Leningrado, la ciudad de la muerte

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Esta fotografía, tomada en invierno de 1942, muestra a los habitantes de Leningrado recogiendo agua de una cañería rota. No era una escena inusual: durante los 900 días que duró el asedio a la ciudad por parte del ejército alemán, los suministros escaseaban y el agua y la comida eran bienes muy preciados.

El hambre y las enfermedades, unidas al frío extremo de aquel invierno – con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero – hicieron que aquel asedio se convirtiera en uno de los más mortíferos de la historia. El asedio de Leningrado costó la vida a más de 750.000 personas, principalmente civiles, que pagaron muy cara la decisión de las autoridades de no evacuar la ciudad amenazada antes de que fuese demasiado tarde.

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Se impuso un racionamiento estricto e insuficiente, y las familias a menudo escondían los cadáveres de sus familiares muertos para así seguir recibiendo sus raciones. A medida que la situación se volvía aún más desesperada, se verificaron episodios de canibalismo, con cadáveres que desaparecían misteriosamente e incluso secuestros. Leningrado fue finalmente liberada, pero a un precio altísimo.