El trampantojo histórico / Opinión de Andrés Espinosa Fenwarth | Opinión | Portafolio

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Andrés Espinosa Fenwarth

El trampantojo histórico

En el arte de la política, especialmente en estos tiempos electorales, el trampantojo se presenta con fuerza entre las huestes del Pacto Histórico.

Andrés Espinosa Fenwarth
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Andrés Espinosa Fenwarth

El trampantojo es una técnica artística que intenta engañar la vista jugando con el entorno por medio de una interpretación o sustitución de la realidad. El trampantojo se define como una trampa o una ilusión óptica con la cual se engaña al espectador haciéndole ver lo que no es. Esta habilidad para confundir ha tenido una larga presencia durante la historia del arte. Sus primeras manifestaciones se encuentran en textos clásicos de la antigua Grecia, y desde entonces, el trampantojo ha estado presente en las artes con gran esplendor, como en la época barroca, hasta llegar al arte urbano actual.

En el arte de la política, especialmente en estos tiempos electorales, convulsos y revueltos, el trampantojo se presenta con fuerza entre las huestes del Pacto Histórico, como una técnica política para engañar los sentidos de los votantes indecisos, por intermedio de una sustitución de la materialidad con una nueva verdad para hacer ver lo que no es. Este tejemaneje político, diseñado para dominar la escena con propuestas absurdas, irrealizables, o ambas, busca acaparar la atención pública y mediática, y desviar con ello el curso de los acontecimientos hacia supuestos hechos o verdades, que en honor a la verdad, se apartan de la realidad, de las necesidades nacionales.

Para Gustavo Petro, el petróleo, el carbón y la cocaína son venenos. Por supuesto que los productos estrella del sector minero-energético, que el candidato Petro quisiera dejar enterrados, no son venenos. El carbón y el petróleo han sido fuente de desarrollo económico y social de la economía licita, mientras la maldita coca financia el narcotráfico y el terrorismo. Petro propone un verdadero absurdo: desembalsar Hidroituango, proyecto que le aportaría el 17% de la energía al sistema interconectado nacional porque ‘esa platica se perdió’. Ello no es cierto. Las compañías de seguros hicieron los pagos al siniestro asegurado y el proyecto va exitosamente hacia su terminación y puesta en funcionamiento para el bienestar de la región y de todos los colombianos.

Desde Barranquilla, donde hizo su cierre de campaña para la consulta de marzo, Petro prometió hacer un tren elevado eléctrico entre Buenaventura y Barranquilla, propuesta que nos recuerda la promesas del candidato eterno del siglo pasado, Goyeneche -Goyo como le decíamos afablemente en el Colegio-, quien vivía en la calle entre la existencia y la locura, como el ingenioso hidalgo, don Quijote de la Mancha.

Ahora Petro señala a voz en cuello que las autoridades “tienen pensado suspender las elecciones, tienen pensado suspender los órganos que dirigen el régimen electoral en Colombia”. Estos trampantojos electoreros fueron desmentidos por el ministro del Interior, Daniel Palacios, quien afirmó que son “absolutamente falsos”. Pero eso no interesa. Lo que importa es confundir al electorado con una distorsión de la realidad para ambientar sus promesas populistas.

El domingo vote bien, vote Fico.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co

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