El desenlace de la Gran Guerra

El armisticio de Compiègne, el final de la Primera Guerra Mundial

El 11 de noviembre de 1918 finalizó con el armisticio de Compiègne la que hasta el momento había sido la guerra más devastadora de la historia de la Humanidad. La Gran Guerra fue un conflicto que sería la antesala de otro que, años más tarde, tendría aún consecuencias más terribles, la Segunda Guerra Mundial.

 La guerra trajo consigo muerte y desolación. Soldados australianos cruzando los bosques devastados tras la tercera batalla de Ypres.

Foto: PD

La mañana del 11 de noviembre de 1918, la historia mundial daría un vuelco. Tras cuatro años de largos y sangrientos combates librados en los frentes occidentales y orientales de Europa, donde los soldados luchaban en condiciones infrahumanas ocultos en estrechas trincheras, por fin llegó el cese de las hostilidades. Con el final de la guerra llegaría asimismo el final de muchos grandes imperios, como el austrohúngaro, el otomano, el ruso y el alemán. Dentro de un oscuro y frío vagón de tren, representantes franceses y británicos de la Triple Entente y representantes de los imperios alemán y austrohúngaro acordaron y pactaron el armisticio. Pero aquella decisión solo afectó al Frente Occidental, pues la guerra ya había terminado, de hecho, en el Oriental: Rusia se había retirado del conflicto tras la firma del tratado de Brest-Litovsk, en marzo de 1918, Bulgaria firmó un armisticio el 29 de septiembre, Turquía hizo lo propio el 30 de octubre y los austrohúngaros, el 3 de noviembre.

En un principio se creyó que la contienda duraría apenas unas semanas, como mucho algunos meses. Pero la cruda realidad sería otra. Con el avance armamentístico se desarrollaron nuevas armas como ametralladoras, cañones automáticos, tanques, submarinos o aviones de combate, y también se empezó a experimentar con los primeros gases tóxicos, como el gas mostaza, que no era letal, pero incapacitaba a los soldados en el campo de batalla, de modo que no podían defenderse.

Todo ello desembocó en una rotunda negativa por parte de los implicados a rendirse, y como resultado ambos bandos alargaron la contienda, lo que causó millones de víctimas. Se calcula que unos 9 millones de soldados y 7 millones de civiles murieron durante los combates, además de 6 millones de personas que fueron víctimas del hambre, las enfermedades y la falta de recursos. A todo ello habría que sumar más de 20 millones de heridos. Las consecuencias fueron tan devastadoras a nivel económico y, sobre todo, generacional, que durante mucho tiempo a la Primera Guerra Mundial se la denominó la Gran Guerra, una guerra que trajo consigo una gran escasez de alimentos y un enorme perjuicio en la economía mundial.

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Compartiendo el la vida con la muerte

La primera gran guerra del siglo XX adquirió unas dimensiones nunca vistas hasta aquel momento. Los ejércitos de ambos bandos se estancaron en la campiña francesa y belga, cavando trincheras en las que durante cuatro largos años los soldados tuvieron que compartir su vida con el barro, la suciedad, las enfermedades, las ratas y la muerte. Tal como un veterano de guerra francés, Georges Luce, recuerda sobre la Primera Guerra Mundial: "Jugábamos a las cartas en las trincheras, y mientras eso, tu compañero quedaba atrapado en un fuego cruzado y muy pronto estaba muerto. Ya no considerabas la pérdida de alguien como algo extraordinario. Era una vida imposible. Teníamos piojos, no nos lavábamos, y en el invierno había lodo en todas las trincheras".

La primera gran guerra del siglo XX adquirió unas dimensiones nunca vistas hasta aquel momento.

Fotografía tomada en el propio vagón del mariscal Ferdinand Foch después de llegar a un acuerdo para el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

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Como todas las guerras, la Primera Guerra Mundial trajo consigo la devastación, tanto en los países vencedores como en los vencidos: las ciudades, las fábricas y los campos de cultivo quedaron arrasados. La factura a pagar para algunos países fue muy alta, ya que quedaron arruinados y tardarían décadas en recuperarse. La guerra también trajo cambios a nivel social: supuso la incorporación de la mujer al mundo laboral ante la falta de mano de obra masculina, puesto que la mayoría de hombres que se encontraban luchando en el frente. De este modo, ellas ocuparon su lugar en las fábricas y su papel en la sociedad empezó a cambiar y a verse un poco más reconocido.

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Soldados australianos en una trinchera con máscaras antigás en los alrededores de Ypres.

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Las terribles consecuencias del tratado

Pero la conclusión de la Primera Guerra Mundial no representó el final de la pérdida de millones de vidas. En su etapa final hizo su aparición un nuevo tipo de infección respiratoria, que sería conocida como la "gripe española", y que acabó convirtiéndose en una pandemia a inicios de 1918. Se estima que este devastador virus de la gripe tipo A se cobró la vida de entre 20 y 40 millones de personas aproximadamente, hasta que remitió en abril de 1920. A todo ello se tuvo que sumar el colapso de las antiguas potencias y la creación de nuevos países a medida que se iba reestructurando el mapa geopolítico de Europa. Así surgieron Checoslovaquia, Hungría, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Polonia y Yugoslavia. Además, las naciones derrotadas perdieron las colonias que poseían en África y Asia.

Con el colapso de las antiguas potencias se crearon nuevos países a medida que se iba reestructurando el mapa geopolítico de Europa.

El Consejo de los Cuatro. De izquierda a derecha David Lloyd George, Vittorio Emanuele Orlando, Georges Clemenceau y Woodrow Wilson en Versalles.

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De hecho, fue la firma del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919 la que marcó el final del conflicto y el principio de una nueva era. Más de 50 Estados que querían la paz firmaron el tratado, que entró en vigor el 10 de enero de 1920. Aquello supuso realmente por fin la paz, pero una paz por la que Alemania se veía obligada a entregar territorios, armas y a pagar una elevada cantidad de dinero en concepto de indemnización de guerra.

Las condiciones que impusieron los vencedores a Alemania sumieron al país en deudas y prohibiciones que provocaron pobreza y un enorme descontento entre la población. La firma del armisticio de Compiègne y las terribles consecuencias que su aplicación representó para la población alemana serían fundamentales para el devenir de la historia. Fueron el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de alguien como Adolf Hitler y del régimen que acabaría por imponer una década más tarde: el nazismo.

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El papel de la Revolución de Octubre en Rusia

Por otra parte, el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia en 1917 significó la irrupción en del comunismo como fuerza política de importancia en el panorama europeo y mundial. Aquella revolución inspiraría a numerosos partidos de la izquierda revolucionaria, que se acabaron convirtiendo en el rival ideológico a batir por los partidos fascistas que surgieron en la década de 1930.

El triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia en 1917 significó la irrupción en del comunismo como fuerza política en el panorama político mundial.

Monumento a los soldados australianos caídos durante la Primera Guerra Mundial, con amapolas rojas adornando sus nombres.

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Finalmente, tras la paz que representó la firma del Tratado de Versalles, y gracias a él, en 1920 se fundó la Liga de las Naciones, un organismo internacional que sería el precursor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuya tarea principal debía ser tratar de encontrar soluciones pacíficas a las tensiones internacionales que pudieran surgir en el futuro y evitar que un suceso tan terrible como la Primera Guerra Mundial se volviera a repetir en un futuro. Aunque, desgraciadamente, eso es algo que no pudo evitarse.