Espa�a

Un Rey para su tiempo: el Monarca que detuvo el golpe del 1 de Octubre

FELIPE VI, 50 A�OS

Un Rey ante la encrucijada de Espa�a V�deo: REDA SLAFTI

En 2014, Espa�a y la Corona atravesaban un momento muy delicado. El bipartidismo se tambaleaba, la crisis hab�a causado estragos, la indignaci�n no decrec�a y el neocaudillismo emergente pronosticaba a todas horas el fin del �r�gimen del 78�, el derrumbe de la democracia. Durante la Pascua Militar de ese a�o, el Rey Juan Carlos mostr� s�ntomas de debilidad y agotamiento. Entonces decidi� abdicar. El lunes 2 de junio, el presidente, Mariano Rajoy, compareci� en La Moncloa para comunicar la noticia. Un par de horas despu�s, escuchamos por boca del Rey sus razones: �Hoy merece pasar a la primera l�nea una generaci�n m�s joven, con nuevas energ�as y con una nueva forma de enfrentar la realidad�. Era el momento preciso, el momento Felipe, la generaci�n del baby boom se pon�a definitivamente al mando justo antes de que la generaci�n siguiente quisiera amortizarla junto con la de su padre.

La abdicaci�n disip� algunas sombras que se cern�an sobre la Monarqu�a. Tres a�os y medio despu�s se demostr� crucial: Felipe VI super� su prueba de fuego el 3 de octubre de 2017. Puso, con firmeza y templanza, la Corona -muy bien engrasada- sobre la mesa. El Estado de Derecho cobr� un renovado br�o, las instituciones se desperezaron y la sociedad civil emergi� de su letargo para mostrar orgullosa la bandera constitucional. El Rey par� otro golpe, menos chusco, m�s complejo, perpetrado desde el poder. Esa noche recordamos otra vez por qu� la Corona es un pilar del constitucionalismo.

�Hoy puedo afirmar ante estas C�maras -y lo celebro- que comienza el reinado de un Rey constitucional. Un Rey que accede a la primera magistratura del Estado de acuerdo con una Constituci�n que fue refrendada por los espa�oles y que es nuestra norma suprema desde hace ya m�s de 35 a�os. Un Rey que debe (...) ser s�mbolo de la unidad y permanencia del Estado�. As� se expres� el d�a de su Proclamaci�n.

El 19 de junio de 2014 vertebr� su discurso en torno a dos ideas: la unidad de la naci�n y el relevo generacional: �Los espa�oles y especialmente los hombres y mujeres de mi generaci�n, Se�or�as, aspiramos a revitalizar nuestras instituciones, a reafirmar, en nuestras acciones, la primac�a de los intereses generales y a fortalecer nuestra cultura democr�tica�. Las virtudes del pasado y los desaf�os del futuro se centraban en un proceso desconocido hasta el momento: la sucesi�n constitucional al trono. Todas las democracias se consolidan cuando naturalizan e interiorizan los procesos de cambio. Gobierno y oposici�n acordaron sobre la marcha una ley que regul� el relevo.

Desde que el Rey necesita el refrendo de las Cortes, uno derog� la Constituci�n -Fernando VII- y otros tres abandonaron el pa�s: Isabel II, Amadeo de Saboya y Alfonso XIII. S�lo Alfonso XII rein� hasta su muerte y bajo un mismo sistema, el de la Restauraci�n. La Proclamaci�n de Felipe VI no fue �nicamente un acontecimiento hist�rico. Fue un hecho �nico. Consciente de las circunstancias en las que accedi� al trono, reconoci� que �la Corona debe buscar la cercan�a con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la instituci�n, preservar su prestigio y observar una conducta �ntegra, honesta y transparente�. Desde ese mismo d�a, la vocaci�n y reivindicaci�n de ejemplaridad de la vida p�blica han sido una constante en sus comparecencias, sobre todo en sus mensajes de Navidad.

