Frases de Jane Eyre

Frases de Jane Eyre

Jane Eyre

23 frases de Jane Eyre (Jane eyre) de Charlotte Brontë... Azarosa historia de amor entre una institutriz pobre y su rico y atormentado patrón, precursora del feminismo y la psicología moderna, sobre una huérfana que enfrenta su destino manifiesto.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Charlotte Brontë son: adaptada al cine, historia de amor, ambientada en la época victoriana, obras cumbres de la literatura universal, ficción histórica, huérfanos, condición de la mujer, enamorarse, independencia.

Frases de Charlotte Brontë

Frases de Jane Eyre Charlotte Brontë

01. Yo no soy un ángel, señor -aseguré-. Y no llegaré a serlo hasta que me muera. Soy solo yo... No busque en mí nada celestial, porque no lo hay; Como tampoco lo hay en usted, ni yo lo espero.


02. No creo que tenga usted derecho a darme órdenes simplemente por ser mayor que yo o por haber visto más mundo; La superioridad, en todo caso, vendría dada por el provecho que haya extraído de ese tiempo y esas experiencias.


03. En cierta medida, dios nos ha concedido el don de labrarnos nuestro propio destino. Cuando nuestra energía nos pide un sustento que no podemos darle, cuando nuestra voluntad emprende un camino lleno de dificultades, no podemos morir de inanición o caer en la desesperación: lo único que tenemos que hacer es buscar otro alimento para la mente, tan fuerte como la comida prohibida que ansía probar, y quizá más puro. Y así lograremos abrirnos camino a través de una ruta tan ancha y directa como la que nos ha negado la fortuna, aunque suponga un camino más escarpado.


04. (...) Corre fuego por mis venas y el corazón me late a tal velocidad que apenas puedo contar sus latidos. Lo único que me queda en esta hora de agitación son las ideas que ya poseía y las decisiones que me inculcaron, y en ellas pienso apoyarme.


05. Las leyes y los principios no son solo para los momentos que están libres de tentaciones, sino para momentos como este, cuando el cuerpo y el alma se amotinan contra su rigor. Cuanto más severos me parezcan, menos debo violarlos. Si pudiera olvidarlos por mi propia conveniencia, ¿Qué valor tendrían?


06. El convencionalismo no es moralidad. La justicia propia no es religión. Atacar al primero no es atacar al último. Arrancarle la máscara de la cara del fariseo, no consiste en levantar una mano impía a la Corona de Espinas. Estas cosas y los hechos están diametralmente opuestos: son tan diferentes como lo es el vicio a la virtud. Los hombres también suelen confundirlos: no deberían confundirse: la apariencia no debe ser confundida con la verdad.


07. No hace ningún bien a una mujer el ser adulada por su superior, que nunca llegará a casarse con ella, y es una locura dejar que la llama de un amor secreto prenda entre ellos ya que, si se mantiene oculto sin poder expresarse, este sentimiento acaba devorando la vida de quien lo alimenta, y en el caso de que sea descubierto y correspondido, conduce inexorablemente a un lodazal del que es imposible salir.


08. Voy a seguir la ley dada por Dios, sancionada por el hombre. Voy a mantener a los principios recibidos por mí cuando estaba en mis cabales, y no loca como lo estoy ahora. Las leyes y los principios no sólo son para los tiempos en los que no hay tentación...Tienen un valor.


09. Estaba muy contenta: no paré de charlar mientras comíamos o durante la larga sobremesa que siguió a la cena. No había nada en él que obstaculizara mi espontaneidad; con él no había necesidad de reprimir mi buen humor y eso me hacía sentir a mis anchas. Sabía que mi vivacidad le sentaba bien: todo lo que decía parecía servirle de consuelo y de esperanza. ¡Qué sensación de encantadora complicidad! Me hacía revivir, iluminaba toda mi naturaleza: en su presencia yo estaba viva, al igual que él en la mía.


10. Después de una juventud hundida en la peor de las miserias o en la más absoluta soledad, encontré por fin a alguien a quien amar de verdad. Te he encontrado a ti... Eres mi alma, mi bondad, mi ángel de la guarda; estoy unido a ti por un lazo que no puede romperse. Creo que eres buena, virtuosa y adorable. La intensa pasión que arde en mi corazón te convierte en el centro de mi vida y envuelve mi existencia alrededor de la tuya, sus llamas nos consumen en una hoguera hasta fundirnos en un solo ser.


11. ¿Crees que porque soy pobre, poco conocida, poco atractiva y pequeña, no tengo alma y no tengo corazón? ¡Piensas mal! ¡Tengo tanta alma como tú y llena de puro corazón! Y si Dios me hubiera dotado de algo de belleza y mucha riqueza, habría sido tan difícil para ti dejarme, como lo es ahora para mí el dejarte. No estoy hablando contigo ahora por medio de la costumbre, convencionalidades, ni siquiera de la carne mortal: es mi espíritu que se ocupa de tu espíritu, como si ambos hubieran pasado por la tumba, y se situaran a los pies de Dios, iguales - ¡Como somos!


12. ¿Cree que puedo quedarme aquí si no significo nada para usted? ¿Cree que soy una especie de autómata, una máquina sin sentimientos que puede vivir sin un mísero pedazo de carne ni una gota de agua? ¿Cree que porque soy pobre, silenciosa, discreta y menuda soy también un ser carente de corazón y de alma? Pues se equivoca: ¡Mi alma es tan real como la suya, y también mi corazón! Y si Dios me hubiera dotado de un poco más de belleza y de mucho más dinero, le habría puesto tan difícil abandonarme como lo es para mí ahora tener que dejarle. No le hablo de costumbres, ni de formalismos, ni siquiera de la carne mortal: es mi espíritu el que se dirige al suyo, como si ya ambos hubieran cruzado el umbral de la muerte y se encontraran como iguales postrados ante Dios. ¡Porque así somos, iguales!


13. Amo cada átomo de tu carne como si fueran los míos propios...


14. Por suerte, la mente dispone de un intérprete -a menudo inconsciente, pero fiel- en la mirada.


15. Todo el mundo sabe que los prejuicios se aferran más a las personas que no han sido suavizadas por el abono de la educación: crecen en ellas, firmes como la mala hierba entre las piedras.


16. El aroma a pan recién hecho y el calor de un fuego generoso llenaban la estancia.


17. Me preguntaba por qué los moralistas claman que este mundo es salvaje y despiadado cuando ante mis ojos florecía como una rosa.


18. No soy una persona que hace del orgullo bandera en estas circunstancias. Siempre he preferido ser feliz que mantenerme digna.


19. Mi corazón le pertenece, señor, es suyo y con usted permanecerá aunque el destino nos separe para siempre.


20. La violencia no es la mejor arma contra el odio, ni la venganza el mejor bálsamo para las heridas.


21. Yo no soy ningún pájaro, ni estoy atrapada en red alguna. Soy un ser humano libre, con voluntad propia, que ahora quiere apartarse de usted.


22. La vida me parece demasiado corta para perderla alimentando animosidad o recordando los errores de los otros. Todos cargamos con nuestras faltas en este mundo, pero llegará el día en que nos libraremos de ese peso.


23. No necesito vender el alma para lograr compañía. Poseo un tesoro interior, innato, que puede mantenerme viva si todas las satisfacciones externas me fueran negadas, u ofrecidas a cambio de un precio que no estoy dispuesta a pagar.

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