Comentario del �rbol geneal�gico de la Casa Real Espa�ola

 

 

Comentario del �rbol geneal�gico de la Casa Real Espa�ola

 

 

 

El rey Juan Carlos I de Espa�a es descendiente[1] de la estirpe real visigoda de los Baltos, de la dinast�a pel�gico-alfonsina (astur-c�ntabra), de la dinast�a de los Trast�mara, de la dinast�a de los Austrias, de la dinast�a de los Borbones y de la dinast�a dav�dico-carolingia.

 

La dinast�a carolingia procur� unirse a la sangre del rey David de Jud� y de Israel (971 a.C.) para legitimarse. Parece ser que lo consigui� mediante Makhir David (730-793), exilarca de Bagdad (Babilonia), cabeza y heredero de la Casa Real de David, que fue llamado a Francia por Pep�n III, rey de los Francos, y le concedi� el nombre de Teodorico I y los t�tulos de Duque de Toulouse, Conde de Narbona y Nasi (Pr�ncipe jud�o) de Francia. Lo cas� con Auda Martel, hija de Carlos Martel, hermana de Pep�n III el Breve y t�a de Carlomagno. Esta estirpe la recoge a trav�s, entre otras, del conde Vifredo el Pil�s.

 

Lo relacionado con la mitolog�a  goda y y el Rey David son m�s leyendas de antiguos historiadores para ennoblecer dinast�as.

 

El rey Juan Carlos I de Espa�a desciende:

 

De los reyes godos, que se remontan Seg�n S. Daukantas[2] a Augis, que rein� en Lituania despu�s de la muerte de Gapto, hijo de Vueric. La sangre real goda fue siempre la de las estirpes de los Amalos para los ostrogodos y [3] de los Baltos para los visigodos (godos del crep�sculo: getwes en B�ltico). Seg�n Jordanes, la descendencia ser�a incluso anterior: Gapt, Humal, Augis, Amal, Hisamis, Ostrogoda, Hunuil, Atal, Aquivulfo, Vultulfo, Valaravante, Vinitario, Vandalario, Teodomiro (473 d. C.), Alarico II y Amalarico (526-531). Recogiendo Amalarico tanto la estirpe de los Amalos como la de los Baltos.

 

Del rey Alarico I (370-410), que fue nombrado Mag�ster Milites por el emperador hispano Teodosio I el Grande, que proclam� el Cristianismo como religi�n oficial del Imperio Romano. Fue proclamado Rex Gothorum en el 398. El Monarca siempre ser� elegido dentro de la estirpe real �nica de los Baltos. Las princesas visigodas se casaban con pr�ncipes o reyes de otros reinos, como por ejemplo Brunilda, la hija de Atanagildo, que cas� con el rey merovingio Sigiberto, el c�lebre Sigfrido de los Nibelungos. O su hermana Galsuinda que se cas� Chilperico, hermano de Sigiberto.

 

De los reyes visigodos, que fueron los vencedores del Imperio Romano de Occidente y los fundadores del Reino de Espa�a, primer reino europeo post-romano territorialmente definido en el siglo V d. C. Del rey Pelayo de Asturias, hijo del duque Favila de Galicia, primo hermano de don Rodrigo, que derrot� y fren� al Imperio �rabe de Damasco en Covadonga, en el a�o 722 de nuestra era. Aunque en la monarqu�a visigoda el Concilio deb�a aprobar al rey, como en el Imperio Romano, los reyes se eleg�an siempre dentro de familias con Sangre Real, de la estirpe de los Baltos.

 

De Pedro, duque godo de Cantabria, y de Alfonso I, su hijo, y de Ermesinda, hija de Pelayo. De Fruela, hermano de Alfonso I. En el reino hispanogodo los duques eran hijos del rey o de sangre real.

