Una cosa son las joyas de la Corona y otras las de titularidad privada que, entre otros, pudieron llegar hasta Federica.
No conozco ni sé distinguir muy bien las piezas, pero sí he leído las traducciones de lo que cuenta William von Hassell en sus volúmenes de
Geschichte des Königreichs Hannover "Historia del Reino de Hannover". Me asaltó la curiosidad cuando, no hace tanto, hubo una exposición en Marienburg.
La Reina María logró sacar varias joyas, incluidas piezas de las Joyas de la Corona. Estas viajaron hasta Inglaterra, donde las custodiaron los Cambridge antes de enviarlas a Austria, a Gmunden.
Por ejemplo, una de esas joyas fue la conocida como
Prinzessinnenkrone. Es una corona de oro de 14 quilates, sin piedra alguna, que lució por primera vez el día de su boda con Jorge V en 1843. Cuando María murió en 1907 en Gmunden, dicha corona fue colocada en su féretro. Si no la estoy identificando erróneamente, fue la pequeña corona que se expuso junto a la principal, la del Rey y el cetro.
Cuando los prusianos se anexionaron Hannover en 1866, las Joyas de la Corona de Hannover y las del Ducado de Brunswick-Luneburgo se encontraban en el Leineschloss de Hannover, en una sala abovedada que, según cuentan, solo podía abrirse mediante un complicado mecanismo de cerraduras y de llaves. Muchas piezas, entre las que estaba la
Prinzessinnenkrone, fueron trasladadas desde Leineschloss a Herrenhausen, donde se encontraba la Reina María.
El 27 de septiembre de 1866, la Reina y su hija, la Princesa María, trasladaron la Corte y las joyas de Herrenhausen a Marienburg, en aquella época en obras. Desde allí salieron de contrabando hasta Inglaterra. A saber, las joyas Brunswick-Luneburgo, la corona, el cetro y la corona de princesa (
Prinzessinnenkrone) de los Hannover, llegaron a Austria en 1867.
Podría buscar de nuevo los textos, pues daba todos los detalles de la peripecia, incluso como tuvieron que desmontar algunas piedras, meterlas en saquitos y coserlas a la ropa de la Condesa de Kielmansegg.