“El 23 de septiembre de 1965 es la fecha histórica registrada como el inicio de la guerrilla en México durante la época postrevolucionaria”, aseguró un artículo del 17 de abril del 2000 en las páginas de EL UNIVERSAL.

El conocido asalto al cuartel militar de Madera, Chihuahua, ocurrido aquel septiembre de 1965, detonó una etapa compleja para la estabilidad del Estado mexicano. No sólo se conoció la ira colectiva contra el gobierno y los privilegiados, sino también el lado más violento de las confrontaciones sociales.

Lee también

Para este sobre el fenómeno del 23 de Septiembre y la época guerrillera nacional, platicamos con Rogelio Valles, vicepresidente de la Sociedad de Historiadores de Ciudad Juárez.

Todavía no se conocen todos los daños que dejó la llamada “guerra sucia”, siendo una de las etapas más violentas de la historia mexicana. Foto: Héctor Martínez/Archivo EL UNIVERSAL.
Todavía no se conocen todos los daños que dejó la llamada “guerra sucia”, siendo una de las etapas más violentas de la historia mexicana. Foto: Héctor Martínez/Archivo EL UNIVERSAL.

Guerrilla agrarista en Madera, Chihuahua

La organización social más influyente de los años 70 fue la denominada Liga Comunista 23 de Septiembre. Sus antecedentes –y las de otras facciones– se remontan a la guerrilla agrarista del norte de México que comenzó sus protestas tras varios años de conflictos con latifundistas.

Durante el gobierno de y en cumplimiento con las promesas revolucionarias, se ejecutó la repartición de tierras para campesinos y la formación de “nuevos centros de población” para el creciente número de habitantes.

Rogelio Valles aseguró que en las administraciones de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés continuó una irregular distribución agraria, con casos donde personalidades allegadas al poder obtuvieron “títulos de inafectabilidad” o certificados que hacían “intocables” sus tierras.

Lee también

Entre amparos agrarios y decretos presidenciales, algunos “pequeños propietarios” establecieron latifundios privados con familiares y uniones empresariales, lo que impidió el reparto equitativo.

En los 60, Chihuahua tenía 24 millones 500 mil hectáreas para trabajo agrario, pero más de 8 millones pertenecían a unos cuantos caciques y latifundistas, de acuerdo con el Informe Histórico a la Sociedad Mexicana 2006 de la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMSPP).

Dentro del Informe Histórico de la FEMSPP se supo que, para 1963, al menos 50 mil chihuahuenses carecían de tierra para trabajar y se contabilizaron 400 peticiones de representantes agrarios para reparto de terrenos; todas fueron rechazadas. Foto: Mediateca INAH.
Dentro del Informe Histórico de la FEMSPP se supo que, para 1963, al menos 50 mil chihuahuenses carecían de tierra para trabajar y se contabilizaron 400 peticiones de representantes agrarios para reparto de terrenos; todas fueron rechazadas. Foto: Mediateca INAH.

Todo empeoró con los delitos de caciques o latifundistas contra pobladores. De acuerdo con la carta de levantamiento armado de 1965, algunos cacicazgos “explotan como bestias a los campesinos, los humillan, asesinan, queman sus ranchos, roban su ganado y violan a sus mujeres”.

Práxedes Giner Durán fue gobernador de Chihuahua para el periodo de 1962 a 1968, siendo uno de los responsables de la inconformidad rural, por su evidente preferencia por los “privilegiados”. Aun así, el movimiento campesino encontró una gran fuerza aliada en las escuelas normalistas.

Entre profesores y alumnos creció el adoctrinamiento comunista-socialista, enfocado en “una visión de servicio, carácter proteccionista y sentido libertario”, según lo expuso Andrea Elena Ríos en su texto Ni mártires ni bandidos.

Nuestro especialista aseguró que los normalistas interpretaron la llamada “educación socialista” de Lázaro Cárdenas como un “un factor del nuevo orden social y económico, [..] para identificar y unificar las clases sociales contra el capitalismo, la burguesía, el imperialismo y la dictadura”.

Lee también

De la unión entre campesinos y estudiantado en 1964 surgió el Grupo Popular Guerrillero (GPG) encabezado por Arturo Gámiz, Pablo Gómez y los hermanos Salvador y Salomón Gaytán. De ellos vino la carta de levantamiento donde culparon al gobernador Giner Durán de beneficiar al latifundismo y aseguraron que se agotó el diálogo, quedando sólo la insurrección armada.

Las guerrillas mexicanas decidieron actuar por la vía armada ante la respuesta renuente del gobierno para cumplir sus demandas. El Asalto a Madera no tuvo éxito, pero inspiró a muchas facciones para atacar las instituciones públicas. Foto: ESPECIAL.
Las guerrillas mexicanas decidieron actuar por la vía armada ante la respuesta renuente del gobierno para cumplir sus demandas. El Asalto a Madera no tuvo éxito, pero inspiró a muchas facciones para atacar las instituciones públicas. Foto: ESPECIAL.

Su principal maniobra contra el gobierno ocurrió a las 5 de la madrugada del 23 de septiembre de 1965, con el asalto al cuartel militar de Ciudad Madera. Su intención era obtener armamento y dar un golpe certero contra el régimen.

Casi 50 elementos del GPG atacarían el sitio, divididos en tres brigadas, pero sólo se presentaron 13 guerrilleros y la operación fracasó. Entre balaceras, bombas molotov y ataques en la penumbra, murieron ocho insurrectos, incluidos Arturo Gámiz y Pablo Gómez, así como seis agentes del Ejército.

El entonces secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, expidió una mención honorífica a los militares de Ciudad Madera, mientras Giner Durán ordenó exhibir y humillar a los guerrilleros muertos como escarmiento para cualquier insurrección.

Lee también

El gobernador consideró como “una bola de locos mal aconsejados” a los miembros del GPG y declaró que, “puesto que era tierra lo que peleaban, denles tierra hasta que se harten”, mientras los cuerpos eran enterrados en una fosa común.

Rogelio Valles aseguró que, tras el asalto al cuartel de Madera, el gobierno estatal cerró la mayoría de los planteles normalistas y reformuló la educación para erradicar interpretaciones socialistas, pero la mecha apenas prendía.

En la primera plana del 24 de septiembre de 1965, EL UNIVERSAL describió la toma de Madera como un ataque por un “grupo de facinerosos”, pero aseguró que sus motivos pendían de la inacción del gobierno estatal contra delitos de caciques y latifundistas. Fuente: YouTube.

Guerrilla en su máxima expresión, la Liga Comunista 23 de Septiembre

Con focos rojos en todo el país, como los levantamientos liderados por Lucio Cabañas y Génaro Vázquez en Guerrero, la etapa de guerrillas se intensificó a inicios de los 70. La represión contra estudiantes en 1968 y el Halconazo de 1971 "orillaron" a muchos hacia la vía armada para cambiar el curso político y social del país.

Entre las principales facciones guerrilleras del momento estaban Los Procesos de Nuevo León, grupo separatista del Partido Comunista Mexicano con Raúl Ramos Zavala como líder; también Los Enfermos, grupo emergido de la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa.

Asimismo, en Chihuahua, Sonora y Durango surgió el Movimiento de Acción Revolucionaria 23 de Septiembre, inspirados por el Grupo Popular Guerrillero, con preparación en Moscú; otros fueron Los Lacandones del Área Metropolitana, con estudiantes de la UNAM e IPN.

Otras guerrillas fueron Los Guajiros de Chihuahua, también descendientes del GPG y liderados por Diego Lucero; o Los Macías de Durango, compuesto por normalistas, obreros y campesinos.

Lee también

También destacó el Frente Estudiantil Revolucionario de la Universidad de Guadalajara; además del Movimiento Estudiantil Profesional, fundado por estudiantes del Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Nuevo León, liderados por Ignacio Salas Obregón.

Las asociaciones anteriores y otros grupos se unieron en un solo levantamiento nacional para declarar la “guerra a muerte” contra el gobierno, según nos compartió nuestro entrevistado.

La “brigada blanca” detuvo a cientos de jóvenes con panfletos comunistas, identificaciones falsas, material para bombas caseras y demás armas. No todos sabían del paradero de los líderes, pero poco a poco se desarticuló la fuerza guerrillera. Foto: Guillermo Quevedo/EL UNIVERSAL.
La “brigada blanca” detuvo a cientos de jóvenes con panfletos comunistas, identificaciones falsas, material para bombas caseras y demás armas. No todos sabían del paradero de los líderes, pero poco a poco se desarticuló la fuerza guerrillera. Foto: Guillermo Quevedo/EL UNIVERSAL.

El 15 de marzo de 1973 se fundó la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), en Guadalajara, Jalisco, bajo el liderazgo general de Ignacio Salas Obregón. Tomaron como inspiración el asalto de 1965 y tuvieron más de mil integrantes, la mayoría jóvenes entre 17 y 25 años, distribuidos en todo el país.

La máxima organización guerrillera de los 70 manifestó intereses rurales y urbanos, aunque tuvo más presencia en ciudades. Su organización estableció cuatro niveles de acción: reclutamiento, propaganda y publicidad, preparación para guerrilla y la llamada “brigada roja”, máximo grado de operación, con miembros convencidos de no traicionar y adoctrinados al ideal de la liga.

La LC23S orquestó asaltos en sucursales bancarias, secuestros y enfrentamientos constantes con la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y su “brigada blanca” de agentes federales especializados en perseguir y exterminar a guerrillas mexicanas.

Aunque no fueron los únicos del momento, pues había otras facciones agraristas y populares ajenas al movimiento, la Liga Comunista 23 de Septiembre fue el organismo más vigilado. Recurrieron a seudónimos entre sus integrantes para dificultar detenciones y a casas de seguridad protegidas por mujeres para despistar cualquier sospecha de reuniones comunistas.

Lee también

Rogelio Valles nos explicó algunos de los métodos de seguridad más efectivos para la LC23S. Por ejemplo, si las autoridades atrapaban a algún miembro, éste debía aguantar 24 horas de interrogatorio o tortura antes de decir la ubicación de alguna casa de seguridad.

Mientras, los integrantes abandonaban los domicilios dotados con mucha evidencia como propaganda o cartuchos para probar la veracidad del detenido. Con la creciente confrontación entre las brigadas roja y blanca, sus métodos quedaron expuestos y perdieron efectividad.

Los secuestros y asesinatos son el aspecto más comentado de la LC23S, sobre todo el crimen contra Eugenio Garza Sada. Otros delitos de su autoría fueron el rapto del cónsul británico, Anthony Duncan y los homicidios del industrial Fernando Aranguren y de Hugo Margáin Charles, hijo del político Hugo B. Margáin. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Los secuestros y asesinatos son el aspecto más comentado de la LC23S, sobre todo el crimen contra Eugenio Garza Sada. Otros delitos de su autoría fueron el rapto del cónsul británico, Anthony Duncan y los homicidios del industrial Fernando Aranguren y de Hugo Margáin Charles, hijo del político Hugo B. Margáin. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Quiebre y desaparición de la LC23S, fin de las guerrillas organizadas

Los problemas internos no faltaron en la Liga Comunista 23 de Septiembre. La misma diversidad de movimientos que la integraron generó fallas de comunicación, traiciones y hasta infiltraciones de la DFS con integrantes de menor rango.

La Dirección Federal de Seguridad, entre las administraciones de Luis de la Barreda Moreno, Javier García Paniagua y Miguel Nazar Haro, logró la detención y desaparición de varios líderes importantes de la LC23S. Para 1974, apenas a un año de su formación, la organización perdió potencia.

Lee también

El acto que colapsó a la Liga Comunista 23 de septiembre fue el llamado Asalto al Cielo, en Sinaloa. Entre guerrilleros y campesinos se tomaron zonas rurales de Culiacán para “crear disturbios con armas de fuego y bombas molotov”, según lo reportó este diario el 19 de enero de 1974.

Con el Asalto al Cielo se planeó una huelga campesina en el estado, quemar plantíos, robar el Banco de Armas de la Secretaría de Recursos Hidráulicos y formar un ejército popular para “enjuiciar burgueses y lacayos [servidores públicos]”, de acuerdo con informes de EL UNIVERSAL.

El Ejército contuvo las embestidas en Sinaloa y, según Rogelio Valles, ese fue el quiebre de la liga. Con la constante persecución, la vida de los guerrilleros era clandestina e insoportable, sobre todo cuando la “brigada blanca” amenazó y agredió a familiares de miembros activos.