 

Si analizamos los nombres de los reyes y c�nyuges de la dinast�a pel�gica y alfonsina, hay mucho antrop�nimo godo, pese a que los godos se pon�an nombres latinos cuando se bautizaban: Pelayo, F�vila (Froiliuva), Alfonso I (Ermesinda), Fruela I (Munia), Silo (Adosinda), Mauregato, Vermudo I, Alfonso II el Casto (Recuper� el ceremonial godo del ungimiento), Ramiro I (Paterna), Ordo�o I, Alfonso III Magno (Ximena), Garc�a I (Mumma Donna), Brunilda, etc�tera. Desde Alarico (396) hasta Juan Carlos I (2005) hay una continuidad hist�rica fidedigna y documentada de rey a rey, de persona a persona, de heredero a heredero, de nombre a nombre.

 

Porque, d�gase de una vez por todas y sin complejos, el Reino Astur-leon�s fue una continuidad gen�tica, hist�rica, legal, cultural y pol�tica del Reino Hispanogodo, heredero del Imperio Romano, del R. Castellano, del R. Leon�s; y el Reino de Espa�a, de la Corona de Castilla y de la Corona de Arag�n. Y en esa herencia se reintegraron y se recoge toda la legitimidad de los reinos de la Corona de Arag�n y de Navarra.

 

El rey Juan Carlos I, desciende de Alfonso I de Asturias (739-757) y de Ramiro I de Asturias (842-850)

 

De Alfonso III de Asturias (866-911), cuyo reino se extend�a desde Galicia hasta Pamplona, y repobl� toda la fachada cant�brica.

 

Del conde de Barcelona Vifredo I el Velloso (Guifr� I el Pil�s), fundador del monasterio de Ripoll, que hizo hereditaria la Marca Hisp�nica en el a�o 878 (Llamada despu�s Principado de Catalu�a), que, a su vez, desciende directamente de Carlomagno. Carlomagno (742-814), que hab�a sido ungido junto con su padre Pep�n III y sus hermanos, en el a�o 754, por el Papa Esteban II, como leg�timos reyes de la Cristiandad por la Gracia de Dios. El d�a de Navidad del 800 fue coronado en la bas�lica de San Pedro Emperador por el Sumo Pont�fice Le�n III y, por lo tanto, leg�timo heredero en Occidente de los antiguos C�sares y del Imperio Romano.

 

De Sancho III el Mayor de Navarra (1004-1035), que fue padre de Garc�a, rey de Navarra; de Vermudo III, rey de Galicia y Le�n; de Fernando I, primer rey de Castilla; y de Ramiro I, primer rey de Arag�n. Tiene ascendencia directa con todos estos reyes, es decir, se han transmitido la Corona de rey a rey. Su padre Juan III, conde de Barcelona, es considerado rey y por eso est� enterrado en el Pante�n de los Reyes de El Escorial.

 

De lo Reyes Cat�licos, Isabel y Fernando, de la dinast�a Trast�mara, que pusieron fin al dominio del Imperio musulm�n en la Pen�nsula Ib�rica.

 

Del emperador Carlos V de Alemania y I de Espa�a (1516-1546). Lo que le convierte en Gran Maestre de la Orden del Tois�n de Oro, orden fundada por Felipe III el Bueno, duque de Borgo�a y conde de Flandes, en 1429, para defender a la Iglesia y a la religi�n Cat�lica, de los cuales fue heredero. Las bulas de los Papas Gregorio XIII (1574) y Clemente VIII confirmaronal Rey de Espa�a como Gran Maestre de dicha orden. Los Austrias espa�oles basaron su legitimidad en su descendencia directa de los reyes godos.

 

Un hecho significativo es que cuando el rey Felipe II mand� levantar el Monasterio de El Escorial, el templo de los Austrias espa�oles, coloc� en el Patio de los Reyes las estatuas de sus ascendientes los reyes de Israel y de Jud�, destacando alrey David y al rey Salom�n. El rey Juan Carlos I de Espa�a lleva por lo tanto la misma sangre que Jes�s de Nazaret, que pertenec�a a la Casa del Rey David de Israel.

 

Respecto al cambio de dinast�a de los Austrias a los Borbones hay que recordar que el apellido lo transmite el padre. Felipe V era hijo de Lu�s, gran delf�n y heredero al trono franc�s, y de Mar�a Cristina Victoria de Baviera. Sus abuelos paternos eran Lu�s XIV de Francia y Mar�a Teresa de Austria, hermana �sta de Carlos II de Espa�a, por lo que tambi�n era bisnieto de Felipe IV de Espa�a.

