El fin de la esclavitud y el comienzo de la segregación en los Estados Unidos

El fin de la esclavitud y el comienzo de la segregación en los Estados Unidos

Historia

La esclavitud fue abolida por la Proclamación de Emancipación del año 1863, promulgada por el presidente Abraham Lincoln en plena Guerra de Secesión. Este texto fundamental en la Historia de la Humanidad consta de dos decretos presidenciales. El primero era del año anterior, es decir, de 1862, y establecía la libertad de todos los esclavos negros en la Confederación. El segundo, fechado el primer día de 1863, señalaba el nombre de los Estados donde se aplicaría la liberación. Curiosamente, al no citar a los Estados del Sur que no se habían separado de la Unión, ni a los que habían sido reintegrados hasta esa fecha, y al permitir algunas exenciones de esta disposición en distritos y condados de otros Estados, no se estableció la liberación total.

 

Pero, además, la Proclamación en sí no abolía la esclavitud y no sólo por esas limitaciones descritas, por lo que en el año 1865 se aprobó la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que sí la prohibía.

Por su parte, la Decimocuarta Enmienda, propuesta en 1866 y aprobada dos años después, definía lo que significaba la ciudadanía nacional, aboliendo la Decisión del Caso Dred Scott contra Sanford (1857) que excluía a los esclavos y sus descendientes libres del disfrute de derechos constitucionales. Obligaba a los Estados a proteger la igualdad de las personas, no pudiendo legislar contra sus derechos, como eran los de la vida, la libertad o la propiedad. La garantía de los derechos pasaba al Gobierno Federal frente a lo que había ocurrido hasta entonces, ya que había sido potestad de los Estados.

Por fin, la Decimoquinta Enmienda, aprobada en 1870, promulgaba que los Estados no podían impedir votar a un ciudadano en razón de su raza, color o condición anterior de esclavitud.

Este conjunto de fundamentales disposiciones acabó con la esclavitud e incorporó a la población negra a la condición de ciudadanía. Pero la realidad hasta los años sesenta del pasado siglo fue otra muy distinta. Se terminaba la esclavitud y comenzaba la segregación.

Efectivamente, la realidad fue muy distinta, especialmente en el Sur, fue que hasta los años sesenta y setenta del siglo XX, demostrando que el espíritu de la Confederación había vencido a pesar de la derrota militar, no sólo por el mantenimiento de las ideas y las mentalidades racistas, así como por el surgimiento de sociedades secretas violentas, como el Ku-Klux-Klan, sino también por las leyes que los Estados del Sur aprobaron para impedir el voto a la población negra y segregar a la población en función de su color. El Norte terminó por permitir esta situación a partir de la Gran Depresión de 1873, cuando los precios agrícolas se hundieron y en el Sur comenzó a crecer el descontento por esta situación económica y por la permanencia del ejército de ocupación. Esto provocó un cambio de política federal. Por otro lado, la ajustadísima y polémica victoria electoral del republicano Rutherford B. Hayes en 1876 hizo que el nuevo presidente, para congraciarse con el Sur, mandase retirar las tropas federales que quedaban en algunos Estados sureños. Pero, sobre todo, firmó el Compromiso de 1877, que permitía una libertad completa a los Estados sureños para hacer lo que estimasen oportuno en relación con la población negra, en aras de la reconciliación y para que aceptasen su presidencia. Estos Estados, con mayoría demócrata harto conservadora, comenzaron a interpretar a su manera la legislación federal, conculcándola, en realidad. Debemos entender que el Partido Demócrata durante el siglo XIX era muy distinto al que luego cambiaría por una serie de factores, y fundamentalmente con la presidencia de Franklin Delano Roosevelt.

En los Estados sureños existían los denominados “Códigos Negros”, que habían comenzado a promulgarse a partir de 1830, y que controlaban el trabajo, las actividades, los desplazamientos de los antiguos esclavos y permitían la servidumbre por deudas. Estas disposiciones se ampliaron y se transformaron ante la nueva situación provocada por las disposiciones federales, especialmente, en relación con la segregación y el sufragio, en lo que se conoce como el sistema o las leyes de “Jim Crow”. El término alude a un número satírico y musical denominado “Jump Jim Crow”, que era interpretado por un actor blanco disfrazado de negro, y que criticaba la política del presidente Jackson en los años treinta, siendo muy popular. 

Las leyes “Jim Crow” se refieren a las disposiciones que desde el año 1876 se multiplicaron en el Sur, y que consagraron un sistema de segregación racial bajo el principio de “separados pero iguales”, aunque la igualdad era inexistente, ya que los blancos recibieron un mejor trato, tuvieron más oportunidades, y las instalaciones reservadas a los mismos siempre fueron mejores. Se segregó en las escuelas, lugares y transporte públicos, y en negocios privados.

En cuestión de sufragio, después de una primera etapa en la que algunos afroamericanos consiguieron votar y ser elegidos, los demócratas comenzaron a legislar para restringir ese derecho sin prohibirlo y de ese modo no conculcar las Enmiendas Constitucionales, pero que, en la práctica, impedían su ejercicio. El culmen de este proceso legislativo se produjo entre la última década del siglo XIX y la primera del XX. Se establecieron muchos requisitos que afectaron a casi todos los negros, y a una parte importante de los blancos en situación económica muy precaria. Había que pagar un mínimo de impuestos, pasar pruebas de alfabetización y comprensión lectora, cumplir con requisitos de residencia y estar inscritos en un registro. Muchos blancos pobres pudieron soslayar estos requisitos si demostraban que eran descendientes de personas que hubieran tenido el derecho de voto antes del estallido de la Guerra de Secesión, según las denominadas “cláusulas del abuelo”. Era evidente que los negros no podían alegar esta condición. 

Las leyes “Jim Crow” llegaron a generar una cultura de la segregación que marcó la vida y la convivencia de una parte fundamental de los Estados Unidos.

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