Un invento mexicano que revolucionó al mundo
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Un invento mexicano que revolucionó al mundo

12 de marzo de 2012

 Le debemos la píldora anticonceptiva a los esfuerzos de muchos científicos. Indudablemente, uno de los más importantes fue el químico mexicano Luis Miramontes Cárdenas.

En 1964, el Departamento de Patentes de los Estados Unidos seleccionó los 40 inventos más importantes registrados entre 1794 y 1964. Para elegirlos se tomaron en cuenta las consecuencias que tuvieron para la sociedad. Entre esos inventos están: la despepitadora de algodón de Whitney, la cerveza de Pasteur, la lámpara eléctrica de Edison, el teléfono de Bell, la máquina voladora de los hermanos Wright, la televisión de Zworykin, el transistor de Bardeen y la noretisterona, el antiovulatorio con el que se creó la píldora anticonceptiva. Esta última fue descubierta por un joven químico mexicano, Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, en octubre de 1951, en la Ciudad de México.

El anticonceptivo natural

En todo el mundo se usan distintos tipos de antiovulatorios que permiten a las mujeres impedir embarazos no deseados. Con mayor o menor éxito, en casi todos los países los gobiernos fomentan programas de planeación familiar a fin de que se aprovechen mejor los recursos disponibles y las personas tengan mejor calidad de vida.

Para que el uso de antiovulatorios fuera posible se necesitaron los esfuerzos de muchos científicos a lo largo de poco más de un siglo. Si bien en 1890 el ginecólogo austriaco Emil Knauer ya había descubierto la existencia de sustancias químicas que controlan los procesos metabólicos, a las que poco después se les dio el nombre de "hormonas" (del griego horman, mover, agitar), la investigación sobre las hormonas sexuales humanas, también llamadas esteroides, tuvo sus avances más importantes en el siglo XX. En 1920, el endocrinólogo austriaco Ludwig Haberlandt se planteó el problema de por qué una mujer embarazada no concebía otros hijos durante la gestación. Encontró que la causa era la progesterona, la hormona producida en el ovario, que es un anticonceptivo natural que se segrega en grandes cantidades en la gestación e impide la ovulación.

Para 1930 se logró aislar la progesterona y se identificó su estructura. Se la consideraba como un buen remedio para problemas menstruales e incluso un auxiliar en algunos casos de infertilidad. También se sabía vagamente que era un antiovulatorio.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania, ya habían logrado producir hormonas sexuales femeninas y masculinas a partir del colesterol del cerebro de reses y se administraban a los pacientes por vía intravenosa. El conflicto armado provocó la suspensión de algunas actividades científicas; las calamidades de la guerra, la falta de fondos y la persecución de muchos de los cientficos impidieron que se siguiera investigando acerca de la producción de hormonas. Estos estudios se reanudaron cuando finalizó la guerra, pero ya no en Europa, sino en América: primero en los Estados Unidos y después en México.

La búsqueda

La producción de hormonas a partir del colesterol animal resultaba muy cara y su aplicación era incómoda para los pocos pacientes que podían usarlas. Por ello se empezó a buscar otra forma de producirlas industrialmente, más económica y sencilla.

Tratando de encontrar una hormona que tuviera el mismo comportamiento de la progesterona y que se pudiera administrar a las pacientes en forma oral, el doctor Russell E. Marker realizó estudios de las plantas del género dioscórea en los bosques de Norte y Centroamérica. En nuestro país hallaron la dioscórea mexicana, comúnmente conocida como "cabeza de negro", que contiene en su raíz una sustancia llamada diosgenina. Marker encontró la manera de producir progesterona, la hormona de la gestación, a partir de la raíz de esta planta.

Al lograr fabricar hormonas sexuales a partir de plantas y no de animales fue posible fabricar masivamente esteroides de uso más fácil y a un precio muy económico; esto fue lo que dio lugar también a la fabricación de la píldora anticonceptiva. Muchas de las empresas farmacéuticas europeas y estadounidenses que fabricaban e investigaban las hormonas se establecieron en México, pues aquí se hallaba la materia prima necesaria. Además de la "cabeza de negro" se descubrió otra planta, el barbasco, cuyas variedades (Dioscorea species, Dioscorea floribunda y Dioscorea composita, entre otras) fueron durante muchos años de gran importancia para la producción de esteroides.

