Giordano Bruno, un espíritu libre

¿Por qué lo buscáis tan lejos escondido, si en vosotros mismos halláis el paraíso? – Giordano Bruno

Giordano Bruno, de nacimiento Filippo Bruno – Nola, Nápoles, 9 de febrero de 1548 – Roma, 17 de febrero de 1600 -, fue un astrónomo, filósofo, teólogo, matemático y poeta italiano.

Era monje dominico, aunque aún joven tuvo que abandonar sus hábitos y huir del convento por acusaciones de herejía. Se había ordenado sacerdote y más tarde había llegado a ser doctor en Teología. Desde casi su niñez había estudiado Lógica y Gramática. Su inquieto espíritu, sin embargo, y a pesar de su formación religiosa, lo llevó bien pronto a buscar otra fuente de información. Sus lecturas no se limitaron a las establecidas, sino que se nutrieron de los clásicos y filósofos de todo tipo. Su inquieto intelecto no se detuvo ante nada.

Detenido en 1592, tras ocho años de largo proceso, primero en Venecia y luego en Roma, las acusaciones se resumen en cuatro proposiciones consideradas heréticas: dos teológicas y dos filosóficas. Las teológicas: el rechazo de los dogmas de la Trinidad y de la transustanciación de las almas. Las filosóficas: la doctrina de la pluralidad de los mundos y la que proclama al alma presente en el cuerpo como un piloto al frente de su nave (inmanencia de lo divino en el alma humana).

El 17 de febrero de 1600 ardía en Campo di Fiori, Roma, una hoguera que, en crepitantes llamas, se llevaría el cuerpo físico de Giordano Bruno. Los cargos: herejía y apostasía. ¿Los motivos? Pudieron haber sido muchos o tal vez uno solo. Lo cierto es que el desarrollo de las ideas brunianas había sacudido los cimientos de la Iglesia de Roma y del pensamiento renacentista en general.

Bruno, que se sentía libre en la esclavitud, alegre en la pena, rico en la necesidad y vivo en la muerte, que no envidiaba a quienes eran siervos en la libertad, sentían pena en el placer, eran pobres en la riqueza y muertos en la vida, entregó su cuerpo a la hoguera con la esperanza de que algo más allá de sí mismo viviese y llegase al futuro de forma útil y fructífera.
El cantautor cubano Silvio Rodríguez lo menciona en su canción Cita con ángeles.

He aquí la estrofa:
“Cuando este ángel surca el cielo, no hay nada que se le asemeje.
El fin de su apurado vuelo, es la sentencia de un hereje.
No se distraiga ni demore, todo es ahora inoportuno.
Va rumbo al campo de las flores donde la hoguera espera a Bruno.”

Equipo de RevistAcrópolis

Deja un comentario