Urbanismo de El Cairo en el siglo XIX - La Cámara del Arte

Urbanismo de El Cairo en el siglo XIX

LA “MADRE DEL MUNDO” ANTE EL PRISMA EUROPEO: EL CAIRO DE LOS SIGLOS XVIII y XIX 

MEMORIA ISLÁMICA, CIRCUNSTANCIAS Y PRECEDENTES NAPOLÉONICOS 

Egipto nos abre sus puertas presentándonos el cambio de poder del sultanato mameluco (1250-1517) al imponente Imperio Otomano con la victoria del sultán Selim I en las batallas de Marj Dabiq (1516) y Al-Raydaniyya (1517).

Con esto, damos cabida a un periodo de continuas tensiones entre la población egipcia, así como a sus altos cargos, los gobernadores que provenían desde Estambul; un juego político alterno entre el poder de los beyes mamelucos o saikh al-Balad con los Pachas Otomanos.

Destaca el reinado de Ali Bey al-Kabir conocido por ser el sultán más importante del Eyalato egipcio del siglo XVIII ya que durante su mandato, el país se convirtió en una gran potencia económica, productora, político-territorial, cultural, etc., finalizando con la pretensión de tomar Siria y con ello, la réplica militar de Estambul sobre él. Tras su reinado, Egipto, volverá a un periodo repleto de hambrunas y epidemias que seguía dependiendo de la capital turca, la cual seguía exigiendo impuestos, miembros a su ejército, etc. esto, no quedará aislado, ya que los depredadores europeos del momento: Francia y Reino Unido,  pusieron sus ojos sobre el suculento territorio nilótico, clave en el contacto con el Oriente (Myntti, 2000). Tal fue así, que el octavo día del mes de abril del año 1798, Napoleón Bonaparte, anexionaba Egipto a la potencia francesa.  

EL LEGADO MAMELUCO-OTOMANO del S.XVIII 

El “Cairo” denominado así por los fatimíes (al-Qahira) fue uno de los grandes focos islámicos del mundo medieval, siendo constituido en su totalidad arquitectónica (sistema que hoy se puede apreciar en la “ciudad vieja” o casco antiguo de la ciudad) por aquellos vestigios procedentes de las dinastías sucesivas como los tuluníes, fatimíes, ayubíes y la enorme contribución mameluca a través del preciosismo en sus fachadas, el decorativismo y detallismo en el trazado de sus cúpulas así como la característica esbeltez de sus alminares.

La poca contribución otomana en la deformación del trazado y las formas autóctonas bien sea por temas políticos (recordemos que el Cairo no era un foco de atención al imperio Otomano) o por intereses económicos, no nos atestiguan una política propagandística en el plano constructivo como en otros centros bien conocidos como Estambul. Tenemos varios ejemplos que nos hablan de la forma de proceder en la arquitectura religiosa durante este periodo político; véanse las mezquitas de: Malika Ṣafiyya (h.1610), del emir Yūsuf Aghā al-ḥīn (h.1625), Shaykh al-Burdaynī (h.1616-1619), ꜤUthmān Katkhudā (h.1734) y Muhammad Bey Abūʼl-Dhahab (h.1774) entre otras muchas. La maniera otomana destacó fundamentalmente en la arquitectura, así como en el alicatado en las superficies constructivas y las artes librarías (Gladiβ, 2000).  

Pero lo que realmente suponen estos edificios del siglo XVIII no es sino una espléndida sincretización de los modelos otomanos con los mamelucos; esto lo apreciamos en el rehundido de los vanos en el muro bajo discretos dinteles con marcadas muqarnas o mocárabes.

La organización urbanística presenta la misma problemática que en el desarrollo arquitectónico: una marcada influencia mameluca. El centro urbano de la medina queda definido por una congestión planimétrica a partir de la mezquita aljama, las madrasas (como por ejemplo citamos la Madrassa-Mezquita de Muhammad Bey Abūʼl-Dhahab, h.1774) el zoco, algunos bazares, etc., conformando un casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, que nos permite retrotraernos al pasado medieval con mucha facilidad.  

ISMĀʿĪL PASHA Y LA “EUROPEIZACIÓN” DEL CAIRO. PARIS ALONG THE NILE 

Con la entrada francesa en el territorio egipcio, se decidió, previo consentimiento turco, el nombramiento de Mehmet Alí (1769-1849) como regente en el año 1805. Este periodo es reconocido por la historiografía como uno de los más prósperos de Egipto en el que se fijaron definitivamente las fronteras y se dio un periodo de brillantez industrial, económica, política, etc., será precisamente un familiar descendente suyo, Muhammad Sa’id Pasha (1822-1863), quien durante su reinado dio lugar a la ambiciosa construcción que tanto perseguían los europeos: el futuro Canal de Suez (1859-1869), a manos del empresario Ferdinand de Lesseps.  

