El presentador de Sálvame en Telecinco, Jorge Javier Vázquez, ha sido muy crítico y directo con la asistencia del Rey emérito, Juan Carlos, al funeral de Isabel II en Westminster en la jornada histórica de ayer.

“Me ha parecido una vergüenza que vaya el emérito, una vergüenza absoluta, Uno tiene que tener la decencia de no acudir en público si ha llevado una vida como la que ha llevado”, señalaba el presentador con tono pausado y firme.

El funeral de la reina Isabel II tuvo lugar ayer 19 de septiembre en Londres. Murió el pasado 8 de septiembre a la edad de 96 años, después de haber estado en el trono por más tiempo en la historia británica: más de 70 años.

El funeral fue retransmitido en directo por los canales de televisión pública de los países de la Commonwealth británica: El lunes por la mañana se canceló el acceso al Palacio de Westminster para quienes desearan despedirse de la difunta monarca.

Desde el 14 de septiembre, miles de británicos y ciudadanos de otros países han rendido homenaje a Isabel II. Hicieron filas en colas de muchos kilómetros, en las que tuvieron que permanecer de pie durante más de 12 horas, tal y como señala el embajador Hugh Elliot.

Desde Westminster Hall, el ataúd, acompañado por la familia real, fue trasladado a la cercana Abadía de Westminster, donde se celebró un servicio conmemorativo. Duró una hora. Asistieron el rey Carlos III, miembros de la familia real, el arzobispo de Canterbury, la primera ministra británica Liz Truss, representantes de las confesiones.

Dos mil personas fueron invitadas al servicio conmemorativo. Al funeral de Isabel II asistieron unos 500 jefes de Estado y líderes extranjeros. Hay que decir que los representantes oficiales de Rusia no fueron invitados a la ceremonia de despedida de Isabel II, así como los representantes de Bielorrusia, Venezuela, Siria, Afganistán y Myanmar.

El servicio conmemorativo terminó con el canto de «God Save the King«. Después del réquiem, el ataúd de la Reina salió de la Abadía de Westminster en un carro de armas, que fue llevado por 98 marineros británicos a Wellington Arch.

El famoso reloj del Parlamento Británico, el Big Ben, sonaba cada minuto mientras avanzaba el cortejo fúnebre. Cuando llegó al arco, se anunciaron dos minutos de silencio en toda Gran Bretaña. Después de eso, el ataúd fue trasladado a un coche fúnebre, que fue camino del Castillo de Windsor.

Allí, en presencia de la familia cercana de la Reina, se llevó a cabo una ceremonia fúnebre privada. Isabel II fue enterrada en una tumba junto a su marido, el príncipe Felipe. La BBC informa que hasta un millón de personas podrían haber ido a Londres con motivo del funeral de la Reina.

Dichos datos fueron proporcionados por Transport for London, en referencia a la cantidad de boletos comprados para trenes suburbanos. La policía de Londres dijo que garantizar el orden en los eventos relacionados con la muerte de la reina es la operación más grande en la historia de este servicio.

«Más grande que los Juegos Olímpicos de 2012, más grande que el Jubileo de Platino de la Reina», dijo un portavoz de Scotland Yard. El último funeral de estado hasta la fecha tuvo lugar en el país en 1965, cuando se enterró a Winston Churchill.

Canadá será uno de los pocos reinos de la Commonwealth en celebrar su propia ceremonia como funeral de estado. Isabel II visitó este país con más frecuencia que cualquier otro. A los eventos asistirán ex primeros ministros y gobernadores generales de Canadá, así como líderes indígenas. Ottawa albergará un desfile conmemorativo y aéreo en honor a la difunta Reina y se dará un saludo de 96 cañonazos.

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