Otra figura principal dentro de la guerrilla fue Enrique Pérez Mora, quien comandó la LC23S en Jalisco y rencaminó sus intereses hacia aspectos agrarios, según explicó nuestro entrevistado. El también apodado “Tenebras” se encargó del Asalto al Cielo, en Sinaloa. Foto: ESPECIAL.
Otra figura principal dentro de la guerrilla fue Enrique Pérez Mora, quien comandó la LC23S en Jalisco y rencaminó sus intereses hacia aspectos agrarios, según explicó nuestro entrevistado. El también apodado “Tenebras” se encargó del Asalto al Cielo, en Sinaloa. Foto: ESPECIAL.

La LC23S también tuvo corrupción interna. El dinero fluyó dentro de la organización gracias a robos y secuestros; según nuestro entrevistado, todos los ingresos debían reportarse con la “brigada roja”, pero algunos integrantes escaparon con el botín. Entonces, ellos mismos debían encontrar a traidores y desertores, además de cuidarse las espaldas.

Muchos integrantes cumplieron condena en Lecumberri y otros centros penitenciarios; algunos murieron fusilados en el Campo Militar 1, tras duras jornadas de tortura.

Rogelio Valles aseguró que la Liga Comunista 23 de Septiembre no tenía capacidad o posibilidad de ganarle al Ejército. “Todos los grupos guerrilleros sucumbieron porque México tiene bases muy fuertes [que no podían cambiar o derrotar]”, sostuvo nuestro especialista.

Lee también

El organismo más importante de guerrilla mexicana se desmoronó tras el Asalto al Cielo y su desintegración oficial ocurrió a principios de los 80. Otros grupos campesinos u obreros también cesaron sus actividades armadas tras un corto, pero significativo, periodo de confrontaciones.

En agosto de 1976, se aseguró que la LC23S estaba próxima a desaparecer. Las fuerzas federales y militares se involucraron en una “guerra sucia” contra opositores del gobierno, atacando por muchos frentes a las tambaleantes asociaciones guerrilleras. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
En agosto de 1976, se aseguró que la LC23S estaba próxima a desaparecer. Las fuerzas federales y militares se involucraron en una “guerra sucia” contra opositores del gobierno, atacando por muchos frentes a las tambaleantes asociaciones guerrilleras. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Tras las guerrillas sólo quedó odio y desapariciones

“La Liga Comunista 23 de Septiembre fue un grupo que estuvo a punto de influir sobre muchos estudiantes a nivel República, estuvieron a punto de lograrlo. Y si el gobierno no se mueve de forma secreta y con inteligencia, podían haber ganado”, declaró Rogelio Valles en nuestra entrevista.

En su edición del 28 de agosto de 1974, EL UNIVERSAL condenó a “los grupos reaccionarios, seudoidealistas que, sin bandera, siembran la agitación en el país, arremeten contra instituciones legalmente establecidas, contra el sistema de vida de los mexicanos y crean un clima de inquietud”.

La “brigada blanca” de la ahora extinta Dirección Federal de Seguridad también cometió actos deleznables de tortura, desaparición y asesinato contra cientos de jóvenes. El mismo fundador de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Ignacio Salas Obregón, permanece legalmente desaparecido.

Lee también

El odio entre seguidores comunistas y fuerzas armadas oficiales aumentó tras el corto periodo guerrillero. Nuestro entrevistado comentó el fenómeno que se observó en calles chihuahuenses a mediados de los 80, con jóvenes que asesinaban a policías por mero coraje.

No seguían maniobras políticas o idealistas, pues los líderes intelectuales de las guerrillas fueron cazados y sus consignas se perdieron; ya sólo mataron por odio.

Ahora, y a pesar de toda la información existente sobre guerrillas mexicanas, Rogelio Valles no cree que se repita un levantamiento armado como el visto en estudiantes y campesinos de los 60 y 70. “Hay que enseñarle al estudiantado lo que es el comunismo, pero como una teoría”, no como un modelo viable para la población mexicana, concluyó nuestro especialista.

A pesar de sus intenciones para reivindicar a los más pobres, las guerrillas mexicanas aplicaron acciones indignas del movimiento popular, mientras las fuerzas gubernamentales también excedían los límites de represión. Fuente: YouTube.


Google News

TEMAS RELACIONADOS