Los investigadores

La empresa farmacéutica Syntex se estableció en México bajo la dirección de George Rosenkranz, brillante científico húngaro, quien después obtuvo la nacionalidad mexicana. Él reunió a investigadores europeos y estadounidenses como Esteban Kauffman y Carl Djerassi, y también recurrió al talento mexicano. A finales de los años 40, celebró un convenio con el recién fundado Instituto de Química de la UNAM, mediante el cual el Instituto transfirió a varios de sus científicos a Syntex para trabajar en proyectos de investigación de hormonas. Entre ellos estaban: José Iriarte, Octavio Mancera, Jesús Romo Armería, Humberto Flores Beltrán y Luis Miramontes Cárdenas.

El principal objetivo de esas investigaciones era la síntesis química de la cortisona, que se creía podía curar la artritis y otras enfermedades metabólicas. Todas la compañías farmacéuticas competían para obtener la producción de cortisona al menor precio. Al mismo tiempo, se inició en Syntex un programa de investigación que en su tiempo se consideró como menor: el estudio de la 19 noresteroides, una progesterona sintética, también llamada noretisterona. En este proyecto, bajo la dirección de Carl Djerassi, trabajó Luis Miramontes, a partir del 1º de enero de 1950. Después de varios meses de trabajo, el 15 de octubre de 1951 al mediodía, según lo narra él mismo, Luis Miramontes aisló los primeros cristales de noretisterona en el laboratorio. Su esperanza era haber encontrado un fármaco antiabortivo que se administrara por vía oral y sustituyera la aplicación de progesterona natural a pacientes con riesgo de sufrir un aborto, lo que causaba muchas molestias y complicaciones.

La noretisterona, además de ser un fármaco oral antiabortivo, resultó un antiovulatorio como la progesterona natural, pues simula un estado de embarazo (el hipotálamo y la hipofisis registran la presencia del estrógeno y de la progesterona sintéticas y reaccionan como si la mujer estuviera embarazada y dejan de producir óvulos). Las enormes consecuencias de este descubrimiento todavía tardaron algún tiempo en manifestarse.

Las activistas

La noretisterona se patentó primero en México y posteriormente obtuvo la patente estadounidense, el 1º de mayo de 1956. Aparecen como coinventores Carl Djerassi, director del proyecto, Luis Miramontes, investigador, y George Rosenkranz, vicepresidente de la compañía Syntex. (Al poco tiempo Frank Colton, investigador de la empresa Searle, descubrió otra forma de progesterona sintética llamada noretinodrel).

Luis Miramontes también es autor de otras patentes resultantes del estudio de la 19 noresteroides, que incluyen la 19 normethyltestosterona, la 19 nordexosicorticosterona y la 19 hidroxiprogesterona.

Los doctores John Rock, ginecólogo, y Gregory Pincus, endocrinólogo, realizaron las investigaciones farmacológicas y clínicas para lograr una píldora anticonceptiva a partir de la noretisterona. Las pruebas fueron realizadas en Puerto Rico y los Estados Unidos. Los reactivos y otras sustancias necesarias las facilitaron los laboratorios Syntex y Searle, que no querían invertir mucho en esas investigaciones, pues pensaban que no podrían usar los resultados porque en la mayor parte de los Estados Unidos (30 estados) la producción, venta y publicidad de anticonceptivos no estaban autorizadas.

Si bien las farmaceúticas tenían dudas respecto al futuro de estas investigaciones no fue el caso de dos activistas femeninas. Las investigaciones del doctor Pincus contaron con el apoyo decidido de Margaret Sanger, enfermera estadounidense precursora del control natal, término que ella inventó en 1930. También fundó la Federación Internacional para la Paternidad Responsable en 1950, cuando el control natal era un delito en el estado de Massachusetts (estuvo en prisión varias veces por esa causa).

