Auge, caída y resurrección de Hugh Grant, el actor de los escándalos sentimentales - Infobae

Auge, caída y resurrección de Hugh Grant, el actor de los escándalos sentimentales

El 27 de junio de 1995, el actor británico, por entonces pareja de la actriz Liz Hurley, fue detenido por la policía de Los Ángeles: una prostituta le practicaba una felación en un auto estacionado en Sunset Boulevard. Desde entonces, el protagonista de “Cuatro bodas y un funeral” no dejó de vivir enredos amorosos de película en la vida real: tuvo tres hijos en quince meses con dos mujeres, sin convivir con ellos ni con sus madres. Hoy cumple 63 años

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Hugh Grant, este año, durante el estreno de 'Dungeons and Dragons: Honor Among Thieves' en Londres (REUTERS/Maja Smiejkowska)
Hugh Grant, este año, durante el estreno de 'Dungeons and Dragons: Honor Among Thieves' en Londres (REUTERS/Maja Smiejkowska)

Seamos honestos. Nos dicen Hugh Grant y lo primero que nos viene a la cabeza son películas como “Cuatro bodas y un funeral”, “Notting Hill” o “El diario de Bridget Jones” pero también, cómo olvidarla, aquella felación histórica de mediados de los 90. ¿Lo recuerdan? El 27 de junio de 1995, el actor inglés en pleno ascenso fue detenido por la policía de Los Ángeles en un BMW estacionado en Sunset Boulevard mientras Divine Brown le practicaba sexo oral rentado. El escándalo global incluyó preguntas bobas, estilo “para qué le habrá pagado a una prostituta si su novia es una actriz hermosa como Liz Hurley”. Grant fue juzgado por conducta “depravada”: tuvo que pagar una multa de 1180 dólares, prestar servicios sociales, hacer un curso de prevención del sida y pedir disculpas públicas, tan espontáneas como el mensaje que graba un secuestrado rodeado por sus captores. “Hice algo abominable. Herí a las personas que amo y avergoncé a mis compañeros de trabajo. Lo siento mucho”. Después de una lógica tormenta conyugal, Hurley, su pareja desde 1987, le levantó la proscripción, más allá de que haya creído o no en su arrepentimiento. Divine, que se enteró por la tele de que su cliente era una estrella del espectáculo, lamentó haberle bajado la tarifa del servicio -tras el regateo de él- de 100 a 60 dólares.

Hugh Grant, con las manos en los bolsillos, junto a Elizabeth Hurley posando en la alfombra de los CFDA Awards, el 2 de junio de 1999 Crédito: Getty
Hugh Grant, con las manos en los bolsillos, junto a Elizabeth Hurley posando en la alfombra de los CFDA Awards, el 2 de junio de 1999 Crédito: Getty

Recién en 2021, 26 años después de aquel revuelo, el actor contó qué lo había llevado a pagar por sexo a la una de la mañana en la vía pública. ¿Cómo dice el refrán? ¿No aclares que oscurece? Dijo que aquel día había visto el preestreno de “Nueve meses”, su película debut en Hollywood, y que estaba disconforme con su actuación. ¿What? Vayamos a sus palabras en un entrevista para el podcast WTF, de Marc Maron: “El filme estaba a punto de ser estrenado y tuvo un mal presentimiento. Lo vi en una función privada. Todo el reparto estaba brillante, pero mi actuación era tan atroz que me puso en un pésimo estado anímico. Me puse muy ansioso, necesitaba un alivio”. La productora de la película, que también tenía a Julianne Moore y Robin Williams en el reparto, forzó el pedido de disculpas del actor y canceló la publicidad. No hacía falta hacerla. Los escándalos son la mejor promoción. “Al final la película funcionó bien en la taquilla; de hecho, creo que funcionó muy bien -agregó Grant, como si fuera mérito suyo, y en parte lo era-. Eso es lo único que importa en Hollywood”. “Nueve meses”, dirigida por Chris Columbus, recaudó 12,5 millones de dólares en los Estados Unidos y casi 140 millones en el resto del mundo.

