HISTORIOGRAF�A 150 a�os del nacimiento del historiador alem�n

Max Weber, el padre de la sociolog�a moderna

Considerado por muchos como un padre fundador de la sociolog�a moderna junto con Karl Marx y Emile Durkheim, el soci�logo e historiador alem�n Max Weber, del que se cumplen 150 a�os de su nacimiento ha sido el objeto de cr�ticas por parte de la historiograf�a post-modernista que surgi� a ra�z de la descolonizaci�n.

Su influencia acad�mica sigue siendo tal que poco despu�s de hacerse p�blico que Joseph P�rez hab�a ganado el Premio Pr�ncipe de Asturias de Comunicaci�n y Humanidades, el historiador franc�s de origen espa�ol sentenci� en una entrevista en el suplemento Mas24: "Ning�n cient�fico digno de este nombre, ning�n historiador, puede sostener hoy que la religi�n protestante es la religi�n del progreso" una afirmaci�n en forma de amargo tributo al alem�n que no es sino una prueba del potente legado que los trabajos de Max Weber siguen ejerciendo hoy d�a en un mundo y una historia en completa fluctuaci�n.

El mundo de Weber

Naci� el 21 de Abril de 1864 en Erfurt, la actual Turingia, en aquella �poca parte del Reino de Prusia. Hijo de un funcionario adinerado y liberal y de una madre calvinista y religiosa, fue un estudiante precoz. Su vida transcurri� entre el mundo acad�mico y la pol�tica en una �poca en la que Alemania, Europa, y el mundo se encontraban en plena ebullici�n: fue testigo del nacimiento del Imperio Alem�n en 1871 y su desaparici�n en 1918 tras la Primera Guerra Mundial, del mismo modo, presenci� el c�nit de la expansi�n territorial europea en �frica y Asia, y de la segunda revoluci�n industrial.

Su prestigio le sirvi� para ser consejero de la delegaci�n alemana que negoci� la rendici�n del pa�s en Versalles en 1918

Trabaj� como profesor universitario en la Universidad de Friburgo en 1894, y m�s tarde en la Universidad de Heidelberg. Intelectual y polemicista incansable, Weber entr� en 1888 en la Uni�n por la Pol�tica Social alemana, y durante toda su vida mantuvo lazos con partidos liberales e izquierdistas. Su prestigio como soci�logo e historiador le brind� la oportunidad de trabajar como consejero para la delegaci�n alemana que negoci� la rendici�n del pa�s en el Tratado de Versalles, y como uno de los redactores y supervisores de la Constituci�n de la Rep�blica de Weimar.

Como gran observador de las innovaciones de su tiempo, centr� su trabajo en dos cambios cruciales: el nacimiento de las modernas naciones-estado basadas en una burocracia profesional, y la expansi�n del capitalismo occidental por todo el globo terrestre.

Sociolog�a y religi�n

David Hume (1711-1774) fue el primer intelectual en se�alar la dualidad de la naturaleza humana. Por una parte, Hume descubri� una serie de caracter�sticas universales e inalterables que pod�an aplicarse a cualquier ser humano: la necesidad de alimentarse, reproducirse, e interactuar, y en un nivel m�s filos�fico, los principios epistemol�gicos que gobiernan el comportamiento humano. Fue en estos principios universales e inalterables en los que Thomas Malthus se bas� para crear el primer tratado de demograf�a moderno, Ensayo sobre el principio de la Poblaci�n, publicado en 1798. La parte inalterable de la naturaleza humana se convertir�a en las bases del pensamiento econ�mico y Darwinista del siglo XIX.

No obstante, Hume tambi�n reconoci� que el comportamiento humano est� condicionado por la cultura, la historia, y el discurso ideol�gico de la sociedad en la que vino a nacer. Esta parte de la naturaleza humana es cambiante, y se encuentra en perpetua evoluci�n. La interacci�n entre ambas partes de la naturaleza humana es el componente principal del comportamiento humano, y llev� a la creaci�n de la sociolog�a moderna.

El c�nit de la Ilustraci�n

Max Weber, a quien se ha considerado junto con Marx y Durkheim como uno de los autores que llev� la cultura de la Ilustraci�n a su c�nit, reconoci� en su m�todo la dicotom�a que aquejaba a las ciencias sociales. Weber mantuvo que la sociolog�a no podr�a llegar a ser una ciencia exacta comparable con las matem�ticas o la f�sica, dado que los principios sobre los que se sustentaba eran humanos, por tanto susceptibles de ser subjetivos en vez de objetivos.

