Juan II de Aragón, padre de Fernando El Católico, fue uno de los reyes más longevos del siglo XV. Juan era hijo de Fernando I de Antequera y de Leonor de Alburquerque, y su principal biógrafo, el historiador Jaime Vincens Vives, calificó a este monarca como el personaje con mayor fuerza en un siglo que de
por sí estuvo lleno de potentes personalidades políticas.
El entonces príncipe Juan nació el 29 de junio de 1398 en Castilla, en la localidad de Medina del Campo. Y nada hacía presagiar cuando nació que acabaría siendo rey de Aragón. Ese destino comenzó a conjurarse cuando su padre, Fernando de Trastámara, fue elegido rey de Aragón tras la celebración del Compromiso de Caspe en 1412.
De esa forma, una misma familia, los Trastámara, ostentaban la corona de los reinos de Aragón y Castilla. Los Trastámara aragoneses, además de estar sentados en el trono, tenían múltiples propiedades e intereses en Castilla, lo que explica su implicación y su influencia en el reino vecino. Este hecho explica la vida y los numerosos conflictos y estrategias en las que el futuro Juan II de Aragón estuvo implicado.
El propio hermano de Juan, Alfonso, se convirtió en el heredero de la corona aragonesa, mientras que el futuro Juan II se convirtió en el heredero y cabeza visible de las posesiones de la rama aragonesa de los Trastámara en Castilla. El día que su padre fue coronado rey de Aragón en Zaragoza, se le concedió el ducado de Peñafiel para que representara los intereses de su familia en Castilla.
Y aunque fuera hijo del rey de Aragón, Juan pasó la mayor parte de su infancia en Castilla, por lo que fue educado en las costumbres castellanas, muy diferentes a las de la Corona de Aragón. Hay que tener en cuenta que mientras que en Castilla el monarca ostentaba un poder casi absoluto, en la Corona de Aragón el rey tenía como contrapeso a las Cortes. Y esa situación no encajó del todo con los Trastámara, quienes la aceptan porque no les queda más remedio.