Hugh fue detenido por la policía de Los Ángeles en un BMW estacionado en Sunset Boulevard mientras Divine Brown le practicaba sexo oral rentado (Gettyimages)
Hugh fue detenido por la policía de Los Ángeles en un BMW estacionado en Sunset Boulevard mientras Divine Brown le practicaba sexo oral rentado (Gettyimages)

Pero todo no se puede. La imagen pública del actor británico, mejor dicho la construcción que Hollywood quería hacer de él -pícara pero simpática y familiar, mordaz pero blanca y amable-, quedaba seriamente dañada. “Sean Penn podría haber salido indemne de algo así; Hugh Grant, no”, precisó una productora. Para colmo, Brown le dio la estocada de gracia con encantadora malicia. Posó para la tapa de la revista “News Of The World” con el vestido que Elizabeth Hurley había lucido -y puesto de moda- en la première de “Cuatro bodas y un funeral” un año antes. Un Versace negro con ribetes dorados que Brown lució en versión roja y con explicación: el rojo era su color fetiche, el sus labios, el de sus zapatos taco aguja, el de la bombacha que usaba la noche del 27 de junio de 1995. Su boca, además de ser roja, ocultaba una lengua viperina: Divine reveló que Grant le había dicho, con los ojos en blanco, que sentía debilidad por las mujeres negras y por sus pies. “Me dijo que le gustaba mucho mi perfume, que no era el que publicitaba su novia. En realidad, no fue muy original. Me dijo que era hermosa, me preguntó que hacía una chica tan linda haciendo la calle. Hablaba un poco como el príncipe Carlos, pero intentaba disimular su acento británico”, remató. Bravísima.

Retrato de Divine Brown (Gettyimages)
Retrato de Divine Brown (Gettyimages)

Ambición de nada

Hugh John Mungo Grant nació el 9 de septiembre de 1960 -hoy cumple 63 años- en Chiswick, un feo suburbio londinense. Su madre, Fynvola, era maestra; su padre, James, vendedor de alfombras. Muchos años después. Hugh iba a hacerse famoso y millonario interpretando a personajes de clase media o alta, en general en comedias. “Tal vez mi forma de hablar o mi aspecto daban la idea de que provenía de una familia rica o privilegiada. La verdad es que no teníamos un peso, no nos sobraba nada. En mi pasado no hubo privilegios, mi familia no era acomodada. No nos íbamos de vacaciones fuera del país ni nada por el estilo. La primera vez que me subí a un avión tenía veinte años. Mi primer trabajo fue limpiar baños en un pub. Me pagaron 21 libras (actualmente, unos 25 dólares) y pensé que era una fortuna”, recordó el actor, que ganó un Globo de Oro, un premio BAFTA, un César honorífico y trabajó en 25 películas que recaudaron más de 2.400 millones de dólares.

De joven era hábil, astuto y entrador. Consiguió una beca para estudiar filología y arte en Oxford: un salto intelectual y social. Alternaba la lectura -una de sus novelas de cabecera fue “Lolita, de Nabokov- y la escritura -uno de sus buenos hábitos- con tardes regadas de alcohol en pubs, juergas nocturnas con amigos y chicas, y clases de teatro en la universidad. Junto con dos compañeros, fundó un grupo de comedia, The Jockeys of Norfolk, que empezó -y siguió y terminó- con sketches humorísticos. En 1982, debutó en cine con “Privileged”, proyecto financiado con fondos universitarios. Luego participó en fotonovelas con George Michael. “A los 20 años, mi ambición era no hacer absolutamente nada”, le dijo a la revista Premiére. Estuvo a punto de conseguirlo.