Su reinado comenz� con el bald�n del caso N�os. Afanado en hacer de la necesidad virtud, se ha erigido en adalid de la regeneraci�n del espacio p�blico: �Necesitamos una profunda regeneraci�n de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupci�n es un objetivo irrenunciable�, afirm� en la Nochebuena de 2014.

Otra circunstancia envenenada que se encontr� Felipe VI a las primeras de cambio fue la investidura fallida tras las elecciones de diciembre de 2015. El papel de la Corona volvi� a resultar crucial en el engranaje constitucional. El Rey midi� al mil�metro su posici�n para no desviarse un grado de sus funciones. En aquellos fr�os d�as de invierno, algunas voces reclamaron esot�ricamente y con fines perversos que Felipe VI propusiera un candidato �independiente�. Algunos biempensantes se sumaron entusi�sticamente a la ocurrencia. Sin embargo, habr�a supuesto asumir una situaci�n de excepcionalidad y un reconocimiento impl�cito de que los mecanismos constitucionales se hab�an atascado definitivamente ante la imprevisi�n de coyunturas hasta ese momento extra�as.

La Constituci�n respondi�, los plazos se cumplieron, las instituciones y actores resolvieron y Felipe VI acudi�, tras un a�o de Gobierno en funciones de Rajoy, en noviembre de 2016, a las Cortes para abrir la legislatura m�s extra�a y reivindicar de nuevo la Monarqu�a constitucional, sin�nimo de 40 a�os de prosperidad: �La obligaci�n constitucional de convocar unas nuevas elecciones generales ante la falta de acuerdo para la investidura de un presidente del Gobierno en la pasada Legislatura, y la eventualidad de una nueva convocatoria electoral, generaron ciertamente inquietud y malestar en nuestra sociedad, desencanto y -por qu� no decirlo- distanciamiento de nuestra vida pol�tica en muchos ciudadanos, y preocupaci�n en nuestros socios y aliados. Creo, sin embargo, que es muy importante subrayar que la crisis de gobernabilidad se ha resuelto, finalmente, con di�logo, con responsabilidad y tambi�n con generosidad. No hay duda de que los intereses generales han estado muy presentes en su soluci�n y de que, a largo de todos estos meses, nuestra Constituci�n se ha cumplido y los procedimientos constitucionales se han respetado�.

Tampoco ese d�a se olvid� de la corrupci�n, �que ha indignado a la opini�n p�blica en todo nuestro pa�s y que debe seguir siendo combatida con firmeza, tiene que llegar a ser un triste recuerdo de una lacra que hemos de vencer y superar�. As�, Felipe VI ejerc�a de interlocutor entre los pol�ticos y la sociedad: �La regeneraci�n moral de la vida p�blica es una cuesti�n de principios, de voluntad y decisi�n; es tambi�n una cuesti�n de orden en el funcionamiento de nuestro Estado de Derecho�. Los estudios de opini�n reflejaban el incremento progresivo de su popularidad, rubricada tras su discurso del 3-O.

Como mostramos en estas p�ginas, los ejes vertebradores de su discurso y las encrucijadas a las que se ha tenido que enfrentar Felipe VI en sus primeros a�os de reinado est�n �ntimamente relacionados. Nada m�s ocupar su despacho, adopt� un gesto simb�lico. Sustituy� la imagen de Felipe I de Parma por la de Carlos III, rey experimentado, maduro, pol�glota y sereno. Ten�a 44 a�os cuando se sent� en el trono de Espa�a. Hab�a sido rey de N�poles y Sicilia y su formaci�n y actitud permit�an pronosticar un periodo de estabilidad pol�tica y sobre todo la posibilidad de acometer con �xito reformas econ�micas e institucionales de gran calado. Carlos III fue el rey ilustrado.

