Criminal de guerra

Hermann Göring, el líder nazi adicto a las drogas que creó la Gestapo

Fotografía de Hermann Göring tomada en enero de 1943.

Foto: PD

Hermann Göring es, posiblemente, uno de los personajes más famosos y también más detestados del nazismo. El comandante supremo de la Luftwaffe, la temida fuerza aérea alemana, combinó a partes iguales una desmedida ambición con su pasión por el arte (además de por sus más que conocidas orgías). Göring militó en el partido Nacionalsocialista desde el año 1922, y Adolf Hitler lo puso al frente de las temibles Secciones de Asalto (SA). Asimismo participó activamente junto al líder nazi en su fallido golpe de Estado, el famoso putsch, que se inició en una cervecería de Múnich en 1923.

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Su inestimable ayuda fue vital para el ascenso al poder de Adolf Hitler quien, a cambio, le ofreció el cargo de ministro del Interior de Prusia en 1933. A Hermann Göring se debe asimismo la creación de la temible Gestapo y la construcción de los primeros campos de concentración, que fueron utilizados como arma de represión contra los judíos y contra todo aquel que el partido considerara un peligro para el Estado. Posteriormente fue nombrado ministro del Aire, y ese cargo le permitió ser el impulsor de una de las armas más importantes del ejército alemán en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial: la poderosa Luftwaffe.

Hermann Göring: un as de la aviación

Nacido el 12 de enero de 1893 en Rosenheim, Baviera, Hermann Wilhelm Göring fue el cuarto de los cinco hijos que Heinrich Ernst Göring, ex oficial de caballería y ex gobernador general del protectorado alemán de África del Sudoeste (actual Namibia) tuvo con su segunda esposa, Franziska Tiefenbrunn. Su padrino fue Hermann Epenstein, un acaudalado médico y empresario judío a quien su padre había conocido durante su estancia en África. Cuando la familia Göring regresó a Alemania, Epenstein les ofreció un castillo de su propiedad cerca de Núremberg en el que pudieran vivir cómodamente, ya que el sueldo de Heinrich no era suficiente para mantener el tren de vida al que estaban acostumbrados (fue entonces cuando la madre de Göring se convirtió en amante de Epenstein). El joven Hermann muy pronto mostró interés en la carrera militar; desde muy pequeño le gustaba vestirse con el uniforme de boer que su padre le había regalado. Así, a los dieciséis años, el joven ingresó en una academia militar en Lichterfelde, en Berlín, donde se graduó con honores.

El joven Hermann muy pronto mostró interés en la carrera militar; desde muy pequeño le gustaba vestirse con el uniforme de boer que su padre le había regalado.

Fotografía  de Hermann Göring cuando tenía 14 años vestido con uniforme militar.

Foto: German Federal Archive (Deutsches Bundesarchiv)

Hermann Göring se unió a la embrionaria fuerza aérea alemana convirtiéndose, a la muerte del héroe nacional Manfred von Richthofen, el famosísimo Barón Rojo, en comandante del célebre escuadrón el Circo Volador. Göring fue condecorado con varias Cruces de Hierro y con diferentes distinciones durante la Primera Guerra Mundial. Acostumbrado a llevar una vida marcial, cuando terminó el conflicto, y tras la capitulación de Alemania, la reincorporación de Göring a la vida civil fue, como la de muchos otros, traumática. A pesar de ostentar el grado honorífico de capitán decidió abandonar el país y ejerció durante un tiempo como piloto comercial en Dinamarca y Suecia. En esa época conoció a la baronesa sueca Carin von Kantzow, la cual se separó de su marido para casarse con él el 3 de febrero de 1923.

Göring y las "bobadas" del nazismo

Adolf Hitler entraría en la vida de Hermann Göring en 1921. Este ingresó en el por aquel entonces todavía minoritario Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes a finales de 1922. Como él mismo reconocería más tarde, no se unió al nazismo por su ideología ("esas bobadas nunca me interesaron"), sino por su espíritu de lucha ("la lucha en sí misma era mi ideología"). Como ex oficial del ejército, Hitler concedió a Göring el mando de las temibles Tropas de Asalto (SA) y también participó en el fallido golpe de Estado (putsch) de noviembre de 1923. Göring resultó herido en la cadera en los enfrentamientos posteriores, y después de que las autoridades ordenasen su arresto escapó a Austria desde donde pudo llegar a Suecia. Allí sería tiempo después ingresado en un sanatorio debido a su adicción a la morfina, que tomaba para calmar los terribles dolores que le producían sus heridas.

Como ex oficial del ejército, se le concedió el mando de las temibles Tropas de Asalto (SA) y participó en el fallido golpe de Estado (putsch) de noviembre de 1923.

Imagen de Hermann Göring tomada en 1918 cuando era piloto de combate.