Y sin embargo, le gustaban muchas actividades: las que mencionamos y, sobre todo, el fútbol. Hincha fanático del Fulham -club londinense que perteneció al magnate egipcio Mohamed Al-Fayed, padre de Dodi y “suegro” fugaz de Diana de Gales-, jamás se perdía un partido. “Si algún día me quitan el fútbol, me hacen polvo”, avisaba. Nadie se lo quitó: sobrevivió. En los 90, cuando empezó a enhebrar éxitos cinematográficos, primero en Inglaterra y luego en los Estados Unidos, se pasó al golf. Sus otras aficiones eran el gin-tonic de un bar de King´s Road y los vinos de cualquier lugar: llevaba un diario con las sensaciones que le provocaba cada nueva variedad que probaba. “Me gusta ganar mucho dinero y disfrutar de él”, repetía. En 1987 hizo de Lord Byron -precursor de los poetas malditos- en la película “Remando al viento”; luego, protagonizó “Maurice”, dirigida por James Ivory. La comedia negra británica “Cuatro bodas y un funeral”, un éxito inesperado de Mike Newell, fue el trampolín para su salto al otro lado del océano: Hollywood.

La amiga de Lady Di

Se separó de Hurley, en buenos términos, en 2001. Desde 2004 hasta 2007, estuvo en pareja con Jemima Khan, millonaria inglesa 14 años más joven, amiga íntima de Lady Di que se había convertido al islamismo para casarse con un político paquistaní. Colaboradora de “Vanity Fair”, Khan conoció a Monica Lewinsky en una fiesta de la revista e hizo un documental, “The Clinton Affair”, en torno de otra felación histórica, a Bill Clinton cuando era presidente de los Estados Unidos. “Lo hice para controlar mis ansiedades”, se justificó en aquel momento el marido de Hillary. Una explicación parecida a la de Grant con Brown: gente para la que el sexo oral funciona ansiolítico. La relación del Grant con Khan, millonaria pero periodista, no fue sencilla. Grant no tenía, no tiene, como leerán a continuación, buena relación con el gremio de prensa.

Jemima Khan (L) junto a Lady Di, su íntima amiga en Lahore, Pakistan, en 1966 (Photo by Anwar Hussein/Getty Images)
Jemima Khan (L) junto a Lady Di, su íntima amiga en Lahore, Pakistan, en 1966 (Photo by Anwar Hussein/Getty Images)

En 2007, cuando su relación con Khan terminaba de agrietarse, fue abordado en la calle por un fotógrafo del diario sensacionalista “Daily Star”, Ian Wittaker, que intentó tomarle una imagen, y le hizo perder no la flema británica sino la cordura. “Ojalá tus hijos se mueran de cáncer”, le gritó Grant, antes de lanzarle patadas, puntapiés y rodillazos. La policía lo detuvo. Wittaker declaró: “Tenía pinta de haber salido a correr. Le pregunté si me sonreiría, porque estaba cabizbajo. Pero debía de tener un mal día, porque después de insultarme, me persiguió por la calle y me golpeó”. El rencor del actor hacia Divine Brown se corporizaba en una combinación irritante para él y para muchos: el periodismo y la policía.

Tres hijos en quince meses

En su época con Khan, o antes o después, con Grant nunca se sabe, tuvo relaciones sentimentales con una funcionaria de la ONU, Kasia Komorowic, y con las diseñadoras Catherine Fulmer y Amber Diane Sainsbury. Al mismo tiempo, distintos medios y sitios web -entre ellos Whosdatewho.com- le atribuían affaires con colegas como Sandra Bullock y Drew Barrymore. Hasta que en septiembre de 2011, a los 41, Grant asombró a todos: se convirtió en un honorable padre primerizo. Su hija se llamó Tabitha; su madre, Tinglan Hong, era recepcionista de un restaurante chino en Chelsea, Londres. Grant nunca convivió con ellas, pero tramitó un recurso judicial que le permitió mantener a la prensa a distancia y visitarlas. A finales de ese año, en una entrevista que concedió para promocionar una de sus películas, dijo de inusual buen humor: “La paternidad fue una sorpresa agradable. Visito a Tabitha casi a diario. Todos me recomendaban que tuvieran hijos. Bueno, ya está, ya tengo una. En mandarín, Tabitha significa grata sopresa”.