Asimismo el doctor Pincus contó con el generoso auspicio económico de Katherine D. McCormick, heredera de la fortuna de la International Harvester Co., quien también era activista del control natal. Katherine McCormick proporcionó 180 mil dólares para hacer la investigación y lograr un anticonceptivo seguro y eficaz. Más adelante contribuyó con tres millones de dólares para las investigaciones clínicas.

Finalmente, en 1960, después de exhaustivas pruebas toxicólogicas y clínicas (se probó en 16 000 mujeres) se aprobó en los Estados Unidos la comercialización de la píldora anticonceptiva. No obstante, la píldora Enovid, anticonceptivo producido por la compañía Searle, se prescribía como remedio para algunos desórdenes menstruales y - muy discretamente- como anticonceptivo, desde su lanzamiento al mercado en 1957.

El gran cambio

Aunque la noretisterona no es la única sustancia antiovulatoria y han aparecido numerosos compuestos con esta propiedad, sigue usándose en todo el mundo en forma de píldoras, inyectables, parches o en implantes en diversas fórmulas.

El descubrimiento de la noretisterona tuvo importantes consecuencias en todos los aspectos de la vida humana: científicos, médicos, filosóficos, religiosos, económicos y sociales. Ha mejorado la atención médica a algunos padecimientos de las mujeres y ha tenido un gran impacto en la conducta de las personas, cambiando la forma de entender y vivir la sexualidad y permitiendo a las mujeres una participación más activa social y económicamente, que se traduce en mejores condiciones de vida (aunque todavía no en todo el mundo). Además ha permitido a los gobiernos planear sus servicios y aprovechar mejor sus recursos.

Actualmente ya se pueden apreciar resultados del control demográfico en los países donde se llevan a cabo programas de planificación familiar. Cuando el gobierno de México inició sus programas de control natal en 1970, el país tenía 50 millones de habitantes. Si la tasa de nacimientos hubiera permanecido igual que entonces, para el año 2000 se habría alcanzado la cifra de 148 millones habitantes: 48 millones más de los que, según el Consejo Nacional de Población, había en el primer semestre de ese año.

Un muchacho de Tepic

Luis Ernesto Miramontes Cárdenas nació en Tepic, Nayarit, en marzo de 1925. Sus primeros estudios los realizó en esa misma ciudad y en 1943 salió a la Ciudad de México para estudiar la preparatoria y posteriormente la carrera de ingeniero químico en la UNAM. Su habilidad para la investigación en el laboratorio le ganó el aprecio de sus profesores y entró a trabajar al Instituto de Química de la UNAM como investigador.

Además de haber logrado la importante patente de la síntesis de la norestisterona, Luis Miramontes es inventor de un antiovulatorio inyectable y de otras 40 patentes nacionales y extranjeras; es autor de numerosos artículos en revistas internacionales y, como maestro universitario, dirigió 43 tesis profesionales en la UNAM y en la Universidad Iberoamericana. Ha recibido numerosos premios y distinciones de diversas instituciones y sociedades científicas. También ha colaborado con entusiasmo en labores de extensión académica y relación con la industria en la Facultad de Química de la UNAM.

La meta

"Lograr que todo ser humano nazca sin desventajas, en un medio que permita el desarrollo de todas sus potencialidades, es sin duda una meta de alto valor humanitario. Hacia ello se orientó el resultado de nuestro esfuerzo y pensamos que debe cristalizar de manera importante en un futuro no muy lejano. La aparición de los anticonceptivos modernos presentó una opción para la conducta humana: la paternidad responsable. Su objetivo no fue ni es coartar la necesidad anímica e instintiva de procreación, simplemente ha dado a la pareja la capacidad de prever, determinar y procurar las condiciones propicias para la formación de la familia. Pero la píldora anticonceptiva pone también a nuestro alcance el cumplimiento de una responsabilidad mayor; la preservación de nuestro mundo ecológico, nuestro planeta casa" explica el ingeniero Luis Miramontes acerca del uso que se ha dado a su descubrimiento y a la píldora anticonceptiva.

Sin duda, desde el mediodía del 15 de octubre de 1951 el mundo ya no es el mismo.

Lilia Miramontes Vidal es licenciada en derecho, egresada de la UNAM.

Fuente: Escrito por www.comoves.unam.mx/

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