Foto: PD

Durante su estancia en Suecia, Göring se alejó del partido nazi, algo que fue mal visto por varios de sus miembros y su reincorporación no se produciría hasta que sus contactos en la industria alemana lo llevaron de nuevo hasta la dirección del partido. En 1928 ocupó uno de los doce escaños que consiguieron los nazis en las elecciones, convirtiéndose en uno de sus líderes gracias a sus innegables dotes diplomáticas y a sus contactos en determinados círculos sociales. Pero a pesar del poder que Göring iba logrando en el seno del partido, Hitler nunca le devolvió el tan ansiado control de las SA, que cedió a su eterno rival, Ernst Röhm. De todos modos Göring aprovechó su nueva posición como ministro del interior en Prusia para "nazificar" a la policía prusiana con la incorporación de algunos miembros de las SA, las SS y los Stalhelm, una organización paramilitar nacionalista dedicada a perseguir a la oposición e internar a sus miembros en los primeros campos de concentración. Al final, aquel grupo policial se acabaría convirtiendo en algo mucho más poderoso: la Gestapo, la policía secreta del nazismo.

 

El señor de la Luftwaffe

Con el tiempo, Göring (que había enviudado de Carin en 1931 y contraería un nuevo matrimonio en 1934 con la actriz Emma Sonnemann) se convirtió en el partidario más leal de Hitler, y acumulaba cargos casi sin cesar: fue comisionado del Reich para la aviación y jefe de la recientemente creada fuerza aérea alemana, la Luftwaffe. Göring también participó en la purga de los líderes de las SA en junio de 1934, año que cedió su cargo de jefe de seguridad del Reich a Heinrich Himmler, con lo que pensó liberarse de sus responsabilidades en la Gestapo y en la gestión de los campos de concentración. Curiosamente, y pese a su carácter sombrío, Göring era uno de los líderes más populares del partido nazi y no solo entre la población, sino también entre los embajadores y los diplomáticos extranjeros. No cabe duda de que era un hombre que sabía aprovecharse de la situación, y usó su posición para enriquecerse y para liderar el expolio económico de los judíos y de todos los territorios que caían bajo el yugo alemán.

Göring era uno de los líderes más populares del partido nazi y no solo entre la población, sino también entre los embajadores y los diplomáticos extranjeros.

Ficha policial de Hermann Göring tras su arresto por los aliados.

Foto: PD

Con todo, a pesar de que es posible que Göring fuera sincero a la hora de querer evitar o posponer la guerra, como parecen sugerir las negociaciones fallidas que mantuvo en 1939 con un grupo de empresarios británicos liderados por el industrial sueco Birger Dahlerus, sería la Luftwaffe que él dirigía la fuerza que aplastaría a la resistencia polaca y las del resto de los países conquistados. Pero a pesar de su aparente fortaleza, Göring no estaba preparado para soportar los rigores de la guerra y mucho menos para oponerse a Hitler cuando este se empecinaba en continuar con los bombarderos en lugar de fabricar aviones de combate que es lo que Göring quería. De este modo, la capacidad de la Luftwaffe iba disminuyendo a medida que los frentes de batalla de Hitler se iban ampliando, y Göring perdió definitivamente su prestigio cuando la Luftwaffe no pudo ganar la batalla de Inglaterra o cuando no fue capaz de evitar los bombardeos aliados sobre Alemania.

La adicción de Herman Göring

Finalmente, retirado de la vida política todo lo que Hitler le permitía, Göring se dedicó a disfrutar de una vida de lujos, de las obras de arte expoliadas a los judíos y a los museos de las ciudades ocupadas, y también de los muchos regalos que recibía de aquellos que buscaban sus favores.Pero su salud se fue resintiendo. Su creciente obesidad estaba causada por una enfermedad hormonal y por un consumo excesivo de tabletas de codeína (un derivado suave de la morfina), a las cuales era adicto. Esta peligrosa adicción, de la cual habría intentado desintoxicarse en varias ocasiones a lo largo de su vida, acabaría afectando tanto a su carácter como a su aspecto físico. A veces estaba eufórico y otras deprimido, se mostraba egocéntrico y vanidoso y se vestía de un modo extravagante, luciendo condecoraciones y joyas recargadas. A pesar de todo, Hitler siguió confiando en él y lo nombró su sucesor en 1939 así como Reichsmarschall des Grossdeutschen Reiches (Mariscal del Imperio) en 1940.

Su creciente obesidad estaba causada por una enfermedad hormonal y por su adicción a la codeína, un derivado de la morfina.

Hermann Göring en el banquillo de los acusados de Núremberg.

Foto: Cordon Press

A punto de finalizar la guerra, cuando las tropas soviéticas estaban a punto de entrar en Berlín y tras el suicidio de Hitler, Göring esperaba ser tratado por los estadounidenses con el respeto que conllevaba su cargo, pero no sería así. Cuando finalmente se curó de su adicción durante su cautiverio, mientras se hallaba a la espera de ser juzgado como criminal de guerra, Göring se defendió con mucha habilidad delante el Tribunal Militar Internacional de Núremberg. Su megalomanía hizo que se considerase el acusado estrella y una figura histórica, y negó cualquier tipo de complicidad en los crímenes cometidos por los nazis afirmando que todo había sido obra de Himmler. Pero nada de eso le libró de una condena a muerte. Tras escuchar el veredicto, Göring le dijo al soldado que lo custodiaba: "Bueno, a fin de cuentas, cargo con la pena máxima". Göring murió en la prisión de Núremberg el 15 de octubre de 1946, la noche antes de cumplirse la sentencia, tras ingerir una cápsula de cianuro. ¿Cómo obtuvo el líder nazi aquella cápsula? Eso es algo que aún sigue siendo un misterio.