Hugh Grant y Tinglan Hong
Hugh Grant y Tinglan Hong

Pocas semanas después de aquella declaración para el suspiro, la sueca Anna Eberstein, productora de televisión en Londres, quedó embarazada. Su bebé nació en septiembre del 2012; en la libreta de nacimiento, el ítem “Padre” quedó en blanco. Adivinaron: ese casillero fue llenado -una vez que él reconoció su paternidad sobre la criatura- con el nombre entero de Hugh Grant. El actor -de gustos ecuménicos en cuestión de mujeres- tenía una ventaja: Anna y John Mungo vivían cerca de Tinglan y Tabitha, de modo que él podía visitar a sus dos hijos sin moverse demasiado, Después volvía a su casa de soltero en Fulham, al oeste de la capital inglesa. Si piensan que la situación era rara, tienen razón. Después lo fue mucho más. Como si fuera un personaje de vodevil o de una de sus comedias, Grant volvió a dejar embarazada a Tinglan. El nuevo bebé, Felix Chang, nació en diciembre de 2012. El recorrido de visitas no se alteró. Grant se había tomado en serio el consejo de tener hijos: nada menos que tres en quince meses.

Hugh Grant y su esposa Anna Elisabet Eberstein con un revelador vestido, posan en la alfombra roja de los Oscar a los 95º Premios de la Academia en Hollywood, los Ángeles, California, EE.UU., 12 de marzo de 2023. REUTERS/Eric Gaillard
Hugh Grant y su esposa Anna Elisabet Eberstein con un revelador vestido, posan en la alfombra roja de los Oscar a los 95º Premios de la Academia en Hollywood, los Ángeles, California, EE.UU., 12 de marzo de 2023. REUTERS/Eric Gaillard

Consejos de divina

Tras terminar su relación con Hong, Grant y Eberstein tuvieron un segundo hijo en diciembre de 2015; el tercero llegó en 2018. La pareja se casó el 25 de mayo de ese año. Era la primera -y hasta ahora única- boda de Grant, que, a esa altura, detestaba a la prensa. Sépanlo: hay artistas que tienen como principio no hablar con el periodismo, salvo cuando lo necesitan para publicitar sus obras. Grant es uno de ellos. En una conferencia de prensa le preguntaron si su vida se parecía a la de alguno de sus personajes. Respondió secamente: “No, tengo lados oscuros, estoy lleno de odio”. En otra rueda de prensa, la pregunta fue por las similitudes entre sus comedias románticas y la vida real. “Esas historias son una burda mentira, a pesar de que hice toda una carrera y una fortuna con eso -contestó-. ¿Cuántas relaciones felices conocen? No muchas. Si se hicieran secuelas de las comedias románticas, las historias comenzarían en medio de abogados”.

Aclaremos que, a pesar de su escepticismo en el plano de la pareja, algunas mujeres que estuvieron con él vivieron momentos de película, y no en sentido ficcional. Por ejemplo, Divine Brown, que alguna vez declaró: “Aquel servicio para Hugh me cambió la vida para bien, me hizo ganar un millón de dólares”. Tras el escándalo, ejerció la prostitución por un tiempo más, pero, por exceso de demanda, aumentó la tarifa de 100 a 2.000 dólares. “A mis clientes que llevan alianzas les cobro un plus. Todos quieren lo mismo que Hugh Grant, pero tendrán que pagar más que él”, aclaró. Al poco tiempo, posó para publicidades de corpiños de primera línea y luego le vendió a una editorial los derechos de su historia con el actor. Volvió a adoptar su nombre de nacimiento, Estella Thompson, se compró una casa en Atlanta y pagó la educación universitaria de sus hijas más grandes, mientras se convertía en la socia más activa de la Asociación de Madres y Padres del colegio de la más chica. Hasta se dio el gusto de darle consejos a Grant para que criara a sus cinco hijos, “Tienes que estar ahí de forma incondicional, Hugh, ir a buscarlos al colegio, acostarlos y cuidarlos. No se trata de dinero, sino responsabilidad paterna”.