En el ámbito religioso, Isabel I restableció el anglicanismo en contra de los católicos. En esta línea, permitió establecerse en sus dominios a numerosos refugiados de la represión religiosa en los Países Bajos, lo que trajo consigo un impulso de la industria de los paños.
Bajo su reinado despegó el desarrollo económico de la Inglaterra moderna. El crecimiento de la actividad comercial y la rivalidad con España dieron pie a un gran crecimiento de la industria naval.
En el campo político hubo de enfrentarse a la amenaza que constituía María I Estuardo de Escocia, católica y francófila, que reclamaba sus derechos al trono de Inglaterra.
En 1560, los calvinistas escoceses pidieron ayuda a Isabel, quien aprovechó la ocasión para debilitar a su adversaria. En 1568, cuando la reina escocesa tuvo que refugiarse en Inglaterra, la hizo encerrar en prisión.
En política exterior, Isabel I apoyó a los protestantes de Francia y de los Países Bajos, al tiempo que navegantes y comerciantes ingleses se enfrentaban al monopolio español en América mediante acciones corsarias que la propia reina alentaba, otorgando patentes de corso, lo que condujo a un enfrentamiento directo con el Imperio español.
Tras encabezar varias conspiraciones fallidas, en 1587 María Estuardo fue condenada a muerte y ejecutada.
En 1588, el ataque de Francis Drake a las costas gallegas y la ejecución de la reina escocesa hizo ineludible la reacción de Felipe II, que decidió invadir Inglaterra combinando la enorme flota de la Armada Invencible y las numerosas tropas de Alejandro Farnesio en Flandes.
La habilidad y alta maniobrabilidad de la flota inglesa, la descoordinación de las fuerzas españolas y la climatología adversa llevaron a la victoria inglesa y al desastre español.
La reina Isabel I personificó el triunfo inglés, lo que incrementó su popularidad entre sus súbditos. Fue el momento culminante de su reinado. En los últimos años, centró su atención en reorganizar las finanzas inglesas, sofocó la rebelión irlandesa e hizo frente al crecimiento del radicalismo protestante.
En el terreno de la cultura y las artes, durante su reinado se desarrolló el llamado Renacimiento isabelino, que se manifestó en la arquitectura, la música y sobre todo en la literatura, con John Lyly, Christopher Marlowe y principalmente William Shakespeare, auténticos creadores de la literatura nacional inglesa. Isabel I falleció el 24 de marzo de 1603, tras designar como sucesor al hijo de María I Estuardo, Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, lo que dio inicio al proceso de unificación de ambos reinos.
Con motivo de la celebración de la Semana Santa, la Fundación del Español Urgente recuerda en qué casos hay que emplear las mayúsculas y en cuáles las minúsculas en los términos y expresiones relacionados. 1. Períodos litúrgicos: Los sustantivos y adjetivos se escriben con inicial mayúscula: “la Cuaresma”, “la Semana Santa”. 2. Denominaciones frecuentes: También se escriben con mayúscula las denominaciones “Viernes de Dolores”, “el Nazareno”, “Domingo de Ramos”, “Viernes Santo”… 3. La “pasión de Cristo”: Lo adecuado es escribir con minúscula el sustantivo “pasión” en esta expresión. 4. Nombres de pasos y cofradías: Lo recomendable es escribirlos con mayúsculas iniciales y sin cursiva ni comillas. 5. Términos religiosos frecuentes: Se escriben con inicial minúscula “vigilia”, “eucaristía”, “misa”... 6. Forma adecuada de “viacrucis”: Se escribe “viacrucis” o “vía crucis”. 7. Escritura de hechos bíblicos: Se escriben, con minúscula: “la última cena” o “la oración del huerto”.