La historia de amor de ambos monarcas es una de las más memorables que se recuerdan, por ello te damos un repaso de la misma en estas imágenes.
El 20 de noviembre de 1997, la noche del 50 aniversario de bodas de la reina Isabel y el príncipe Felipe, la monarca pronunció un discurso frente a Tony Blair y decenas de invitados distinguidos en la Banqueting House de Londres. Fue relativamente breve y conciso, como suelen ser sus discursos. Y en gran parte fue bastante, bueno, común y corriente: agradeció al Primer Ministro por acoger las festividades de esa noche, así como al país en general por apoyar a la pareja durante su reinado.
Pero, al final de su discurso, habló de su esposo, el príncipe Felipe, con una emoción profunda y poco característica: ‘Es alguien que no se toma fácilmente los cumplidos, pero simplemente, ha sido mi fuerza y la sigue siendo todos estos años’, dijo. ‘Yo y toda su familia, y este y muchos otros países, le debemos una deuda mayor de la que jamás reclamaría, o que jamás sabremos’. 24 años después, la familia real anunció que el príncipe Felipe había fallecido pacíficamente a la edad de 99 años la mañana del 9 de abril de 2021 en el Castillo de Windsor.
La relación entre la reina Isabel y el príncipe Felipe fue de amor, respeto y admiración duradera. Se conocieron en el Britannia Royal Naval College en 1938, donde un cadete de 18 años conoció a una joven princesa Isabel de Inglaterra, de 13 años mientras recorría los terrenos.
A partir de entonces, se dice, el joven real ‘nunca desde ese momento pensó en nadie más’. Los dos comenzaron a intercambiar cartas durante los años de la guerra. A su regreso del Pacific Theatre en 1946, su relación con la reina Isabel floreció. Se presume que propuso matrimonio durante el mes de junio. ‘Haber sido salvado en la guerra y visto la victoria, haber tenido la oportunidad de descansar y reajustarme, haberme enamorado por completo y sin reservas, hace que todos los problemas personales e incluso del mundo parezcan pequeños y mezquinos’, escribió en una carta de ese año.
A pesar de su título nobiliario, originalmente hubo cierta resistencia sobre el matrimonio. Muchos pensaban que Felipe era demasiado brusco, demasiado tosco, demasiado alemán, demasiado griego también… no un inglés para casarse con la entonces princesa Isabel, como se tenía pensado, pero Elizabeth insistió.
Se hizo un anuncio formal en julio de 1947, con el nuevo apellido de Felipe: Mountbatten. Meses después, renunció a su derecho a los tronos griego y danés. Ese noviembre, se casaron frente a 2,000 personas en la Abadía de Westminster. ‘Me pregunto si Felipe sabe lo que está asumiendo’, se escuchó decir al rey Jorge VI, el padre de Isabel, a un invitado. ‘Un día Lilibet será reina y él será consorte. Eso es mucho más difícil que ser rey, pero creo que es el hombre indicado para el trabajo’.
El príncipe Felipe, sin duda, pensó que tenía más tiempo antes de que su esposa se convirtiera en reina y él, consorte. La joven pareja vivió durante unos años en Malta, donde estaba destacado Felipe. Tuvieron dos hijos, Charles y Anne. Pero luego el rey Jorge se enfermó y murió en 1952.
Felipe le dio la noticia a su esposa de que, apenas cinco años después de casarse, ahora eran las personas más famosas del mundo. En la coronación de la reina en 1953, se arrodilló ante ella y juró ser su ‘señor de la vida’. Para Felipe, era más fácil decirlo que hacerlo. Los relatos de los años cincuenta y sesenta pintan a Felipe como un hombre a la deriva con supuestos amoríos e ira.
Quizás no estaba seguro de su lugar, su papel, su vida. Pero, finalmente, encontró su camino, creando su propio legado mientras apoyaba firmemente a su esposa. Resulta que el rey Jorge tenía razón: era, de hecho, el hombre adecuado para su trabajo.
A continuación, revisamos la vida de la reina Isabel y el príncipe Felipe en imágenes, desde su boda en la Abadía de Westminster hasta sus idílicos fines de semana en Balmoral y el último cumpleaños del duque en Windsor.
Este artículo fue publicado previamente en Vogue.com