Un tío abuelo de la reina Sofía, clave en la disputa de los príncipes de Prusia con Alemania que por fin podría solucionarse

El jefe de la casa Hohenzollern ha renunciado a 4.000 bienes vinculados a la figura de su bisabuelo por su apoyo a Hitler. 
George Friedrich de Prusia entre retratos de sus antepasados en el Castillo de Hohenzollern 1998
George Friedrich de Prusia entre retratos de sus antepasados en el Castillo de Hohenzollern, 1998Getty

En uno de los discursos del viaje de Estado a Alemania que realizó junto a la reina el pasado otoño, Felipe VI recordó los viajes familiares que hizo a este país cuando era pequeño. Entre los parientes alemanes del rey destaca además de Ernesto de Hannover el príncipe George Friedrich de Prusia, un descendiente del último emperador de Alemania, Guillermo II, cuyo título ha saltado en los últimos días de los libros de historia a los periódicos.

Según informaba la semana pasada el diario Die Zeit, el príncipe George ha renunciado a una parte de los bienes que reclamaba al Estado alemán como jefe de la casa Hohenzollern y que les fueron confiscados a su familia durante el siglo XX. Entre estos bienes destaca el palacio de Cecilienhof, una residencia de estilo neo-Tudor construida por los Hohenzollern cuando todavía reinaban en la vieja Prusia y requisada por la Alemania del Este en los años cuarenta. En la actualidad, el palacio forma parte de los palacios y parques de Postdam, declarado sitio de la UNESCO en 1990, mientras que otras valiosas bienes de la familia también son de titularidad pública. 

Desde 1994, Alemania reconoce en una de sus leyes que herederos como el príncipe George pueden reclamar la devolución de los bienes confiscados por los soviéticos o al menos una compensación económica.  Así, el príncipe George empezó a reclamarlos hace años. 

Sin embargo, para que la devolución o una compensación sean posibles se necesita cumplir una condición: que los antepasados del reclamante no estuvieran involucrados en la Alemania nazi. He ahí el problema del príncipe George, ya que su bisabuelo, el príncipe heredero Guillermo, declaró un su día su apoyo a Hitler, con quien de hecho aparece posando en algunas fotografías. 

El jefe de la casa Hohenzollern había defendido estos años que si bien su antepasado simpatizó inicialmente con los nazis, no contribuyó al establecimiento del Tercer Reich, por lo que consideraba que sus reclamaciones son justas. No obstante, ahora ha llegado a la conclusión de que renunciar a 4.000 de los 10.000 bienes que reclamaba son un precio que merece la pena pagar a cambio de limpiar su apellido de la mancha nazi (y quizás recuperar los otros 6.000). 

Las posesiones a las que ha renunciado son precisamente las que reconoce que están ligados a las acciones de su bisabuelo, una figura con la que además ha decidido distanciarse en público declarando que “cualquiera que simpatice con el extremismo de derecha” no tiene cabida en su casa y prometiendo un debate “sin trabas” sobre el papel de su familia en el siglo pasado. 

El palacio de Cecilienhof se encuentra entre esos 4.000 bienes, ya que Hitler lo visitó en varias ocasiones para reunirse con el príncipe heredero Guillermo. 

La familia real española está emparentada con los Hohenzollern a través de la reina Sofía. Su madre, la reina Federica de Grecia, fue hija de la princesa Victoria Luisa de Prusia, hija a su vez del último emperador de Alemania y hermana pequeña del controvertido bisabuelo del actual jefe de los Hohenzollern. La reina Letizia recuerda este lejano parentesco con esta casa cada vez que se pone la Tiara Prusiana, regalada por el emperador Guillermo II a su hija Victoria Luisa por su boda con Ernesto Augusto de Hannover, abuelo del otro primo alemán de los Borbón.