Hacia 1863, ascenderá al poder Khedive Ismāʿīl Pasha (1830-1895), quien, tras visitar la capital francesa hacia 1867 y ver el ambicioso proyecto de Georges-Eugène Haussmann (1809-1891) con motivo de la exposición universal de París celebrada por Napoleón III, marcará un antes y un después en su labor política. Ismā’īl, sabía que debía hacer por el Cairo lo que Haussmann hizo por París, un saneamiento físico y espiritual de la medina, aunque en lugar de establecer poderosas avenidas derribando antiguos arrabales, él planteó la construcción de una nueva ciudad proyectada al oeste, más próxima si cabe al Nilo.

En el planteamiento se buscó traer, precisamente: París; en apenas dos escasos años se acometió la redefinición urbanística buscando un ecosistema Moderno y ad hoc para la “Exposición universal” coincidiendo con la apertura del Canal de Suez (Myntti, 2000).  

Ismāʿīl emprendió, de la mano del célebre paisajista francés Jean-Pierre Barillet-Deschamps, un masivo proyecto de pavimentación de vías, establecimiento de nuevas aceras, distribuyó el terreno edificable en villas en las que habría futuros complejos residenciales, jardines exóticos, etc.

Urbanismo de El Cairo en el siglo XIX
Fotografía tomada hacia el año 1900 del antiguo Hotel Marriot, el cual supuso la antigua residencia de Ismāʿīl Pasha con influencias parisinas, como lo es el palacio de Napoleón III. 

El Pacha, además, supervisó las construcciones de edificios como su propio palacio, ubicado en la isla de Gezira, hoy conocido como el Hotel Marriot; poseedor de una clara influencia del palacio de Napoleón III y su mujer, Eugenia de Montijo. Este fue, muy posiblemente, la joya de la corona de su reforma.

Otro ejemplo es la construcción de la primitiva Casa de la Ópera, con una evidente influencia del teatro de la Scala en Milán. El rastro parisino lo seguimos viendo en la distribución de los conjuntos de viviendas, modelo al que recurrió el urbanista y arquitecto Ali Mubarak basándose en el ideado anteriormente por Haussmann en su reforma.  

Otra de las grandes innovaciones fue la apertura del antiguo foco de Ataba, con el fin de establecerla como el nuevo eje del transporte público que perdura a día de hoy. Gracias al auge de determinadas clases sociales se pudo construir en la zona “europeizada” una serie de edificios emblemáticos, tales como el hotel Shepheard’s o la famosa vía de Talaat Harb (con clara influencia Haussiana).

Como vemos, Ismāʿīl y su “Haussmann” particular, Ali Mubarak, fueron asesorados por expertos de toda Europa-Occidental con el fin de revitalizarla tomando como modelo “la modernidad”.

Una modernidad que tomas las influencias del renacimiento italiano, del barroquismo francés, neogoticismo inglés, etc., muy a la pauta novecentista. 

Los motivos decorativos en el trazado de los nuevos edificios también cobraron importancia ya que fueron éstos los que dieron ese golpe final que faltaba a la conclusión de una de las reformas más ambiciosas y brillantes de todas las desarrolladas a finales del siglo XIX.  Khedive Ismāʿīl Pasha tomó las riendas de una ciudad que no estaba a la altura de las otras grandes potencias en Europa y a partir de la apertura de grandes avenidas, así como la estructuración de suntuosos edificios, estableció, de una vez por todas, el resurgir de una ciudad que no brillaba desde hacía mucho. Egipto, buscaba la validación de la Modernidad.

ÍNDICE BIBLIOGRÁFICO 

Myntti, C., (2000). Paris along the Nile, architecture in Cairo from the Belle Epoque. Italia: The american univesity in cairo press.  

Berens-abouseif, D., (1989). Islamic architecture in Cairo, an Introduction. Países Bajos. BRILL. 

Raafat, S. W., (2003). Cairo, the glory years who built what, when, why and for whom. Egipto: Harpocrates. 

Blair S. S., y Bloom, J. M. (1999). “Las artes en la época de los otomanos después de la conquista de Constantinopla”, en Arte y arquitectura del Islam, 1250-1800. Madrid: Cátedra. 

 Gladiβ, A. (2000). “El imperio Otomano: Arquitectura”, en M. Hattstein y P. Delius. (Coords.), El Islam, Arte y Arquitectura (pp. 544-566). Barcelona: Könemann. 

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