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Marisa Berenson vive retirada en Marruecos recordando a su hermana muerta en el 11-S

Marisa Berenson, leyenda del cine, no ha conseguido borrar de su memoria los terribles acontecimientos de 2001.

Marisa Berenson, leyenda del cine, no ha conseguido borrar de su memoria los terribles acontecimientos de 2001.
Marisa Berenson. | Cordon Press

Aunque su filmografía es notable en número, tres películas protagonizadas por ella son citadas frecuentemente por críticos y cinéfilos, dada su indiscutida calidad: Cabaret, de Bob Fosse; Muerte en Venecia, de Luchino Visconti, y Barry Lindon, memorable filme de Stanley Kubrick. Marisa Berenson, la estrella de todas ellas, vive en la actualidad apartada de toda vida artística, recluida en su mansión de Marrakech, ya sin apetencias amatorias, esclava de sus recuerdos, sobre todo de uno muy doloroso que no ha conseguido borrar de su memoria: las terribles imágenes del ataque terrorista del 11-M en las Torres Gemelas de Nueva York, donde su querida hermana Berry encontró fatalmente su final.

Marisa Berenson desciende de una familia rica, aristocrática, por cierto con ese apellido de sus antepasados que en realidad lo adoptaron, siendo el verdadero Vallrrojenski, de raíces judeo-lituanas. Ella nació en Nueva York hace setenta y cinco años, a quien siempre se ha citado como nieta de Elsa Schiaparrelli, una brillante diseñadora del pasado siglo. Marisa, de adolescente, tuvo arrebatos místicos y llegó a comunicar a sus familiares que deseaba ingresar en un convento de monjas. Idea pasajera que se trastocó por su debut como modelo publicitaria en los años 60, cuando aparecía muy a menudo en las páginas de Vogue, donde trabajaba ya como fotógrafa su hermana Berry. De aquella lejana inclinación religiosa puede que surgiera en su mente , mediada la década de los 60, su deseo de viajar a la India para encontrarse con el maharishi Maheshi, gurú del hinduismo. Fue una alargada época en la que Los Beatles fueron también a verlo para experimentar sus enseñanzas de paz. Lo mismo que Mía Farrow, tras separarse de Frank Sinatra. La Reina Federica de Grecia, madre de Sofía, también frecuentó asimismo el país, seguidora de otros de aquellos oficiantes.

Marisa quedó huérfana de padre a la edad de dieciséis años. Su progenitor era directivo de una empresa naviera de Aristóteles Onassis, y luego ejerció de diplomático. Ni que decir que a Marisa nunca le faltaron lujos. Fue portada de Time en 1975. Destacaba por su extremada elegancia. Habitual en esa época en las noches de "glamour" en la discoteca "Studio 54" donde todos los "vips" se reunían para dar rienda a sus extravagancias y adicciones. Allí, Marisa no pasaba nunca inadvertida. Un cuerpo, un rostro que habían captado las cámaras de los mejores fotógrafos del momento: Richard Avedon, David Bailey, Helmut Newton… Y Andy Warhol con su pequeña cámara instamatic. De Cécil Beaton es un retrato que le hizo a Marisa Berenson y que figura, si no lo han quitado aún, en la National Portrait Gallery, de Londres. Escribimos, por tanto, de una celebridad. Tuve la suerte de que me concediera una entrevista en el Gran Hotel de Roma. La recuerdo con agrado pues, ante todo, se manifestó muy sincera en la conversación, demostrándome su gran sensibilidad y su elegancia, en el vestir desde luego, pero también en su manera de comentar cuantos asuntos tratamos en aquella hora de diálogo.

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Marisa Berenson en 2021 | Cordon Press

Marisa despertaba la admiración masculina en los importantes círculos sociales y artísticos que frecuentaba. Y a principios de los años 70 fijó sus ojos en ellas el multimillonario David de Rothschild, con el que se emparejó cierto tiempo. Después, y a lo largo de dos años, convivió con Helmut Berger. Fueron grandes amigos. Pero ¿hubo relación íntima entre ambos? El interrogante surge porque es público y notorio que este amante de Luchino Visconti era un reconocido gay. Luego, en 1976, Marisa contrajo matrimonio con el industrial James Randall en una ceremonia celebrada en Beverly Hills, la zona más conocida de Hollywood; unión que terminó en divorcio en 1976 tras tener una hija, Starlite, en 1977. Una segunda experiencia matrimonial en 1982 con el abogado Aaron Richard Golub terminó, tras cinco años de convivencia, en otro fracaso. Ya no le quedarían más ganas de pasar por otro juzgado de familia.

Hasta la llegada del nuevo siglo Marisa Berenson siguió gozando de su privilegiada situación, aunque ya trabajaba poco en el cine y el mundo de la moda, que nunca abandonó del todo. El 11 de septiembre de 2001 sufrió el más duro golpe de su vida al enterarse que su hermana Berry figuraba entre los viajeros del fatídico vuelo 11 de American Airlines, que se estrelló contra una de las Torres Gemelas. Estaba casada con el actor Anthony Perkins, famoso tras rodar Psicosis, y sólo contaba cincuenta y tres años.

Tal vez cansada de su pasado, recordó que a finales de los 60 estuvo por vez primera en Marrakech, donde se hospedó en el lujoso hotel La Mamounia. Y se decidió a comprar una casa, que reconstruyó con su buen gusto, decorada con azulejos sevillanos, donde reside en la actualidad. Cultiva hortalizas, cuida sus gallinas, y ha conseguido la tranquilidad que buscaba. En soledad. Aunque por otra parte tenga amistades que la inviten de vez en cuando a recepciones y fiestas.

Respecto a sus ocupaciones, en materia cinematográfica rodó algunas películas e intervino en series de televisión, como Los Muppets. En 2018 rodó en España algunos capítulos de Velvet Collection. Participando asimismo en una campaña publicitaria para la empresa gallega Zara, la de Amancio Ortega. Y durante la pandemia se entretuvo en cumplir con el encargo de una editorial, escribiendo un libro acerca de las peculiaridades de Marrakech. Allí sigue, sin que como decíamos pueda olvidarse de Berry: "Mi hermana y yo éramos uña y carne. Sigue presente en mi vida".

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