JUAN II DE ARAGÓN

El 19 de enero de 1479 murió Juan II de Aragón. Su vida estuvo salpicada de guerras e intrigas políticas de todo tipo. Para comprender todos los tejemanejes políticos que ocurrieron en torno a su figura es necesario saber cuáles eran las raíces de este rey. Juan II era hermano del rey Alfonso V el Magnánimo de Aragón e hijo del rey Fernando I de Antequera. Su padre fue elegido rey de Aragón en 1412 en el famoso Compromiso de Caspe, al morir Martín I el Humano sin descendencia. Este hecho fue de una enorme trascendencia, pues establecía en el trono a una nueva dinastía, la dinastía Trastámara, que era de origen castellano. De hecho, el propio Fernando de Antequera era el hermano menor del rey de Castilla, quedando ambos reinos gobernados por una misma familia. Los Trastámara aragoneses además de ser reyes de Aragón, tenían un buen número de posesiones en Castilla. Estas se extendían desde Aragón hasta Portugal, cortando al reino de Castilla en dos.

Juan II aunque fuera hijo del rey de Aragón, pasó la mayor parte de su infancia en los territorios que poseía su padre en Castilla. Esto hace que sea educado en las costumbres castellanas y Castilla era un reino muy diferente de la Corona de Aragón. En Castilla las cortes tenían un poder casi testimonial y el monarca tenía prácticamente poder absoluto. Sin embargo, en Aragón el rey estaba sometido a las cortes y no podía legislar sin las cortes. Esta nueva dinastía de origen castellano no va a entender el peculiar sistema político de la Corona de Aragón, tan sólo lo va a aceptar a regañadientes. La enorme influencia que va a tener esta familia en su reino vecino, la Corona de Castilla, así como el reforzamiento del poder de la monarquía en toda Europa; no van a favorecer que estos reyes se adapten a la particular idiosincrasia de cada uno de los territorios de la Corona de Aragón.

Los intereses y vinculaciones personales de Juan II siempre estuvieron relacionados con Castilla. En 1414 fue dotado por su padre con el ducado de Peñafiel y en 1416, a la muerte de este, mientras su hermano Alfonso V heredó la Corona de Aragón, él recibió todas las posesiones castellanas de la familia. En 1420 se casó con Blanca de Navarra, única heredera al trono de este reino, por lo que en 1425 consiguió convertirse en rey consorte de Navarra. Entre 1419 y 1429 participó en los conflictos internos de Castilla para defender sus intereses en dicho reino. Para ello utilizó los recursos que le brindaba ser rey de Navarra y hermano de Alfonso V de Aragón. El resultado fue que los aragoneses y navarros sufrieron las consecuencias de la política exterior de sus gobernantes, sin obtener beneficio alguno, tan sólo para defender los intereses de dicha familia en Castilla. Afortunadamente en 1430 firmaron una tregua con los Trastámara castellanos.

En 1432 colaboró con su hermano Alfonso en la conquista de Napolés, siendo derrotados y apresados ambos hermanos en 1435. Los italianos liberaron a Juan para que volviera a Aragón a recaudar el rescate de Alfonso. Una vez obtuvieron el rescate liberaron a Alfonso. Pero Alfonso nunca más volvió a tierras aragonesas, sino que continuó con su conquista de Nápoles, cosa que consiguió en 1443. Una vez conquistada la ciudad, permaneció allí hasta su muerte en 1458, desentendiéndose por completo de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca. Mientras todo esto ocurría, desde 1436 hasta su muerte, Juan II fue el lugarteniente de Aragón y Cataluña.

Como lugarteniente de Aragón tuvo que hacer frente a la rebelión de su propio hijo, el príncipe Carlos de Viana. El motivo fue el fallecimiento de su mujer Blanca de Navarra en 1441. Un sector de la nobleza navarra consideraba sucesor y rey a su hijo y otro sector de la nobleza navarra consideraba rey a Juan II, produciéndose una guerra civil que acabó ganando Juan. En 1445 se casó por segunda vez y fruto de este matrimonio nació el famoso Fernando el Católico. En Cataluña apoyó a los grupos más desfavorecidos y a los campesinos, no por caridad, sino porque eran los enemigos tradicionales de los nobles, eclesiásticos y oligarcas de las ciudades que utilizaban las instituciones para restar poder al monarca. El conflicto estaba servido.

Llegamos así al fallecimiento de Alfonso en 1458 sin herederos. En su testamento nombró a Juan rey de Aragón y a su sobrino el Príncipe de Viana -el mismo que había sido derrotado y apresado por su padre Juan II- gobernador de Cataluña. Imaginad las risas que se echaría el rey Alfonso a la hora de redactar su testamento.

El reinado de Juan II estuvo marcado por la guerra en Cataluña. Sus políticas previas desencadenaron una guerra civil entre los nobles y oligarcas de las ciudades que pretendían independizarse, apoyando a su hijo el Príncipe de Viana; y los campesinos que permanecían fieles al rey Juan II. Esta guerra fue costeada por los aragoneses, lo que mermó todavía más la economía aragonesa. Finalmente, consiguió vencer en 1472 y en 1479 murió, sucediéndole en el trono Fernando el Católico, hijo de su segundo matrimonio.

Santiago Navascués Alcay

Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza