Efemérides
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María Manuela, Princesa de Asturias, esposa de Felipe II

María Manuela de Portugal, nació en Coímbra, (Portugal) el 15 de octubre de 1527, falleciendo en Valladolid (España) el 12 de julio de 1545. Fue Infanta de Portugal por nacimiento y Princesa consorte de Asturias al casar con el entonces Príncipe Felipe II. Hija del Rey Juan III el Piadoso y Catalina de Austria

María Manuela fue la segunda de los nueve hijos nacidos del Rey Juan III de Portugal y Catalina de Austria (hermana de Carlos I de España y V de Alemania). De sus hermanos menores, solamente sobrevivió Juan Manuel, nacido en 1537.

Su educación estuvo influenciada por la profunda religiosidad y devoción a los sacramentos de su madre, y por las altas expectativas puestas en ella, ya que era la única hija de los Reyes Portugueses, por lo que debía tener un buen matrimonio digna de las más altas consideraciones. Por este motivo, la Reina Catalina convenció a su marido para que aceptara la candidatura del heredero de Carlos V, el futuro Felipe II, a la mano de la infanta.

Primera esposa del príncipe de Asturias, heredero de la corona española, que reinó más tarde con el nombre de Felipe II, quien era su primo, sus bodas se contaron como «las más notables que se han hecho entre príncipes en España, por el lujo, ostentación y aparato que se empleó desde los primeros preparativos, y por el pomposo ceremonial con que se celebraron». El Maestro del Príncipe, Juan Martínez Silíceo, obispo de Cartagena, fue el encargado de recibir a la Princesa, la cual se alojó en el palacio del duque de Medina Sidonia, Juan Alonso de Guzmán, que lo arregló para hospedar a la ilustre novia.

En el mes de octubre, la comisión de caballeros castellanos recibió a la Infanta en la raya divisoria en el puente del río Caya. Los esponsales debían celebrarse en Salamanca, y en el largo tránsito de Badajoz a aquella ciudad se invirtió cerca de un mes, porque todo eran festejos, fiestas, torneos, vistosos simulacros de infantes y jinetes, esforzándose a competencia y relativamente las grandes y pequeñas poblaciones en obsequiar a la futura princesa de Asturias. El príncipe, a quien no es permitido el ver a su amada, seguía a ésta desde Badajoz. Cuando llegaba la comitiva Real a una población para descansar, el príncipe, como cualquier enamorado y siempre de incógnito, se adelantaba y embozado hasta los ojos, desde una esquina, mezclado con la muchedumbre que ocupaba las calles, se complacía en observar a su futura esposa.

En Salamanca, la esperaban el corregidor, el ayuntamiento, el cabildo, la Universidad y otras corporaciones. El príncipe se adelantó como en otras poblaciones, y se asomó a un balcón de la casa del doctor Olivares. Ésta lo supo, y al pasar por delante del balcón, con cierta decorosa coquetería se cubrió el rostro con el abanico de ricas plumas que llevaba en la mano.

Al día siguiente, entró el príncipe públicamente por la puerta de Zamora, acompañado del cardenal de Toledo y del duque de Alba. El 14 de noviembre de 1543 se celebraron los esponsales. A las cuatro de la mañana se celebró la misa de velaciones, y todo el día y varios de los siguientes se invirtieron en fiestas y torneos. Después, los príncipes se dirigieron a Tordesillas a besar la mano a la abuela de ambos, la Reina Juana I de Castilla.

En Valladolid dio María a luz su único hijo, el infante Carlos (8 de julio de 1545) y pocos días después, murió, sin llegar a ser reina de España. Se la enterró el 30 de marzo de 1549 en la Capilla Real de Granada, trasladándose sus restos posteriormente al Panteón de los Infantes de la Cripta Real del Monasterio de El Escorial.

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