De la mirada de Letizia a Máxima al menú de diez platos: los detalles de la cena de gala de los Reyes en Holanda
De la mirada de Letizia a Máxima al menú de diez platos: los detalles de la cena de gala de los Reyes en Holanda
UN BRINDIS MUY PERSONAL

De la mirada de Letizia a Máxima al menú de diez platos: los detalles de la cena de gala de los Reyes en Holanda

La cena de Estado en el Palacio Real de Ámsterdam nos dejó inolvidables imágenes y muchas curiosidades que pasaron desapercibidas

Foto: La tradicional foto de familia, antes de la cena de Estado en Holanda. (EFE)
La tradicional foto de familia, antes de la cena de Estado en Holanda. (EFE)

Era uno de los momentos más esperados por los fans de lo royal y no decepcionó en absoluto. El segundo día de la visita de Estado de los Reyes a Holanda terminaba con la habitual cena de gala, en este caso en el Palacio Real de Ámsterdam. Una velada que estuvo plagada de detalles que no pasaron desapercibidos, como la significativa mirada de la reina Letizia a Máxima o el menú de diez platos del que pudieron disfrutar.

No podemos negar que gran parte del protagonismo se lo llevaron todos los vestidos y joyas que lucieron las damas reales para este acto de Estado. Desde la tiara de rubíes de Amalia al diseño español de doña Letizia: ningún estilismo se quedó sin analizar. Lo mismo pasó con esa dolencia que tiene la reina Letizia y que la obligó a estar sentada durante el besamanos, ocupando numerosos titulares en todo tipo de prensa española.

Pero vamos a centrarnos en estos pequeños detalles menos vistos y que también son, al final, el alma de este tipo de veladas, donde todo lo que pasa tiene un porqué. Y si algo se convirtió en tema de conversación, fue el discurso del rey Guillermo y posteriormente el de don Felipe, por los numerosos datos personales que uno y otro incluyeron en los mismos.

placeholder La reina Letizia, sentada durante el besamanos. (Casa de S. M. el Rey/José Jiménez)
La reina Letizia, sentada durante el besamanos. (Casa de S. M. el Rey/José Jiménez)

Precisamente, el que pronunció el monarca holandés provocó esa significativa mirada de la reina Letizia a su homóloga, la reina Máxima. Guillermo Alejandro estaba hablando del momento en el que, hace ya 25 años, conoció en la Feria de Abril a la que más tarde se convertiría en su esposa. Una apunte muy personal y romántico que hizo que doña Letizia buscara con su mirada a la argentina y le hiciera un guiño de lo más cómplice.

Y algo muy parecido pasaba durante el discurso del rey Felipe VI. En sus palabras no faltaron notas muy personales del vínculo histórico entre los Borbón y los Orange y del que existe actualmente entre los actuales reyes. Y quiso terminar su discurso aludiendo, precisamente, a esa Feria de Abril que justo se celebra estos días. Un gesto que Máxima y Guillermo agradecieron mucho, con el monarca holandés palmeando la espalda de don Felipe al brindar.

placeholder Los reyes, cómplices tras el brindis. (EFE/Koen van Weel)
Los reyes, cómplices tras el brindis. (EFE/Koen van Weel)

Las palabras de uno y otro daban paso a la opulenta cena. Un menú compuesto de diez platos que los 220 invitados al Palacio Real pudieron degustar. Comenzaron por un cóctel de cangrejo con espárragos y mousse de parmesano con vinagreta de langosta como entrantes.

Continuaron con un consomé de tomate y ñoquis de albahaca y rabo de toro, antes de probar los diferentes tipos de cordero, la polenta, la berenjena y los vegetales. La cena se remató con dos postres, tartaleta de caramelo con crema especiada y crumble con salsa de chocolate.

Unos platos que los reyes Felipe y Letizia disfrutaban mientras charlaban con el resto de comensales sentados a su mesa, intercalando el español y el inglés, ya que tanto Amalia como Máxima la tienen el castellano como lengua materna. En la misma mesa el monarca español y su esposa se sentaban Rob Jetten, el ministro para el Clima y la Política Energética de los Países Bajos, los reyes holandeses, el ministro de Exteriores de nuestro país, José Manuel Albares y la princesa Amalia.

placeholder Amalia de Holanda, durante la cena de Estado. (EFE/Chema Moya)
Amalia de Holanda, durante la cena de Estado. (EFE/Chema Moya)

Y si algo dio brillo a la velada, fueron las joyas que lucieron las asistentes. Máxima rescató el diamante holandés de la tiara Stuart cinco años después y la reina Letizia llevó la tiara rusa. Pero, aunque no brillen tanto como las piedras preciosas, también las condecoraciones tienen mucha importancia, con dos que tuvieron más protagonismo por encima del resto.

Una de ellas es la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, que la princesa Amalia lució tras serle concedida hace apenas una semana por el rey Felipe. La otra, la significativa condecoración que vimos en el vestido de la princesa Beatriz.

Hablamos del Toisón de Oro, la más alta de nuestro país y que la otrora reina de los Países Bajos recibió de manos del rey Juan Carlos en 1985, convirtiéndose en la primera mujer en obtenerla. El protocolo dice que se tiene que llevar la orden más alta del país con el que se comparte la cena de gala, por lo que la madre de Guillermo Alejandro tenía claro cuál era la insignia que debía lucir para esta velada tan especial.

placeholder La princesa Beatriz, luciendo el Toisón de Oro. (EFE/Chema Moya)
La princesa Beatriz, luciendo el Toisón de Oro. (EFE/Chema Moya)

No faltaron en esta cena invitados españoles, como Esther Alcocer Koplowitz o Lita Cabellud, una artista multidisciplinar que vive en La Haya desde los 19 años, o con fuertes vínculos con nuestro país, como Ronald Koeman, el actual seleccionador holandés y que desarrolló gran parte de su carrera con el F. C. Barcelona.

Una velada, en resumen, en la que brillaron con luz propia las tiaras y demás joyas de las reinas y princesas, y en la que se demostró esa especial relación que existe entre Guillermo Alejandro y Felipe VI y sus respectivas esposas.

Era uno de los momentos más esperados por los fans de lo royal y no decepcionó en absoluto. El segundo día de la visita de Estado de los Reyes a Holanda terminaba con la habitual cena de gala, en este caso en el Palacio Real de Ámsterdam. Una velada que estuvo plagada de detalles que no pasaron desapercibidos, como la significativa mirada de la reina Letizia a Máxima o el menú de diez platos del que pudieron disfrutar.

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