Del mismo modo, Weber desarrollar�a lo que m�s tarde se conocer�a como el "individualismo metodol�gico", asegurando que solamente los individuos - susceptibles igualmente a la subjetividad - son agentes activos. Su m�todo, y el problema de la modernidad, llevaron a Weber a explorar las relaciones entre productividad econ�mica y el contexto cultural de la sociedad.

La �tica protestante y el esp�ritu capitalista, publicado en 1905, se convertir�a en su obra m�s influyente y le�da hasta el momento. Intrigado por la creciente desigualdad comercial y tecnol�gica entre Occidente y Oriente, caracter�sticas de lo que hoy se conoce como la Gran Divergencia, Max Weber trat� de encontrar la excepcionalidad europea que hab�a hecho posible el nacimiento y la expansi�n del modelo de producci�n capitalista, centrando su investigaci�n en las diferencias culturales y religiosas entre ambos extremos cardinales.

En su ensayo, sugiri� que el nacimiento del capitalismo - y por extensi�n de lo que hoy entendemos por "modernidad" - hab�a sido posible en Europa debido al componente exclusivamente racional de la religi�n protestante. Seg�n Weber, todas las dem�s religiones ten�an un componente m�stico / m�gico que imped�a la completa realizaci�n de los intereses comerciales (teor�a que m�s tarde utilizar�a Oswald Spengler). Asimismo, traz� un esquema de desarrollo teol�gico paralelo al desarrollo material de la sociedad, avanzando desde un primitivo estado polite�sta hasta un moderno espiritualismo cient�fico y racional.

Mucho m�s importante que su ensayo sobre el protestantismo - y mucho mas ignorado - es el papel que este ensayo ocupa dentro de su obra: a la �tica Protestante le siguieron ensayos sobre el Confuncianismo, la religi�n en la India, y el Juda�smo. Weber muri� en 1920, antes de poder completar ensayos sobre el Islam y el Cristianismo.

El mundo tras sus teor�as

Las palabras de Joseph Perez tienen un gran sentido actual dentro de la historiograf�a moderna. No es mera coincidencia que el gran evento convocado por la UNESCO en Par�s para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento del soci�logo alem�n llevase por t�tulo Racionalismo Occidental y su espejo Oriental: Re-examinando el trabajo de Max Weber.

Weber escrib�a desde un punto de vista eurocentrista que buscaba explicar el gran enigma del mundo moderno

Este acento en el revisionismo de las teor�as weberianas es el que inspira las lecturas de Weber hoy d�a. Como Marx y Durkheim, Weber escrib�a desde un punto de vista eurocentrista que buscaba explicar el gran enigma del mundo moderno: �c�mo consigui� Europa superar de forma tan radical al resto del mundo? En este sentido, Weber, como muchos otros contempor�neos, se esforzaron sin �xito en encontrar rasgos que pudieran dar sentido al excepcionalismo Europeo.

El auge de la Historia Global, que pretende rastrear las pruebas de un sistema econ�mico mundial entrelazado por rutas comerciales interregionales del que Europa era tan s�lo una parte, ha cuestionado con �xito la m�xima de la que part�an Weber y la mayor�a de los autores del siglo XIX: la Europa protestante no invent� el capitalismo moderno para m�s tarde exportarlo al mundo.

La Gran Divergencia sigue siendo un enigma a�n hoy d�a, y a pesar de que el trabajo de autores contempor�neos como Andr� Gunder Frank, C.A. Bayly, o Immanuel Wallerstein han creado una nueva perspectiva para analizar el problema de la modernidad y del sistema global, el gran m�rito de Weber, a�n 150 a�os despu�s de su nacimiento, se debe a que fue un pionero a la hora de investigar la relaci�n humana entre la actividad econ�mica y el marco cultural. Incluso si, como bien dice Joseph Perez, las conclusiones a las que lleg� el soci�logo alem�n fueron err�neas: el capitalismo moderno no surgi� en las protestantes Suiza, Holanda o Escocia, sino en las cat�licas Venecia y G�nova.

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