 

Del rey de Espa�a, Carlos III de Borb�n, fundador en 1771 de La Real y distinguida Orden Espa�ola de Carlos III, con el fin de condecorar a individuos benem�ritos, �Virtuti et merito�.

 

Don Juan Carlos ostenta legalmente el t�tulo de Rey de Jerusal�n, al renunciar el rey Balduino, hermano de Godofredo de Buill�n, en el siglo XI a dicho t�tulo.

 

La legitimidad din�stica al Rey de Espa�a se remonta al rey godo Valia, que fue encargado por el emperador hispano Honorio de restablecer la legalidad romana en Hispania y expulsar a los v�ndalos; le viene del rey godo Recaredo, ungido por la Iglesia Cat�lica como Rey de Espa�a en el III Concilio de Toledo; le viene del rey Don Pelayo, leg�timo sucesor de Don Rodrigo; de Carlos I, heredero de las coronas de Arag�n y Castilla, de Felipe V, bisnieto de Felipe IV, de su abuelo Alfonso XIII y le viene de la Constituci�n de 1978, que fue refrendada democr�ticamente por todos los espa�oles.

 

El rey Juan Carlos Ide Borb�n es el heredero biol�gico y legal m�s directo de los reyes de Israel y de Jud�, de la Casa de David, es decir, de la dinast�a dav�dico-carolingia. Es heredero leg�timo, biol�gico, hist�rico, cultural y moral de los reyes visigodos, de Pelayo y de Pedro, duque de Cantabria. Por lo tanto la Princesa de Asturias es la depositaria, el c�liz o Santo Grial, no s�lo de la tradici�n hist�rica de una Espa�a que hunde su legitimidad como Estado en el siglo V y que conel rey Amalarico traslado su capital a Barcelona a�o 526, sino de la Sangre Real m�s leg�tima y directa. Por eso el testamento de Alfonso el Casto en 812 a la iglesia de San Salvador resalta la genealog�a de la Casa de David de Jes�s de Nazaret. Dice as� el documento conservado en el Archivo Capitular de Oviedo: �Fons vite, o lux auctor, alfa et omega, inicium et finis, radix et genus David, stella splendida et matutina, Christe Ihesu ....�

 

Fuente para la genealog�a:

Seg�n Joaqu�n Javaloys todas las Casas reales europeas est�n emparentadas entre s� y desciende de la dinast�a dav�dico-carolingia.

Joaqu�n Javaloys, Historia 16, marzo de 1999, a�o XXIII, n�mero 275, p�ginas 8 y sucesivas. Quien a su vez cita como fuentes, entre otros, a Arthur J. Zuckerman, A Jews Princedom in Feudal France, 768-900. Columbia University Press, 1972. Y a Peter Berling, Le sang des rois. �d. J. C. Latt�s, 1997.

 

Texto (de 1161 d. C.) literal de Sepher Ha-Kabala (Libro de la Tradici�n) de Abraham ben Daoud (Toledo, Espa�a), traducido por Arthur J. Zuckerman: �Entonces el Rey Carlos envi� una petici�n al Rey de Babilonia [el califa de Bagdad] para que le remitiese uno de sus jud�os descendiente de la real Casa de David. El la acogi� y le envi� uno de all�, un magnate y sabio de nombre Rabb� Makhir. Y [Carlomagno] le estableci� en la capital de Narbona y le instal� all�, donde le dio grandes posesiones cuando la captur� a los ismaelitas. Y �l [Makhir] tom� como esposa a una mujer de entre los magnates... y el Rey le hizo noble. Este Pr�ncipe [nas�] Makhir se convirti� en el caudillo [de Septimania]. �l y sus descendientes emparentaron con el Rey y con todos sus descendientes�.

 

Fco. Javier Albert Guti�rrez. Alicante, 13/03/99

 

 



[1][1] Entendemos por descendiente que lleva sangre del monarca citado, no que sea leg�timo heredero, porque esto s�lo ocurre con respecto a los reyes de Espa�a.

[2] Lietuvos Istorija, p�g. 20.

[3] Jurate Rosales. Los godos. Edit. Ariel. Barcelona 2004