Ingrid Bergman: a ella s� que le hicieron luz de gas

Ingrid Bergman: a ella s� que le hicieron luz de gas

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Repudiada por Hollywood.��Se imagin� Ingrid Bergman que una historia de amor podr�a acabar con su estrellato? Su romance con el director Roberto Rossellini provoc� el rechazo de la sociedad de la �poca

13 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Observen la imagen: una joven de rostro serio es vigilada por sus vecinos. Tres mujeres cubiertas de negro, unos hombres junto a una pared. La luz de la isla de Estr�mboli ilumina las casas y la blusa de Ingrid Bergman, sometida al cruel escrutinio de sus nuevos paisanos. Sin querer, este plano de la pel�cula de Roberto Rossellini auguraba lo que la sociedad de finales de los 40 iba a hacer despu�s con la actriz sueca: �su crimen? Enamorarse de Rossellini, quedarse embarazada, y dejar a su primer marido, con quien ya ten�a una hija, a la que no volver�a a ver hasta que fue mayor de edad.

�Todo hab�a empezado un a�o antes, cuando Bergman, que era una estrella indiscutible con un �scar en su curr�culo, escribi� una carta a Rossellini, unas l�neas que han pasado a la historia. �Querido se�or Rossellini�, dec�a, �he visto sus dos filmes, Roma, citt� aperta y Pais�, que me han gustado mucho. Si necesita una actriz sueca, que habla el ingl�s perfectamente, que no ha olvidado el alem�n, a quien apenas se entiende en franc�s y que del italiano solo sabe decir Ti amo, estoy dispuesta a acudir para hacer una pel�cula con usted�. Roma y Pais�, junto con Alemania, a�o cero, forman la trilog�a de la guerra del director y son uno de los grandes hitos del neorrealismo italiano.

Despu�s de aquella carta se escribieron, se vieron, ella se fue a Italia a rodar Stromboli... y ya no volvi�. Atr�s dej� a su marido, el cirujano Petter Lindstr�m, a su hija P�a, de 10 a�os, y form� un esc�ndalo que lleg� al Senado de Estados Unidos. Obviamente, Rossellini sufri� mucho menos acoso: apenas un plato de espaguetis con tomate que su amante, Anna Magnani, le lanz� a la cabeza cuando supo que lo de Ingrid eran algo m�s que cartas. Y que la actriz sueca no solo se llevaba a su pareja, sino tambi�n su papel en Stromboli, aquella maravilla rodada en el 49 que abrir�a su historia de amor y una prodigiosa colaboraci�n que incluye Europa 51 y Te querr� siempre.

DE SANTA A MALA P�CORA

Bergman hab�a llegado a Estados Unidos para rodar Intermezzo, versi�n en ingl�s de la pel�cula del mismo nombre que hab�a protagonizado en su Suecia natal. Fue un �xito y desde ah� ya no par� de trabajar: Casablanca, Por qui�n doblan las campanas, Luz que agoniza, Las campanas de Santa Mar�a, Juana de Arco, y se convirti� en una de las musas de Hitchcock (en Recuerda, Encadenados y Atormentada). Su imagen qued� ligada para siempre a la Ilsa que enamora a Rick en Casablanca, y por su papel de Paula en la maravillosa Luz que agoniza (Luz de gas, en su t�tulo original, dirigida por George Cukor), por la que gan� su primer �scar. Lo que su marido, el inquietante Charles Boyer, hace con ella en la pel�cula, bautiz� el concepto de hacer creer a alguien que nada de lo que ve o escucha es real. Algo que a la propia Ingrid le har�a Hollywood, la Iglesia sueca y el Vaticano. Tras descubrir que estaba embarazada de Rossellini, un senador estadounidense lleg� a pronunciar un discurso contra ella, quisieron declararla persona non grata en Estados Unidos, le escrib�an cartas dur�simas en las que le deseaban lo peor al beb� que esperaba, y pas� de ser una santa a una puta, en sus propias palabras. Era una mala p�cora, escribi�, asumiendo el discurso de la hip�crita sociedad de la �poca... Menos mal que hizo lo que quiso, y que su salud mental resisti� aquel embate puritano que ped�a que la quemasen en la hoguera. Y no fue f�cil: su todav�a marido no acept� el abandono, tuvieron que registrar a Robertino como hijo de Rossellini, sin identidad de la madre, porque Lindstr�m podr�a reclamarlo. Tras el complicado divorcio, Ingrid y Roberto se casaron por poderes, y la relaci�n con su hija se limit� a las cartas hasta que P�a fue mayor de edad, se cas�, se refugi� en Italia tras separarse, y convivi� por primera vez con sus hermanos peque�os. A Robertino le siguieron las gemelas Isotta e Isabella, que continuar�a los pasos de su madre en el mundo del cine.

Pero la relaci�n de la actriz sueca y el director italiano fue de todo menos id�lica. Rossellini solo quer�a que rodase con �l, tem�a que viajase a Estados Unidos por si no volv�a. Ella se empe�� en trabajar en una obra de teatro en Par�s contra la voluntad del director. Aqu�, contaba Bergman en sus memorias, se dio cuenta de que su matrimonio estaba roto, aunque siguieron viviendo bajo el mismo techo. Las pel�culas que rodaron juntos, y que hoy son veneradas, fueron un fracaso en su momento. Y el italiano no estaba dispuesto a quedarse en casa mientras su mujer recaudaba dinero con el resto de su trabajo. Se separaron en el 57, y de nuevo la custodia de los ni�os fue una guerra. Ella acab� cedi�ndola al director, y ambos volver�an a casarse con otras parejas. Bergman regres� a Hollywood por la puerta grande, ganando su segundo �scar por Anastasia, y no par� de trabajar, a caballo entre Hollywood y Europa desde entonces hasta su muerte, a los 67 a�os. Y gan� un �scar m�s por su papel en Asesinato en el Orient Expr�s.�

MADRES E HIJAS

En el documental Ingrid Bergman: en sus propias palabras, P�a cuenta que su madre �era sensacional, pero los ni�os le aburr�an, �qu� le vamos a hacer?�. Hay en todas sus entrevistas, y con m�s suavidad en lo que cuentan sus otros tres hijos, algo que recuerda a lo que relata Linn Ullman de su madre, Liv, en su libro Los inquietos. Una sensaci�n de desatenci�n de una mujer, actriz, una sueca y otra noruega, Ingrid Bergman y Liv Ullman, que compartieron romances intensos con dos t�tems del cine europeo, Rossellini e Ingmar Bergman, respectivamente. Ambas criaron a sus hijos a la sombra de sus carreras, y sus hijos las adoraron por su magnetismo, asumiendo que el precio que hab�a que pagar por tener semejantes madres era, precisamente, no estar con ellas. Hay algo m�gico en el hecho de que Ingrid y Liv interpretasen a una madre y una hija, la primera exitosa pianista, centrada en su carrera, la segunda cargada de reproches, y que las dirigiera Bergman. Por aquella Sonata de oto�o, Ingrid fue nominada al �scar por �ltima vez. �Solo a trav�s de la m�sica pod�a exteriorizar mis sentimientos�, dice el personaje de la madre. Ingrid, la mujer real, dijo una vez que cuando dejaba el escenario estaba de luto. En las tablas, en la pantalla, estaba su raz�n de ser.