Isabel II de España, la reina que tuvo 12 hijos sin consumar su matrimonio

Isabel de Borbón y Borbón vino al mundo el 10 de octubre de 1830 en el Palacio Real de Madrid. El mismo día de 1846 se casó con su primo Francisco de Asís y Borbón, a pesar de que ninguno de los dos quería.

Isabel II en 1852, retratada junto a su hija Isabel. Franz Xaver Winterhalter, Palacio Real de Madrid.

El 10 de octubre es una fecha importante en la biografía de Isabel II de España por tres razones o episodios. La apodada como 'La reina de los tristes destinos' o 'La reina castiza' (mote más que justificado por su afición a algunos gustos populares) nació el 10 del 10 de 1830, en la misma data de 1843 colocó la primera piedra del Congreso de los Diputados y en la igual de 1846 se casó muy a su pesar.

Isabel de Borbón y Borbón vino al mundo hace hoy 190 años en el Palacio Real de Madrid. Después de tres matrimonios fallidos Fernando VII concibió el ansiado heredero junto a su sobrina María Cristina. Con 45 primaveras, el hijo de Carlos IV intuyó que aquel embarazo podría materializarse en una niña y el 29 de marzo de 1830 promulgó la Pragmática Sanción con la que restauraba la de 1789, haciendo que si un monarca fallecía sin hijos varones su primogénita viva podía reinar inmediatamente a continuación de él.

Dos años después, el penúltimo de enero, nació la infanta Luisa Fernanda. A la espera de un varón que nunca llegó el soberano prefirió prevenir que curar y le pidió a su hermano Carlos María Isidro, con el que tenía sonadas diferencias, que jurase a la niña como princesa de Asturias. Carlos, que había sido el heredero hasta que Isabelita vino al mundo, se negó en rotundo. Se lo hizo saber al rey con estas palabras “Señor; yo Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, infante de España: hallándome bien convencido de mis legítimos derechos que me asisten a la corona de España, siempre que sobreviviendo a V.M. no deje un hijo varón, digo, que ni mi conciencia ni mi honor me permiten jurar ni reconocer otros derechos; y así lo declaro”. Amenazaba tormenta.

El 29 de septiembre de 1833, y a pesar de los esfuerzos del doctor Castelló, Fernando VII, que ha pasado la historia con los desiguales sobrenombres de 'El deseado' y 'El rey Felón', falleció en Madrid. El momento lo inmortalizó Federico de Madrazo y Kuntz en un óleo que descansa en el Palacio de Oriente. El rey ha muerto ¡Viva la reina! Habemus, también, I guerra carlista, pero esa es harina de otro costal.

María Cristina de Borbón Dos Sicilias con su nieto el príncipe Alfonso (futuro Alfonso XII) en el regazo junto al rey consorte Francisco de Asís, la reina Isabel II y su hija Isabel de Borbón y Borbón, popularmente conocida como 'La Chata'.

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Dejó el que para muchos historiadores fue el peor rey de España una sucesora de tres años a merced de la regencia de su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (y el guardaespaldas-amante marido de ésta Agustín Fernando Muñoz) primero y del general Baldomero Espartero después. Estaba previsto que la primera monarca no absolutista de España tomase las riendas del país a los 14 años pero las Cortes aprobaron adelantarle a la joven la mayoría de edad un año (con 193 votos a favor y 16 en contra).

El 10 de noviembre de 1843 Isabel II juró la Constitución de 1837. Un mes antes, y coincidiendo con su 13 cumpleaños (o sea un 10 de octubre como hoy) Isabel de Borbón había colocado la primera piedra del Congreso de los Diputados. La paleta utilizada para llevar a cabo este gesto está expuesta en el este edificio de la Carrera de San Jerónimo que se construyó con ella bajo las órdenes del arquitecto Narciso Pascual Colomer. Sobre la hoja reza la siguiente inscripción “Isabel II, Reyna de todas las Españas, usó esta paleta en solemne acto de asentar, con sus reales manos, la primera piedra del Congreso de los diputados. 10 de octubre de 1943. Cumple años de su majestad”.

Isabel II niña, por Carlos Luis de Ribera, Museo del Prado (en depósito en el Museo del Romanticismo). Óleo sobre lienzo.

La paleta, ahora desenterrada, formaba parte de una cápsula del tiempo (que no es otra cosa una caja de plomo escondida entre los cimientos para dejar constancia de un hecho) que contenía, además de la mencionada herramienta de trabajo, un ejemplar de la Constitución, varias monedas en curso y los periódicos a la venta esa jornada. Los diarios del día siguiente omitieron si acudió o no puntual a la cita, años después, dice la anécdota, que los representantes del pueblo tuvieron que esperar horas a la soberana para abrir las Cortes porque se había entretenido en el salón japonés del mítico restaurante Lhardy con el amante turno después de dar cuenta de un buen cocido. Su plato favorito.

Tres años después (el 10 de octubre de 1846), el mismo día que cumplió 16 años, Isabel II se casó con su primo Francisco de Asís y Borbón. Cada potencia europea presentó un candidato a consorte de España y entre todas eligieron al único que no molestaba a los intereses de ninguna; el hijo del infante Francisco de Paula de Borbón y Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias. La primera reacción de la novia al conocer el nombre del agraciado fue negarse –“no, con Paquita no”, dijo– y la segunda amenazar con meterse a monja. Ninguno de los dos quería, pero ya saben, nobleza obliga.

Retrato del rey Francisco de Asís de Borbón pintado por Federico Madrazo.

Aquel fue un enlace doble. Además de Isabel y Francisco se casaron la infanta María Luisa Fernanda y Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Si hubiesen dejado intercambiar a las hermanas sus parejas quizás el hijo del rey Luis Felipe de Francia no se habría dedicado a conspirar contra su cuñada-reina que acabó en el exilio en 1868. El cuarteto se intercambió las alianzas en el salón del trono del Palacio Real de Madrid que fue modificado para la ceremonia. A la izquierda del trono, donde estaban la reina Isabel II y su madre María Cristina, se instaló el altar para que los oficiantes impartieran la bendición a los contrayentes, a la derecha se colocaron a los infantes y padrinos y enfrente familiares e invitados.

Fotografía en blanco y negro de la reina Isabel II de España (1830-1904) y el rey consorte, Francisco de Asís de Borbón (1822-1902).

María Cristina tuvo que pellizcar varias veces a Isabel para arrancarle el “sí quiero”. El matrimonio nunca se consumó aunque la reina alumbró 12 criaturas. A ambos les gustaban los hombres. Cada vez que había que presentar a un nuevo miembro en la línea sucesoria sobre bandeja de plata al gobierno y a la corte el consorte exigía una suma para apaciguar el fingido ataque de cuernos, la reina se lo pagaba a regañadientes, pero lo hacía. Lo advirtió desde el principio: “he cedido como reina, pero no como mujer”.