Muerte de Maximiliano - Grupo Milenio
Política

Muerte de Maximiliano

El 19 de junio de 1867 Maximiliano de Habsburgo despertó a las tres y media de la mañana, para después, vestido de negro, con el Toisón de Oro en el pecho, escuchar misa en la capilla del convento de los Capuchinos, en Querétaro. Al recibir los sacramentos permaneció arrodillado, con su rostro cubierto por sus manos. Más tarde desayunó con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía. Hacia las seis de la mañana, los tres fueron conducidos por sus guardias fuera de las celdas. En el momento de salir, levantó la vista hacia el cielo. "¡Qué hermoso día!", exclamó. "Siempre quise morir en un día como éste". Hasta hacía muy poco tiempo había sido emperador de México.

Los reos subieron al Cerro de las Campanas. Mejía casi se arrastraba, seguido por su esposa con un niño de pecho que lloraba. Entre la multitud estaba también el fotógrafo de Maximiliano, el francés François Aubert. Sus fotos y sus dibujos permitirían a la posteridad reconstruir ese momento. Los condenados permanecían al lado de un muro de adobe, frente a un pelotón que formaban 15 soldados. Maximiliano caminó hasta los más próximos para ofrecerles a cada uno una pieza de oro, pidiéndoles una vez más que apuntaran al corazón, para que su madre no tuviera la pena de ver su rostro desfigurado por las balas. Luego le cedió el lugar de honor —el centro— al general Miramón. "Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria", gritó. "¡Viva México!"

Después del fragor de los disparos hubo silencio. "He esperado la muerte con calma", había dicho Maximiliano, "y quiero igualmente gozar de calma en el féretro". Este último deseo suyo no pudo ser cumplido. Los cadáveres de los condenados, envueltos en sábanas de lienzo, fueron puestos en unos ataúdes preparados en el lugar de la ejecución. El del emperador era demasiado pequeño (él era muy alto) por lo que sus pies salían por uno de los extremos. Su cuerpo fue llevado al convento de los Capuchinos, donde fue embalsamado por los médicos de la República. Después fue vestido con botas, guantes y levita, y retocado con los ojos negros de una estatua de Santa Úrsula en el hospicio de Querétaro. El cuerpo permaneció más o menos olvidado en un rincón de la casa del gobernador de la ciudad. Así pasaron los meses. Hacia principios de septiembre, a causa de las deficiencias del embalsamamiento, empezó a despedir olores muy intensos. El cristal del ataúd se rompió a causa de los gases de la descomposición.

Fue necesario trasladar el cadáver al hospital de San Andrés, en la Ciudad de México. Ahí, los médicos lo sumergieron en un baño de arsénico, para luego colgarlo del techo de la capilla, con el fin de sacarle los fluidos de la putrefacción. El cuerpo permaneció así por varios días. Los médicos, entonces, procedieron una vez más al embalsamamiento. Por esas fechas lo vio Juárez. Era la primera vez que veía a quien llamaba siempre, con desprecio, "el austriaco". El cuerpo del archiduque fue por fin puesto en poder del representante de Austria, quien escoltado por sus hombres lo recogió a fines de noviembre en San Andrés. El 4 de diciembre, con él a bordo, la Novara zarpó de Veracruz. El cadáver de Maximiliano llegó a Trieste el 16 de enero de 1868, y fue luego conducido en tren a Viena. Allí permaneció unos días el ataúd, cubierto por la nieve del Hofburgo. El 20 de enero fue inhumado en la cripta de los Capuchinos, la morada final de los Habsburgo.

*Investigador de la UNAM (Cialc)

ctello@milenio.com

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Carlos Tello Díaz
  • Carlos Tello Díaz
  • Narrador, ensayista y cronista. Estudió Filosofía y Letras en el Balliol College de la Universidad de Oxford, y Relaciones Internacionales en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Ha sido investigador y profesor en las universidades de Cambridge (1998), Harvard (2000) y La Sorbona. Obtuvo el Egerton Prize 1979 y la Medalla Alonso de León al Mérito Histórico. Premio Mazatlán de Literatura 2016 por Porfirio Díaz, su vida y su tiempo / Escribe todos los miércoles jueves su columna Carta de viaje
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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