sólo aparecer en las películas de Woody. “Mia me confesó que él siempre le decía que ella no tenía ningún talento”, recuerda Leonard Gershe. “Que ella sólo era buena en sus rodajes, en los de nadie más. Nadie la contrataría otra vez”. Mia, que a lo largo de su relación había sufrido varias humillaciones por parte de Woody, le dijo a sus amigos que una vez se enfadó con ella enfrente de la Russian Tea Room porque se había equivocado en cuatro grados con el tiempo y otra vez porque ella era incapaz de decirle cuántos tipos de pasta había en el mundo. Ahora temía tanto a Woody que algunos de sus comportamientos parecían sacados del libro Víctima femenina. Por ejemplo, cuando la policía de Connecticut le pidió el teléfono de casa de Woody, ella se negó a darlo. La policía se rió de ella.

Sin embargo, para aquellos que han presenciado desde dentro la salida de Soon-Yi de la familia, que han oído hablar a Dylan en la cinta de video con sus cambios de comportamiento, que han leído los titulares sensacionalistas sobre Mia, que saben de un acercamiento que Woody hizo dentro de la familia y que se preguntan si sus teléfonos han sido intervenidos… Para ellos Woody Allen es una figura escalofriante y poderosa, un potentado del mundo del celuloide que no parece seguir las reglas del juego. “Este hombre está tan valorado en el negocio que nadie tiene su posición en este ámbito. Hasta hace poco no ha tenido ni que presentar un guión” , dice Leonard Gershe . “Creo que cuando llegas a esa estratosfera ya no tienes que prestar atención a la ley de la gravedad. Las buenas costumbres, la conciencia, la ética... eso es para los patanes como tú y como yo”, prosigue. Este efecto, dice Gershe, “se extrapola a la vida real. Allen es tratado como un pequeño dios y los pequeños dioses no tienen que hacer lo que hace todo el mundo”. “Él me asusta”, dice una persona del servicio de su casa. “Creo que asusta a todas las personas que conocen todas las cosas que ha hecho. Y cualquiera que esté cerca de él -y que él tiene la posibilidad de destruir- le tiene miedo”.

Eso incluye a la mayoría de los miembros de la inusual familia de Mia. “Ella tiene miedo de que él pueda encañonar a sus hijos”, cuenta Gretchen Buchenholz, una amiga de Mia que encabeza la 'Asociación para beneficiar a los niños' y que ha ayudado a Mia a adoptar a sus hijos. “Él no lo ha hecho todo aún”. Los gemelos de Mia de André Previn, Sasha y Matthew, ahora tienen 22. Sasha está en su último año en Fordham y Matthew se ha graduado de Yale como abogado. El siguiente hijo de Mia y André Previn fue adoptado, un huérfano vietnamita llamado Lark de 19 años quien se encuentra ahora en la escuela de enfermería de la Universidad de Nueva York.

Ella siempre ha sido la típica mujer a la que, cuentan los que conocen a la familia, le gusta cocinar y cuidar de sus hermanos. Después Mia se quedó embarazada de nuevo de Fletcher, que ahora tiene 18 años y está estudiando su último año en la prestigiosa Collegiate School.

Según se desmoronaba Vietnam, André y Mia consiguieron que su hija Daisy, de 18 años, saliera en el último avión. Daisy estaba tan desnutrida y su intestino estaba tan dañado que tuvo que ser alimentada al principio a través de un tubo en la cabeza. Ahora es una estudiante brillante que ha ganado un premio de matemáticas en otra elegante escuela preparatoria de Nueva York, Nightingale-Bamford. Soon-Yi llegó a la vida de Mia a los siete años, cuando esta estaba poniendo fin a su matrimonio con André. Seis de los once hijos de Mia, por lo tanto, son bastante mayores.

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