Edimburgo es una de las ciudades más bonitas para visitar en el Reino Unido y pasar dos días en ella, es una experiencia que merece la pena tanto si vas expresamente a Edimburgo, como si lo añades como una parada dentro de un viaje más prolongado en las Islas.

A continuación, te ofrecemos un posible itinerario para pasar 2 días en Edimburgo y conozcas algunos de los hitos más apetecibles a tener en cuenta de esta joya escocesa.

Primer día: Castillo, whisky, Camera Obscura, Catedral, Royal Mile y Calton Hill

El Castillo de Edimburgo se alza sobre la ciudad y ofrece una maravillosa vista panorámica. Ofrece muchas curiosidades de la historia escocesa, incluidas las joyas de la corona escocesa. A la una de la tarde se dispara un cañón todos los días, así que intenta estar allí a esa hora, ya que es toda una experiencia.

Escocia y el whisky están íntimamente relacionados, por eso acudir a la Scotch Whisky Experience es algo que no deberías dejar pasar en Edimburgo. Allí vas a poder recorrer su proceso de creación y aprender por qué el whisky de diferentes partes de Escocia tiene un sabor distinto. Tienes la oportunidad de probar uno de los cuatro sabores de whisky, antes de echar un vistazo a la colección de whisky escocés más grande del mundo.

Casi enfrente, se encuentra la Camera Obscura de Edimburgo, que también alberga la atracción World of Illusions, que ocupa los primeros cuatro pisos del edificio ofreciendo exhibiciones interactivas que se enfocan en ilusiones ópticas muy divertidas e interesantes. La Camera Obscura está en la parte superior del edificio y su visita se aprovecha mucho más en un día de mucha luz.

La Catedral de St. Giles impresiona tanto en su interior como desde fuera y  lo más destacado en ella es la pequeña Capilla del Cardo, hogar de la Orden Más Antigua y Noble del Cardo, conformada en su inicio por un grupo de dieciséis caballeros y damas, además de la Familia Real Británica, establecida por Jaime II de Inglaterra en 1687. La Orden todavía existe hoy y es supervisada por la actual Reina británica, Isabel II.

Todas las recomendaciones hechas hasta ahora forman parte de la Royal Mile, el hermoso tramo de calles interconectadas que van desde el Castillo de Edimburgo hasta el Palacio de Holyrood. A pesar de su nombre, no tiene exactamente una milla de largo, aunque se le acerca y en su recorrido hay una serie de hermosos edificios, iglesias y monumentos que hacen de esta calle un paseo muy agradable.

Hacia el final del día, no dejes de subir a Calton Hill. Esta colina es un lugar maravilloso para una vista de la ciudad, y es uno de los mejores lugares para tomar fotografías en Edimburgo. Además, alberga una serie de monumentos, incluido el Monumento Nacional de Escocia, que se parece bastante al Partenón de Grecia. En lo alto de la colina también encontrarás el Monumento a Nelson y el Observatorio Real.

Vista desde Calton Hill / Unsplash
Vista desde Calton Hill / Unsplash

Segundo día: Palacio de Holyrood, Parlamento, Arthur’s seat y el yate real

En el extremo opuesto de la Royal Mile desde el Castillo de Edimburgo se encuentra el Palacio de Holyrood, que es la residencia oficial del monarca británico en Escocia, aunque Isabel II solo pasa una semana al año en él. El resto del año, el palacio se utiliza para visitas de dignatarios, otros miembros de la familia real y, por supuesto, como atracción turística, ya que está abierto todos los días.

Justo sobre la calle del Palacio de Holyrood se encuentra el edificio del Parlamento escocés, una institución relativamente nueva en la ciudad, desde donde se lleva a cabo el gobierno de Escocia. Es posible visitar el Parlamento escocés, ya sea como parte de una visita guiada, o entrando por tu cuenta para ver un debate en la cámara. Eso sí, se necesita entrada para ello (aunque es gratuita).

Muy cerca te vas a encontrar con Arthur’s seat, un volcán de 251 metros de altura que ofrece unas vistas espectaculares, al que se accede muy fácilmente desde la ciudad.

Por último, acércate a ver el Royal Yacht Britannia, que fue durante más de cuarenta años y un millón de millas marinas de navegación, la residencia flotante de la Familia Real. Este yate ha sido el único barco en el mundo que ha exigido nada menos que un almirante de la marina como capitán. Ahora es una atracción permanente para los visitantes, y puedes visitar y recorrer cada parte de la nave, desde los suntuosos aposentos reales hasta la cabina del almirante y las literas de la tripulación.