Felipe VI encarna a toda una generaci�n que ha crecido junto con la democracia que ha de preservar. La Ilustraci�n y el reformismo fueron las se�as de identidad del reinado de Carlos III; Felipe VI se ha comprometido con la regeneraci�n y la innovaci�n, de ah� las constantes alusiones a los progresos cient�ficos, como se�al� recientemente en el Foro de Davos. La Espa�a que dibuja mira siempre hacia delante. Fue una de las claves de la sucesi�n. El nuevo Rey deb�a ser evaluado por lo que hiciera y representara en el presente y futuro, no por lo que hizo y represent� en el pasado reciente. El relevo introdujo dinamismo institucional y ampli� el horizonte de los retos de Espa�a.

Por eso el simbolismo del Rey ilustrado: �Inspir�monos en la figura de Don Quijote y creamos firmemente, como �l, que la cultura enriquece siempre la convivencia, alimenta los m�s altos valores del esp�ritu, ennoblece los sentimientos de las personas y nos ayuda a vivir con la mayor dignidad�, dijo en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias de 2016. En cuanto tiene ocasi�n, se refiere al inmenso patrimonio cultural espa�ol como prueba de la fortaleza de la naci�n.

Igualmente, tomando como referencia su discurso de Proclamaci�n, esta celebraci�n y homenaje que le hace EL MUNDO en su 50� cumplea�os tiene necesariamente que dedicar un apartado a su relaci�n con su madre, la Reina Sof�a; y con su padre, el Rey Juan Carlos. A ella le dedic� unas sentidas palabras el 19 de junio de 2014: �Y me permitir�n tambi�n, Se�or�as, que agradezca a mi madre, la Reina Sof�a, toda una vida de trabajo impecable al servicio de los espa�oles. Su dedicaci�n y lealtad al Rey Juan Carlos, su dignidad y sentido de la responsabilidad, son un ejemplo que merece un emocionado tributo de gratitud que hoy -como hijo y como Rey- quiero dedicarle�. Fue el momento m�s emotivo de su discurso.

Las im�genes de la infancia del Rey y sus a�os de estudiante forman parte del �lbum de la Democracia. Como la lluvia torrencial que ca�a sobre un Madrid herido tras el 11-M, el d�a de su boda con la Princesa Letizia. Hace poco, el 28 de junio de 2017, repas� en las Cortes los hitos de nuestra Historia constitucional con motivo de la celebraci�n de las primeras elecciones democr�ticas tras la muerte de Franco. No acudi� el Rey em�rito. La sucesi�n no ser�a completa hasta que Don Juan Carlos ocupara su propio espacio. As� lo hizo el d�a de la conmemoraci�n de la Constituci�n. Aquel 15 de junio de 1977 comenz� �a construirse el gran proyecto pol�tico para la Espa�a del futuro, que no fue un mero tr�mite para salir del paso, ni el proyecto de una persona, ni de un partido pol�tico, ni de una �lite o de un grupo social, sino una obra de todos y para todos. Los espa�oles, conjuntamente, con toda responsabilidad y contra toda expectativa, fuimos capaces de dialogar, de pactar y consensuar sin preguntarnos qu� fuimos o qu� �ramos sino qu� quer�amos ser. Y ese gran proyecto nos uni� a los espa�oles�.

Su mensaje es su deber: el de mantener la unidad de la naci�n. Porque es la funci�n que le otorga la Constituci�n. Por eso dio un decisivo paso al frente el 3 de octubre de 2017. El Rey lo cambi� todo cuando compareci�, solemne y riguroso, ante las c�maras esa noche para detener el golpe y el desaf�o a Espa�a e insuflar �nimo a la alica�da sociedad: �Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro pa�s y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democr�ticos son fuertes, son s�lidos. Y lo son porque est�n basados en el deseo de millones y millones de espa�oles de convivir en paz y en libertad. As� hemos ido construyendo la Espa�a de las �ltimas d�cadas. Y as� debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinaci�n. En ese camino, en esa Espa�a mejor que todos deseamos, estar� tambi�n Catalu�a�.