Dos hombres y un destino (1969), de George Roy Hill

Aventuras basadas en dos auténticos ladrones del viejo Oeste, Butch Cassidy y The Sundance Kid. O sea, Paul Newman y Robert Redford, los dos desesperados más apuestos de la pantalla, en su primera colaboración juntos, solo repetirían cuatro años después en otra película de pillos, con el mismo director, George Roy Hill:  El golpe.

Con guión de William Goldman ganador del Oscar, seguimos sus andanzas en el Oeste norteamericano y en Bolivia, en un tono desmitificador del western clásico, que estaba en boga al final de la década de los 60, lo que no impedía un tono romántico y crepuscular, de añoranza de una arcadia feliz. Las notas musicales de "Raindrops Keep Fallin' on My Head" con el romántico paseo en bicicleta o el final "congelado" son parte, ya, de la historia del cine. Como también lo son el salto de un tren en marcha para huir cabalgando, o el desafío que supone estar al borde de un precipicio.

Goldman aseguraba que "la única razón por la que escribí esto es esa famosa línea de F. Scott Fitzgerald, quien fue uno de mis héroes: 'No hay segundos actos en la vida de los estadounidenses'. Cuando leí sobre Cassidy y Longabaugh y la súper banda que los persigue, vi que era un material fenomenal. Y huyeron a Sudamérica y vivieron allí durante ocho años, y eso fue lo que me emocionó: tenían un segundo acto."